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Etiqueta: condiciones de trabajo

El apagón de las torres de control de tráfico aéreo

Vladimir de la Cruz

Los aeropuertos del país, el Juan Santamaría, el Daniel Oduber y el Tobías Bolaños, como los aeropuertos principales de Costa Rica, para sus vuelos locales como internacionales tienen su Torre de control, que es la que coordina salida y entrada de vuelos esas pistas, en lo que corresponde a despegues y aterrizajes.

Los controladores aéreos, con su radar con alcance a todo el territorio nacional, pueden observar y detectar todo el movimiento de entrada de naves aéreas al territorio nacional, desde que tocan el espacio aéreo costarricense, y pueden ir siguiendo el curso de esas naves. Así se supervisa, analiza y dirigen las operaciones de todos los procesos de vuelos que se realizan en territorio costarricense.

Eso es posible porque los aviones tienen equipos de radios VHF (Very High Frequency) que operan normalmente entre 118.000 MHz y 136.975 MHz, que es el rango asignado por la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI). Así, esos radios permiten la comunicación directa, clara y precisa con la torre de control y otros servicios que se brindan. En este sistema hay frecuencias especiales de emergencia.

Las torres de control de tráfico aéreas se pueden escuchar con un escáner de radio capaz de recibir señales de muy alta frecuencia en la banda de aviación, que admita frecuencias de aire entre 118.000 y 136.975 MHz.

Los trabajadores de las torres de control de tráfico aéreas para trabajar en ellas reciben un entrenamiento muy riguroso, incluso con exámenes y cursos especializados que comprenden conocimientos de navegación aérea, comunicaciones y meteorología aeronáutica, control de tránsito aéreo, fraseología y lenguaje propio de la aeronáutica, las reglamentaciones aéreas.

Los controladores aéreos trabajan por turnos, de manera que los que están de turno son los responsables de las aeronaves que vuelan en un área tridimensional del espacio aéreo conocido como área de control, área de control terminal, aerovía, etc. y otros conceptos.

Desde la torre de control también se ejerce control terrestre sobre el movimiento de las aeronaves en tierra, como de los vehículos que circulan en las pistas.

Todos los aviones tienen formas de comunicarse con la torre de Control de Tráfico Aéreo, ATC en sus siglas en inglés.

Los controladores aéreos tienen una gran responsabilidad laboral, que no está bien pagada. Los Controladores de Tráfico Aéreo, como todos los trabajadores han sido sometidos a la Ley Marco de Empleo Público, que los ha afectado en sus salarios. Por ello, han hecho paros y protestas legítimas, porque en el caso costarricense también los someten a jornadas excesivas sobre el delicado trabajo que realizan, para que en las distintas fases de cada vuelo los aviones puedan desplazarse con seguridad. A los controladores aéreos se les exige ser bilingües, con el inglés. Los controladores aéreos no deben trabajar más de 10 horas por turno, que incluye descansos en esa jornada, y entre turno y turno deben descansar obligatoriamente por lo menos 10 horas.

En Costa Rica los controladores aéreos tienen el Sindicato de Profesionales de Control de Tránsito Aéreos (SITECNA), que es la organización laboral que los ha representado cuando han discutido con el gobierno sus condiciones de trabajo, no solo salariales, sino de mejoras laborales. El mayo, una de sus últimas luchas, también pidieron más personal, porque los estaban sobre explotando laboralmente, provocándoles mucho cansancio y estrés laboral. En mayo pasado este servicio estaba colapsado, lo que afectó en ese mes el tráfico aéreo.

Los controladores aéreos de Costa Rica dependen de la Dirección General de Aviación Civil, fue creada el 26 de octubre de 1949, que es, actualmente, un órgano del Ministerio de Obras Públicas y Transportes, que es quien tiene a cargo toda la planificación, regulación y provisión de los servicios aeronáuticos en el país. En Estados Unidos es la Administración Federal de Aviación, FAA por sus siglas en inglés.

Los controladores aéreos tienen relación directa también con Seguridad Pública y con el Servicio de Vigilancia Aérea, para coordinar y apoyar acciones de los cuerpos policiales, en sus distintas misiones. En esta relación, los controladores aéreos tienen la obligación de informar al Servicio de Vigilancia Aérea sobre el movimiento de naves sospechosas que ingresan al territorio nacional. Así, por ejemplo, si en el Caribe sur, entra una nave pequeña, detectada en el radar, que de pronto desaparece del radar, porque empieza a volar más bajo para evitar ser detectada, situación que se da en los casos que se sospecha que son transportadoras de drogas, los controladores aéreos tienen la obligación de informar inmediatamente al Servicio de Vigilancia Aérea, para que se active en el control de esa nave que desapareció.

