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Etiqueta: conocimiento

El médico y la cultura – Carta abierta sobre todo a los jóvenes médicos

Juan Jaramillo Antillón

Dr. Juan Jaramillo Antillón

Hace unos días dos jóvenes colegas me preguntaron si yo creía que el esfuerzo que hice para leer tanto por tantos años sobre cultura general me había beneficiado en mi carrera como médico.

A través de los siglos especialmente en los dos últimos se han producido extraordinarios cambios en la medicina gracias a las vacunas, nuevos medicamentos, nuevos procedimientos operatorios y tecnológicos para el diagnóstico y el tratamiento de las enfermedades. Pero los fines de la medicina no han cambiado desde los tiempos de Hipócrates donde se sentaron las bases de la medicina científica, hace 2400 años, consistentes en tratar de evitar que las personas se enfermen o tratar de curarlos si eso sucede. Lo que han cambiado son los “medios” para obtener esos fines, y los recursos para tener acceso a esos medios.

Los cambios han sido tan espectaculares al extremo de que parece estamos jugando a ser dioses. Decía el teólogo filósofo Tehilard de Chardin, y no se equivocaba, que;

En ciencias y en nuestro caso en medicina, sólo lo fantástico parece ser cierto”.

Eso ha sucedido porque nosotros hemos obedecido lo señalado por el famoso internista norteamericano el Dr. William Osler quién decía:

Estudiar, sin libros, el fenómeno de la enfermedad es como navegar sin mapa en un mar desconocido. Estudiar en los libros, sin ver pacientes es como creer que se sabe navegar sin hacerse a la mar.”

Bueno, la cultura es un mapa más para ayudarse en medicina.

Antes que mal interpreten por recomendar mejorar intelectualmente, reconozco que, en la medicina, es una profesión que en su mayor parte se aprende “haciendo”. Los médicos internistas y generales viendo y tratando pacientes y los cirujanos operando; no hay otro camino mejor para lograr destrezas en nuestra profesión, pero, para que el médico logre un buen cometido y tratar así los enfermos, se requiere de la existencia de recursos diagnóstico y terapéuticos adecuados y que los enfermos sean atendidos bien y oportunamente.

Yo soy un cirujano que pasó gran parte del tiempo en una sala de operaciones tratando de reparar la salud perdida de otras personas o de salvar la vida de sus enfermos; por esta razón, diariamente tuve contacto con los sufrimientos y esperanzas que aquejan al ser humano. Esto se puede generalizar a todos los médicos que tratan enfermos.

Cómo consecuencia de eso y con el paso del tiempo, aprendí que, para entender y tratar adecuadamente a mis pacientes, era necesario no sólo valorarlos como individuos portadores de una enfermedad. sino también, comprenderlos como seres humanos, con sus problemas y sus realizaciones, porque de esa forma aceptaba como decía Emanuel Kant, que: “las personas nunca deben ser tratadas como un medio, sino siempre como un fin, en eso reside la dignidad humana”. Eso me enseñó que a los enfermos había que tratarlos siempre como pacientes y nunca como clientes.

Por eso fue indispensable estudiar y adquirir conocimientos fuera de las ciencias médicas, donde cada día sabemos más y más de enfermedades y menos de lo demás, Lo anterior con el fin de lograr una imagen del ser humano y del mundo mucho más amplia que la proporcionada por nuestra profesión. Fue así como decidí estudiar la evolución de la vida de los seres humanos, su historia, la biología, la cosmología, su religión, sus ideas, su filosofía y algo más. En especial estudiar sobre el desarrollo de las ideas que dieron lugar a la civilización, que hoy poseemos, y todos los principios sobre los que se basa; en fin, investigar todo lo relativo al progreso del ser humano figura estelar de la historia, sin pretender convertirnos en especialistas sino simplemente en meros estudiosos.

Fue así como entendí que el desarrollo social y la conducta humana actual, no son logros del presente, sino que se apoyan en el conocimiento de hechos pasados y que ese conocimiento se debe a una progresión de ideas y acciones que se juntan para avanzar y han sido trasmitidas a través de todos los tiempos. Recordé, así, como la evolución biológica modifico la estructura física de los prehumanos hasta lograrse en el Homo sapiens con su cerebro y su mente tan prodigiosa. A partir de ahí se inició la evolución cultural y cuyo contenido primordial es la elaboración de un nuevo comportamiento, que nos haga menos animales y más humanos, aunque a veces tengo dudas de esto.

La historia del hombre en el planeta Tierra (no la de los restantes seres vivos), se puede entonces dividir en dos partes. El tiempo de su evolución biológica, que comprende unos 5 millones de años, y el tiempo de su evolución que podríamos llamar cultural y que corresponde más o menos a los últimos 10 a 15 mil años y, que comprende el ascenso” del ser humano y sus cambios y experiencias desde las cavernas y planicies hasta la llamada civilización.

De esos tiempos lo que debemos analizar en especial, es la historia en cuanto a sus grandes figuras humanas y sus hechos, con eso, intentamos conocer el presente a través de sus realizaciones pasadas y nos daremos cuenta de dos cosas; Todos eran excepcionales en algo, pero también todos tenían defectos y, además, en algunos casos para decepción, una cosa era lo que predicaban y otra lo que hacían. Sin embargo, para juzgarlos como personas con sus éxitos e imperfecciones, hay que tener en cuenta la época en la que vivieron y las dificultades o facilidades que tuvieron para desarrollar sus ideas y hacerlas realidad. Comprobamos así que, los seres humanos somos imperfectos pero perfectibles.

La otra pregunta que me hicieron fue; sabemos que a usted le encanta la historia y las biografías, ¿pero porque estudiar filosofía? Mi respuesta fue. Desde la antigüedad la filosofía es considerada la búsqueda del saber o del conocer, y por ella nos preguntamos ¿por qué suceden las cosas? y si tratamos de analizarlas y conocer, con ello damos lugar a la ciencia. El educador y filosofo norteamericano Jame Dewey decía: la filosofía es una reflexión cuyo contenido verdadero y último es educar a las personas.

Al reflexionar o pensar sobre nuestras experiencias y problemas o sobre las de otros y sus implicaciones, ya estamos haciendo filosofía. Incluso, tener una idea y su valor es ya hacer filosofía, lo mismo sucede al buscar respuesta para orientarnos en la vida.

Les expliqué que, una cosa muy importante que encontré estudiando Historia antigua griega y la vida y enseñanzas del padre de la medicina Hipócrates, fue, que nuestra profesión se basa en un hecho cierto cómo es la llamada “prueba y el error”, éste enseña y es probablemente una de las principales fuentes de la experiencia. Hipócrates les decía a sus alumnos: “aprended de los errores y de esta manera no los repetirás”.

De ahí debe sacado la famosa frase el filósofo español, George Santayana en relación con el campo de la historia y política.

Quienes no recuerdan el pasado, están obligados a repetirlos.

