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Etiqueta: cambio climático

Exponen por qué basarse en el PIB destruye el planeta

George Monbiot es activista climático británico y esto que dice acerca de este tema en el video que compartimos.

“Lo que tenemos que hacer es un gran cambio estructural, un cambio político económico. Lo que nos dicen que hagamos es cambiar los bastoncillos de algodón y esos pequeños objetos sin sentido, pero eso no nos va a llevar a ninguna parte. Hay una o dos cosas que puedes hacer como consumidor que pueden conseguir un cambio: cambiar a una dieta vegetariana es una de ellas. Es un gran, gran cambio, porque las macrogranjas de animales tienen un masivo impacto ambiental. Otra: dejar de volar. Pero más allá de eso, actualmente todo lo que tenemos que hacer es cambiar el sistema (…) que está comiendo el planeta en un crecimiento perpetuo. Quiero decir, ¿desde cuándo el PIB fue una medida sensata del bienestar del ser humano?”

 

Enviado por Hernán Alvarado Ugarte.

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Saneamiento seguro y cambio climático son los retos de Costa Rica para la sostenibilidad del recurso hídrico

  • Informe del AyA indica que solo solo 15% de la población en Costa Rica cuenta con saneamiento seguro frente a 92,4% con acceso al agua potable

  • Abastecimiento a poblaciones dispersas, la disminución de brechas urbano-rural y la afectación al recurso hídrico frente al cambio climático son los principales desafíos nacionales

22 de marzo de 2019. En el marco del Día Mundial del Agua, el Instituto Costarricense de Acueductos y Alcantarillados (AyA) y el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) hacen un llamado a reconocer la necesidad de incrementar el saneamiento seguro, así como las medidas de adaptación y mitigación frente a los efectos del cambio climático sobre las fuentes de agua.

Según el más reciente Informe de agua para consumo humano y saneamiento del Laboratorio Nacional de Aguas del AyA (2019), en Costa Rica 4,6 millones de personas cuentan con agua potable en sus hogares (el 92,4%), siendo de las coberturas más altas a nivel regional; sin embargo, solo 750.000 personas cuentan con saneamiento seguro (15%).

En ese sentido, la presidenta ejecutiva del AyA, Yamileth Astorga, resaltó la necesidad de invertir en todos los aspectos del ciclo social del agua. “Costa Rica es reconocida por la alta cobertura de acceso a agua potable, pero para alcanzar el desarrollo sostenible debemos continuar la Ruta del Saneamiento con inversiones en proyectos de tratamiento y recolección de aguas residuales”, indicó la jerarca.

El Informe también arrojó una brecha en el acceso a agua potable entre el área urbana y rural, pues la cobertura es de 96,4% y 84,4% respectivamente. En cuanto a saneamiento, aún el 13,4% de las aguas residuales se dispone en alcantarillados que no cuentan con una planta de tratamiento, por lo que persisten descargas directas a ríos, quebradas y mares.

Asimismo, las condiciones extremas de escasez de agua y estrés climático afectan cada vez más al país; por ejemplo, se prevé que en la región norte las precipitaciones disminuirán en un 15% al 2020, 35% al 2050 y hasta el 65% al 2080. De la misma manera, el incremento en la frecuencia e intensidad de eventos extremos como tormentas y huracanes amenazan directamente la infraestructura de agua potable.

“El cambio climático y el agotamiento de los recursos naturales, muchas veces por contaminación, exigen acciones inmediatas para garantizar el desarrollo sostenible. Felicitamos a Costa Rica por el compromiso de aumentar el saneamiento seguro en todo el país. Sin duda estas acciones serán una fortaleza a nivel mundial en términos de competitividad y atracción de inversión extranjera”, señaló Kryssia Brade, Oficial a cargo del PNUD.

En este momento, AyA impulsa una cartera de inversión de casi $1.000 millones que contempla 112 proyectos en el territorio nacional, tanto de agua potable como de saneamiento. Con el acompañamiento del Ministerio de Ambiente y Energía, la Dirección de Cambio Climático, el financiamiento del Fondo Mundial para el Medio Ambiente y el acompañamiento técnico del PNUD, lidera un proyecto por $5 millones para fortalecer las capacidades de 300 acueductos comunales en la zona norte, como aliados en el desarrollo local y para hacer frente al cambio climático.

 

Enviado por Ingrid Hernández Sánchez, Asesora Comunicación, PNUD Costa Rica.

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UCR: Los pastos marinos: un mundo bajo el agua por conocer

Los pastos marinos son las únicas plantas que habitan en el océano. De ellos se alimentan animales como las tortugas, los manatíes, los erizos y los peces. También contribuyen a la protección de las zonas marino costeras y a mitigar los efectos del cambio climático

En el mar se forman pastizales subacuáticos que están adheridos a los sedimentos (foto cortesía Jimena Samper).

Sin embargo, sabemos poco de ellos y podríamos asemejarlos a los pastos terrestres, pero son diferentes. Como el resto de las plantas, los pastos marinos tienen distintos componentes o estructuras, lo cual les permite realizar el proceso de fotosíntesis, gracias a la energía que aporta la luz. Para esto, absorben el CO2procedente de la atmósfera, que está disuelto en el agua.

Las algas también realizan la fotosíntesis en el mar, pero son organismos mucho más sencillos y no tienen los mismos componentes que las plantas.

