La amenaza silenciosa de la acidificación marina: lo que significa para Costa Rica
Por Allan Astorga
Cuando pensamos en el cambio climático, la mayoría imagina temperaturas más altas, huracanes más intensos o sequías más largas. Sin embargo, existe otro fenómeno igualmente preocupante que avanza de manera silenciosa en nuestros océanos: la acidificación marina. Este proceso está ocurriendo a nivel mundial y tiene consecuencias directas para la vida en el mar, la pesca y, en el caso de Costa Rica, para las comunidades que dependen de sus costas.
¿Qué es la acidificación del mar?
Para explicarlo de forma sencilla: cuando quemamos carbón, petróleo o gas natural, liberamos dióxido de carbono (CO₂) a la atmósfera. Una parte importante de ese CO₂ no se queda arriba, sino que es absorbido por los océanos. El mar actúa como una “esponja” de carbono. Hasta ahora, ha absorbido aproximadamente un tercio de todo el CO₂ que hemos emitido desde la Revolución Industrial, aunque, ese fenómeno se ha dado, principalmente, de los años 80.
El problema es que, al disolverse en el agua, ese CO₂ reacciona formando ácido carbónico, que reduce el pH del agua marina, volviéndola más ácida. Aunque la variación parece pequeña, en términos químicos es enorme: el océano superficial ya ha perdido cerca de un 30 % de su alcalinidad en los últimos 200 años. Y esto afecta directamente a los organismos marinos que dependen de minerales como el carbonato de calcio para formar sus conchas o esqueletos: corales, moluscos, crustáceos y hasta parte del plancton.
De acuerdo con datos del Marine – Copernicus el agua de mar se está acidificando 10 veces más rápido que en cualquier momento de los últimos 300 millones de años.
¿Por qué es un problema global?
La acidificación debilita a los corales, que dejan de crecer y de cementar sus arrecifes. Esto pone en riesgo ecosistemas enteros, pues los arrecifes de coral son como las “ciudades submarinas”: refugio, guardería y despensa de miles de especies. Es el segundo ecosistema más biodiverso del mundo, después de los bosques tropicales.
Si los corales no pueden crecer al mismo ritmo que se erosionan, los arrecifes comienzan a desmoronarse. A largo plazo, esto significa menos peces, menos biodiversidad y menos protección natural para las costas. La pesca mundial también se ve comprometida, porque muchos moluscos y crustáceos de importancia comercial sufren directamente la pérdida de carbonato. A eso se suma el riesgo en la acuicultura, que ya reporta problemas en países como Estados Unidos y Chile debido a aguas más ácidas que matan larvas en viveros.
¿Y qué pasa en Costa Rica?
Aunque se habla poco, la acidificación ya es una realidad en nuestras costas. En el Pacífico Norte, especialmente en la Bahía Culebra y la zona de Papagayo, los vientos intensos de Papagayo empujan aguas profundas hacia la superficie en un fenómeno llamado surgencia. Estas aguas que suben son naturalmente más frías, pobres en oxígeno y ricas en CO₂. Cuando llegan a la superficie, combinan sus características naturales con la tendencia global de mayor acidificación, creando episodios en que el pH del agua baja mucho más de lo normal.
Se han medido allí valores de pH cercanos a 7,8, cuando lo normal en el océano abierto es de alrededor de 8,1. Esa diferencia representa un gran estrés para los organismos marinos. Durante estos eventos, los corales, moluscos y peces jóvenes enfrentan condiciones críticas que pueden afectar su supervivencia.
En el Pacífico Central y el Golfo de Nicoya, el problema se agrava porque se combina la surgencia con la descarga de aguas residuales y sedimentos de origen humano, que provienen del Valle Central (transportados por el Río Tárcoles) y la misma zona urbana de Puntarenas – El Roble.
En el Caribe de Costa Rica, por su parte, aunque el efecto directo de la acidificación ha sido menor hasta ahora, los arrecifes enfrentan simultáneamente el estrés por calentamiento, contaminación y pérdida de cobertura coralina.
Las causas que debemos entender
Hay dos niveles de causas que en Costa Rica se debe tener claro:
1. La causa global: la quema de combustibles fósiles (petróleo, gas natural y carbón mineral) sigue siendo el motor principal. Mientras la humanidad no ralentice y reduzca las emisiones de CO₂, los océanos seguirán absorbiendo más y más, aumentando la acidificación.
2. Las causas locales: en Costa Rica, la contaminación costera, la sobrepesca y la falta de protección efectiva de ecosistemas arrecifales y manglares reducen la capacidad natural de resiliencia.
Perspectivas y riesgos para el futuro
Si las emisiones globales no se reducen drásticamente, los modelos científicos proyectan que para la segunda mitad de este siglo los episodios de acidificación en el Océano Pacífico Norte podrían pasar de ser eventos temporales a condiciones casi permanentes. Esto significaría arrecifes más frágiles, menos biodiversidad y una caída en la productividad pesquera.
Para un país como Costa Rica, cuya identidad y economía dependen tanto del mar —turismo, pesca, cultura costera—, el impacto puede ser altamente significativo.
¿Qué podemos hacer?
– Reducir emisiones: seguir apostando por energías renovables y presionar para que los grandes emisores reduzcan su huella de carbono, o en su defecto, que se desarrollen e implementen acciones estratégicas de ralentización de las emisiones (aplanamiento de la curva) como las que se han sugerido a nivel global.
– Cuidar lo local: reducir la contaminación costera, tratar las aguas residuales, proteger los manglares y regular la pesca.
– Monitorear y educar: necesitamos estaciones permanentes de monitoreo de pH y oxígeno en zonas críticas como Papagayo y Nicoya, y debemos educar a la población sobre lo que significa este fenómeno.
Conclusión
La acidificación marina es una amenaza silenciosa que avanza en paralelo al calentamiento global. En Costa Rica ya estamos viendo sus señales en nuestras costas. Comprender sus causas y consecuencias es esencial para proteger nuestras comunidades costeras, nuestra biodiversidad y nuestro futuro.
Si ignoramos este problema, los mares que hoy nos alimentan podrían volverse hostiles en pocas décadas. Pero si actuamos con visión y decisión, Costa Rica puede ser ejemplo en la defensa de los océanos, igual que lo ha sido en la defensa de la naturaleza.
https://marine.copernicus.eu/es/ocean-climate-portal/ocean-acidification
ii Sánchez-Noguera, C., Stuhldreier, I., Cortés, J., Jiménez, C., Morales, Á., Wild, C., and Rixen, T.: Natural ocean acidification at Papagayo upwelling system (north Pacific Costa Rica): implications for reef development, Biogeosciences, 15, 2349–2360, https://doi.org/10.5194/bg-15-2349-2018, 2018.
Fuente de la imagen: https://svs.gsfc.nasa.gov/30697/