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Etiqueta: ciudadanos de oro

Nuestro oro nos llama a actuar

Freddy Pacheco León

Que se están robando el oro de los costarricenses, allá cerca de la frontera norte, es cierto. Que el daño ambiental iniciado hace más de una década, es, no solo una irreversible triste realidad, es igualmente cierto. Que hay muchas personas honestamente interesadas, en detener el saqueo y la destrucción, ambos provocados por los ladrones, que actúan impunemente en esa zona remota, es evidente. Que algunos han visto en los señores diputados, una esperanza de solución, aunque ésta nos luce innecesaria como tarea legislativa, es igualmente verdad. Que existe una prohibición expresa en el Código de Minería, que impide otorgar concesiones a mineras privadas, para aprovechamiento de la riqueza aurífera, con la técnica de cielo abierto, es bien conocido. Que, posiblemente, sin esa barrera legal, hace unos años ya habríamos visto, cómo empresas extranjeras habrían iniciado la extracción de esa riqueza, para su propio beneficio, es innegable.

Ante ello, hace unos ocho años, hemos compartido con diversos grupos y personas, la propuesta de aprovechar en una década, alrededor de US$2.300 millones, del oro nacional, localizado en el yacimiento de Crucitas, para beneficio de la Caja Costarricense del Seguro Social, específicamente, para la atención sanitaria de los Ciudadanos de Oro, que hoy lamentablemente, la Caja, por su situación financiera, no puede atender, como lo merecen. Abuelitos y abuelitas, que por el problema demográfico que estamos viviendo en Costa Rica, ya hoy ocupan más del 65 % de los espacios de atención, en hospitales y clínicas, si es que logran superar las inhumanas listas de espera. Ancianos que van aumentando aceleradamente en números, y que, requieren de una acción efectiva, dirigida a su atención en todo el país, de Osa a Barra del Colorado, de Nicoya a Talamanca, de Puriscal a Pococí, de San Carlos a Cartago, de San José a Liberia. En fin, por todo el territorio nacional, a partir de una visión solidaria, muy costarricense.

Oro que propiciaría, si nos lo proponemos, la estructuración de un sistema hospitalario, integral, que se iría desarrollando gracias a la participación de profesionales médicos, planificadores, sociólogos, demógrafos, ingenieros, arquitectos, ¡que existen en el país!, y que se encargarían del diseño de hospitales geriátricos regionales, vinculados en algunos casos a los existentes, para ir atendiendo la demanda de esa venerable población de compatriotas. Asimismo, en lo posible, los más de un millar de Ebais, que brindan su fundamental atención primaria en tantas comunidades, tendrían áreas nuevas, dedicadas a atención geriátrica. Asimismo, se piensa que quizá sería necesario, un hospital de especialidades médicas, como soporte deseable, según lo determinen los profesionales que se involucrarían en este proyecto país. Propuesta que, como consecuencia, liberaría la presión sobre las listas de espera, que tanto dolor, causan a los pacientes que son incluidas en ellas, ante la falta de recursos humanos y financieros.

Para su identidad, hemos propuesto que ese sistema hospitalario sea conocido como Hospital del Oro.

¡Claro que entendemos algunas reacciones, en contra de la explotación del yacimiento de oro en Crucitas!, principalmente al recordar lo sucedido, con el manejo indebido, que provocara el gran conflicto que nos movilizó a tantos compatriotas, hace más de diez años, y que desembocara en la prohibición legal, a otorgar concesiones para su explotación. Concesiones que el Estado, como tal, no tendría que solicitar, por tratarse de bienes demaniales, a disposición de sí mismo, de interés público.

