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Etiqueta: campaña electoral

¿Seguiremos con posibilidades electorales confusas?

Vladimir de la Cruz

Los partidos políticos que llamamos tradicionales en Costa Rica, que son a la vez los históricos, Liberación Nacional y la Unidad Social Cristiana, los que han dominado el escenario nacional, ganando las campañas electorales presidenciales, y dominando la mayoría parlamentaria de diputados hasta el 2014, cuando emergió otro partido con carácter gobernante, Acción Ciudadana, al haber abandonado sus banderas sociales y sus banderas alrededor de la construcción de un Estado benefactor, asistencialista, protector y desarrollador de las clases medias urbanas y rurales, entre otros aspectos y haberse plegado a las políticas neoliberales, lenta y rápidamente, desde la década de los 80s y 90s, sin estar estos partidos con voz opositora política, ni controladora política, son los que han contribuido, en medio de las crisis internacionales de este período, a no perfilar el futuro del país, a no darle rumbo certero y a crear los sustentos fundamentales que han dado origen a las tendencias populistas que están emergiendo desde el 2014 en Costa Rica.

Todavía no se ha hecho un buen balance político de los ocho años del gobierno del Partido Acción Ciudadana, PAC, especialmente del segundo de sus gobiernos, el de Carlos Alvarado, que fue el que precipitó el ascenso del actual presidente y de crearle la base legislativa e institucional de sus políticas, y de quedarse Acción Ciudadana sin representación parlamentaria, después de haber gobernado y dirigido el país en dos gobiernos seguidos.

Recientemente, los dirigentes del Partido Acción Ciudadana, Elizabeth Fonseca y Eduardo Trejos, como editores, han publicado un libro, “Partido Acción Ciudadana: 20 años de Historia”, que recoge una historia política de este partido, en 21 puntos de vista de sus principales dirigentes y activistas públicos del PAC. Es un gran esfuerzo, bien escrito, cuidadoso, bien concebido en la temática que aborda para ver la trayectoria del partido y de sus gobiernos, sin que se haga una revisión crítica a fondo de su organización partidaria ni de los factores que impidieron su desarrollo para mantenerse como la tercera opción política alternativa al PLN y al PUSC, y haber ellos tres marcado los derroteros futuros del país, que parecen estar hoy en manos de fuerzas populistas de nuevo tipo, encabezadas por el presidente Chaves, aunque él carezca de partido político propio, aunque no tenga organización política territorial, ni sea por ahora el principal líder político nacional, salvo que lo que hace como Presidente en ejercicio, lo coloca en ese nivel principal no por su liderazgo conductor político y visionario del país, sino por su arrogancia, desplantes, enfrentamientos destructivos hacia los poderes e instituciones públicas, ocurrencias deslegitimadoras y por sus fracasos gubernativos en la gestación de las leyes que le son propias.

El libro de la Historia del PAC termina con un apartado sobre el III Congreso Ciudadano que convocaron el 30 de julio del 2023, que llevó el nombre de una querida amiga mía y familiar, de muchos años, desde las luchas estudiantiles en la década de 1970, Olga Marta Sánchez Oviedo. Sería interesante que el esfuerzo de este Congreso se concretara en la publicación de sus actas, ponencias y discusiones si existen recogidas, para mejor valorar al PAC y sus eventuales posibilidades próximas, frente a la crisis que tienen Liberación Nacional y la Unidad Social Cristiana, que hoy carecen justamente de esta elaboración de pensamiento político, tan necesario para motivar más pensamiento político, más conocimiento del pensamiento y planteamientos políticos de los partidos existentes, de cara a las elecciones próximas.

Sin estas elaboraciones partidarias, y otras que pudieran gestar otros partidos, al menos los que tienen representación parlamentaria, que seguramente todos ellos irán tras las elecciones del 2026, el electorado costarricense, los ciudadanos, el pueblo electoral está ayuno de visiones políticas sobre el futuro del país, y estará más a las puertas de caer en las visiones esperanzadoras, de humo, que puedan llamar la atención de los votantes, con nuevos candidatos populistas peores que el actual gobernante, algunos de ellos haciéndose abanderados del continuismo presidencial actual y otros quizá, enfrentando al actual gobernante y su errado gobierno, levanten banderas más peligrosas y explosivas para el proceso democrático nacional y el futuro de la democracia costarricense.

Estos nuevos populistas ya están sonando cornetas y clarines, siguen siendo los llamados outsiders, los que están o vienen de afuera de las fuerzas políticas conocidas y tradicionales, que no trabajan bajo consensos políticos, ni con compromisos porque se montan en sus mensajes personales exacerbando las bajas pasiones, las frustraciones ciudadanas y populares, impulsando tensiones, como las que realiza cotidianamente el presidente Chaves, convocando a los ciudadanos para que le den el poder, de forma autoritaria, que dice le niegan para poder resolver los problemas de las gentes, del pueblo.

Todavía el animal de Zapote, el Jaguar, no ha dicho que quiere fundar una nueva República, la Tercera. No plantea la refundación de la Nación costarricense. Tal vez masculla, hablando entre dientes, gruñendo, mascando mal, rezongando, que la única Nación en posibilidad de “refundarla” es un periódico homónimo, lo que se verá en los siguientes meses electorales, de su éxito en ese sentido después de doblegar algunos brazos de sus accionistas e intereses publicitarios. En corrillos se dice que está feliz por los cambios en ese periódico.

Los nuevos candidatos populistas que se avecinan probablemente se montarán en este discurso, de nuevo gobierno, nueva república, nueva Costa Rica, con lo cual estarán enfrentando al inquilino de Zapote, salvo que el Jaguar logre llevar su jaguarcito político bien envuelto para continuar la destrucción y desmantelamiento del Estado Social de Derecho y del Estado de Derecho costarricense, como la está realizando.

La campaña electoral próxima tiene, por ahora, como escenario enfrentar al Jaguar, sus jaguarcitos, sus tendencias populistas extremas, su autoritarismo y sus pretensiones militaristas de la sociedad costarricense.

A la vista, los partidos Liberación Nacional y la Unidad Social Cristiana no están figurando como las principales fuerzas electorales hacia las elecciones del 2026. Participarán en las elecciones luchando por mantener en primer lugar el número de diputados que ya tienen, y, en segundo lugar, tratar de aumentar sus diputados. Por ahora no le veo más perspectivas que éstas. Esos diputados dependerán de lo que lleven en propuestas de candidatos.

Lamentablemente estos partidos han caído en las redes de las 84 tribus cantonales que los han invadido sin liderazgos nacionales, algunas de esas tribus actuando como verdaderas mafias políticas, de manera oportunista buscando y medrando poder en las estructuras partidarias, anulando y devaluando las dirigencias nacionales e históricas de esos partidos, enredándose en sus propios mecates.

