Entre los días 17 y 24 de mayo de 2025, el marchador barcelonés Gabe Abrahams ha caminado durante 7 días, una semana, por un circuito comprendido entre Barcelona, Badalona y Cornellà de Llobregat y ubicado en el Área Metropolitana de Barcelona.
Abrahams ha caminado un total de 403 km en 7 días, logrando la plusmarca de una semana de caminata rápida o Speed Walking.
Gabe Abrahams ha comentado que el recorrido le ha ayudado a distraer la mente y “a evitar un poco el cansancio, a la vez que un inoportuno enfriamiento ha remado en la dirección contraria. Me lo ha hecho pasar muy mal. Ya estoy acostumbrado a situaciones de este tipo durante las caminatas. Conviene mantener el control de la mente en todo momento y no dejarse intimidar pase lo que pase. Como decía el futbolista Pepe Samitier, en la vida todo tiene solución salvo la muerte”.
Gabe Abrahams tiene una larga lista de plusmarcas en caminatas Multiday, siendo la más larga la de las 6 Semanas del año 2023, conseguida en un circuito de la costa de Cataluña. En aquella ocasión, el marchador mantuvo una media diaria de 45,8 km, mientras que ahora por tratarse de una caminata con una distancia más corta ha conseguido subir la media hasta 57,5 km diarios.
Desde 2020, Gabe Abrahams compagina su condición de marchador con la de articulista en medios de comunicación y autor de libros. Su perfil de autor en SURCOS Digital es el siguiente: Gabe Abrahams.
Entre el 23 de marzo y el 4 de mayo de 2023, caminé 1.925 km por la costa de Cataluña y alcancé la plusmarca mundial de las 6 semanas de Speed Walking (Caminata Rápida).
Para completar los 1.925 km, recorrí casi trece veces un circuito de 150 km que iba de El Masnou a Vilanova i la Geltrú y de Vilanova i la Geltrú a El Masnou. Un circuito que yo ya había utilizado en mi anterior caminata de diez días por la costa catalana de 2021.
Recorriendo ese circuito desde El Masnou hasta Vilanova i la Geltrú, el presente artículo rememora mi caminata por la costa de Cataluña de 2023.
De El Masnou a Badalona
El circuito de la caminata tenía su punto de partida en El Masnou y su primer tramo era el paseo marítimo de El Masnou a Montgat que transcurría junto al mar Mediterráneo. Al pasar por él, me encontré invariablemente caminadores, corredores y ciclistas y disfruté mucho observando el mar.
Arribado a Montgat, el circuito cruzaba un túnel y entraba en la carretera de Montgat a Badalona, la conocida como carretera de Mataró. A la izquierda de esa carretera en dirección a Badalona, se encontraba el mar. Y, a su derecha, una hilera con edificios de viviendas, casas y alguna empresa de Montgat.
El circuito seguía por la carretera y rápidamente entraba en Badalona, con el Mediterráneo a su izquierda y casas de dos plantas, empresas y antiguas fábricas a su derecha. Al recorrer la carretera en ese tramo, observaba casi siempre el edificio modernista de la antigua fábrica Cordelería Ribó y pensaba en los obreros que trabajaron en esa y otras fábricas similares.
En mi caminata de seis semanas de 2023, al igual que en mi anterior caminata de diez días de 2021, en cualquier caso, lo que más me impactó de la zona El Masnou-Badalona fue el mar. Tras vivir en Navarra desde el año 2019, el reencuentro con el Mediterráneo resultó especial.
Badalona y Santa Coloma de Gramenet
El circuito entraba en Badalona por la calle Pomar de Baix, la cual se transformaba en la calle Sant Bru a los pocos metros. En el lado derecho de esa calle en dirección a Barcelona, se encontraban casitas de dos plantas de color blanco con gran atractivo.
Por la misma acera, a escasa distancia, el circuito también pasaba por el parque de Can Solei i Ca l’Arnús, un pulmón verde de Badalona. El parque, resultado de la unión de las fincas de Can Solei i Ca l’Arnús, me llamaba la atención por su estado muy cuidado.
