El Centro de Investigaciones Apícolas Tropicales de la Universidad Nacional (Cinat-UNA), con el apoyo del Programa de Pequeñas Donaciones del GEF implementado por el Programa de Desarrollo de las Naciones Unidas, lanzan la APP «Abejas en mi jardín» que consta de juegos y actividades con el objetivo de que los niños aprendan sobre las abejas mientras se divierten.
Es un hecho: las abejas están desapareciendo y con ello se pone en riesgo la biodiversidad y la vida en el planeta. Estos insectos son responsables de polinizar gran parte de la flora silvestre y más del 70% de frutas y verduras que consumen tanto humanos como animales. Existe poca conciencia sobre este problema y el Cinat-UNA desea permearlo desde las edades más tempranas de la población.
Según Paola Hernández, coordinadora del proyecto, al revisar el uso de la temática de abejas en centros educativos, gran parte se concentra en certámenes de deletreo como los BeeSpelling, solo se utilizan a la abeja Apis Mellífera, sin abarcar la variedad y aportes de las abejas nativas sin aguijón. “La importancia que tienen ellas para la seguridad alimentaria y los desafíos que enfrentan estos insectos, son temas a veces complejos que requieren dinámicas diferenciadoras para permear el aprendizaje en menores de edad, además, es importante reconocer el alcance que se puede obtener el hacer uso de las tecnologías de la información, pues es tan fácil como solo descargar la App en un dispositivo móvil o tableta desde cualquier parte del mundo”.
La aplicación, disponible a partir de mañana 30 de setiembre, muestra a dos personajes: Apina que es una Apis y Asalia, las abejas conocidas como mariolas, quienes, mediante historias, explican en cada uno de los cuatro mini juegos aspectos de su morfología, sus aportes en la polinización, las principales amenazas y los productos que se pueden obtener con los derivados de las colmenas.
Hernández explicó, que durante el 2019, se realizó el primer prototipo de la aplicación con el apoyo de estudiantes de la Escuela de Informática de la UNA, sin embargo, no fue sino hasta el año siguiente cuando gracias a la ejecución del proyecto con el Programa de Pequeñas Donaciones del GEF para el fortalecimiento de las capacidades productivas en personas apicultoras, en conjunto con la Cámara Nacional de Fomento de la Apicultura, que se logró desarrollar esta App como parte del eje de educación y ambiente. Cabe destacar que la propuesta de la aplicación recibió ese año el primer lugar en la categoría Idea de innovación en el Concurso INNORACSA 2019 El Estado Innovando, organizado por la Radiográfica Costarricense (Racsa).
Se espera iniciar a partir de octubre un trabajo de aprendizaje interactivo y generación de material de apoyo docente con los 31 establecimientos Cen-Cinai de la región central occidente.
La aplicación se puede descargar en forma gratuita y se encuentra disponible para dispositivos móviles con sistema operativo Android en la tienda de Google.
*** Para mayor información, comuníquese con Paola Hernández al 8845-4995 o con la Oficina de Comunicación de la UNA 8998-2182.
Jugando a exterminadores, empresas productoras de insecticidas, «afinaron» su puntería hacia los euros y desarrollaron unos químicos tóxicos capaces de bloquear las transmisiones nerviosas de los cerebros de los insectos. Creados para arrasar con las plagas de insectos chupadores, altamente dañinos para la agricultura, como son los hemípteros que se chupan la savia de múltiples tejidos vegetales, que además transmiten enfermedades causadas por bacterias y virus.
En vista de que los insectos dañinos provocan millonarias pérdidas en el cultivo de pastos, algodón, granos, leguminosas, papas, arroz, frutales y verduras, desde hace años las compañías fabricantes de pesticidas sabían que la síntesis de insecticidas específicos para tratar las plagas de esos hemípteros, les harían subir significativamente sus acciones en las bolsas de valores: ¡Y lo lograron!
Con los insecticidas IMIDACLOPRID, THIAMETHOXAM (TMX) ya CLOTHIANIDIN, que son capaces de penetrar el cerebro de los insectos, causándoles la muerte. Empresas principalmente chinas y alemanas como Bayer, desde entonces, han visto muy aumentadas sus ganancias, pero a un costo ambiental, que como veremos, es inconmensurable.
