En el Día Nacional e Internacional de la Persona Adulta Mayor
Dr. Fernando Morales Martínez*
La Agenda de Salud Sostenible para las Américas 2018–2030 constituye la respuesta del sector salud a los compromisos adquiridos por los Estados Miembros de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) en el marco de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Este documento estratégico hace un llamado urgente a movilizar esfuerzos hacia un desarrollo sostenible que abarque todos los aspectos de la salud, con el objetivo de garantizar un envejecimiento saludable. Este desafío representa una exigencia significativa tanto para el sistema de salud nacional como para la población adulta mayor del país, que requiere servicios integrales, equitativos y adaptados a sus necesidades.
Este compromiso trascendental nos impulsa a seguir promoviendo conceptos innovadores y enfoques actualizados sobre diversas patologías que afectan a las personas adultas mayores, con el objetivo de informar y difundir este conocimiento de manera accesible. Entre estos nuevos abordajes, se destaca la promoción de la independencia física, estrechamente vinculada con la autonomía personal, la cual cada individuo posee y debe preservar con responsabilidad. Ambos componentes son fundamentales para alcanzar una calidad de vida óptima, especialmente en las etapas avanzadas de la vida.
Construir la salud a lo largo del curso de la vida se basa en tres conceptos sólidos que son:
La revolución de la longevidad. Significa que nunca antes en la historia de la humanidad hay tantas personas mayores con edades tan avanzadas que requieren una atención integral.
Efecto de la cronicidad. Se refiere al aumento de la proporción de años vividos con una enfermedad o discapacidad, por lo tanto, nos obliga a pensar más allá de la presencia de enfermedad, buscando ese anhelado grado de independencia.
Salud para desarrollo. Este concepto exige una visión más allá de la supervisión como objetivo central; implica que la salud trascienda la concepción simplista de la lucha contra la enfermedad. Una trayectoria de vida saludable se refleja por medio de las nociones de la capacidad, la resiliencia, la longanimidad y la habilidad funcional que son parte integral del enfoque del curso de vida de la salud.
Este enfoque del curso de vida proporciona una nueva comprensión del significado de estos conceptos que resultan esenciales para entender cómo se desarrollan.
El envejecer bien se convierte en un arte que debe ser desarrollado por cada uno de nosotros: incluye los buenos hábitos de higiene de la salud, las actitudes positivas y la responsabilidad de realizar actividades físicas diarias.
La actividad física es vital para mantener una adecuada independencia, y óptima calidad de vida, facultades que contribuyen con nuestra autonomía, estimulan la capacidad de juicio y la toma de decisiones para elegir lo que deseamos.
Es importante considerar que el proceso de envejecimiento no es una enfermedad; es una parte muy importante del curso de la vida, y para envejecer con bienestar, es fundamental superar los prejuicios del edadismo, una forma de discriminación que atribuye injustamente todas las limitaciones a la edad. Este estereotipo no solo invisibiliza las capacidades y aportes de las personas adultas mayores, sino que también limita su participación activa en la sociedad.
Nunca se debe claudicar en ese esfuerzo por evitar la soledad no deseada o el abandono en las personas adultas mayores. Debemos acortar las distancias que muchas veces nos separan y transformar esas distancias en un sentimiento cercano, afectuoso con pleno acompañamiento humano.
El proceso de envejecimiento es propio, individual, progresivo e irreversible, relacionado con el funcionamiento interno de nuestro organismo y con el entorno que habitamos. Podemos incidir positivamente en la forma de envejecer bien, mediante un buen autocuidado, con amigabilidad, armonía, factores positivos que se deben mantener en todas las relaciones familiares, amistades y entre personas conocidas.
En este Día Nacional e Internacional de las Personas Adultas Mayores, honramos la sabiduría, la experiencia y la resiliencia de quienes han recorrido largos caminos y siguen dejando huellas profundas en nuestras vidas. Reconocemos que el envejecimiento no es una etapa de retiro, sino una oportunidad para fortalecer vínculos, compartir conocimientos y construir una sociedad más justa y solidaria. Que esta celebración nos inspire a valorar cada historia vivida, a promover el respeto intergeneracional y a garantizar que todas las personas adultas mayores vivan con dignidad, autonomía, plenitud y libre de discriminación. Porque cuidar, incluir y aprender de quienes nos preceden es también cuidar nuestro futuro.
El autor es Médico en Geriatría y Gerontología, Ph.D, Miembro Honorario de ACANAMED y Decano de la Facultad de Medicina de la Universidad de Costa Rica.
ACANAMED, Día Nacional e Internacional de las Personas Adultas Mayores, Fernando Morales Martínez