«Me gustaría ser cuidada por los hombres de las siguientes maneras: que cuiden de mi tiempo (haciéndose cargo de la gestión de sus vidas, esto incluye lavar, ordenar y saber ubicar su ropa, calzado y demás cosas personales). También que me cuiden, preparando sus alimentos y lavando todo lo que utilicen, para tal fin en esa tarea. Que me cuiden permitiendo que mi descanso sea tranquilo y reparador, sin sobresaltos porque olvidan que ya me acosté y siguen haciendo ruido o porque andan fuera de la casa sin informar dónde se encuentran o en actividades temerarias.
Me gustaría que cuiden de mi salud emocional reconociendo mis talentos y agradeciendo por mis aportes a la sociedad. Me gustaría que me cuiden teniendo un trato respetuoso hacia mi cuerpo, evitando comentarios desagradables y chistes sobre su forma.
Me gustaría que me cuiden reconociendo mi plena humanidad y cada uno de los derechos que están implícitos.
Ojalá que los hombres que están pensando en cuidarme no confundan la ética del cuidado con viejas conductas de superioridad que se manifiestan en el control y supervisión sobre mi horario, mis actividades, mi libertad y mi sagrado y legítimo proyecto personal.
Ustedes ¿cómo quisieran ser cuidadas por los hombres?»
Compartido con SURCOS por Carmen Chacón.