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Etiqueta: abolición del ejército

Grandioso este día el 1 de diciembre que recuerda la Abolición del Ejército, que nos permite cantarle a la vida y al buen y respetuoso trato de los niños y adolescentes

(Intervención de Vladimir de la Cruz, Historiador, en el acto inaugural de la Exposición “Lo que dijeron los medios de prensa relacionados con la Abolición de la Pena de Muerte, la Abolición del Ejército y del castigo físico infantil”, en la Asamblea Legislativa, en el Salón de Jefes de Estado y Presidentes de la República, el miércoles 1 de diciembre del 2021”

Ciudadana
Presidenta de la Asamblea Legislativa
Silvia Hernández
Ciudadana
Directora Biblioteca Nacional
Laura Rodríguez
Ciudadano compositor
Carlos Guzmán
Ciudadanos Diputados
Ciudadanos Directores y funcionarios del Poder Legislativo
Ciudadanos y ciudadanas presentes en este acto.

Nos reúne este día la celebración de tres acontecimientos que enaltecen a la Nación costarricense, a la Democracia Nacional y a los Poderes Públicos, y altas Autoridades del Estado y del Gobierno que de distinta manera participaron y contribuyeron en su gestación. Son la celebración de la Abolición de la Pena de Muerte, la Abolición del Ejército y la eliminación de castigos físicos y humillantes de los niños y niñas de Costa Rica.

La adición al Capítulo II del Código de la Niñez y la Adolescencia, con el Artículo 24 bis, que establece claramente la prohibición de castigos físicos, corporales, y trato humillante o degradante, a los niños que se ha aprobado por este Congreso, enriquece las políticas que sobre niñez y adolescencia se han ido dando en Costa Rica desde hace muchos años, y que fortalece las decisiones nacionales que se han hecho al firmar gran cantidad de Tratados y normas internacionales similares, que han hecho que Costa Rica se distinga en el ámbito internacional por los Derechos Sociales, las Libertades individuales y por los Derechos Humanos, que como un gran paraguas hoy cubren prácticamente todas las esferas de la vida de los habitantes y ciudadanos de Costa Rica, de su niñez y adolescentes, que obligadamente se les debe tratar como las personas humanas que son, señalando también esa corresponsabilidad de crianza y educación, con estos parámetros, a las madres, a los padres, a los responsables de la guarda y crianza, así como de los encargados y el personal de los centros educativos, de salud, de cuido, penales juveniles o de cualquier otra índole, para evitar que sobre niños y adolescentes se puedan realizar castigos físicos corporales o de trato humillante, y que por sobre todas las cosas se garantice su integridad física, su dignidad de personas humanas y la felicidad con que deben criarse, para asegurar con ello también la mejor convivencia social y procurar la sociedad más feliz posible.

La exaltación de la abolición de la pena de muerte es otro hecho que distingue a Costa Rica, desde mediados del siglo XIX, cuando los Presidentes y Beneméritos de la Patria, el Dr. José María Castro Madriz y el General Tomás Guardia Gutiérrez, inaplicaron la Pena de Muerte, y el General Guardia tomó la decisión de eliminarla, de abolirla y declarar el derecho a la vida como un bien inviolable. Del continente americano solo Venezuela se nos anticipó, cuando la abolió en 1863. Nosotros en el Gobierno de Tomás Guardia lo hicimos en 1882, lo que se publicó en La Gaceta el 27 de abril de 1882, como Artículo 15 de la Constitución, que se reformó en este sentido.

La pena de muerte constituye la expresión más brutal de todos los castigos, el más extremo, el más cruel. Con ello también hemos firmados Tratados internacionales que aseguran que la pena de muerte no podrá restablecerse jamás y mucho menos podrá aplicarse en delitos considerados políticos, lo que fortalece el ambiente de una sociedad tolerante en este campo.

En 1981 en Costa Rica se realizó, para celebrar el Centenario de la abolición de la Pena de Muerte, el Primer Congreso Mundial de Derechos Humanos, que culminó con la Carta de Alajuela, en la que se estableció que “la pena de muerte es una práctica jurídica, o no, que atenta contra el Derecho Humano superior de la vida. Por ende debe suprimirse”.

Esta decisión, de la Abolición de la Pena de Muerte, tomada en 1882 ha sido también uno de los ejes de política exterior del país, junto con la defensa de los regímenes democráticos y de los derechos humanos, entre otros valores, que distinguen al país en el ámbito internacional.

La razón fundamental que llevó al Presidente Guardia a abolir la Pena de Muerte, fue el dolor que le causaba el recuerdo del Asesinato de Estado que se realizó contra el Presidente Juan Rafael Mora Porras y, especialmente, contra el General José María Cañas Escamilla, ambos héroes, de la Guerra Nacional contra los filibusteros norteamericanos que querían esclavizar a los pueblos centroamericanos y acabar con la Soberanía, la Independencia y la Libertad de nuestras naciones.

El fusilamiento del General Cañas afectó más al Presidente, porque en esa gloriosa y heroica guerra, el General Guardia había combatido bajo las órdenes del General Cañas, a quien admiraba, y le sentía un profundo respeto, admiración y a quien le tenía un gran afecto. En ese sentimiento le acompañó su señora esposa, la distinguida Dama Emilia Solórzano Alfaro, a quien también se le reconoce la decisión de la abolición de la pena de muerte.

Al momento de recordar esta memorable decisión de la abolición de la pena de muerte, recuerdo a los señores Diputados que está pendiente realizar el Funeral de Estado al Presidente Benemérito de la Patria Juan Rafael Mora Porras, y al General José María Cañas Escamilla.

Hace bien la Asamblea Legislativa, señores Diputados, de celebrar hoy, 40 años después del Primer Congreso de Derechos Humanos, realizado en nuestro país, estas fechas, que culminan en este acto con la celebración y exaltación de la abolición del ejército como institución permanente.

Celebramos el 1 de diciembre como la fecha en que, en 1948, se abolió el Ejército de Costa Rica. Alrededor de esta fecha se discutió en el 2019, en la Asamblea Legislativa, la decisión de aprobarla como día feriado de pago obligatorio nacional, lo que se hizo, siendo este año 2021 cuando se puso en vigencia.

Las fechas patrias y efemérides nacionales, en preciso, como las fechas de la Independencia el 15 de setiembre, la de la Anexión de Nicoya, el 25 de julio, la de la Virgen de los Ángeles, el 2 de agosto, la del Día de la Madre, el 15 de agosto, la del día del Niño, el 9 de setiembre, la del encuentro de culturas, el 12 de octubre, las de la Campaña Nacional contra los filibusteros, especialmente la del 20 de marzo, la Batalla de Santa Rosa, el 10 de abril, la Batalla de Sardinal, el 11 de abril, la Batalla de Rivas y la del 22 de diciembre, la Batalla de la Trinidad, que son las que más se celebran, tienen bien asentado su día de conmemoración y recuerdo, pero de ellas destacan en celebración la de Santa Rosa y la de Rivas.

La fecha del 29 de octubre, asociada a la Independencia de Costa Rica, no se celebra oficialmente, aunque este año, 2021, inevitablemente tuvo que hacerse, y el propio Presidente Carlos Alvarado en Cartago tuvo que reconocer que allí, en esta fecha, hace 200 años, se había proclamado la Independencia de Costa Rica.

Hoy se celebra el día de la Abolición del Ejército con este rango de distinción, haciéndolo feriado y de pago obligatorio, con un día movible a otro día de la semana lo que debilita su efeméride.

Otras fechas alusivas a eventos y sucesos nacionales pueden igualmente celebrarse, con mayor pomposidad que como se recuerdan. Algunas fechas pueden ser discutibles desde el punto de vista de historiadores, y especialistas, y hasta se podrían tener varios eventos para significar, destacar y celebrar esas fechas, como es el caso de la fecha de Independencia que se tienen el 15 de setiembre y el 29 de octubre, y como alrededor de la Abolición del Ejército se podrían tener diferentes momentos de celebración de la abolición del Ejército, destacando la fecha del 1 de diciembre de 1948.

En materia militar estuvieron vigentes, hasta el Código Militar de Tomás Guardia Gutiérrez, de 1871, las ordenanzas generales del Ejército expedidas por el Rey Carlos III, en el siglo XVIII, que quedaron abolidas con la promulgación de este Código Militar.

Con ello, el Ejército era parte de la institucionalidad oficial del Estado y del Gobierno, que se regulaba desde el Código Militar de 1871 con sus respectivas reformas.

En el Artículo 22 de la Constitución Política de 1871, vigente hasta 8 de mayo de 1948 se establecía que el Ejército, era una fuerza militar que estaba subordinada al Poder Civil, que es esencialmente pasiva y jamás debe deliberar, y en el Artículo 109 de los deberes y atribuciones del Poder Ejecutivo, en sus incisos 15, 16 y 17 se establecía que era competencia del Presidente: “Librar los títulos respectivos a los individuos a quienes el Congreso hubiere investido de alguno de los grados militares que le corresponde conferir. Conferir grados militares hasta el de Teniente Coronel inclusive, y proveer cualesquiera empleos, cuya provisión no reserve la ley a otra autoridad, y conceder retiro a los Jefes y Oficiales del ejército y admitir o no las dimisiones que los mismos hagan de sus destinos.”

Así al suspenderse la Constitución de 1871, el 8 de mayo de 1948, se suspendió el Ejército, se le quitó el sustento constitucional de su existencia. Bien podría tenerse, por este motivo, la fecha del 8 de mayo de 1948 como una fecha de abolición del Ejército, sin embargo, la Junta de Gobierno mantuvo el Ejército e hizo varios Decretos Leyes relacionados con este cuerpo militar.

Institucionalmente en la década de 1940-1948 el Ejército, como estructura organizativa del Estado, era muy débil, y para la guerra civil de 1948 era una institución casi inexistente.

En junio de 1947 los diputados Fernando Volio Sancho y Fernando Lara Bustamante propusieron eliminar el Ejército suprimiendo partidas para la compra de armas y mantenimiento de los cuarteles.

La Guerra Civil de 1948 puso en tensión militar el país, tanto por las fuerzas militares organizadas y dirigidas por José Figueres, su Ejército de Liberación Nacional, y la Legión Caribe, que le acompañaba, como por el Ejército Nacional, la institución militar que tenía que enfrentar la insurrección militar figuerista, a la que prácticamente no le ofreció ninguna resistencia importante, ni ninguna batalla o enfrentamiento militar importante le ganó.

Acabada la Guerra Civil, luego de las Conversaciones de Ochomogo, ratificadas en el Acuerdo o Pacto de la Embajada de México, y obligado Otilio Ulate a firmar el Pacto con Figueres, postergando su asunción al Poder Ejecutivo, asumió por la fuerza la dirección del Estado y del Gobierno, José Figueres, prácticamente, con un Golpe de Estado contra Otilio Ulate, desde el 8 de mayo de 1948 hasta el 7 de noviembre de 1949, período en el que se constituyó el Gobierno de Facto de la Junta Fundadora de la Segunda República.

Es durante el ejercicio de este Gobierno de Facto donde se toma la decisión con firmeza de abolir el Ejército Nacional.

El primer acto fue con la suspensión o abolición de la Constitución Política de 1871, que era la vigente, lo que se realiza el 8 de mayo de 1948. Al suspender la Constitución Política se suspendió con ella al Ejército Nacional del Estado que era reconocido oficialmente como una institución de Derecho.

La fuerza militar que acompañó a Figueres en el ejercicio de su Gobierno de Facto fue la propia, con la que había ganado la guerra, que sustituyó, en ese sentido, al Ejército Nacional, en todas sus funciones. Sin embargo, por Decreto No. 1 de la Junta fundadora de la Segunda República, del Ministerio de Seguridad Pública, de 8 de mayo de 1948, José Figueres “asume el Mando en Jefe del Ejército y de las fuerzas armadas de la República, en calidad de Comandante en Jefe”.

A partir de allí el Ejército Nacional fue desintegrándose en la institucionalidad nacional. En distintos actos y acuerdos de la Junta de Gobierno se le dio apoyo a su Ejército de Liberación Nacional. En la Reunión No. 5 del 25 de mayo de 1948 se señaló la existencia del Ejército como necesaria “en la actualidad”, “como medida de emergencia”, y se estableció el Departamento de Defensa del Ejército, dependiente del Ministerio de Seguridad.

La Junta Fundadora convocó a elecciones, a afínales de 1948, para integrar la Asamblea Nacional Constituyente la cual se instaló, en enero de 1949, para realizar su trabajo, durante el año de 1949.

El 13 de diciembre de 1948, por el Decreto Ley No. 302, la Junta Fundadora de la Segunda República, “creó la Tesorería del Ejército para atender aquellos gastos de la presente emergencia de guerra, cuyo pago debe de hacerse de inmediato…”

En el Proyecto de Constitución Política, presentado por la Junta, a la Asamblea Nacional Constituyente, el 3 de febrero de 1949, en su Artículo 10, se establecía declarar oficialmente disuelto el Ejército Nacional, que aunque no se acogió este Proyecto de Constitución, la idea de la abolición prendió en el alma de los constituyentes, lo que empezó a discutirse en el seno de la Asamblea Nacional Constituyente. Ese 3 de febrero de 1948 se hizo oficialmente el primer anuncio de querer abolir el Ejército. Esta es una fecha que puede tenerse también para celebrar su abolición.

