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Etiqueta: coronavirus

Honduras en llamas

Marlin Oscar Ávila

Cuando al menos la mitad de la institucionalidad catracha ha sido destruida y corrompida, todo el país se desploma y cae en pedazos. Nada funciona adecuadamente.

Los servicios básicos al público, incluyendo los privatizados, son sumamente ineficientes. Hospitales y clínicas privadas están cobrando hasta diez veces los precios, porque el gobierno no les controla, al contrario, funcionarios públicos se asocian a ellos. Frecuentemente la energía eléctrica, privatizada, no funciona, por ende, el internet, los celulares, todo esto privatizado, mantiene un deficiente servicio. En mucho, la industria y comercio apenas funciona horas si tienen instalada plantas generadoras privadas. El sistema educativo, ahora más dependiente (a distancia) de la energía eléctrica, consecuentemente, tampoco funciona casi en un 50 por ciento.

El sistema de salud, como el peor del continente, termina en un mar de lágrimas y un funeral inagotable, sin dejar un minuto de respiro. No se logra un manejo confiable del Coronavirus, aunque esta población de 9 millones acepte casa por cárcel para el resto del año y más allá. Se dan instrucciones desde comisiones políticas, más que técnicas, pero no se dice por cuánto tiempo, dada la inexistencia de una estrategia viable, apegada a la realidad. El gremio médico, quien a través de su colegio ha hecho propuestas adecuadas a las circunstancias, no ha sido escuchado por los políticos en el poder, aun cuando sigue luchando contra decisiones descabelladas, siendo otra víctima al frente de esa guerra global contra el Covid-19, pero sin herramientas de combate. Honduras dispone de escasa investigación científica, su recurso humano intelectual ha carecido de apoyo oficial en toda la historia y menos ahora.

Los partidos políticos, están entusiasmados haciendo campañas políticas para tomar el poder, pero sí lo ganan no sabrían qué hacer, pues su objetivo llega hasta allí: tomar el poder. Que Dios nos guarde, después, con los pleitos que se darán por beneficios a la clase política que gane.

La sabiduría popular no está lejos de saber esto. Sí lo deseado por más del 80 por ciento de la población en cuanto a que desde EUA saquen, extraditen, expulsen, les corten las ayudas externas, a la cúpula gobernante, sencillamente es porque no creen que la oposición nacional lo haga. Por eso, un significativo porcentaje de trabajadores y juventud emigra, aun sabiendo los altos riesgos que conlleva irse hacia el norte. Sí la oposición ha tenido 11 años sin lograr hacer un cambio estructural, ahora que han visto que Bolivia lo hizo en 11 meses, saben que ha habido más que un error o desinterés en la dirigencia de la oposición local para concretar el cambio a fondo exigido.

Decir esto, molesta a los que dicen ser de izquierda, pero el cuestionamiento lo dan los hechos y no las palabras. Desde luego, hay escasas excepciones en este asunto. Quién se atreve a levantar su voz crítica dentro de la oposición, se arriesga a ser linchado por sus correligionarios.

La gran pena es ese pueblo trabajador, marginado del sistema de salud pública, al cual le siguen robando hasta lo más elemental para su salud. Cuando fallece un ciudadano humilde, simplemente lo entierran en una fosa común.

Ya no podemos hablar de un «sistema de educación» puesto que hasta esto se le ha sobrecargado a los padres y madres de familia. A adultos con un promedio de educación formal de cuarto grado de primaria, sino es menor, con los efectos del año 2020. Sin acceso a medios electrónicos y sin internet, no digamos a una computadora que les cuesta más de un año de salario. La señal electrónica cubre un tercio de la zona rural, si hay fluido eléctrico. Una proporción elevada de municipios de tercera categoría viven a oscuras la mayoría del tiempo.

No existe duda alguna que este gobierno está manejado por una mafia de narcos, que el poder fáctico se ha beneficiado a lo grande, por lo que un cambio de poder a manos de una izquierda democrática popular (quien ganó las dos últimas elecciones, pero perdió por fraude), será muy difícil que obtenga el beneplácito del nuevo gobierno de EUA y de la banca, comercio e industria nacional con mayor influencia política actualmente.

Muchos analistas ven nuevamente la preparación de un nuevo fraude para noviembre del presente año.

Así que el futuro inmediato es incierto, tanto para los partidos progresistas. Irónicamente, el mismo gobernante, quien ahora solamente parece sostenerse en el poder de la cúpula militar y financiera nacional tiene seguro su futuro inmediato. Algunos analistas piensan que, al solo concluir su mandato, será extraditado por la Corte Suprema estadounidense.

 Este pueblo quiere ver, ansiosamente, lo que Joe Biden hará con el presidente Juan Orlando Hernández, líder de un cartel de drogas, según datos de la Corte de Nueva York.

Este pueblo ha resistido más de lo imaginable y aunque le sigan cerrando rutas de salida, seguirá tratando de escaparse, pues su barco está en llamas.

El gobierno de Biden: más allá de la multiculturalidad

El desajuste no es de raza, sino entre tener y no tener. La diferencia entre el 1% más rico y el otro 99% es terrible.
Jesse Jackson

Álvaro Vega Sánchez, sociólogo.

Después de la tragicomedia de Donald Trump en la casa blanca cualquier cambio merece ser celebrado, dirían algunos. Para otros, el optimismo alza vuelo con los cambios y rectificaciones anunciados por Joe Biden, como si se tratara de un presidente sin rostro imperial.

Recuerdo haberme acercado a un profesor para comentarle cómo el líder de los derechos de los negros, Jesse Jackson, celebraba con lágrimas el ascenso del primer presidente negro a la casa blanca, Barack Obama. Su comentario fue contundente: “Ninguna garantía, un negro con chofer en Estados Unidos se emblanquece”. Y una profesora de secundaria me compartía que un estudiante le comentó: “Profesora, qué bueno un presidente negro en Estados Unidos”, a lo que le respondió: “Ojalá que no tenga el hueso muy blanco”.