Pasado el parque y recorrida la calle Sant Bru, el circuito seguía por el centro de Badalona y transcurría por las calles Francesc Layret y de la Creu, muy transitadas y de gran actividad comercial, la Rambla Sant Joan, la calle Liszt y la calle Mozart, por la cual se entraba en Santa Coloma de Gramenet.
En Santa Coloma, el circuito recorría la rambla principal, llamada Rambla del Fondo, de San Sebastià y de Llorenç Serra. Y, al finalizarla, pasaba por el puente de Santa Coloma sobre el río Besòs a Barcelona. Desde ese puente, se observaban el río, sus laterales de hierba y un carril que unía el mar y la montaña con deportistas a todas horas del día.
De Sant Andreu a l’Eixample
El circuito entraba en Barcelona por el puente y el paseo de Santa Coloma, perteneciendo la acera de la izquierda al barrio de Baró de Viver y la de la derecha al barrio de la Trinitat Vella, dos barrios del distrito de Sant Andreu.
Tras esa zona, el circuito llegaba a otro barrio del distrito, Sant Andreu de Palomar, y recorría el paseo de Torras i Bages y la calle Segre. Al iniciarse esta, pasaba por la Iglesia de Sant Andreu de Palomar y las antiguas fábricas Can Fabra y Fabra i Coats.
En la Fabra i Coats, el circuito daba una vuelta por su interior, algo ideal para mí por las buenas sensaciones que he tenido siempre al visitar una antigua fábrica como la Fabra i Coats. Tanto en mi caminata de seis semanas de 2023 como en mi anterior caminata de diez días del 2021, la Fabra i Coats me levantó el ánimo en muchas ocasiones. Pensaba en las generaciones de esforzados obreros que pasaron su vida entre sus paredes y eso me daba ánimos para continuar caminando a pesar de estar cansado o agotado.
Después de dejar atrás esa zona, el circuito seguía por las calles Virgili y Pare Manyanet y entraba en el barrio de La Sagrera por la calle Gran de la Sagrera. Una vez superado el parque de la Pegaso, ubicado en los terrenos de la antigua fábrica ENASA, recorría el primer tramo de la calle Monlau, la plaza de Masadas y el segundo tramo de la calle Monlau hasta la calle Garcilaso. Al pasar por la plaza de Masadas, siempre disfrutaba con ella y sus bellos pórticos de otro tiempo. Quedan pocas plazas como esa en Barcelona.
Una vez dejaba atrás la calle Garcilaso, el circuito conducía a la avenida Meridiana, un punto de tráfico y ruido. Un punto de edificios muy altos y de gran bullicio. En la avenida, se encontraba la cafetería Sun, uno de mis establecimientos preferidos durante mi caminata de seis semanas de 2023 para beber, comer y recuperar fuerzas. Allí tomaba un café, bebía agua y comía para superar el cansancio, el agotamiento. Bendito Sun. Qué recuerdos.
Tras la avenida Meridiana, el circuito pasaba por la calle Felipe II y recorría el barrio de Navas. Y, después, llegaba a la calle del Fresser y cruzaba el barrio del Camp de l’Arpa del Clot. Del barrio de Navas, me atraían sus casas tipo torre. Del barrio del Camp de l’Arpa del Clot, ya perteneciente al distrito de Sant Martí, la fábrica Costa Font de la calle del Fresser, un edificio racionalista del arquitecto Francesc Mitjans del año 1950. Al caminar ante el edificio, siempre observaba su logrado diseño. En mi caminata de diez días de 2021, hice lo mismo.
Por la calle del Fresser, el circuito llegaba a la calle Rosselló y al distrito de l’Eixample que vertebra la ciudad de Barcelona.
L’Eixample y Les Corts
El circuito atravesaba l’Eixample por las calles Rosselló, Aribau y Londres. En la primera, que lo recorría en parte, se encontraban edificios destacados como el de la fábrica Damm, de estilo ecléctico y obra del arquitecto Joan Massoles de 1905. Al pasar junto a él en el cruce de la calle Rosselló con las calles Dos de Maig y Cartagena, me fijaba en sus detalles artísticos.
