En el español costarricense, el adjetivo «arrastrado» o «arrastrada» es un término muy coloquial y bastante fuerte, cargado de un significado negativo.
La característica principal de una persona «arrastrada» es la falta de dignidad, de vergüenza o de auto respeto. Se usa para describir a alguien que se rebaja o humilla a sí mismo por algún interés calculado, para conseguir un beneficio, ganar el favor de alguien o por simple sumisión.
Y claramente, la palabra engloba varias actitudes que se consideran despreciables, como por ejemplo:
Servilismo y adulación excesiva: Es la característica principal. Un «arrastrado» es un «lamebotas» o un «chupamedias». Hace todo lo que le pide otra persona (generalmente alguien con más poder o estatus) sin cuestionar, con tal de quedar bien.
Falta de autenticidad: No actúa por sus propias convicciones, sino por mera conveniencia. Cambia su opinión o comportamiento para coincidir con quien cree que le puede ayudar.
Oportunismo: Se aprovecha de situaciones o se apega a las personas para sacar un provecho, sin importarle los medios.
Sumisión extrema: No defiende su posición ni su dignidad. Permite que lo traten mal con tal de no perder el favor de la otra persona.
Veamos algunos ejemplos de uso común:
En el trabajo: Un compañero que le hace todos los mandados al jefe, le dice siempre que sí a todo (incluso cuando está mal), y le cuenta chismes de los otros empleados con tal de ser el favorito.
En la política: Un persona que defiende ciegamente a un político o partido, ignorando todas sus faltas, solo por fanatismo o porque espera conseguir un puesto o una dadiva.
En la vida social: Alguien que solo busca amistad con gente de dinero o influencia, cambiando su forma de ser para encajar y obtener beneficios.
En una relación de pareja: Una persona que acepta maltratos, infidelidades o faltas de respeto constantes por no tener la voluntad de terminar la relación.
En resumen, llamar a alguien «arrastrado» en Costa Rica es un insulto grave al carácter de esa persona. Es acusarla de carecer por completo de dignidad y de actuar de manera servil y oportunista. Es un término que refleja desprecio hacia la actitud de quien no valora su propia integridad por un beneficio mezquino.
Pero ¿Y qué observamos en la Costa Rica actual?
Diputados y diputadas serviles y acríticos al poder de turno, aunque con sus acciones nieguen radicalmente lo que en el pasado juraron defender; alcaldes y alcaldesas oportunistas que se pasan de bando partidario no por verdadera convicción sino por interés propio; ciudadanos sumisos y sin escrúpulos que avalan la corrupción, los berrinches y las faltas del presidente sin importar su gravedad; medios de comunicación (públicos y privados) y periodistas que venden su imparcialidad al mejor postor; políticos y líderes sociales que cambian de partido como cambian de vestimenta; dirigentes políticos que ya ni se apenan de que sus partidos sean denominados “partidos taxi”; funcionarios públicos que aplauden y ejecutan órdenes evidentemente incorrectas o ilegales con tal de no contrariar al Ministro de turno o a Casa Presidencial; “influencers” que se comportan como verdaderos sicarios de la verdad y defensores de la “post verdad”. Y ni mencionemos el servilismo hacia el gran vecino del norte, que con contadas excepciones siempre nos ha caracterizado.
Como ha ocurrido en otras ocasiones cuando se han normalizado insultos hasta convertirlos casi en cumplidos (recuerdo en especial el término choricero: “soy choricero, y qué?”), Costa Rica transita hoy por un filo de navaja. La gran diferencia y el peligro real radica en que esta vez no se trata de un mote para un grupo, sino de la normalización de «ser un arrastrado» como estrategia política y social válida. Estamos peligrosamente cerca de que la falta de dignidad, el servilismo y el oportunismo -las actitudes que precisamente definen al «arrastrado»- dejen de ser vistos como lo que son: vicios repudiables que carcomen la confianza y pudren el tejido social. Al aceptar pasivamente que políticos, líderes e influencers actúen con una absoluta falta de autenticidad y vergüenza, no solo los normalizamos: les damos un permiso tácito para que sigan destruyendo los cimientos de la sana convivencia en beneficio propio. Esta no es una simple polarización; es la evidencia de una clara decadencia moral que nos degrada como sociedad.
Frente a esto, nuestro rechazo debe ser activo y consciente.
¡No lo aceptemos! Exijamos, como ciudadanos, autenticidad, coherencia y, sobre todo, dignidad en la vida pública.
¡No lo permitamos! Rechacemos con nuestro voto, nuestra voz y nuestra interacción diaria a quienes premian la sumisión y el arrastre.
¡No lo normalicemos! Señalemos y denunciemos la adulación excesiva y la falta de escrúpulos, aunque vengan de «nuestro bando».
José Manuel Arroyo Gutiérrez 25 de setiembre de 2024*.