Por más que valoremos la multiculturalidad y la interculturalidad, con todo lo que significa de reivindicativo en el orden de los derechos humanos y culturales, el problema fundamental de los negros en Estados Unidos sigue siendo el acceso justo y equitativo a los recursos para una vida digna. Así lo constata el articulista David López quien, a propósito de una entrevista a Jesse Jackson, señaló: “La muerte de Floyd desató la tormenta, pero ha sido la crisis del coronavirus la que mejor ha expuesto la realidad en Estados Unidos. A pesar de ser solo el 13% de la población, los negros suponen el 30% de las muertes por COVID-19. Su falta de acceso al sistema de salud, su estilo de vida —las mujeres negras son las personas más obesas del país—, la mayor exposición por sus trabajos y su alarmante diferencia de recursos —una familia blanca tiene una riqueza media de 150.000 euros frente a los 15.000, 10 veces menos, de una negra— los convierte en los más vulnerables. “Hoy luchamos por la justicia económica, por la igualdad y por la paz”, me dice Jackson”[1].

En este aspecto, lleva razón el sociólogo Zygmunt Bauman al apuntar que el multiculturalismo, en el marco de la “tolerancia liberal” y a pesar del reconocimiento a la afirmación de las identidades diversas, “actúa como una refundición de desigualdades […] La fealdad moral de la privación de recursos se reencarna milagrosamente como la belleza estética de la variación cultural. Lo que se ha perdido de vista a lo largo del proceso es que la demanda de reconocimiento es impotente a no ser que la sostenga la praxis de la distribución, y que la afirmación comunal de la distintividad cultural aporta poco consuelo a aquellos cuyas elecciones toman otros, por cortesía de la división creciente desigual de recursos[2].

Atilio Barón, por su parte, destaca que la diversidad étnica del gabinete de Biden no es ninguna garantía de cambios sustantivos, pues la mayoría están “íntimamente ligados al gran capital”[3]. Por consiguiente, lo más probable es que seguirán prevaleciendo los intereses de los poderosos sobre las razones y argumentos a favor de un nuevo orden mundial más igualitario y menos depredador y guerrerista. Al parecer, la cuarta revolución de la inteligencia artificial y la robotización no significará la caída de la hegemonía del complejo científico-tecnológico y militar sobre el que se asienta el poder imperial de los Estados Unidos.

Y es que “cuando hablan las armas, callan las leyes”. También los intereses de los poderosos prevalecen hoy sobre los derechos, las razones y los argumentos. Para muestra un botón: la negociación actual del gobierno costarricense con el Fondo Monetario Internacional (FMI) donde ha quedado en evidencia que las razones no importan, los intereses sí.

El bipartidismo en Estados Unidos se asemeja mucho al costarricense de los últimos 40 años: dos caras de una misma moneda. Aunque en Costa Rica perdió legitimidad, entre otras razones por los múltiples escándalos de corrupción (CAJA-FISCHEL e ICE-ALCATEL, para referir los más publicitados), ha buscado reciclarse aliándose con el Partido Acción Ciudadana (PAC) que enarboló la bandera de la ética y la anticorrupción, pero que sigue gobernando al mismo estilo bipartidista neoliberal.

Volvemos sobre el viejo dicho popular: “Por más que la mona se vista de seda, mona se queda” (con perdón de la mona cuyas monadas resultan tan inocentes como artísticas y lúdicas). Ya tuvo Estados Unidos en el pasado un presidente demócrata que se vistió de defensor de los derechos humanos, Jimmy Carter, pero que fue tan solo un maquillaje de su rostro imperial.

Hoy, cuando estamos siendo sacudidos por una pandemia que azota sin clemencia a los pobres de la tierra y la prepotencia imperial de los grandes poderes fácticos de la globalización neoliberal que azota sin clemencia a la tierra de los pobres, no queda otra salida que apostar por otro mundo posible: dignidad y justicia para el 99% y salud y descanso para la tierra. Que prevalezca la fuerza de la razón y los buenos afectos sobre el imperio de las armas, el egoísmo humano y el desamor.

[1] https://www.revistavanityfair.es/poder/articulos/jesse-jackson-reverendo-entrevista-martin-luther-king-racismo-trump/46273

[2] Bauman, Zygmunt (2009) Comunidad. En busca de seguridad en un mundo hostil. Madrid; Siglo XXI p.103 (la cursiva es nuestra).

[3] https://www.pagina12.com.ar/318499-joe-biden-en-la-casa-blanca-ninguna-ilusion

 

*Imagen tomada de France24.

La transformación educativa será transformación política

Esteban Beltrán Ulate.

Por Esteban Beltrán Ulate
Profesor
esbeltran@yandex.com

El sistema educativo no se ha liberado del martillazo neoliberal que pretende movilizar la economía sin importar la vida humana. La estrategia de la economía de mercado tiene como única meta la generación de riquezas sin importar los medios, y es que, en el neoliberalismo el fin justifica los medios: jornadas flexibles, emasculación de contratos, exposición de la fuerza trabajadora a la pandemia, debilitamiento de la estructura sanitaria, entre muchas estrategias más.

El sistema educativo costarricense, viene anunciando a modo de mantra desde finales del 2020, la estrategia “Regresar” (2), todo esto tras una nebulosa de incertidumbres, que parece que solo son reconocidas por aquellos que tienen vínculos cercanos con las instituciones educativas públicas de manera global. La ausencia de indicaciones claras, orientaciones específicas según condiciones por parte de la institución encargada de dirigir el sistema educativo, es la migaja de hambre de cada día.

Luego de que se anuncia un llamado de atención por parte de Contraloría General de la República respecto al llamado Regresar del MEP (2), la Ministra Cruz de manera elocuente en redes sociales, anuncia el retorno, ahora bajo una aparente estrategia responsable llamada “#YoMeCuidoYoTeCuido” (3), como si estuviera a las puertas del Edén. Pero más allá de toda esta parafernalia, la estrategia “Regresar+YoMeCuidoYoTeCuido” no es nada más que un “sálvese quien pueda” con las uñas, ¡quién tenga! Lo anterior implica nuevamente un ensanchamiento: no solo entre instituciones públicas y privadas, sino también, entre el centro y periferia estudiantil de las mismas instituciones públicas. Por otro lado, queda expuesta -entre líneas- la visión del educador por parte de la dirección del sistema educativo costarricense: el maestro máquina. ¿Qué es esto?

En la estrategia “Regresar+YoMeCuidoYoTeCuido”, que será a la medida de cada centro educativo, y bajo la perspectiva de cada director de centro educativo (cabe destacar que al día de hoy hay centros sin una dirección nombrada, por lo que están bajo la tutela del supervisor del circuito educativo), esto implica que la estrategia es poco más que individualista, con las únicas indicaciones de respetar protocolos (sin tener conocimiento si existe en cada centro educativo las condiciones materiales para la adquisición de materiales de limpieza e higiene) y con un aforo determinado que debe responder a las condiciones espaciales de cada aula, servicios sanitarios y lavatorios de cada centro.