El 4 de julio de 1949 los diputados del Partido Unión Nacional, Ricardo Esquivel Fernández, Juan Trejos Quirós y Enrique Montiel Gutiérrez, proponen suprimir el Ejército (Actas 101, de 4 de julio, la 169 de 18 de octubre, y la 178 del 31 de octubre, de la Asamblea Nacional Constituyente). Estas son otras fechas que contribuyen para celebrar su abolición.

Así, el 18 de octubre de 1949 la Asamblea Nacional Constituyente revisa lo aprobado en las discusiones hasta ese momento, con relación a la eliminación del Ejército, y el 31 de octubre de 1949 fue cuando se aprobó oficialmente, o ratificó, la Abolición del Ejército, en la Asamblea Nacional Constituyente, lo que podría ser la fecha más precisa por cuanto ya quedaba aprobada la abolición. Seguía la aprobación definitiva de la Constitución como un todo, lo que se hizo el 7 de noviembre de 1949.

El 11 de octubre de 1949 la Junta Fundadora de la Segunda República, por Decreto No. 749, acuerda “imprimirle a la estructura política del Estado una fisonomía netamente civil, confiándose la defensa del orden y la seguridad interna a las fuerzas regulares de la Policía Nacional, llamada a partir de ese momento, Guardia Civil”, y traspasó el Cuartel Bella Vista a la Universidad de Costa Rica, con el objetivo de desarrollar el Museo Nacional.

En el seno de la Junta de Gobierno el Plan de la supresión, o abolición del Ejército, había sido presentado por el Ministro de Seguridad, Coronel Edgar Cardona Quirós, por lo que, como reconocimiento, se le otorgó el título de Coronel Efectivo de las Fuerzas Armadas de Costa Rica.

El 25 de noviembre de 1948 la Junta de Gobierno había acordado aceptar el Plan de Supresión del Ejército.

El 27 de noviembre se anunció la desmovilización de la Legión Caribe, y se les agradeció lo que habían hecho por Costa Rica, especialmente al General Miguel Ángel Ramírez Alcántara, considerado, por los miembros de la Junta de Gobierno, Héroe de la Revolución.

Cuatro días después, el 1 de diciembre de 1948, la Junta realizó el acto simbólico en el Cuartel Bellavista. En presencia del Cuerpo Diplomático, se hizo el anuncio de que Costa Rica convertiría los cuarteles en centros de cultura, y se afirmó que la época de los cuarteles había quedado para la historia de la Primera República y que empezaba la era del Estado constructor de escuelas, colegios, universidades y museos.

El acto público del 1 de diciembre de 1948, fue para publicitar, de esa manera, la declaración de disolución del Ejército Nacional, que se había hecho el 31 de octubre en la Asamblea Nacional Constituyente.

Así, el acto del 1 de diciembre tan solo fue el acto teatral del anuncio, no el acto oficial en el cual se había abolido. Este día hablaron José Figueres Ferrer, como Presidente de la Junta de Gobierno, Edgar Cardona, Ministro de Seguridad Pública y Uladislao Gámez Solano, Ministro de Educación Pública.

Para esta ocasión, 1 de diciembre de 1948, se reunieron las autoridades del Gobierno en el Cuartel Bella Vista donde José Figueres dio unos mazazos, en una de sus almenas, para simbolizar la abolición del Ejército. Allí hubo un desfile de militares y de escolares.

El entonces Magistrado de la Sala Constitucional, Rodolfo Piza Escalante señaló que ese 1 de diciembre José Figueres no abolió el ejército y tan solo pronunció un discurso, como efectivamente lo hizo.

Este acto teatral es el que se conoce como la Ceremonia del Mazazo, porque José Figueres golpea una muralla, en una de sus almenas, con un mazo, para indicar que, de igual manera, era golpeada y destruida la estructura militar.

Como parte de la ceremonia, el Ministro de Seguridad entregó al de Educación, una llave simbólica señalando que era el acuerdo firme de la Junta de Gobierno disolver el Ejército. Así simbólicamente este día, 1 de diciembre, se inmortalizó como la fecha de la Abolición del Ejército.

El Ministro de Educación expresó: «La luz que irradiaron las espadas del 12 de marzo, aludiendo al acto insurreccional que dio origen a la Guerra Civil ese mes, hoy se transforman en antorcha de libertad y del decoro que entonces proclamaron.»

La Abolición del Ejército quedó consagrada en el Artículo 12 de la actual Constitución Política, aprobada el 7 de noviembre de 1949.

Con ella, los diputados constituyentes de 1949 definieron claramente, en los artículos 12 y 140 de la Constitución Política, el carácter civilista del Estado costarricense y la finalidad de integrar a la fuerza pública dentro del modelo de Estado.

En el gobierno de Oscar Arias Sánchez, 1986-1990 por el Decreto No. 17357-P-SP-EP-C-RE, del 26 de noviembre de 1986, se dispuso Declarar el 1 de diciembre de cada año como “Día de la Abolición del Ejército”, invitando a todos los costarricenses y extranjeros radicados en el país, como a las instituciones públicas y privadas, a reflexionar sobre este hecho fundamental de la Historia Patria y a celebrarlo con la dignidad y el decoro que merece esta fecha. El día de celebración así está establecido. Lo que se hizo finalmente por el Congreso de la República y sus diputados fue hacerlo feriado obligatorio y de pago obligatorio.

En concordancia con la Abolición del Ejército, en el Gobierno de Luis Alberto Monge Álvarez, el 17 de noviembre de 1983, anunció la Declaratoria de la Neutralidad Perpetua Activa y No Armada, del Estado costarricense, ante cualquier conflicto bélico, como prolongación del proceso de desarme unilateral y voluntario iniciado en 1949. En el siguiente período gubernativo, el Presidente Oscar Arias Sánchez, por Decreto No. 17645-P-SP-G, dispuso, el 24 de julio de 1987, suprimir los rangos militares que hasta ese momento ostentaban y tenían vigentes los miembros activos de la Guardia de Asistencia Rural, de la Dirección de Inteligencia y Seguridad nacional, la DIS, y de todos los cuerpos de policía, en todas sus estructuras y programas, estableciendo la nomenclaturas de Inspector de Policía 1, 2, 3, de Oficial de Policía 1 y 2 y de Comisionado de Policía 1, 2 y 3. Los rangos militares fueron restablecidos nuevamente en el Gobierno de Rafael Ángel Calderón Fournier, 1990-1994 y eliminados de nuevo por el Presidente Miguel Ángel Rodríguez Echeverría, 1998-2002. Durante el Gobierno del Dr. Abel Pacheco, con motivo de la adhesión que él hizo a la guerra de Irak desarrollada por Estados Unidos, firmando internacionalmente dicha acción militar, la Sala Constitucional de la Corte Suprema de Justicia, le llamó la atención señalando que en razón de la abolición constitucional del Ejército, nosotros como país, no podemos formar parte de ninguna fuerza colectiva de tipo militar ni de participar en acciones militares de esa naturaleza, obligándolo a retirar la firma de apoyo a esa guerra.

Así, hoy celebramos con júbilo nacional esta gloriosa fecha que hace que ninguna familia sufra de la circunscripción obligatoria del servicio militar de ninguna de sus hijos o miembros, ni sufre por movilizaciones militares del Estado o del Gobierno que produzcan la muerte de costarricenses. Y, celebramos también que no haya gastos militares en el mantenimiento de una fuerza militar totalmente parasitaria, y que esos fondos puedan destinarse a otras necesidades estatales y de la Administración Pública al servicio de la ciudadanía y los habitantes del país.

Grandioso este día el 1 de diciembre que nos recuerda la Abolición del Ejército como institución permanente, que nos ha permitido cantarle a la vida y al buen y respetuoso trato de los niños y adolescentes.

Figueres, Héroe ¿o Antihéroe? de la Paz

Vladimir de la Cruz

El Congreso de la República, antes de 1948, y La Asamblea Legislativa, desde 1949, hicieron y hacen reconocimientos públicos a ciudadanos que se destacan en Costa Rica, en distintos campos del quehacer humano científico, político cultural, histórico, artístico, literario, de las Letras Patrias, de la Enseñanza así como a quienes de una u otra forma, extranjeros especialmente, han contribuido, de acuerdo a esas valoraciones que hacen los diputados, con nuestro país, nuestro desarrollo institucional o democrático. También se ha hecho este reconocimiento del Benemeritazgo a Instituciones nacionales.

Así se crearon los distintos rangos de Benemeritazgos, Ciudadanos de Honor, Defensores de la Libertad, que el Poder Legislativo realiza, en atributo de sus potestades y facultades constitucionales. Por ello muchos Presidentes del país han recibido ese Honor de declarárseles Beneméritos, algunos de ellos en vida recibieron esa distinción.

En el campo de los Héroes y Heroínas hay reconocimientos en esta categoría sin que existan formalmente establecidos estos títulos. Se les reconoce y menciona como héroes en función del conocimiento que tenemos de su participación en ciertos hechos históricos nacionales que les distinguen, como son los asociados a la Guerra Nacional contra los filibusteros norteamericanos.

Incluso se llega a establecer un rango de Héroes nacionales del período republicano, y de la época colonial, cuando se han distinguido en este campo a los indígenas Pablo Presbere y a Garabito, sin que en la narración histórica oficial y general se haga énfasis en el carácter violento del régimen colonial, ni en el significado brutal que tuvo de exterminio poblacional, ni en la justificación de los levantamientos indígenas contra las formas de opresión desde la conquista y la colonia que sufrieron. No tienen estos personajes una relevancia especial, más allá de tenerlos como “héroes”, sin que sus historias de lucha se estudien, se profundicen y se fortalezcan en la conciencia ciudadana actual, ni porque el estudio de la conquista y la colonia, con todos sus significados y consecuencias se entienda como un sistema de opresión que se impuso y que llega hasta nuestros días en sus elementos estructurales. Así no se estudia la Historia Nacional todavía.

Un caso único de doble Benemeritazgo lo recibió la escritora y activista comunista Carmen Lyra.

El lunes pasado la Asamblea Legislativa, en primer debate, aprobó la designación de Héroe de la Paz para José Figueres Ferrer, don Pepe, como cariñosa y popularmente se le llama, a quien fuera el Presidente del Gobierno de Facto, 1948-1949, que asumió por la fuerza de las armas, violentando por casi dos años la Presidencia legítima que se le reconocía a Otilio Ulate Blanco, en cuyo desconocimiento de su triunfo electoral se hizo la Guerra de marzo y de abril de 1948, y más tarde fue don Pepe dos veces Presidente constitucional del país.

Hoy la Asamblea Legislativa realizará su segundo debate de este Proyecto de Ley, que sin ninguna duda le dará el título de Héroe de la Paz a don Pepe.

Con ello se crea fácticamente una nueva categoría de reconocimientos oficiales en el país, el de los Héroes y Heroínas de la Paz.

Las razones fundamentales para este reconocimiento a don Pepe son que tenemos más de 150 años de no reconocer costarricenses que hayan hecho alguna proeza que merezca esta distinción, equiparable al calificativo de Héroe Nacional y de Heroísmo, que no se sustente en eventos bélicos, y que esa posibilidad es cada vez más remota porque carecemos de Ejército, y de guerras en que este Ejército participe, que nos produzca estos héroes surgidos de esos eventos o batallas, conflictos bélicos, de “acuerdo con los criterios convencionales”, que se tienen para estas designaciones.

La segunda razón es la existencia de Costa Rica como país sin Ejército, por lo que no podemos esperar tener héroes o heroínas surgidos de luchas militares, por lo que, sin decirlo el Proyecto de Ley, que propone a Figueres para Héroe de la Paz, es más bien una postura Antihéroe belicoso. Es ser Héroe por no surgir, como tal, de la Guerra, por acabar con la posibilidad de desarrollar guerras por parte de nuestro país, o nuestros gobiernos. Pero, Figueres surgió de la Guerra Civil de 1948, de la que él hizo, él desarrolló y con la que logró derrotar al Ejército Nacional, y a los combatientes comunistas, el aliado principal del Ejercito Nacional en esa lucha, y quienes pusieron los muertos de todo el conflicto.

De esa Guerra Figueres obtuvo el reconocimiento de General, sin tener carrera militar. Otros Presidentes del país obtuvieron del Congreso de la República, especialmente en el siglo XIX, el título militar de General, cuando eran civiles en su formación profesional o ciudadana.

La tercera razón es que la abolición del Ejército, que realizó Figueres, que no se dice así tan tácitamente en el Proyecto de Ley, hizo cambiar a una nueva dimensión las categorías de Héroe, Heroína y Heroísmo, para trazar una ruta nacional a favor de la Paz y no de la Guerra. De esta manera la Asamblea Legislativa quiere “poder lucir” a Costa Rica, y “presentar el primer “héroe de la paz” al mundo”.

La cuarta razón es que Costa Rica, “ha entrado en una de las crisis más profundas de su historia, porque la turbulencia que enfrenta nuestro país, en otras circunstancias, probablemente, hubiera provocado la intervención del ejército si lo hubiéramos tenido. O sea, el coctel cuyos principales ingredientes son la enorme angustia, frustración y desesperanza que suelen empujar a los ciudadanos a la rebelión podría tentar a un ejército, muy al estilo latinoamericano, a entrar en acción.”