Superada la página del conflicto, nuestra propuesta, no solo tiene otra motivación, sino que es diametralmente opuesta. La misma, 1. Mantiene la prohibición, existente a otorgar concesiones a empresas privadas. 2. Es el único yacimiento bien explorado, existente en Costa Rica, y que estaba a punto de iniciar los trabajos para explotarlo. 3. Industrias Infinito (canadiense) esperaba extraer de la roca, tres toneladas de oro, al año, como mina comparativamente pequeña, que es. En otros países, como México, Perú, Chile, Brasil, República Dominicana, se extraen más de cien toneladas anualmente. En el caso particular del vecino Nicaragua, los concesionarios, administran áreas, como es el caso de una sola concesión, cercanas al tamaño de Guanacaste, por lo cual dicha nación, ya se acerca a la exportación anual de oro, igual a US$1.000 millones. 4. En Costa Rica estamos hablando, de un área ambientalmente destrozada, donde no hay biodiversidad alguna que proteger, de menos de 1 km², de los 51.100 km² del país. Y, además, situado en una zona fronteriza remota, tan alejada, tan fuera de la vista de habitantes y visitantes, que, resulta, que hay menos distancia de la sede municipal de San Carlos, a la ciudad de San José, que, de allí, al sitio del yacimiento. 5. Como la mina es conocida, explorada al detalle desde hace años, el oro de la delgada capa superior está siendo robado, mientras otros se frotan las manos, esperando pasar a la siguiente etapa, que sería la de hacerse de ese oro, para su propio y egoísta beneficio, si se elimina del Código de Minería, la prohibición que hoy se los impide. 6. Es, muy clara la alternativa, entre dejar que extranjeros, y sus socios locales, nos arrebaten esa riqueza mineral, o aprovecharla para reforzar, significativamente, las finanzas de la Caja, que, por razones conocidas, renquea en la prestación de sus vitales servicios, precisamente, por la creciente deuda, sin aparente solución, del Poder Ejecutivo con ella. 7. Pensar, siquiera, que esa riqueza mineral, debidamente localizada, jamás va a ser extraída industrialmente, y que se va a mantener intocable, en ese pedacito del país, como pieza de museo, o como parte de un “monumento natural”, es un sueño. El potencial como “atractivo turístico”, de cualquier tipo, o de “investigación científica”, que se dice podría tener ese alejado sitio, es insustentable. El dilema, sencillo, en resumen, es que sea en beneficio de Costa Rica, o de empresarios privados, como únicos ganadores. 8. Por otro lado, la imagen ambientalista de la nación, no tendría por qué, verse afectada, pues el país mantendría el prestigioso sendero, donde ni la minería metálica a cielo abierto, ¡ni la explotación petrolera!, serían parte de su modelo de desarrollo. El aprovechamiento del oro del yacimiento de Crucitas, con sus particularidades únicas, y los muy loables objetivos anotados, sería solo una razonable excepción, en vista de las circunstancias especiales, si lo hace el Estado y con los fines como los propuestos. No existe en el mundo, algo similar.

Además de los puntos enumerados, finalmente hemos de anotar, que el costoso asunto de la delincuencia, que en Crucitas goza de un reino, se acabaría desde el instante en que los primeros funcionarios del Estado ingresen, con las debidas medidas de seguridad, a ejecutar las primeras acciones conducentes a la explotación del oro, que allí se realizaría. Es un asunto de lógica elemental.

29.10.2024

Oro de y para los ticos

Freddy Pacheco León

Las alternativas son claras

Como el yacimiento de oro en Crucitas, por muchas razones, es único, y muy bien conocido, desde hace años, la etapa de exploración (que el gobierno propone realizar) fue prácticamente ejecutada, por el concesionario canadiense que quería realizar su explotación. Lo que corresponde ahora, es proceder extraer el mineral, bajo el pleno cumplimiento de la legislación que nos rige.

Recordemos que, por aprobación unánime de la Asamblea Legislativa votada hace una década, en Costa Rica NO se pueden otorgar concesiones a corporaciones extranjeras, que, con o sin las extrañas «subastas», de que ahora se habla, eventualmente terminarían llevándose el oro, hacia el extranjero, con los mayores beneficios para ellos. Por tanto, los estimables señores diputados, aquellos dispuestos a escuchar, han de tener muy claro, que mientras esa prohibición legal no sea derogada, se garantiza que solo el Estado costarricense, que obviamente no tiene que “solicitarse” a sí mismo una concesión para explotarlo, tendría la potestad de aprovechar ese valioso recurso, para nuestro exclusivo beneficio.

Ante esas alternativas (oro para extranjeros o para nosotros) reafirmamos la urgencia de que, los US$2.300 millones, que, al menos, produciría su aprovechamiento por espacio de, al menos diez años, se orienten hacia la atención de la salud de los Ciudadanos de Oro atendidos por la CCSS.

Para ese razonable objetivo, reiteramos la divulgada propuesta del Hospital del Oro, consistente, en desarrollar un sistema hospitalario, de alcance nacional, que no debería esperar más.