Por esa razón debemos aceptar que, la medicina no es una ciencia exacta. A pesar de los grandes avances, las falla en los diagnósticos y los tratamientos se dan por diversas causas en especial porque el azar nadie puede preverlo. Con el problema de que los médicos son los profesionales a los que le gente no les permite ni siquiera dudar. Por ello debemos aceptar la máxima de Hipócrates de que:

No existen enfermedades sino enfermos”.

Cuando uno vuelve a mirar el pasado de la historia de la medicina, se da cuenta que la enorme cantidad de fallas, Y si no, acordarse con horror de las sangrías o flebotomías cómo tratamiento médico para una enorme cantidad de dolencias comenzando con simples fiebre, y que tantas muertes provocaron, incluso de reyes de Inglaterra y hasta el presidente de Estados Unidos George Washington.

Asombra que esta grosera técnica haya persistido sin ponerla en duda por siglos. O, que, los médicos más brillantes de su época hayan puesto en duda y desprestigiado el consejo para evitar la fiebre puerperal que mataba a miles de mujeres en el parto en 1850, mediante una simple medida higiénica preventiva, cómo era el cuidado de lavarse las manos, recomendados por el médico. Ignacio Felipe Semmelweis, quien, trabajando en ginecoobstetricia en el Hospital General de Viena, había comprobado claramente en un doble estudio, y, sin embargo, fue tal el desprestigio y el rechazo de sus colegas, que tuvo que abandonar el hospital, y amargarse de por vida.

Todo eso dio lugar a que los médicos se dieran cuenta que, en medicina hay un “sine cua non” consistente en que no existen dogmas en ella, ni verdades absolutas, y que, avanzamos en base a verdades relativas, y lo que hoy es cierto y el mejor tratamiento para un enfermo, dentro de un tiempo puede ser abandonado por algo mejor y más nuevo. Y, sin embargo, curamos.

A pesar de lo anterior, la medicina como arte y como ciencia es la profesión más bella e importante del mundo, porque trata de evitar o curar las enfermedades que afectan a los seres humanos desde antes de nacer y hasta después de morir inclusive. Siendo por lo anterior, la profesión más exigente del mundo pues estamos obligados a tratar durante las 24 horas del día, sin fuera necesario a: mujeres y hombres, niños, adultos y ancianos, pobres y ricos, príncipes y mendigos, buenas y malas personas, inocentes y asesinos y hasta capitalistas y comunistas.

La obligatoriedad de lo señalado anteriormente se debe a que, el compromiso del médico es con el arte de curar y no de juzgar. Y si se quiere conocer de errores, nada mejor que el cometido con el el juramento Hipocrático que por siglos las Escuelas de Medicina y los Colegios de Médicos nos hicieron jurar, Este juramento NO era de Hipócrates, error como lo señale en mi libro sobra la vida del Padre de la Medicina, disponible sin costo alguno para todos en Internet.

Dado el inmenso valor del papel del médico ante la sociedad al cuidar de la salud y la vida de las personas, y teniendo en cuenta que los médicos no solo deben aprender a curar, sino también a evitar que las personas se enfermen. Eso a su vez nos puso un enorme peso sobre nuestros hombros y la tremenda responsabilidad de brindar los servicios de la manera más eficiente y honesta; con la consideración de que nosotros, además, debemos aceptar estar bien preparados, incluso espiritualmente pues como decía Platón:

Los médicos deben ser de cuerpos y almas.

Sin embargo, aunque la Medicina puede considerarse “un apostolado social” el médico no hace un juramento religioso, sino ético-científico. Por ello, debe dejarse claramente establecido, que el compromiso de los médicos no es con una iglesia o religión, sino con el enfermo. Teniendo además el derecho de recibir una remuneración adecuada a su preparación y que le permita vivir dignamente.

Finalmente vale la pena que recordemos y apliquemos lo que el filósofo Francis Bacon decía:

El estudio y la sabiduría no son fine en sí mismos, ya que un conocimiento sin aplicación concreta es una triste vanidad académica.

Yo he ampliado el concepto agregándole que:

El conocimiento sin responsabilidad social podría ser tan estéril como el servicio a la comunidad sin una buena preparación académica.

Todo lo anterior, teniendo siempre presente el carácter no absoluto del saber, fundamento de la verdadera ciencia incluyendo la medicina.

No fue “descubrimiento”, no era tierra sin dueños

Magda Zavala

A 532 años de la llegada de los españoles, no como turistas o visitantes desinteresados, sino como conquistadores imperialistas, sin respeto al derecho de quienes aquí vivían hacía miles de años y eran los legítimos propietarios de muebles e inmuebles, de sus recursos naturales, de su tierra, de su cultura y sus lenguas, de sus creencias, no se vale practicar la distorsión o el olvido. Los recién llegados venían con una tecnología de guerra superior, visión política expansionista y sin intenciones de respetar a nadie. Así que se apropiaron de tierras y vidas (el holocausto del siglo XX de socialistas, judíos, gitanos, minorías sexuales y otras no logra aproximarse a la triste hazaña que dio muerte, desde 1492 hasta comienzos del siglo XVII, a 56 millones de personas). Muchos de esos conquistadores, sobre todo los de alta cuna, regresaron a España con los tesoros (los indianos de la famosa zarzuela), pasaron por la vía política y comercial, el oro y joyas, las semillas y los conocimientos de la civilización recién expoliada a la corona y enriquecieron el primer mundo. Otros, los que posiblemente jamás tendrían un futuro en España, se quedaron aquí, fueron los colonos y sus hijos, nuestros antepasados. Lo más sorprendente es que, al contrario de la conmemoración crítica de los 500 años, ahora nos vengan a vender la seudohistoria de la “leyenda negra” de fines autoexcusatorios, aprovechando el momento ultraconservador que vive la cultura planetaria y que usa, para efectos políticos muy convenientes, lo que se llama “la distorsión cognitiva”, donde la autopercepción manda y se impone, como dogma político, sobre lo real. Pues no, nadie pretenda, otorgándose carácter de investigador, convencernos de que la conquista y la colonia, con todos sus desmanes, no existieron, o que fue un momento de intercambio igualitario de bienes culturales. Primero que se lea los ríos de tinta escritos por los mismos conquistadores, por los cronistas, por los frailes, por los visitantes, por los indígenas, por las autoridades locales y muchos otros testimonios, de modo que llegue a ver las venas abiertas de este continente y a entender por qué fue necesaria la Independencia.

Cierto, las mayorías latinoamericanas del presente somos mestizos y gozamos de una valiosa herencia simbólica de las dos culturas, aunque debe decirse que de las tres principales (entre otras muchas), porque los afrodescendientes aquí estuvieron y están, con sus importantes raíces, formando parte de “este nosotros”, diverso y plural del presente. Reconocer nuestro mestizaje no puede tampoco hacernos olvidar que siguen presentes los herederos directos de los habitantes originales de América: las personas que aquí desarrollaron civilizaciones y culturas anteriores a la conquista, cuyos descendientes continúan aún invisibilizados, negados, privados de sus propiedades y asesinados, sin que muchas veces los tribunales señalen culpables.