En la estrategia “Regresar+YoMeCuidoYoTeCuido” no hay matemática, no hay sentido común; lo que se vislumbra es un desplazamiento de la responsabilidad a los directores y directoras de los centros educativos (que serán consultados constantemente por “estadísticas” frías), y que estos a su vez, posiblemente ejercerán un efecto de presión en cadena a las educadoras y educadores.

Bajo esta metodología que la pandemia ha exacerbado, los centros educativos serán las nuevas maquilas, donde los maestros máquina, sin vacuna de por medio, asumirán la tarea de enfrentar sub-grupos presenciales y megagrupos virtuales, todo dentro de una misma modalidad de jornada que “no es ni chicha ni limonada” (que no distingue día de noche, no distingue días de la semana, no distingue a las y los docentes que pertenecen a más de un centro educativo), pues no es un sistema de trabajo presencial ni mucho menos teletrabajo, sino una mera estrategia bonapartista desde la dimensión política para poder responder a medias a los intereses económicos que se alimentan del sistema educativo formal.

Las y los maestros se expondrán al virus neoliberal y al coronavirus por igual bajo un modelo de explotación, las y los estudiantes (que están excluidos de la vacuna, pero que no están exentos de contagio ni de transmisión a terceros) estarán mediados de manera desigual, los centros educativos bajo la tutela de juntas de educación y juntas administrativas tendrán que sorteárselas para atender las angustias diarias, y desde una oficina seguirán pidiendo las estadísticas, a directores que terminan ahogándose en papeles o bailando al son de la parafernalia.

¿Qué hacer?, (a) las y los docentes debe unirse a nivel institucional y circuital en núcleos educativos, para plantear rutas de resistencia a las directrices emanadas por el Ministerio de Educación Pública (MEP), (b) visibilizar por medio de los medios de comunicación tradicionales y alternativos los escenarios de peligro que exponen la salud pública de la comunidad educativa, (c) presionar con los sindicatos para un plan de educación a distancia con alternativas de tutorías bajo un sistema unificados de aprendizajes base y con un acompañamiento integral de los medios de comunicación masiva, tanto públicos como privados, (d) encontrarnos como comunidades educativas abiertas a la sociedad y abrazar la incertidumbre con brazos de esperanza, hacer una pedagogía popular liberadora al margen de las formalidades que solicite el MEP.

Finalmente, a partir de esta tensión que será resistencia-creatividad durante el 2021, construir redes comunitarias para escribir el bosquejo de la historia que queremos construir, y plasmar de manera local y regional, planes de desarrollo, proyectos de ley, y construir una base popular para una transformación política que nacerá por medio de la transformación de conciencia-educativa-popular desde las bases comunitarias.

Personas con discapacidad: más pobres, desiguales y aisladas que nunca antes

Luis Fernando Astorga Gatjens
luferag@gmail.com

Cuando la vida es difícil para cualquier persona, es más difícil aún para las personas con discapacidad. Ésta es una premisa que se cumple con rigor en esta dura época marcada por la irrupción devastadora del coronavirus.

Se preguntaba mediante un amplio reportaje contextualizado en la realidad española, la periodista María José Carmona: ¿Por qué todo es más caro para las personas con discapacidad? A lo largo de su trabajo muestra cómo casi todo (bienes y servicios), tienden a ser más costosos para las personas con discapacidad y sus familias.

Sean personas ciegas o sordas, personas con discapacidad intelectual o con discapacidad física, deben adquirir productos que otras personas sin discapacidad no requieren o tienen que adquirir productos a un precio mayor, que cuentan con algún dispositivo que mejora o asegura la accesibilidad.

La reportera pone como ejemplo ilustrativo el hecho de que las personas ciegas, se vean obligadas a adquirir un iphone, en virtud de que cuenta con una tecnología denominada Voiceover, que lee en voz alta todo lo que pasa en la pantalla del celular. Pero –como bien destaca–: Es un iphone y cuesta mucho dinero. Y esto es aplicable a los diferentes tipos de discapacidades, a partir de necesidades específicas.

Esta situación la caracterizó muy bien el Premio Nobel de Economía, Amartya Sen que mostró cómo en Inglaterra, las personas con discapacidad para tener un nivel de vida similar a las personas sin discapacidad, debían incurrir en una serie de gastos adicionales. En un estudio que realizó a finales de la década de los noventa del siglo anterior, el economista indo-británico, mostró cómo esta situación generaba mayores condiciones de pobreza en las familias con miembros con discapacidad.

A conclusiones similares llegó el sueco, Bengt Lindqwist, ExRelator de Naciones Unidas sobre Discapacidad, al destacar el círculo vicioso entre pobreza y discapacidad: “La pobreza genera discapacidad y la discapacidad produce pobreza”.

Las malas condiciones de limitada higiene y hacinamiento que genera la pobreza y extrema pobreza, y la falta de acceso oportuno a servicios de salud, son condiciones idóneas para que los niños adquieran enfermedades discapacitantes. Igualmente, las actividades laborales riesgosas son una causa de accidentes que dejan secuelas discapacitantes. Con ello se ejemplifica la parte de la ecuación que fija que las condiciones de pobreza pueden ser generadoras de discapacidad.

Las personas con discapacidad tienen menores posibilidades de acceder a un empleo, aun cuando cuenten con alguna formación académica o técnica. Los prejuicios existentes y otras barreras generan esta injusta situación discriminatoria. Asimismo, cuando un integrante de la familia tiene una discapacidad, en muchas ocasiones otro miembro de la familia debe convertirse en su cuidador o cuidadora; con lo cual dos miembros pueden quedar excluidos de la actividad laboral remunerada. El resultado concreto es una menor disponibilidad de recursos económicos y con ello, se cumple la parte de la ecuación que expresa que la discapacidad produce pobreza.

Así las cosas, cuando se unen menores ingresos y mayores gastos, ambos generados por la discapacidad, se incrementa en forma notoria, las condiciones para que las personas con discapacidad enfrenten mayores condiciones de pobreza y desigualdad social. Eso quedó patentado en los resultados de la Encuesta Nacional sobre Discapacidad (ENADIS 2018), al comparar mediante cifras cómo la pobreza afecta en mayor medida a las personas con discapacidad.