Palabras en la presentación del libro
El libro que les ofrezco es una especie de ajuste de cuentas mío con el Derecho y la Justicia. Pero he procurado que no sea un ejercicio individual o ego-centrado, sino por el contrario, un testimonio en contra de esa idea que cunde en nuestros aciagos días, que ensalza al individualismo y sus supuestos logros meritocráticos, que llama a la lucha de todos contra todos y al sálvese quien pueda. Este es un libro que homenajea a los líderes del pasado que construyeron la educación pública, a todo nivel, a la que tuve posibilidad de acceder; a la ayuda económica que obtuve en la secundaria y como asistente en la Universidad; a todo lo que aprendí de mis maestras y maestros; y a todo lo que aprendí también durante cuatro décadas, de mis inteligentes, contestatarios y críticos estudiantes; es el resultado asimismo de quienes fueron mis maestros en la judicatura y la academia, los doctores Luis Paulino Mora Mora, Daniel González Álvarez, Mario Houed Vega, Fernando Cruz Castro, Sonia Picado Sotela, Wálter Antillón Montealegre, Elías Carranza Lucero, y otros que cometo la injusticia de no mencionar; así como los colegas jueces, letrados y asistentes en la labor de impartir justicia. Quien cree que todos sus logros son el resultado de su único esfuerzo y talento, y ebrio de prepotencia obra en consecuencia, se olvida que, como nos lo recuerda el sociólogo francés Bernard Laire, el concepto de individuo es una abstracción metafísica, inexistente, el ser humano es esencialmente el resultado de lo que hace o deja de hacer con-los- otros y, todo lo que pierde o gana en el camino, va a ser mérito o demérito de quienes le acompañan en el viaje.
Ya nuestros generosos comentaristas se han referido a los aspectos básicos de este libro. No voy a reincidir en más cuestiones metodológicas, de estructuras o contenidos. Más bien, permítanme compartir con ustedes en esta tarde-noche una reflexión más personal, íntima si se quiere, del iter existencial que me ha llevado a dejar este testimonio por escrito.
La sabiduría del maestro abolicionista penal, el profesor holandés Louk Hulsman, nos puede inspirar e iluminar. Somos el resultado de nuestras experiencias existenciales; lo que meditamos se fragua en las vivencias que nos va ofreciendo la vida; biografía e ideología terminan siendo entidades estrechamente mezcladas e imbricadas. Una de las vivencias decisivas en la doctrina de Hulsman la refiere a ese momento en que, siendo todavía un niño, vivió la retirada del ejército nazi del suelo holandés, sin que aún hubieran tomado el control los ejércitos aliados. En ese interregno, aquel infante vivió la experiencia de un mundo momentáneamente sin Estado, sin Derecho ni derechos, sin obligaciones y sin policías preventivas o represivas, sin tutela de la vida, la propiedad, ni otros bienes jurídicos esenciales.
Aquella vivencia le enseñó a reflexionar sobre la relatividad de las leyes, a cuestionar las concepciones naturalistas o esencialistas del Derecho, y a contrario, su naturaleza fundamental como expresión de poder de quienes coyunturalmente tienen la fuerza o violencia oficial para imponerse; y finalmente, le abrió la posibilidad de soñar un mundo en donde fuera posible la resolución de los conflictos humanos, sin tener que recurrir al castigo propio del Derecho Penal, especialmente las penas corporales, la privación de libertad o la pena de muerte.
Así, todos los aquí presentes podemos hacer el ejercicio de reconstruir lo que nos ha definido como seres pensantes. Y en esta oportunidad me voy a permitir compartir con ustedes algunas de las experiencias que me marcaron indeleblemente y que definieron una trayectoria vocacional y una carrera que combinó la judicatura con la docencia, hasta querer plasmar esa trayectoria en el libro que hoy presentamos. Son cuatro breves anécdotas, pero determinantes en mi biografía.
1. El taller de juguetes.
Pocos años después de los hechos bélicos del 48, a mediados de los años cincuenta, a mi padre lo nombraron Primer Comandante de la Penitenciaría Central en San José, el equivalente a un director de Centro de Atención Institucional de Adaptación Social actual. Los días domingos se hizo costumbre familiar almorzar en el comedor para empleados de ese centro carcelario. Después, también se hizo costumbre llevar a aquellos hijos del Jefe al taller donde los presos construían juguetes como maromeros, camiones de carga, trompos, yoyos, matracas, entre otros. Para mí, aquel fue sólo un espacio mágico, lo más cercano a lo que años después pude ver en el taller de juguetes de Santa Klaus, en el imaginario fílmico de Walt Disney. La única diferencia constatable era que, en lugar de hombrecitos de cuento que ayudaban a preparar la Navidad, me tocó alternar con hombres rudos, acusados y condenados por todo tipo de delitos, que aliviaban su cautiverio con una actividad artesanal. Pero además, y ya pasados varios años después de esta anécdota, mi padre recibió con frecuencia la visita de algunos de aquellos ex presidiarios, casi todos con el estigma de “alta peligrosidad”, en la sala de nuestra casa, conversaban horas sobre todo tipo de temas, muchos se habían reivindicado y sobre todo, se habían convertido en buenas amistades familiares. No puedo dejar de ver que eran otros tiempos, otra Costa Rica, pero la experiencia perdura.