Así la Asamblea Legislativa hace una Acción de Gracias declarándolo “Héroe de la Paz”, dándole “gracias a Dios” por “la extraordinaria visión y/o acierto de nuestro “héroe de la paz”, José Figueres Ferrer”, por la que “Costa Rica no tiene un ejército”.

La esencia de la Abolición del Ejército de Figueres es que ya era una petición que se venía haciendo, ya había voces en el Congreso, desde 1946, en ese sentido. Históricamente desde 1869 se había venido debilitando el Ejército. Hubo voces en la Junta de Gobierno y en la Asamblea Nacional Constituyente de 1949 pidiendo su abolición.

Ciertamente Figueres impulsó su abolición, tuvo su apoyo. Abolió el Ejército Nacional y disolvió su Ejército particular, con el que hizo la guerra de 1948, el Ejército de Liberación Nacional, como se le llamó. Con sus actos eliminó la presencia del Ejército de la Legión Caribe, con el que se le sumaron, con sus huestes militares, bajo el compromiso de Figueres con los Legionarios de continuar su Guerra contra las dictaduras de Centroamérica y el Caribe, que era parte de esos compromisos con los miembros de la Legión Caribe, por lo que los hizo salir del país.

Cuando Figueres abole el Ejército Nacional elimina el instrumento de guerra que podía emplear, en esas batallas, contra las dictaduras de acuerdo a lo pactado. De esta forma Figueres abole el Ejército, el nacional y el propio, saca la Legión Caribe y renuncia al camino de la guerra aún para ir a acabar con esas dictaduras. Este es el camino de la paz que trazó Figueres. Quizá esta fue la mayor razón de Figueres de la Abolición, no ir a hacer la guerra a otras tierras, porque ya no tenía ejército, y porque en 1948 se había creado un Ejército continental, con base al Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca, (TIAR) con posibilidad de usarlo, para alguna situación que lo ameritara, y porque la invocación del TIAR y de los acuerdos de la OEA en ese sentido los puso en marcha a finales de 1948 y a principios de 1955, cuando desde Nicaragua se intentó movilizar hombres armados contra sus gobiernos.

Esas pueden ser las razones para este reconocimiento a don Pepe. Merecido lo tiene. Nueva Categoría de reconocimiento nacional para quienes contribuyan en la lucha por la Paz.

Sin mezquindad alguna debiera continuarse, en ese reconocimiento, en esa misma categoría de “Héroe de la Paz”, al Presidente Oscar Arias Sánchez, por la contribución, ya reconocida, de carácter mundial, Premio Nobel de la Paz, por sus gestiones, luchas y logros, por acabar con los conflictos de guerra en Centroamérica, y tratar de abolir ejércitos en la región, y de luchar internacionalmente contra el armamentismo mundial y la no proliferación de armas, que logró materializar en un Tratado Internacional de la ONU.

Sin mezquindad, en este reconocimiento, con don Pepe y con don Oscar, los dos costarricenses, ambos con dos gobiernos constitucionales.

Esta es la mejor forma de distinguir hazañas extraordinarias, donde se necesita valor.

Ambos son los personajes principales de esta ruta de paz de nuestro país, desde 1949, avalada por la Sala Constitucional, de la Corte Suprema de Justicia, cuando señaló que ese camino de la paz obliga a cualquier gobernante a no participar en eventos bélicos internacionales ni siquiera como firmantes de agresiones a otros países, ni formando parte de coaliciones militares de esa naturaleza. La Sala Constitucional, institucionalmente, podría recibir este reconocimiento como se hace con los Benemeritazgos institucionales.

Una semblanza de don Pepe

Vladimir de la Cruz

(Nota introductoria, a modo de Prólogo, de los tres tomos de las Obras Completas de José Figueres Ferrer, don Pepe, cuya publicación inició la Editorial del ITCR en diciembre del 2020)

José Figueres Ferrer, don Pepe, como popular y cariñosamente, siempre se le ha llamado, aún siendo Presidente de la República, es la figura política más influyente e importante en la historia costarricense del Siglo XX.

Su presencia en el desarrollo histórico nacional marca de una manera indeleble cincuenta años, desde que irrumpe en la arena del activismo político a principios de la década de 1940 hasta su muerte, en 1990. Es reconocido, hasta nuestros días, por las obras que impulsó durante sus gobiernos. A lo largo de su vida también recogió y expresó los elementos y características de la época, y así como rasgos de la idiosincrasia campesina, como símbolo del ser costarricense.

De los políticos costarricenses José Figueres Ferrer es el más universal, el más conocido en el interior y el exterior del país. Su huella se ha hecho sentir en Centroamérica, el Caribe, América Latina, en los Estados Unidos y en Europa. Fue un hombre que supo interpretar correctamente, con gran sentido pragmático, pero de modo dialéctico, su entorno. Al mismo tiempo, supo conjugar los elementos y condiciones que le rodearon, para adaptar y transformar esa realidad, a las necesidades de las fuerzas sociales de las cuales él se fue convirtiendo en la mejor y más genuina representación y aspiración.

Le tocó vivir intensamente el Siglo XX, un siglo agitado y conmovido, de grandes procesos históricos, de grandes reformas sociales y políticas, de procesos y confrontaciones militares mundiales, que de muchas maneras impactaron la realidad nacional, así como su visión del mundo. En el plano nacional le tocó vivir tres épocas, dos de ellas inevitables, formadoras e inspiradoras, y la tercera, que él impulsa y ayuda a construir, la que modela y forma radicalmente la Costa Rica a partir de 1950 hasta la actualidad.

La primera marcada profundamente por el liberalismo progresista y anticlerical de finales del siglo XIX que se proyecta hasta 1939, caracterizada por la consolidación del Estado Liberal, que es el período que lo ve nacer y en el cual se desarrolla, en la escuela y el colegio, y cuando parte a formarse a los Estados Unidos para sus estudios superiores.

La segunda, ya estando de nuevo en Costa Rica, la de tránsito de ese liberalismo hacia una sociedad preocupada por la cuestión social y más solidaria, donde se sientan las bases y orígenes del Estado Social de Derecho, que resulta de los movimientos políticos que surgen, entre 1919 y 1935, que cuestionan el liberalismo clásico y el Estado Liberal, y proponen reformas sociales, como fueron los partidos Socialista de Costa Rica (1920), el Reformista (1923-1934), la Alianza de Obreros, Campesinos e Intelectuales (1930) y el Partido Comunista, a partir (1931) con su expresión electoral, Bloque de Obreros y Campesinos a partir de 1934, y el Partido Socialista Costarricense (1935), este último impulsado por Vicente Sáenz con quien tendrá una relación importante en la década de 1940, que seguramente le ayuda a darle mejor forma a su inquietudes y pensamiento político.

La tercera, el proyecto político de José Figueres, inicio con su Gobierno de Facto, La Junta Fundadora de la Segunda República, durante 1948-1949, luego de haber triunfado en la Revolución de 1948. Las bases que sentó transformaron a Costa Rica. La aseguró, consolidó y desarrolló institucionalmente con lo cual hizo válido este Estado de Derecho y de Estado Social de Derecho, al crear las condiciones para avanzar hacia la Costa Rica modernizante, de carácter más industrial, e incorporada de una manera más dinámica a las nuevas relaciones económicas y mercados internacionales, y en cierta manera metiéndonos, como nación y como país, en la dinámica modernista del Siglo XX.

Sus primeros años, de infancia y juventud, en la ciudad y región de San Ramón de Alajuela, en el extremo occidental del Valle Central, apacible, rural, pero de gran contenido cultural e intelectual, le sensibilizan. San Ramón había sido el reducto, a finales del siglo XIX, de los perseguidos políticos y liberales, intelectuales de gran valía, como Julián Volio, que por extrañamiento eran confinados a ese lugar.

Nació allí el 25 de setiembre de 1906. Le llamaron José María, de ojos azules intensos.

La formación intelectual y la cultura de sus padres, su padre médico y su madre educadora, le influirá notablemente, con un hogar económicamente estable, sin indulgencia para la escuela, la ropa, o la mesa. Físicamente se desarrolló bien, pero bajo de estatura, lo que también sirvió para que sus opositores y detractores le llamaran “el enano”, situación física que no le hacía mella porque sus estatura moral y política estaba en sus ideas, su pensamiento, su capacidad de gran conductor político que fue.

En la década de 1910 su padre, por razones laborales se traslada a vivir cerca de la capital, donde se establece por breve tiempo en Escazú y luego en Santa Ana, dos poblados al sur oeste de la capital, de tradición campesina. Su familia permanecía en San Ramón donde el niño José Figueres termina sus estudios primarios, nutriéndose de una educación que formaba valores para la acción ciudadana, la vida cívica y popular y la democracia. Desde pequeño José Figueres destacó por su inteligencia, su capacidad reflexiva, su disciplina para la lectura y el estudio. Le llamaron la atención las ciencias exactas, la matemática, la física y especialmente la electrónica y la telegrafía inalámbrica.

Era parco en el hablar familiar, muchas veces monosilábico. Igualmente, tenía una gran disciplina y control de sí mismo. Solía levantarse muy temprano, tomar un desayuno ligero y aprovechar el tiempo libre en la lectura. Llevaba una aureola de sinceridad, confianza y benevolencia, de sentido paternal y tradicional. En su juicio llegó a ser preciso y directo, con gran capacidad de criticar finamente y colocar a sus adversarios en posiciones difíciles, y desestabilizados ante sus cuestionamientos o manera de expresarse.

Como joven fue muy inquieto y ávido de conocimientos. Por su tradición aprendió el idioma catalán, por su vida el español, pero, por su propia iniciativa se empeñó en aprender el inglés, que lo llega a perfeccionar como una lengua materna.

También le llamó la atención y sentía vocación por el estudio de la ingeniería eléctrica, lo que le lleva a contactarse e inscribirse, por correspondencia, en los estudios de la Escuela Internacional de Scranton, de Pensilvania. Estados Unidos, donde fijó metas de llegada.

Con su profesor Fidel Tristán practicó la radiofonía que lo puso momentáneamente en contacto con otros estudiantes del Liceo de Costa Rica, entre ellos Manuel Mora Valverde, también inquieto en esta materia.

En 1922 termina sus estudios secundarios. En esa época hizo nuevos amigos. Junto a Francisco José Orlich Bolmarcich, camarada de infancia en San Ramón, sus más cercanos son Alberto Martén y Juan de Dios Trejos, También compañero de estudio es Francisco Calderón Guardia. En 1923 decidió viajar a los Estados Unidos, a Boston, a estudiar ingeniería en el Instituto Técnico de Massachusetts. Ingresó a la Universidad pero desistió. Siempre consideró la Biblioteca Pública de Boston como su Alma Mater.

En 1929 Figueres adquirió una finca en el Distrito San Cristóbal, Cantón de Desamparados, a la cual denominó «Lucha sin fin», que expresaba su filosofía de la vida, una lucha constante, de cultivo y formación de sí mismo, de retos, de triunfos y derrotas, de caídas y superaciones.

Allí se formó el Figueres empresario, agricultor, industrial, soñador, innovador, el práctico, el hombre de trabajo y estudio, el jefe exigente, el visionario, y el embrionario político, que llevaba dentro. En su finca se dedicó a producir cabuya, elaborar sacos y cordeles de cabuya, y asimila la vida campesina compartiendo el trabajo, mano a mano, con sus operarios, peones, jornaleros y trabajadores, sin marcar una división odiosa obrero patronal. Figueres no se forma como muchos otros líderes latinoamericanos en las universidades ni el liderazgo estudiantil. Su formación fue en la Universidad de la vida cotidiana, al compartir con campesinos.

Hasta 1942 Figueres se dedica de un modo casi exclusivo a la agricultura y a algunos proyectos industriales. La finca le permitió continuar con sus lecturas de Kant, Nietzsche, la Biblia, El Quijote, la Enciclopedia Británica, Plutarco, Lincoln. También le gustaba leer biografías. Conoció más el pensamiento de Simón Bolívar y José Martí, por quienes sentía gran pasión.

La situación nacional no le era ajena. Le preocupaba. En 1940 se impulsó en la ciudad de San Ramón la fundación del Centro de Estudios para los Problemas Nacionales. Poco tiempo después inician una revista quincenal, Surco, publicado su primer número, no casualmente, el día de la Independencia patria. Dicha publicación fue clave para el desarrollo de las ideas políticas de los siguientes cinco años, de la nueva intelectualidad y clases medias en gestación, también fue instrumento de agitación y organización política de oposición. Igualmente, Figueres se interesó por la crisis y los efectos provocados por la Segunda Guerra Mundial, pues empezaban a hacerse sentir en el país, especialmente a partir de 1941.

El 2 de julio de 1942 el vapor San Pablo, de la United Fruit Company, fue hundido en Puerto Limón. Se dijo que la acción la había realizado un submarino alemán. Murieron 24 trabajadores y ningún oficial norteamericano de la tripulación, pues una hora antes del suceso habían recibido orden de retirarse del barco. La reacción nacional no se dejó esperar. El 4 de julio se llevó a cabo una gigantesca manifestación de protesta, que terminó en actos vandálicos, con gran cantidad de heridos, contra establecimientos de alemanes radicados en Costa Rica, a quienes se les sindicaba de quintacolumnistas.