Nuestros adultos mayores, que ocupan más del 65 % de los espacios en clínicas y hospitales, no merecen seguir recibiendo en clínicas y hospitales de la Caja, el inhumano maltrato, provocado por la escasez de recursos financieros, por muchos conocido y sufrido, donde las inaceptables listas de espera, y la falta de espacios hospitalarios, son reflejo parcial, de la acongojante situación, que, igualmente, enfrenta el personal hospitalario de la Caja, que clama por más recursos, financieros, materiales y humanos.

Si el gobierno tomara la decisión de explotar, tres toneladas de oro anualmente, se avanzaría por el camino correcto, por una inédita vía costarricense, de inmejorables beneficios, ¡sin tener que «abrir» el Código de Minería a oreros extranjeros! Además, instantáneamente, con el inicio de las labores, se resolverían los problemas ambientales y de delincuencia, que hoy reinan en la pequeña localidad fronteriza, donde hoy, por desdén y falta de visión administrativa, la riqueza mineral está siendo robada impunemente.

Se trata, en fin, de aprovechar solo 1 km² de los más de 51.000 km² del país, para el bienestar de las abuelitas y abuelitos, de hoy y del mañana, para los que el Estado, ante sus crecientes necesidades, no tiene soluciones. Gravísimos problemas de deficiente atención, que tanto sufrimiento genera, en ellos y sus familias.

(Freddy Pacheco León, 8.10.2024).

Después de diez años del litigio internacional por el oro de Crucitas se alcanza un final feliz

Freddy Pacheco León

Freddy Pacheco León

1. Recordemos que el laudo arbitral lo había ganado Costa Rica.

2. Que la minera, que ya había sido disuelta, se rearmó para presentar una última apelación.

3. Que hace unas dos semanas, la empresa canadiense había desistido, de dicha apelación.

4. Ahora se anuncia lo esperado; que la apelación no prosperó.

5. La vigilancia en Crucitas, nunca tuvo nada que ver, con lo que sucedía en el Ciadi, del Banco Mundial, pues el oro que se están robando, es del Estado costarricense y nada impedía, al menos, tratar de impedir la extracción que realizan maleantes.

6. Que, si se piensa dar en concesión a privados la explotación de ese oro, sí habría que reformar el Código de Minería.

7. Que, como debería ser, si el Estado decide explotar esa riqueza para beneficio del pueblo, NO haría falta, intervención alguna, de la Asamblea Legislativa, pues la prohibición a concesionar no afecta al mismo Estado.

8. Por ello, porque el camino ha estado siempre libre, desde hace siete años, se propone explotar, en esa relativamente pequeña, y muy degradada zona de Crucitas, más de US$2300 millones en diez años, a favor de un sistema hospitalario («Hospital del Oro»), regido por la CCSS, a favor de los más de 700.000 Ciudadanos de Oro, que lo están necesitando urgentemente.

Cientos de miles de millones de colones para la Caja

Dr. Freddy Pacheco León

Es innecesario recordar que la CCSS sufre de un déficit presupuestario que está teniendo terribles consecuencias, principalmente para los “Ciudadanos de Oro” que inevitablemente han de acudir a sus hospitales y clínicas. Las insuficientes camas y demás espacios de todo el sistema de salud son ocupados en más del 65% por venerables ancianitos. Se cuentan por decenas de miles, las familias que han sufrido por las condiciones en que, por escasez de recursos, los abuelitos y abuelitas han tenido que injustamente sumarse, a las inhumanas listas de espera, para un usual tratamiento médico. A veces también, pasan dos o tres días en condiciones incómodas, impropias, dolorosas, sin poder salir de inadecuadas salas de emergencia, por falta de espacio y camas en salones. Espacios, por cierto, diseñados para pacientes más jóvenes, con mayores facilidades de movilidad.

Nuestra familia, y estamos seguros muchas más, hemos sufrido mucho, al ver cómo ha habido necesidad de «amarrar» a los ancianitos a sus camas, ante la insuficiencia de personal de enfermería y asistentes, que los pudiesen atender las 24 horas. Faltan medicamentos y equipos, y hasta camas adecuadas para ellos. Ancianos, esto hay que tenerlo muy presente, que después de haber entregado amorosamente su vida a los hijos desde el instante de su nacimiento, hoy solo Dios los puede proteger de cualquier hospitalización por enfermedad grave, que los exponga a esas penalidades.

Y es que, por más amor aportado por el personal de salud, todavía NO tiene nuestro solidario sistema hospitalario, respuestas viables para enfrentar los cambios demográficos que aceleradamente han envejecido nuestra población. Cada día son más los «Ciudadanos de Oro», así como las enfermedades propias de su edad. Ciudadanos a los que llegó el momento de recibir el amor y protección que demandan y merecen.