Las lecciones aprendidas fueron varias. Aquel campesino puriscaleño devenido en comandante de plaza, contra la tradición arraigada, se negó siempre a dar palizas a los indisciplinados, en lo posible dispensó un trato humanitario a los presos, se ganó su respeto y aprecio, y trató a aquellos delincuentes con mucha liberalidad, dando, por ejemplo, permisos de salidas temporales que le trajeron no pocos problemas cuando no regresaban. Pero en el fondo, la lección aprendida fue que era posible creer en el lado humano de los caídos en desgracia, era posible reivindicar o rescatar a las personas, y era posible aspirar a un sistema penitenciario respetuoso de los derechos fundamentales. Y todo aquello, sin haber conocido las teorías sobre resocialización de Krause, Dorado Montero o Concepción Arenal. Puro sentido común humanitario, puro compasión cristiana, y pura inteligencia de alguien que, como mi padre, salió del campo al Congreso de Diputados, pero también a lidiar con uno de los problemas sociales más álgidos de todas las épocas, el duro y violento mundo de las prisiones.
2. Un desventurado accidente.
Un desventurado accidente con un arma de fuego, también en la niñez temprana, hizo florecer en mi espíritu una profunda aversión hacia las armas, los militares, las guerras. Un marcado pacifismo, una admiración sin límite a Tolstoi, Gandhi y Luther King y todo ideario que promoviera la solución pacífica de los conflictos, de la mano del derecho, como no, y abominando la opción de arreglar esas diferencias a golpes o a balazos. Cuando vemos cómo la sociedad estadounidense se desangra por el uso irrestricto de armas de fuego, cuando constatamos mediante investigaciones especializadas que en esa misma sociedad mueren más personas por atentados y accidentes con armas, que en hechos de defensa propia, vuelve a aparecer la urgencia impostergable de restringir, por medio de las leyes, esos dispositivos de muerte para asegurar una convivencia pacífica y un futuro más seguro a las próximas generaciones. Un país civilizado es el que permite las armas sólo a sus cuerpos policiales y con un uso debidamente reglamentado para casos extremos.
3. La opción por el más débil.
Me tocó vivir la transición de la chiquillada jugando en la calle, antes de que la televisión y la luz de su pantalla nos hipnotizaran para siempre. Eran los tempranos años sesenta del siglo pasado. Sobre todo, cuando venían las largas vacaciones escolares, ocurrían experiencias extraordinarias. En la ciudadela de Hatillo No. 1 de aquellos tiempos, había una pareja de gemelos, no idénticos, los hermanos Blanco. Lo cierto es que este par de hermanos, con gran liderazgo, convocaban a las hordas desocupadas a un juego peligroso en las calles de aquel floreciente Hatillo, en el que todas las casas eran nuevas y casi toda la gente era joven. Lo cierto es que había que apuntarse con uno de los gemelos a bandos en contienda. Había que construir cuarteles, ranchos hechos de palos, ramas, zacate seco. Había que conquistar el cuartel enemigo, sobre todo haciendo uso de lanzas, flecas, pedradas. Pero he aquí que aquella dinámica bélica escondía una perversa truculencia: alrededor del gemelo más alto y fornido se congregaba la inmensa mayoría de los chiquillos y, los que en un gesto casi suicida nos adheríamos al gemelo más débil y esmirriado, quedábamos en franca minoría y condenados a morder, literalmente, el polvo de la derrota. No hace falta decir que la batalla duraba poco. Librados por milímetros de que un flechazo o pedrada nos mandara al hospital, el bando del gemelo debilucho corrió en desbandada, vio cómo ardía su cuartel y buscó refugio en los delantales seguros, de las distraídas madres.
Las lecciones de vida fueron fundamentales. Todavía no me explico de donde sale esta compulsión por apoyar a los más vulnerables, esta vocación de construir equilibrios, este afán, en fin, de justicia. No lo pude aclarar siquiera con años de psicoanálisis. Aquellas vivencias me prepararon, eso sí y para bien, a dar las batallas que escogía, preparado no para asegurarme un triunfo poniéndome a priori del lado con más fuerza, sino al contrario, preparado para perder mil veces, si fuera necesario, hasta asegurarme un poco de equidad y justicia en el mundo que me tocó vivir. Culminación de estas enseñanzas es que tampoco he pensado como piensan las mayorías, me ha tocado perder y ganar en este plano, y me ha corroído más el dolor de las dudas que el alivio de las certezas, pero en todo caso, sabiendo siempre que mi modo de pensar no va a ganar con facilidad elecciones generales.
4. ¡Alcoa No!
Era la tarde del 24 de abril de 1970. Llevaba puesta una boina para cubrir la cabeza recientemente rapada en el ritual de iniciación de ingreso a la Universidad de Costa Rica, según era tradición entonces. Una multitud de jóvenes colegiales y universitarios nos concentrábamos frente a la Asamblea Legislativa gritando al unísono ¡ALCOA NO! Se estaba dando el último debate para la aprobación de una figura jurídica sui generis: un contrato-ley entre el Estado costarricense y una empresa minera transnacional. Los acontecimientos se fueron dando súbitamente. La multitud intentó entrar al recinto parlamentario, las fuerzas de seguridad se lo impidieron, algunos manifestantes empezaron a jalar las alfombras rojas del pasillo de ingreso, otros comenzaron a volar pedradas contra los ventanales y alguien desconectó el interruptor de energía del edificio. Para entonces ya la policía había comenzado a usar sus porras, detener cabecillas y lanzar las primeras bombas lacrimógenas. Sin ninguna vocación heroica ni de martirio, -ya saben que no era la primera vez que corría en mi vida- comencé la estampida siguiendo el sabio consejo quijotesco de retirar no es huir, en medio de una multitud, Cuesta de Moras abajo, hasta ponerme a salvo.