Además, el gobierno además levantó listas negras de alemanes e italianos sospechosos de colaborar con el nazismo. Durante estos sucesos Figueres se encontraba en San José atendiendo asuntos financieros y bancarios. Los hechos lo irritaron e indignaron, así imbuido de un sentimiento, para él cívico, decide actuar para lo cual prepara un discurso por radio que dará el 8 de julio. En él responsabilizó al Gobierno por lo ocurrido, al no haber tomado las precauciones del caso, en relación con el orden público y la propiedad privada, así como por no haber hecho detenciones, y defendió al sector costarricense que había sido objeto de las agresiones.

Por órdenes de la Embajada de los Estados Unidos le impidieron finalizar su discurso. El Subsecretario de Seguridad Pública y Director General de Policía le obligaron torpemente a interrumpir y acabar su discurso escrito. Sin terminar de leerlo, lo concluyó diciendo: “Me mandan a callar con la policía. No podré decir lo que creo debe hacerse. Lo resumo en pocas palabras, lo que el Gobierno lo que debe hacer es irse”.

Figueres fue detenido por tres días de Figueres y este hecho fue denunciado por sus amigos indicando que sufría vejámenes y tratos crueles. Pasó a ser un preso político como no se había visto desde los tiempos de la dictadura de Federico Tinoco. La oposición tenía un mártir.

Figueres no era un activista político, pero la detención lo introduce directamente en la vida nacional.

El Gobierno tomó la decisión de expulsarlo y desterrarlo del país, colocándolo en condición de exiliado. El Secretario General del Partido Vanguardia Popular, Manuel Mora Valverde, interviene para que esa expulsión sea hacia México, donde tenía amistades. Incluso le da una carta para el líder político mexicano, y continental en esa época, Vicente Lombardo Toledano a quien puso en contacto con Figueres. La expulsión marca el momento en que Figueres decide dedicar su vida a la lucha política.

El 11 de julio a las seis de la mañana, en vuelo especial, el Gobierno destierra a José Figueres, acompañado de un oficial del Ejército Nacional. Entre la salida de la prisión y la llegada a El Salvador tomó la decisión de impulsar la revolución, como única salida a los problemas nacionales. Juró librar al país de las garras de la arbitrariedad y la corrupción, la deshonestidad administrativa, el oportunismo, el nepotismo, el favoritismo, los fraudes electorales y la presencia de extranjeros como jefes de la policía. Comenzó a estudiar estrategia, logística y aspectos militares y de armamentos con la intención de organizar una revolución en Costa Rica, incluso con militares de la República Española

México sirvió para que Figueres meditara y escribiera. Así, a finales de 1942, concluyó su libro Palabras Gastadas a finales del 42, que envió a su amigo Alberto Martén para su publicación, quien además lo prologa en enero de 1943. Escrito en el exilio lo dedica al Presidente «Ricardo Jiménez Oreamuno, que encarna el ideal platónico del rey filósofo». Las Palabras claves de su libro son Libertad, Democracia, Socialismo. Les asignó un rol importante a las ideas y a las palabras, ya que éstas traspasan muros y fronteras. También hizo referencia al socialismo democrático. De esta manera desarrolló así su empirismo ideológico, como lo llamaría Constantino Láscaris, y manifestó sus ideas e inteligencia clara y metódica. Había surgido el pensador político que siempre fue.

México le sirvió para pensar en la sociedad que quería y forjó al líder político que en él habitaba. Le vinculó con la Unión Democrática de Vicente Sáenz y el exilio centroamericano y caribeños, con Indalecio Prieto, líder exiliado del Partido Socialista Obrero Español, con Vicente Sáenz y estudiantes costarricenses en México. Le fortalece sus sentimientos antisomocistas el contacto con el Profesor Edelberto Torres Espinoza, el General Pasos, Juan José Meza, Enoc Aguado, el Dr. Pedro José Zepeda y el Dr. Rosendo Argüello, que le ayuda a adquirir armas.

El año de 1943 empieza a darle vuelta a la idea de la formulación de la Segunda República, preocupada del desarrollo demográfico, de la necesidad de calzar la población y de mejorar la educación y la salud.

También desde el exilio envía su opinión a la encuesta nacional que se publica en julio como Ideario Costarricense, en el cual plantea un plan para la regeneración de la Patria.

El año 1943 es clave, de viraje en la política nacional. En junio el Partido Comunista de Costa Rica cambia de nombre por Vanguardia Popular, y se consolida la alianza entre el Gobierno y los comunistas, apoyada por la Iglesia Católica, con motivo de la aprobación de las reformas sociales.

El 8 de mayo de 1944 inicia el gobierno de Teodoro Picado Michalski, apoyado por el Dr. Calderón Guardia y los comunistas. La elecciones por la cuales resultó electo Teodoro acusadas de fraudulentas, motivó que Figueres señalara que dicho gobierno, hijo del fraude electoral, debía ser sustituido por uno constitucional y legítimo, abogando constantemente por su derrocamiento incluso por vía militar.

Teodoro Picado desde el gobierno del Dr. Calderón Guardia era partidario del pronto regreso de Figueres, de modo que al iniciar su gestión, crea las condiciones para su retorno y el 23 de mayo cuando regresa al país.

Lo recibe a su llegada a la ciudad de San José, León Cortés Castro, quien lo había propuesto de diputado de su partido.

En el aeropuerto de La Sabana fue recibido por una multitud emocionada de personas, en un acto organizado por Francisco Orlich y Alberto Martén. Desde allí se realiza una marcha hacia a los balcones del Diario de Costa Rica, propiedad de Otilio Ulate, donde pronuncia un discurso en el que anuncia la necesidad del establecimiento de la Segunda República. Fue recibido con gritos de ¡Viva Pepe!, como se le seguirá llamando cariñosa y amigablemente en el país.

Luego se establece en su finca dedicado a las labores agrícolas, a la producción de café, cabuya, fabricación de cuerda o mecate, a sus beneficios y a modernizar sus sistemas productivos pero, especialmente dedicado, a la acción política y preparatoria de la revolución.

En el periódico Acción Demócrata, dirigido por Alberto Martén, órgano de los jóvenes del Partido de León Cortés, publica artículos sobre problemas nacionales. De hecho representaba la izquierda de este partido. Participa a finales de 1944 en las conversaciones para unir al Partido Acción Demócrata y el grupo Centro de Estudios para los Problemas Nacionales.

1945. El 11 de marzo participa en el acto de fundación del Partido Social Demócrata, cuyo lema es «Libertad y Justicia Social», en la redacción de sus Estatutos, y fue electo en el Comité Ejecutivo Nacional. Poco tiempo después se separa de este partido para volver a las filas del cortesismo.

El Partido Social Demócrata se proponía resistir los imperialismos económicos y financieros, lograr un mejor entendimiento regional centroamericana y con Panamá y, proponía fortalecer la solidaridad y la idiosincrasia de estos pueblos para defender la explotación de los recursos naturales del imperialismo, e impulsar una democracia efectiva y activa.

Un año después, el 3 de marzo muere el expresidente León Cortés Castro. En la Convención del Partido Demócrata del 10 de marzo, en la clausura el 17 habla de la muerte de la República y de la necesidad de la instauración de una Segunda República.

El 31 de agosto de 1945 Figueres advierte, en una intervención por radio, que por las vías tradicionales no podrá preservarse en Costa Rica la libertad del sufragio. De hecho impulsa acciones desestabilizadoras contra el gobierno preparando la revolución.

La crisis provocada por la muerte de León Cortés en el Partido Demócrata se agudiza y el partido se divide. José Figueres y uno de los hijos políticos de León Cortés fundan, el 5 de octubre de 1946, el Partido Cortesista Auténtico.

El año de 1946 el gobierno había impulsado, con apoyo de los comunistas, una Reforma Tributaria que en la práctica no pudo ejecutarse, y la redacción de un Código Electoral, para asegurar procesos electorales limpios y no fraudulentas.

La jefatura de la oposición a la muerte de León Cortés la disputan, en febrero de 1947, Fernando Castro Cervantes, Otilio Ulate y José Figueres.

El 19 de mayo de 1947 muere Roberto Brenes Mesén, quien se reconocía como el mentor intelectual de la nueva generación que actúa bajo los idearios socialdemócratas.

En julio, el 20, se da la prueba de fuego. La oposición al gobierno de Picado inicia una huelga general, llamada de Brazos Caídos, que los comunistas denominaron, de Bolsas Cerradas y la consideraba como una reacción a la reforma tributaria del año anterior por parte de los ricos, con el objetivo de lograr del Gobierno seguridades sobre el próximo proceso electoral. Pedían control del Tribunal Electoral, respeto al resultado de las elecciones y sometimiento de la fuerza pública a este órgano. El 2 de agosto, día de celebración religiosa en honor a la Virgen de los Ángeles, Patrona nacional, culmina con una gran marcha de mujeres, convocada por Emma Gamboa, que fue reprimida por el gobierno.

Esto debilitó al gobierno y se sometió a las demandas de la oposición. Figueres había participado activamente en San José en favor de la huelga que paralizó la banca privada y una serie de establecimientos comerciales principalmente en la ciudad de Cartago, que estuvo dominada por los huelguistas.

El 3 de agosto el gobierno pactó las demandas de los huelguistas.

Siguió un ambiente tenso, marcado por actos terroristas de poner bombas contra establecimientos de los comunistas y del gobierno y el periódico oficial La Tribuna.

Los comunistas con sus Brigadas de Choque, que para Figueres eran puro bandolerismo político, y para ellos eran de autodefensa, tensaban el ambiente callejero y los enfrentamientos entre los diversos grupos eran cada vez más cotidianos. El ambiente de la guerra marchaba. A finales de 1947 el gobierno capturó un joven opositor, Federico Apéstegui como presunto terrorista, que lo hizo víctima y mártir de la oposición, que decía que era solo un pretexto político para la represión.

El 16 de diciembre Figueres firma en Guatemala el Pacto del Caribe por el cual se compromete a recibir apoyo del Presidente de Guatemala Juan José Arévalo para la revolución que prepara. Lo firman el dominicano Juan Rodríguez García, los nicaragüenses Zepeda, Rosendo Argüello, Emiliano Chamorro y Gustavo Manzanares. El Presidente Arévalo haría de árbitro de este grupo. Los objetivos eran unir los esfuerzos para derrocar a Somoza en Nicaragua y a Rafael Leonidas Trujillo en Dominicana, reconstruir la República Centroamericana. Establecerían Juntas de Gobierno en cada país liberado para garantizar el establecimiento de gobiernos democráticos.

En diciembre de 1947 el panorama electoral está definido. El gobierno impulsa al expresidente Calderón Guardia, los comunistas van con propio candidato, sin pacto con el gobierno y la oposición con Otilio Ulate. Tal la situación de tensión social que los comunistas desisten de su candidatura presidencial, acuerdan dar el apoyo al Dr. Calderón sin acuerdos ni pactos firmados, únicamente preocupados por las reformas sociales de 1943.

La lucha de estos años para los comunistas significaba la reacción de grupos oligárquicos, conservadores y de derecha interesados en derrumbar las reformas sociales y laborales. La acción de Figueres y la oposición así la veían. Para Figueres y la oposición el motivo de su acción era asegurar la pureza electoral, la democracia política y el espíritu republicano.

Figueres desde hacía tiempo preparaba en su finca La Lucha su contingente de hombres, de manera clandestina y silenciosa les preparaba física, moral y mentalmente para la guerra, pero también en el entrenamiento básico militar. En febrero de 1948 Figueres concentra en su finca los hombres que combatirán a su lado en la Revolución que está preparando.

El 1º de marzo el Congreso inicia la discusión del resultado de las elecciones. Este mismo día en un incidente confuso, con fuerzas policiales del gobierno, murió en su casa el Dr. Carlos Luis Valverde Vega, diputado electo, mientras se realiza una reunión de la oposición. El levantamiento militar se había puesto en marcha.

La guerra Figueres la había planificado en todos sus detalles. Desde su exilio había adquirido y almacenado las armas. Su finca La lucha era su bodega militar. El ambiente electoral del año 47 y 48 de violencia, terrorismo y la huelga de julio, mostró la debilidad del gobierno, definiendo la guerra.

El 1 de marzo el Congreso, dominado por diputados del Gobierno y de Vanguardia Popular, anula la elección de presidente de Otilio Ulate, y mantiene el resultado de diputados donde el gobierno como los comunistas habían aumentado su número de representantes populares.

La guerra al fraude estaba declarada. “Pelear o morir” era el dilema. La finca La Lucha, que ya era un campo de entrenamiento, en los primeros días de marzo concentró una gran actividad.

La base social de la oposición en la guerra eran los sectores medios emergentes, estudiantes universitarios, los pequeños propietarios, el campesinado, algunos sectores urbanos y un sector muy importante de los intelectuales. El gobierno carecía de una base social activa. Los comunistas concentraban su fuerza principalmente en los sectores sindicales y obreros agrícolas que tenían organizados, en algunos sectores urbanos y pequeños grupos de estudiantes.

El 11 de marzo bajo el mando de Figueres se inicia la insurrección militar en las montañas de Dota y Tarrazú. A sus 700 hombres, de grupos irregulares de combate, los llama Ejército de Liberación Nacional, que llegó a tener 1200 hombres, el 22 de abril, terminada la guerra.