Ahora bien, este fenómeno se hace más grave aún en tiempos de crisis económica y social, como la que enfrenta la sociedad costarricense a raíz de la pandemia de la covid-19.

En mayo del año anterior, la ONU emitió un informe que caracteriza la situación de las personas con discapacidad ante la pandemia. “La crisis mundial de la covid-19 está profundizando las desigualdades preexistentes, revelando el alcance de la exclusión y poniendo de manifiesto que es imprescindible trabajar en la inclusión de las personas con discapacidad. Las personas con discapacidad —1.000 millones de personas— son uno de los grupos más excluidos de nuestra sociedad y se encuentran entre las más afectadas por esta crisis en cuanto a muertes. Incluso en circunstancias normales, las personas con discapacidad tienen menos probabilidades de acceder a la atención sanitaria, la educación y el empleo y de participar en la comunidad. Tienen más probabilidades de vivir en la pobreza, están expuestas a tasas de violencia, abandono y abuso más elevadas y se encuentran entre los grupos más marginados de cualquier comunidad afectada por una crisis. La covid-19 ha agravado aún más esta situación, al afectar de manera desproporcionada a las personas con discapacidad, tanto directa como indirectamente”.

Al concluir el año 2020, tal es la apreciación diagnóstica de una realidad todavía no investigada ni revelada en toda su preocupante dimensión.

El principio de soluciones ante tan vasto problema social de exclusión, que afecta a la mayoría de las personas con discapacidad y sus familias, está claramente definido en la Convención sobre los derechos de las personas con discapacidad (ONU, 2006), que el Estado costarricense ratificó mediante la ley 8661. No por casualidad esta norma internacional tiene como uno de sus tres ejes el de desarrollo social inclusivo y accesible.

Sin embargo, al examinar la aplicación de las disposiciones de este tratado vigente desde septiembre del 2008, en nuestro país, el panorama es desolador. Después de 12 años de su entrada en vigor, ya se tendrían que mostrar resultados tangibles y concretos, en el mejoramiento de las condiciones de vida de las personas con discapacidad. Pero la distancia entre lo que dicta este instrumento jurídico y las políticas públicas que posibiliten la inclusión social de este sector poblacional de más de 600 mil personas, sigue siendo enorme.

Lo más grave es que con el Gobierno de Carlos Alvarado no sólo

 no se han dado avances, sino todo lo contrario: El retroceso es el horizonte más seguro para la mayoría de las personas con discapacidad. Las graves reducciones presupuestarias que se aplicarán en este 2021, afectarán severamente políticas públicas que debían beneficiar a este sector poblacional. Y antes que se señale al coronavirus como principal culpable de esta situación, es oportuno y necesario aclarar que esta situación se empezó a manifestar mucho antes de que la covid-19 arribará a nuestro país. Lo que hizo la pandemia fue agravar y desnudar el estado de cosas preexistentes.

Para que esta injusticia social y la creciente exclusión, no se extiendan como una ancha sombra, a las personas con discapacidad y sus familias, en alianza con otros sectores, no les quedará otro camino que movilizarse y luchar. ¡Sin acción organizada, no hay derecho!, tal es la consigna imprescindible en este año del Bicentenario de Nuestra Patria.

(4 de enero, 2021)

¿Ante el inicio de la tercera década del Siglo XXI?

Vladimir de la Cruz

Inició el 1 de enero la tercera década del Siglo XX. Para nosotros, en el campo político, es un inicio de lucha electoral por la Presidencia de la República, sus vicepresidencias y por la integración de la nueva Asamblea Legislativa, proceso que inicia este año, se abre para la campaña electoral en octubre y finaliza en febrero, del 2022, en la primera ronda electoral, o en abril si no hubiera un resultado superior al 40 % de votos válidamente emitidos a favor de alguno de los partidos que participarán en las elecciones.

Cuando iniciamos el Siglo XXI, el 1 de enero del 2001, comercialmente se celebró en la noche del 31 de diciembre de 1999 y del inicio del 1 de enero del 2000, hubo grandes premoniciones y presagios sobre este nuevo Siglo y nuevo Milenio. Se hicieron comparaciones, se recogieron visiones del pasado sobre ese acontecimiento, se pensó, y hasta la comunidad científica cayó en el temor, que con el cambio de siglo iba a producirse un descalabro en las computadoras y sistemas informáticos a nivel mundial, lo que no ocurrió.

Algunos, como yo, pensamos que en el campo de la tecnología de los transportes íbamos a estar viendo cambios asombrosos, que no se han dado. Las líneas de diseños de autos no han cambiado sustantivamente, ni nos han metido en un siglo de transformaciones impactantes. Lo más moderno es lo que ha soñado la Primera Dama de su tren superando la chatarra y trenes de segunda que se habían comprado en España. Hasta ahora un sueño…ojalá no sea de opio.

El aerodinamismo como diseño de objetos no me ha provocado a mí nada que me diga que estamos en las primeras décadas de un siglo muy diferente a las últimas dos décadas del siglo anterior.

Los sistemas inteligentes en aparatos de la vida cotidiana no llegan todavía a consumos populares masivos domésticos, quedan fundamentalmente en los

guindajos, algunos de ellos muy caros, que usa la gente, teléfonos, relojes, anteojos, y otros objetos que permiten comunicaciones a todo dar, casi como si fueran minicomputadoras, con mediciones del estado de cuerpo, de su temperatura, de sus composiciones químicas, de la medición de pasos, de consumo de calorías, y muchas otras alternativas que son atractivas a los usuarios, como la posibilidad de control remoto de vigilancia de las casas, de abrir puertas, de prender o encender microondas, refrigeradoras, cocinas, y control de otros electrodomésticos, cerrar y abrir ventanas o cortinas o cortineros, y de pequeños, medianos y grandes robots que colaboren en tareas hogareñas. En fin, en estos aparatos se realiza, en mucho, la vida cotidiana de este nuevo Siglo XXI.

Los autos eléctricos no son una novedad de este siglo, los que se han acompañado de los autos que pueden parquearse solos, que reducen la velocidad frente a otros, para evitar choques o disminuir accidentes, en aviación de pasajeros no se ha deslumbrado con nada especial, ni en el campo de la industria turística marítima, que se mantiene con sus clásicos cruceros.