Otro edificio impresionante de la calle Rosselló, situado a la altura del cruce con la avenida Diagonal, era la Casa Terradas o de les Punxes, de estilo modernista y obra del arquitecto Josep Puig i Cadafalch, también datado en 1905. Con aspecto medieval y elementos neogóticos, sus seis torres coronadas por agujas de forma cónica son famosas. Al caminar ante el edificio, su belleza invariablemente reclamaba mi atención.
El circuito de la caminata dejaba atrás el distrito de l’Eixample y entraba en el distrito de Les Corts por la avenida Sarrià. Entonces recorría el barrio de Les Corts por la calle Deu i Mata hasta la modernista Casa Can Deu, situada en la plaza de la Concòrdia, obra del arquitecto Eduard Mercader de 1897.
Conocía muy bien Can Deu, tanto por haber vivido en Les Corts durante años como por algunas de mis anteriores caminatas como la de los diez días de 2021 o la de las 1.000 millas de 2017, y no dejaba de cautivarme. Sus estancias y su jardín con vidrieras son una maravilla. Aproveché la caminata para tomarme algún café en el lugar y reponer fuerzas.
Una vez el circuito de la caminata abandonaba el barrio de Les Corts por la calle Mejía Lequerica, este recorría los barrios de la Maternitat i Sant Ramon y Badal, los últimos de Barcelona antes de llegar a L’Hospitalet de Llobregat.
En la entrada del barrio de la Maternitat i Sant Ramon, en el cruce de la calle Mejía Lequerica con la gran vía de Carles III, aparecían los racionalistas Edificios Trade (1965-1971), obra del arquitecto Josep Antoni Coderch. Al pasar por delante de los mismos, me encantaba observar sus fachadas acristaladas de formas cilíndricas.
Después de los Edificios Trade, el circuito entraba en los jardines de la Maternitat, la antigua Casa de la Maternitat i Expòsits. Los edificios de los jardines eran modernistas (Xaloc, Central, Ave Maria, Mestral, Olímpia y Prat de la Riba) y noucentistas (Rosa y Blau) y obra de una larga lista de arquitectos. Al pasar ante ellos, me parecían igual de extraordinarios que siempre. Toda la zona, conocida por haber vivido en Les Corts y por anteriores caminatas, me producía la misma impresión.
Pasado el estadio del FC Barcelona y un par de calles de los barrios de la Maternitat i Sant Ramon y Badal, el circuito entraba en L’Hospitalet de Llobregat, reapareciendo el extrarradio barcelonés.
De L’Hospitalet de Llobregat a Les Botigues de Sitges
El circuito atravesaba L’Hospitalet de Llobregat por las calles Riera Blanca, Santa Eulàlia, Amadeu Torner, Gran Via y Jaume Ventura i Tort. Y, rodeando el Hospital de Bellvitge, llegaba al puente del río Llobregat.
En L’Hospitalet, el circuito pasaba por la modernista Fábrica Trinxet (1905-1916), de los arquitectos Joan Alsina y Modest Feu, y por los rascacielos de la plaza Europa, entre los que destacaban la Torre Realia BCN (2009) y el Hotel Porta Fira (2010) del arquitecto Toyo Ito.
El arquitecto Modest Feu, un clásico de mis caminatas, destacó tanto en el modernismo con sus fábricas de pura arquitectura obrera como en el noucentisme con sus edificios de viviendas de trabajadores. En 2024, le dediqué un merecido artículo.
Cruzado el puente del Llobregat, el circuito entraba en el parque Riu Llobregat, seguía por una pista hacia el sur, entraba en la carretera B-250 que atravesaba El Prat de Llobregat y recorría pistas hasta Gavà Mar.
Ya en Gavà, el circuito transcurría por un paseo marítimo preparado para caminadores, corredores, ciclistas… que acababa incorporando carriles de coches. Al caminar por ese paseo, me tropezaba con deportistas y veía el mar de forma intermitente. Y volvía a disfrutar con él tanto como entre El Masnou y Badalona.