Luego de un debate que parecía no terminar, en pro y en contra de su uso, alrededor de la hipótesis de que la brutal caída en las poblaciones de abejas inicialmente en Europa, era provocada por el uso de esos insecticidas NEONICOTINOIDES, aún después de más de un millar de estudios científicos, persistían dudas sobre tales resultados.
Pero, al fin, investigaciones realizadas en Escocia, en las universidades hermanas de Dundee y St. Andrews, han confirmado que los niveles de insecticidas neonicotinoides, causan tanto el deterioro de las células cerebrales de los abejorros, como el consiguiente bajo rendimiento de las colonias de abejas (https://phys.org/news/2015-02-neonicotinoid-insecticides-impair-bee-brains.html).
Los resultados de tal proyecto publicados en la revista anotada, demuestran por primera vez que aún las trazas de los tóxicos encontradas en el néctar y el polen de las plantas, son suficientes para dañar el cerebro de las productoras de miel.
En resumen, los resultados mostraron que a niveles muy bajos esos tóxicos provocaron una reducción del 55% en el número de abejas vivas, una reducción del 71% en las células de cría sanas y una reducción del 57% en la masa total de abejas por colmena. ¡Toda una catástrofe!
Las consecuencias son mayores si, más allá de la producción de miel, recordamos que el 90% de las plantas silvestres y el 75% de los alimentos cultivados, dependen de la polinización. Por ello, no solo se afecta «uno u otro» ecosistema, sino que se amenaza con limitar un sector primordial de la economía mundial, regional y local, al afectar el fundamental abastecimiento de alimentos necesarios para la supervivencia del Homo sapiens y otras especies
Así que, más determinantes habrán de ser las prohibiciones que permitan mañana, no pasado mañana, ir mitigando los efectos persistentes de tan potentes pesticidas. Esa es nuestra tarea, suya y mía, amigo lector.
En el Día Mundial de las Abejas, decretado por la Asamblea General de las Naciones Unidas y a celebrarse el 20 de mayo, el Instituto Regional de Estudios en Sustancias Tóxicas (Iret-UNA), y el Centro de Investigación de Apícolas Tropicales (Cinat-UNA), hacen un llamado vehemente para garantizar la protección de las abejas y del ambiente a través de una petición primordial: “PROHIBIR EL FIPRONIL Y LOS NEONICOTINOIDES, debido al daño e impacto sobre las poblaciones de abejas y la biodiversidad en los ecosistemas”.
Costa Rica es un país que goza de una gran diversidad biológica la cual representa el 6 % de la diversidad mundial; donde el grupo de los polinizadores (insectos, aves, murciélagos) juegan un rol muy importante en su conservación. Dentro del grupo de los insectos, las abejas constituyen un enlace primordial en la polinización de plantas silvestres y plantas cultivadas, que por coevolución brindan alimento y refugio a las abejas, mientras que éstas realizan el trabajo de la polinización. La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) indica que aproximadamente el 80% de las especies de plantas con flor son polinizadas por animales, especialmente insectos. Las abejas son los polinizadores más importantes, visitan cerca del 90% de los 107 tipos de cultivos a nivel global. Además, 87 cultivos de importancia para la alimentación en el mundo requieren de los servicios de la polinización.
Costa Rica cuenta con más de 650 especies de abejas, de ellas 58 son especies de abejas nativas sin aguijón (Apidae, Meliponini). A estas últimas se les considera fundamentales en la conservación de la diversidad de plantas autóctonas en los ecosistemas del trópico, y junto con las otras especies de abejas brindan su valioso servicio ecosistémico para la producción de muchos cultivos de interés en la seguridad alimentaria y en el orden económico, tales como aguacate, chayote, café, tomate, melón, sandía, entre muchos otros.
