La transformación educativa será transformación política

Esteban Beltrán Ulate.

Por Esteban Beltrán Ulate
Profesor
esbeltran@yandex.com

El sistema educativo no se ha liberado del martillazo neoliberal que pretende movilizar la economía sin importar la vida humana. La estrategia de la economía de mercado tiene como única meta la generación de riquezas sin importar los medios, y es que, en el neoliberalismo el fin justifica los medios: jornadas flexibles, emasculación de contratos, exposición de la fuerza trabajadora a la pandemia, debilitamiento de la estructura sanitaria, entre muchas estrategias más.

El sistema educativo costarricense, viene anunciando a modo de mantra desde finales del 2020, la estrategia “Regresar” (2), todo esto tras una nebulosa de incertidumbres, que parece que solo son reconocidas por aquellos que tienen vínculos cercanos con las instituciones educativas públicas de manera global. La ausencia de indicaciones claras, orientaciones específicas según condiciones por parte de la institución encargada de dirigir el sistema educativo, es la migaja de hambre de cada día.

Luego de que se anuncia un llamado de atención por parte de Contraloría General de la República respecto al llamado Regresar del MEP (2), la Ministra Cruz de manera elocuente en redes sociales, anuncia el retorno, ahora bajo una aparente estrategia responsable llamada “#YoMeCuidoYoTeCuido” (3), como si estuviera a las puertas del Edén. Pero más allá de toda esta parafernalia, la estrategia “Regresar+YoMeCuidoYoTeCuido” no es nada más que un “sálvese quien pueda” con las uñas, ¡quién tenga! Lo anterior implica nuevamente un ensanchamiento: no solo entre instituciones públicas y privadas, sino también, entre el centro y periferia estudiantil de las mismas instituciones públicas. Por otro lado, queda expuesta -entre líneas- la visión del educador por parte de la dirección del sistema educativo costarricense: el maestro máquina. ¿Qué es esto?

En la estrategia “Regresar+YoMeCuidoYoTeCuido”, que será a la medida de cada centro educativo, y bajo la perspectiva de cada director de centro educativo (cabe destacar que al día de hoy hay centros sin una dirección nombrada, por lo que están bajo la tutela del supervisor del circuito educativo), esto implica que la estrategia es poco más que individualista, con las únicas indicaciones de respetar protocolos (sin tener conocimiento si existe en cada centro educativo las condiciones materiales para la adquisición de materiales de limpieza e higiene) y con un aforo determinado que debe responder a las condiciones espaciales de cada aula, servicios sanitarios y lavatorios de cada centro.

En la estrategia “Regresar+YoMeCuidoYoTeCuido” no hay matemática, no hay sentido común; lo que se vislumbra es un desplazamiento de la responsabilidad a los directores y directoras de los centros educativos (que serán consultados constantemente por “estadísticas” frías), y que estos a su vez, posiblemente ejercerán un efecto de presión en cadena a las educadoras y educadores.

Bajo esta metodología que la pandemia ha exacerbado, los centros educativos serán las nuevas maquilas, donde los maestros máquina, sin vacuna de por medio, asumirán la tarea de enfrentar sub-grupos presenciales y megagrupos virtuales, todo dentro de una misma modalidad de jornada que “no es ni chicha ni limonada” (que no distingue día de noche, no distingue días de la semana, no distingue a las y los docentes que pertenecen a más de un centro educativo), pues no es un sistema de trabajo presencial ni mucho menos teletrabajo, sino una mera estrategia bonapartista desde la dimensión política para poder responder a medias a los intereses económicos que se alimentan del sistema educativo formal.

Las y los maestros se expondrán al virus neoliberal y al coronavirus por igual bajo un modelo de explotación, las y los estudiantes (que están excluidos de la vacuna, pero que no están exentos de contagio ni de transmisión a terceros) estarán mediados de manera desigual, los centros educativos bajo la tutela de juntas de educación y juntas administrativas tendrán que sorteárselas para atender las angustias diarias, y desde una oficina seguirán pidiendo las estadísticas, a directores que terminan ahogándose en papeles o bailando al son de la parafernalia.

¿Qué hacer?, (a) las y los docentes debe unirse a nivel institucional y circuital en núcleos educativos, para plantear rutas de resistencia a las directrices emanadas por el Ministerio de Educación Pública (MEP), (b) visibilizar por medio de los medios de comunicación tradicionales y alternativos los escenarios de peligro que exponen la salud pública de la comunidad educativa, (c) presionar con los sindicatos para un plan de educación a distancia con alternativas de tutorías bajo un sistema unificados de aprendizajes base y con un acompañamiento integral de los medios de comunicación masiva, tanto públicos como privados, (d) encontrarnos como comunidades educativas abiertas a la sociedad y abrazar la incertidumbre con brazos de esperanza, hacer una pedagogía popular liberadora al margen de las formalidades que solicite el MEP.

Finalmente, a partir de esta tensión que será resistencia-creatividad durante el 2021, construir redes comunitarias para escribir el bosquejo de la historia que queremos construir, y plasmar de manera local y regional, planes de desarrollo, proyectos de ley, y construir una base popular para una transformación política que nacerá por medio de la transformación de conciencia-educativa-popular desde las bases comunitarias.