Lo cierto es que hoy no alcanza el dinero y la situación inevitablemente se agravará en menos de 30 años, cuando esa población mayor de 65 años rondará la cifra de 1.200.000, lo que permite vislumbrar una situación desesperante, dolorosa, inmerecida, que se profundizará… ¡SI NO HACEMOS LO CORRECTO HOY!  Y lo correcto es buscar cómo enfrentar con medidas concretas, ese angustiante problema social. El más importante que hemos de solucionar como proyecto país.

Pero ¿Cómo enfrentarlo si no tenemos recursos?, se estará preguntando usted; pues, para su tranquilidad, resulta que SÍ CONTAMOS CON RECURSOS FINANCIEROS suficientes para esa magna tarea. Y resulta, que los tenemos en un pequeñito espacio de nuestro territorio. En un área menor al Parque Metropolitano de La Sabana, donde tenemos un YACIMIENTO DE ORO que, según los estudios de la empresa extranjera que lo iba a explotar, puede producir unos US$228 millones anuales (¡más de ¢114.000 millones anuales!) por quizá 15 años.  Cifra real, no especulativa, sustentada en la producción moderada anual, de tres toneladas de oro en lingotes, que, por cierto, estuvimos a punto de perder producto de una mala concesión. Y podemos hacerlo ahora, sin necesidad de reformar el Código de Minería, que incluye la prohibición de otorgar concesiones, porque al ser el mismo Estado el que haría la explotación, no requiere (sería una insensatez) que se le otorgue «una concesión» cual si se tratara de un ente privado.

Por tanto, ante la urgencia, hacemos un llamado para que se valore NUESTRO ORO DE CRUCITAS, como una solución complementaria al problema financiero de la Caja.

Rogamos, suplicamos, para que la idea del sistema hospitalario integral que hemos llamado “HOSPITAL DEL ORO” sea considerada seriamente.  Se trata de que la junta directiva de la Caja Costarricense del Seguro Social diga ¡presente, aquí estamos!, y se disponga a buscar respuestas a las necesidades que le aquejan. Deficiencias conocidas no solo en los 1043 EBAIS, que han superado su capacidad de atención primaria, sino también en toda las clínicas y hospitales que, salvo excepciones, no tienen condiciones especiales para recibir a ese sector de pacientes. “Ciudadanos de Oro” que aparte de las 140 camas del magnífico Hospital Geriátrico Raúl Blanco Cervantes, han de ser atendidos, cuando se puede, bajo condiciones inadecuadas en hospitales diseñados para pacientes más jóvenes, donde no encontramos salas especializadas para los abuelitos y abuelitas, que presentan necesidades particulares y condiciones materiales, que impiden incluso, el pleno cumplimiento de la Ley Nº7600.

La idea es que nuestros expertos en salud elaboren los planes que mejor consideren, en el marco de la CCSS y el Ministerio de Salud. Para alejarnos de una concentración, que podría acarrear problemas conexos, en la de menos podrían pensar en adecuar los centros de atención primaria y hospitales de toda categoría, para que cuenten con secciones especiales para esos ciudadanos, mediante ampliaciones y limitados cambios estructurales. Y, ¡por qué no!, quizá en la construcción de otros hospitales regionales de geriatría, o incluso, en uno central especializado en enfermedades predominantes en ese sector de población. En fin, son ideas que podrían considerarse. Y es que, recordemos, que no se trata de UN hospital, sino de UN SISTEMA HOSPITALARIO, donde también se habrá de considerar, algunas residencias comunes, para familiares que, desde regiones alejadas, han de estar asistiendo a sus abuelitos internados.

Por otro lado, no es despreciable el beneficio colateral que obtendría la Caja, al dedicar esa fuente extraordinaria de recursos para atender exclusivamente a las personas de la tercera edad. Las hoy inquietantes “listas de espera” que, como consecuencia de carencias diversas, provocan desazón en miles de pacientes y sus familiares, también se verían disminuidas conforme más y más ciudadanos mayores, pasen a ser atendidos en los espacios diseñados para ellos. Así, en poco tiempo, alrededor de un 65% de los espacios, equipos, medicamentos, exámenes de laboratorio, consulta externa, cirugías, etcétera, que hoy son compartidos por todos los pacientes, se irán liberando, y, por ende, la Caja podría contar con mucho mejores condiciones sanitarias, para el cumplimiento de su abnegada labor. ¡Todos, sin duda, salimos ganando!