Es triste el panorama que se nos avecina. En ausencia de fuerzas políticas en capacidad de actuar unitariamente, de alianzas reales y efectivas, con una plataforma común, con la certeza de que quienes la suscriban se atenderán a ella, sin rechazar los orígenes partidarios o ideológicos de quienes puedan compactarse, las posibilidades electorales, para la mayoría nacional, es confuso. En esta confusión caótica el discurso populista continuador del gobierno o neopopulista, alterno y confrontativo al gobierno, serán los ejes de la campaña.

No estamos atravesando una época tranquila ni sencilla. Es compleja. A nivel internacional, para América Latina, la llegada de Trump a la presidencia de los Estados Unidos y del senador Marco Rubio, como su jefe de política exterior, va a ser de tiempos difíciles. Los populistas, tipo Rodrigo Chaves, y sus congéneres, empatarán más con las directrices del Departamento de Estado. Ya Chaves se ha alineado dócilmente, alejándose de la Soberanía nacional, con relación a lo que Washington dicta respecto a las relaciones económicas con China. Políticamente no está muy alejado tampoco.

Estados Unidos, en sus estertores de potencia en declive, puede arrastrarnos a una guerra mundial de carácter nuclear de baja intensidad, con sus guerras regionales en Ucrania y en el encendido Medio Oriente, con eje en la situación de palanca que tiene Israel en la proyección de sus conflictos con Hamas y la aniquilación e intento de desaparición de Palestina, y sus ataques en Siria e Irán. El Mar de la China, Mar de Japón, Taiwán, Coreas, son escenarios que atender en este panorama.

El populismo y el neopopulismo en la Comunidad Europea y el péndulo populista en América Latina son igualmente preocupantes. En Centroamérica el eje Bukele-Chaves se articula hacia un nuevo proyecto de centroamericanización autoritarista. El triángulo norte, Guatemala, el Salvador y Honduras sigue funcionando en sus aspectos migratorios y económico comerciales.

En la visión de Bukele hay una nueva visión morazánica como él la ve. Chaves, falderillo de Bukele, no tiene idea de lo que es esto. No casualmente se han desarrollado partidos, en procesos de inscripción electoral en el país, que tienen vínculos con Bukele o el bukelismo. No sería nada raro que el mismo Chaves se aproveche de una estas opciones para sus aspiraciones electorales en el 2026. No hay que negar ni ocultar, ni engañarse, de que el presidente Chaves está en campaña electoral permanente, para quienes él llegue a apoyar o para impulsar su propia candidatura y las de los diputados que él quiere llevar a la Asamblea Legislativa de manera mayoritaria.

Igual que en la época de Morazán las contradicciones internas en cada país centroamericano impiden la realización de un proyecto regional. Bukele, sin embargo, cultiva esa posibilidad viéndose él como el líder regional.

Los organismos regionales como el Parlamento Centroamericano y la Corte Centroamericana no funcionan, ni tienen carácter vinculante importante. Solo gastos a sus países les generan. El Sistema de Integración Centroamericano, SICA, y el Banco Centroamericano de Integración Económica, sí funcionan en el campo de apoyos económicos para todos los países miembros. El gobierno de Chaves ha sacado provecho de esa pertenencia.

Honduras con debilidad política y Guatemala con graves contradicciones que pueden tumbar, si se agudizan, al gobierno de Bernardo Arévalo. La no aceptación del candidato de Nicaragua a la dirección del SICA es una contradicción importante, de todos los demás países centroamericanos, con el gobierno de la dinastía dictatorial que se ha establecido en Nicaragua, dando margen para que trascurra el breve período que falta sin ese nombramiento para que en su lugar lo asuma Costa Rica, como corresponde en el trámite protocolario que existe.

Nicaragua y Venezuela se mueven en la afirmación de dictaduras no deseadas en el continente, sin que se pueda actuar, por ahora, diplomáticamente con ellas. Lo de Venezuela sigue pendiente hasta el 10 de enero, cuando Maduro tenga que asumir su ilegítima presidencia.

Brasil con Luiz Inácio Lula, Colombia con Gustavo Petro y México con la presidente Claudia Sheinbaum se perfilan como el eje más democrático y progresista del continente. Uruguay con su reciente electo presidente, Yamandú Orsi, se sumará a este trío. En Bolivia hay una situación confusa. El presidente de Paraguay Santiago Peña, de paso el más joven presidente del continente y el presidente de Panamá José Raül Mulino, calzan entre los neoliberales y populistas del continente.

Así se visualiza el término del 2024 y el inicio del 2025. Pero, no pierdo la esperanza.

¿Es Nayib Bukele un ejemplo demócrata a seguir?

Freddy Pacheco León

Es menester reflexionar, en estos días de tanto desbarajuste provocado por acciones antidemocráticas gubernamentales, que matizan la realidad nacional. Comentar que, planeada desde el Poder Ejecutivo, se desarrolla una estrategia propagandística populista, demagógica, perversa, que atrapa a incautos, en la que el Chaves se presenta como un «súper héroe» nacido del tugurio, en combate cuerpo a cuerpo contra los corruptos, que invita a que lo sigan cual cabeza de un cardumen.

Y es que, a año y medio de finalizar la administración, incapaz de mostrar siquiera, algunas pequeñas cosas buenas, se ha optado por reforzar una «campaña electoral», similar a la desarrollada en la segunda ronda que lo hizo presidente. Por ahí iba su intención de usar la figura del referendo, y, también, los anuncios de promesas, que, sabe muy bien, jamás se van a ejecutar, como son, luchar contra la criminal evasión de impuestos, fortalecer el Seguro Social, llevar bienestar a las ciudades costeras para liberar a sus habitantes de la tentación de buscar ingresos económicos en el narcotráfico, de fortalecer la seguridad ciudadana y acabar con los asesinatos cotidianos, de reafirmar compromisos con el ambiente, de garantizar el eficaz abastecimiento de agua potable…

Promesas y más promesas, que, bien divulgadas, y anunciadas con megáfonos, levantan la esperanza de un pueblo desvalido, que, al no poder superar su pobreza, a veces, extrema, quisieran creerle como último recurso. Pueblo que, dichosamente, poco a poco, parece ir despertando de su letargo.

Pues bien, como parte de esa nada sutil estrategia de campaña, una administración que se dice obstaculizada por caros principios democráticos, como la separación y respeto entre los poderes de la República, y por las instituciones de control del gasto público, ahora promueve la presencia de un cuestionado presidente centroamericano, con la intención de que éste le ayude en su vigente «campaña electoral», presentándolo como un ejemplo demócrata a seguir. Por ello, porque se viene ese incómodo acontecimiento, es pertinente mirar hacia la esencia del gobierno de Nayib Bukele, el ahora colaborador electoral de Rodrigo Chaves.