Entre las enseñanzas de esta vivencia juvenil, la intuición de que el derecho gravita fuertemente, para bien y para mal, en toda comunidad humana; la curiosa figura jurídica de un contrato-ley que había que entender y cuestionar; la defensa de la soberanía nacional; los primeros atisbos de la necesaria invención de un derecho ambiental; y la impostergable prohibición de una explotación minera salvaje, a cielo abierto. Aquél fue mi bautizo político y la juventud costarricense tuvo su mayo en París del 68 y su Tlatelolco, México, también en ese mismo año. Luego vinieron años de estudio y activismo dentro del movimiento estudiantil de aquellos setentas llenos de organización y discusión política, noches y madrugadas para preparar exámenes, y al final, la inserción al mercado laboral en la judicatura y la academia. Pero para entonces, ya estaba forjada la brújela que me ha orientado, ya estaban fraguados los principios, las huellas y las cicatrices.
Este libro es sobre todo resultado de los apuntes que por años guardé de los cursos que impartí, en grado y posgrado, en la Universidad de Costa Rica y en la Universidad Nacional con sede en Heredia. Es una apuesta por encontrar una Sociología Crítica que, con el horizonte de los Derechos Humanos, le dé un rol a lo jurídico, en un avance constante para la conquista y consolidación de más derechos para todas y todos, más allá de si podemos, a corto o mediano plazo cambiar radicalmente el mundo, a través de políticas anti-sistema, estrategia que no parece estar a la vuelta de la esquina.
Este libro es también una apuesta por una Criminología Crítica que nos permita comprender la violencia criminal y todas las demás formas de violencia social, como un desafío en el que, según las respuestas que demos, aliviaremos o agravaremos los conflictos, asimetrías e inequidades de las sociedades actuales. Por siglos, la Criminología tradicional se ha ocupado en demasía del delito y el delincuente común, o más recientemente de formas de criminalidad más complejas como el cuello blanco o el crimen organizado. Pero muy poco se ha reparado en los más grandes crímenes de la modernidad: las guerras de conquista, el colonialismo, los genocidios, las estrategias de exterminio étnico y cultural, los crímenes de género o los crímenes contra la madre tierra, que un discurso criminológico renovado y crítico debe abordar.
Con este marco teórico, el libro aborda en tres ensayos, lo que ha sucedido en Costa Rica entre 1990 y el 2020. Hay una especie de imagen o retrato del país en el Capítulo III. En el Capítulo IV se da un seguimiento a la principal evolución de la legislación nacional en materia penal sustantiva, procesal penal, penitenciaria y leyes acordes con el modelo de economía de mercado que, a sangre y fuego, se nos ha querido imponer. Por último, en el Capítulo V, se ha querido resumir la principal jurisprudencia constitucional penal de este mismo periodo, donde pretendo demostrar, la hipótesis central de todo el trabajo: la transición en Costa Rica de un modelo de Estado Social de Derecho hacia un modelo de libre mercado, no sólo ha lesionado la institucionalidad democrática y agravado los indicadores de inequidad en el país; sino que ha echado mano al fortalecimiento del sistema punitivo como mecanismo de fuerza para tratar de paliar las asimetrías, desigualdades e inequidades que ese mismo régimen ha engendrado. Cuando a alguien se le ocurre levantar carpas en los centros penitenciarios –y esto es tan reciente que no está en el libro- para atender el problema de sobrepoblación penal, lo que tenemos al frente es una confesión de fracaso; un modelo fallido de sistema socio-económico que no ha podido resolver qué hacer con “los que sobran” en esta sociedad, un régimen que no sabe qué hacer con “la excedencia” de la que nos habla De Giorgie.
En fin, este libro es por último una apuesta por el principio de Razón. La Razón y las buenas razones como única fuente de legitimidad política de la actuación de las autoridades públicas en un Estado de Derecho. En tiempos en que se pretende alzar la voz y golpear la mesa como modelo de comunicación entre las personas; en una época en que los discursos de odio, miedo y discriminación ganan elecciones; en una época en que el eficientismo neoliberal pretende arrasar con instituciones y controles, el principio de Razón, esencia del derecho, se vuelva cada vez más necesario e imprescindible.
Muchas Gracias.
*Esta presentación se realizó hace un año, en setiembre del 2024.
“Ser joven y no ser revolucionario, es una contradicción hasta biológica”, Salvador Allende, presidente chileno electo democráticamente y depuesto violentamente por los mismos de siempre, Universidad de Guadalajara, México, diciembre de 1972.
Vimos en la entrega anterior cómo se enriquecieron las élites europeas con el sufrimiento de nuestros pueblos, aunque ese capital “chorreara sangre”. Es, para resumirlo, una estrategia (no accidente) hasta nuestros días que, “industrializa”, por un lado, el miedo entre los trabajadores y sus familias, por el otro, se “recicla” y afina sus formas como sistema, para succionar sangre y acumular ganancias al costo que sea.