Sin embargo, a nivel mundial se ha venido reportando una declinación de las poblaciones de abejas, al punto que no existe registro entre el 2006 y 2015, de un 25% de las 20.000 especies conocidas, en relación con el número de especies contadas antes de la década de 1990. Dentro de las principales razones a las cuales se atribuye esta reducción, se mencionan la deforestación, extensión de la frontera agrícola, el uso de pesticidas, el cambio climático y enfermedades.
El modelo de producción agrícola tradicional implica el uso de fertilizantes sintéticos y también productos químicos para el control de plagas y enfermedades. Se ha demostrado que las abejas melíferas (Apis mellifera) y abejas nativas son vulnerables a los productos químicos utilizados en el manejo sanitario de los cultivos, ya que se exponen a ellos mientras realizan sus vuelos en búsqueda de alimento. Esto conlleva a una serie de problemas fisiológicos, por ejemplo, pérdida de la orientación para regresar a su colmena, el aprendizaje y la comunicación, afectación en el desarrollo de las colonias, el sistema inmunológico se ve afectado negativamente y esto provoca una mayor probabilidad de adquirir enfermedades.
Dentro de los productos químicos utilizados en la agricultura, los insecticidas son de especial atención, particularmente los neonicotinoides (imidacloprid-tiametoxam-tiodicarb-clotianidina) y el fipronil, los cuales han sido estudiados en su afectación sobre las abejas, éstos actúan sobre el sistema nervioso central provocando su muerte en dosis altas y en dosis subletales alteran su comportamiento y aprendizaje. Por otra parte, son catalogados como plaguicidas altamente peligrosos (HHP por sus siglas en inglés) por ser altamente tóxicos para las abejas. Los neonicotinoides actúan de forma sistémica, esto quiere decir que una vez que son absorbidos por la planta, se trasladan a través de ella por medio del sistema vascular hasta llegar a los tallos, hojas, flores, nectarios extraflorales; así como al polen, néctar y fluidos de gutación; lo cual facilita la presencia de sus residuos en la colonia (por ejemplo, en los productos de la colmena como miel, polen y cera). Al mismo tiempo, estos plaguicidas representan una amenaza ambiental al permanecer por largo tiempo en el suelo y ser muy solubles en agua, afectando la diversidad en ecosistemas terrestres y acuáticos. De igual manera, el fipronil actúa de forma sistémica, tiene una persistencia de extrema a mediana en el suelo; y aunque tiene baja solubilidad en el agua, ha demostrado ser altamente tóxico para invertebrados acuáticos. Al uso de fipronil se atribuye la intoxicación masiva de abejas melíferas en Francia en la década de los 90´s debido a su bioacumulación También se ha demostrado que es altamente tóxico para las abejas sin aguijón.
En 2018 los estados miembros de la Unión Europea acordaron prohibir el uso al aire libre de tres pesticidas neonicotinoides (clotianidina, imidacloprid y tiametoxam), tras las advertencias de la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) que concluyó a través del estudio de la evidencia científica, sobre sus riesgos para las abejas, tanto silvestres como las abejas melíferas. De igual manera, en diciembre de 2013 la Unión Europea acordó prohibir la utilización del pesticida fipronil para el tratamiento de semillas de maíz y de girasol, a raíz de una propuesta de la Comisión Europea por el riesgo grave del insecticida para la población de abejas.
La mortalidad de abejas en Costa Rica en los últimos años ha sido manifiesta y preocupante, no sólo por el valor que representa a nivel del servicio ecosistémico que brindan las abejas, sino también por la repercusión en el sector apícola nacional. Según la Cámara Nacional de Fomento a la Apicultura, entre 2010 y 2020 se perdieron 2.200 colmenas sólo en la zona de Los Santos; y en el año 2020 se registraron aproximadamente 30 eventos de intoxicación masiva de abejas. Uno de los casos de intoxicación de abejas documentada más recordado en nuestro país, se dio en la zona de Esparza, Puntarenas, afectando a más de 2 millones de abejas a causa del insecticida fipronil, según lo confirmó el Servicio de Salud Animal (SENASA).
