Óscar Madrigal
El único hecho incontrovertible que ha ocurrido en el país, respecto a los responsables de bombas y amenazas de golpes de estado, ha sido la detención de los líderes de una banda en San Carlos cuyos dirigentes eran dos reconocidos ex convictos, acusados de asesinatos de indígenas uno y el otro de secuestrar a una turista.
De tal manera, que esos hechos no tienen absolutamente nada que ver con la izquierda, con los sindicatos o con el movimiento popular. Más parece gente simpatizante de crear caos y desorden para obtener ventajas delincuenciales, al margen de las luchas populares. Esa es la realidad.
La colocación de bombas aún está en investigación y ya veremos su resultado. Ahora bien, ¿cómo hemos llegado a esto? Para La Nación los responsables son los sindicatos por las luchas dadas y la oposición franca al Gobierno de Alvarado. El interés de ese periódico es evidente. Sin embargo, si de lo que se trata es de encontrar responsables, La Nación, Canal 7 y otros medios no pueden exonerarse de una actuación que incita a la violencia, a la mentira, a las medias verdades o su propósito de culpar a los empleados públicos de todos los males de este país, tal y como lo hace hoy mismo, a pesar de la propia Ministra de Hacienda ha dicho que no son los responsables de la crisis fiscal.
Los medios de comunicación han contribuido a generar un ambiente de división y enfrentamiento en la sociedad costarricense, que muchos quieren aprovechar. Esta situación, objetivamente, es producto de un ataque a fondo contra el movimiento popular, tal como la aprobación de un plan fiscal regresivo o los proyectos de ley que pretenden acabar con los sindicatos y la libertad sindical. Desde este punto de vista, el sindicalismo lo que está haciendo es defendiéndose como mejor puede -con la lucha y la huelga- contra una ofensiva de la derecha que pretende cercenar las libertades democráticas. Fundamentalmente las luchas del movimiento sindical han sido justas y en defensa del régimen democrático costarricense. Lo anterior no significa que los sindicatos no hayan cometido errores, dada su heterogeneidad y múltiples conducciones y, en mi criterio, la ausencia de una orientación política general. Sin embargo, lo relevante en este momento es que Albino, sus aliados y los estudiantes están dialogando con el Ejecutivo con la mediación de la Defensora de los Habitantes y los sindicatos del Magisterio lo hacen con el Ministro de Trabajo y los diputados. Es de lógica pensar que los interesados en el diálogo no pretenden derrocar al Gobierno, asesinar al Presidente o crear un clima de bombas. Son otros, hasta ahora identificados con la delincuencia común.
Bien harían La Nación, Canal 7, el Gobierno y los partidos políticos en contribuir a crear un clima de diálogo constructivo y dejar de echar culpas al movimiento popular.
*Imagen tomada de http://www.rel-uita.org
Enviado por Juan Carlos Cruz Barrientos.
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