Al final, el paseo marítimo de Gavà Mar se transformaba en el paseo marítimo de Castelldefels al llegar a esa población y el mar Mediterráneo, la playa y las palmeras terminaban por dominar por completo el escenario. Poco a poco, los edificios del lado del mar desaparecían, permitiendo una vista impresionante del Mediterráneo. Una característica del paseo marítimo de Castelldefels que me llamó la atención fue la presencia de deportistas a cualquier hora del día, algo que ya aprecié en mi anterior caminata de diez días de 2021.
A los pocos kilómetros, el paseo marítimo de Castelldefels se transformaba en el paseo marítimo de Les Botigues de Sitges, perteneciente a Sitges, manteniendo una gran vista del mar Mediterráneo, con la playa a la izquierda y palmeras en sus lados.
En Les Botigues de Sitges, se encontraba el Restaurante El Navegante, donde durante la caminata bebía, comía y reponía fuerzas. El restaurante, situado a escasos metros del Port Ginesta, me sirvió para recuperarme de no pocos momentos de gran agotamiento.
De Les Botigues de Sitges a Vilanova i la Geltrú
Una vez dejaba atrás el Restaurante El Navegante, el circuito de la caminata entraba en el Port Ginesta, llegando a la población de Garraf por una pista muy estrecha y en mal estado. Después, transitaba por pistas hasta Casa Vella, desde donde por otra pista llegaba al Camino Sitges-Plana Novella. Por ese camino, transcurría hasta el norte de Sitges. Desde la población de Garraf hasta el norte de Sitges, el circuito se encontraba dentro del parque de El Garraf y recordaba en algunos tramos al parque de Collserola, situado al lado de Barcelona.
Ya en Sitges, el circuito recorría la avenida del Camí Pla, la calle Pruelles, la calle Josep Soler i Tasis, el paseo de Vilafranca y el paseo de Vilanova. En el paseo de Vilanova, me sorprendía gratamente el Santuario del Vinyet. Al pasar junto al mismo, contemplaba su estructura y me venían a la mente las iglesias griegas de los cristianos ortodoxos. El santuario era una maravilla arquitectónica, como otras del interior del Garraf, y su belleza me animaba a seguir por muy cansado o agotado que estuviese.
Superado el Santuario del Vinyet, el circuito proseguía por el paseo de la riera de Ribes, con casas de construcción reciente y buenas aceras, y la avenida del camí del Miralpeix, ya sin casas y con un par de carriles para caminar, correr o ir en bici.
Pasado el golf de Sitges y la zona residencial de Can Girona, el circuito llegaba por pistas a Vilanova i la Geltrú, punto de retorno a El Masnou. El camí del Miralpeix me resultaba agradable por sus vistas magníficas.
Por el camí del Miralpeix, transitaban algunos deportistas en aquellos días de mi larga caminata de seis semanas, en aquellos días de la primavera de 2023. Transitaban devotos del caminar, mientras yo me partía el alma por llegar al final de mi larguísimo reto. Quisiera parar el tiempo y encontrarme siempre como me encontré entonces. Quisiera poder recorrer eternamente los mismos lugares. Me conformaría con lo último. Qué grandes recuerdos tengo de mi caminata de seis semanas de la primavera de 2023. Imborrables.
Entre el 6 de marzo y el 11 de abril de 2017, caminé 1.000 millas por el Área Metropolitana de Barcelona y logré por primera vez la plusmarca mundial de las 1.000 millas de Speed Walking (Caminata Rápida).
Para completar esas 1.000 millas, recorrí quince veces y media un circuito de 104 km que incluía dos tramos. El primer tramo transcurría de Barcelona a La Sentiu (Garraf) en ida y vuelta y el segundo de Barcelona a Castellbisbal en ida y vuelta. Desde Barcelona a Sant Boi de Llobregat, ambos tramos eran idénticos. Después, el primero iba a La Sentiu y el segundo a Castellbisbal, desde donde regresaban al inicio.
Esos dos tramos de ida del circuito, me sirven para recordar la caminata de 1.000 millas de 2017 y los lugares y obras que conocí, entre agotadores esfuerzos.
Los dos tramos del circuito de la caminata tenían su punto de inicio en la Escuela Industrial de Barcelona. De entrada, ambos tramos recorrían los barrios barceloneses de la Nova Esquerra de l’Eixample y Les Corts.