Al ponerle la lupa, la imagen captada, muestra a alguien que ha demostrado, un total menosprecio por las normas jurídicas salvadoreñas, como, por ejemplo, su menosprecio a la Constitución Política, conque fue electo la primera vez, síntoma evidente, de una deriva autoritaria, aplicada en el pequeño país hermano. Un caso grave es el de su forzada candidatura a la reelección presidencial. Resulta que la Constitución de 1983, prohíbe la reelección inmediata, y dicha prohibición había sido reafirmada por un fallo del 2.014. Sin embargo, gracias a una circunstancial mayoría absoluta, obtenida en las elecciones legislativas de febrero de 2.021, Nayib alteró las reglas constitucionales, gracias a una serie de maniobras alejadas de la legalidad. Cuando su sumisa Asamblea Legislativa, aprobó reemplazar a los miembros de la Corte Suprema de Justicia, le abrió camino a ejercer, una dictadura maquillada de democracia. De este modo, sus «piezas» judiciales resolvieron en el 2.021, que el presidente en ejercicio podía postularse legalmente para el cargo, si se alejaba del poder, un tiempito (seis meses) antes de las elecciones, como simuló hacerlo en el papel, para cumplir con ese fraudulento requisito.

Ejecutada esa maniobra, se postuló nuevamente. Asimismo, procedió a acabar con los vitales entes contralores, dándole vía libre a la corrupción galopante, donde su familia, por cierto, juega un papel determinante.

El enfrentamiento con los pandilleros expulsados de los EE.UU., que acosaban a la población salvadoreña, ha sido motivo de gravísimas acusaciones, lanzadas al basurero, después de la destitución del fiscal general, cerrándose así la investigación penal sobre las negociaciones del gobierno con los líderes de las pandillas. El enfrentamiento con los pandilleros, que expulsados de los EE.UU. (desde donde 2,5 millones de salvadoreños, con remesas anuales de US$8.000 millones, sostienen la economía de su país) acosaban a la población salvadoreña, ha sido motivo de acusaciones, muy serias. Sin embargo, después de la destitución del fiscal general, se cerró la investigación penal sobre las negociaciones amistosas del gobierno con los líderes de las pandillas, truncando un enjuiciamiento oficial sobre el caso, que, por supuesto, empañaba «el único logro» exhibido por Nayib, pese a la gran indignación, nacional e internacional, por las violaciones de derechos humanos, relacionadas con las detenciones arbitrarias de más de 73.000 personas, muchas inocentes, sin contar con el fundamental debido proceso. Pero era tanta la delincuencia, que el pueblo salvadoreño apoyó abrumadoramente las drásticas medidas oficiales, convirtiendo, por ello, a Nayib, en el líder más popular de América Latina, debido a la disminución de las tasas de violencia y homicidios, aunque obedecieran a acciones ilegales por él propiciadas.

El estado de emergencia” que siguió al aumento de la violencia de las pandillas, le dio a su gobierno, como sucediera antes con la pandemia del Covid 19, un camino libre, bien oscuro, tenebroso, para las irregularidades y la corrupción. El resultado fue una falta de transparencia y de acceso a la información pública, así como una total ausencia de rendición de cuentas en el uso de los recursos públicos, al eliminarse las restricciones legales sobre el manejo de fondos del Estado. Hasta hoy, dicho «estado de emergencia» se ha prorrogado 22 veces (la última vez en enero de 2024), por lo cual, la pareja corrupción e impunidad, viven una eterna luna de miel. Por ejemplo, se desconocen los déficits presupuestarios crónicos, pese a las remesas que representan el 28 % del PIB, pues se publican pocos datos sobre la composición exacta del presupuesto del Estado. Por ello, pese a que se asignan cifras gigantescas para «seguridad», la supervisión de las finanzas públicas es prácticamente inexistente.

Y como era previsible, como resultado de la cobertura crítica sobre la corrupción y las políticas públicas, vino el ataque a la prensa independiente. Los periodistas han sufrido la autocensura, al enfrentarse a la intimidación y las agresiones. Otros fueron obligados a abandonar el país, como el medio El Faro, que, habiendo informado sobre la corrupción institucional de El Salvador durante décadas, hubo de salir del país, para trabajar digitalmente desde Costa Rica. De hecho, Departamento de Estado de EE.UU., ha acusado de corrupción a más de una docena de funcionarios del gobierno de Nayib Bukele, por lo que muchos de ellos figuran en la «Lista Engel» del gobierno estadounidense, que incluye a personajes corruptos y enemigos de la democracia.

Así, con el Poder Legislativo bajo su control total, el Poder Judicial manejado por sus fieles partidarios y el Poder Ejecutivo concentrado en su figura, con un círculo de confianza formado por hermanos y leales servidores, Nayib logró un poder indiscutible en El Salvador, que, por lo conocido, está muy lejos de merecer levantar un estandarte democrático, aunque sí, el de una dictadura que busca entronizarse por muchos años, cuando pise suelo patrio.

Preguntamos, ¿A de ser un modelo ejemplar para los costarricenses? ¿Se justifica honrarlo con una invitación a visitar las sedes de los tres poderes de la República? ¿Su amistad con el presidente Chaves, estará por encima de los principios democráticos, que movilizan a muchos compatriotas? ¿Qué beneficios obtendría nuestra Patria, con su visita oficial, aparte de, supuestamente, ayudar con la «campaña electoral» adelantada, que se desarrolla desde nuestra Casa Presidencial? Finalmente, ¿Será que Chaves aspira a gobernar como su admirado dictador?

Para nosotros, las respuestas son obvias, como también lo es, que repudiamos su inoportuna presencia en Costa Rica.

25.10.2024

La renuncia del presidente

Omar Jiménez Camareno

Los costarricenses elegimos presidente de la República cada cuatro años.

No obstante, aunque el período de gobierno dura formalmente cuatro años, sabemos que en la realidad el presidente y su equipo de gobierno cuentan en la práctica con tres años para alcanzar sus principales logros, ya que en el último año la campaña electoral limita seriamente las posibilidades del gobierno de materializar logros importantes.

El presidente actual (período 2022-2026) estableció durante su campaña electoral básicamente ocho grandes compromisos, los cuales dijo que era fácil lograr, solo se requería un lapicero y valentía para «comerse la bronca».

¿Recuerdan ustedes al entonces candidato a la presidencia levantando un lapicero diciendo que a él le bastaba ese lapicero para…?

✓ Reducir el costo de la vida (prometió bajar el precio del arroz, la electricidad y medicinas)

✓Acabar con la pobreza (¿Recuerdan que incluso dijo que como funcionario del Banco Mundial había dirigido programas de combate a la pobreza en más de 40 países?)

✓ Acabar con las pensiones de lujo y la corrupción (prometió, como una forma de transparencia, transmitir públicamente las sesiones del Consejo de Gobierno).

✓ Sacar al país del apagón educativo y mejorar las oportunidades de estudio para las personas jóvenes de los sectores con menos posibilidades económicas.

