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Etiqueta: Chavela Vargas

El falso patriotismo

Adriano Corrales Arias*

Ante el otorgamiento del Benemeritazgo de la Patria a la artista del canto popular, Isabel Vargas Lizano (1919-2012), mejor conocida como Chavela Vargas, muchos ticos se rasgan las vestiduras negando dicho reconocimiento porque, entre otras lindezas, la galardonada “no quería a su patria”, “no amó a Costa Rica”, “negó su tierra natal y se acogió a otra patria”, “cantaba feo”, “era una resentida social”, “era lesbiana y borracha”, “nadie la conoce” y otras más. (Todas las anteriores las he tomado al azar de las redes sociales; las había más crudas, violentas y misóginas, tanto de hombres como de mujeres).

No vamos a repetir la historia, pero recordemos que Chavela nació en San Joaquín de Flores, Heredia, y a los diecisiete años marchó a México donde, con cuantiosas carencias y peripecias, forjó su vida artística hasta convertirse en una reconocida cantante internacional. Tanto allá como aquí, conoció el desprecio y la marginalidad, ya por su opción sexual, ya por su calidad de extranjera, en algunos momentos casi con status de refugiada. En la madurez se sobrepuso al alcoholismo y quiso retirarse a morir en Costa Rica, pero su regreso, cual círculo vicioso, despertó la cizaña y la violencia simbólica contra su persona y, entonces, retornó a México alicaída y perturbada; de allí su célebre frase: “una mexicana nace donde le da la gana”.

Debo anotar que son decenas los artistas e intelectuales costarricenses quienes han debido marchar a México, o a otras naciones, en condición de autoexilio o de expulsión directa, como el caso de nuestra María Isabel Carvajal, reconocida como Carmen Lyra. Entre muchos, destaco al gran escultor “mexicano” Francisco “Paco” Zúñiga, a la extraordinaria poeta Eunice Odio, cumbre de nuestra poesía y a la gran narradora Yolanda Oreamuno, quien murió en brazos de Eunice y antes había confesado, en una carta a Joaquín García Monge, que, por favor, no la consideraran costarricense. Como dice un buen amigo, ha sido “una oleada de excepcionales costarricenses que encontraron en la generosidad y solidaridad del «Méjico lindo y querido», terreno fértil para hacer fructificar su obra artística”.

Lo que llama sobremanera la atención es que muchos de esos ticos, con una sensiblería patriótica exacerbada, aplauden el intento de venta del Banco de Costa Rica, la quiebra y posible privatización de la nodriza madre de nuestras instituciones, la Caja Costarricense del Seguro Social (CCSS), el desmantelamiento del sistema educativo, tanto del MEP como de las universidades públicas, y un largo etcétera. Allí no hay patriotismo que valga, ni defensa de instituciones fundamentales para nuestra democracia. Muchos de ellos, cuando celebran sus fiestas, se desgañiten con un ranchera mexicana, un reguetón puertorriqueño o una cumbia colombiana, ignorando por completo la notable producción musical criolla. Los segundos son ejemplos ramplones quizás, pero de alguna manera indican esa toxicidad chauvinista y mezquina propia del tico promedio, que no del costarricense informado respecto de las fortalezas y debilidades de este país, por tanto defensor de su patrimonio tangible e intangible.

He dicho en diversos artículos que allí se incuba la diferencia entre costarricense y tico. El primero, por ejemplo, no pierde su prosodia distintiva, el ustedeo y voseo; mientras que el segundo es un imitador, es quien tutea de manera impostada o se aferra a formas extranjerizantes, tanto en el habla como en sus hábitos culinarios y de vestimenta, para no ir muy lejos y hablar de su impronta descalificadora y pachotera. Es ese individuo que niega lo auténticamente propio, pero defiende lo menos representativo, tipo folclor paródico y advenedizo que hace mofa del campesino o de los sectores populares. Entiende que esa es su “Costa Risa”.