En el presente, la mayor resistencia ante este pasado y, al mismo tiempo, la más grande reconciliación, es aceptar en toda su complejidad contradictoria, con todos sus claroscuros, incluidas las injusticias y violencias, esa historia que nos concibió de nuevo a partir de un 12 de octubre, y reparar, en lo posible, sus deudas.

12 de octubre de 2024

UCR. La investigación de las universidades públicas demostró por qué es el pilar de la innovación del país

Semana Universitaria de Vinculación para el Desarrollo

Con una serie de actividades diversas, estas cinco instituciones exhibieron la colaboración que existe entre su comunidad científica y los sectores productivos para generar soluciones innovadoras

Semana Universitaria de Vinculación para el Desarrollo, del 23 al 27 de setiembre

Una semana completa para reflexionar y exponer las posibilidades que ofrecen las cinco universidades públicas culminó este viernes 27 de setiembre en la Ciudad de la Investigación de la Universidad de Costa Rica (UCR), situada en la Finca 2 de la Sede Rodrigo Facio. Esta se compuso de una serie de actividades que se realizaron en el marco de la Semana Universitaria de Vinculación para el Desarrollo, la cual inició el pasado lunes 23 de setiembre, y que contó con participantes de El Salvador, Guatemala, Honduras, Panama, Colombia, Mexico, Chile, Argentina, España y Costa Rica.

Este evento ofreció a las personas inscritas en los diferentes eventos un espacio para la reflexión sobre nuevos paradigmas en la investigación y la extensión universitaria, a fin de facilitar el desarrollo de mecanismos que unan esfuerzos en temas como innovación, emprendimiento y transferencia de conocimiento.

Dentro de las actividades destacaron el Intercambio de experiencias y la exhibición de proyectos del Programa Hélice UCR, una iniciativa que ha fortalecido el trabajo colaborativo entre la comunidad científica de la Universidad de Costa Rica (UCR) y diversos sectores productivos, auspiciada por la Agencia de Cooperación Internacional de Corea (Koica) y la Universidad de Corea. Este programa genera condiciones necesarias para el desarrollo de emprendimientos basados en el conocimiento generado dentro de la Universidad

La sinergia de unir el potencial universitario con el emprendedurismo

Además, se presentaron 20 proyectos de la modalidad universidad – sector externo, de los cuales se han beneficiado 22 empresas a través de la participación de 81 personas investigadoras de la UCR. También se mostraron 18 proyectos bajo la modalidad de Spin-Off, los cuales han apoyado 18 iniciativas lideradas por estudiantes, personas investigadoras o externas a la Universidad, a partir de la propiedad intelectual desarrollada dentro de la institución.

Ambas actividades incluyeron exhibiciones de los proyectos y charlas diarias donde se compartieron las experiencias de la UCR en la implementación de estas modalidades desde su personal de investigación y el vínculo con el emprendedurismo.

Otro evento destacado fue el Segundo Encuentro Regional Centroamericano de Innovación, Emprendimiento y Transferencia de Conocimiento, cuyo objetivo fue promover la colaboración entre las universidades de la región para conformar una red que gestione la innovación y el emprendimiento. Este espacio permitió compartir buenas prácticas, lecciones aprendidas y desafíos en la vinculación con los sectores socioproductivos.

Asimismo, la semana incluyó el 11° Congreso Internacional de la Red Alcue: Universidad Empresa, que reunió a expertos de Latinoamérica especializados en la conexión entre universidades y sectores productivos. Un eje central de este congreso fue la bioeconomía, una disciplina que ofrece soluciones sostenibles para desafíos globales como el cambio climático y la escasez de alimentos.

La Semana Universitaria de Vinculación para el Desarrollo fue liderada por la Subcomisión NEXO Universidad-Sector Socioproductivo del Consejo Nacional de Rectores de Costa Rica (Conare), en alianza con las cinco universidades públicas del país: la UCR, el Tecnológico de Costa Rica (TEC), la Universidad Técnica Nacional (UTN), la Universidad Estatal a Distancia (UNED) y la Universidad Nacional (UNA), junto con el Consejo Superior Universitario Centroamericano (Csuca), la Red Universidad-Empresa ALCUE, la Unión de Universidades de América Latina y el Caribe (Udualc) y otros aliados estratégicos como la Asociación Latino-Iberoamericana de Gestión Tecnológica y de la Innovación (Altec) y Koica

 
Nelson Brenes Mejía
Periodista y productor audiovisual de la Vicerrectoría de Investigación, UCR
 
Pablo Mora Vargas
Periodista Oficina de Comunicación Institucional, UCR

Doctor: ¿Para qué?

Por Memo Acuña. Sociólogo y escritor costarricense.

Un reducido grupo de personas que me conocen, saben la posición que sostengo sobre los títulos académicos. Incluso este año, haber alcanzado el doctorado en Ciencias Sociales en la Universidad Nacional en Costa Rica, me ha permitido confirmar por mucho y de lejos lo que pienso acerca de tales pergaminos.

No se confundan, por favor, con esta introducción. Valoro el esfuerzo individual y familiar de quien se lanza a la aventura de formarse al más alto nivel. Yo mismo he sentido en mi cuerpo y mi alma haber transitado un camino que me llevó a la consecución de mis estudios de posgrado. Valoro en todo sentido mi esfuerzo.

Sin embargo, sigo pensando que un título no es determinante para definir quién soy. Otras cosas, varias, me identifican y me acercan más a mí.

Es posible que en el lugar donde trabajo (la Universidad Nacional) esto que acabo de plantear sea una paradoja, un sinsentido. Es que en el sistema de casta académica que nos rige, ese “honor” titular da cierta comodidad, posición, legitimidad, aspectos en los que por cierto siempre estaré en desacuerdo. Abrazo más el saber que da la ancestralidad, la verdad de la oralidad centenaria, el germen luz de la palabra, el trazo horizontal de las verdaderas comunidades sin apellidos.

Posiblemente habrá quien quiera conversar conmigo sobre este tema. Claro: un café espera. Más no la descalificación ni los intentos por minimizar los argumentos que expongo.

Así como desapruebo los altares a los ejercicios de poder mal construidos, también me distancio de, quiénes teniendo un alto título académico, rozan la inhumanidad y la indiferencia en su vida cotidiana. Lo he dicho ya: autoridades reconocidas en su auténtico valor, solo en las comunidades originarias.

Me he preguntado en estos meses posteriores a mi defensa doctoral por qué pienso y, sobre todo siento (que para mí en este mundo actual es más importante que cualquier cosa) estas ideas acerca de la academia.

Pienso que mi tesis doctoral, la que me definió en mi subjetividad, se escribió mucho antes que le diera forma a la que presenté en marzo anterior. Se empezó a tejer una mañana de 2019 en el Río Suchiate, fronterizo entre Guatemala y México, en la que junto con colegas de la poesía centroamericana hicimos el viaje entre un país y otro. Ver, oler, pero sobre todo sentir lo que sentí ese día me hizo, si me permiten el termino, una persona más sabia.

Entonces sabiduría y conocimiento, que pueden ser complementarios, me han acompañado como paradoja durante todos estos años. Pienso en que justamente han sido los años donde mayor producción literaria he alcanzado, sin dejar de lado la reflexión académica, que ha estado allí.