Considerando los preocupantes efectos que tienen estos plaguicidas sobre las poblaciones de abejas y por tanto su negativa afectación en la polinización y diversidad de plantas y cultivos en general, es que en el Día mundial de las abejas, decretado por la Asamblea General de las Naciones Unidas y a celebrarse el 20 de mayo, hacemos un llamado vehemente para garantizar la protección de las abejas y del ambiente a través de una petición primordial: “PROHIBIR EL FIPRONIL Y LOS NEONICOTINOIDES, debido al daño e impacto sobre las poblaciones de abejas y la biodiversidad en los ecosistemas”.
Actualmente, la Universidad Nacional a través de un esfuerzo conjunto entre el Iret y el Cinat, realiza un estudio para caracterizar el uso de plaguicidas en cultivos que requieren la presencia de colmenas de Apis mellifera para su polinización, así como la exposición ambiental y los efectos tóxicos que puedan sufrir abejas melíferas y abejas nativas sin aguijón ante esos insecticidas. Sin embargo, consideramos que ya se cuenta con evidencias valoradas y asumidas por otros países pertenecientes a la OCDE, para tomar medidas en cuanto a este grupo de sustancias.
Solicitamos al Servicio Fitosanitario del Estado, Ministerio de Salud y Ministerio de Ambiente y Energía, como autoridades encargadas de los registros de agroquímicos en Costa Rica y por tanto directamente relacionados con la regulación de plaguicidas de uso en la agricultura; atender nuestra petición en apoyo a la protección de la principal protagonista en la relación ecológica de la polinización, sin la cual se compromete la seguridad alimentaria en el país y en el mundo.
**Para más información comuníquese a la Oficina de Comunicación al 8998-2182.
Es merecido el reconocimiento a las abejas que son esenciales para la vida en el planeta, pero es alarmante el aumento de sus amenazas, muchas de las acciones que realizamos como seres humanos les afectan, entre ellas el uso de plaguicidas y la destrucción de su hábitat.
Se estima que más del 75% de los productos que consumimos dependen en cierta medida de la polinización de las abejas. Este 20 de mayo celebramos su día y usted puede ser parte de una iniciativa que ayudará a su conservación.
El Centro de Investigaciones Apícolas Tropicales de la Universidad Nacional (Cinat-UNA), realizará el I conteo nacional de abejas, con el objetivo de conocer más acerca de las poblaciones de abejas silvestres que habitan en el país e involucrar a la población en acciones para su conservación.
Ciencia ciudadana
Del 20 al 23 de mayo todos podremos hacer ciencia ciudadana desde nuestras burbujas familiares. Solo hace falta salir al jardín, al patio o a las áreas verdes para observar cuáles y cuántas abejas descubre.
¿Sabía que las abejas no son siempre con rayas amarillas y negras? Ellas tienen diferentes formas y tamaños, algunas son grandes y gordas con pelo denso y colorido, como los chiquizá. Otras son pequeñas, delgadas, casi sin pelo y su coloración puede variar de tono negro a verde metálico.? ¿Cómo saber si es una mosca una avispa o una abeja? No se preocupe, en el sitio electrónico http://www.cinat.una.ac.cr/conteoabejas usted podrá descargar una guía con las fotografías y características más relevantes de 10 de las especies más comunes.
Con guía en mano, puede salir a observar y contar abejas, una vez que tenga los resultados, ingrese en el mismo link y llene el formulario que aparece con los resultados que obtuvo.
Si desea conocer más acerca de las abejas, le invitamos a participar en las charlas que se impartirán durante esta semana, puede buscar los enlaces de cada conferencia en el sitio de Facebook: Cinat.UNA.
Miércoles 19 2p.m.: «Efectos de plaguicidas en las abejas», a cargo del Fernando Ramírez del Instituto Regional de Estudios en Sustancias Tóxicas (Iret-UNA), y Johan Van Veen, director del Cinat-UNA.
Jueves 20: 10 a.m. Meliponicultura responsable, a cargo de Mariana Acuña, Ciudad Abeja e Ingrid Aguilar, CINAT-UNA.
Viernes 21 2 p.m. – El papel de la meliponicultura en las culturas, a cargo de Elda Aldaroso, ECOSUR.