En el fondo del océano se forman pastizales subacuáticos denominados praderas, que se adhieren a los sedimentos. Algunas veces quedan expuestas cerca de la costa, cuando la marea baja, y se observan como una gran alfombra verde que cubre el suelo marino.

En Costa Rica se han identificado siete especies de plantas bajo el mar, en las costas del Pacífico y del Caribe. Su estudio se ha iniciado de manera sistemática por el Centro de Investigación en Ciencias del Mar y Limnología (Cimar), de la Universidad de Costa Rica (UCR), ante el vacío de conocimiento acerca del tema.

“En Costa Rica, los pastos marinos han sido menos estudiados que otros ecosistemas, como los manglares o los arrecifes de coral. Estamos tratando de cambiar eso y de generar más conciencia acerca de su importancia”, expresó Jimena Samper Villarreal, investigadora del Cimar y especialista en el tema.

Antes de 1960, no existían publicaciones científicas en el país. Es a partir del 2010 cuando se empezaron a realizar estudios en el Golfo Dulce, en el sur del territorio, con la participación de estudiantes de la carrera de Biología de la UCR.

“Nosotros analizamos el tipo de investigaciones realizadas aquí. Casi todas son reportes de cuáles especies se encuentran y en dónde. Es menor el porcentaje que aborda aspectos ecológicos, como la fauna asociada”, comentó la experta.

Las primeras indagaciones se concentraron solo en los pastos marinos del Caribe, gracias a un proyecto que funciona en toda esa región, el cual desde 1999 monitorea estos ecosistemas. También se le da seguimiento a los manglares y a los arrecifes de coral.

En 2017, el Cimar logró iniciar un proyecto de monitoreo de los pastos en el Pacífico, especialmente en el Golfo Dulce. Ahí se encuentra la pradera de pastos marinos más extensa de la costa pacífica.

Especies más comunes

En el Caribe Sur de Costa Rica, que comprende Cahuita, Manzanillo y Gandoca, crecen las principales praderas de pastos marinos. “En todas estas zonas, detrás del arrecife, donde hay lagunas y es más tranquilo, se desarrollan praderas extensas de especies de gran tamaño y muy persistentes”, explicó Samper.

En esta costa, la especie dominante es Thalassia testudinum, que es la más común y la favorita de la tortuga. Luego, le sigue Syringodium filiforme, la cual tiene una forma tubular, como un espagueti, y es alimento del manatí. Ambas solo se encuentran en el Caribe a nivel mundial.

Con respecto a los pastos del Pacífico, hay bastantes vacíos de información sobre los sitios donde están presentes. Además de ser especies más pequeñas, son más efímeras y más dinámicas, y crecen muy rápido. Esa es su estrategia de vida, expresó la bióloga.

En la costa pacífica, las especies predominantes son Halophila baillonis, Alodule wrightii y Ruppia maritima. Se desconoce si actualmente existen praderas extensas de R. maritima, luego de que en 1996 desapareciera una (de 5000 metros cuadrados de extensión, aproximadamente) en bahía Culebra, Guanacaste, a raíz de una tormenta, tal y como lo documentó el investigador del Cimar, Jorge Cortés Núñez.

El pasto conocido como trébol (Halophila baillonis), pues sus hojas tienen la forma de tal planta, se encuentra tanto en el Caribe como en el Pacífico y está clasificado como vulnerable por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Esta es una de las principales especies encontradas en el Pacífico costarricense.

Por su parte, la erosión costera del Caribe, consecuencia del cambio climático, ha afectado a los pastos marinos.

Cambio climático

De acuerdo con los científicos, los pastos marinos ayudan a aplacar los efectos del cambio climático, por medio del secuestro de carbono, función que realizan a través de la fotosíntesis. La tarea que desarrollan es captar el CO2 en sus tejidos y lo retienen durante cierto tiempo.

Diversas especies de organismos marinos, como los erizos, se alimentan de los pastos marinos (foto cortesía de Jimena Samper).

“Gran parte del tejido fotosintético y no fotosintético se entierra en el sedimento, donde hay poca descomposición de la materia. El sedimento atrapa el carbono que secuestra por la fotosíntesis y el que viene de la zona terrestre debido a la erosión, y ambos quedan almacenados en la capa de pastos marinos vivos. A esto es lo que llamamos carbono azul, que sirve para mitigar el cambio climático”, detalló la investigadora de la UCR.

En este sentido, no solo hay que proteger las plantas marinas para que sigan secuestrando el carbono –insistió–, sino para que, además, no emitan el que han retenido durante miles de años.

Cabe señalar que esta función del secuestro de carbono es realizada también por los manglares.

Vulnerabilidad

El principal problema que presentan los pastos marinos consiste en que necesitan la luz para realizar el proceso de fotosíntesis y, para ello, dependen de la claridad del agua. Igualmente, existen otros factores que intervienen, como las alteraciones de la salinidad del agua y de la fuerza del oleaje.

Los pastos marinos “son ecosistemas muy vulnerables que están siendo afectados a nivel mundial. Crecen en la zona costera, cerca de donde está el desarrollo humano. Si nosotros erosionamos la cuenca, cae mucho sedimento al mar, o si echamos muchos nutrientes (aguas negras o aguas residuales) se genera gran cantidad de fitoplancton, se hace más turbia el agua y ellos no pueden realizar la fotosíntesis”, explicó Samper.