Porque en el mundo académico hay que producir, para legitimarse. Para ser. En mi caso, la legitimación ha venido de un espacio de reconocimiento más íntegro y honesto, desde mi punto de vista: me la han dado cientos de niños y niñas de escuelas en varios países de Latinoamérica a los que les he llevado mi poesía. Allí, en esos momentos de absoluta libertad, siento que ha valido la pena ser quien ahora, con los años, he decidido ser.

Mi tesis, mi propuesta con la que quisiera ser recordado siempre, fue el ensayo sobre las movilidades humanas centroamericanas escrito entre 2018 y 2019. Ahí se resume lo que soy, pienso y siento. Premio aparte (que tampoco fue y ha sido determinante para mí) ese texto es el más emotivo y por consiguiente verdadero que he escrito en mi vida.

Lo que ocurre, con total honestidad, es que me he percatado que mi proyecto profesional se ha inclinado más al sentir que al mostrar que sé.

“Otros hagan el gran poema”, dice el poeta mexicano José Emilio Pacheco. Lo aplico entonces para otra dimensiones del conocimiento.

Hace poco solicité corregir un acta de una defensa de tesis en la que cumplí labores de director: “corrija- dije- soy Doctor y no máster” …. La verdad es que tardé varios días percatándome de que había traicionado mi pensamiento, mi práctica política (porque si, la principal práctica política es la que inicia desde adentro) y mi postura. En realidad, para mí no es determinante si aparezco de una forma o de otra.

Es probable que a partir de ahora y permanentemente me enfrente a esta contradicción que soy ahora. Pero pregunto: ¿quién no tiene su propias preguntas, contradicciones e incertidumbres?

De nuevo, abrazo a aquellos que con mucho esfuerzo (como yo) alcanzaron sus más grandes logros académicos traducidos en un título del más alto nivel. En un gesto de total ternura y honestidad con mi subjetividad, me abrazo fuerte.

Sigo pensando que mi camino está en otras trincheras: el arte, el espacio para crear y transformar desde sus latitudes. Es desde ese lugar lleno de color y luz que elegí seguir accionando, percutiendo, apalabrando.

Pienso que nuestras universidades, nuestras comunidades, el país, el mundo, requieren urgentemente un “cambio de corriente” que ayude a mirar con otros ojos, pero sobre todo desde el corazón y desde el alma.

Para mí allí radica el verdadero proyecto de vida que en mi caso me hace pleno, vital, pero sobre todas las cosas, libre.

UCR ¡Ingenio, ciencia y tecnología destacan en el Robotifest 2024!

El Robotifest 2024 está abierto al público en general, la inscripción se mantendrá abierta desde el 6 de mayo hasta el 30 de setiembre (foto: Archivo OCI).

Convocatoria abierta para niñas, niños, colegiales y universitarios

Las personas amantes de la tecnología, de la robótica y de la ciencia tendrán la oportunidad de poner a prueba sus conocimientos, así como de fortalecer sus habilidades en estas áreas, en el Robotifest UCR 2024.

La Escuela de Ingeniería Industrial de la UCR abrió la convocatoria para uno de los encuentros científico- tecnológicos más importantes del país y de la región centroamericana. Se trata de la inscripción para el Robotifest 2024, la cual se mantendrá abierta desde el 6 de mayo del 2024 hasta el 30 de setiembre, en la página: http://eii.ucr.ac.cr/robotifest/robotifest.html

El lanzamiento oficial del Robotifest 2024 se llevará a cabo el próximo lunes 6 de mayo en la Sede Interuniversitaria de Alajuela y es abierto al público en general. Durante este espacio los participantes podrán conocer los desafíos de la competencia, y realizar un recorrido por los laboratorios de automatización y robótica industrial.

De esta forma, durante el Robotifest 2024, niñas y niños y personas jóvenes de todo el país, tendrán la oportunidad de explotar al máximo su potencial creativo y de presentar sus proyectos y soluciones tecnológicas para afrontar distintas problemáticas que impactan nuestra vida diaria.

En el marco de gran festival científico- tecnológico, las personas participantes también recibirán capacitaciones, talleres y charlas sobre tecnología en general y tecnologías disruptivas de la industria 4.0 (Internet de las cosas, Inteligencia Artificial, Análisis predictivo, Tecnología Aeroespacial, Robótica Educativa, entre otras), las cuales les ayudarán a robustecer sus proyectos e iniciativas de innovación.

El evento se llevará a cabo de forma bimodal, es decir tendrá actividades virtuales, pero también presenciales, y contará con nueve categorías de participación: Proyectos abiertos, Póster científico, Nao V6 con Choregraphe y Nao Python, Autómatas, Forecasthon, Factory Simulation Game, Reto Aerospacial- Misión Lunar y IoT&AI.

La Ing. Natalia Ureña Pérez, una de las investigadoras a cargo de Robotifest 2024 explicó que la iniciativa pretende democratizar el acceso al conocimiento de la ciencia, la tecnología y la robótica.

Por medio de retos, charlas y talleres, las personas participantes del Robotifest 2024 podrán fortalecer sus habilidades y conocimientos sobre robótica, ciencia y tecnología (foto: Archivo OCI).

En el caso de la categoría “Proyectos abiertos”, los competidores deberán proponer un proyecto que brinde solución a un problema relevante, con un prototipo innovador, viable y funcional con aplicaciones de automatización, autonomización y/o robótica. En la de “Póster Científico” se debe presentar una propuesta que muestre cómo un problema de investigación ha sido abordado con un método científico y sus resultados analizados de forma sistemática y con replicabilidad.

Por otra parte, las categorías de Nao V6 con Choregraphe y Nao Python consisten en desafíos de programación en diferentes niveles de complejidad para conseguir que el Robot humanoide NAO logre ejecutar los retos propuestos. Mientras que la categoría de Autómatas consiste en presentar una propuesta artística con elementos de automatización.

En cuanto a la categoría de Forecasthon, se trata de un desafío de análisis de datos para lograr proponer la optimización de niveles de inventario aplicando técnicas de pronósticos. Mientras que en el caso de Factory Simulation Game, consiste en una plataforma de simulación virtual, en donde los equipos deben interactuar y tomar decisiones para optimizar los resultados competitivos de una cadena de abastecimiento situada en el contexto de una fábrica real.

Por último, la categoría de Reto Aeroespacial-Misión Lunar consiste en la creación de un rover capaz de moverse en la Luna que debe cumplir los desafíos propuestos de movimiento y ejecución de tareas específicas después del alunizaje. Y el desafío IoT&AI se basa en construir un producto mínimo viable que utilice Internet de las cosas y/o Inteligencia Artificial para resolver problemas reales.

El Robotifest 2024, es parte de los aportes sustanciales de la Universidad de Costa Rica al país, en materia de desarrollo e impulso de la ciencia y la innovación. Este proyecto promueve el acceso equitativo al conocimiento de las aplicaciones robóticas y de los sistemas inteligentes de la cuarta revolución de la industria, así como la aplicación de la ciencia y la tecnología desde un enfoque social, que contribuya al mejoramiento de la calidad de vida de los costarricenses.