Por lo resumido, creemos tener la grandiosa oportunidad de dejar un legado histórico de inmensas repercusiones para los costarricenses, como lo es quizá, el de los tres grandes reformadores sociales de la Costa Rica de los años 40. Sin embargo, para alcanzar ese logro, estamos urgidos de la decisión política que no puede esperar.

Podemos asegurar, que no existe ningún otro país, donde la riqueza mineral de su subsuelo, perteneciente a toda la comunidad como bien demanial, se dedique a la atención de sus “Ciudadanos de Oro”, de los que más lo necesitan y, más importante, de los que, indiscutiblemente, lo merecen.

 ¿Acaso podría pretenderse un mejor aprovechamiento de la riqueza de ese mineral localizado en Crucitas, antes de que por azar político se le asigne otro destino menos beneficioso para Costa Rica, o se lo sigan robando?

¡Unamos pues voluntades! Hagamos realidad el formidable sistema hospitalario llamado “HOSPITAL DEL ORO” que, obviamente, se desarrollaría guardando estricta atención a las particularidades ambientales que conlleva un proyecto de minería como el que habremos de hacer realidad. Proyecto, definitivamente, urgente, razonable, único, y más importante, posible, si nos lo proponemos.

11.4.2024

Cacao “de oro” para la Caja

Dr. Freddy Pacheco León

Aunque sucede en Costa Rica y muchos hablan de ello, no le prestamos la merecida atención. Se trata de la relación directa, entre el aumento significativo de la población de adultos mayores, y el gran sufrimiento que provocan las inevitables enfermedades sin atender debidamente, que aquejan a dicha población. Se vive a nivel familiar, pero no socializamos suficientemente sus penas y angustias. Y es que, aunque la vejez no es una enfermedad, con ella emergen dolencias que sorprenden a los que las sufren y con frecuencia, les dificultan severamente su calidad de vida, en momentos en que ansían gozar de una vejez placentera, o por lo menos, sin grandes preocupaciones.

Situación que se desdeña, pese a que los Ciudadanos de Oro muestran un porcentaje relativo mayor, en la deforme «pirámide» de población costarricense, donde los jóvenes, cada vez más escasos, han de aportar, de sus ingresos salariales y otros, los montos financieros necesarios que garanticen la salud de los actuales regímenes de pensiones, y los del futuro que ellos tienen como parte de sus merecidas expectativas.

Dentro de ese contexto, muchos adultos mayores son, injustamente considerados, una carga para hijos y demás parientes, quienes eventualmente, como sucede en innumerable cantidad de casos, poco a poco optan por abandonarlos, porque “ellos se la juegan bien solitos” y “están mejor que nosotros pues no les falta el arroz y los frijoles”.

Más allá de los casos individuales, lo que como sociedad verificamos, es que los adultos mayores, necesitan de un cada vez más urgente y especializado servicio de salud, que generalmente no se satisface plenamente en los centros de salud de las comunidades, como los más de mil Ebais dedicados a la atención primaria por casi todo el país. Es conocido que en dichos Ebais de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), más del 65% de las personas que acuden a ellos, son mayores de 65 años, porcentaje que aumentará inevitable, pues en muy pocos años la población de costarricenses mayores de 65 años, superará ampliamente el millón de habitantes.

Y si fijamos la mirada en centros de salud superiores, como los hospitales, vemos que los espacios en emergencias, consulta externa y en salón, son ocupados mayoritariamente, por nuestros abuelitos y abuelitas, quienes, pese al esmero y cariño con que generalmente les acogen los profesionales en salud, las condiciones que se les ofrece, adolecen de muchas limitaciones. Se trata de hospitales diseñados, casi sin excepción, para atender una población de menor edad, con necesidades diferentes a las que tienen los pacientes de la tercera edad, que esperan, por ejemplo, camas de menor altura, cierta privacidad, atención especializada de parte de asistentes, enfermeros y médicos, preferiblemente capacitados para atender casos de geriatría, lo anterior sumado al diseño de las áreas de duchas y servicios sanitarios, por ejemplo, acorde a su edad y capacidad de movilidad. En resumen, hospitales donde algunos viejitos con enfermedades graves, y hasta terminales, no sean necesaria y literalmente, amarrados a sus camas, porque la escasez de recursos humanos, entre otros, así lo determina. Eso, mis amigos, aunque duele en el alma, sucede frecuentemente.

