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Etiqueta: Campeón Olímpico

Eddie Tolan, el campeón olímpico que derrotó a la segregación

Gabe Abrahams

Eddie Tolan (1908-1967) nació en Denver, la capital del Estado de Colorado, Estados Unidos, el 29 de septiembre de 1908.

Cuando Eddie Tolan era pequeño, su familia se mudó a Salt Lake City, Utah, y, después, a Detroit. La segregación racial dominaba el país y la familia Tolan emigraba para buscar un futuro mejor.

Eddie Tolan lo recordó años después al declarar que su padre «leyó que en Detroit había mejores oportunidades para los negros, así que con mamá y mis tres hermanos vinimos aquí».

Tolan asistió a la Cass Technical High School en Detroit, empezando a destacar en diversos deportes, especialmente en atletismo. Mientras estuvo en la Cass Tech, Tolan consiguió sus primeras plusmarcas atléticas, ganando, en 1927, las carreras de 100 y 220 yardas en el Campeonato Nacional Interescolar.

Tolan eligió la Universidad de Michigan para proseguir sus estudios y allí tocó el cielo como atleta, aun no teniéndolo nada fácil por su condición de negro. La segregación racial de la comunidad negra estuvo amparada en Estados Unidos por las leyes Jim Crow hasta 1965 y por las leyes antimestizaje dos años más.

En su etapa universitaria en Michigan, Tolan entrenó y compitió bajo la tutoría de los antiguos velocistas Steve Farrell y Charles B. Hoyt, los cuales no le apoyaron ante la segregación que padecía e, incluso, llegaron a decirle que sería el último atleta negro del equipo si se quejaba.

Tolan respondió como mejor sabía hacerlo. En 1929, igualó las plusmarcas mundiales de las 100 yardas con un registro de 9,5 segundos y de los 100 metros con un registro de 10,4 segundos en varias ocasiones.

La prensa de la época, bajo el influjo de la segregación y con una fuerte carga racista, se centró en tres características del corredor: su condición de negro, su constitución baja y fornida y sus gafas. Tolan respondió al racismo de la prensa con nuevas plusmarcas en 1930 y 1931. Entre plusmarca y plusmarca, empezó a ser conocido como el «Expreso de medianoche».

Ya en 1932, en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles, Eddie Tolan alcanzó su mejor momento y la gloria olímpica. En la final de los 100 metros, cruzó la meta a la vez que su compañero Ralph Metcalfe, registrando ambos un tiempo de 10,38 segundos. Los jueces le dieron la victoria a Tolan y Metcalfe se tuvo que conformar con la medalla de plata.

La carrera de los 200 metros se celebró en el cuarto día de competición, y esta vez no estuvo reñida, ya que Tolan venció fácilmente a Metcalfe, batiendo de paso la plusmarca olímpica. En la prueba, Tolan se colgó la medalla de oro y Metcalfe la de bronce. Metcalfe tendría que esperar a los siguientes Juegos para colgarse un oro olímpico.

Tolan fue el primer afroamericano en conseguir dos oros olímpicos y la prensa de su país se lo agradeció con comentarios de marcado tinte racista. Llovía sobre mojado. La Associated Press lo describió como el «pequeño negro americano de anteojos», en alusión al color de su piel, su escasa talla y sus peculiares gafas.

Durante los Juegos, Tolan y Metcalfe fueron entrevistados a la vez en la Villa Olímpica. Metcalfe declaró que Tolan había tenido suerte en la final de 100 metros y este lo aceptó amistosamente. La relación cordial de los dos velocistas era fruto de su actividad deportiva y también de su condición de miembros de la fraternidad de hermanos negros Alpha Phi Alpha. Fundada en 1906, siempre luchó a favor de la causa negra, teniendo entre sus iniciados a personajes relevantes como Martin Luther King, Eddie Tolan, Ralp Metcalfe o Jesse Owens.

Concluidos los Juegos y de vuelta a Detroit, Eddie Tolan se retiró de la competición y se dedicó durante un breve tiempo al teatro de variedades, junto al conocido actor Bill Robinson, alcanzando un cierto éxito. Después, trabajó como archivador en Detroit.