Organizó las unidades militares en batallones, dos de ellos el Simón Bolívar y el Francisco Morazán. A esta fuerza se agregó casi un centenar de miembros de la Legión Caribe, que se veía como un ejército internacional, y aunque carecía de estructura, esperaban continuar la guerra en Centroamérica y el Caribe contra las dictaduras luego de derrocar al gobierno de Picado. Recibieron también apoyo de Rómulo Betancourt, con quien ya tenía una estrecha relación, Ramón Grau San Martín, de Cuba, y apoyo militar del gobierno de Guatemala.

Una guerra rápida, de gran capacidad de movimientos por parte de los insurrectos, al estilo de una guerrilla. Los Planes Maíz, Clavel y Magnolia marcaron la estrategia de la guerra. Con ellos se tomarían las principales ciudades del país.

El 12 de marzo había caído la primera ciudad en manos de los insurgentes, San Isidro de El General, y se levantaban San Ramón y San Carlos. El Presidente Picado reconoce la debilidad del gobierno.

El 23 de marzo lanza su Primera Proclama, en Santa María de Dota. Llama a la población a integrarse a la lucha con palos, piedras, realizando actos de sabotaje y desorganizando al gobierno “usurpador”, y anuncia la fundación de la Segunda República.

La Embajada americana aún no había reconocido como electo al Presidente Ulate. Además, tenía un doble juego de apoyar tímidamente al gobierno y facilitar el abastecimiento de armas de la oposición insurgente.

El 1 de abril pronuncia Figueres su Segunda Proclama, en la cual declara su guerra a la pobreza, luchar por el bienestar del mayor número, construir una patria sin miseria, y rechaza que a su movimiento se le vea como reaccionario, burgués o retrogrado.

El 7 de abril, cuando Figueres decidió tomar Cartago, marcó el viraje de la guerra, de una defensiva y de posiciones pasó a la ofensiva.

El 11 de abril había caído el puerto del Atlántico, Limón, donde recibió apoyo militar del extranjero. Al día siguiente Cartago a pocos kilómetros de la capital. La batalla de San José, la capital se veía sangrienta.

El gobierno se negaba a convocar y movilizar a la población. Los comunistas estaban en armas con el gobierno, pero reclamaban no recibir el apoyo suficiente y cierto sabotaje de parte de los altos oficiales y de algunas autoridades del gobierno, con el suministro de armas y parque.

Siguieron algunos combates importantes que prepararon y presionaron para impulsar nuevas conversaciones, las que pondrían fin al conflicto, que se iniciaron el 14 de abril, al amparo de algunos embajadores radicados en el país, que se reunieron en la Embajada de México, y dio origen al llamado Pacto de la Embajada de México.

La situación era difícil. Internacionalmente, acababa de producirse el asesinato de Gaitán en Colombia, con la presencia del General Marshall, de los Estados Unidos, allí. El movimiento armado en el país contribuía a crear una situación de inestabilidad alrededor del Canal de Panamá, que preocupaba a Marshall, ya que en Costa Rica la fuerza armada del gobierno era mayoritariamente integrada por las fuerzas comunistas.

La situación militar en el extranjero se pintaba como el intento de dominación comunista de Costa Rica y se pedía en Nueva York la colaboración para liberar de rojos al país, y se indicaba que se trataba de una invasión rusa en le continente americano, para controlar el Canal.

Somoza era aliado del gobierno, y le propone al Presidente Picado que se traslade con su gobierno al norte del país, solicite su colaboración para enfrentar a Figueres, lo que él haría y de paso acabaría con los comunistas, situación que no acepta el Presidente Picado.

Pero Somoza preocupado por el alzamiento de Figueres, que prometía seguir luchando contra él, decide intervenir militarmente el territorio nacional, para distraer más a Figueres.

El gobierno estaba sumamente debilitado. Otilio Ulate que no había ido a los combates, dudaba de la sinceridad de Figueres y hasta creía que había planeado asesinarlo, por lo que pidió el apoyo y la protección de los comunistas, pues tampoco confiaba en las fuerzas de gobierno. Estos lo llevaron al Palacio Arzobispal donde lo custodiaron durante la guerra.

Desde finales de marzo se habían iniciado conversaciones entre las fuerzas beligerantes buscando una salida al conflicto, por medio de una comisión negociadora, que discretamente trabajaba, incluso buscando una presidencia transitoria de dos años en la figura del Sr. Julio César Ovares. Sectores de los distintos bandos y el jefe de la Iglesia participan en estos esfuerzos.

El 17 de abril el Presidente Picado prácticamente había capitulado. Los comunistas y figueristas logran reunirse en las montañas de Ochomogo, entre Cartago, en manos de los insurgentes, y la capital. Aquí hablan de la situación nacional.

Manuel Mora frente al peligro de una invasión del ejército norteamericano, que había recibido órdenes de movilizarse, y de parte del ejército somocista, le propone a Figueres unirse frente al enemigo exterior. Figueres le dice que la única posibilidad es su rendición y que él garantiza las condiciones que Mora le propone, que se rubrican en lo que se conoce como El Pacto de Ochomogo, de lo cual enteran a los negociadores de la Embajada de México. Las garantías de Mora eran pocas: seguridades para sus hombres, propiedades y bienes, respeto a las garantías sociales y laborales, legalidad para las organizaciones políticas y sindicales, fortalecimiento de los seguros sociales e indemnización sin exclusiones a los partidos políticos.

El 18 de abril el Presidente le entregó el gobierno al Tercer Designado a la Presidencia, el Ing. Santos León Herrera, a quien le comisiona llegar a un entendimiento con las fuerzas rebeldes, y de su parte da por terminada la guerra civil.

El 19 de abril Figueres entrega las condiciones a Vanguardia Popular, que había solicitado, indicando que no abrigaban contra ellos prejuicios ni perjuicios, y que si pudieran actuar conjuntamente lo haría para realizar los ideales más sentidos para la clase trabajadora y el pueblo costarricense.

El 20 de abril Teodoro Picado deja el territorio nacional. Al mismo tiempo se está fundando en Bogotá la Organización de Estados Americanos, la guardia nacional nicaragüense abandona el territorio nacional y el Dr. Calderón Guardia también sale del país.

40 días duró el enfrentamiento que no tuvo al final una solución militar. Dieciocho días duraría el gobierno de transición de Santos León Herrera, entre los que estaban como ministros José Figueres, Fernando Valverde, Alberto Martén, Francisco Orlich, Raúl Blanco Cervantes y Bruce Masís

Figueres por su parte había logrado establecer un pacto con Ulate, con el cual se comprometía entregarle el gobierno pero una vez que él gobernara transitoriamente durante 18 meses, prorrogables a 24, situación que Ulate no pudo evitar. El Pacto lo firman el 1º de mayo, de manera que el Presidente Santos León Herrera terminaría el período el 8 de mayo, que le entregaría el mando a José Figueres.

Así se preparó la entrada victoriosa de Figueres a San José y la integración provisional del nuevo gobierno. También se iniciaba una nueva situación de perseguidos políticos y de exilados.

El 24 de abril entra Figueres a San José, recibido eufóricamente.

El 27 de abril Manuel Mora y la escritora comunista Carmen Lyra se asilan en la Embajada de México para salir hacia ese país.

El 28 de abril se celebró la nueva situación con el llamado Desfile de la Victoria, con gritería de ¡Viva Figueres!, ¡Viva la Revolución!, ¡Viva la Segunda República!

La Revolución consolidó a Figueres como la figura política del momento, como el líder indiscutible, como jefe natural, resaltó su gran habilidad personal y política, de estricta disciplina personal, y le dio gran popularidad, prestigio personal y político. Su figura era magnética, carismática y atrayente, como su discurso, su voluntad tenaz.

Así había terminado la guerra, que produjo un saldo de unos 3000 muertos, 99 del Ejército de Liberación Nacional, cerca de 400 del gobierno y aproximadamente 2500 de los comunistas.

Figueres asume el 8 de mayo el poder. Encuentra un país en el cual las compañías extranjeras tienen gran poder, entre ellas la Electric Bond and Share, la American Foreign Power, la Northern Railway Company, la United Fruit Company, la Compañía Interamericana que construía la carretera internacional, empresas que controlaban electricidad, telecomunicaciones, ferrocarriles y tierras.

El país apenas se aproximaba a los 800.000 habitantes, con un Producto Nacional Bruto que rondaba los $150 millones y un per cápita anual de $188, un país para Figueres atrasado y débil, al que había que impulsar en producción y trabajo, en ciencia y tecnología, en mayor calidad de cultura, educación, de vida, en oportunidades de progreso y movilidad social, que dignificara a los hombres y mujeres, en un ambiente latinoamericanista.

Al recibir el poder instala el Gobierno estableciendo una Junta Fundadora de la Segunda República presidida por él. Las metas que le propuso a la Junta fueron restablecer la moral, introducir la técnica en la administración pública y eliminar la politiquería impopular, el progreso social sin comunismo y lograr mayor conciencia con los otros pueblos del mundo especialmente de América.

Para él después de la guerra, seguía la batalla por la paz. Para Figueres las armas habían dado la victoria, pero las leyes serían la que lograrían la libertad.

El nuevo gobierno tenía la inmensa responsabilidad de educar al pueblo en los problemas nacionales. Aquí se manifiesta Figueres como el educador político, que en mucho fue.

Figueres tenía las posibilidades de desarrollar su proyecto político, con sus hombres. Dejó sin efecto la Constitución Política de 1871, deja sin funcionamiento el Poder Legislativo y la Corte Suprema de Justicia. Decide gobernar por medio de Decretos Leyes, mezclando las funciones ejecutivas, legislativas, atribuyéndose todo el poder institucional, porque también asumió funciones judiciales. Se reservó la Facultad de decretar las reformas constitucionales, códigos y leyes que fueren pertinentes.

En los días siguientes inició actos que fueron violando e incumpliendo los compromisos contraídos en Ochomogo y la Embajada de México. También empezó a separarse políticamente de Ulate, a quien criticaba y consideraba débil.

Conjugaba medidas y acciones represivas con leyes trascendentes. El 11 de mayo estableció la intervención de bienes, congelamiento de bienes y suspensión de operaciones económicas de los caídos, remoción de los empleados públicos sin derecho a preaviso y cesantía, reorganizó la Corte declarando interinos a todos sus funcionarios e integró las Salas con elementos afines a la Junta.

El 19 de mayo creó los Tribunales de Sanciones Inmediatas, semejante al de Nuremberg, para perseguir y castigar a los funcionarios de los últimos dos gobiernos, que fueron los principales instrumentos jurídico-políticos de la represión. Este mismo día creó un Tribunal de Ética de Funcionarios y Empleados de la Enseñanza, que limpió el sistema educativo de maestros y educadores que habían realizado actos incompatibles con la función de directores de la juventud.

El 25 de mayo fijó reparaciones de guerra solo en favor de las víctimas de los partidos únicamente triunfantes.

El 2 de junio creó el Tribunal de Probidad y la Oficina de la Propiedad Intervenida, para administrar los bienes confiscados, y crea la Procuraduría General de la República.

Estos Tribunales obligaban a probar la inocencia y llenaron las cárceles de ciudadanos. Eran la representación de un gobierno que había suspendido los derechos constitucionales, que se amparaba en la represión. Significaban un Estado policiaco. También cerró el periódico La Tribuna, aduciendo que sus dueños habían dejado el país.

El 21 de junio Figueres nacionaliza la banca particular y expropia a los accionistas, una de las reformas más importantes. Le inspiraba haber tenido como experiencia el papel de la banca en 1936, de la cual él se había beneficiado con las políticas crediticias. Entendía que era un instrumento de desarrollo la canalización del crédito público. Pero, además sabía, por la Huelga de Brazos Caídos el poder que significaba la banca en manos del sector privado si se utilizaba para desestabilizar.

El 21 de junio crea la Oficina del Café, producto que le preocupaba como recurso de exportación nacional.

Con la nacionalización bancaria impulsó un impuesto, “una contribución forzosa” al capital mayor de ¢50.000 colones, que hería poderosos intereses.

El 22 de junio declaró resuelto el Pacto de la Embajada de México, que ya había sido desconocida por su acción gubernamental.

El 16 de julio otorga amplia y general Amnistía a favor de los vencedores de la guerra.

El 17 de julio desconoció el Pacto de Ochomogo y declaró fuera de la ley al Partido Comunista de Costa Rica, al Partido Vanguardia Popular y cualquier denominación que adquiriera en el futuro. Un mes más tarde el Ministro de Trabajo de la Junta, Benjamín Núñez disolvía la Confederación de Trabajadores de Costa Rica.

Estas dos medidas, tomadas por la Junta, según Benjamín Núñez, tuvieron la oposición en el seno de la Junta de Figueres, Orlich y de él.

También la Junta suspendió las relaciones diplomáticas que el Gobierno de Calderón había establecido con la Unión Soviética.

El 27 de julio establece la jurisdicción nacional sobre las 200 millas marítimas.

El 6 de agosto nombra a Harold Bonilla en la Junta Interamericana de Defensa, en Washington.

El 7 de setiembre ratifica la incorporación de Costa Rica a la Organización de los Estados Americanos (OEA), y el 14 de setiembre transforma el Tribunal Electoral en el Tribunal Supremo de Elecciones (TSE). Este mes visitó el país el presidente de Cuba, Carlos Prío Socarrás, que analizó con Figueres su intención de continuar la lucha contra Somoza.