Los autos voladores se empiezan a mencionar, pero tardarán más que los eléctricos en popularizarse.

La ciencia, la tecnología y la medicina, en constante renovación y desarrollo, nos impactan de vez en cuando con algún avance significativo. Sin embargo, a mi modo de ver, lo que más va a impactar en todos estos campos es lo que se avanza en el campo médico para enfrentar la Pandemia del Coronavirus, y las futuras enfermedades y otras “pandemias” que puedan suceder, por el alto impacto que ha tenido ésta en la economía mundial. Solamente lo que se ha hecho y avanzado, con gran éxito en las distintas vacunas contra este virus es verdaderamente revolucionario en todos los campos.

Es la Pandemia la que va a marcar esta década que inicia este mes de enero. Los efectos que ha tenido en el campo económico, financiero, productivo, de las relaciones internacionales, de los mercados de producción y distribución de productos y de riquezas, de equilibrio y de lucha entre las grandes economías y países. Son los efectos en las relaciones personales, familiares, sociales y políticas que también están siendo definidas por su proyección y alcances, por los hábitos sociales y de relación interpersonal que se han establecido y que difícilmente vayan a cambiar, o a devolverse.

Los afectos y muestras de cariño de las personas cambiarán y se regularán a partir de los cuidados que se han establecido para enfrentar la pandemia, por más que queramos abrazarnos, tocarnos o besarnos socialmente.

En aulas, desde la preescolar hasta la universitaria, igualmente, se establecerán reglas de relación y de contacto personal. Se tenderá a aulas con pocos alumnos, con buen espacio entre ellos. Sus actividades físicas, deportivas y recreativas se modificarán, sin dejar de existir. Se estimularán probablemente, más los deportes de carácter más individual. Los juegos de niños se orientarán, de igual manera, a los que puedan realizar ellos solos, en juegos de mesa, de armar o de construir, de rompecabezas y de pensar. Las tablets, los ipads, los teléfonos especiales para niños que ya se emplean, se harán más universales desde la más temprana infancia, contribuyendo a este aislacionismo de relaciones personales de contactos físicos.

El teletrabajo y la educación a distancia, o teleeducación, o sistemas virtuales de trabajo y de educación, se quedan a partir de ahora. La pandemia los impuso adelantándolos muchos años, demostrando su eficacia, eficiencia, su importancia, su comodidad y su alta capacidad de rendimiento.

Las Oficinas se reducirán en espacio por la extensión a las “oficinas espacios” de los teletrabajadores desde sus viviendas o casas, con más rentabilidad laboral. Se ha demostrado que los teletrabajadores “trabajan” más desde sus hogares casas, sin pagos adicionales, y con control permanente de sus trabajos.

Los efectos organizativos de estas nuevas modalidades laborales y de estudios empezarán a sentirse. Los trabajadores en general disminuirán su capacidad organizativa sindical, los educadores, todos, tendrán que ponerse al día, y más rápidamente que sus estudiantes, en las técnicas de comunicación virtual o computacional, en las nuevas tecnologías, como si fueran chips naturales de su ADN.

La política se transformará en mucho. La Telepolítica que ya existe aumentará. Los auditorios políticos se ampliarán por medio de todas las redes y formas de comunicación colectivas que actualmente permiten reunir, ante un conferenciante, a través de zoom, por ejemplo a más de 700 personas, lo que la universidades, en sus auditorios, no alcanzan ni a 300 cupos máximos, cuando los auditorios son “gigantes”, y cuando hay una tendencia de desarrollar aulas de conferencias, al doble del tamaño de una aula normal, antes que un Auditorio de 100, 200 o 300 personas.

Los auditorios tipo zoom revolucionaron las comunicaciones de líderes, que pueden llegar a amplios públicos e interactuar con cada una de las personas que está allí, de un modo directo, personalizado, si se quiere, con posibilidad de grabar la experiencia y de repetirla y oírla cuando se desee.

¿Cuánto afectará, en estos aspectos, estos elementos de la nueva década a la próxima campaña electoral en Costa Rica? ¿Será como, en los Estados Unidos, desarrolló Donald Trump su campaña y su ejercicio de gobierno, a puros twits?

Un virus democrático y democratizador

Luis Fernando Astorga Gatjens,
luferag@gmail.com

Tenía que llegar un virus como éste que ha creado esta pandemia apocalíptica, para recordarnos a los seres humanos, que, en materia de contagio, la democracia es lo realmente que marca el signo de los tiempos.

Ese ser tan diminuto que no sabemos a ciencia cierta, si es un ser vivo o es naturaleza muerta e inerte, nos dice ahora que no va a respetar fronteras entre países, que no va fijarse si somos ricos o pobres, que no va a discriminar ni por género, ni por color de piel, ni por edad. A todas y todos nos puede afectar, en formar directa y dramática llevándonos incluso a la muerte, o nos puede convertir en portadores que lo podemos multiplicar entre seres queridos o personas con quienes tengamos un contacto, aunque sea efímero. Nos dice sin reparo alguno que su acción contagiosa es de naturaleza eminentemente democrática.

El Dr. Benjamin Neuman, profesor de biología de la Universidad de Texas, en un artículo en el portal “The Conversation” lo advierte muy claro: “La enfermedad covid-19, causada por el SARS-CoV-2, se desarrolla como una infección en los pulmones y causa estragos en el sistema inmunitario que pueden provocar daño pulmonar a largo plazo o incluso causar la muerte del infectado.” Aunque es similar a otros a otros coronavirus, el virus de la pandemia del presente tiene características genéticas que juegan un rol relevante en la facilidad y la capacidad de infectar a las personas. Es decir, en ese voraz esfuerzo de contaminación democrática, es muy eficaz y eficiente.

De ahí que la respuesta de la humanidad y de todas las sociedades humanas, debe ser igualmente democrática y solidaria entre los países, entre las sociedades y comunidades, y desde luego, entre las personas. Sin embargo, hay líderes políticos como Donald Trump, que desde la sinrazón y el egoísmo más exacerbado, quieren ganar la carrera para llegar primero a algún tratamiento eficaz o con la obtención de una vacuna que nos inmunice, pensando mezquinamente en su país y en su reelección presidencial. Nadie pudo caracterizar mejor esta conducta infame que el filósofo y escritor francés, Albert Camus: “Lo peor de la peste no es que mata los cuerpos, sino que desnuda las almas y ese espectáculo suele ser horroroso”.