La patria es nuestra infancia y nuestra adolescencia. Allí se conforman nuestros valores o disvalores (depende del contexto) y se modela nuestro aprecio por el terruño: el paisaje, la lengua, la culinaria, los ritmos y expresiones corporales, entre otras acciones y confrontas socioculturales. Luego entendemos que hay dos “patrias”: una sesgada y tóxica, otra auténtica y prístina. La primera nos contamina de patrioterismo y chauvinismo puesto que representa la ideología de los sectores dominantes, en general antipatrióticos; son ellos los que conducen la contrarreforma neoliberal, es decir, el desmantelamiento del estado social de derecho. La segunda la portamos con nosotros siempre, es auténtica por razonada, crítica, inclusiva y solidaria; por eso puede decirse que un costarricense, en efecto, se desenvuelve donde le da la gana.

*Escritor.

La interminable puesta en escena de un naufragio cultural

Rogelio Cedeño Castro, sociólogo y escritor costarricense

Mientras la Sala Constitucional, o Sala Cuarta del Poder Judicial, con sus fallos disparatados a favor del de los propietarios del diario La Nación (que al parecer ya no es sólo una empresa periodística) se dedica a proteger los intereses de una cierta casta de políticos y tecnócratas oficiosos, los que se han hecho “empresarios” a costillas de las grandes mayorías populares, la diputada ultraderechista de esta legislatura, además de integrista religiosa neopentecostal Gloria Navas, hace un artificioso e interesado “Homenaje a la Sala Constitucional” en las páginas del diario La Nación, del domingo 23 de octubre de 2022, donde hace caso omiso de las demandas de los habitantes de las proximidades del Parque Viva, para que se respeten sus derechos establecidos en el artículo 50 de la Constitución Política de Costa Rica, so pretexto de defender una libertad de expresión que nunca ha estado amenazada, como bien lo indica el historiador Iván Molina Jiménez, resaltando los aspectos paradojales evidenciados en este caso: “El fallo de la Sala Constitucional sobre el Parque Viva: tres interpretaciones.

  1. Victoria de la libertad de expresión y de la democracia frente al poder arbitrario.
  2. Reconocimiento a un modelo empresarial que se vale de una empresa rentable (Parque Viva) para subsidiar a una empresa no rentable (La Nación), para que esta última pueda cumplir con el sagrado deber de informar objetivamente sobre la realidad del país y del mundo y, de paso, mantener sus intensas y permanentes campañas a favor de los derechos de las clases trabajadoras, en contra de la defraudación fiscal y en defensa del Estado Social de Derecho.
  3. DERROTA DE LOS VECINOS DEL PARQUE VIVA, CUYO DERECHO “A UN AMBIENTE SANO Y ECOLÓGICAMENTE EQUILIBRADO” TUTELADO POR EL ARTÍCULO 50 DE LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA, QUEDÓ FUERA DE LOS SONARES Y LOS RADARES DE LA SALA”. (Molina Jiménez, op. cit).

Lo más extraño de todo este alborozo democrático de algunas gentes que ahora se rasgan las vestiduras por las libertades democráticas, y la presunta libertad de expresión en peligro, la que aplica sólo para los dueños de ciertos medios de comunicación, es que no se habla de la censura y el estado de excepción en que nos han mantenido a lo largo de nuestras vidas. Ahora resulta que La Nación ya no es La nazí-ón ni es una prensa vendida, y hasta algunos progres del PAC (cuyos gobiernos la compraron con buen billete publicitario, exoneraciones fiscales y hasta dudosas inversiones con los fondos de pensiones de la caja y otros) e incluso gentes de una cierta izquierda boba o interesada (vaya uno a saber) la encuentran hasta objetiva, por lo que defienden hasta sus intereses comerciales de “libre empresa”, olvidando sus prácticas monopólicas en el manejo de la “información”, frente a un gobierno como el actual al que La Nación ataca por no haberles abierto las arcas del gasto publicitario.