La falta de información también ha incidido en que muchas veces los pastos marinos pasen inadvertidos; aunque, a la vez, estos son importantes para ciertas comunidades, sobre todo en lugares donde no hay arrecifes coralinos. Los pescadores, por ejemplo, los confunden con las algas, indicó.

Tampoco se tiene conciencia sobre las relaciones entre los pastos marinos y los organismos que se alimentan de ellos. Por esto, el Cimar organiza talleres en comunidades costeras para informar y sensibilizar a estas poblaciones acerca de la importancia de este recurso marino.

La bióloga concluyó que existen evidencias científicas de que a nivel mundial han disminuido, considerablemente, los pastos marinos, producto de las actividades humanas. Por tanto, insistió en que para lograr conservarlos es clave saber dónde se encuentran y cuáles especies hay. De ahí la necesidad de efectuar mayor investigación.

Algunas cifras
En el mundo existen entre 60 y 72 especies de pastos marinos. De ellas, 7 se han identifico en 31 sitios de Costa Rica, la mayoría en la costa del Pacífico.
En nuestro país, estas plantas cubren un área de 133 hectáreas: 97 en el Pacífico y 36 en el Caribe.

 

Patricia Blanco Picado

Periodista Oficina de Divulgación e Información, UCR

Información tomada de: http://www.ucr.ac.cr/

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Movilización mundial contra la energía sucia

  • Nuevo informe del #IPCC sobre 1,5°C muestra grandes diferencias entre el calentamiento a 1,5°C y a 2°C. El mundo tiene que actuar AHORA para evitar el #cambioclimático

“Estamos en estado de emergencia climática. El informe del @IPCC sobre 1,5°C ilustra descarnadamente la diferencia entre el calentamiento a 1,5°C y a 2°C; para muchos en todo el mundo esta diferencia es de vida o muerte. Es vital mantener el aumento de la temperatura bien por debajo de 1,5°C, pero la evidencia presentada por el IPCC muestra que la ventana de oportunidad para hacerlo es pequeña y sigue achicándose. Hay activistas movilizados en todo el mundo exigiendo que se ponga punto final a los combustibles fósiles, las energías sucias y las tecnologías peligrosas. Queremos que la transición a un sistema energético limpio beneficie a los pueblos, no a las corporaciones”.

“Sólo un cambio radical de sistema ofrece una trayectoria esperanzadora que nos libere del derrotismo. Sólo transformando radicalmente nuestros sistemas energéticos, alimentarios y económicos podremos evitar una catástrofe climática y que el calentamiento exceda 1,5°C”.

Comunicado de prensa: https://www.foei.org/es/noticias/informe-ipcc-advierte-catastrofe-climatica

Para más información: Mariana Porras 8302-2360

*Imagen tomada de Bioenergy Crops

Enviado por Coecoceiba.

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Crisis Sistémica y Cambio Climático

  • IPCC señala en su reciente informe que se necesitan cambios de gran alcance
  • Experto salvadoreño en Cambio Climático visita Costa Rica

Crisis Sistemica y Cambio Climatico

FECON, 9-10- 2018. El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés) emitió el pasado 8 de octubre su último informe en el cual asegura que “Para limitar el calentamiento global a 1,5 °C se necesitarían cambios de gran alcance y sin precedentes en todos los aspectos de la sociedad”.

El informe especial del IPCC sobre el calentamiento global se respalda en más de 6000 referencias de investigaciones de 133 autores y científicos de 40 países distintos, asegura que el planeta ya está sufriendo consecuencias de un calentamiento de 1°C. Entre estas: condiciones meteorológicas más extremas, crecientes niveles del mar y un menguante hielo marino en el Ártico.

Entre las alarmas que lanza este informe destaca que los arrecifes de coral disminuirían entre un 70% y un 90% con un calentamiento global de 1,5°C, mientras que prácticamente todos ellos (> 99%) desaparecerían con uno de 2°C.

En el informe se señala que para limitar el calentamiento global a 1,5°C se necesitarían transiciones «rápidas y de gran alcance» en la tierra, la energía, la industria, los edificios, el transporte y las ciudades. Sería necesario que las emisiones netas globales de dióxido de carbono (CO2) de origen humano disminuyeran en 2030 alrededor de un 45% respecto de los niveles de 2010.

Al mismo tiempo el Dr. Ricardo Navarro, experto en ciencias climáticas, visita el país y dará una conferencia abierta este jueves 11 de octubre, a las 4:30 PM en la casa Claretiana de Ejercicios Espirituales, en San Francisco de Guadalupe. Desde la Federación Costarricense para la Conservación de la Naturaleza invitamos a este espacio.

Contacto:

Mariana Porras, Coecoceiba Amigos de la Tierra, teléfono: 83022360

Henry Picado Cerdas, FECON, teléfono 87609800

 

Notas:

1) Global Warming of 1.5 °C: http://www.ipcc.ch/report/sr15/

 

 

Enviado por FECON.