Así, además de otros problemas financieros y de administración, igualmente de atención urgente, se enfrenta la benemérita Caja a insoslayables problemas, que terminan por afectar a venerables ancianos, que buscan un oportuno alivio a sus enfermedades, sin tener que sufrir la angustia inhumana de las llamadas «listas de espera», causa de días de insomnio y sufrimiento que inevitablemente se comparten con sus familiares. Incontables noches y días se van sumando para quienes son conscientes, que cada día sin esa o aquella cirugía, sin aquel examen, sin aquella cita con un especialista, sin aquel resultado de un ultrasonido realizado semanas atrás, sin aquella cama de hospital para su tratamiento urgente, etcétera, es un día más de incertidumbre, que le acerca inexorablemente, hacia un desenlace que él piensa será fatal. “Listas de espera” programadas desde la fría e impersonal administración, donde también son los médicos y otro personal de salud, los que las sufren íntimamente, pues son los que conocen al paciente mejor que nadie, y saben de la urgencia que está de por medio, sin poder hacer mayor cosa por él. Son muy escasos los recursos humanos y materiales, y la insuficiencia de recursos financieros son determinantes.

Quizá por cierto comportamiento pasivo del costarricense, hay quienes parecen acostumbrarse a ser rechazados para una atención médica.  Algunos simplemente callan, ocultan su pena y aplican equivocadamente, el refrán de «al mal tiempo buena cara», cuando quizá lo que corresponde, es luchar, luchar por sus derechos, para que esa gran obra sanitaria de los reformadores sociales de Costa Rica, eventualmente no se convierta en un hecho histórico, nostálgico, del que se hable en el futuro.

Por ello, no ha de esperarse para que nuestras autoridades de la Caja, promuevan el diseño y estructuración de un sistema hospitalario acorde con la nueva realidad, donde, en las principales regiones del país, se ofrezca centros de atención primaria, con secciones dedicadas a la atención particularizada de los Ciudadanos de Oro.  Donde se les brinde las especiales respuestas que merecen, independientemente de su nivel social y económico. Sistema hospitalario que tendría, en todos los hospitales existentes, anexos o secciones dedicados a tan venerable población. Asimismo, según lo determinarían los especialistas encargados de tan magno proyecto, la construcción de otros hospitales geriátricos, hijos del prestigioso “Blanco Cervantes”, que sería la punta de lanza de ese movimiento, quizá acompañados de centros de especialidades médicas orientados a dicha población meta, acorde con los avances científicos y tecnológicos que nos ofrece la ciencia moderna.

Pero, estarán algunos preguntándose con razón: ¿Cómo hacer chocolate sin cacao?

Pues mis amigos, resulta que, a diferencia de otros proyectos irrealizables desde que se anuncian, para el del sistema hospitalario que nos ocupa, sí tenemos el cacao “de oro” que se necesita para ese chocolate. Hablamos del oro que está en el subsuelo de una remota, degradada ambientalmente, despoblada y pequeña área de nuestro país, que no alcanza un kilómetro cuadrado, menor al tamaño del parque de La Sabana. Sitio donde una vez, se otorgó una concesión a una empresa extranjera para que explotara el oro nuestro que se encuentra en su subsuelo. Hablamos pues, de la mina sin explotar industrialmente todavía, de Crucitas.

Al contrario de minas de oro en países hermanos latinoamericanos, como Chile, Perú y México, con extracciones superiores a las 100 toneladas anuales, el oro propiedad de todos los costarricenses que se encuentra en Crucitas, se explotaría a razón de tres toneladas al año, según lo había dispuesto la empresa canadiense que perdió la concesión. Así, a ese ritmo de extracción razonable, de bajo impacto, la exportación de ese rico mineral, derivaría en beneficios económicos que, para nuestro pequeño país, serían altamente significativos, estimados en más de $180 millones anuales, que, al muy bajo cambio del dólar con respecto al colón, que insiste en mantener artificialmente el Banco Central, corresponde a C.96.000 millones anuales, que aumentará en cuanto el tipo de cambio alcance la normalidad.

Se trata de cifras reales, estimadas en un yacimiento que todo el mundo (¡especialmente los que se lo están robando hoy día!) conocen dónde está. Oro que, de no explotarse para una causa de tanto sentido social, eventualmente lo veríamos salir del país, para beneficio exclusivo de los concesionarios que se aprovecharían para su propio beneficio de él, como habría sucedido hace unos años.  Oro que siempre ha sido nuestro y no puede dejar de serlo, pues es un bien «demanial», perteneciente al Estado costarricense.

