El Día Mundial de la Salud Auditiva
Dr. Julián Chaverri Polini
Otorrinolaringólogo
Miembro Correspondiente
¿Sabía usted que escuchamos con nuestro cerebro? Los oídos son un medio para que los sonidos lleguen a la parte de la corteza cerebral que se encarga de la audición y comprensión de los mismos, entre ellos, obviamente, el lenguaje oral. La función del oído es poder enviar la señal auditiva desde el medio ambiente hasta el cerebro.
Si a un bebé, desde que nace se le está estimulando con sonidos, los centros corticales de la audición se comienzan a desarrollar. Estas zonas del cerebro encargadas de entender los sonidos, no se desarrollan por sí solas. Únicamente se llegarán a desarrollar si son estimuladas y la única estimulación que pueden recibir es a través de los oídos. Este desarrollo se hace paulatinamente y son los propios sonidos los que van generando que dichas zonas se tornen más complejas, produciéndose miles de nuevas conexiones entre las células cerebrales (neuronas) llamadas sinapsis. El crecimiento de esta red de sinapsis hace que el bebé le dé sentido a los sonidos, especialmente a los sonidos complejos y detallados como lo es el lenguaje oral.
El defecto congénito sensorial más frecuente, es la pérdida auditiva, por este motivo se realiza hoy en Costa Rica el programa de detección e intervención temprana de la sordera neonatal (Tamizaje Auditivo Neonatal), así tendremos la certeza de que los oídos de un recién nacido se encuentren en buen estado, y en caso contrario, poder intervenir médicamente en forma oportuna con un diagnóstico y un tratamiento pertinente para evitar atrasos que se pueden tornar irreversibles en la adquisición del lenguaje oral.
Si su niño o niña no va adquiriendo el lenguaje acorde al desarrollo psicomotor y psicosocial, habrá que preguntarse: ¿oye bien mi bebé? Si un niño o niña no va desarrollando su lenguaje, lo primero que se debe de analizar es si su audición es correcta.
Debemos cuidar nuestros oídos a través de los años; no debemos exponerlos a ruidos fuertes, como el estallido de pólvora; ni durante tiempos prolongados, como puede ser estar expuesto a maquinaria pesada todos los días por periodos de varias horas seguidas. Ante estas situaciones debemos utilizar protectores de oídos para insonorizarlos. Por otra parte, es un error frecuente “limpiarse los oídos” con aplicadores o artefactos similares con el fin de “extraernos la cera” del conducto auditivo externo. Dicha cera se produce en la parte más externa del oído y se cae sola. Si usted tiene problemas con sus oídos debe ser atendido por el médico especialista, este determinará si requiere de medicación o si debe indicarle exámenes audiológicos, ya que existen muchas pruebas audiológicas dependiendo del daño existente y de la edad del paciente; o si requiere de algún procedimiento quirúrgico o rehabilitatorio.
Las personas que oyen bien, comienzan a perder la audición en frecuencias muy agudas o altas (10000 Hertz a 16000 Hertz) a partir de los 20 años de edad. Cuando somos adultos mayores, es decir a partir de los 65 años, dicha pérdida auditiva involucra más frecuencias y continúa aumentando conforme envejecemos. Según la Organización Mundial de la Salud, en el rango de edad entre 65 a 74 años, existe un 33% de sujetos con pérdida auditiva y en mayores a 75 años, un 50%, de esa población presenta problemas auditivos; muchos de ellos requerirán de atención médica especializada para corregir dicha deficiencia.