Sería iluso entonces pensar que si, este modelo introducido en el llamado “Nuevo Mundo” arrancó de golpe la propiedad comunal a punta de fuego, saqueo y el despojo, haciendo más poderosos a los reyes con corona europeos y sus familias de banqueros, tuviera que variar su esencia en Latinoamérica y dicho continente quedase al margen de auténticos reyes sin Coronas económica y políticamente.
¿Quiénes son estos clanes en México, en Argentina, Guatemala o Costa Rica con tanto poder de decisión, gracias a sus fortunas acumuladas? ¿Cuáles eran estas familias y a qué se dedicaban en Cuba antes de 1959?
Un conocido líder mundial era consecuente con la cita de Allende, diciendo que “la verdad es revolucionaria” por antonomasia; pues bien, tendré que confesarte que la lista de los “Reyes sin corona” comenzó a confeccionarse el 24 de diciembre del año pasado, a partir que un descendiente de unas de esas acomodadas familias cubanas lloraba esa noche ante las cámaras televisivas por estar lejos de la isla, “donde mi abuelo dejó una fortuna”; ello mientras unos amigos disfrutaban la tradicional ”pierna de cerdo” y me preguntaba en silencio cómo nació esa riqueza.
Esta lista no puede ser definitiva por variables que ocasionan cambios en las fortunas como el comportamiento de las bolsas de valores donde tienen sus inversiones, el tipo de inversiones preferidas y que entre los mismos ricos se devoran en cuanto se “duerme” cualquier colega, por amigo que sea.
Figuréense ustedes que cuando, a partir de 1804, el movimiento revolucionario en Haití sirve de inspiración para la independencia muchas colonias en América Latina y el Caribe, semejante insulto a Francia costó a varias generaciones de haitianos una billonaria indemnización que terminó de pagar hasta en 1953.
Así, los futuros Estados -nación, van perfilando su nuevo derecho penal rudimentario y el respeto a la “libertad”, entendida ésta a disponer o concentrar al máximo la propiedad privada, hasta llegar a las complejas, pero a la vez sencillas, sociedades actuales. Nuevas sociedades, sin discusión alguna, ideadas desde el principio para el lucro, el egoísmo, el individualismo y la alienación, como forma de vida civilizatoria, con las excepciones a la regla.(Engels, Federico: Véase “La familia, la propiedad privada y el Estado”; consúltese además Marx, Karl “La sociedad antigua”).
Revisemos, pues quienes eran estos “reyes sin Corona” en la Cuba antes de 1959. Hay pruebas que había unos 550 grandes propietarios y 9 familias empleando testaferros como partidos políticos, jueces, legisladores y aspirantes a puestos de relevancia para que cuidaran sus vastos intereses.
Un reportaje del periodista cubano, Guillermo Jiménez Soler, titulado “Los propietarios de Cuba 1958”, incluye a figuras como el dictador Fulgencio Ulgencio Batista Zaldivar, dueño de 9 centrales azucareras, 2 refinadoras. dos destilería, un banco, tres aerolíneas, una papelera, una productora de gas, dos moteles, varias emisoras de radio, una televisora, periódicos, revistas, una fábrica de materiales de construcción, una naviera, un centro turístico, varios inmuebles urbanos y rurales.
Su esposa se suma a él controlando 80 % de las acciones del Banco Hispano Cubano. En el área de los inmuebles poseían múltiples firmas inmobiliarias y de inversiones como la Compañía de Fomento Almendares S.A., la Inmobiliaria Miramar, la sociedad Marimelena Realty Company y la Compañía de Fomento del Túnel de La Habana S.A. (con un capital que ascendía a los 10 millones).
Otras de las familias determinantes eran la de Julio Lobo Olavarría, con activos arriba de los $100 millones de esa época, se suma el núcleo familiar de José María Bosh Lamarque, propietario del grupo Bacardí, de garroteras, de burdeles, empresas constructoras etc., Otro clan a considerar es el de José M. Arechabala Arechabala , a quien se recuerda como el dueño de la fábrica de ron Habana Club, confiterías y astilleros, entre otros; no menos poderosos de aquella época siguen José Gómez Mena Álvarez, Luis Mendoza Freyre de Andrade. Carlos Núñez Pérez, Francisco Núñez Pérez y Francisco Blanco Calás, con amplios intereses en la agricultura, el comercio, los bancos, los partidos políticos, los burdeles, etc.
Los siguientes datos provienen de las llamadas fuentes gubernamentales, extraoficiales, revistas especializadas como “Forbes”, plataforma como la Wikipedia, periódicos de conocida trayectoria como “Cuba Debate”, el “Semanario Universidad”, “El Tiempo” de Colombia y “La Nación” de Argentina, entre otros, cuyo único fin es localizar algunos de estos reyes modernos y contrastarlos con quienes venden su trabajo, como lo hicimos con las 12 monarquías europeas y sus súbditos. https://surcosdigital.com/nuevo-coloniaje-avanza-en-america-parte-i-los-reyes-con-coronas/
Esta foto recoge un día cualquiera en La Habana, antes de 1959.
En cuanto a la Argentina, “Forbes”, nos da cuenta de que hay 50 familias y personalidades con casi US$ 78.000 millones, equivalente a 12,1% del PBI del país, en 2023.
