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Etiqueta: Adolfo Suarez

Más allá del elogio de la historia…

Caryl Alonso Jiménez

Para recordar una tarde de marzo del 2014 en Madrid, en el funeral de Adolfo Suarez

Caryl Alonso Jiménez

Recuerdo que en marzo del 2014 cuando en ocasión de la disertación de la tesis doctoral en el campus de la Universidad de Salamanca, en Madrid, murió uno de los más brillantes políticos españoles, Adolfo Suarez (1932-2014). Presidente de España de 1976 a 1981.

La historia reciente de la democracia española no puede obviar a cientos y miles de sus ciudadanos que defendieron su democracia, entre ellos, Torcuato Fernández-Miranda y Hevia, quien, con el ideal y defensa del derecho, desmanteló la plataforma legal del franquismo. ¡Vaya lección…!

Al señor Suarez se le puede entender mejor por su compromiso incontestable a la democracia, y a la transición española, que se conoce como “la ruptura pactada”. Suarez venía de una historia política provincial de su Ávila natal y de Segovia, de la que fue uno de sus gobernadores nombrados por el Generalísimo Francisco Franco.

Una tarde, contagiado de la conmoción social y política; y ante una de las expresiones colectivas singulares de la España de hoy, observé extensas filas de españoles en la capilla ardiente que el Congreso de los Diputados dispuso a las honras fúnebres.

Más por circunstancia del momento y encajar en la coyuntura política. Y de repente para una huella en la historia personal y recordar para la posteridad, como ocurre hoy, hice el desfile por largas horas que no concluí por una pertinaz lluvia.

No entendía exactamente lo que ocurría ante el fenómeno político, largas colas de ciudadanos, mujeres y hombres en recatado silencio. Esa tarde me pregunté: ¿Era la reivindicación histórica de un político valiente que a contracorriente defendió la democracia..?. O, ¿La sensatez de un pueblo que reconocía su historia reciente para alcanzar la España contemporánea? Extraño, pero los españoles no votaron por él.

Esa noche escribí extensos correos electrónicos a tres distinguidos personajes guatemaltecos, entre ellos un expresidente de Guatemala, más con ánimo de generar un intercambio de opiniones políticas e intentar respuestas del otro lado del atlántico.

El expresidente, seguramente no tenía ni interés ni estaba en su retórica el análisis interpretativo de un contexto que no soportaba la obviedad… seguramente por un gesto de cordialidad simplemente dedicó unas líneas a repetir cables noticiosos.

El colega académico a quien quise compartir la riqueza histórica de la noche que daba espacio a divagaciones políticas, y donde el contexto permitía el debate, pero no. Son esas raras actitudes que adosan aquellos a quienes confiamos la amistad. ¡Vaya amistad!

Sin embargo, esa noche recibí con la gentileza académica un grato análisis de uno de los más brillantes intelectuales de Guatemala. Con elegante interpretación habermaniana, y mesura objetiva que le distingue. Y sobre todo su trato personal… destacable fue su sentido didáctico. Hizo una análisis de la política española, describió aquellos entresijos que se esconden detrás de la cerradura histórica que algunos encajonan para siempre…

En una curiosa narrativa me preguntó, ¿Quieres entender realmente lo que allí ocurrió? Tienes que leer a: Denis Jeambar & Yves Roucaute (Edic. 2008), El Elogio de la traición. Editorial Gedisa. Barcelona.

-Encontrarás, me dijo, –un análisis político en un contexto donde se revelan esas excepcionalidades de un hombre con la dignidad histórica de su tiempo. Un político que vio en lontananza la España de hoy y la sostuvo con un arma bajo la almohada cada noche, para defender con su vida el triunfo de una esperanza.

Con los años, en repetidas lecturas, fue notable que los autores no se detuvieron a destacar la valentía, seguramente porque se trataba de resaltar lo obvio… Pero Jeambar y Roucaute, vieron esos laberintos y cómo la historia pone a contracorriente excepcionalidades, que seguramente solo aquellos dotados de las virtudes de su tiempo, son capaces de llegar a la cita con la historia.

Para algunos su legado está en la conducción de la transición española… Es verdad, supo hacerlo y comprender esa etapa histórica. Pero lo más sorprendente fue su capacidad de situarse del lado de la historia que hoy contempla una España que, entre sus enredos políticos, es una de las potencias económicas de la Unión Europea.

Recuerdo que la librería en un grato e inusual gesto me pidió 10 días para buscarlo sin costo en todo España. Lo recibí y leí en el vuelo de regreso. Aun hoy, pasados los años no resisto recomendarlo a políticos, estrategas y decisores de política, con fe que ese elogio será bien entendido…. Gracias Edgar por tomarte el tiempo esa noche.

Víctor Frankl (1905-1997), dijo una vez que “Los hombres ilustres siempre recomienzan y eso los convierte en admirables e imitables”. Justo es allí donde la historia y la democracia demandan defensa, temeridad y valentía. Entonces, ¿Por qué no ir tras el elogio de la historia…?