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UCR: La sexta extinción masiva de los organismos será provocada por el ser humano

Los humanos han ignorado las lecciones del pasado y desde hace unos 11 000 años han destruido la diversidad de las especies, así como también han contribuido a deteriorar la tierra, el mar y el aire

UCR La sexta extincion masiva de los organismos será provocada por el ser humano
El sapo dorado (Incilius periglenes), icono de Monteverde, fue avistado por última vez en 1989.

La ecologista Martha Crump, quien registró los rituales de apareamiento del sapo dorado en 1987, narra lo siguiente en su libro En busca de la rana dorada (2000): “Estoy inmersa en la fría niebla de este asombroso bosque de Costa Rica, porque como bióloga investigo fenómenos nuevos y apasionantes. Esta es mi búsqueda personal de la rana dorada, o como Jay Savage lo expresara: ‘la búsqueda de la verdad mística y la belleza de la naturaleza’”. El sapo dorado, icono de Monteverde, fue avistado por última vez en 1989 y es parte de la extensa lista de los animales extintos.

Se calcula que en el planeta habita cerca de un millón de millones de especies diferentes, de las cuales el 99,9995 % son bacterias y arqueas (sin núcleo) que escapan a la vista. El restante 0,0005 % son eucariotas (con núcleo), de los que 30 millones son insectos, arácnidos, moluscos, crustáceos y otros invertebrados; 85 000 son mamíferos, aves, reptiles, anfibios, peces; 300 000 son plantas, y 700 000 son hongos, protozoarios y cromistas.

Sin embargo, las especies no son eternas y están destinadas a la extinción, algunas más temprano que otras.Todo depende de su adaptabilidad y de la contingencia de los eventos. Se ha estimado que cerca del 99,9 % de las especies multicelulares, que alguna vez habitaron la tierra, se extinguieron. Es probable que para el año 2100, la mitad de las plantas y vertebrados que existen habrá desaparecido. “La extinción es la regla, la supervivencia es la excepción” (Carl Sagan, 1934 – 1996).

Desde la perspectiva geológica, se han registrado cinco extinciones masivas de los organismos multicelulares, todas causadas por catástrofes naturales. La primera ocurrió hace unos 444 millones de años durante la transición del Ordovícico al Silúrico, cuando cerca del 86 % de las especies (todas marinas) fueron borradas de la faz de la tierra.

La segunda sucedió unos 375 millones de años atrás durante el Devónico tardío, con el 75 % de las especies desaparecidas. La tercera y más severa de todas transcurrió al final del Pérmico, hace unos 251 millones de años, con la eliminación del 96 % de las especies. Se estima que toda la vida multicelular que existe desciende de ese 4 % que sobrevivió.

La cuarta extinción mató al 80 % de las especies al final del Triásico, unos 200 millones de años atrás. Por último, hace 66 millones de años, al término del Cretáceo, cerca del 76 % de las especies murieron, entre ellas los famosos dinosaurios, las amonitas, muchas plantas y grandes reptiles voladores como los pterosaurios.

Todo apunta a una sexta extinción masiva, esta vez causada por una especie de mamífero bípedo, desnudo y de cabeza grande, cuya siniestra actividad es modificar al medio ambiente: el Homo sapiens. Este sexto período se inició al final del Pleistoceno, hace unos 100 mil años, cuando los humanos empezaron a migrar de África hacia otros continentes.

Durante esa época se presentaron varias glaciaciones, interrumpidas por períodos en los que el hielo se retiraba. Aunque es posible que el cambio climático pusiera estrés a la flora y a la fauna de entonces, el consenso es que la principal causa del cambio del paisaje en los continentes y de la extinción de muchos animales y plantas fue la acción de los advenedizos humanos; todo producto de las cacerías y destrucción de la floresta mediante las quemas y talas.

Por ejemplo, la desaparición del 71 % de las especies de los vertebrados de Oceanía coincide con la llegada de los humanos a Nueva Zelanda, Australia y Nueva Guinea hace unos 60 000 años. Entre los animales extintos está la megafauna, que incluía marsupiales gigantes como canguros y diprotodontes, aves como el pichón gigante y reptiles como enormes cocodrilos y lagartijas.

Del mismo modo, el arribo de humanos al continente americano, 15 000 años atrás, coincide con la desaparición del 78 % de la megafauna, por ejemplo, camellos, caballos, renos, bisontes, perezosos gigantes, osos, felinos y mamuts, entre otros. Algo similar ocurrió en Madagascar hace 1 600 años, cuando la megafauna fue eliminada de esa isla a partir de la venida de los primeros humanos desde Indonesia.

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UCR La sexta extincion masiva de los organismos será provocada por el ser humano2
Desde la perspectiva geológica, se han registrado cinco extinciones masivas de organismos multicelulares causadas por catástrofes naturales. Todo apunta a una sexta extinción masiva, esta vez causada por la especie humana (infografía: Edgardo Moreno y Rafael Espinoza).

La “edad de los humanos”

Las extinciones antropogénicas; es decir, mediadas por los humanos, se aceleraron hace unos 11 000 años, con la aparición de asentamientos en las diferentes regiones. Estos han ido en aumento hasta crear las metrópolis del presente.

De acuerdo con Paul Crutzen, Premio Nobel de Química 1995, a esta nueva época se le debe conocer como el “Antropoceno”; es decir, la ‘edad de los humanos’. Si bien la extinción masiva no es única del actual período, sí lo es la forma en que ella ocurre. Los científicos la han delimitado de acuerdo con cuatro características interdependientes.