En esa zona, el circuito pasaba por la citada Escuela Industrial y la Casa Can Deu, entre otros lugares y obras. La Escuela Industrial, ubicada en la Nova Esquerra de l’Eixample y construida entre los siglos XIX y XX, se compone de una serie de edificios de estilo principalmente noucentista como el Central, el del Reloj o el de la Escola d’Arts i Oficis. La Casa Can Deu, situada en la plaza de la Concòrdia de Les Corts y datada en 1897, es un edificio modernista. Al pasar caminando por la Escuela Industrial y la Casa Can Deu durante la caminata, me sentí cautivado en todo momento por la enorme categoría de esas obras. Aunque yo ya las conocía, no dejaron de impresionarme. Al anochecer, las vidrieras del jardín de la Casa Can Deu alcanzaban una gran belleza.
Una vez el circuito dejaba atrás el barrio de Les Corts por la calle Mejía Lequerica, sus dos tramos recorrían los barrios barceloneses de la Maternitat i Sant Ramon y Badal. En la entrada del barrio de la Maternitat i Sant Ramon, justo en el cruce de la calle Mejía Lequerica con la gran vía de Carles III, el circuito pasaba a pocos metros de los Edificios Trade (1965-1971), edificios acristalados de estilo racionalista. Al pasar caminando ante ellos en el transcurso de la caminata, me impresionó observarlos. Sus fachadas acristaladas con formas cilíndricas alcanzaban al anochecer una belleza similar a la de las vidrieras de la Casa Can Deu de Les Corts.
A pocos metros de los Edificios Trade, el circuito entraba en los jardines de la Maternitat y los recorría dando una vuelta por ellos. Los jardines de la Maternitat, antiguo recinto hospitalario de la Casa de la Maternitat i Expòsits (1883-1957), tienen edificios de estilo modernista (Xaloc, Central, Ave Maria, Mestral, Olímpia y Prat de la Riba) y noucentista (Rosa y Blau). Al caminar por esos jardines, me llamaba la atención el gran número de obras excelentes agrupadas en su espacio. Todo el conjunto era un museo al aire libre.
Antes de abandonar Barcelona y entrar en L’Hospitalet de Llobregat, el circuito también pasaba por el Camp Nou (1954-1957), el campo del FC Barcelona, uno de los templos del fútbol mundial. En la Travessera de Les Corts, en todo momento de la caminata, me encontré un sinfín de turistas fotografiando el estadio.
L’Hospitalet y Cornellà
Tras dejar atrás el barrio barcelonés de Badal y entrar en L’Hospitalet de Llobregat, los dos tramos del circuito de la caminata recorrían esta ciudad por las calles Riera Blanca, Santa Eulàlia, Enric Prat de la Riba y Major, para después proseguir por la carretera de L’Hospitalet hasta Cornellà de Llobregat.
En esa zona obrera, el circuito pasaba por delante de la Fábrica Trinxet (L’Hospitalet de Llobregat) y del Palau Mercader (Cornellà de Llobregat), entre otras obras. La Fábrica Trinxet (1905-1916), situada en la calle de Santa Eulàlia de L’Hospitalet de Llobregat, es una obra modernista de los arquitectos Joan Alsina y Modest Feu. Dedicada al textil, fue la fábrica más importante de L’Hospitalet en los inicios del siglo XX. El edificio de la fábrica, del cual solo se mantiene en pie una parte, está en la línea de la arquitectura obrera de ladrillo visto. El Palau Mercader (1864-1869), ubicado en el parque de Can Mercader junto a la carretera de L’Hospitalet, es una obra ecléctica del arquitecto Josep Domínguez. El palacio fue la residencia de la familia aristócrata Mercader Belloch. Bien conservado, es una construcción de planta cuadrangular.
Al pasar por la Fábrica Trinxet durante la caminata, prestaba atención a sus gastados ladrillos y su mal estado. En varias ocasiones, también repuse fuerzas en un establecimiento situado junto al palacio y observé con calma su buen estado. El diferente estado de ambos edificios invitaba a la reflexión. El edificio de los obreros pobres apenas se aguantaba de pie, mientras que el edificio de los aristócratas ricos se encontraba perfectamente conservado. Parecía evidente que esos dos estados de conservación distintos reflejaban las diferencias entre las clases sociales. Ambos edificios se encontraban cercanos en la distancia, pero muy alejados en todo lo demás.