En 1935, Tolan regresó a la competición dentro del atletismo profesional, el cual estaba separado del amateur y olímpico por aquellas fechas, y, de nuevo, triunfó. Ganó las pruebas de 75, 100 y 220 yardas en el Campeonato del Mundo Profesional disputado en Melbourne.

Después del que sería su último éxito deportivo, Tolan continuó con su trabajo de archivador, hasta que, en 1956, se convirtió en maestro de escuela de educación física.

En 1965, Eddie Tolan se sometió a tratamientos de diálisis, porque le fallaron los riñones. Y, en 1967, envuelto en ese tratamiento, falleció por insuficiencia cardíaca con 58 años, siendo enterrado en el United Memorial Gardens de Plymouth, Michigan. Murió soltero y sin descendencia.

El velocista Jesse Owens, mito del atletismo y hermano de Tolan y Metcalfe en la fraternidad Alpha Phi Alpha, le rindió un pequeño homenaje en la revista Jet al declarar tras su fallecimiento que «en la escuela secundaria, Eddie y Ralph eran mis ídolos. Eddie y yo nos hicimos amigos cercanos. Cada vez que regresaba a Detroit, Eddie era uno de los primeros a quienes buscaba».

En los años posteriores al fallecimiento de Eddie Tolan, los reconocimientos a su figura tardaron demasiado en llegar. En 1982, el National Track and Field Hall of Fame de Estados Unidos lo añadió en su lista. Y, posteriormente, otras instituciones se acordaron de él. A día de hoy, transcurrido casi un siglo de su doble oro olímpico, Eddie Tolan es valorado con justicia y se le considera una parte importante de la historia del olimpismo y del deporte del siglo XX. No merece menos.

Volodimir Golubnichi, el campeón soviético de la marcha atlética

Gabe Abrahams

Volodimir Golubnichi nació el 2 de junio de 1936 en Sumy, ciudad ucraniana perteneciente en aquellas fechas a la URSS (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas).

En sus primeros años de vida, Volodimir Golubnichi padeció graves penurias por culpa de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945). La Alemania nazi llevó la guerra hasta dentro de las fronteras de la URSS y la población sufrió mucho. Específicamente en Sumy, donde había nacido y residía Golubnichi, los nazis crearon una prisión y un batallón de trabajos forzados para judíos y, en dos operaciones, asesinaron a unos 1.000 de ellos y a decenas de gitanos.

Tras concluir la Segunda Guerra Mundial con la derrota de la Alemania nazi, el joven Volodimir Golubnichi se aficionó al esquí de fondo y, en 1953, inició sus estudios de instructor de ese deporte en el Instituto de Educación Física de Kiev.

En ese instituto, Zosima Petrovich, profesor del mismo y excampeón soviético de halterofilia, sin embargo, le convenció para que realizase una transición a la marcha atlética, la cual se produjo con gran brillantez.

Ya en 1955, con solo 19 años, Volodimir Golubnichi pulverizó la plusmarca mundial de los 20 km de marcha atlética, logro que conmocionó al mundo del deporte por la juventud del marchador soviético.

Un año después, en 1956, Golubnichi padeció una infección hepática y no pudo acudir a los Juegos Olímpicos de Melbourne, aunque, lejos de venirse abajo, se sometió a una dura rehabilitación durante un año y regresó con éxito a la competición. Quienes le dieron por perdido, se equivocaron.

En 1958, un Volodimir Golubnichi totalmente recuperado batió de nuevo la plusmarca mundial de los 20 km de marcha atlética con un registro de 1 hora, 27 minutos y 4 segundos, récord que se mantuvo inalterado casi una década, y el mundo del deporte se volvió a entusiasmar con el joven marchador soviético que regresaba en su mejor nivel.

En 1960, en los Juegos Olímpicos de Roma, Volodimir Golubnichi estuvo a la altura de lo que de él se esperaba y alcanzó el anhelado oro olímpico, aquel que se le había escapado cuatro años antes por su enfermedad. En la prueba de los 20 km de marcha atlética, venció con brillantez y se proclamó Campeón Olímpico, confirmando todas las expectativas.

Arribados los Juegos Olímpicos de Tokyo de 1964, Golubnichi no pudo revalidar su oro olímpico y tuvo que conformarse con el tercer puesto en los 20 km de marcha atlética, tras el alemán Dieter Lindner y el mítico marchador británico Ken Matthews. La dura derrota iba a ser vengada por el marchador soviético en su siguiente olimpiada.