La primera de ellas es la homogeneización de la flora y la fauna a nivel global. Nunca antes la Tierra había experimentado el intercambio masivo de especies entre diferentes latitudes ni la dispersión rápida de organismos exóticos de un lugar a otro. Esto ha llevado a confrontaciones ecológicas y a que se propaguen enfermedades, tal y como ha ocurrido con los cerdos ferales en varias islas, incluyendo la del Coco.

En segundo lugar, los humanos son los principales predadores de la tierra y del mar. Ninguna otra especie puede reclamar tal distinción. La humanidad usa cerca del 35 % de la producción neta del planeta para sus propios fines. A esto hay que añadir el consumo desmesurado de combustibles fósiles, lo cual constituye una minería irrestricta de la biosfera del pasado.

El tercer rasgo alude al poderío que tienen los humanos para redirigir la evolución mediante varios procedimientos ingeniosos y algunos perversos. Los más obvios son la domesticación de las plantas y los animales, la erosión y modificación de grandes territorios silvestres para la agricultura, la ganadería, el urbanismo y la explotación indiscriminada de los océanos, todo para alimentar a la gran masa humana.

La última y más severa acción es la “tecnósfera”, término acuñado por Peter Haff para describir un sistema global tecnosocial que consume gran cantidad de energía. Este sistema está compuesto por las sociedades humanas, todos sus artefactos y sus sistemas tecnológicos, así como por los procedimientos y vínculos necesarios para que funcione.

La tecnósfera se reproduce y se eleva por encima de la humanidad y no puede ser eliminada sin causar enormes estragos a su creador. Ella domina y mata a diferentes especies de manera directa o indirecta, incluyendo a la misma que la creó: el Homo sapiens. Solo basta recordar la hecatombe de Hiroshima y los accidentes en Chernóbil y Fukushima; eso sin tomar en cuenta la contaminación y el calentamiento global antropogénico que se incrementó exponencialmente desde la revolución industrial.

Aunque la historia es a veces ingrata, ella ayuda a comprender el presente y a anunciar el futuro. Los humanos han ignorado las lecciones del pasado y han desplazado, aniquilado y diezmado la diversidad de las especies.También han contribuido a deteriorar la tierra, el mar y el aire.

Es evidente que se han convertido en los depredadores supremos, incluso de sí mismos, y, por tanto, seguros candidatos para la extinción prematura en un universo que, después de todo, es indiferente al destino de los humanos.

 

Edgardo Moreno Robles

Catedrático de la Facultad de Microbiología e investigador del Instituto Clodomiro Picado (ICP)

 

Información tomada de: http://www.ucr.ac.cr/

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UCR: ¡Conozca el accionar universitario en occidente y vincúlese!

  • Sede de Occidente de la UCR registra 58 proyectos de Acción Social

UCR Conozca el accionar universitario en occidente y vinculese
Trabajo de la Etapa Básica de Artes Plásticas (ED-71) con niñas y niños ramonenses. – foto cortesía del proyecto.

Hace 50 años, San Ramón se convirtió en el segundo hogar de la Universidad de Costa Rica (UCR). Junto con las carreras y las aulas, nació un espacio para el desarrollo de la acción social en la región de Occidente, que a la fecha cuenta con 58 proyectos activos y miles de personas participantes.

La acción social en la Sede de Occidente abarca amplias temáticas y poblaciones. Así como hay proyectos relacionados con temas como música, baile y educación, también se trabaja sobre salud psicológica, alfabetización tecnológica, cambio climático y recurso hídrico. La participación es extensiva para niños, niñas, adolescentes, adultos mayores, centros educativos y organizaciones sociales.

Además, conviven proyectos con una larga trayectoria e iniciativas recientes y novedosas. El Conservatorio de Música de la Sede de Occidente (ED-577) y el Centro Infantil Laboratorio Ermelinda Mora (ED-70) tienen 30 años de existir, mientras que los proyectos Estimulación Sensorial por medio del Masaje Infantil (ED-3335) y la Consultoría Filosófica Costarricense (ED-3347) comenzaron a trabajar en 2018.

Kattia Guevara Rojas es la coordinadora de Acción Social de la Sede de Occidente desde hace solo dos meses. Sin embargo, ha estado vinculada a este campo por medio de la música durante muchos años y ahora tiene la tarea de utilizar su experiencia para potenciar un trabajo extensivo y en armonía con las comunidades.

Para mí la acción social es todo ese trabajo de vinculación de la universidad en todos sus quehaceres hacia la comunidad. Es todo el trabajo que se refleja, que se vislumbra en la comunidad. Es un trabajo de muchísima responsabilidad de la Universidad de Costa Rica, pues se trata de la visión que tienen las comunidades acerca de lo que nosotros hacemos en la universidad”, comentó Guevara.

Los proyectos tienen incidencia en Palmares, Naranjo, Grecia, Sarchí, San José, Golfito, Los Chiles, Upala, San Vito, entre otras zonas. Además, el gran énfasis artístico de su labor permite que visiten muchas comunidades a través de recitales o conciertos; y, mediante la realización de actividades como el Festival Artístico Internacional del Recinto de Grecia (EC-452), se proyectan internacionalmente.

