Sobre el acceso a la cultura y al arte

Alejandro Ferlini Cartín

Amanece. El río que parece calmo en el último momento azul, comienza a reflejar el primer rayo del sol. Las garzas se postran sobre los troncos caídos, mientras el martín pescador vuela rápido cruzando desde el manglar hasta el centro del río para recoger peces. Los insectos se han callado un poco para dar paso al canto de algunos pájaros y los aullidos de los congos. El agua comienza a vibrar y a lo lejos se escucha el sonido de un motor, algunos peces se espantan y una nutria se esconde. El sonido viene de una lancha pequeña conducida por Carlos (40 años), quien lleva al lado un bulto y una pequeña red de pesca artesanal. En la lancha también viaja Marlon (7 años) con uniforme de escuela.Marlon se va tomando un jugo de frutas en un tetra brick mientras Carlos ve hacia el bosque, siempre queriendo enseñarle algún animal a Marlon quien juega un poco con el agua. Al doblar una “esquina” Carlos ve hacia el otro costado y desacelera. Agudiza su mirada, Marlon también mira y Carlos señala con su dedo, una danta y su bebé terminan de cruzar el río y se suben a tierra para ir a descansar. Después de esa secuencia casi cotidiana, Carlos le sonríe a Marlon y siguen su camino por el humedal.

Al acercarse al pueblo, Carlos saluda a varias personas desde la lancha, a algunos les dice que más tarde les visita y con otros se ponen rápidamente de acuerdo para cerrar trueques, ventas y demás. Carlos deja su lancha en el embarcadero y baja a Marlon quien lleva aún su jugo y lo bota en el primer basurero para reciclaje cercano. Llegan hasta la escuela y Carlos le da un beso en el cachete y se dan un abrazo de despedida. Carlos le hace saber a Marlon que llega en la tarde a recogerlo y Marlon se va a jugar con algunos compañeros.

Carlos vuelve al humedal y pesca por un rato. Logra atrapar algunos peces y los mete en un balde. Contempla un rato la selva en soledad y logra ver un gran cocodrilo tomando sol en el playón. Se seca su sudor con el brazo, su ceño fruncido y su postura algo cabizbaja, se le siente con angustia. De igual forma intenta relajarse en una pequeña sombra del humedal en su lancha, escucha un sonido que proviene del bosque, se levanta a ver, observa un momento pero no logra divisar nada.

Carlos vuelve al pueblo, compra un par de empanadas a una señora y se sienta en un poyo cerca del embarcadero. Saca su celular algo viejo y responde una llamada. Es Yocelyn, su hija. Carlos le responde entusiasmado, se escucha la voz de ella algo tensa, Carlos le pregunta qué le pasa. Ella le cuenta que no le aprobaron el proyecto, que la otra semana se devuelve para la casa. Carlos pregunta qué fue lo que pasó. Yocelyn responde que el ministerio se quedó sin recursos y que ya este año no va a haber más dinero para cultura. Carlos saluda a alguien que pasa y le dice a Yocelyn que le avise cuando llega, que él la esperará.

Carlos va a la escuela y espera a Marlon. Tiene un pescado expuesto con hielo esperando a ver quién se lo compra. Finalmente llega Marlon, Carlos guarda el pescado, abraza al niño y este le muestra una hoja con un dibujo de una lancha y a la par una danta y su cría. Marlon le dice a Carlos que le gustaría ser pintor. Carlos contempla el dibujo, sonríe, lo toma de la mano y comienzan a caminar.

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A veces pareciera como si la cultura y el arte, tanto en su concepción-formación, como en su acceso y disfrute forma parte de la lógica exclusivista que se nos ha impuesto desde los gobiernos empresariales. Yo cineasta, creador audiovisual, productor, docente, quiero tener acceso a ellas, al igual que Carlos, Marlon y Yocelyn. Los recursos son escasos, son recortados y son reservados para unos pocos. Además, son mal administrados y quien está actualmente al frente del Ministerio (el ente con mayor responsabilidad de la crisis cultural-artística actual) carece de una visión integral, una que garantice el acceso a la cultura y el arte para todas las personas. Se hace necesaria una política que involucre al sector cultura, ahora y en el futuro.

Por último,  se hace necesario también que nuestras exigencias como personas trabajadoras (en su mayoría desempleadas) del sector cultura, sean más directas, que las acciones desde “el gremio” (hablo como trabajador del sector cine y audiovisual) vengan desde una organización que sea autónoma y de una vez por todas haga cumplir sus exigencias tanto para con lo público como para con lo privado. 

Exijamos la renuncia de la ministra, exijamos otra política en cultura, ¡nos la merecemos! ¡Exijamos cultura, exijamos trabajo digno y acceso al arte!

Alejandro Ferlini Cartín
Realizador Integral de Cine y TV