Esta es una situación que se reporta con regularidad, sin que se reporten accidentes de aviones, por lo que se debe presumir que “aterrizan” en pistas legales o ilegales, las que pueden ser fácilmente detectablemente desde el aire o cuando se tiene información de su existencia en tierra. Eso facilita el ingreso de la droga a Costa Rica procedente de Colombia. Si no hay control eficiente del Servicio de Vigilancia Aérea, junto con la policía terrestre encargada de la persecución de estos alijos de drogas, más fácilmente penetra la droga al país.

En ese sentido, el Servicio de Vigilancia Aérea tiene que actuar, enviar sus aviones de control o realizar las tareas que le corresponda, lo que no siempre se realiza con la prontitud del caso.

Un ejemplo de esta “pereza” operativa fue el accidente de la avioneta que se estrelló saliendo de Pavas, en las laderas del Monte de la Cruz y de Pico Blanco. La torre de control informó inmediatamente al Servicio de Vigilancia Aérea de la desaparición de radar de esa avioneta. Varias veces se informó sin que el Servicio de Vigilancia Aérea se moviera ni enviara a nadie a investigar. La avioneta siniestrada la divisó un piloto privado, y gracias a su hallazgo se pudo atender la caída de la aeronave y atender a la única sobreviviente de ese vuelo.

Recientemente, la falla en el radar del aeropuerto Juan Santamaría paralizó prácticamente todos los vuelos nacionales, incluso se obligó a desviar casi 50 vuelos que estaban programados.

Si el radar del aeropuerto Juan Santamaría pudo producir ese impacto, perfectamente fue el tiempo para que en su ausencia se produjeran vuelos clandestinos, transportando drogas al país, por el tiempo que el radar estuvo fuera de circulación. ¿Cuánta droga pudo meterse al país en ese lapso, sin control alguno de la penetración de naves al territorio nacional, y sin acciones del Servicio de Vigilancia Aérea en una situación como esa? ¿Se tiene un buen registro de los aeropuertos privados en fincas en las zonas costeras del Caribe costarricense, y de sus regiones aledañas? ¿Se tiene ese mismo control de las otras regiones asociadas a las rutas de tránsito de las drogas por el sur del país? ¿La Marina de Limón que se ha querido impulsar tiene algo que ver con esta situación de transporte de drogas al país? ¿Durante el apagón de los radares se ejerció mayor control de esas regiones, en lo que correspondía en paralelo en tierra y por mar?

La lucha contra las drogas no es solo por los escáneres en tierra en la región de Limón. También tiene que darse con las alertas que desde el Servicio de Vigilancia Aérea se comunica de las desapariciones del radar de las naves que se les informa.

Se debería dar una explicación más detallada a la ciudadanía, sobre el no funcionamiento de los radares.

Compartido con SURCOS por el autor.

La condición de los trabajadores agroindustriales en las piñeras y bananeras en Costa Rica: un breve análisis de los principales problemas

Frank Ulloa Royo

Introducción

La agroindustria de la piña y el banano en Costa Rica es un componente importante de la economía nacional. Sin embargo, los trabajadores y las trabajadoras de estas industrias enfrentan numerosas dificultades que afectan su calidad de vida. Veamos algunos aspectos relevantes de estos trabajadores.

Aunque parezcan frutas inofensivas, llevan muchas historias de dolor, migración, frustración y miseria, aunque para las empresas sean frutos rentables, que logran por una cosecha que resume la explotación humana.

Condiciones de trabajo

Las condiciones de trabajo en las piñeras y bananeras se caracterizan por largas jornadas laborales bajo condiciones climáticas adversas, salarios bajos y una falta de seguridad laboral. Los trabajadores suelen tener contratos temporales, lo que incrementa la incertidumbre y limita sus derechos laborales. En la última década, los salarios en la agroindustria han mostrado variaciones significativas, con un rango anual que oscila entre aproximadamente de 10.106.00 colones diarios.

Condiciones de vivienda y eliminación de las viviendas proporcionadas por las empresas

Históricamente, algunas empresas proporcionaban viviendas a los trabajadores cerca de las plantaciones. La eliminación de las viviendas proporcionadas por las empresas ha tenido un impacto negativo en la estabilidad y calidad de vida de los trabajadores. Sin este apoyo, muchos trabajadores enfrentan dificultades para acceder a viviendas adecuadas, lo que resulta en reducción del salario real y en condiciones de hacinamiento y falta de servicios básicos.