Según la publicación citada ello significó un 68% más en relación con 2020 – un año después de la pandemia de Covid 19-, cuando controlaban US$ 46.440 millones.
En contrate, el noticiero France 24 horas, informó que en Argentina hubo 1.7 millones de desocupados, en 2024.
Añadió que la pobreza afectó el 38,1% de su población, el 8.2% – 17.9 millones de argentinos- está en indigencia y condenados a vivir con menos de UD$ 25 mensuales.
Ello a pesar de que el presidente Javier Milei, prometió que, privatizando servicios públicos, los recursos naturales y unos pocos bienes de producción bajo control del Estado, Argentina acabaría con el desempleo y la desigualdad social.
En México, en el otro extremo de nuestro continente, ocho familias mexicanas aparecen como las más determinantes en casi todo el quehacer de esa nación norteamericana, atrincheradas en dos nefastas organizaciones políticas desde hace más de siete décadas, los Partidos Revolucionario Institucional y el Nacional (PRIAN), los bancos, petróleo, redes telefónicas, comercio, medios de comunicación, alimentos, evasión de impuestos, hotelería, tecnología de punta, puertos, ferrocarriles y un gran etcétera.
Hay consenso en las distintas fuentes consultadas que abajo de esos ocho clanes existen otros millonarios con tentáculos a lo largo y ancho de México. A menudo citan a Carlos Slim Helú con activos por más US $102 mil millones, en 2024.
Los datos de 2025 sitúan además a Germán Larrea Mota Velasco con una fortuna de US $ 27.1 mil millones, Alejandro Baillères Gual: con US $8.5 mil millones, María Asunción Aramburuzabala con US $ 6 mil millones, Ricardo Salinas Pliego: con US $ 4.6 mil millones, Carlos Hank Rhon: con US $3.9 mil millones, Fernando Chico Pardo: con US $ 2.8 mil millones, Rufino Vigil González: con US $2.6 mil millones. Antonio Del Valle Ruiz: con US $2.1 mil millones y Enrique Coppel Luken que cuida sus US $2 mil millones.
En contraste, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en mayo de este año México registró 1.7 millones de personas desocupadas. Cerca de 46.8 millones de personas viven bajo la línea de pobreza, 9.1 millones están en pobreza extrema, es decir unos US$2.50 dólares diarios, pesar de las fuertes inversiones en los jóvenes, jubilados, hospitales, fabricación de medicamentos por el Estado realizados en menos de 100 meses del gobierno de la 4T.
Se robaron todo lo que pudieron y nos dejaron amarrados con compromisos bancarios más allá de 2050, dijo Andrés Manuel López Obrador antes de dejar su presidencia.
En cuanto a Centroamérica y República Dominicana, víctimas de la patraña del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos (TLC – negociado entre 2003 y 2004-, ni dando sus telecomunicaciones, puertos, ferrocarriles o arruinando la educación pública para sus jóvenes, el agro, los salarios etc., evitó los enormes contrastes socioeconómicos.
En El Salvador, la familia encabezada por Ricardo Poma diversificó las actividades a más no haber, mediante ingeniosos grupos societarios relacionados con bancos, distribución automotriz y cadenas de hoteles, entre otros negocios. Esta estirpe cuenta con activos por el orden de los US $1,400 millones, según Forbes.
El Diario As.com de El Salvador, por su parte, sumó a estas selectas familias, la del inversionista, Roberto Kriete, cuyo Grupo Kriete, Avianca Holdings, Volaris y Aeroman, tuvo en 2020 ingresos totales por US$1.387millones. https://as.com/us/us/2021/10/09/actualidad/1633810224_864788.html).
Asimismo, en este pequeño país, figura la familia de Roberto Murray, quecontrolaelGrupo Agrisal (Agrisal Inmobiliario, Agrisal Hoteles y Agrisal Automotores). Sus ingresos netos son desconocidos exactamente, pero se estima están entre los tres principales millonarios salvadoreños.
Se suman a estos grupos de terratenientes, banqueros o empresariales, la familia Dueñas, Regalado, Sol, Quiroz, Dougherty, Guirola, Salaverría, Samayoa, Álvarez, Bustamante, Hill, Meza Ayau, Poma y Díaz Bazán.
En Guatemala, cuyo país registra la mayor concentración de riqueza en el área, hay seis familias, entre ellas, el clan de Carlos Enrique Mata y Luis Miguel Castillo, quienes controlan la poderosa Central America Bottling Corporation (CBC). Sus ingresos se estimaron en US$ 1.704 millones, en 2019, según Fitch Ratings, una reconocida agencia internacional sobre créditos.
A las anteriores, se suman los Herrera, Gutiérrez Bosch, Paiz y Novella, todos apellidos poderosos en la economía, la política, la industria y los negocios en Guatemala.
El presidente socialdemócrata de Guatemala, Bernardo Arévalo, compagina con los jefes de las cinco familias millonarias, o se va. Foto tomada del periódico Las Dos Orillas.
El país de la “primavera permanente” – Guatemala- tampoco escapa de la “maldición” que nos viene desde la Colonia, agravada estos años con el proceso de subcolonización: el desempleo abierto. El gobierno chapino hace ingentes esfuerzos para convencernos solo hay un 1.7 % en los últimos dos años.