Marlene Alfaro Alfaro, coordinadora de la Sección de Extensión Docente, resalta la disposición de la Sede a compartir saberes y encontrar soluciones conjuntas, no a dar asistencia. Se trata de dar herramientas y recursos que permitan a las personas participantes desarrollar sus habilidades, conocimientos y competencias.

La acción social me apasiona, creo que es la parte más humana de la UCR porque permite crecer, abrirse; no solamente en la parte del desarrollo académico y docente, sino que le permite al docente, al funcionario universitario, trabajar con la comunidad. Y eso es muy gratificante, muy hermoso. Se aprende mucho, trabajar con la comunidad te enseña, alegra la vida”, agregó.

 

Angélica Castro Camacho

Unidad de Comunicación Vicerrectoría de Acción Social

 

Información tomada de: http://www.ucr.ac.cr/

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UCR: Manglares, escudos naturales en riesgo

La contaminación se enreda en sus raíces, el cambio climático los golpea y acciones humanas amenazan su supervivencia, aunque nos protegen de los huracanes y son la cuna de muchas especies animales

UCR Manglares escudos naturales en riesgo
Los manglares y otros ecosistemas marítimos son amortiguadores naturales de fenómenos, como inundaciones y fuertes oleajes. – foto Cristian Araya Badilla.

Si no conoce un manglar, es posible que la palabra lo remita a un espacio húmedo y con zancudos, rodeado de lodo y con algunos árboles colgantes. Pero lo cierto es que estos ecosistemas son protectores de vida: bajo sus aguas guardan múltiples funciones que benefician al ser humano y, además, cientos de especies de animales hacen de los bosques de manglar su hogar.

Sin embargo, estos bosques salados, aliados estratégicos contra los efectos del cambio climático, padecen las consecuencias de las acciones humanas insostenibles con el medio ambiente, lo cual afecta la economía de las comunidades aledañas.

Los manglares, que son reconocidos como humedales, entretejen múltiples funciones naturales: son el hábitat de cientos de especies vegetales y la cuna de animales de importancia comercial, como peces, cangrejos y moluscos.

“Estos ecosistemas le proveen alimento y refugio a una gran cantidad de especies que llegan a desovar; ahí tienen su nicho y cuando están en etapa adulta migran hacia mar abierto. Además, sus raíces atrapan sedimentos que vienen de los ríos y evitan que lleguen al mar y afecten a otros ecosistemas, como arrecifes de coral”, explicó Margarita Silva Benavides, especialista en ecología de manglares de la Universidad de Costa Rica (UCR).

Además, la contribución de los bosques de manglar en el almacenamiento de carbono en sus plantas y suelo es mayor que la de un bosque tropical, según expertos. Esta captura es conocida como «carbono azul».

“Uno de los puntos importantes de la discusión que tuvimos en La Haya fue esa capacidad que tienen los ecosistemas de humedales y manglares de desempeñar funciones como la fijación de gases de efecto invernadero, la protección de las zonas costeras, la contribución en la formación del suelo y la prevención de la erosión”, explicó Bernardo Aguilar González, director de la Fundación Neotrópica, al hacer referencia al fallo de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) en el caso de Costa Rica contra Nicaragua.

Si se pudiera comparar a los manglares o humedales con algún objeto, este sería un escudo; puesto que, por sus características y su composición, cumplen un papel primordial al proteger las costas de la erosión y al absorber la lluvia. Igualmente, son una barrera efectiva contra fuertes vientos provenientes de tormentas y huracanes.

Así lo refuerza el más reciente informe del Estado de la Nación al indicar que ecosistemas como los manglares, los bosques y los ríos absorbieron gran parte de la carga de la precipitación durante el huracán Otto, que afectó al territorio nacional a finales de noviembre de 2016 con serias consecuencias.

“Los humedales, por ejemplo, retuvieron los excesos de precipitación y escorrentía, y cumplieron una función al retener sedimentos”, explica el informe.

A pesar de esto, gran parte de la población ignora los beneficios que los diversos ecosistemas incluidos en los humedales, como los manglares, cumplen en condiciones adversas como los huracanes. Mientras tanto, la contaminación y las drásticas transformaciones humanas imperan en los manglares del país.

UCR Manglares escudos naturales en riesgo2
¿Qué importancia tienen los manglares? Desde atrapar contaminantes hasta generar beneficios económicos para las comunidades cercanas. – diseño Rafael Espinoza.

 

¿Cómo han sufrido los manglares?

Y es que los manglares ven llegar de todo a sus terrenos: plaguicidas, productos farmacéuticos y detergentes, por nombrar solo algunas de las sustancias que contaminan sus raíces diariamente. Además de la contaminación, el cambio del uso de la tierra y la presión de proyectos inmobiliarios amenazan la supervivencia de estos ecosistemas.

En Costa Rica, según el XXI Informe del Estado de la Nación, desde inicios de los años noventa la cobertura nacional de bosques de manglares ha disminuido: en 1992 se contabilizaban 51 350 hectáreas y para el año del estudio la cobertura correspondía a un 0.7 %, es decir, 37 420 hectáreas; esto representa una reducción de 13 930 hectáreas.

