Ir al contenido principal

La incursión del fascismo en las redes sociales nos arrebató el debate inteligente

Deivis Ovares Morales

Deivis Ovares Morales

Las redes sociales lejos, muy lejos de ser espacios seguros de intercambio respetuoso de ideas, de fomento del debate político e ideológico, de buscar crecimiento a través de la crítica honesta, transparente y empática, de discrepar sin menosprecio al que piensa diferente, se han convertido en abultados y saturados tanques de mentiras, odios viscerales y pugnas absurdas que conducen cada vez más a la polarización de quienes comparten dificultades comunes y que deberían redoblar esfuerzos por encontrar puntos de concordia m, esos en los que puedan realizar consensos que permitan luchar para que lo que experimentamos cada día sea vida y no un proceso permanente de supervivencia.

Para generar cambio debemos ser conscientes de que los astutos dueños del capital nos tienen muchísimo más estudiados de lo que realmente estamos dispuestos a aceptar. Ellos a través de múltiples estudios y recopilación de nuestros comportamientos históricos, tienen incluso una amplia variedad de posibles escenarios ante las decisiones que quieren tomar m, empujando al mundo a seguir en el tortuoso camino de la concentración de la riqueza.

Aún recuerdo que fue hace 20 años que escuché que menos del 5% de la población mundial concentra el 80% de la riqueza de todo el mundo y eso hoy en día no se ha dirigido a que ni siquiera un 1% se mueva a favor de la distribución de tan holgados recursos, lejos de ello se sigue en la ruta de una aberrante e ingrata concentración de los bienes comunes.

Es por ello que a quienes participan saturada y permanente del manjar, les conviene que el veneno fascista sea inoculado sistemáticamente en las mentes de las personas que cada vez más opinan como las élites lo indican, perdiendo lentamente la criticidad y peor aún aquello a lo que en mi pueblo llamamos malicia indígena.

Las élites dominantes y dueños de las redes saben que con ello distraen en lo que no es verdaderamente importante y ponen en el centro de las permanentes discusiones a través de maniobras de neuromarketing, lo superfluo, lo inútil, lo estéril, lo superficial.

Como olvidar parafraseando la célebre frase del fascista nazi Goebbels, miente, miente, miente que algo queda , repite una mentira mil veces y harás que la crean como verdad.

Esta táctica engañosa nos muestra claramente cómo actúa el fascismo, por eso no es extraño encontrar que a través de la IA y los troles con perfiles falsos plagados de odios irracionales en su gran mayoría pagados con fondos públicos, y con objetivos nada loables y muy torcidos, se quieran generar discusiones colocando como base una mentira, una verdad a medias (también mentira) o un prejuicio infundado, entre otros.

Es obvio que iniciar un proceso de intercambio de ideas con una base como esa, lo que genera es un sinfín de comentarios sesgados, infértiles, de muy bajo nivel intelectual y ínfimamente provechosas.

Es por ello que no podemos seguir cayendo en indiferencia para recuperar los espacios seguros mediante el diálogo inteligente, la discusión sensata , el debate honesto y transparente, en donde priven los principios, la educación, el respeto y la tolerancia.

Ser indiferente a esta urgente necesidad, nos conducirá cada vez más a una oscuridad en la que no queremos estar y de la que nos va a ser muy dificultoso salir sin dolor y sin sufrimiento.

Deivis Ovares Morales, fascismo, redes sociales