Por otra parte, la propuesta legislativa para designar a la inolvidable artista e intérprete musical latinoamericana con resonancias planetarias, Chavela Vargas, nacida en Costa Rica, como Benemérita de las artes patrias, no pasa de ser una bufonada vallecentralina (¿cuáles serían esas artes y cuáles no lo son?), muy semejante a la propuesta de celebrar el Thanksgiving day como si fuéramos puritanos anglosajones, según me decía en estos días una amiga muy querida, mientras hablábamos de la espesa, además de mediocre y disparatada atmósfera cultural en la que nos movemos.

No hay duda alguna del menudo galimatías en que nos han metido estos incultos y fanáticos diputados, habría sido mejor reconocer sus aportes universales a la cultura de nuestro tiempo, a su inevitable interculturalidad… a su inmensa obra interpretativa que trasciende las fronteras nacionales y las del tiempo histórico en la larga duración. No son los políticos y mucho menos los diputados, no sé a título de que, los llamados a hacer este tipo de reconocimientos a quienes hicieron de la cultura y las artes la razón esencial de sus vidas. Lo bueno de todo esto, a manera de efecto colateral, es que mostró en toda su miseria e inmensa desnudez espiritual a muchas gentes de la Costa Rica Vallecentralina y etnocentrista, siempre volcada y encerrada en sí misma, aunque paradojalmente carente de identidad propia, e imitadora servil de las culturas imperiales de nuestro tiempo.

Chavela Vargas, benemérita de la Patria

José Luis Pacheco Murillo

Fue declarada benemérita de la Patria la señora Isabel Vargas Lozano, conocida como Chavela Vargas. Muchas opiniones respecto a esta distinción, a favor y en contra.

Nacida en Costa Rica en 1919, hace que su origen no pueda ser discutido y a pesar de que se nacionalizó como mexicana, el origen nunca se pierde, pese a que en algún momento renegó de él. Con una niñez muy difícil dado el divorcio de sus padres y haber contraído la enfermedad de la polio.

Para algunos, una mujer adelantada para su época, dado su comportamiento y en ocasiones sus atrevimientos, pero era la forma de poder destacar en aquellos años 40s y 50s para llegar consolidada a los 60s y así continuar hasta el 2012 año de su retiro artístico. 63 años de vida artística y al fin y al cabo de poner a Costa Rica en el escenario cada vez que actuaba. Llegar de 17 años a México y tener la fortaleza de salir adelante es de admirar y reconocer, como bien se ha hecho.

Fue aceptada en un círculo exclusivo de artistas de la época José Alfredo Jiménez, Frida Khalo, Almodóvar, Sabina y muchos más, siendo admirada y respetada por ellos y por miles de fans.

Además, obtuvo premios por su aporte a la música y a la cultura: Premio Grammy Latino a la excelencia musical y Gran Cruz de La Orden Isabel La Católica.

Su vida no fue sencilla, pero a su manera la disfrutó.

Simbolizó muchas cosas: la discriminación femenina, el rechazo de la mujer en ambientes hostiles, la falta de apoyo a la cultura y al artista y ese símbolo fue universal dada su fama.

Dejar de lado aspectos poco entendido por muchos y decidirse a reconocerle los méritos artísticos y culturales, pero además su valentía y esfuerzo por salir adelante es también y de alguna manera un acto de valentía de las señoras y señores diputados que aprobaron este benemeritazgo. El arte y la cultura fueron premiados con ella.

Este reconocimiento envuelve a cientos de artistas que como ella sufrieron en carne propia el rechazo y la angustia de una lucha desigual. Dios quiera que así lo reciban y que el sector cultura aproveche para reclamar su lugar en el ámbito nacional y que le demos su lugar.

Felicidades, Chavela Vargas, y sigue cantando.