Para más información puede comunicarse a la oficina de Comunicación de la UNA 8998-2182.
El pasado jueves 06 de mayo el máximo tribunal de la Unión Europea confirmó la prohibición parcial de UE de tres insecticidas relacionados con daños a abejas, impidiendo su uso en ciertos cultivos.
El Tribunal de Justicia de la Unión Europea desestimó una apelación de Bayer para revocar la decisión de 2018 de un tribunal inferior de la UE de mantener la prohibición.
El fallo mencionado anteriormente cubre tres sustancias activas: imidacloprid desarrollado por Bayer CropScience; clotianidina desarrollada por Takeda Chemical Industries; y Bayer CropScience, así como tiametoxam de Syngenta.
Un portavoz de Bayer dijo que estaba decepcionado por el veredicto y defendió la seguridad de los productos, que continúan utilizándose en otras regiones con las medidas adecuadas de mitigación de riesgos aplicadas.
«El veredicto parece permitir que la Comisión (Europea) tenga casi carta blanca para revisar las aprobaciones existentes con la más mínima evidencia, que ni siquiera necesita ser nueva información científica», dijo el portavoz.
En 2013, la Comisión restringió el uso de neonicotinoides, lo que significa que no se pudieron usar en maíz, colza y algunos cereales de primavera. Todavía podrían usarse para otros cultivos, como la remolacha azucarera.
La Comisión había revisado las aprobaciones debido a la pérdida de colonias de abejas debido al uso indebido de plaguicidas.
Bayer había dicho que no había nuevos descubrimientos científicos suficientes para justificar las restricciones. El máximo tribunal de la UE desestimó el jueves esa apelación y ordenó a Bayer que asumiera sus propias costas más las de otras partes.
Esta unidad insta a las autoridades de Gobierno a detener el uso de sustancias que acaban con estos insectos responsables de la polinización de cultivos
Las abejas, al igual que otros insectos, cumplen la función de polinizar la gran mayoría de las plantas. Foto: Karla Richmond, UCR.
Recientemente, los diferentes medios de comunicación y las redes sociales han dado a conocer múltiples eventos de alta mortalidad de abejas mieleras (Apis mellifera) en diversas localidades del país. Estas noticias han sido recurrentes y de variable intensidad, pero demuestran un serio problema, el efecto negativo que tienen ciertos agroquímicos sobre la biodiversidad.
Incluso, la Cámara Nacional de Fomento a la Apicultura (CNFA) ha emitido un comunicado, en el que alerta sobre este problema, así como una solicitud de prohibición total del fipronil, sustancia que afecta la producción de miel, a la biodiversidad y directamente a todos los habitantes del país.
Las abejas, al igual que otros insectos, cumplen la función de polinizar la gran mayoría de las plantas. Incluso, son responsables de polinizar más del 60 % de los cultivos de uso humano, como el café, del cual estamos tan orgullosos, o el aguacate, que es un producto con un muy alto rendimiento. La polinización es un servicio ecosistémico proporcionado por insectos a la agricultura y, a nivel mundial, se ha estimado su valor en 153 billones de euros anuales (Klein et al. 2007; Gallai et al. 2009, Willmer 2011). Por lo tanto, este servicio de polinización representa un alto valor económico para la producción del país.
En el país existen alrededor de 700 especies nativas de abejas, sociales y solitarias. Estas últimas también polinizan cultivos y las plantas silvestres que forman los ecosistemas terrestres. Foto: Laura Rodríguez Rodríguez, UCR.
La abeja mielera es una especie introducida al continente durante la colonización española, por su tremenda importancia económica en la producción de miel y otras sustancias. Recientemente, esta especie se utiliza para prestar servicios de polinización en cultivos, lo cual aumenta la producción de estos. La abeja mielera, al ser una especie que forma grandes colonias, facilita la detección de los graves efectos de los agrotóxicos en la biodiversidad, con matanzas de millares de individuos y afectación directa a los apicultores.
