El Índice de Desarrollo Humano Cantonal: la realidad de las desigualdades regionales

German Masís

Se presentó recientemente el Atlas del Desarrollo Humano Cantonal 2020, construido por la Escuela de Estadística de la Universidad de Costa Rica (UCR) y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

Este Atlas 2020 utilizó una nueva metodología usada en cálculos nacionales desde el año 2010 y que se nutre de la aplicación de una renovada familia de índices a nivel cantonal, como lo son el Índice de Desarrollo Humano Cantonal, el Índice de Desarrollo Humano ajustado por Desigualdad, el Índice de Desarrollo de Género y el Índice de Desigualdad de Género.

De acuerdo con el equipo investigador, el principal dato del Atlas 2020 es que, si bien Costa Rica ha avanzado en mejorar las condiciones de vida de sus habitantes, el esfuerzo no ha sido suficiente para alcanzar a las regiones y personas en mayor condición de vulnerabilidad, como las mujeres y las zonas rurales y periféricas.

Los resultados del Índice de Desarrollo Humano (IDH), indican que:

– En el 2018 únicamente el cantón de Matina se encuentra en la categoría de desarrollo humano medio (en el 2010 eran nueve especialmente en zonas fronterizas).

– En todo el periodo no hay cantones en la categoría de desarrollo humano bajo (ElPaís.cr,5-11-2020).

En los últimos 15 lugares del IDH 2018, se encuentran Matina, Talamanca, Los Chiles, Buenos Aires, La Cruz, Tarrazú, Coto Brus, Guatuso, Sarapiquí, Hojancha, Osa, Garabito, Turrubares, Upala y Limón, de los cuales 3 pertenecen a la región Huetar Norte, 3 a la región Huetar Atlántica, 3 a la región Brunca, 2 a la Chorotega, 2 a la Central y 1 a la Pacífico Central, mostrando la mayor presencia de las regiones Huetar Norte, Atlántica y Brunca en los últimos lugares del IDH.

Entre los componentes del IDH, es importante observar las diferencias en los valores de la Esperanza de Vida y los años de Escolaridad en los cantones, siendo que Garabito, Matina, Talamanca, Osa y Limón presentan la menor esperanza de vida de todos los cantones con menos de 80 años, mientras que Los Chiles, Matina, Talamanca, Buenos Aires, La Cruz, Guatuso Sarapiquí, Osa, Upala y Limón tiene el menor número de años de escolaridad con 11 años.

Al comparar el comportamiento del 2010 con respecto al 2018, nueve cantones cambiaron 10 posiciones o más mejorando su posición. Por el otro lado, 10 cantones cambiaron 10 o más posiciones hacia abajo en el ranqueo.

Cantones como Dota, Esparza, Nandayure, Quepos, Cañas, Flores, Mora, Turrubares y León Cortés han mejorado su posición y cantones como Talamanca, Osa, Tarrazú, Sarapiquí, Guatuso, Hojancha Buenos Aires y Coto Brus y Osa han bajado posiciones ubicándose en las últimas de la clasificación.

En el Índice de Desarrollo Humano ajustado por Desigualdad (IDH-D), la mayor desigualdad se registra en los cantones fronterizos y rurales, mientras que las regiones de planificación con mayor desventaja social son la Huetar Norte, la Huetar Caribe y la Brunca.

Los cantones que se encuentran en los últimos lugares del IDH-D, son Matina, Talamanca, Buenos Aires, Sarapiquí, Hojancha, Coto Brus, Osa, Tarrazú, Los Chiles y La Cruz.

Comparando el IDH y el Índice de Desarrollo Humano ajustado por Desigualdad, los cantones que más pierden posiciones en relación con el primero, son Sarapiquí, Buenos Aires, Coto Brus, Hojancha, Osa, Tarrazú, Talamanca, Upala, La Cruz y Los Chiles.

En cuanto al Índice de Desarrollo Humano por Género (IDH-G), las mujeres siguen viendo limitadas sus oportunidades económicas en relación con los hombres.  Los cantones fronterizos son los que presentan mayores retrocesos en este tema.

En los últimos lugares del IDH-G estaban en el 2018, Turrubares, Dota, Guatuso, Mora, Hojancha, Nandayure, Esparza, Matina, Talamanca.

Para el 2018, 9 cantones se encontraban en la categoría IDG medio, mientras que en el 2010 se ubicaban 10 en esta categoría, en los que repetían Matina, Talamanca y aparecían Flores, Mora, León Cortés, San Mateo, Siquirres, Nicoya, Esparza y Buenos Aires.

En general integrando los tres indicadores de IDH, IDH-D e IDH-G, es posible establecer la profundización de una brecha territorial que ubica a los cantones del Caribe (Matina, Talamanca), del Norte (Los Chiles, Upala, Guatuso) y de la Zona Sur (Buenos Aires, Osa, Coto Brus) en los últimos lugares de la última década.

El comportamiento de los índices por cantón, es coincidente con el nivel de pobreza existente en el 2019, según la Encuesta de Hogares del INEC, en la que la pobreza es alta en algunas regiones, por ejemplo, en la región Brunca, la Huetar Atlántica y el Pacífico Central, en la que la pobreza ronda el 30%, lo que implica que la tercera parte de los hogares no cubren sus necesidades básicas, en esas regiones la pobreza extrema es del 9.2, 8.9 y 9.1, las más altas del país (LN.com,18-10-19).

En tanto la desigualdad en las regiones según el coeficiente de Gini, en la Brunca, Chorotega y Huetar Atlántica es cercano al 0,53 con el nivel más alto (ElPaís.cr, 18-10-2019), lo que confirma las persistentes desigualdades y desequilibrios territoriales y los deteriorados índices de desarrollo social, particularmente en las zonas rurales y costeras.

Por su parte, la investigación de la Escuela de Estadística de la UCR y del PNUD y la nueva versión del IDH, plantean algunos retos que es necesario mencionar:

  • Desarrollar políticas sociales inclusivas que reconozcan las desigualdades territoriales.
  • Atender las causas de la desigualdad local de manera prioritaria en aquellas zonas fronterizas, costeras y rurales.
  • Atender aspectos ambientales que reduzcan la vulnerabilidad.
  • Transcender el concepto económico de desarrollo mediante la atención de factores de exclusión y desigualdad.

En este sentido, el Atlas muestra la necesidad de orientar acciones de política pública que mejoren el desempeño de las instituciones del Estado costarricense, entre ellas resalta el fortalecimiento del sistema educativo, la atención de las realidades cantonales de manera diferenciada y la integración de poblaciones tradicionalmente excluidas, como las mujeres, los jóvenes, los pueblos originarios, la población afrodescendiente y las personas con discapacidad (ElPaís.cr,5-11-2020).