Dentro de Cornellà de Llobregat, los dos tramos del circuito de la caminata transcurrían por la avenida de la Fama, el paseo dels Ferrocarrils Catalans, la carretera del Prat, la avenida del Baix Llobregat y el puente de entrada al parque Riu Llobregat. Por una pista de tierra del parque, ambos tramos llegaban a Sant Boi de Llobregat. El parque Riu Llobregat, en esa zona de Cornellà, estaba bien cuidado, tenía un aire limpio y carecía de bullicio y ruido urbano. Era frío por la mañana y caluroso al mediodía. El calor, por cierto, fue una constante a lo largo de la caminata. Para soportarlo, tuve que tomar medidas: hidratarme bien, eliminar ropa, recortarme la barba, evitar caminar en las horas del mediodía.
Camino de La Sentiu y Castellbisbal
Arribados los dos tramos del circuito de la caminata a Sant Boi de Llobregat por una pista del parque Riu Llogregat, el primer tramo continuaba por la carretera C-245 y recorría Viladecans, Gavà, el parque del Calamot y una pista de tierra hasta La Sentiu.
En ese primer tramo del circuito que concluía en la ida en La Sentiu, el circuito pasaba por la ecléctica Torre de l’American Lake (1888-1910) de Gavà, el parque del Calamot, la masía de Can Llong (siglo XV) de La Sentiu, entre otros lugares y obras.
De esa parte final del primer tramo del circuito en la ida, recuerdo la presencia de numerosas empresas y tráfico en la carretera C-245; la citada Torre de l’American Lake; el restaurante Siltonet, situado al lado del parque del Calamot, en el que reponía fuerzas; y la masía de Can Llong, típica de la Cataluña de otro tiempo. El Parc del Calamot era un punto de paz después de recorrer la transitada carretera C-245.
Desde Sant Boi de Llobregat, el segundo tramo del circuito permanecía dentro del parque Riu Llobregat y recorría por una pista de tierra los territorios de Santa Coloma de Cervelló, Sant Vicenç dels Horts, Pallejà, Sant Andreu de la Barca y Castellbisbal.
En ese segundo tramo del circuito que concluía en el polígono industrial de Can Pelegrí de Castellbisbal, el circuito pasaba cerca de la modernista Colonia Güell (1890) de Santa Coloma de Cervelló, de las casas noucentistas de obreros de Sant Vicenç dels Horts… Obras de pura arquitectura obrera.
La familia Güell encargó al arquitecto Antoni Gaudí la construcción de la Colonia Güell y trasladó su industria Vapor Vell de Sants (Barcelona) al Llobregat. La colonia tuvo viviendas, escuela, cooperativa, capilla… Al estallar la Guerra Civil Española (1936-1939), la Colonia Güell fue colectivizada. Pero, al finalizar la guerra, la dictadura franquista se la devolvió a los Güell. Cerrada la fábrica en 1973, la colonia y sus habitantes se incorporaron a Santa Coloma de Cervelló. Las colonias de obreros nacidas del paternalismo social de los propietarios capitalistas tuvieron una gran presencia alrededor del río Llobregat y en la Cataluña central, una presencia única en el mundo.
De esa parte final del segundo tramo del circuito, recuerdo las poblaciones del extrarradio de Barcelona en la lejanía, las obras vinculadas al mundo obrero, un par de puentes que atravesaban el parque Riu Llobregat con intenso tráfico y las pistas de tierra del parque, infinitas para mí en aquellos días de la caminata por el cansancio acumulado. También recuerdo el aire limpio, la ausencia de ruido y bullicio…
Las 1.000 millas por el Área Metropolitana de Barcelona de 2017 permanecen en mi memoria con cientos de imágenes de Barcelona y sus alrededores. No las olvido, como tampoco olvido las posteriores 1.000 millas por Aragón de 2018. Todo lo que conocí en ambas caminatas y los esfuerzos que me supusieron son un recuerdo permanente.