Francia, un referente histórico disruptivo

Manuel Hernández

Francia, sin duda, en el campo político y de la protesta social, ha sido un referente histórico disruptivo.

Empezando por la gloriosa Revolución (1789), que transformó, hasta nuestros días, el destino de la humanidad.

Y no menos gloriosa, casi cien años después (1871), la épica Comuna de Paris, en la que -como decía Marx- los obreros tomaron el cielo por asalto.

No quiero ser muy extenso, y por eso me tomo la licencia de hacer un salto en el tiempo, hasta las revueltas estudiantiles y sindicales de mayo de 1968, cuya lema fue: “La imaginación al poder”.

Más recientemente, no se puede dejar de lado las revueltas urbanas, convocadas, en las redes sociales, por ese movimiento disperso e inorgánico, Chalecos Amarillos, que hicieron arder Paris.

Ahora, cien años después, se realizará en Francia, el próximo mes, las Olimpiadas 2024.

El rio Sena será un privilegiado epicentro de la competencia olímpica, lamentablemente muy contaminado, en el que se realizarán múltiples competencias, no obstante, que desde 1923, está prohibido nadar en el río.

Con la finalidad de descontaminarlo, se han realizado cualquier cantidad de obras de limpieza y otras, con un presupuesto público asignado de 1.400 millones de euros.

Muchos sectores se han opuesto a esa inversión, porque estiman que Paris tiene necesidades más apremiantes.

Además, existe un serio cuestionamiento de la calidad y salubridad de las aguas del río, destinado, contra viento y marea, a servir de anfitrión de la justa olímpica.

El presidente Macron y la alcaldesa de Francia, están tratando de desvirtuar el cuestionamiento acerca de la calidad del agua y anunciaron que van a nadar en el río el 23 de junio.

La ciudadanía parisina, siempre tan creativa, reacciono y lanzó, desde las poderosas redes sociales, la campaña “Je chie dans La Seine le 23 junio”, es decir: “Yo me cago en el Sena el 23 de junio”.

El objetivo es inundar de excrementos el cauce del río, cuyo objetivo tratarán de alcanzar de muchas y creativas maneras.

Hasta una herramienta tecnológica inventaron que permitirá definir a los protestantes, auténticos y revolucionarios cagones, la hora y día, en que pueden defecar, desde diferentes territorios, para que sus heces puedan alcanzar el cauce del río y llegar exactamente el 23 de junio, al río, justo a la hora en que la alcaldesa y Macron demostrarán que el río es apto para realizar las competencias acuáticas.

¡A las armas ciudadanos, como dice la Marsellesa, que ahora la munición será “puré merde”!

Dichosamente, el 23 de junio, estaré en Francia, en una ciudad cerca de Paris, y ya tengo la hora bien calculada, en que me corresponde hacer mi modesto, pero internacionalista aporte solidario.

Estaré el 22 de junio, a las 7pm, bien, bien sentado en el trono, escuchando la Marsellesa, dirigiendo intencionadamente mi evacuación intestinal hacia el cauce del río.

La Ciudad de la Luz, con toda la Torre Eiffel, lucirá encandilada de mierda.