Para más información sobre este proyecto de acción social puede visitar la página: https://www.facebook.com/RobotiFestUCR

Tatiana Carmona Rizo
Periodista, Oficina de Comunicación Institucional, UCR

UCR, Voz experta: El acceso abierto al conocimiento, un movimiento contra la desigualdad

Andrea Marín Campos. Socióloga y Gestora de Calidad de la Vicerrectoría de Investigación

Conmemoración de la Semana Internacional del Acceso Abierto

Una reflexión respecto a dos movimientos que se han convertido en herramientas, para visibilizar la problemática de la desigualdad en el acceso a la información: el acceso abierto y la ciencia abierta

A propósito de la Semana Internacional del Acceso Abierto, en este espacio se hace una reflexión respecto a dos movimientos que se han convertido en herramientas para visibilizar la problemática de la desigualdad en el acceso a la información: el acceso abierto y la ciencia abierta. Y sobre cómo ambos movimientos deben estar presentes en la gestión del conocimiento de la Universidad.

El concepto de acceso abierto (AA) comenzó a acuñarse con la Declaración de Budapest el 14 de febrero del 2002, con la idea de promover el acceso a la información digital para todas las personas de forma gratuita, y al uso de esta sin ningún tipo de restricción legal, tecnológica o económica.

Es decir, que esa información (documentos de texto, bases de datos, multimedia, audio, vídeo, imágenes, software, entre otros) pueda leerse, descargarse, copiarse y distribuirse de forma libre.

Aunque podría hablarse de que antes de este momento, ya venían desarrollándose movimientos alrededor del mundo que impulsaban esta idea. Hoy en día, más de 20 años después, el movimiento se ha fortalecido, principalmente desde la región Latinoamericana, que ha sido una de las grandes impulsoras y asumió la bandera de su promoción, en aras de buscar ese acceso libre a la información y hacer visible los grandes aportes a la ciencia que esta región realiza.

Este concepto surge, en alguna medida, para hacer frente a la problemática surgida del negocio de las grandes casas editoriales, que generan miles de millones de dólares de ganancias al año, vendiendo la producción generada y condicionando el acceso mediante el pago de una suscripción.

Con la aparición del movimiento AA, si bien se han realizado aportes para evitar que esa situación se dé y se ha visibilizado la importancia de los recursos, desde las mismas instituciones productoras de conocimiento, para disponer de esa producción de forma libre.

Por ejemplo, con la promoción de repositorios institucionales o incentivando la publicación en revistas de AA, el mercado también ha querido hacerse participe y no perder, buscando modelos en el que liberan del pago al usuario final del documento, pero direccionan ese pago a la persona autora o bien a la institución (que ya había financiado la investigación), lo que desvirtúa el espíritu del concepto y condiciona igualmente el acceso a la posibilidad de que alguien en la cadena pague por ello.

En consideración a lo anterior, se vuelve visible que la transferencia del conocimiento tiene un problema de desigualdad. Mencionar el tema de la transferencia del conocimiento no significa que se considere que la publicación o el artículo científico sea la única forma de generar conocimiento y difundirlo.

Se reconoce en ella ese valor, pero también habita en espacios de encuentros con comunidades, grupos de trabajo o técnicos, exposiciones, simulaciones y diversas actividades de intercambio. Es en este punto en el que es preciso comenzar a hablar del movimiento de ciencia abierta, que involucra estas otras formas de difusión y divulgación científica.

Con este movimiento se busca igualmente la apertura, pero más allá de la publicación científica de todo el proceso y sus resultados, es decir, de la investigación, desde los métodos, los datos y ante todo los beneficios, para que de esta forma la ciencia esté al alcance de la sociedad, posibilitando su participación en la producción del conocimiento.

Pero, ¿cómo concebir estos dos conceptos a lo interno de la gestión de instituciones generadoras de conocimiento como las universidades?

En el caso de la Universidad de Costa Rica, es una parte fundamental entender que su gestión sustantiva tiene como razón de ser atender las necesidades de la sociedad, en el marco de la docencia, la acción social y la investigación.

Esto hace que la institución esté inmersa en el día a día de las comunidades, en las que las aulas, los laboratorios y las bibliotecas no siempre llegan de forma física, sino en la gestión de investigaciones y sus resultados, así como de las personas que conforman a la comunidad académica, para servir en una dinámica distinta a la que puede contarse desde un artículo científico, pero igualmente vital para la transferencia del conocimiento y haciéndolo más democrático.

Sin duda, teniendo claro este panorama de la actividad de la Universidad, estos dos movimientos son claves para los procesos de gestión del conocimiento, y son impulsores de una cultura más justa y equitativa para acceder a ese saber.

Pero es necesario que se entienda que estas prácticas no son casuísticas, deben ser también acciones consecuentes a un plan que conciba la variedad de las disciplinas, el quehacer científico, y la multilingüe actividad de difusión y divulgación.

Además, se debe buscar promover el AA de forma pertinente en el tiempo, el recurso, la infraestructura y el alcance; es decir, que no tenga que esperar resoluciones de embargo de años, pagos exorbitantes, espacios deficientes y dispuestos para ciertos grupos.

Resulta fundamental que estas acciones surjan sustentadas en el objetivo mismo: dar acceso al conocimiento, pero también que sean guiadas por políticas institucionales que promocionen la ciencia abierta, y acompañen su gestión en la docencia, la acción social y la investigación.

A todas luces se describe como una tarea compleja, sin lugar a dudas lo es, en el entendido que debe darse en convergencia con todos los actores claves a lo interno de las instituciones, considerando la normativa institucional; la infraestructura de espacios para disponer de la información y que garantice su preservación, seguridad, trazabilidad y acceso; el recurso humano con conocimiento en temas técnicos y legales; las instancias administrativas que brindan apoyos; y la comunidad universitaria o externa a ella que en su demanda de información, y en su participación de los procesos, valida y fortalece el sistema.

Asimismo, se requiere de un trabajo en concordancia con los movimientos internacionales que promuevan las mejores prácticas, y fortalezcan la visión y necesidad de indicadores y modelos de evaluación ajustados a este contexto.

El acceso y la ciencia abierta deben ser vistos como principios de la gestión, y como herramientas para disminuir las desigualdades que se permean en las sociedades y debilitan el desarrollo.

 

Andrea Marín Campos
Socióloga y Gestora de Calidad de la Vicerrectoría de Investigación, UCR

Desprendámonos de la sociedad del desatino

Lorena Rodríguez. Filóloga, máster en lingüística y en educación.

Mucho hemos escuchado la frase: “cada pueblo tiene el gobierno que se merece”, sin embargo, me atrevo a replantearla así: “en cada época, los pueblos tendrán el gobierno propio de su momento histórico”.