✓ Fortalecer las políticas de protección ambiental.

✓ Impulsar una salud pública de calidad y acabar con las listas de espera en la Caja Costarricense del Seguro Social.

✓ Aumentar el empleo.

✓ Fortalecer la seguridad ciudadana (¿Recuerdan la promesa que hizo de que volveríamos a ser el país más feliz del mundo?)

A mitad de su período, el presidente confesó, aunque no lo haya hecho expresamente, que o se equivocó o que nos mintió.

Nos dijo a todas y a todos los costarricenses que no lo han dejado gobernar.

En otras palabras, aunque sin decirlo, reconoció que no bastaba un lapicero para hacer realidad sus promesas y, también sin decirlo, confesó que no había alcanzado resultados concretos durante esos dos primeros años.

Aunque para justificar su fracaso le echó la culpa a la institucionalidad, a los partidos de oposición, a la Contraloría y a la «prensa canalla» que no le han permitido gobernar.

Desde el dos de mayo, en el discurso ante la Asamblea Legislativa y hasta el día de hoy, el presidente redujo todo su plan de gobierno para los próximos dos años a agitar a la población en torno a lo que llamó «La ley jaguar».

Es decir, el presidente, apenas a dos años de gobierno renunció a:

✓ Renunció a bajar el precio del arroz y las medicinas. (La ruta del arroz solo sirvió para que un pequeño grupo de importadores de arroz dejaran de pagarle al Estado costarricense miles de millones en el pago de aranceles de importación).

✓ Renunció a acabar con las pensiones de lujo. ¿Se han dado cuenta que ya ni siquiera volvió a hablar de ese tema?

✓ Renunció a mejorar la educación pública. No solo nunca conocimos la famosa «ruta de la educación», sino que además se redujo el presupuesto para educación al nivel más bajo de los últimos 30 años y se eliminaron más de 70 mil becas a las niñas, niños y personas jóvenes de los hogares más pobres.

✓ Renunció a aumentar el empleo. Al contrario, en lo que va del gobierno se han perdido más de 100 mil empleos.

✓ Renunció a mejorar la seguridad ciudadana. De hecho, el año pasado alcanzamos la mayor cantidad de homicidios en la historia del país y en lo que llevamos de este año las cifras siguen aumentando. En lugar de volver a ser el país más feliz del mundo, nos hemos convertido en uno de los más inseguros del mundo.

✓ Renunció a fortalecer la salud pública. Las listas de espera no solo no se redujeron, sino que siguen aumentando y la Caja Costarricense del Seguro Social se debilita cada día más.

✓ Renunció a combatir la corrupción. Se negó a cumplir la promesa de transmitir públicamente las sesiones del Consejo de Gobierno, se ha dedicado a favorecer a sus «amigos y amigotes» y financistas de campaña, veamos:

  • Reducción de impuestos a importadores de arroz
  • Los cariñitos con los dineros del BCIE
  • Ampliación del contrato en el puerto de Caldera
  • Sobreprecio en la remodelación de la pista del aeropuerto en Liberia
  • Los permisos irregulares a su financista en Gandoca-Manzanillo

Para citar unos pocos de los casos de corrupción que se han dado apenas a mitad del gobierno.

No se habla nada de estos grandes problemas del país, ni una sola propuesta en ninguno de estos temas.

El presidente decidió, apenas a la mitad de su mandato, renunciar a cumplir sus compromisos de campaña.

Renunció a gobernar, para dedicarse, desde ahora, únicamente a la campaña electoral del 2026, con el cuento de un jaguar que ya no solo no caza, sino que ya ni siquiera ruge desde que lo asustó un mango en el parque de Nicoya.

Cuatro referéndums

Freddy Pacheco León

Freddy Pacheco León

En la Ley sobre Regulación del Referéndum, Nº 8492, no se evidencia la opción planteada por Otto Guevara, de realizar un «referéndum multi-temático«, que decidiría por 14 proyectos de ley de diversas materias, que se votarían, ¡cual si se tratare de un solo proyecto de ley! Dijo el exlegislador libertario: «Propongo al Poder Ejecutivo utilizar el referéndum multi-temático, para lo cual requerirá del apoyo de al menos 29 diputados en la Asamblea Legislativa”. Es decir, lo propuso, pero sin la tarea formal de recolección de firmas, quizá porque ya antes, junto a su compañera de partido, Natalia Díaz, había fracasado en ello, con su referéndum para “cerrar Recope”.

Cabe recordar, que la lógica del referéndum es la de que, el día de su votación, el pueblo, el soberano, y no a través de sus representantes, juegue el papel de Asamblea Legislativa, y tome una decisión sobre un proyecto de ley, o si fuere el caso, por más de uno, que, si coincidieren en su trámite, se pudiesen acumular, para ser conocidos en un mismo acto comicial. Entendiendo, por lógica, que, si se tratare de, digamos, dos proyectos de ley, para cada uno se tendría una boleta de votación, con la correspondiente casilla donde votar SI o NO, según la voluntad del ciudadano.

Con más razón, si se tratase de 14 proyectos de ley, pues es inimaginable, que esa «Asamblea Legislativa» popular (si se le quisiera identificar así) conformada por todos los ciudadanos de la nación, se viere obligada a votar «en bloque», sin posibilidad de decidir su voto favorable por unos proyectos, y desfavorable por otros, lo cual, claramente, violentaría los derechos democráticos más elementales del ciudadano.

Proyectos que, si se tramitasen regularmente en la Asamblea Legislativa, obviamente, seguirían los procedimientos ya conocidos, donde cada uno se discutiría y votaría, como corresponde, por reglamento y lógica, por aparte en el Plenario Legislativo.

En la citada Ley N° 8492, que regula el referéndum, se evidencia con claridad, que el legislador tuvo en mente, el proceso del referéndum para un proyecto de ley, que, por su importancia, y otras particularidades, se votara de esa manera. La opción de decidir por más de uno es solo una posibilidad, por circunstancias especiales, para economía de recursos y, considerando la prohibición de realizar más de un referéndum en el transcurso de 12 meses.

No se prohíbe, pero, mucho menos, se pensó, en degradar tan especial mecanismo de democracia ciudadana, estableciendo la irracional posibilidad de votar por varios proyectos, en bloque, con un SI o con un NO, obviando esa realidad, donde el votante acudiría a la urna, prácticamente con las manos amarradas.

Al estudiar la Ley, encontramos que ésta habla de «el texto del proyecto» (Art. 6 c), «publicación del proyecto» (Art 7° b), «texto del proyecto de ley que se someterá a referéndum» (Art 12), «el texto del proyecto para el respectivo control de constitucionalidad» (Art 16), «proyecto sometido a referéndum» (Art 20 c), «el proyecto se archivará» (Art 26), no encontrándose ninguna referencia en plural, como corresponde al principio del derecho positivo.