Así, en los Juegos Olímpicos de México de 1968, Golubnichi respondió a lo ocurrido en los anteriores Juegos, logrando una nueva victoria en la prueba de los 20 km. Los últimos metros de la competición resultaron una apasionante pelea entre él, su compatriota Nikolái Smaga y el marchador mexicano José Pedraza, conocido como «El Sargento Pedraza», que concluyó a su favor. Las imágenes de esa pugna agónica hasta la línea de meta son parte de la historia del deporte y el olimpismo.

Gracias a su gesta, Golubnichi se convirtió en doble Campeón Olímpico y la marcha atlética de la URSS tocó el cielo en las alturas mexicanas.

En la siguiente década, Volodimir Golubnichi aún fue capaz de ganar una medalla de plata en los 20 km de los Juegos Olímpicos de Múnich de 1972 y de lograr un séptimo puesto en los Juegos Olímpicos de Montreal de 1976 con cuarenta años de edad. Nada fácil en una distancia tan corta. A todas esas hazañas deportivas, añadió Golubnichi una medalla de oro en el Campeonato de Europa de 1974, otros pódiums europeos y una larga lista de campeonatos nacionales de la URSS entre los años 1960 y 1974.

Fuera del ámbito competitivo, Golubnichi recibió varias distinciones en la URSS, en la Ucrania postsoviética, en su ciudad de Sumy y en la IAAF, la Federación Internacional de Atletismo. Por ejemplo, en 1969, recibió la Orden de la Insignia de Honor soviética y, en 1999, el Certificado de Honor del Gabinete de Ministros de Ucrania, siendo incluido, en 2012, en el Salón de la Fama de la IAAF.

En los últimos años de su vida, Volodimir Golubnichi fue miembro del Comité Olímpico Nacional de Ucrania y presidente de la Unión de Atletas Veteranos de Sumy, entre otros cargos, residiendo en una discreta vivienda rodeado de las medallas y trofeos acumulados a lo largo de su exitosa carrera deportiva. Su relación con el deporte perduró hasta su último aliento.

El 16 de agosto de 2021, dos meses después de cumplir los 85 años de edad, falleció en Sumy Volodimir Golubnichi, el plusmarquista y doble campeón olímpico de los 20 km de marcha atlética, el atleta que condujo a la URSS al máximo nivel en esa especialidad. Su muerte fue muy llorada por el mundo del deporte y los medios se acordaron de él. Con el adiós del campeón soviético, se cerró una etapa genuina y brillante de la marcha atlética, una etapa en la que los marchadores simplemente caminaban rápido y la épica predominaba, quedando entre nosotros el recuerdo de ella y la memoria de uno de sus más extraordinarios protagonistas.

Ken Matthews: el Campeón Olímpico que triunfó sobre el clasismo

Gabe Abrahams

Kenneth Joseph Matthews, conocido como Ken Matthews (1934-2019), fue un atleta británico que consiguió ser Campeón de Europa (1962), Campeón del Mundo (1961 y 1963) y Campeón Olímpico (1964) en la prueba de 20 km de marcha atlética. A pesar de ser uno de los más grandes marchadores atléticos de la historia, su condición de obrero le hizo padecer el clasismo de las élites británicas.

Nacido y criado en Birmingham, Inglaterra, Ken Matthews trabajó desde 1957 como electricista en una planta de energía local en Hams Hall, cerca de Sutton Coldfield, situado en el distrito de Birmingham.

Birmingham fue la locomotora de la Revolución Industrial en Gran Bretaña. La ciudad fue conocida como “el taller del mundo” o “la ciudad de los mil oficios”.

Gracias a su trabajo de electricista en la empresa de Hams Hall, Ken Matthews pudo tener una licencia para las competiciones y un lugar idóneo para sus entrenamientos de marcha atlética que le condujeron a la gloria deportiva.