En el país existen alrededor de 700 especies nativas de abejas, sociales y solitarias (estas últimas también polinizan cultivos y las plantas silvestres que forman los ecosistemas terrestres). Estas especies menos conocidas de abejas son también afectadas por los agrotóxicos, como estudios recientes comienzan a demostrar. Las abejas, junto con otros animales, polinizan las plantas silvestres que se encuentran en los sistemas naturales y áreas protegidas, con lo cual contribuyen a la conservación de nuestros bosques, junto a la alta producción de nuestros cultivos.
Es importante recalcar que la mortalidad observada en las abejas mieleras es un síntoma de un proceso que se da de forma escalonada en diversos grupos de insectos, muchos de ellos también importantes polinizadores, como por ejemplo los cientos de especies de moscas (dípteros silvestres), escarabajos, mariposas y polillas. Esto no es ajeno al ser humano, ya que nuestro bienestar y la seguridad alimenticia de nuestros pueblos, depende directamente de los organismos polinizadores.
De acuerdo con especialistas de la Escuela de Biología, la mortalidad observada recientemente en las abejas mieleras es un síntoma de un proceso que se da de forma escalonada en diversos grupos de insectos. Foto: cortesía de Eric Fuchs.
Estudios científicos realizados en nuestro país han demostrado la presencia de partículas de agrotóxicos en el aire, en zonas boscosas protegidas cercanas a plantaciones agrícolas en Sarapiquí y San Vito de Coto Brus (Wang 2019). Inclusive, en el interior de bosques completamente alejados de plantaciones agrícolas. Investigaciones en los suelos, agua y aire del bosque realizadas en los volcanes Poás, Barva y Turrialba (todos en parques nacionales) muestran plaguicidas. Los agroquímicos usados en las tierras bajas son llevados por los vientos a las tierras altas (Daly et al. 2007, Shunthirasingham et al. 2011). Su efecto sobre la biodiversidad de estos bosques aún se desconoce, pero los estudios demuestran que estas sustancias no tienen solamente un efecto local, sino que su impacto negativo puede extenderse en grandes áreas y afectar los polinizadores en áreas protegidas y, con ello, la biodiversidad presente en nuestros bosques, motor de gran parte de nuestra economía.
La CNFA denuncia el uso del fipronil como responsable de la reciente alta mortalidad; sin embargo, esta no es la única sustancia perjudicial para las abejas. El glifosato, paraquat y los insecticidas neonicotinoides (imidacloprid y thiamethoxam por ejemplo), tienen demostrados efectos letales o subletales en las abejas, ya que alteran el desarrollo, comportamiento, la salud y la sobrevivencia de estos insectos, tanto de las abejas mieleras como de otras especies de abejas nativas.
La acción de las autoridades de Gobierno ha sido históricamente más que permisiva, al no prohibir el uso de muchas sustancias con demostrado efecto negativo en la biodiversidad o no aplicar adecuadamente la legislación vigente. Varias sustancias, prohibidas en Europa y Estados Unidos se comercian libremente en nuestro país, uno de los más biodiversos en el planeta.
Este no es un problema solo de las abejas, es un problema de todos los costarricenses.
La Escuela de Biología de la Universidad de Costa Rica (UCR) alerta sobre los efectos negativos de estas sustancias en nuestras abejas, en nuestros insectos polinizadores y, por ende, en nuestra producción alimentaria. Al mismo tiempo, insta a las autoridades a detener de una vez el uso de químicos que matan masivamente las abejas, así como aquellos con demostrados efectos subletales, en un país con la vergonzosa estadística de ser uno de los mayores consumidores de agrotóxicos a nivel mundial.
Dr. Mauricio Fernández O., Dr. Eric Fuchs C., profesores e investigadores de la Escuela de Biología. Dra. Cindy Fernández G., directora de la Escuela de Biología
Las declaratorias instan a las administraciones municipales a realizar esfuerzos para implementar acciones que ayuden a proteger las abejas y a las actividades que dependen de ellas.