Pero una encuesta oficial realizada en 2023 y consultada para este trabajo en Surcos nos consigna que el 56.0% de la población se encuentra en situación de pobreza. De ese porcentaje un 16.2%, está en pobreza extrema, según la Revista Análisis de la Realidad Nacional.
En cuanto al salario mínimo promedio centroamericano éste en el primer semestre de 2025 estuvo entre US$ 161.78 y US$ 1.558,98, incluyendo algunos ajustes decretados en unos pocos países y siempre por abajo del costo real de la vida.
En cuanto a “Reyes sin Corona”, Panamá como el resto de la región, tiene su propia “monarquía” encabezada por Alfredo Alemán, con US$ 1.900 millones y Moisés Cohen, con US$ 169 mil millones, al cierre del año 2019.
Según la revista Forbes además la familia de Stanley Motta es una de las élites millonarias mejor posesionada en Panamá y Centroamérica, pues tiene intereses en la aviación (Copa Airlines), banca, propiedades, seguros y comercio libre, agricultura extensiva, educación etc.
Motta aparece relacionado con una de las plantaciones de piña más grande de Costa Rica, así como con obras filantrópicas, a través de organizaciones como The Nature Conservancy y su antigua universidad de Tulane.
Por su parte, Panamá, el pleno empleo o el combate contra la pobreza, – citando un contraste más -sigue siendo una promesa incumplida.
Por datos oficiales y extraoficiales sabemos que en 2024 la desocupación fue de 9.5%. El desempleo abierto estuvo en 7.8%, mientras la informalidad laboral fue de un 49.3%, hasta agosto de 2024. En tano, un 21.7% de gente vive en pobreza, según cifras de 2023.
Centro financiero en ciudad de Panamá.
En República Dominicana tenemos la estirpe encabezada por Frank Rainieri Marranzini, con US$ 1.200 millones. Otros personajes para tomar en cuenta, son Felipe Vicini Lluberes y Familia, con US$ 916 millones, Miguel Barletta, con US$ 740 millones y Manuel Estrella, con US$ 608,8 millones.
Por detrás de los anteriores se abren campo 15 clanes familiares más. Monopolizan desde la innovación, la ciencia y la tecnología, hasta venta de servicios al Estado y actividades turísticas, pasando por la recreación, la cultura e infraestructura vial, juegos, minas, metales para la industria, entre otros.
Sin embargo, por datos oficialistas deslizados en periódicos dominicanos, sabemos que las tasas de participación laboral son, según estas versiones, de un 66.0%, el primer trimestre de 2025. La de desempleo se situó en 4.8%, al cierre de 2024.
Los datos, anteriormente citados, vienen del Banco Central de la isla. Estas estadísticas nos señalan que el desempleo abierto – mide a quienes buscan trabajo – fue solo de 4.9% este año, con un leve descenso, respecto el año aña pasado. Suena maravilloso. Gracias TLC.
Empero, sí acudimos al más reciente boletín del Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo dominicano, descubrimos que en los primeros tres meses de 2025 hubo un 18.05% de personas en pobreza. Se cuidan de revelarnos el porcentaje de gente en miseria extrema.
Pero, según datos de organismos internacionales, la niñez y la juventud dominicana son víctimas de la deserción escolar, a pesar de ingentes esfuerzos gubernamentales por dotar de infraestructura a la educación pública.
En el año escolar 2016 se encontraban fuera de la escuela: 25,058 niños y niñas de 5 años; 60,745 de 6 a 11 años; 129,628 de adolescentes 12 a 17 años. La situación de niños fuera de la escuela aumentó en las edades entre 6 y 14 años del 2015 al 2016.
La exclusión escolar se refleja con mayor severidad en los niños, niñas y adolescentes con discapacidad. El informe Niños Fuera de la Escuela 2017 destacó que el 62% de los niños y niñas de 3 a 5 años no asiste a la escuela; asimismo el 21% de los niños y niñas con discapacidad de 6 a 11 años, destacando que casi la mitad no sabe leer ni escribir e igualmente el 35% de los adolescentes entre 12 a 17 años.(UNICEF https://www.unicef.org/dominicanrepublic/educaci%C3%B3n#:~:text=El%20bajo%20aprendizaje%20en%20los,aprender%20y%20concluir%20la%20esc)
En cuanto a Costa Rica, diversas fuentes consultadas para el presente esbozo periodístico, sitúan a la familia Pellas, de origen nicaragüense, entre las más poderosas e influyente en Costa Rica, con ingresos netos por US$ 1.500 millones.
Por notas periodísticas coleccionadas para este trabajo sabemos que solo en La Cruz, Guanacaste, tiene inversiones por el orden de los US$51 millones en un proyecto residencial llamado Naturandi.
Otro clan importante que no pasa inadvertido en nuestro país es el de la familia Mendiola, asociada con Florida Ice & Farm Co (FIFCO).
La Florida Ice & Farm Co. (FIFCO) es la principal empresa de bebidas embotelladas en Costa Rica. Su director general, Ramón Mendiola Sánchez, es dueño de la cervecera estadounidense North American Breweries Holdings (NAB), adquirida por US$ 388 millones. (Fuente:Forbes Staff ,diciembre 27, 2014).