Tras la jornada laboral, Matthews realizaba cada día sus entrenamientos en los circuitos de la zona de su empresa, los cuales eran perfectos para un entrenamiento específico de marcha atlética. En esos circuitos, Matthews poco a poco empezó a dar señales de que algo grande le estaba esperando. Su ritmo de marcha era cada vez más demoledor. Notaba aquello que es la señal de que un marchador o un corredor van por el buen camino. «Es difícil de explicar a la gente: tienes el ritmo en tu mente. Sabes si vas bien o no vas bien», comentaba a sus cercanos.

El talento, la tenacidad y el entrenamiento diario finalmente dieron sus frutos.

En 1959, 1961, 1963 y 1964, Ken Matthews ganó varios títulos británicos de marcha atlética. La lista de récords que logró en esos años también fue larga.

En 1961, Matthews consiguió su primer gran éxito internacional al vencer en la prueba de los 20 km de marcha atlética del Campeonato del Mundo por equipos de la especialidad, proclamándose Campeón del Mundo con Gran Bretaña.

En 1962, Ken Matthews consiguió su segundo gran éxito internacional al ganar la prueba de los 20 km de marcha atlética del Campeonato de Europa, proclamándose en esta ocasión Campeón de Europa de la distancia. Detrás suyo, llegaron a la meta dos grandes campeones: Hans-Georg Reimann (RDA) y Volodimir Golubnichi (URSS). Este último logró la victoria en los 20 km de los Juegos Olímpicos de Roma 1960 y México 1968.

En 1963, Ken Matthews repitió su éxito de 1961 en la prueba de los 20 km de marcha atlética del Campeonato del Mundo por equipos de la especialidad, cruzando la meta delante de su compatriota Paul Nihill y consiguiendo un nuevo título mundial para Gran Bretaña.

En 1964, Matthews coronó su carrera deportiva al proclamarse Campeón Olímpico en los Juegos Olímpicos de Tokyo. Tras su abandonó en la prueba de 20 km de los Juegos de Roma 1960, Matthews se prometió a si mismo que entrenaría para vengar aquella derrota. Se entrenó tenazmente en la zona de su empresa y logró alcanzar su sueño.

El electricista, el obrero de Birmingham, se impuso en la prueba de los 20 km de marcha atlética de los Juegos Olímpicos de Tokyo 1964, llegando a la meta por delante de Dieter Lindner (RDA) y Volodimir Golubnichi (URSS).

La imagen de Ken Matthews marchando dentro del Estadio Olímpico camino de la meta con gran autoridad y en medio de un público entregado ha quedado para los anales de la historia del olimpismo.

También el abrazo emocionado que se dio con su mujer, Sheila, tras concluir la prueba. Sheila pudo estar a su lado en ese momento tan especial, gracias a los trabajadores de la empresa de Matthews, los cuales realizaron una colecta y pagaron su viaje.

La victoria olímpica le supuso a Ken Matthews conseguir el oro olímpico y un nuevo Récord Olímpico de los 20 km (1:29:34).

Tras regresar a Birmingham, la principal celebración de su título olímpico que realizó Ken Matthews fue con sus compañeros de la empresa de Hams Hall, quienes le tributaron un gran recibimiento.

Por su condición de electricista y obrero, después de su victoria olímpica, Matthews también padeció el clasismo de las élites británicas. Fue el único de los cuatro medallistas de oro de Gran Bretaña en los Juegos Olímpicos de Tokyo que no recibió la condecoración MBE (Most Excellent Order of the British Empire), ligada a la realeza británica.

«Los medallistas de oro siempre reciben un MBE cuando han ganado. Los otros tres (británicos) tuvieron la suya en un par de años y a mí me dejaron sin medalla durante 13 años. No me importó, porque yo ya tenía la medalla que realmente me importaba, la de Campeón Olímpico», declaró Ken Matthews en una entrevista a la BBC News en 2004.

Después de varias protestas públicas, Matthews recibió la condecoración MBE en 1977. La injusticia duró más de una década. 

En 2011, Matthews también fue admitido en el England Athletics Hall of Fame.

Ocho años más tarde de ese último reconocimiento, exactamente el 2 de junio de 2019, el campeón europeo, mundial y olímpico Ken Matthews falleció en Wrexham (Gales) a la edad de 84 años, por culpa de una reacción alérgica. Gran Bretaña y el mundo del deporte lloraron su muerte, lloraron la pérdida de uno de los más grandes marchadores atléticos de todos los tiempos.