Los gobiernos y sus líderes políticos deben ser democráticos, solidarios y justos en la solución a esta inmensa crisis y sus prolongadas e inexorables secuelas. Son tiempos extraordinarios que demandan soluciones extraordinarias y no deben haber ni vacilaciones y dudas en tomarlas.

Si algo requieren los Estados y gobiernos hoy para enfrentar a este contagio nivelador y democrático, es dinero para administrarlo, justa y eficientemente. Ya hablaremos sobre este crucial tema en un próximo artículo. Ese recurso se requiere, primero para atender a las personas contagiadas, para reducir el riesgo del contagio y para dar respuesta a las necesidades en bienes alimentarios y servicios básicos, priorizando a las personas y grupos más afectados.

Para atender a las personas enfermas se requiere crear las mejores condiciones para recibirles en hospitales y centros especializados. Y eso incluye, en primerísimo lugar, dotar con el equipo necesario (batas de protección, mascarillas N95, guantes, entre otros implementos) a las y los médicos que están en esa heroica primera fila y demás personal sanitario de apoyo.

Se requieren instrumentos de prueba para detectar el Covid-19 a tiempo. Es urgente que el país se dote del mayor número de ellos lo antes posible y aplicarlos de inmediato, como bien lo hizo Corea del Sur, alcanzando buenos resultados en reducir y detener la propagación de la epidemia. De la misma manera, se requiere que la CCSS se dote del mayor número de respiradores, que son claves para salvar vidas de personas infectadas. Ahora mismo se ha vuelto complicado porque hay estados poderosos utilizando todo tipo de métodos –incluso éticamente inaceptables–para comprar acaparadoramente este tipo de equipos, pero la Caja debe hacer el mayor esfuerzo para adquirirlos. Por otra parte, ojalá que las iniciativas de nuestras universidades públicas (UCR y TEC), alcancen buenos resultados en la fabricación inmediata de ese tipo de respiradores, con lo que se podrán salvar muchas vidas.

Tenemos la certeza que sólo la democracia –real y efectiva–, la solidaridad y el apoyo mutuo, serán capaces de contener y minimizar los estragos de hoy, mañana y pasado mañana, que ya provoca y provocará por semanas y meses, este virus que nos alecciona sobre la Democracia como no ha sido capaz ningún líder político en la historia.

Enviado por el autor.

La humanidad en los tiempos aciagos del Virus Corona

Luis Fernando Astorga Gatjens,
luferag@gmail.com

El filósofo y escritor romano, Séneca, decía que la adversidad es ocasión para la virtud. Esta frase llena de sabiduría, calza perfectamente con esta época que experimenta el mundo y la humanidad entera, frente a la inédita y desafiante pandemia del virus corona.

Como es bien conocido, esta pandemia ha conllevado al aislamiento obligatorio de millones de personas y la imposición de cuarentenas para evitar un mayor contagio de la enfermedad. Estas medidas están generando un severo golpe para la economía de los países y, en el caso de Costa Rica, este golpe se está experimentando en todos los sectores pero, más aún, en el turismo, una de nuestras principales fuentes de divisas.

El coronavirus ha impuesto un necesario aislamiento social pero al mismo tiempo, gracias al vertiginoso desarrollo de las tele-comunicaciones, nunca nos ha tenido más juntos a amplios sectores de la humanidad. Es un momento muy propicio para la reflexión y la autocrítica, tanto para los países y las sociedades como para las personas.

La progresiva concentración de la riqueza, que ha experimentado el mundo en los decenios recientes, se refleja en que el «el 1% de los ricos del mundo acumula el 82% de la riqueza global» (Oxfam). Cada vez los ricos son más ricos y los pobres más pobres en una desequilibrada ecuación de desigualdad. Este fenómeno también lo ha venido experimentando Costa Rica; lo que se refleja en un preocupante debilitamiento del estado social de derecho.

El consumismo nos ha venido desbordando en sociedades marcadas por el individualismo, en las cuales los “contratos sociales” sustentados en la solidaridad y el bien común, son más la excepción que la norma. Hoy, el contraste es evidente: En la mayoría de los países industrializados ha habido una gran preocupación por la producción de artículos sanitarios mientras se anuncia la escasez de artículos de higiene para atender la urgente demanda que exige la atención a la pandemia.

Quienes siempre hemos defendido la medicina pública, como la que ha desarrollado el país, en este presente de crisis sanitaria, se muestra fehacientemente que la razón estaba y está de nuestro lado. La medicina privada impulsada, con gran fuerza, por el neo-liberalismo es incapaz de dar una respuesta adecuada al tamaño y las dimensiones de esta crisis. La mejor respuesta la puede dar la Caja Costarricense del Seguro Social (CCSS), a partir de una filosofía y una práctica, basada en la solidaridad y la subsidiaridad. Quienes han buscado debilitar a la Caja con proyectos privatizadores, en estos momentos marcados por la amenazante pandemia, deben rectificar.

¿Qué tipo de sociedad debemos construir? Es la pregunta crucial que debemos responder. Una basada en la concentración de la riqueza, de la vida buena para minorías irritantemente concentradoras, de la medicina para las élites de la sociedad u, otra que valore el trabajo de la personas, de una mejor distribución de la riqueza, de una medicina al alcance a todas y todos, en las ciudades y en los campos y que no establezca diferencias arbitrarias entre requieren de sus servicios. Una sociedad basada en el egoísmo y la codicia de unos pocos, o de la solidaridad como propósito común y práctica cotidiana.

El día de hoy no debe ser de los políticos, como bien se ha dicho, debe ser de los profesionales de la salud y de los científicos, que están enfrentando al Covid-19 en todos los escenarios del planeta. Y cabe un reconocimiento enorme a la labor abnegada y heroica de los médicos, enfermeras y demás personal sanititario de Costa Rica, que se han estado preparando y ya están atendiendo a las y los pacientes infectados por el virus corona.

Sin embargo, cuando pase esta crisis (que esperamos sea lo antes posible), las y los políticos deben entrar a un proceso de correctiva reflexión sobre qué país estamos construyendo y nosotras y nosotros, como sociedad y personas, debemos ser protagonistas en ese proceso. Virtudes como la solidaridad, el apoyo recíproco, la bondad deben emerger con fuerza, como bien aconseja Séneca en este momento sombrío y difícil.