Transporte en zonas alejadas

La falta de transporte adecuado es un problema significativo para los trabajadores de las piñeras y bananeras, quienes a menudo viven en zonas rurales alejadas de las plantaciones. Esto incrementa el tiempo y el costo del desplazamiento diario, además de exponerlos a riesgos adicionales en su trayecto hacia y desde el trabajo. Muchos se movilizan en tractores con carretas o en moto y bicicleta.

Situación de salud y riesgos de trabajo

La exposición a pesticidas y otros químicos es una preocupación constante para la salud de los trabajadores agroindustriales. Estos productos pueden causar enfermedades respiratorias, dermatológicas y otros problemas de salud graves. Además, el acceso limitado a servicios de salud agrava la situación, ya que los trabajadores a menudo no reciben la atención médica adecuada. Los bajos salarios son el principal riesgo de trabajo en la agroindustria. Esto, junto al trabajo a destajo bajo el sol pone en riesgo a los trabajadores, y reduce su vida útil de trabajo.

El trabajo en las piñeras y bananeras conlleva numerosos riesgos, incluyendo cargas de trabajo excesivas, la manipulación de maquinaria pesada y el uso de herramientas afiladas. Las medidas de seguridad suelen ser insuficientes, lo que aumenta la probabilidad de accidentes laborales que pueden resultar en lesiones graves o incluso fatales.

Libertad sindical

Aunque los trabajadores tienen el derecho a organizarse y formar sindicatos, en la práctica enfrentan numerosos obstáculos. La intimidación y represalias por parte de algunos empleadores son comunes, lo que dificulta la formación de sindicatos y la defensa de los derechos laborales.

Niveles de pobreza y desigualdad

El mapa de miseria del país coincide con el mapa donde se asienta la agroindustria. Es un resabio de formas ominosas de trabajo que existieron en el país desde el siglo XIX.

Estas regiones rurales suelen presentar tasas más altas de pobreza y desigualdad en comparación con las áreas urbanas. La pobreza en estas zonas es un desafío persistente, exacerbado por condiciones laborales precarias y la falta de servicios básicos. La inseguridad alimentaria también es un problema relevante, a pesar de los esfuerzos para mejorar la canasta básica.

Acceso a servicios de salud y educación

El acceso a servicios de salud y educación en estas zonas rurales es limitado, afectando negativamente la calidad de vida y las oportunidades de desarrollo de los trabajadores y sus familias. Las instalaciones de salud y educación disponibles a menudo no cuentan con los recursos necesarios para atender adecuadamente a la población.

Las agroindustrias tienen médicos de empresa que limitan el acceso al INS en caso de riesgos de trabajo y trasladan esta responsabilidad a la CCSS: Los trabajadores agroindustriales en las piñeras y bananeras de Costa Rica enfrentan múltiples desafíos que afectan su calidad de vida. Es fundamental que se permita la libertad sindical y la negociacion colectiva, se tomen medidas para mejorar las condiciones de trabajo, vivienda, transporte, salud, seguridad laboral y libertad sindical. Solo a través de un esfuerzo conjunto y dialogo social entre el gobierno, las empresas y los sindicatos se podrán garantizar los derechos y el bienestar de estos trabajadores esenciales para la economía del país.

Zonas principales de producción de piña y banano y rentabilidad

En cuanto a la producción de piña, las principales zonas son la Zona Norte, la Zona Pacífica y la Zona Atlántica, empleando a aproximadamente 20,000 trabajadores y trabajadoras. El más reciente análisis de MOCUPP con datos del 2019 muestra que el cultivo de piña comprende más de 65 mil hectáreas que representan el 1,28% del territorio nacional. De los cultivos analizados; el cultivo de piña resulto ser el cultivo más rentable. Costa Rica es uno de los mayores productores de piña del mundo y abastece a importantes cadenas de supermercados de Europa, Estados Unidos y otros países. El país ha experimentado un crecimiento del 700% en la producción de piña en los últimos 15 años y la industria aporta 1.300 millones de dólares a la economía nacional. Los costos de establecimiento de una hectárea de piña tecnificada se encuentran cercanos a los $50 millones, siendo la semilla certificada el rubro más alto con el 52% del total, seguido por los equipos y herramientas con un 15%. Para la producción de banano, las áreas clave son la región del Atlántico, específicamente Limón, y algunas áreas del Caribe, con 40. 000 trabajadores y trabajadoras directas. El área bananera de Costa Rica alcanzó 43.013 hectáreas en producción. En promedio en Costa Rica se utiliza casi un trabajador directo por hectárea de plantación según estimaciones. Los precios de ventas oficiales se establecen por Fairtrade para el banano orgánico y convencional respectivamente para el tipo de caja 22XU 18,14 kg. El costo para producir una caja de banano en el sistema de producción convencional es 3,94 dólares y se vende a 16 euros por caja.