Como hemos indicado (esperamos que con suficiente claridad), no hablamos de uno o varios hospitales, sino de UN SISTEMA HOSPITALARIO, que identificamos como “HOSPITAL DEL ORO!, a desarrollarse de la mano de la muy valiosa infraestructura que exhibe la CCSS. En un sistema como el que imaginamos, por ejemplo, también se habrá de considerar facilidades para familiares que, desde regiones alejadas, han de estar acompañando a sus abuelitos internados, como en aquellos momentos en que, como hoy, no queda más que amarrarlos por falta de quien los cuide.

¡Y algo muy importante a considerar, que igualmente habría de ser valorado, por la Junta Directiva de la Caja!, lo es el predecible beneficio colateral que obtendría la CCSS, al dedicar esa fuente extraordinaria de recursos para atender exclusivamente a las personas de la tercera edad. De ejecutarse el proyecto, las hoy interminables “listas de espera” que, como consecuencia de la escasez financiera provocan desazón y dolor en miles de pacientes y sus familiares, también se verían disminuidas, conforme más y más adultos mayores vayan siendo atendidos en el sistema hospitalario diseñado para ellos. Así, en cierto tiempo, alrededor del 65% de las citas médicas, los espacios, equipos, medicamentos, exámenes de laboratorio, consulta externa, emergencias, cirugías, etcétera, que hoy son compartidos con los Ciudadanos de Oro, se irían liberando, y por ende, la Caja contaría con mucho mejores condiciones sanitarias para el cumplimiento de su cristiana labor. ¡Todos salimos ganando y se mitigaría el creciente problema matizado de dolor humano, resumido en la expresión “listas de espera”!

¿Y por qué no pensar en la grandiosa oportunidad de dejar un legado histórico de inmensas repercusiones para los costarricenses, comparable quizá, al iniciado por los tres grandes reformadores sociales de la Costa Rica de los años 40? Si “Querer es poder”, confiamos en que se pueda hacer realidad la propuesta del “HOSPITAL DEL ORO”, siempre y cuando prive la comprensión y una buena actitud, en quienes tienen en sus manos esa decisión política. Misma que no requiere de modificación alguna al Código de Minería, pues la prohibición agregada en forma unánime durante el gobierno de doña Laura Chinchilla, lo es para el otorgamiento de concesiones para explotación minera, obviamente, a persona físicas y jurídicas privadas. El mismo Estado costarricense, por definición, no es afectado por esa prohibición.

Finalmente, hemos confirmado, que no existe ningún otro país en el mundo, donde la riqueza mineral de su subsuelo, perteneciente a toda la comunidad como bien demanial, se dedique a la atención sanitaria de sus “Ciudadanos de Oro”, de los que más lo necesitan y, más importante, de los que lo merecen. ¿Acaso podría pretenderse un mejor aprovechamiento de la riqueza de ese oro localizado en Crucitas, antes de que, por azar político, se le asigne otro destino nada beneficioso para Costa Rica?

¡Unamos pues voluntades! para hacer realidad el formidable sistema hospitalario llamado “HOSPITAL DEL ORO” que, obviamente, se desarrollaría con estricto cumplimiento, de las particularidades ambientales que conlleva un proyecto de minería como el que habremos de hacer realidad para los costarricenses. Proyecto que consideramos, urgente, razonable, único, y más importante, posible, si nos proponemos a hacer algo grande y de gran impacto social positivo.

Hagamos de octubre el mes del adulto mayor

Freddy Pacheco León

Para que, en el 2030, cuando finalizará la década del «envejecimiento saludable» declarada por la Organización Mundial de la Salud, los costarricenses podamos exhibir ante el mundo, cómo nuestros Ciudadanos de Oro gozan de una calidad de vida sustancialmente mejor, hemos de trabajar en procura de ese logro.

Para ello, nos reafirma el magnífico geriatra Dr. Fernando Morales, algo que lamentablemente tendemos olvidar: «Siempre se ha dicho que la expectativa de vida está relacionada con la genética; sin embargo, ésta representa únicamente un 30% de influencia total en la salud, mientras que el otro 70% depende del impacto de factores positivos y negativos en la trayectoria de vida de las personas, es decir, la posibilidad de alcanzar la vejez con buena calidad de vida depende, en gran medida, de factores medioambientales e individuales (estilos de vida). Al vivir en sociedad, nos comunicamos y relacionamos con otras personas; familiares, amistades o vecinos, formando una convivencia en la que nos apoyamos y ayudamos mutuamente».