La iniciativa busca promover políticas públicas cantonales orientadas a lograr una mayor protección de las poblaciones de abejas en Costa Rica, impulsando soluciones integrales, por medio de la coordinación interinstitucional de los entes involucrados, desde gobierno central hasta el gobierno local (Concejos Municipales y Alcaldías), incluyendo a diversos sectores de la sociedad civil organizada y el sector privado, para mejorar progresivamente las condiciones que permitan una vida saludable y el desarrollo armónico a las poblaciones de abejas en cada cantón.
Esta propuesta representa una oportunidad para que los municipios se destaquen en la defensa y protección de las abejas a través de nuevas políticas, mayor inversión y acciones específicas en favor de las abejas en general.
El 25 de noviembre de 2020, la Asamblea Legislativa aprobó la Ley Número 9929 que declara de interés público la apicultura por ser una actividad de importancia para el desarrollo ambiental, social y económico de Costa Rica.
La citada ley establece que el Estado deberá tomar las medidas preventivas y progresivas que correspondan para impulsar e incentivar acciones y programas orientados a adoptar prácticas respetuosas con las abejas y otros polinizadores y así hacer frente a los impulsores directos e indirectos de la disminución de las abejas y otros polinizadores a nivel nacional y local, en temas transversales como la diversidad biológica, la seguridad alimentaria, los productos químicos y la contaminación, la reducción de la pobreza, el cambio climático, la reducción del riesgo de desastres y la lucha contra la desertificación.
La ley también indica que el Programa Nacional de Apicultura del Servicio Nacional de Salud Animal (SENASA), en coordinación con las municipalidades e intendencias, deberá promover acciones y realizar convenios, dentro del ámbito de sus competencias, para potenciar e incentivar el desarrollo de la apicultura. Dicha ley entró en vigencia desde el día 22 de febrero de 2021.
La Cámara Nacional de Fomento de la Apicultura insta a todas las municipalidades para que apoyen la iniciativa y declaren a su “Cantón Amigo de las Abejas”, por cuanto debido al incremento de la población humana y la necesidad de alimentos, fibras y otros artículos de la agricultura, las abejas son cada vez más importantes para la producción nacional. Además, las abejas son un indicador de la salud del medio ambiente, trabajando sin descanso a la vez que promueven y reflejan la diversidad biológica.
Adjuntamos imagen sobre los cantones declarados amigos de las abejas:
El año pasado murieron envenenadas casi cien millones de abejas en Costa Rica
Apicultores de Costa Rica informó que el apicultor, Alonso Céspedes López, denunció el primer envenenamiento que sufren sus abejas durante el presente año en Nacascolo de Liberia. ‘’Es una gran mortandad de abejas lo que se ha presentado en los últimos días, llevan varios días muriendo cientos de ellas, desde hace unos 15 días’’.
Según Céspedes, en las fincas del sector no existen cultivos agrícolas veraniegos, pero sí hay ganaderías, por lo que apunta que la contaminación puede estarse dando desde las fuentes de agua que utilizan tanto sus abejas como el ganado. Al parecer, los ganaderos usan equipos de aspersión para bañar a sus reses, las cuales terminan contaminando los bebederos con sustancias químicas veterinarias que resultan altamente tóxicas; generado la masiva muerte de las abejas. ‘’A lo largo de mi vida como apicultor mis abejas han sido víctima de intoxicaciones por lo menos en tres ocasiones, unas leves y otras más catastróficas.
De acuerdo con los datos revelados por Céspedes, fue envenenado uno de sus apiarios que tiene 19 núcleos para crianza de reinas y treinta colmenas, de las cuales al menos 10 murieron totalmente. Las pérdidas superan los 5 millones de colones, sin considerar el enorme daño ambiental generado de manera directa por la pérdida de los citados agentes polinizadores.
‘’Por ejemplo: aquí fumigan las vacas con unos químicos muy letales, pero no se ha podido establecer cuáles son los que mataron mis abejas porque los funcionarios de SENASA no han recolectado muestras de las abejas muertas para que las analicen en sus laboratorios. Yo vivo cerca de mis apiarios y aquí estoy a la espera de que vengan las personas del SENASA a investigar lo que sucedió’’, añadió.