A partir de este año, el Sinac cuenta con un dron fotogramétrico “con una precisión que cubre los requerimientos del Instituto Geográfico Nacional para clasificar manglares. A partir de este 2018 estamos con la planificación de sobrevuelos sobre los manglares, comenzamos por la costa del Pacífico”, explicó Jacklyn Rivera, coordinadora del Programa Nacional de Humedales de esa institución. Por otro lado, la expansión de cultivos y otras actividades, como las salineras, han provocado que estos ecosistemas desaparezcan. De acuerdo con el Informe del Estado de la Nación 2017, los cambios en el uso del suelo y la invasión de zonas protegidas por el crecimiento de cultivos se relaciona de manera directa con la pérdida de manglares.

En el 2017, el Proyecto Humedales del Sinac encontró que en el Humedal Nacional Térraba-Sierpe, en la provincia de Puntarenas, se había desaguado 1310 hectáreas para dedicarlas a la ganadería y, posteriormente, a la producción de arroz y palma africana, entre el 2008 y el 2016.

“El tema de la contaminación lo abordamos por medio de los programas de control y protección que tienen las áreas de conservación y las denuncias. Hay un fuerte impacto por parte de la actividad agropecuaria y es ahí donde se nos sale de las manos. El Sinac aprovecha los espacios de coordinación con el Ministerio de Agricultura y Ganadería, pero sigue siendo una debilidad en la parte de vinculación de la agenda agro y la agenda ambiental”, explicó Rivera.

Los humedales representan un 7 % del territorio nacional. Asimismo, se estima que el 0.8 % del país es zona clasificada como manglar. El aporte que estas áreas generan, por medio del almacenamiento de carbono y del valor económico que representan, pone la lupa de las comunidades costeras y cercanas a los humedales en la protección de estos ecosistemas.

UCR Manglares escudos naturales en riesgo3
Este artículo pertenece al suplemento C+T, que es publicado mensualmente en el formato impreso del Semanario Universidad. Puede encontrarlo el primer miércoles de cada mes. (Diseño: Rafael Espinoza).

Comunidades en acción

El sustento de decenas de familias que habitan en lugares aledaños depende de los manglares que reposan en los principales humedales del país.

Los servicios ambientales que estas áreas ofrecen permiten a los habitantes de las zonas cercanas realizar actividades de subsistencia, como el ecoturismo, la pesca y la extracción de pianguas y otros moluscos para su comercio.

“Aquí en Costa Rica hay muchas localidades costeras que trabajan en pro de los manglares, como en el Golfo Dulce, en el Golfo de Nicoya o en el Pacífico Central, donde hay grupos organizados de las propias comunidades que aprovechan el manglar de una manera sostenible, en el sentido de que están sometidos a un plan de manejo y permisos respectivos”, explicó Silva.

De esto es ejemplo la Asociación de Pescadores y Piangüeros del Golfo Dulce (Asopez), quienes trabajan en la recolección de semillas y posterior plantación de mangle, en viveros cercanos a Playa Colibrí en el sector de Osa.

“También trabajamos en un vivero de ostras y en la parte de turismo. En el mangle hacemos un turismo educativo y en junio hacemos un festival en el que realizamos charlas para enseñarle a comunidad la importancia del mangle y cómo protegerlo”, explicó Gisela Víquez, secretaria general de Asopez.

Por otro lado, actores como la Fundación Neotrópica buscan combinar la responsabilidad social corporativa con acciones que generen beneficios para los manglares y las comunidades aledañas; entre estas se encuentran: reforestar los bosques de manglar, educar a la población y realizar capacitaciones sobre actividades productivas sostenibles por medio de programas como Carbono Azul Comunitario.

Desde el 2017, los humedales del país cuentan con la Política Nacional de Humedales, que señala acciones encaminadas a la conservación y el aprovechamiento responsable de estos ecosistemas, y con un marco de acción del 2017 al 2030 que incluye manglares y pantanos, entre otros.

“Se están ejecutando los planes de gestión local de los sitios Ramsar, básicamente son un instrumento que permite implementar las acciones de los planes generales de manejo de las áreas protegidas que coinciden con estos sitios”, explicó Rivera.

 

Paula Umaña

Periodista Oficina de Divulgación e Información

 

Información tomada de: http://www.ucr.ac.cr/

UCR, Suelo: clave para mitigar efectos del cambio climático

  • El secuestro de carbono es una de las alternativas utilizadas para reducir el CO2 de la atmósfera

22/02/17,arrocera
La rehabilitación de suelos degradados o terrenos sobreexplotados para la agricultura es una de las metas en la mira de expertos en cambio climático. Foto: archivo ODI, UCR.

El dióxido de carbono (CO2) es el principal gas de efecto invernadero y ha llegado a alcanzar niveles récord de concentración en la atmósfera. Por eso, luchar contra el cambio climático significa también buscar la manera de reducir este gas por medio de diversas acciones, como el secuestro de carbono.

Además de la reducción de las emisiones del CO2, otra de las alternativas que se estudia y se está poniendo en práctica a nivel mundial es remover el dióxido de carbono de la atmósfera y almacenarlo en reservas terrestres, es decir, en el suelo.

Las prácticas agrícolas que se han mantenido a lo largo de los años y la expansión urbana han dado como resultado la pérdida de carbono en la tierra. Por esto, a nivel global se ha investigado acerca del secuestro de carbono, que consiste en el almacenamiento de este elemento químico en la biomasa del suelo.