Por lo consignado, si se hubiera acogido la propuesta del «referéndum multi-temático» de 14 proyectos, 14 también habrían sido los resúmenes y explicaciones que habrían de haberse presentado a los ciudadanos, en 14 hojas oficializadas por el TSE, para la recolección de firmas. Pues, aunque pareciese complicado el asunto, el único responsable de tal embrollo, sería, sin duda alguna, el ciudadano que decidiera tramitar 14 referéndums «de un solo tiro», mediante la recolección de firmas, de lo cual se cuidó don Otto Guevara.

Ahora bien, aunque Guevara hubiera logrado que el presidente Chaves hubiera acogido su propuesta, y, por tanto, enviado los 14 proyectos al Congreso, con la esperanza de que 29 diputados se los avalaran, el “multi-temático” estaría procesándose, pero, teniendo clara la forma en que cada uno de los proyectos, se conocerían en el Congreso y, eventualmente, podrían votarse el domingo señalado para la votación.

Pero no fue así. Chaves decidió, no enviar 14, sino cuatro proyectos, eso sí, torpemente «camuflados», con encabezados, tales como capítulos, secciones, artículos, cual, si fuesen partes de un solo proyecto, por lo cual algún “genio” que lo asesorara, le propuso hacerlo con un único título, muy poco serio, por cierto, de «Ley Jaguar». Símbolo propagandístico, que se dice, sería parte de la campaña electoral sui géneris, que con recursos públicos ya estaría iniciándose, para la elección presidencial y de diputados a realizarse el 1º de febrero del 2026.

Se trata de proyectos tan diversos como uno primero sobre el uso de terrenos del Estado a nombre de Japdeva, para que empresas privadas puedan construir en ellos desarrollos urbanos y de transporte marítimo, principalmente de su interés lucrativo particular. Un segundo proyecto busca abrir opciones para que un banco regional (el BCIE), últimamente muy cuestionado, otorgue a Costa Rica un préstamo por US$450 millones, sin trámite legislativo, con el cual construir parcialmente, obras sin licitación en terrenos pertenecientes al Liceo de Costa Rica. Ello con la intención de buscar un atajo a regulaciones legales relativas a la contratación pública, que la Contraloría General de la República tiene el deber de fiscalizar, sobre el proyecto aún sin planos y escaso de financiamiento, llamado Ciudad Gobierno. El tercer proyecto pretende flexibilizar, peligrosamente, normas referentes a la Ley de Control Interno, y, como el proyecto más relevante, el cuarto proyecto, busca suprimir competencias constitucionales, que transformarían el diseño básico de, nada menos, la Contraloría General de la República, que además de inconstitucional, es altamente amenazante para la institucionalidad costarricense y la lucha contra la corrupción y la incompetencia.

O sea, amigos, se trata, aunque lo pretendan presentar como UN PROYECTO de ley, de CUATRO modificaciones a un mismo número de leyes vigentes. Algunos dirán que no son tantos proyectos como los sugeridos por el exdiputado Guevara, pero esos cuatro fueron enviados a conocimiento de los diputados, en busca del apoyo (imposible, creemos) de al menos 29 de ellos. Proyectos que, para su conocimiento en el Congreso, se requerirá disgregarlos en cuatro, para poder conocerlos y discutirlos, adecuadamente, antes de decidir si se suma la mayoría de diputados, a la iniciativa de un referéndum conjunto, del Poder Ejecutivo y la Asamblea Legislativa.

Por otro lado, los mismos cuatro proyectos, fueron entregados al Tribunal Supremo de Elecciones, por los ciudadanos Alberto Cabezas Villalobos y Édgar Espinoza, en ese orden de llegada. Hemos de acotar, que nos llama la atención el que un ciudadano costarricense, quien había vivido “exiliado” en Managua, bajo la protección del régimen de Daniel Ortega, sea quien primero acudiera con los textos oficiales, a presentar la solicitud de inicio del proceso de recolección de firmas.

Recordamos, y está documentado, que el señor Cabezas Villalobos, cuando Costa Rica estaba enfrentando, por medios diplomáticos, la invasión del ejército de Nicaragua al territorio de isla Portillo, había presentado un recurso de amparo contra la construcción de la ruta 1856, que para entonces se consideraba estratégica para la protección de nuestra soberanía territorial a lo largo de parte del río San Juan. Al haber tomado partido a favor de Nicaragua, y, por ende, en contra de nuestra Patria, justificó su solicitud de asilo en el país invasor, donde vivió por unos cinco años, con el argumento de que su vida corría peligro en Costa Rica. Ahora aparece promoviendo la iniciativa de la Casa Presidencial, argumentando, entre otros, que “El Proyecto Jaguar busca aclarar y fortalecer normativas para facilitar la implementación de grandes proyectos de infraestructura, promover la inversión y reducir costos operativos del gobierno”. Con esos antecedentes, ¿podríamos creerle?

Finalmente, para que desde ahora no se diga que, en conjunto, el TSE y la Asamblea, se han unido para enfrentar las intenciones del presidente Chaves, valoremos que, ante la seriedad de los procesos iniciados, ambos poderes, habrán de remitir al Departamento de Servicios Técnicos, del Primer Poder de la República, los textos de los proyectos que se han recibido, para que, hagan un primer análisis de forma, del documento sometido a consideración. Es de prever que, los juristas de la Asamblea seguramente coincidirán con sus colegas del Poder Electoral, en cuanto a las deficiencias de los cuatro proyectos según las regulaciones legales del referéndum, y las evidentes inconstitucionalidades que contienen, por lo cual deberán de hacerse las consultas previstas, ante la Sala Constitucional de la Corte Suprema de Justicia, para cada uno de ellos.

9.6.24

¿Detener el movimiento?

Por Memo Acuña. (Sociólogo y escritor costarricense)

A inicios de la semana que concluye el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, emitió una nueva orden ejecutiva relacionada con el tema migratorio. En esta disposición, se restringe el ingreso de migrantes indocumentados y se limita la posibilidad de obtención de la figura de asilo.

Nada nuevo en el marco de una retórica de continuidad en la política migratoria estadounidense que pareciera no establecer diferencias entre Republicanos y Demócratas cuando se trata de este tema.

Justamente, las voces de esperanza en que Biden realmente lograra adecentar la política migratoria de Estados Unidos con un corte absolutamente securitario, no repararon en que detrás de una aparente humanización y adecentamiento de las acciones en materia de migración, seguridad fronteriza, integración, se posicionaba el enfoque real con el cual Estados Unidos como país ha abordado el tema en los últimos 25 años.

Esta Orden Ejecutiva firmada el 3 de junio, llega en un momento político aderezado por la campaña electoral estadounidense. En este sentido, bien es conocida la postura racista, xenófoba y antiinmigratoria de Donald Trump, el seguro candidato republicano, con la cual se ha granjeado millones de votos sustentados en una combinación entre enojos y un nacionalismo exacerbado.