También trajo al país al General Alberto Bayo, un español republicano, para que ayudara en la preparación de las fuerzas antidictaduras que se impulsarían con su apoyo. El amparo que le daba a la Legión Caribe le causaba problemas con algunos de sus militares cercanos, para quienes eran peligrosos mercenarios y una amenaza a la paz interna.

El 25 de noviembre ratifica la incorporación de Costa Rica en la Organización Mundial de la Salud (OMS).

El 1º de diciembre Figueres disuelve el ejército como institución permanente. En su lugar constituye una guardia civil poderosa en su estructura y funciones. Simbólicamente, en el Cuartel Bella Vista tomó está medida y derribó a mazazos una de las almenas del edificio y decidió entregarlo a la educación y la cultura, de manera que se estableciera en él un museo indigenista y nacional.

Figueres creía que los ejércitos eran innecesarios en el desarrollo económico social y que los gastos que a él se destinaban mejor se podrían utilizar en otros aspectos del desarrollo nacional.

Por otra parte estaba consciente que la presencia de las bases militares norteamericanas en el Canal de Panamá eran un soporte de seguridad continental, para lo cual el ejército era innecesario. También conocía que la estructura del ejército nacional era débil y la guerra se lo había demostrado.

Igualmente, consideraba que sin ejército no constituíamos una amenaza para nadie, ni podíamos agredir a nadie, ni justificábamos agresiones. Para él la seguridad del país dependería más del consenso social y la vivencia democrática de los habitantes y de arraigo de las institucionales nacionales.

Esta medida lo enfrentó también a algunos de sus militares que sí creían en la preservación de la institucionalidad del ejército.

Del mismo modo disolvió poco a poco el ejército que con él había combatido. En la práctica había disuelto dos ejércitos. En su lugar se proponía impulsar fuerzas del orden de carácter civil y policial.

El 8 de diciembre se llevan a cabo las elecciones para la Asamblea Nacional Constituyente, que había sido anunciadas en setiembre. El resultado de las elecciones fue una derrota profunda electoral y política al movimiento que simbolizaba y tenía Figueres. Las elecciones habían significado una ruptura con Ulate que no tomaba en cuenta en sus candidatos a los miembros del Ejército de Liberación Nacional. Consideraba Figueres que trataban de eliminarlo de la lucha política.

Pero, también fue una prueba de fuego para el gobernante todopoderoso. Solo pudo elegir cuatro diputados. El resto de los constituyentes fueron electos del ulatismo y del calderonismo y otros sectores tradicionales que había logrado colar sus candidatos. Figueres, aunque molesto, respetó el resultado electoral con todo lo que ello significaba. Había reivindicado la decencia cívica, la honestidad administrativa, la reconstrucción del país, la necesidad de una nueva Constitución, el respeto al sufragio y la pureza electoral. Estaba a prueba.

Los últimos meses de gobierno se dedicó a explicar semana a semana, en nueve conferencias, la labor realizada. La Junta fue materializar la utopía de sus pensamientos.

En los primeros días de diciembre le toca enfrentar un intento de invasión, organizado desde Nicaragua, por Calderón Guardia. Los comunistas no estaban de acuerdo en el intento revolucionario de Calderón. Figueres acusa el movimiento de contra revolucionario, lo enfrenta y rechaza. Impulsa la organización de milicias populares para resistirlo e invocó la aplicación del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca en su ayuda. Las fuerzas invasoras fueron derrotadas y desistieron de su intento. Figueres acentuó su discurso contra Calderón y contra la dictadura de Somoza, que le había dado apoyo.

La invasión le dio el pretexto de reprimir más a los comunistas. Con este motivo se produjo el asesinato del Codo del Diablo, por el cual varios dirigentes comunistas detenidos en cárcel de Limón fueron trasladados a San José, y en un recodo del Río Reventazón, llamado Codo del Diablo, los asesinaron, como una advertencia de que, si participaban en la invasión, les harían correr igual suerte.

El 15 de diciembre la Junta declaró Traidor a la Patria al Dr. Rafael Ángel Calderón Guardia. El 7 de noviembre de 1949 se ratifica esa declaración.

El 16 de diciembre Otilio Ulate fue incorporado a la Junta de Gobierno, por la actitud patriótica que tuvo de oposición a la invasión y de apoyo a la Junta.

El 24 de diciembre Costa Rica fue condenada en la Organización de Estados Americanos por el apoyo moral y material que le daba a la Legión del Caribe.

El 12 de enero dispensó la Junta los requisitos de graduación de secundaria y autorizó la extensión de títulos de Bachiller sin previo examen.

El 19 de enero de 1949 se instala la Asamblea Nacional Constituyente. En el discurso de apertura de la Asamblea enfatiza en los principios y objetivos que impulsaron la Segunda República. Señaló la conveniencia de la Planificación nacional, política y económica. Habló de reconocer el voto de la mujer y de la necesidad del intervencionismo estatal en aspectos estratégicos del desarrollo nacional. Mostró también sus sentimientos latinoamericanistas.

Propuso un proyecto de Constitución, que la Asamblea le rechaza. Nueva prueba de fuego porque sentía que los sectores que habían sido derrotados en la revolución resurgían en la Constituyente y le impedían materializar su proyecto político institucional.

Resiente este rechazo, pero tenía la capacidad para convertir el revés en victoria, que era continuar con sus políticas reformistas.

La Asamblea Nacional Constituyente lleva a cabo su trabajo sobre la vieja Constitución de 1871. Los diputados socialdemócratas, especialmente Rodrigo Facio, llevan a cabo una gran labor siendo una minoría.

El 15 de enero de 1949 la Junta de Gobierno le solicita a la Asamblea Nacional Constituyente ampliar su plazo de gobierno hasta el ocho de mayo de 1950, lo que se aprueba el 24 de marzo.

El 16 de enero la Asamblea convalidó la elección del Presidente Ulate, declarando inexistente y sin ningún valor ni efecto la nulidad de la elección presidencial de 1948.

El 21 de febrero Costa Rica y Nicaragua se comprometieron a prevenir la repetición de los hechos militares que se habían vivido.

El 11 de marzo la Asamblea también reconoció las potestades legislativas de la Junta.

El 8 de abril de 1949 la Junta crea el Instituto Costarricense de Electricidad (ICE). Había tomado la decisión de nacionalizar los recursos hidro energéticos de la nación.

De la misma manera que la banca, consideraba Figueres la importancia de poder dirigir estatalmente la política hidro energética. La electricidad era para el desarrollo nacional algo similar al sistema nervioso para el cuerpo humano. Sin electricidad consideraba no hay desarrollo. La electricidad de casi 70 años en el país y en manos privadas, junto con los teléfonos, no llegaba a abarcar el 3% del territorio nacional.

La Junta sufrió otra prueba de fuego en abril. El alzamiento de su jefe de seguridad, Edgar Cardona, que intentó acabar con las reformas que se venían aprobando, que afectaban los grandes intereses de los ricos, aunque lo hacía en nombre de darle el gobierno a Ulate. Consideraba también Cardona que Figueres no quería restaurar democracia sino acabar con los gobiernos centroamericanos. Incluso se enfrentó a la propia compañía bananera, para lo cual Figueres estimuló una huelga, para poderla someter y obligarla al pago de impuestos.

Otras disposiciones de la Junta fueron: el 11 de octubre incorporar a Costa Rica en la UNESCO, el 2 de noviembre decretar el Estatuto del Servicio Civil, el 4 derogar la disposición legal de 1934 que discriminaba ciudadanos negros, que permanecía en la ley migratoria de 1941.

Intentó la Junta, sin éxito, impulsar un nuevo Código de Trabajo, cambiar el Himno Nacional, su música y su letra, y la bandera. A su término tampoco presentó una memoria de Hacienda, sobre el manejo de gastos ni tampoco de financiamiento de su Revolución. También trató de influir en el Vaticano para cambiar al jefe de la Iglesia, Monseñor Sanabria.

Según él su gobierno permitió ordenar el ambiente provocado por la guerra, establecer la normalidad constitucional y acabar con la corrupción de los ocho años anteriores.

El 7 de noviembre termina su la labor y se disuelve la Asamblea Nacional Constituyente, y promulga la Constitución Política.

La Constitución había recogido las reformas sociales de 1943 y las había ampliado, estableció el Servicio Civil para apartar la política y la politiquería del nombramiento de los empleados públicos, estableció la Contraloría General de la República, reconoció el derecho de voto de la mujer, estableció las Vicepresidencias de la República de elección popular, abolía el ejército entre otros principios.

El 8 de noviembre Figueres entrega el gobierno al primer Presidente constitucional de la Segunda República, Otilio Ulate Blanco, para el período 1949-1953. Otra prueba de fuego: no haberse quedado en el poder y entregarlo a quien en su nombre había hecho la revolución.

Al terminar la Junta el Presidente Truman había impulsado su plan militar en América Latina, de fortalecimiento de las bases militares del Canal y su política de seguridad nacional ampliada a toda la región.

En el campo económico Truman impulsaba el Plan Clayton, similar al Marshall europeo, con la intención de contribuir en algunas áreas de desarrollo con miras a neutralizar la acción política y revolucionaria del campesinado latinoamericano, sobre todo porque se iniciaban procesos revolucionarios democráticos en Bolivia, en Guatemala y el de Costa Rica, que algunos sectores de Estados Unidos acusaban de socialistas y comunistas, y de reformas improvisadas.

También iniciaba importante labor la Comisión Económica de la América Latina de la ONU, recién establecida y que será un soporte determinante de las nuevas corrientes del pensamiento económico de la región. Sus tesis influirán en los conceptos desarrollistas, que coincidirán con políticas y planteamientos que Figueres elaborará luego.

Para Figueres al término de su gestión había restaurado la confianza de los costarricenses, aunque hubiera gobernado como un dictador con todos los poderes y emitiendo leyes por Decreto.

Figueres inicia un período muy rico de activismo político regional y continental, de expresar mejor su pensamiento político, sus ideas y proyectos. Participa en cuanto evento le inviten. Se reúne con los pensadores y activistas revolucionarios de carácter social democrático latinoamericanos.

También se propone proyectos políticos locales de participación partidaria permanente.

Del 12 al 14 de mayo 1950 Figueres asiste a la Conferencia de La Habana Pro Democracia y Libertad, que reúne a los partidos populares de la socialdemocracia latinoamericana, actividad que se hacía con el apoyo del gobierno de Prío Socarrás, de Cuba. Allí asistieron Eduardo Frei, de Chile, German Arciniegas, de Colombia, Luis Alberto Sánchez, de Perú, Eduardo Rodríguez, de Uruguay, José Figueres y Vicente Saénz, de Costa Rica, Ramón Villeda Morales, de Honduras, Raúl Roa, de Cuba, Juan Bosh, de Dominicana, Guillermo Toriello, de Guatemala, Rómulo Betancourt, Eloy Blanco y Raúl Leoni, de Venezuela, otras personalidades y políticos. De aquí en adelante va a fortalecer más su relación con Betancourt.

Aquí Figueres destaca en su intervención el papel de la educación en el largo plazo como la misión más reproductiva de los pueblos y se refirió a la Patria Grande, exaltando sentimientos latinoamericanistas y centroamericanistas. Criticó las desiguales relaciones con América Latina

La Reunión se pronunció por la necesidad de acabar con las dictaduras, mejorar el nivel de vida de los pueblos, desarrollar programas para los pueblos, fortalecer los derechos políticos y condena el comunismo, el falangismo, el nazismo, y aboga por la democracia.

También resolvieron coordinar acciones de los sectores democráticos y social democráticos de América Latina en sus esfuerzos por causas comunes.

De aquí resultó la Junta Americana de Defensa de la Democracia, con sede en Montevideo, con apoyo de Emilio Frugoni, del Partido Socialista del Uruguay. El Comité Ejecutivo lo presidió Betancourt. Junto a los que participaron en La Habana se integraron Salvador Allende, de Chile, Manuel Galich, de Guatemala, Luis Beltrán Prieto, Mariano Picón Salas y Carlos Andrés Pérez de Venezuela.

Para Figueres la lucha contra las dictaduras continuaba. Allí estaban Somoza, Trujillo, Laureano Gómez, en Venezuela, Perón, en Argentina y Odría en Perú. Para él había una internacional de las espadas que recibía apoyo de los Estados Unidos, a las cuales había que enfrentar con la internacional de las democracias.

En setiembre Figueres viaja a Israel y de regreso se reúne en Ginebra, Suiza, con Luis Alberto Monge Álvarez, Francisco Orlich y Daniel Oduber y deciden fundar el Partido Liberación Nacional.

En diciembre Figueres vuelve a La Habana representando a Costa Rica en la Conferencia de la UNESCO.

Su figura postrevolucionaria adquiría cada día más dimensión e interés. La publicidad y las relaciones públicas que desarrolló con el New York Times lo introdujeron en la sociedad norteamericana, aunque otros sectores alrededor del Washington Post y el Wall Street Journal lo consideraban un ídolo con pies de barro.

El 3 de mayo de 1951 Figueres recibe en New York un homenaje de la Asociación Internacional Pro Democracia y Libertad.