El año pasado la Cámara de Nacional de Fomento de la Apicultura denunció que los agroquímicos están matando 250 mil abejas cada día catalogando la realidad como el “Armagedón de las Abejas” “masacres de abejas o apicidios”. Esta cantidad diaria de muertes de abejas diarias equivalen en promedio a 92 millones de abejas menos por año, unas 50 toneladas de miel menos y unos 450 millones de colones menos cada año. En términos de polinización equivale a un promedio de 1750 millones de flores menos polinizadas.
Tanto la Cámara de Apicultura como los expertos del Instituto Regional de Estudios en Sustancias Tóxicas (IRET) de la Universidad Nacional señalan la gran responsabilidad de un alto uso de plaguicidas del modelo de producción agropecuario.
El Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) invita a participar del seminario web “Jardines multipropósitos para polinizadores en zonas urbanas” el próximo 09 de febrero a las 4:00 pm.
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), alrededor de 100 especies de cultivos proporcionan el 90% del suministro de alimentos para 146 países; de estos cultivos, 71% son polinizados por abejas.
Conozca las recomendaciones que puede implementarse en los jardines multipropósitos y así atraer más polinizadores.
El “Armagedón de las Abejas” “masacres de abejas o apicidios” así definió la situación Juan Bautista Alvarado, presidente de la Cámara de Nacional de Fomento de la Apicultura.
Esta cantidad de muertes de abejas diarias equivalen a 92 millones de abejas menos por año, unas 50 toneladas de miel menos y unos 450 millones de colones menos cada año. En términos de polinización equivale a un promedio de 1750 millones de flores menos polinizadas.
“Lo que las abejas de nuestro país están pasando es una verdadera catástrofe, el auténtico cuyas consecuencias sí que son predecibles: pérdida de biodiversidad, disminución en la producción de alimentos, hambre y finalmente muerte” aseguró el apicultor.
Como ejemplo reciente el presidente de la Cámara narró “hace una década La Zona de Los Santos albergaba el 8% de las abejas Apis de Costa Rica. Contaban con aproximadamente 3.000 colmenas, hoy sólo les quedan unas 800. Esa disminución representa un 73% y equivale a la pérdida de aproximadamente 220 millones de abejas. Durante el mismo periodo, Los Santos, pasó de producir 90 toneladas de miel por año, a tan solo 20. Así como lo escuchan, se trata de una reducción del 77 por ciento en tan solo diez años”.
Tanto la Cámara de Apicultura como los expertos del Instituto Regional de Estudios en Sustancias Tóxicas (IRET) de la Universidad Nacional señalan la gran responsabilidad de un alto uso de plaguicidas del modelo de producción agropecuario.
Juan Bautista aseguró: “en la práctica todos los casos de envenenamiento masivo, cuyas muestras de abejas han sido analizadas por el SENASA, se ha encontrado un ingrediente activo llamado Fipronil. Al fipronil ya deberíamos declararlo el terror de las abejas costarricenses. Además del terrorífico Fipronil, tenemos un grupo de plaguicidas altamente tóxicos para las abejas, y son los llamados neonicotinoides”.
Sobre estos productos neonicotinoides, el agrónomo Fernando Ramírez Muñoz del Instituto Regional en Estudios de Sustancias Tóxicas (IRET), asegura que son insecticidas más usados en el mundo, un tercio de la venta y la principal problemática es que “son sistémicos y con alta persistencia dentro de la planta (hojas, semillas, frutos, polen, etc)”. Además, el especialista señala otros insecticidas: 49 ingrediente activo (IA) altamente tóxicos para abejas que se usan en nuestro país y herbicidas como glifosato, paraquat y otros que tienen efectos indirectos o colaterales de otros plaguicidas sobre abejas.
Para Ramírez es “imprescindible restringir aquellas sustancias que dañen las abejas y empezar por los Plaguicidas Altamente Peligrosos (PAPs) y buscar alternativas de políticas agroecológicas ante la amenaza de los insecticidas neonicotinoides”.
Finalmente, el presidente de la Cámara Nacional de Apicultura, Juan Bautista Alvarado cerró diciendo “el futuro verde de Costa Rica será con abejas o no será”.