Tomando posturas de esta naturaleza, Biden apuesta también por obtener apoyos para su estrategia política, en medio de un contexto en el que las movilidades humanas no cesan a nivel global. En lo que se escriben estas notas, se conoce del drama de cientos de personas migrantes africanas en Islas Canarias, en España. Es que las movilidades humanas poco entienden de cercas, vallas fronterizas, políticas duras y agresivas.

El presidente estadounidense ha dicho que con la firma de esta acción se recuperará el control de las fronteras, desbordadas como están por la necesidad incesante de cientos de miles de personas. La pregunta, que no es retórica, que debemos hacernos es quién firmará de una vez por todas una acción global contra la violencia, el hambre, la miseria, la desigualdad, el racismo, la pobreza. Aguardemos entonces.

Referéndum, jaguares y sicarios, de cara a la campaña electoral

José Luis Amador.

José Luis Amador

Chaves está en plena campaña electoral. El referéndum es una estrategia de campaña electoral de cara a las próximas elecciones. El concepto de JAGUAR es sólo una bandera.

El propósito fundamental del referéndum es iniciar un proceso de campaña política que le permita al gobernante hacer campaña política sin ser acusado de beligerancia, porque estaría pujando por el referéndum, pero en realidad estaría trabajando por establecer una marca política, aunque todavía no se mencione el nombre del partido.

El verdadero propósito y el gran objetivo del referéndum es consolidar más su base social electoral para las próximas elecciones, sea quien sea su candidato, pero con miras a meter hasta el bus en la Asamblea Legislativa.

El propósito de Chaves es ganar en las próximas elecciones un espacio político vital como es la Asamblea Legislativa, lo que le permitirá tener el poder durante el próximo periodo de gobierno.

En esto Chaves está siguiendo los pasos de Nayib Bukele. Ganar la Asamblea Legislativa es ganarlo todo, porque ahí se eligen magistrados, contralor, defensor de los habitantes, se crean leyes, etcétera y se prepara su reelección presidencial.

EL JAGUAR EN LA ESTRATEGIA ELECTORAL

En esta aventura política Rodrigo Chaves está asesorado al más alto nivel en aspectos de marketing político y manipulación de masas. Esto es obvio aun desde la barrera.

Desde que llega a la Asamblea Legislativa, en su discurso del 2 de mayo, plantea la idea de hacer un referéndum y enarbola el concepto de “Jaguar”. Algunos creen que es una estupidez. Otros creen que es una ingenuidad del excéntrico Chaves que se “siente un jaguar”.

No hay ingenuidad en lo absoluto. Él sabe que está lanzando una “una marca”, la identidad política de las bases. En esta lógica no interesan los ciudadanos pensando y analizando los contenidos del Referéndum. Interesan los ciudadanos haciendo barra. Lo que está formando Chaves no es grupo de personas pensantes, sino un movimiento de fans. Como cuando se crea “la 12”, o “la garra” en fútbol o cuando personeros del Deportivo Saprissa viajaron al extranjero para aprender y venir luego a crear las barras de esa agrupación de Futbol.

No. El jaguar no es Chaves. La Consigna es “TODOS SOMOS JAGUAR” Sea JAGUAR usted también. Se trata de crear una marca identitaria. El espíritu tribal activado deliberadamente y funcionando. En palabras del Jaguar Mayor, usted no será más una vaquita “ordeñada y mal comida”. Usted será un JAGUAR.

No importa que no sepa ni costra de qué significan las leyes que modificará el Referéndum, usted votará por la Ley Jaguar y será Jaguar también. Y usted será parte de un movimiento político rugiente que cambiará al país, al menos en el discurso.

No es de extrañar que el nuevo partido que apoye Chaves para las próximas elecciones, tenga un jaguar como símbolo y bandera. Allí estará agrupada toda una masa de gente políticamente ingenua que quizá podrá decir, como dice hoy y con razón: somos más. Aunque esa sea toda su verdad y solo Chaves y su oscuro séquito tengan el poder.

Será difícil desmontar esta estrategia que apela a los elementos más básicos de una población, por décadas empujada a la banalidad política, al odio y al resentimiento, pero sobre todo a la ignorancia política. Víctimas del prejuicio, el anti izquierdismo, el anti cientificismo, el anti intelectualismo. Hijos de la década perdida. Capaces de destruir en su ignorancia la institucionalidad de este país.

Me salgo un poco de la línea de reflexión, nada más para agregar algo que me parece relevante.

En medio de la crisis más fuerte, de la noche más oscura que ha atravesado el país, de la violencia, cuando los sectores más horripilantes de la sociedad lanzan cabezas humanas sobre predios de las casas, cuando las pandillas pelean en medio de las avenidas de la ciudad capital, cuando los vecinos se asesinan en los patios, en medio de los apagones eléctricos en ciernes, y en medio de los cortes da agua, el Presidente de la República, ni siquiera se horroriza, sino que prosigue en una orgía de poder y fascinación, montando la estrategia del continuismo político, su verdadero único y fascinante propósito.

Roma arde, pero la lira suena.

Jóvenes proponen pacto por la ética y la integridad en la campaña electoral para las municipalidades

SURCOS comparte la siguiente publicación de la Fundación Friedrich Ebert América Central:

Jóvenes de todo el país y de distintos partidos se unieron para redactar un pacto por la ética y la integridad para la campaña de las elecciones municipales en febrero de 2024.

Es un compromiso conjunto por el respeto, el acceso a la información y la defensa de la democracia.

Felicidades a las juventudes que hicieron esto posible, a los partidos políticos que lo han firmado y a la organización Costa Rica Íntegra por liderar este proceso.

Los cortesanos de Rodrigo Chaves

Martín Rodríguez Espinoza

Cuando los costarricenses votan por un candidato o candidata a la presidencia, espera que, al llegar, lo haga para legislar a favor de todo un país, pero no es así.

La verdad es que detrás de una candidatura, a la presidencia o a diputaciones, se esconde la mano que financia la campaña electoral. Esto ha quedado demostrado siempre, después de cada elección. Lo sabe el Tribunal de Elecciones que con un mazo golpea a los partidos pequeños y desfinanciados, pero que con los poderosos utiliza un plumero. El PLN, el PUSC, el PAC, los libertarios, el PASE, y ahora el partido de Rodrigo Chaves, son ejemplos de esos partidos financiados con “dinero que les cae sorpresivamente del cielo”, las páginas de los diarios están llenos de noticias sobre financiamientos fraudulentos y cuentas paralelas a esos partidos políticos. Hasta Oscar Arias Sánchez, aceptó que una empresa estadounidense ligada al narco lo apoyó en la campaña electoral de 1986. ¿Y qué hace el Tribunal de Elecciones?