Ajenos, como solemos estar la enorme mayoría de los ciudadanos, de los constructos y los grandes movimientos sociológicos generadores de cambio, especularé un poco al respecto. En Costa Rica, hoy, en pleno siglo XXI, momento hacia el que se dirigían anhelantes nuestras miradas desamparadas de la centuria anterior, después de haberse desangrado en dos penosas guerras mundiales, enormes conflictos políticos e impensables cambios socioeconómicos, fue como llegamos a una meseta colmada de desatinos, y en el caso que me ocupa, tal desatino desembocó en la elección del actual gobierno. Es entonces cuando delibero sobre una época en la que tenemos un grupo gobernante propio de este momento histórico, un momento y un lugar en el cual nos encontramos en el desamparo ideológico, hijo, no solo de la demagogia sino de lo que bien se ha denominado por los estudiosos “el ilusionismo mental”, nefasto para cualquier sociedad.

Hemos hecho oídos sordos, a través de muchos años, de profesionales de alto nivel que han hecho gala de su claro menosprecio hacia temas éticos fundamentales y nos hemos reído de ello, como si se tratara de una comedia que se acaba al caer el telón.

Hemos sido testigos de la caída libre del crecimiento intelectual por generaciones, las cuales han crecido y se han desarrollado sin la dirección exacta de una auténtica formación en el campo del saber como tal, engreídas todas por la posesión de una cantidad cada vez más abrumadora de simple información. El conocimiento, al cual se accede por el duro camino de la reflexión y la profundización de las cuestiones fundamentales y decisivas de la vida, ha sido sustituido por la instrucción y el entusiasmo por la expresión personal que los convierten en verdaderos intrusos en el campo del discernimiento, y se lanzan, cual aves enceguecidas y empoderadas, al vacío. Hoy obtenemos una clase gobernante a la medida de nuestras banalidades.

Producto de este declive bochornoso en la formación ética y religiosa, jóvenes y no tanto, se adueñan de las redes sociales que, cual serpiente que se come la cola, es fuente y receptáculo de incontables despropósitos. Ahí declaran todo tipo de opiniones con fuertes deficiencias de conocimiento histórico, económico y político, aferrados a una intuición espontánea e instintiva, creyéndose dueños de un poder que en realidad no tienen y sin reconocerse víctimas de una manipulación continuada. De esta manera, se construyen argumentaciones falaces, aceptadas y repetidas por otros, incapaces de reconocerlas; se normalizan las conductas inmorales por una supuesta existencia común; se copian y se reproducen escenarios delictivos al ser presentados como resultado de pensamientos audaces y voluntades férreas; se aborrece a los intensos que muevan a la reflexión y a todo escrutinio que requiera tiempo y dedicación, ya que “después de la pandemia”, lo que antes era pereza, hoy es “espacio personal”.

Entonces, ¿qué esperar de unos gobernantes cuyas ocurrencias son aclamadas por una multitud de frívolos, cuya triste estulticia es producto directo del descuido intelectual de sus mayores? ¿Qué esperar de quienes, por miedo al micrófono, lo ceden a quien, por sus años de experiencia usándolo, se adueña, a su vez, de una voz que hace resonar como LA voz? No, muy triste, pero debo subrayar que este es el resultado de décadas de abandono en la educación, de intentos fallidos y replanteamientos a través de los cuáles se introdujeron cambios interesantes como el estudio de la Lógica (la cual pocos entendieron), para luego eliminarlos. Hoy, ya exhaustos, nos abandonamos a programas foráneos que buscan la construcción de una identidad multinacional, cuando en realidad significa borrar los Estudios Sociales y la Cívica, sendos pilares de la significación y el cuidado de lo nuestro.

Todo esto se trata, pues, de una culpa colectiva y, por lo tanto, no existen inocentes.

Los que estamos no podemos decir que no hemos estado y, para no faltar a la verdad, debo decir que también muchos dilectos costarricenses se han alejado de nuestras fronteras por estas y otras razones. Gran parte de ellos han forjado carreras exitosas en el extranjero, producto en su mayoría de una universidad sencilla, nacida del regazo de Santo Tomás y que ha ido creciendo vigorosa, para situarse entre las mejores de Latinoamérica: la Universidad de Costa Rica. Ahora, estos necios descendientes del infortunio, hijos de la inmediatez y hoy llegados al poder, buscan cercenarla. En la búsqueda de nuevos horizontes, sin embargo otros que también se fueron y volvieron, no vieron nuestra gloria, sino que aprendieron a despreciar la robustez de una democracia que, fácilmente, puede declararse descendiente dilecta de la época de oro de Pericles, a quien debemos la frase “Decídanse, porque la felicidad depende de ser libres y la libertad depende de ser valientes”. Entiendo que, en estos momentos, hasta citar esta frase resulte peligroso. Sin el debido entendimiento, cualquiera puede adueñarse de ella para justificar sus desatinos y disfrazarlos de valentía, por eso, ojo, compatriotas, el camino fácil nunca conduce a buenos lugares. Es hora de ponerse serios para que la comodidad de nuestros sitios de trabajo y de nuestros hogares no se convierta en los asientos de platea desde los cuales observamos cómo nuestra institucionalidad y nuestros derechos son lanzados a los leones por una simple señal del dedo pulgar desde la silla presidencial.

Imagen: culturacolectiva.com

De los equívocos, falsas percepciones y medias verdades

COLUMNA LIBERTARIOS Y LIBERTICIDAS (18)

Tercera época

Rogelio Cedeño Castro, sociólogo y escritor costarricense

Una parte considerable de lo que nosotros asumimos y aceptamos como un conjunto de verdades, al parecer incontrastables, no pasa de ser algo más que una colección de “verdades-mentiras” a medias, de equívocas percepciones nuestras interiorizadas o de terceros que persisten en el error, sin dejar por fuera las mentiras strictu sensu no necesariamente intencionales que terminamos aceptando, hace ya mucho tiempo sin razón aparente alguna. Lo peor de todo, es que muy poca gente se detiene siquiera por un instante a reflexionar sobre tan delicado asunto: una actitud que puede poner en riesgo nuestras vidas e integridad.

La invasión masiva de las tecnologías digitales ha empobrecido el ámbito cognitivo de los habitantes de la “aldea global” en que nos hemos convertido, esa entidad que anticipó el filósofo canadiense Marshall McLuhan, quien le dio ese calificativo durante la primera mitad del siglo anterior, aunque no es sino ahora cuando se la encuentra instalada y desplegada en todos sus alcances, dentro del escenario histórico del siglo XXI que avanza aceleradamente, y en cuya tercera década nos internamos, casi sin darnos cuenta. El desplazamiento de la lectura a profundidad (propia de los libros y publicaciones periódicas impresas) por las lecturas apresuradas y superficiales, tanto como de la asunción, casi como un artículo de fe, de todo o casi todo lo dicho, a partir o al lado de las imágenes filmadas transmitidas por los incontables medios electrónicos, algo que ha terminado por traernos problemas adicionales a los ya planteados líneas atrás, pues se ha venido intensificando, de muchas maneras, el tema de la confiabilidad de la información que recibimos y los serios problemas que nos plantea la elaboración de conocimiento, a partir de esos materiales informativos que literalmente nos asedian y que se introducen en nuestros hogares. Nuestra proclividad al error, o a la falsa percepción de determinados acontecimientos o hechos históricos u otros, se encargan de hacer lo suyo, lo que puede llevarnos a sumirnos en el error durante décadas o a lo largo de una existencia entera.