En resumen, la competitividad del banano costarricense se basa en la explotación de la mano de obra y el dumping social de las condiciones de vida y trabajo de miles de costarricenses y trabajadores indígenas y migrantes.

Documento compartido con SURCOS por el Instituto Sindical de Formación Política para América Central.

Precariedad de las condiciones de trabajo de artistas ticos se exhibirá en París

En el 2023, el Programa Investigación, Arte y Transmedia, de la Universidad Nacional (iAT-UNA) desarrolló junto al Proyecto Aschberg-UNESCO el proyecto “Condiciones de trabajo digno para artistas jóvenes: construcción de una propuesta para políticas públicas en Costa Rica”, cuyos resultados fueron presentados a través de la obra escénica Mundos Posibles, la cual recopila las condiciones laborales de los artistas en Costa Rica, y se exhibió en el país en setiembre de ese año. Mundos posibles fue invitada para presentarse el próximo 28 de febrero, en el lanzamiento de los resultados de una encuesta mundial que realizó la Unesco sobre este tema, en el marco de la Decimoséptima Sesión del Comité Intergubernamental para la Protección y la Promoción de la Diversidad de las Expresiones Culturales, que se celebrará en la sede de la Unesco del 27 de febrero al 1 de marzo de 2024.

Mundos posibles, es dirigida por Franscine Brenes, quien se encargó de llevar a escena los resultados del proyecto que brindó los insumos para la actualización de la Política Nacional de Derechos Culturales de Costa Rica.

“La investigación fue en varias etapas: primero hicimos una revisión bibliográfica de políticas, luego nueve mesas de diálogo por todo el país con artistas jóvenes, e inclusive fuera del Gran Área Metropolitana. Fuimos a la zona de pueblos autóctonos, por ejemplo, Suretka en Talamanca, y con toda esa información hicimos una encuesta pionera con Idespo-UNA y por último la presentación de Mundos Posibles”, dijo Carolina Zumbado, investigadora del iAT-UNA.

La encuesta en mención se realizó del 14 al 28 de febrero de 2023, y entre los principales hallazgos destaca que al consultar sobre el ingreso mensual generado el 57,8% del total de personas entrevistadas independientemente de su nivel de formación, reportan generar 236.655,44 colones o menos. Este monto se compara con el salario mínimo de una empleada doméstica, según datos del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS) para el primer semestre del año 2023. Asimismo, solamente el 9,3% de las personas reportan ingresos que superan los 552. 643,52 colones.

También se les consultó su opinión sobre la economía actual a partir de los ingresos generados por la actividad artística: alrededor del 29% consideran que el ingreso les alcanza para pagar sus gastos básicos, seguido de un 19,1% que les alcanza únicamente para financiar su actividad y formación artística (materiales, capacitación, pago a terceros); en contraste con 6,4% de las personas que mencionan que les alcanza para pagar todos sus gastos y ahorrar, es decir, la capacidad de generar ahorros en esta población es baja.

Sobre esto, Alexandrer Leicht, director Regional de Unesco en San José dijo: “Los artistas jóvenes enfrentan una situación muy difícil, con insuficiente protección social, muchas veces con una remuneración no justa, precariedad e insuficiente apoyo para su trabajo. Como Unesco, tenemos la fuerte convicción de que es una responsabilidad de la sociedad, el responder a esos retos y crear espacios y condiciones laborales decentes para los artistas”.

En la conferencia, además de esta puesta en escena, bajo la creación técnica de Randy Gutiérrez Loría y con la actuación de Manon Marcel y Roy Rodríguez Saborío, las académicas Carolina Zumbado junto a la coordinadora Vera Gerner, presentarán los resultados del proyecto “Condiciones de trabajo digno para artistas jóvenes: construcción de una propuesta para políticas públicas en Costa Rica».

Fotografías: Karina Díaz

Oficina de Comunicación
Universidad Nacional, Costa Rica