 

Enviado por el autor.

Coronavirus, conflicto y cooperación

Relatos de la pandemia que descubren nuestras capacidades y dificultades para construir un buen vivir

El CEDI le invita al proyecto de presencia virtual: «Coronavirus, conflicto y cooperación», que iniciará en el mes de setiembre y concluirá en diciembre del presente año.

Éste será un espacio de reflexión para compartir experiencias vividas durante este tiempo de pandemia; en ellas se encuentran impedimentos y posibilidades transformadoras y valiosas de cara a enfrentar los problemas surgidos y generados por la pandemia.

Compartimos el programa d actividades en el siguiente enlace:

UCR: Científicos concluyen las primeras tabletas piloto de otro posible fármaco contra el COVID-19

Facultad de Farmacia de la UCR

El objetivo de los científicos es generar el conocimiento necesario para su eventual producción en Cosa Rica

Estas pruebas pilotos no serán usadas por la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS). Su propósito es generar conocimiento para una eventual producción nacional. Foto: Karla Richmond.

Con más de cinco meses de esfuerzo y 400 horas de trabajo, el personal científico de la Facultad de Farmacia de la Universidad de Costa Rica (UCR) logró concluir de forma exitosa la elaboración de las primeras 500 tabletas piloto a base de favipiravir, un compuesto que podría ayudar a contrarrestar el COVID-19.

El favipiravir es un fármaco antiviral japonés usado para el tratamiento de la influenza. En mayo del 2020, Rusia aprobó su versión genérica conocida como Avifavir, al encontrar evidencia inicial que sugería un efecto inhibidor de la replicación del virus SARS-CoV-2 en el organismo.

Aunque a nivel internacional se continúan realizando ensayos clínicos para determinar de forma concluyente la efectividad del compuesto, resultados preliminares de científicos rusos (como los últimos publicados el 04 de agosto en MedRxiv y que se pueden consultar aquí), el Avifavir demuestra una respuesta antiviral rápida contra el virus que causa la enfermedad del COVID-19.

Otros estudios científicos, como el publicado por la Sociedad Americana para la Farmacología Clínica y Terapéutica de los Estados Unidos (mismo que se puede acceder aquí), indican que el favipiravir proporciona un sustituto para el uso compasivo en el COVID-19. Actualmente, si bien se sigue a la espera de confirmación clínica adicional, ya países como Japón, Rusia, India y China utilizan este medicamento para ayudar a los pacientes a mitigar el avance de la enfermedad.

“La idea de nosotros en la UCR es generar el conocimiento para que Costa Rica pueda formular el medicamento en el territorio nacional, sin depender del extranjero. Con este proyecto de investigación lo que buscamos es hacer una transferencia de conocimiento para que una empresa farmacéutica con capacidad industrial pueda producirlo”, manifestó el Dr. German Madrigal Redondo, director del Instituto de Investigaciones Farmacéuticas (Inifar-UCR).

Para el Dr. Madrigal, lo anterior es un aporte trascendental en medio de una pandemia que ha dificultado el acceso a diversas terapias.

“En los últimos días se ha visto un acaparamiento de medicamentos, soluciones sanitarias y dispositivos clínicos por países con un mayor poder adquisitivo. Este estudio que desarrollamos en la UCR nos permite confiar que en Costa Rica tenemos la tecnología, el conocimiento, los científicos y las personas que pueden desarrollar estas terapias a un bajo costo”, amplió el investigador.

: En la fotografía se puede observar algunas de las tabletas a base de favipiravir. Con esta investigación, Costa Rica no necesitará importar el medicamento, solo requiere traer un único “ingrediente” (el principio activo) para generar en suelo costarricense la formulación final. Foto: Karla Richmond.

El objetivo de esta investigación es generar el conocimiento suficiente para realizar una transferencia tecnológica a un fabricante de medicamentos en Costa Rica debidamente regulado.

¿Cómo se logró?

Cada tableta elaborada por los científicos de la UCR es de 250 mg con los excipientes (componentes adicionales).

Para lograr ese lote piloto, el primer paso de los farmacéuticos fue recopilar toda la información científica necesaria para justificar el uso del fármaco. Esta labor fue apoyada por el Centro Nacional de Información de Medicamentos (Cimed-UCR).

Posteriormente, con el apoyo del Laboratorio de Fitofarmacología y Tecnología Farmacéutica y Cosmética (Lafitec-UCR), se elaboró la formulación y se definió el tipo de recubrimiento a emplear en las tabletas.

“Al inicio realizamos estudios de preformulación con este principio activo a fin de caracterizarlo, conocerlo y ver sus propiedades físicas y químicas. De acuerdo con esto, desarrollamos toda una formulación y procedimiento de preparación de pruebas en pequeña cantidad”, manifestó el Dr. Jorge Pacheco Molina, investigador del Departamento de Farmacia Industrial de la UCR.

El segundo paso de los científicos fue generar un placebo (formulación sin potencial terapéutico) como guía para determinar las dimensiones de la tableta. Luego, se formuló un granulado, se comprimió para obtener las tabletas y, finalmente, se efectuó el recubrimiento.

“Escogimos este principio activo por dos razones. La primera es porque ha pasado por fases clínicas I, II y III. También, porque se están desarrollando estudios en fase III en coronavirus. En estos estudios que se han estado realizando se ha demostrado una efectividad en la disminución del agravamiento de la enfermedad de un 30 %, un menor tiempo de residencia en hospital de un 35 % y, en algunos, se ha encontrado una menor mortalidad”, amplió el Dr. Madrigal.

El Dr. German Madrigal y el Dr. Jorge Pacheco observan el avance en el recubrimiento de las tabletas. Foto: Karla Richmond.

La siguiente tarea

Ahora lo que sigue es la validación de la metodología analítica y pruebas de control de calidad por el Laboratorio de Análisis y Asesoría Farmacéutica (Layafa-UCR). Este laboratorio tiene más de 15 años de contribuir con el Ministerio de Salud en la tarea de asegurar que los fármacos comercializados en el país cumplan con todos los criterios de calidad, seguridad y eficacia.

Adicionalmente, se realizarán pruebas cinéticas de disolución. Estos exámenes son necesarios para definir si la liberación del fármaco al ingresar al cuerpo humano ocurre de forma satisfactoria. Dicho análisis será efectuado por el Laboratorio de Biofarmacia y Farmacocinética (Labiofar-UCR).