Los temas históricos y muchos otros, son tratados con suma ligereza e imprecisión en los medios masivos de (in)comunicación social, un hecho social que da lugar a que se conviertan en un componente esencial de ese universo o conjunto de verdades que no lo son tanto, sobre todo en la medida en que podamos investigar y tener acceso a una batería más amplia de fuentes de información.

El culto a la destructividad, como una especie de deidad sanguinaria a la que somos tan proclives los seres humanos, nos lleva a situar a las guerras y a los eventos bélicos de toda clase como un elemento central de nuestra vida social, como algo digno de admiración que recibe el más alto número de menciones en los medios masivos, pero a pesar de toda esta exaltación de la muerte violenta y de la destrucción en gran escala, también tendemos a confundir y a tergiversar las motivaciones de los protagonistas de un conflicto armado, asumiendo los relatos y narraciones folletinescas de primera mano, como si en realidad fueran la expresión de la verdad histórica, o siquiera un intento de aproximarse a ella. Podemos pasar una vida entera creyendo y repitiendo un relato falso de un hecho determinado, para encontrarnos con la sorpresa de que no ocurrió de la manera que habíamos pensado, ni tampoco las motivaciones de los protagonistas eran las que se repitieron hasta la saciedad durante décadas e incluso centurias.

El tema de las materias primas fue el que precipitó al Japón en la Segunda Guerra Mundial, al cerrarle los estadounidenses el acceso a las fuentes de hidrocarburos, verdadero talón de Aquiles del Imperio del Sol Naciente. La crisis noruega que desencadenó la invasión alemana de ese país, durante el mes de abril de 1940, tuvo como detonante una expedición francoinglesa para ocupar el puerto de Trondheim, en el norte de Noruega, esencial para el abastecimiento de hierro destinado a la industria alemana y supuso una fuerte confrontación entre ambos bandos, la que se saldó con la ocupación de ese país por la fuerzas de la Wehrmacht. Como un ejemplo de las percepciones erróneas que solemos asumir, recuerdo que en mi caso siempre pensé que el bombardeo germano del puerto holandés de Rotterdam, ejecutado en mayo de 1940, había supuesto un empleo a fondo de la aviación alemana (la Luftwaffe), cuando en realidad lo sucedido fue que “Cinco días después del inicio de la ofensiva, el 15 (de mayo de 1940), el ejército holandés capituló. La Luftwaffe recibió la noticia con veinte minutos de retraso y, aunque intentó detener el bombardeo sobre Rotterdam del kampfgeschwader 54-56° Grupo de Bombardeo- una de las formaciones no recibió la orden y descargó sus bombas sobre la ciudad, destruyéndola casi por completo. La táctica aérea de aniquilamiento de objetivos civiles, que los alemanes habían practicado por primera vez en la localidad de Gernika, durante la Guerra Civil Española, daba sus frutos” (Canales y Del Rey LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL página 95). Nos preguntamos entonces ¿qué habría pasado si ese bombardeo no hubiese sido el resultado de un error, de una orden no recibida a tiempo?

Para justificar sus crímenes el colonialismo europeo asentó en las conciencias de nuestros ancestros, para el caso de nuestra área continental, y en el de las sucesivas generaciones que nos antecedieron una serie de ideas-fuerza, las que resultaron ser a lo sumo unas versiones interesadas de una serie de acontecimientos históricos, mal conocidos e incluso ignorados. Fue así como muchos terminaron haciendo suya la idea de una presunta superioridad cultural de los invasores europeos en relación con las civilizaciones autóctonas de esta parte del mundo, cosa que ha sido desmentida con abundantes datos y nuevos enfoques acerca del tema. Los trabajos recientes de historiadores contemporáneos, como es el caso del mexicano Pedro Salmerón Sanginés, quien en su obra más reciente LA BATALLA POR TENOCHTITLÁN (Fondo de Cultura Económica México 2021), destaca el hecho de que “La “conquista de México” se nos presenta como una de las más grandes hazañas militares de la historia, puesto que 400 individuos y su esforzado capitán sojuzgaron a un poderoso y floreciente imperio. Se nos presenta como el triunfo de la modernidad sobre el atraso, pues fueron las armas, la ciencia y la cultura política modernas las que permitieron esta asombrosa victoria. Se nos presenta como un momento clave en la primera modernización del capitalismo. También se nos presenta como un brutal genocidio. Como la destrucción de una alta cultura por el mero afán de lucro y dominio, En fin, se nos presenta como el traumático origen de la nación mexicana y de nuestro ser mestizo, pletórico de insuficiencias, accidental… ¿Es cierto todo eso? En realidad, casi ninguna de esas afirmaciones se sustenta en los hechos políticos, militares, sociales y epidemiológicos ocurridos en una parte de lo que hoy es México de 1519 a 1521. De hecho, hasta el término “conquista de México” es discutible. Este libro tratará de explicarlo” (Contraportada opus cit). Este autor nos demuestra que hubo batallas que nunca ocurrieron o resultaron ser inverosímiles, Hernán Cortés jamás quemó las naves y la “noche triste” sólo lo fue para este aventurero español y para sus aliados. Es hora de descolonizar nuestro pensamiento.

La rapidez con la que pueblos originarios de este continente aprendieron las formas europeas de hacer la guerra, llegando a derrotar a los llamados conquistadores en numerosas batallas, es aplicable también para los actuales territorios de Perú, Argentina y Chile. La rebelión de Manco Inca, a partir de 1536, es una demostración de ese rápido aprendizaje que se puso de manifiesto durante el largo asedio impuesto por este inca a la vieja capital imperial, que estaba entonces en manos de los hermanos Pizarro, cuando sus soldados pusieron trampas a los caballos y aprendieron a usar las espadas y armaduras, esa lucha fue continuada por los otros incas de Vilcabamba hasta la década de 1570, por lo que al igual que en México, esa fue una “conquista” jamás concluida. Por su parte, los mapuches -esas maravillosas gentes de la tierra- derrotaron sucesivamente a los españoles en 1553 y en 1598, haciendo ya uso del caballo y de otras tácticas europeas de guerra, llegando a obligar a las autoridades españolas a reconocer la soberanía de su estado o Wallmapu, en el actual sur argentino y chileno, durante más de 250 años. Los que desconocieron esa soberanía fueron los estados nacionales de Chile y Argentina, surgidos después de la separación de España, quienes en la década de 1880 los despojaron de sus tierras ancestrales, esas extensiones por las que siguen luchando en este tiempo histórico. Ni vieron a los europeos como “dioses”, o rápidamente descubrieron el engaño descartando algunas falsas percepciones iniciales a propósito de Viracocha o Quetzalcóatl, ni se hicieron fantasías sobre la naturaleza del caballo, ni tampoco con el arcabuz y las armas de hierro, hicieron un aprendizaje en un tiempo récord y emprendieron el largo camino en defensa de su libertad y de la naturaleza de este continente, al que llamaron Abyaya.