En julio expuso su tesis sobre «Precios justos para el desarrollo», en la Tercera Conferencia Anual sobre América Latina de la Universidad de Stanford, California, Estados Unidos. Habló de un plan de independencia económica basada en precios justos para el café y materias primas de exportación. Su conferencia fue sobre las instituciones económicas que nos convienen.

Su vínculo con el exilio caribeño lo asociaban a actos conspirativos contra los Presidentes Carlos Delgado Chalbaud, de Venezuela, Trujillo de Dominicana, Juan Domingo Perón, de Argentina, Somoza de Nicaragua, Manuel Odría, e Perú, así como también de varios atentados que se decía le hacían al Dr. Calderón Guardia en México.

El gobierno republicano español, en el exilio, le condecora, por solicitud del General José Asensio, Ministro de Guerra de la República Española.

El 12 de octubre en la finca La Paz de San Ramón, su ciudad natal, Provincia de Alajuela, funda el Partido Liberación Nacional, como un partido permanente, ideológico, con personas que venían del Acción Demócrata, el Centro de Estudios para los Problemas Nacionales, el Partido Social Demócrata, algunos seguidores del partido Confraternidad Guanacasteca y de la Confederación de Trabajadores Rerum Novarum.

El Partido asumía las banderas de la socialdemocracia. Lo habían constituido según ellos en sentido europeo, sin que se hiciera alrededor de una candidatura y de elecciones ocasionales. Su bandera sería el color verde, blanco y verde en tres franjas horizontales. Su propósito crear una estructura organizativa en capacidad de generar liderazgos permanentes, vinculados a los sectores productivos y sociales que le habían dado origen, las clases medias, intelectuales y profesionales en íntimo contacto con el pueblo.

Se definía el Partido en lucha contra el totalitarismo, considera al hombre no un medio sino un fin, luchaban por la dignidad, la libertad, la propiedad con función social, porque no hubiera medios de producción ni propiedad inactivos, por una Planificación democrática nacional, exaltaban el trabajo, sin degradarlo ni menoscabarlo, ni reducirlo a simple mercancías y hacían un planteamiento energético de desarrollo de largo plazo.

Consideraba que el Partido sería el instrumento de organización y movilización, pero de reflexión de los problemas nacionales, en capacidad de trazar el camino del progreso y un porvenir mejor.

En 1952 se divorcia de Henrietta Boggs. El 15 de febrero el College de Winter Park, Florida, Estados Unidos, le otorga el Doctorado Honoris Causa en Derecho, y viniendo hacia Costa Rica fue detenido en La Habana.

El 8 de marzo Figueres anuncia en Cartago su candidatura a la Presidencia de la República, por el Partido Liberación Nacional (PLN).

En abril habla en el Instituto de Asuntos Internacionales sobre las inversiones de capital norteamericano y las invasiones extranjeras. Destaca que la propiedad extranjera debe concentrarse en un sector de la economía.

El 1º de julio Figueres, en su condición de candidato del PLN propone a la Organización de la Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y el Consejo Económico y Social de la Asamblea General de las Naciones Unidas la creación de una reserva mundial de alimentos, a modo de un Banco Mundial de Alimentos.

Señala la necesidad de enfrentar la escasez de alimentos, de estabilizar los precios internacionales de comidas y materias primas, de regular los excedentes y de levantar la producción para darle seguridad al mercado y fortalecer los mercados regionales.

En adelante luchará permanentemente por procurar precios justos para los productos de los pueblos y países latinoamericanos.

Va ser partidario del integracionismo hemisférico, respetando a los pueblos e individuos. Su visión integracionista debía ser sin hegemonismos ni dominios de países. La base de la integración debía ser la unión de los recursos económicos, la educación y una plataforma de fines comunes. La integración era una bandera de solidaridad en la lucha por la Libertad, la Democracia y el bienestar social.

Así empezaba a perfilarse como uno de los pensadores que luego formarán parte de la izquierda democrática y nacionalista latinoamericana.

Figueres es elegido Presidente de la República por 123.444 votos. Su opositor, Fernando Castro, obtiene 67.324 votos.

En esta elección por primera vez en votaciones nacionales emiten el sufragio las mujeres de Costa Rica. En sus papeletas de diputados por primera vez también incluye candidatos negros. Centró su lucha electoral en la justicia social, la redención y la lucha contra la pobreza y perfila el tipo de democracia que él deseaba y ya había iniciado.

Su victoria en Estados Unidos la señalan como un triunfo de los socialistas y lo ven de enemigo de las inversiones norteamericanas. Otros lo veían como un Pancho Villa, pero en su aspecto de bandido.

El 8 de noviembre asume la Presidencia de la República para el período 1953-1958. Las tesis de la CEPAL le inspiran. Fortalece sus sentimientos de impulsar la Internacional de las Democracias contra la de las Espadas.

En 1954 lleva a cabo su segundo matrimonio, con Karen Olsen Beck, de origen danés, nacionalizada norteamericana, con quien tiene cuatro hijos más, José María, Michael Mariano, Karen Cristina y Kirsten.

Para Figueres había dos frentes de combate: la batalla moral y cívica y el mejoramiento económico y social.

A partir de este momento se inician sus reconocimientos internacionales, y sus luchas por la Democracia continental.

El 1 de enero de 1956 Figueres publica el libro «Cartas a un Ciudadano», escrito en la «Lucha sin fin». Aquí sostiene que es importante conocer su pensamiento para valorar sus actuaciones. Enfatiza su tesis de que con cultura se puede hacer pueblos fuertes, capaces y responsables.

Era un libro intimista, del educador, del político, del pensador, del filósofo político, y del soñador utopista que también era. Sigue siendo un libro oportuno sobre temas nacionales que siguen vigentes según se quieran apreciar, cómo administrar y gobernar el país, sobre derecho electoral y vía democrática para el país, sobre la reforma social, laboral y económica, sobre el desarrollo capitalista nacional, y temas no menos álgidos, impuestos, salarios, viajes y autos de los funcionarios públicos.

De su primera Administración constitucional dejó la Ley fundamental de Educación, la que consideró la Gran Reformas educativa después de la de don Mauro Fernández en el siglo XIX.

Fuera de gobierno, en 1958, intensifica su activismo político, como destacado dirigente de su partido fortaleciendo sus relaciones continentales.

En 1958 junto con Rómulo Betancourt, Víctor Raúl Haya de la Torre, Eduardo Santos y Norman Thomas, inician la publicación «Combate», de la izquierda democrática continental, cuyo director es Luis Alberto Monge, como una trinchera de ideas y de pensamiento al servicio de la democracia, la justicia, de lucha por la libertad y la dignidad humana, y un instrumento de pedagogía política y de formación ciudadana.

El 15 de noviembre de 1958 en una conferencia de partidos populares de la Social Democracia Latinoamericana convocada en la «Lucha sin fin», crea el Instituto Internacional de Educación Política.

El 3 de octubre de 1960 impulsa el Instituto de la Social Democracia Latinoamericana, en San Isidro de Coronado, para contrarrestar a la «internacional de las espadas», formando los Cuadros democráticos que la Internacional de las Democracias necesitaba.

Más tarde, Figueres inaugura, en la Catalina, en Barva de Heredia, el Centro de Estudios Democrático de América Latina (CEDAL), proyecto conjunto del Partido Liberación Nacional y el Partido Social Demócrata de la República Federal de Alemania a través de la Fundación Friedrich Ebert, que va a tener una proyección mucho más fuerte en la socialdemocracia latinoamericana y costarricense en los años siguientes.

Se había convertido en un líder continental de la Social Democracia, ya líder también de su propio Partido Liberación Nacional que había fundado el 12 de octubre de 1951.

En su Segundo Gobierno Constitucional, 1970-1974, publica su libro “La Pobreza de las Naciones”, en 1974, su nuevo y vigoroso ensayo, que recibe el Premio Nacional Aquileo J. Echeverría, donde aborda, con visión internacional las relaciones de países, los temas de la cuestión social, económica, aspectos de mercados, producción e intercambios comerciales, siempre con la preocupación de “hacia dónde debemos encauzar la educación del hombre, que clase de ser y qué clase de sociedad humana queremos producir”.

En este gobierno impulsa la educación superior creando el Instituto Tecnológico de Costa Rica, desarrolla el Ministerio de Cultura Juventud y Deportes, reforma la Constitución Política para establecer la ciudadanía a los 18 años, se inicia la derogatoria del Párrafo Segundo del Art. 98 de la Constitución Política, para restaurar la democracia electoral más plena, establece relaciones con la Unión Soviética y otros países socialistas, impulsa la Naviera Multinacional del Caribe, la Unión de Países Exportadores de Banano, el Sistema Económico Latinoamericano, la Asociación Bananera Nacional, decreta la nacionalización de la Northern Railway Company, crea el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas y la Corporación Costarricense de Desarrollo Sociedad Anónima, la Universidad Nacional de Costa Rica (UNA), el Instituto de Fomento Cooperativo, la Comisión Nacional de Asuntos Indígenas, la Refinería Costarricense de Petróleo, el Instituto Nacional sobre alcoholismo y muchas obras más.

Al terminar su gobierno dispone de tiempo para escribir y pensar en nuevas temáticas, mostrando su capacidad narrativa. Así publica “Cubaces tiernos en abril”, cuento que es llevado al cine y la televisión, luego, “Así nacen las Palabras y los Cuentos” y «Franjas de luz: arboricultura en el paralelo 10», y en 1987 se publica su obra, hecha a dos manos, con el Presbítero Benjamín Núñez Vargas, “El Espíritu del 48”, que recoge de nueva manera su visión sobre los sucesos ocurridos entre 1940 y 1948, y para hacer un llamado a quienes consideraba que habían traicionado y “siguen traicionando” ese espíritu del 48, pidiendo que los que participaron en aquellos acontecimientos escriban lo propio.

La obra político intelectual de José Figueres no se reduce a estos textos, que se hoy se recogen en estos tres tomos. Sus escritos de prensa, de artículos, sus intervenciones, muchas de ellas polémicas, sus discursos debidamente impresos, y recogidos por la prensa, sus debates, sus informes presidenciales a la Asamblea Legislativa, quedan pendientes de reunirse en un esfuerzo de una Obra Completa, de este gran pensador político, filósofo político del quehacer político nacional, y de esta gran costarricense, que merecidamente fue reconocido como el personaje más importante del siglo XX costarricense.

Estos libros son una puerta y unas ventanas abiertas al pensamiento de José Figueres Ferrer.

Su fallecimiento el 8 junio de 1990 provocó las honras fúnebres más grandes que a algún costarricense se le hayan tributado en el país, recogiendo en ese homenaje el respeto, el cariño, la admiración y el agradecimiento que le tributó el pueblo costarricense, sin banderías políticas, como un solo cuerpo, en esos días.

Los 71 años de la abolición del ejército y la seguridad geopolítica

Miguel Sobrado

Se requiere una reflexión oportuna y necesaria sobre el 71 aniversario de la abolición del ejército.

¿Cómo es que Costa Rica ha podido sobrevivir, sin ejército, como nación independiente en una región del mundo estratégica? No existe un solo factor que lo explique, algunos son de orden interno producto de la cultura y del ordenamiento político, pero quizás el más importante ha sido que, siguiendo una vieja tradición desde la independencia, hemos apostado más, que, por las armas, por las alianzas regionales y el derecho internacional.

La guerra contra los filibusteros esclavistas de los Estados Unidos, en 1856, que nos permitió detenerlos, primero de Nicaragua y posteriormente, conjuntamente con los otros países centroamericanos, expulsarlos de la región, se dio gracias a las alianzas, respaldo latinoamericano, y venta de los fusiles más modernos de entonces por parte de Inglaterra, entonces potencia dominante, que veía con preocupación la expansión norteamericana en la región.

La educación gratuita y obligatoria 1869 fortaleció la construcción de un proyecto nacional alrededor del café y el ferrocarril al Caribe, estimulando en el último tercio del siglo XIX el crecimiento nacional más allá que el de los mismos Estados Unidos.

Mientras la educación crecía, se disminuía paulatinamente la importancia del ejército y aumentaba el peso de la organización de los educadores. En 1919 la huelga de los maestros desencadena un movimiento que termina tumbando la cruel dictadura de los Tinoco, asentada sobre el poder militar. En 1948 después de la guerra civil, se decreta constitucionalmente su abolición.

Los recursos que antes se gastaban en el ejército pasan a engrosar la educación y un nuevo proyecto nacional de diversificación agrícola, crédito rural, electrificación e industrialización.

En las décadas posteriores las amenazas para el país, de las dictaduras regionales, son sorteadas a través de una diplomacia de alianzas y el derecho internacional. El momento más peligroso lo afrontamos en la década de los 80s del siglo XX, con la posibilidad de una intervención norteamericana para involucrarnos en la guerra que se libraba entonces en Centro América. De nuevo la diplomacia, impulsada por Figueres Ferrer y Manuel Mora ante las potencias y sus aliados, que supo aprovechar el presidente Arias, para impulsar el Plan de Paz regional, lograron lo que el mejor de los ejércitos de un país pequeño podría haber hecho.

Hoy en día la región afronta un nuevo peligro derivado de su posición estratégica ubicada entre Colombia y México, por donde fluye el tráfico terrestre de drogas especialmente en las pobres regiones costeras y fronterizas.