“Ahora lo que haremos es proseguir con los métodos de análisis y de control de calidad, con los cuales se va a establecer la fórmula y el procedimiento óptimo para realizar una transferencia tecnológica a un fabricante de medicamentos en Costa Rica. Hay muchos laboratorios farmacéuticos nacionales que están en capacidad de llevar a cabo una producción industrial con todos los permisos y registros requeridos ante el Ministerio de Salud. Nosotros solo estamos haciendo pruebas, investigación científica y, con los resultados, haremos la transferencia tecnológica”, amplió el Dr. Pacheco.

Grandes alianzas

En los últimos meses, el Inifar-UCR ha logrado establecer importantes alianzas con el sector productivo. Una es con el grupo farmacéutico Alcames. En este caso, el vínculo le permitió a la UCR adquirir el principio activo de otro potencial medicamento que ha mostrado una eficacia inicial importante contra el COVID-19: el remdesivir.

El remdesivir incluso es el primer fármaco que ha sido recomendado por la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) para autorizar su uso en la Unión Europea. Así lo comunicó la misma EMA el 25 de julio en un comunicado de prensa.

“La evaluación del expediente ha concluido con la recomendación de hoy, que se basa principalmente en los datos del estudio NIAID-ACTT-11, patrocinado por el Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas de los EE. UU. (NIAID), más datos de apoyo de otros estudios sobre remdesivir”, se cita en el documento.

Ahora, los farmacéuticos de la UCR esperan la llegada de ese principio (remdesivir) para iniciar en los próximos días una nueva formulación que dé la posibilidad de ofrecer alternativas adicionales en la lucha contra el COVID-19 en el territorio nacional.

 

Jenniffer Jiménez Córdoba
Periodista, Oficina de Divulgación e Información

Bajar la curva de los intereses

Guillermo E. Zúñiga Chaves

Así como tenemos que preocuparnos por bajar la curva de contagios por el coronavirus, de la misma manera debemos hacer un esfuerzo por disminuir el pago de los intereses que el Gobierno Central está enfrentando.

UNAS CUANTAS CIFRAS NOS AYUDARÁN A ENTENDER LA MAGNITUD DEL PROBLEMA. En el año 2008, cuando tuvimos la relación deuda de Gobierno Central a PIB más baja en al menos 30 años (era 39.4% del PIB), el pago que hizo el Gobierno por intereses representó el 14.1 % del total de los impuestos recaudados.

En lo que va del 2020, con cifras acumuladas entre enero y junio, los intereses se comen 39,7 % de los impuestos recaudados. Claro que a junio de este año tenemos también una caída grande en la recaudación por la crisis. Además, el saldo de la deuda a esta fecha está por arriba de 60% del PIB. En doce años cambió mucho la situación.

Para ilustrar la evolución de este indicador se presenta el siguiente cuadro:

AÑO

INTERESES/IMPUESTOS

 (%)

2013 19,2
2015 20,7
2017 23,3
2018 26,9
2019 31,0
Junio 2020 39,7

Los intereses cada vez más se llevan los recursos del Gobierno.

INTERESES CONTINÚAN PARA ARRIBA. Es claro que conseguir préstamos a tasas de interés bajas nos conviene. Pero eso no nos quita encima el problema. No es suficiente. Ante la caída en la recaudación y el aumento de gastos por la emergencia sanitaria, el endeudamiento seguirá creciendo y, en consecuencia, el pago de los intereses en el futuro va a irse comiendo el esfuerzo productivo nacional.

El documento que elaboró el Fondo Monetario a raíz del Préstamo de Financiamiento Rápido que Costa Rica solicitó, presenta estimaciones para algunos indicadores seleccionados. En lo que estamos tratando, quiero mencionar que el pago de intereses seguirá creciendo hasta el año 2024 y en el 2025, aunque cae (₡1.980 billones), será mucho mayor a lo que se estima se pagará este 2020 (₡1.769 billones). A pesar de que no tenemos claro qué otras condiciones se incluyen en esas proyecciones (digo ¿venta de activos?, ¿nuevos impuestos?, ¿recorte de gastos? ¿cierre o fusión de instituciones?, ¿todas las anteriores?) porque el Gobierno no lo ha aclarado, valga señalar el incremento de pago de intereses que el FMI visualiza.

LOS INTERESES “ESTRUJAN” EL GASTO PÚBLICO. Como cada año hay que gastar más plata en intereses, entonces queda muy poco espacio para otras obligaciones, igualmente importantes. El cuadro es realmente amenazante. Por eso hay que apartarse del menú tradicional.

HAY QUE BAJAR ESA CARGA A COMO HAYA LUGAR. Puede ser por medio de canjes de deuda, o alargar los plazos de los préstamos, o sustitución de deuda cara por barata. Debe explorarse en los mercados internacionales de bonos sostenibles, los cuales tuvieron muy buena aceptación en el segundo trimestre de este año; sobretodo por los componentes ambientales y sociales de esos bonos. Costa Rica cumple con esos parámetros.

HAY OTRAS INICIATIVAS. Para atender las necesidades de los países de renta media, como nosotros, Bolton, profesor de la Universidad de Columbia y otros, han sugerido crear un mecanismo manejado por una institución financiera internacional (tipo Banco Mundial, o alguna regional, tipo BID o CAF) que lo llaman Central Credit Facility (CCF), que permitiría que los pagos por intereses, durante un período definido, vayan a ese fondo y los países los puedan usar como parte de los gastos de la pandemia. Las amortizaciones también se diferirían.

Requiere un acuerdo general entre deudores y acreedores, públicos o privados. Los acreedores podrían tener el incentivo de participar pues se les garantizaría que, al volver las cosas a la normalidad, los países seguirían honrando sus deudas. Estrictamente hablando, a nadie le conviene un default (dejar de pagar). José Antonio Ocampo, quien ha estado señalando posibilidades, ha elaborado sobre esta idea para Latinoamérica.

CONCLUYO. Los intereses nos comen. Buscar en los mercados sostenibles, o iniciativas tipo CCF daría un gran alivio a los países; nos darían espacio; mitigarían golpes y dolores. Merecen por lo menos ser estudiados por parte de nuestras autoridades.

Tomado del blog: https://notasaltema.blogspot.com/