Lanzan App educativa para el aprendizaje sobre abejas

El Centro de Investigaciones Apícolas Tropicales de la Universidad Nacional (Cinat-UNA), con el apoyo del Programa de Pequeñas Donaciones del GEF implementado por el Programa de Desarrollo de las Naciones Unidas, lanzan la APP «Abejas en mi jardín» que consta de juegos y actividades con el objetivo de que los niños aprendan sobre las abejas mientras se divierten. 

Es un hecho: las abejas están desapareciendo y con ello se pone en riesgo la biodiversidad y la vida en el planeta. Estos insectos son responsables de polinizar gran parte de la flora silvestre y más del 70% de frutas y verduras que consumen tanto humanos como animales. Existe poca conciencia sobre este problema y el Cinat-UNA desea permearlo desde las edades más tempranas de la población. 

Según Paola Hernández, coordinadora del proyecto, al revisar el uso de la temática de abejas en centros educativos, gran parte se concentra en certámenes de deletreo como los BeeSpelling, solo se utilizan a la abeja Apis Mellífera, sin abarcar la variedad y aportes de las abejas nativas sin aguijón. “La importancia que tienen ellas para la seguridad alimentaria y los desafíos que enfrentan estos insectos, son temas a veces complejos que requieren dinámicas diferenciadoras para permear el aprendizaje en menores de edad, además, es importante reconocer el alcance que se puede obtener el hacer uso de las tecnologías de la información, pues es tan fácil como solo descargar la App en un dispositivo móvil o tableta desde cualquier parte del mundo”. 

La aplicación, disponible a partir de mañana 30 de setiembre, muestra a dos personajes: Apina que es una Apis y Asalia, las abejas conocidas como mariolas, quienes, mediante historias, explican en cada uno de los cuatro mini juegos aspectos de su morfología, sus aportes en la polinización, las principales amenazas y los productos que se pueden obtener con los derivados de las colmenas.

Hernández explicó, que durante el 2019, se realizó el primer prototipo de la aplicación con el apoyo de estudiantes de la Escuela de Informática de la UNA, sin embargo, no fue sino hasta el año siguiente cuando gracias a la ejecución del proyecto con el Programa de Pequeñas Donaciones del GEF para el fortalecimiento de las capacidades productivas en personas apicultoras, en conjunto con la Cámara Nacional de Fomento de la Apicultura, que se logró desarrollar esta App como parte del eje de educación y ambiente. Cabe destacar que la propuesta de la aplicación recibió ese año el primer lugar en la categoría Idea de innovación en el Concurso INNORACSA 2019 El Estado Innovando, organizado por la Radiográfica Costarricense (Racsa).

Se espera iniciar a partir de octubre un trabajo de aprendizaje interactivo y generación de material de apoyo docente con los 31 establecimientos Cen-Cinai de la región central occidente. 

La aplicación se puede descargar en forma gratuita y se encuentra disponible para dispositivos móviles con sistema operativo Android en la tienda de Google.

*** Para mayor información, comuníquese con Paola Hernández al 8845-4995 o con la Oficina de Comunicación de la UNA 8998-2182.

 

Compartido por UNA Comunicación.

Microconferencia: La utilidad de lo inútil por Nuccio Ordine en Málaga451

Ordine es filósofo y profesor de la Universidad de Calabria y caballero de la Legión de Honor Francesa. Su discurso sobre “la barbarie de lo útil” se basó en su tesis: Una contundente reivindicación de la cultura.

Este fue presentado en la tercera edición de Málaga 451: La noche de los libros. Un festival literario dedicado al mundo del libro en todas sus vertientes, encuentro entre autores, libreros, editores y lectores más importante del sur de España.

En su tesis, Ordine se manifiesta en contra del beneficio y considera que el conocimiento, la cultura y la lectura, que son inútiles para el capitalismo financiero, en realidad son la vacuna para la intolerancia, el autoritarismo y los fanatismos.

Durante su discurso el filósofo hace referencia a la construcción de muros en la sociedad que muestran lo inhumano de las personas y como estos son una forma de reducir la cultura.

Además, añade la necesidad de los libros y la cultura, saberes que se han considerado inútiles en la sociedad porque no producen ganancias, sin embargo, argumenta que son útiles para entender el presente y que la humanidad sea más humana.

A partir de lo anterior, toma como base los sistemas de enseñanza en los cuales suele verse como objetivo la obtención de un título. No obstante, él considera que son oportunidades para ser mejores y esos que estudian de manera autónoma y con razonamiento son los que superan los exámenes y tendrán mejores notas.

En concordancia con lo anterior, realiza una crítica a como el modelo materialista y de mercancía ha buscado instaurarse en los centros educativos. Y como en general en la sociedad cada elección, gesto y palabra tiene que ser run beneficio personal o desde una lógica autoritarita que exige el provecho material.

Este modelo materialista ha convertido todo ámbito en una relación empresa-cliente o crédito-deuda. Generando una vivencia en la dictadura del utilitarismo, en la que la pregunta principal a todo es: ¿para qué sirve?

Según esta idea, comprender el uso de un utensilio es más sencillo que comprender el arte, pues todo debe ser una mercancía.

Algunos de los ámbitos que el autor destaca son la enseñanza y el patrimonio artístico, que a nivel de política parece no tener valor, pues las raíces culturales que promueven no son importantes para este grupo.

De hecho, el no valorar ciertas carreras universitarias implicaría en años cercanos clausurar contratos de profesores o la pérdida de lenguas antiguas y de profesiones como la filología y paleología. Esto implicaría cerrar bibliotecas, museos, perder la reconstrucción de textos y documentos antiguos.

La crítica del autor se basa en que los recortes presupuestarios suelen comenzar en los ámbitos de educación, investigación científica, bibliotecas y en el arte. Desde la valoración de los encargados de la política los monumentos y obras de arte son valorados según su rentabilidad económica y no desde su base cultural y el papel en la formación de identidad.

Esta apreciación se basa en que todo ello es ajeno a los beneficios de lógica comercial, al no ser monetizado. Sin embargo, destaca que lo considero como “útil” a nivel social puede llegar a ser agobiante, ya que los seres humanos no solo llevan gestos vinculados con lo material, sino vinculado a lo espiritual.

El punto más destacado es que para Ordine estos “saberes inútiles” son necesarios para ser más humanos. La importancia cultural y artística es que colaboran en comprender al ser humanos con espíritu y no como robot.

El autor considera que:

  • La formación es un bien común no un egoísmo asfixiante.
  • Cultura es el antídoto contra la lógica dominante utilitarista y resistente a la dictadura del beneficio.
  • El dinero compra todo menos conocimiento.
  • La enseñanza pone en cuestionamiento las reglas del mercado. Solo el saber lo desafía.
  • La cultura enriquece y comparte.

Esta conferencia tiene una duración de 52 minutos. Desde SURCOS extendemos la invitación para que pueda observarla completa haciendo click aquí.

Compartido con SURCOS por José Manuel Arroyo Gutiérrez.