También el pueblo espera que quienes gobiernan escojan a los mejores profesionales para que administren de mejor forma las instituciones y las empresas públicas. Pero ya tampoco es así. En este gobierno, como en anteriores, ha quedado demostrado que se nombran personas para que hagan que las cosas NO funcionen. En este gobierno, sin embargo, las cosas van más allá.

No son ministros, viceministros; no son presidentes ejecutivos de las instituciones públicas, no son funcionarios profesionales que asumen un cargo para desempeñar su experticia, su experiencia en la función pública, cumpliendo las obligaciones que la Constitución Política, las leyes y los objetivos institucionales que el cargo demanda y obliga.

Ni siquiera son diputados y diputadas, que con respeto a la misma Constitución Política y la independencia de Poderes políticos que exige, deben de cumplir para el pueblo costarricense, no.

Se comportan, actúan y hablan, como verdaderos “cortesanos”, siervos del mandato del autoritario Rodrigo Chaves Robles, agente de los entes financieros internacionales metido a presidente de una Nación supuestamente independiente y soberana.

Se comportan y actúan como eso, cortesanos de una monarquía en las sombras, pero de la que Rodrigo Chaves no es el Rey, ni la Reina, es tan solo la cara visible en el máximo cargo que confiere la Constitución Política. Hasta Rodrigo Chaves sirve a alguien más, a unas pocas familias que se creen dueñas de Costa Rica, que se hacen cada vez más millonarios con la servidumbre que han recibido de gobiernos, prácticamente desde las generaciones anteriores, las que asesinaron a Juan Rafael Mora Porras (Juanito Mora).

Antes del Renacimiento, los cortesanos y cortesanas tenían la función de transmitir información a dignatarios visitantes, cuando no se podía confiar en los sirvientes. En la Europa renacentista, los cortesanos jugaban un papel importante en la sociedad de clase alta, de la monarquía, de los ricos, hoy Rodrigo Chaves cuenta con una buena cantidad de sirvientes, cortesanos que cumplen la misma función.

Entonces, ¿qué necesitamos cambiar para enderezar el país y que quienes gobiernen lo hagan para todo el país y no para quienes financiaron la campaña electoral?

Brasil: Fin del debate, ¡ahora a las urnas!

Gilberto Lopes, em São Paulo
Viernes, 30 sep 2022

Eran más de las dos de la mañana cuando los siete –¡siete! – candidatos pusieron fin al largo debate (otros tres, por no tener suficiente representación parlamentaria, no participaron). Era jueves y, a tres días de las elecciones del próximo domingo, 2 de octubre, la campaña electoral entra en obligado silencio.

Con Lula orillando la mayoría absoluta –que le permitiría evitar un segundo turno, el 30 de octubre–, parecía haber mucho en juego. Podría haber sido un escenario propicio para inclinar la balanza, sumando los votos indecisos que hacen falta para consolidar el triunfo.

Creo que no lo fue. Si para un importante diario conservador de São Paulo, Lula ganó por puntos a su rival más inmediato, el presidente Jair Bolsonaro, para Valter Pomar, miembro del Directorio Nacional del Partido de los Trabajadores (PT) –el de Lula– “el debate contribuyó para que ocurra un segundo turno”.

Lo explica así: con el resultado dependiendo de una diferencia tan pequeña de votos (si nos atenemos al resultado de casi todas las encuestas), cualquier variación puede ser fundamental. Y, en el debate –cuyo formato puso a discutir los candidatos entre sí–, eran todos contra Lula.

Un formato de debate

Hace mucho desistí de ver esos debates, aquí o en cualquier lugar. En este, hice una excepción. ¡Y me decepcioné! Me parece que la televisión no sirve para eso. Si no me equivoco, esa moda comenzó en Estados Unidos y hoy tratan de convencernos de que son un ejemplo de “democracia”.

En los Estados Unidos funciona. Son dos candidatos que parten de una misma visión básica y que discrepan en aspectos bien determinados. Aquí (y en América Latina, en general) con siete candidatos (en Costa Rica, por ejemplo, hubo 25 en las elecciones de febrero pasado), es imposible. Además, hay una divergencia mayor, imposible de analizar en tres minutos.

De modo que –me parece– pagamos un precio muy alto (y muy negativo) por transformar la televisión en un escenario político. No es un escenario para el análisis, es una inyección directa en la vena. En el caso del debate de Brasil, el jueves, el mensaje más claro (y más cínico) fue el de un partido que se llama “Novo” (Nuevo), de una fantasía liberal que pide “sacar el peso del Estado de las espaldas de la gente”, privatizar todo, y nos asegura que la competencia es el camino para abaratar costos. ¡Como si el mundo no transitara ese camino desde el fin de la Guerra Fría, con las dramáticas consecuencias de la polarización económica y social que ha llevado al actual caos político!

Pero en el minuto de televisión, el mensaje puede llegar. De un modo u otro, en diferentes versiones, con matices, era el mismo de los seis candidatos, excepto Lula.
Me resultó imposible terminar de ver el debate. Empezó a las 22:30 y terminó pasadas las dos de la mañana. No valía la pena.

Pero no dejó de llamarme la atención el riferafe entre Lula y un candidato disfrazado de cura, patético (que seguramente no llegará a 0,5% de los votos), que salió a provocar al expresidente. Y lo logró. Lo insultó y Lula respondió. Me sorprendió ver a Lula caer en esa provocación. Pero, en un inteligente artículo sobre “De lo que depende la elección en el primer turno”, la periodista Maria Cristina Fernandes ya nos había advertido de que el escenario mejor para Lula era la plaza pública, no el debate reglado de televisión.

Lula nunca habló para el público, habló para su interlocutor, uno a la vez, todos contra él. Para mí, un error.

Nunca asumió su papel de candidato ganador, de claro favorito, no se diferenció de los demás. Debió haberlo hecho, podía haberlo hecho.

Y algo más: faltó el sentido del humor. A todos. Una cierta alegría. Ninguno la tuvo.

La oferta política

Hace menos de una semana Lula habló en un acto llamado “Brasil de la esperanza”. Explicó su acercamiento al su hoy candidato a la vicepresidencia, Geraldo Alckmin, un tradicional adversario político. “Hay que unir a los divergentes, para enfrentar a los antagónicos”, explicó. Y lo ha hecho de una manera que parecía inimaginable, atrayendo a empresarios y políticos, a líderes de las más diversas áreas, hasta hace no mucho, enemigos del PT. Después de cuatro años de un presidente no solo corrupto sino cínico, sin ninguna preparación para el cargo, Brasil aspira al retorno de una cierta “normalidad”.

Para algunos, el esfuerzo de Lula en ese sentido es espurio; pero al parecer, para una mayoría, es necesario. Al inicio –dijo Lula– éramos solo tres partidos. ¡Ahora somos diez!

Recordó que, en sus dos gobiernos anteriores, se generaron 22 millones de empleos, que Brasil era la sexta economía del mundo. Que hoy, 33 millones de personas no tienen qué comer en el país; que diez millones están desempleadas y casi 40 millones viven en la informalidad.