Y nos aconseja: «Para conseguir un envejecimiento exitoso, están: vivir con una dieta modesta que consiste en verduras, legumbres, carnes con poca grasa, (cerdo, pollo, res o pescado), tortillas de maíz, abundante agua; evitar el licor, tabaco, drogas ilícitas y polifarmacia; realizar actividad física; fomentar la espiritualidad en unión de sus familias; entre otros factores positivos de vida».

¡Claro que nuestra sociedad, con un Estado comprometido con el presente y futuro de nuestros abuelitos, habrá, necesariamente, de facilitar el logro de un envejecimiento exitoso!

A propósito de ello, la propuesta del «HOSPITAL DEL ORO», habría de jugar un papel significativo, pues como respuesta a las dificultades financieras de la CCSS, no deberíamos esperar un día más para decidir aprovechar el oro de la mina en Crucitas, para la creación de un SISTEMA HOSPITALARIO dedicado explícitamente a la atención que merecen y urgen nuestros venerables Ciudadanos de Oro. Los meses pasan y la mejor atención de los adultos mayores es una demanda razonable.

La Caja y el oro de Crucitas

Freddy Pacheco León

Para las finanzas de la CCSS, la cifra para atender a la población de Ciudadanos de Oro como lo merecen es devastadora, y como tal imposible de hacer frente con los ingresos actuales y proyectados.

Se vislumbra una catástrofe si no hacemos algo ya. Por ello insistimos en la propuesta de explotar nuestro oro del subsuelo de Crucitas, para dedicarlo exclusivamente al sistema integral que llamamos Hospital del Oro, para la atención de la población mayor de 65 años.

Más de ¢110.000 millones anuales en oro esperan ser aprovechados en un área de menos de 1 km2, y como no hay otra posible solución al déficit proyectado en la Caja, insistimos en tal idea, pues, aunque ya es tarde no vemos el interés razonablemente esperado.

ORO para el «Hospital del Oro»

Por Freddy Pacheco León

La cantidad de oro documentada en Crucitas, es de 30 toneladas para explotar en 10 años. Podría encontrarse más al hacer la excavación en las 50 hectárea evaluadas (1/2 km2) pero por ahora es solo una expectativa. Nuestra propuesta es que, guardando todas las consideraciones ambientales, el Estado, para beneficio de la CCSS, desarrolle con esos ~US$135 MILLONES anuales, un sistema hospitalario llamado «Hospital del Oro», donde se construya infraestructura y se refuerce personal de salud, para la atención de los 700 mil ciudadanos de oro (en dos décadas más de un millón) que ya no pueden ser atendidos como merecen en nuestras clínicas y hospitales de la Caja. Hoy la cifra de espacios ocupados por los adultos mayores, supera el 65%, y conforme aumente dicho porcentaje, irá disminuyendo el espacio para los de menos edad. El «Hospital del Oro» es un proyecto realista y, muy importante, con fuente de financiamiento seguro. Mucho dolor se evitaría a los viejitos con un proyecto así, a desarrollarse como prioridad del Poder Ejecutivo.

Resolución arbitral sobre Crucitas abre camino al Hospital del Oro

Freddy Pacheco León

Infinito Gold demandó a Costa Rica por US$400 millones. El tribunal internacional les rechazó la demanda.

Con la resolución arbitral (CIADI) Industrias Infinito queda fuera. Y además, como se prohibió el otorgamiento de nuevas concesiones para la minería metálica, ninguna empresa privada podría siquiera presentar una solicitud. Por otro lado, como es un bien demanial del Estado, el mismo NO requiere tramitar concesión alguna para sí mismo, y por tanto podría explotar ese oro que se están robando. Por ello, proponemos que se explote el oro de Crucitas, y que con él (unos US$133 millones anuales) se desarrolle un sistema hospitalario que hemos denominado HOSPITAL DEL ORO, orientado exclusivamente para la atención de los ciudadanos de oro. Hoy tenemos cerca de 700.000, y en menos de 30 años serán cerca de 1.200.000. Viejitos y viejitas que no son atendidos, por falta de recursos, como lo merecen en el sistema hospitalario de la Caja. Si antes de la pandemia ya ocupaban el 65% de los espacios en Ebais y hospitales, mañana será muy tarde si no acudimos en su auxilio hoy.