“Se refiere a cómo usted toma el dióxido de carbono de la atmósfera, lo convierte en materia orgánica a través de la acción de las plantas y lo deja retenido en el suelo; pero ahí aparece la principal confusión, y es que la gente asume que ya porque se tiene materia orgánica en el suelo, ya secuestró el carbono, eso no es así”, explicó la Dra. Cristina Chinchilla Soto, investigadora del Centro de Investigación en Contaminación Ambiental (CICA) de la Universidad de Costa Rica (UCR).

“El secuestro se refiere a la permanencia (del carbono) en el suelo”, añadió Chinchilla.

UCR Suelo clave para mitigar efectos del cambio climatico2
El Dr. Rattan Lal, director del Centro de Manejo y Secuestro de Carbono (CMASC, por sus siglas en inglés) de la Universidad de Ohio, Estados Unidos, brindó la charla »»Secuestro de carbono y cambio climático»» en las instalaciones de la UCR. – foto Laura Rodríguez Rodríguez, UCR.

Carbono, agricultura y cambio climático

La rehabilitación de suelos degradados o utilizados como terrenos para cultivos, y su utilización de una manera más adecuada, que contribuya al almacenamiento de carbono, es una de las principales metas que los expertos de todo el mundo se han planteado en los últimos años.

Los niveles adecuados de carbono en el suelo colaboran además a que este se convierta en un terreno fértil y con mayor resiliencia ecológica tras perturbaciones, previene la erosión e incrementa la biodiversidad.

“También aumenta la ecoeficiencia de los fertilizantes, del agua, de la irrigación de la variedad en los cultivos, de los nutrientes. Todos ellos dependen de la calidad y salud del suelo”, explicó el Dr. Rattan Lal, director del Centro de Manejo y Secuestro de Carbono (CMASC, por sus siglas en inglés) de la Universidad de Ohio, Estados Unidos, en una charla brindada en la UCR.

Así, las actividades agrícolas pueden contribuir a la mitigación del cambio climático mediante prácticas adecuadas de cultivo y tratamiento de la tierra; de igual forma, de alternativas como el secuestro de carbono atmosférico en la forma de carbono orgánico en el suelo. Para esto, los agricultores deben buscar la manera de aportar, de forma continua, más materia orgánica al suelo.

UCR Suelo clave para mitigar efectos del cambio climatico3
La investigadora del Centro de Investigación en Contaminación Ambiental (CICA), Cristina Chinchilla Soto, trabaja en el tema de secuestro de carbono en el país y el efecto de la mínima labranza sobre la estabilidad de este elemento en cultivos de arroz. – foto Laura Rodríguez Rodríguez, UCR.

“Por ejemplo, usted tiene un suelo muy mecanizado, donde pasa la labranza cada tres meses y el terreno queda desnudo, eso es un suelo que no tiene estructura y la materia orgánica encima probablemente se va a descomponer muy rápido, pero un suelo bien estructurado y tratado va a tener agregados y allí quedan sustancias de la materia orgánica, por lo que queda más protegido”, mencionó Chinchilla.

Para ambos expertos, cuidar del suelo y rehabilitar sus niveles de degradación no solo tiene que ver con la mitigación de efectos del cambio climático, sino también con la seguridad alimentaria y la biodiversidad, así como la seguridad en el acceso al agua y la energía; y que, como una especie de espiral, el fin mayor es la armonía mundial.

22/06/2013, Gira Alto de Comte y Progreso

Por eso, según Lal, debe existir legislación en relación con la salud del suelo, del agua, del aire y humana, que sean implementadas de manera conjunta. “Usted no puede separarlas”, dijo el experto.

“No podemos permitirnos dejar el suelo fuera de los objetivos de mitigación del cambio climático, el suelo debería ser central”, reafirmó.

“Si me preguntan qué sugeriría para mitigar el calentamiento global y acabar con el hambre, la única respuesta racional sería cambiar la forma en que tratamos nuestros suelos para producir, transportar, procesar y consumir nuestra comida”, dijo el Dr. Rattan Lal.

 

CICA trabaja contra el cambio climático

El Centro de Investigación en Contaminación Ambiental (CICA) de la UCR, trabaja actualmente en un proyecto en la zona el cantón de Parrita, Puntarenas, que pretende evaluar el efecto de la mínima labranza sobre la estabilidad del carbono y secuestro de este elemento químico en cultivos de arroz.

“Es un proyecto nuevo financiado por el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) en el cultivo de arroz, que tiene que ver con el efecto de la mínima labranza sobre el carbono del suelo”, explicó Chinchilla.

La investigadora, experta en ecología y cambio climático, realizó una pasantía en el Centro de Manejo y Secuestro de Carbono (Carbon Management and Sequestration Center) de la Universidad Estatal de Ohio, Estados Unidos, gracias a la beca Norman E. Barloug para Ciencia y Tecnología Agrícolas, otorgada por el Departamento de Agricultura de ese país.

Ahí, el mentor de Chinchilla fue el científico Rattan Lal, quien visitó recientemente la Universidad de Costa Rica, donde brindó la charla »Secuestro de carbono y cambio climático» y además visitó el proyecto que Chinchilla trabaja en Parrita.

 

Paula Umaña

Periodista Oficina de Divulgación e Información

 

Información tomada de: http://www.ucr.ac.cr/

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