¡Un escenario pavoroso, insostenible!

Prometió volver a invertir en infraestructura, retomar los programas sociales que Bolsonaro acabó; renegociar las deudas que atenazan a 70% de las familias brasileñas; corregir las distorsiones del impuesto a la renta; volver a invertir en los pequeños y medianos productores rurales y en la agricultura familiar, además de otras muchas medidas. Entre ellas, la de fortalecer las empresas nacionales estratégicas, como la petrolera Petrobrás, escenario de enormes actos de corrupción que sirvieron de base para la llamada Lava Jato, una operación judicial que, mediante todo tipo de triquiñuelas, luego descalificadas por tribunales superiores, lo llevó a prisión y contribuyó a entregar esos recursos a inversionistas privados.

Como en campaña todo está a debate, los adversarios acusan a Lula de haber otorgado más beneficios a los banqueros que a la gente común durante sus gobiernos anteriores. “Es verdad que los empresarios ganaron dinero”, dijo Lula, que se reunió en São Paulo con algunos de los más importantes del país, casi todos tradicionales adversarios suyos. No será muy diferente en un nuevo gobierno suyo.

Pero un Brasil con una política soberana hará toda la diferencia en América Latina.

Con un mundo polarizado, con Washington empeñado en soluciones militares en los frentes más sensibles en rusia y en China, con Europa silenciada y sometida a esas políticas, el mundo nunca vio tan de cerca la posibilidad de un conflicto nuclear.

Un triunfo de Lula crea la posibilidad de un frente latinoamericano capaz de abrir una ventana para hacer oír voces hoy acalladas –incluyendo las europeas y las norteamericanas más sensatas– que contribuyan a encauzar el nuevo escenario mundial. Un esfuerzo que el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, ya inició. ¡No será poca cosa!

FIN

La prensa mentirosa y chantajista de Costa Rica seguirá impertérrita

COLUMNA LIBERTARIOS Y LIBERTICIDAS (28).

Tercera época.

Rogelio Cedeño Castro, sociólogo y escritor costarricense.

La discusión seria y profunda, nunca llevada a cabo en este país centroamericano más allá de lo meramente anecdótico y circunstancial, acerca de la naturaleza específica, los contenidos, la forma y los juegos de poder que giran en torno a la propiedad de los grandes medios de comunicación, con diarios impresos, cada vez más escasos, con menos texto y más dibujitos o infografía, con periodistas decadentes que a lo sumo son operadores políticos del régimen y columnistas alineados a una sola línea de pensamiento, además de las televisoras y emisoras de radio con sus (menti) noticieros, los que en su conjunto se consideran los dueños de la conciencia de los costarricenses, además de presumir o alegar que ellos son sus voceros o intérpretes más autorizados, por lo que este es un asunto y una tarea pendiente mucho más importante de lo que mayoría de la población sospecha o simplemente asume como si fuera eso que alguna gente llama “la verdad”: nos han privado hasta de nuestra capacidad de discernimiento unas gentes que son dueños o simples administradores de esos medios.

En una era en la que los grandes medios de comunicación dejaron de ser el cuarto poder, un fenómeno del que se hablaba hace poco más de un siglo cuando Joseph Pulitzer y Randolph Hearst eran los dueños de grandes consorcios periodísticos, unas gentes que sin embargo tenían la virtud de hacer periodismo y del bueno, acudiendo incluso a los procedimientos más inverosímiles en busca de la noticia, de eso ha quedado una valiosa memoria histórica. Eso se acabó hace mucho tiempo,, ahora esos medios son meros apéndices visibles de algunas cadenas de negocios y esencialmente del capital financiero. Lo mismo ocurre en el plano local, el que ha terminado por fusionarse con el internacional, tampoco existen ahora los empresarios y comunicadores locales que hicieron periodismo de calidad y con sentido crítico en este país. La gran pregunta es sí alguna vez surgirá de nuevo un quinto poder, capaz de reeditar las hazañas del pasado.

Es asunto de darse una vuelta por la vecina Panamá un día domingo cualquiera, para percatarnos de que las portadas y páginas interiores del Panamá América, La Estrella de Panamá y La Prensa, entre otros, son las de unos medios que superan en calidad, diversidad de opiniones y oferta periodística al boletín de la oligarquía costarricense, alias La Nación, el único que circula los días domingos en San José de Costa Rica. Ni siquiera nos hemos dado cuenta de lo bajo que hemos caído. ¿será porque sólo somos capaces de mirar hacia nuestro ombligo, desde una perspectiva en la que el mundo exterior no existe?

Usando la mentira y el chantaje más descarados acaban de protagonizar unas de las campañas electorales más asquerosas de que se tenga memoria en nuestra historia republicana, con el añadido de una serie de insultos y descalificaciones de todo tipo hacia el candidato presidencial que no era de su agrado. El problema es que la mayoría de la gente lo percibe como un evento pasajero, relativo a las campañas electorales y su financiamiento, a lo sumo una travesura de algunos periodistas mal portados.

Con independencia de lo que podamos pensar acerca del presidente Rodrigo Chaves, un personaje que no parece tener grandes diferencias de opinión con sus detractores gratuitos o de oficio, dado que todos comulgan con la religión del estalinismo neoliberal (Luis Mata Guillén, dixit), los medios prosiguen con su campaña sin darle tregua, al parecer con el propósito de lograr su rendición incondicional. Los poderes fácticos necesitan recalcar y recordarnos a los simples mortales ¿quiénes son las gentes que mandan en este país?

Durante los próximos cuatro años, al igual que durante los ocho que acaban de terminar, la contrarreforma neoliberal proseguirá con la misma intensidad, aunque con una nota ultraconservadora que se ha evidenciado hace ya algunas horas, dentro del equipo del nuevo presidente. Eso no hará disminuir el asedio que mantienen sobre él, en la Casa Presidencial de El Zapote se hace lo que digan los dueños del diario de Llorente de Tibás y la Televisora que está en La Sabana. El nuevo presidente deberá someterse y hacerles concesiones importantes, tanto en el mundo de los negocios como en el desmantelamiento del ICE, la Caja del Seguro Social-cuyos regímenes seguirán siendo saqueados, tal y como ha venido sucediendo desde hace ya medio siglo-, lo mismo que el CNP, a liquidar a precios de remate.

La gran pregunta al margen sigue siendo ¿Se convertirá el partido Progreso Social Democrático en una entidad de política de verdad, con metas y hasta programa incluso? Sin duda que esto traería complicaciones para alguna gente poderosa. Por el momento, estamos viendo que los sotanudos y los panderetos reaccionarios estarán en su charco atacando los derechos de las mujeres y los jóvenes, mientras los trabajadores del campo y la ciudad deberán prepararse para una lucha sin cuartel, la que inevitablemente vendrá.