Centro América y nuestro país, se encuentran bajo el embate de una fuerza económica, organizativa y criminal, de grandes proporciones, que está tomando y consolidando paulatinamente pero continuamente, posiciones, que amenazan la estabilidad de la región. No es casualidad que al triángulo del norte de Centroamérica se le llame estados fallidos y que anualmente más de medio millón de su población, escape masivamente del terror y la desesperanza.

Ante este panorama nos encontramos en un momento de crisis acumulada, con amplios sectores excluidos y lo que es peor sin un proyecto nacional que tense el arco creativo y sea capaz de integrar el haz de voluntades nacional y regional, como lo hicimos en el pasado. Aunque disponemos de un gran capital humano y empresarios innovadores en los campos y en la nueva tecnología, nuestra clase política se encuentra capturada por un capitalismo de amiguetes y nuestro estado manejado por administradores sin visión ni proyecto. Ambos grupos que se pueden definir como patrimonialistas ven solo el beneficio propio y conducen nuestro estado hacia un precipicio.

Nuestra diplomacia debe recuperar la visión geopolítica. Dejar de cohonestar en los organismos internacionales golpes de estado como los de Honduras y Paraguay y peor aún haber propiciado el golpe de estado en Bolivia en 2019. Nuestra seguridad depende de la solidez del derecho internacional, su erosión nos debilita.

Es fundamental colocar a Costa Rica primero y aprovechar para nuestro beneficio, el proyecto chino para construir una zona económica especial en Limón, San Carlos y Puntarenas, regiones en deterioro y creciente violencia. Este proyecto que debería haberse iniciado en 2015 se ha dejado en el congelador para satisfacer los temores de Mike Pompeo y Trump.

Debemos aprovechar nuestra posición geopolítica ahora que los chinos tienen interés en construir la ruta de la seda hacia el norte del continente y un liderazgo activo comprometido con la autonomía de los pueblos en escala internacional.

Nuestro país no necesita un ejército, pero sí una policía muy profesional y sobre todo una nueva institucionalidad, orientada por un proyecto país que promueva la inclusión social y frene la erosión del tejido social. En ese deterioro radica el peligro.

Referencia:

Sobrado, (2020) Los 71 años de la abolición del ejército y la seguridad geopolítica. [Página de Facebook]. Facebook. Recuperado el 01 de diciembre de 2020 de https://m.facebook.com/story.php?story_fbid=10223866488712897&id=1316074863&sfnsn=mo

Negación y autoritarismo en la Costa Rica sin ejército

Osvaldo Durán Castro
Sociólogo. Profesor ITCR

La historia oficial de Costa Rica esconde o minimiza hechos despóticos, autoritarios y violentos, como la ilegalización de partidos políticos y sindicatos, asesinatos políticos, persecución, exilios, intimidaciones, decretos contra la clase trabajadora, entre otros. Muchas de esas prácticas se dieron en el contexto de la abolición del ejército, pero podemos decir que son parte de la historia actual por la falta de justicia e impunidad en muertes como los de Jaime Bustamante, María Del Mar Cordero y Oscar Fallas ocurrido el 7 de diciembre de 1994, David Maradiaga, el 14 de julio de 1995, Sergio Rojas Ortiz el 18 de marzo de 2019, Jerhy Rivera Rivera el 24 de febrero 2020 (cuyo caso sigue abierto), e incluso los asesinatos de Antonio Saldaña/Blu (Rey indígena) el 3 enero 1910 y de Pa-Blu Presberu el 4 julio 1710, pues todos responden a formas de violencia no reconocidas, no juzgadas y no castigadas.

Si bien no tener ejército es un gran mérito, hace falta recuperar la memoria no oficial y completa de Costa Rica para comprender el período histórico en el cual se produce la abolición del ejército. Es necesario desmitificar la historia oficial y algunos hechos en particular como lo ocurrido con el ejército, que fuera de contexto y en su versión oficial, es únicamente un “acto heroico” de Figueres Ferrer. Pero si ampliamos la visión con algunos decretos y acciones de la Junta Fundadora de la Segunda República, antes y después del 1 de diciembre de 1948, aparecen acontecimientos sobresalientes de los que se habla sólo “de pasada”, o se niegan deliberadamente.

Antes de la abolición del ejército se produjeron hechos de autoritarismo como la ilegalización del Partido Comunista consumada el 7 de julio de 1948, argumentando que ésa era una organización que atentaba “contra el régimen democrático”, según decía el Decreto firmado por José Figueres Ferrer. El mismo Figueres en el libro “El espíritu del 48” (1987. 308) indicó que “la proscripción estaba evidentemente dirigida contra cualquier agrupación comunista, llevara o no esa connotación. Estaba dirigida directamente contra el Partido Vanguardia Popular”. El Secretario general de Partido Comunista, Manuel Mora Valverde señaló que “se habían comprometido a no ilegalizarnos”, pero, “nos ilegalizaron para que el Departamento de Estado (de los Estados Unidos) les permitiera mantenerse en el poder” (Discursos. 1980, p. 407).

También se decretó la ilegalización de los sindicatos iniciando por la beligerante Confederación General de Trabajadores de Costa Rica. Sesenta sindicatos fueron forzosamente aniquilados con lo que se desarticuló la organización social que históricamente, desde finales del siglo anterior, había gestado la creación de las garantías sociales de los años cuarentas, tras décadas de luchas ejemplares. A las ilegalizaciones se sumaron el exilio de dirigentes comunistas y sindicalistas, el encarcelamiento, la tortura, la persecución y la intimidación de muchísimas personas (prácticas asociadas por el grueso de la población costarricense con otros países, pero nunca con Costa Rica).

Otros decretos de la Junta que revelan su cariz autoritario fueron los del 11 y 19 de mayo. El primero, número 7, dispuso “la remoción de los empleados públicos sin derechos a sus prestaciones legales y preaviso y cesantía. Además, se autoriza a las empresas particulares para despedir de sus puestos a aquellos empleados que consideran peligrosos”. El otro decreto creó el Tribunal de Sanciones Inmediatas para “…juzgar los hechos delictuosos cometidos por funcionarios públicos particularmente de 1940 a 1948. Los fallos de ese Tribunal no podían se apelados de ninguna forma”. Además, el 2 de junio de 1948, se crea el Tribunal de Probidad y la Oficina de Propiedad Intervenida, como explica el historiador Óscar Aguilar Bulgarelli en su libro Costa Rica y sus hechos políticos de 1948.

Otro de los hechos que marca la historia del país desde el autoritarismo, es el asesinato del Codo del Diablo perpetrado el 19 de diciembre de 1948, en el que pierden la vida los dirigentes comunistas Tobías Vaglio, Octavio Sáenz, Lucio Ibarra y Federico Picado. Con ellos fueron asesinados Narciso Sotomayor y Álvaro Aguilar. Dado que Picado era diputado electo por la provincia de Limón, este fue un magnicidio político. Ese crimen fue una ejecución sumaria planificada y ejecutada durante el gobierno de facto de Figueres Ferrer, que había sido instalado por medios militares y que ejercía con poderes ilimitados.

Casi como premonición de lo que le ocurriría a los militantes comunistas asesinados, algunas narraciones de subalternos de José Figueres Ferrer dan cuenta de que cuando a éste se le presentaron prisioneros se mostraba molesto. Según narra Manuel Solís Avendaño en su libro La institucionalidad ajena. Los años cuarenta y el fin de siglo (2006), Figueres decía que: “no debían crearme ese problema de prisioneros en el futuro, lo que deben hacer es no traer prisioneros, pues al enemigo hay que liquidarlo. Increpado por esta respuesta respondió que si se portaba blando perdería el respeto de los “muchachos”, los cuales de todas maneras matarían a los prisioneros”.

La trama política de esos años incluía la injerencia directa del gobierno de los Estados Unidos en los asuntos internos de Costa Rica. Mercedes Muñoz en su investigación Los problemas de seguridad del Estado costarricense 1940-1948 (1989, p. 102) expone que “…el embajador costarricense en Washington, en una entrevista con Tapley Bennet, Director de la Oficina de Centroamérica y Panamá del Departamento de Estado, reconoció el peligro marxista en Costa Rica y la influencia perniciosa del Partido Comunista para el Gobierno”.

La línea anticomunista para América Latina definida y promovida por los Estados Unidos, fue seguida puntillosamente por los integrantes de la Junta Fundadora de la Segunda República desde antes de que tomaran militarmente el poder por medio de “una Junta de Gobierno con poderes ilimitados” como indica Figueres Ferrer. Pero además, el anticomunismo había sido también un componente del ideario político del Gobierno de Teodoro Picado. El mismo Partido Republicano, durante el gobierno de Calderón Guardia, había firmado en julio de 1941, un acuerdo de cooperación militar con los Estados Unidos, lo cual no resultaba extraño en el contexto regional, ya que “en Centroamérica en la década de los 30’s, la consigna contraria al comunismo, impulsada desde el Departamento de Estado, organizó cambios sustanciales en el papel que debían cumplir las fuerzas de seguridad como en los requisitos que debían reunir los integrantes de éstas”, según explica Mercedes Muñoz (1989, p. 97). El documental “El Codo del Diablo” de Ernesto y Antonio Jara Vargas, reproduce un discurso de Gonzalo Facio Segreda, Ministro de economía y hacienda de la Junta, en el que éste resume su visión política, totalmente congruente con la línea anticomunista del Departamento de Estado de los Estados Unidos y de Figueres Ferrer que ya mencionamos. Facio dice que “asumimos poder después de haber ganado la primera lucha armada que se da en el continente contra el comunismo”. Para ese tiempo estaba recién creado el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca, TIAR, que en la práctica aseguraba la cesión de la soberanía de los países de América Latina a los Estados Unidos. Tanto Figueres como Facio se alineaban para asegurarse la confianza de aquel país.

El autoritarismo implicó el exterminio de personas por medio del asesinato y generó además, como dijimos, exilio, encarcelamiento, persecución, intimidación, entre otras prácticas. Como justamente expone Manuel Rojas Bolaños en su libro Lucha Social y Guerra Civil en Costa Rica 1940-1948, “la izquierda comunista quedó prácticamente fuera del juego político hasta los años setenta, por prohibiciones establecidas constitucionalmente” (1990, p. 27). En cualquier otro país, los asesinatos del Codo del diablo, la ilegalización de organizaciones sociales, los decretos contra la clase trabajadora y las demás acciones de represión política, se hubieran reconocido como actos propios de un gobierno dictatorial; pero no ha sido así en Costa Rica.

El discurso oficial y el imaginario político, a través de libros, discursos y la reproducción que hacen del mismo personas, instituciones y organizaciones, siguen resumiendo la historia de la guerra civil de 1948 como un acontecimiento de “defensa del sistema electoral”, lo que ha permitido construir un imaginario de sociedad irrestrictamente democrática, pulcra e idílicamente pacífica en la que los enfrentamientos sociales, incluidos asesinatos políticos, se desdibujan, tergiversan, minimizan, o simplemente se ocultan.

Dado que la versión oficial además nos presenta la historia como la acción de caudillos y héroes, uno de los cuales es sin duda José Figueres Ferrer, es indispensable releer todo lo divulgado por el discurso oficial y enseñado en la academia, desde la escuela hasta la universidad. Alfonso González Ortega y Manuel Solís Avendaño en su libro Entre el desarraigo y el despojo argumentan que “Hoy sabemos, aunque no lo incorporemos a la representación que tenemos de nuestra historia, que Figueres Ferrer no fue el principal artífice de la abolición del ejército y que originalmente esta proscripción estuvo más inspirada en detener sus aventuras militares, en medio de una lucha entre los grupos representados en la llamada Junta Fundadora de la Segunda República, menos en la creación deliberada de una cultura de paz. Algo semejante ocurre con la nacionalización de la banca” (2001, p. 170).

Otra vertiente de la historia que la historia oficial y el discurso del poder han pasado de lado o han ocultado, es la corrupción como práctica común. Uno de los ejemplos notables de manejo arbitrario de la Hacienda Pública fue que “en esos momentos (durante el gobierno de la Junta de Figueres Ferrer), una parte de los recursos del gobierno se destinaba a pagos privados, y al mismo Figueres”. Explica el sociólogo Manuel Solís Avendaño que “el Decreto 251 del 12 de noviembre de 1948 autorizó un pago de 2.734.443 colones a Figueres, por concepto de propiedades destruidas. La suma equivalía casi al cincuenta por ciento de los seis millones asignados originalmente para cubrir ese rubro. Allí estaba, en germen, una característica de la nueva institucionalidad”.

Como resumen de estas líneas, podemos decir que la abolición del ejército sólo fue posible después de “limpiar la mesa”, tras la ilegalización del Partido comunista y de 60 sindicatos de la Confederación General de Trabajadores de Costa Rica, y las demás prácticas despóticas y represivas de la denominada Junta Fundadora de la Segunda República. Con esto se eliminaron las entidades con capacidad militar y socialmente organizadas para retar el nuevo bloque de poder. En otras palabras, ya no había oposición socialmente articulada y la Junta ejercía poderes ilimitados sin enemigos contundentes. Tenía el control centralizado y aplicaba represión directa contra cualquier oposición posible.

En esas condiciones la abolición de cuerpo armado era viable tanto por condiciones creadas a lo interno del país, como por ajuste o acomodo de la Junta de Gobierno a la política exterior de los Estados Unidos.