A estos grupos poderosos pertenece el linaje de Rodolfo Jiménez Borbón y el conglomerado empresarial “La Nación”; el primero con un patrimonio anual calculado en USS $1.549 millones y, el segundo, con activos por el orden de los US $ 77.500 millones
Se une a esta selecta elite la familia vinculada con la empresa MECO, cuya cara visible es Carlos Cerdas Araya. Sitúan su fortuna en US$ 689,6 millones anuales.
Otra familia de millonarios es la dirigida por Francis Durman Esquivel. Él controla las organizaciones “Aliaxis Latinoamérica” y “Montecristo”. Vinculan estas corporaciones con sectores como la construcción, el financiero, la tecnología, la salud y la logística.
Además, Aliaxis ha tenido ingresos por 2.377 millones de euros, de los cuales alrededor de 15% provienen de sus operaciones en América Latina.
Asimismo, figura otro conocido millonario nacional, Steve Aronson, gracias a sus grupo Britt y Morpho Travel Retail . El patrimonio de ambos grupos pasa de los US $ 150 millones.
Otras de las familias afortunadas son la de Luis Javier Castro, con grandes inversiones en el grupo denominado “De Mesoamérica”. Se suman las familias Arias Sánchez, con negocios ligados a plantaciones azucareras y tierras en Guanacaste, la Álvarez Desanti – Marín Raventós, alquiler de edificios a distintos gobiernos con ingresos anuales por unos US$ 30 millones. Está vinculada también a la actividad bananera.
Asimismo, figura la familia de Leonel Baruch con inversiones en el ámbito bancario y las comunicaciones; Picado Corza, con vínculos en la industria de las comunicaciones, y Franklin Chang, empresario con inversiones en las ciencias espaciales y la innovación tecnológica.
En Costa Rica, por citar un contraste más, según el Instituto Nacional de Estadísticas y Censo (INEC), el desempleo se mantuvo estable al cerrarse 2024, con un 7,3%, mientras el Ministerio de Trabajo consignó un 18% en pobreza y un 4.8% en pobreza extrema.
Según el Colegio de Licenciados y Profesores en Letras, Filosofía, Ciencias y Artes (Colypro) en 12 años el Ministerio de Educación Pública (MEP) cerró 108 centros educativos, por no reunir condiciones mínimas.
En el marco del mes de las madres en Costa Rica, el programa “Alternativas” dedicó su espacio FALE —Filosofía, Artes, Letras y Educación— a reconocer el poder transformador de la palabra como herramienta para narrar la vida, la maternidad y la crítica social desde diversas miradas. La transmisión se realizó en vivo a través de redes sociales y fue retransmitida por Radio Guanacaste 106.1 FM, Radio Soberanía, Radio Revolución y 506 Ondas Alajuelita Radio.
El panel estuvo conformado por destacadas voces de la cultura y el pensamiento crítico: Anthony Cordero, Yolanda Bertozzi, Eileen Barrantes, Marina Raquel Rudas y Adriano Corrales Arias.
Anthony Cordero, bachiller en Filosofía con énfasis en Artes y Letras de la Universidad Nacional, presentó la novela Distancia de rescate de la escritora argentina Samanta Schweblin. Explicó cómo esta obra, escrita de forma no lineal y con elementos de terror cotidiano, es en realidad una crítica social a los impactos de los agroquímicos en comunidades rurales, y cómo la autora utiliza la relación madre-hija como símbolo de la relación entre la naturaleza y la humanidad. Cordero compartió también su experiencia facilitando un taller literario en la Biblioteca de Grecia, donde se exploraron los simbolismos de la novela y se fomentó la escritura creativa con conciencia social.
Por su parte, la escritora y activista de derechos humanos Yolanda Bertozzi reflexionó sobre la trayectoria histórica de las voces femeninas en la literatura, desde el movimiento feminista de la década de 1960 hasta las luchas de mujeres indígenas, afrodescendientes y de la diversidad sexual. Presentó su novela Las heridas en el corsé, inspirada en historias familiares y en el contexto social y cultural de las mujeres en Costa Rica a finales del siglo XIX y principios del XX, así como su segunda obra en desarrollo, que incorpora relatos del Caribe Sur, la historia de mujeres esclavizadas y las realidades contemporáneas de violencia de género. Bertosi destacó la importancia de rescatar estas voces históricamente silenciadas y de visibilizar experiencias desde territorios y contextos diversos.
Eileen Barrantes, fundadora de la “Tribu Materna” y docente en el Tecnológico de Costa Rica, compartió su perspectiva sobre la maternidad como acto cultural y social, rescatando su fuerza como espacio de resistencia y transformación comunitaria.
Marina Raquel Rudas, escritora y promotora cultural, abordó la resiliencia y la cultura como herramientas para sostener procesos de memoria y de creación colectiva.
El cierre estuvo a cargo del escritor Adriano Corrales Arias, quien expuso sobre la creación literaria como espacio de diálogo entre tradición y contemporaneidad, subrayando el papel del análisis crítico en la formación de nuevas generaciones de escritores y escritoras.
La edición dejó en evidencia que la literatura escrita por mujeres es un terreno fértil para el diálogo, la memoria y la denuncia, y que desde diferentes perspectivas y trayectorias se puede contribuir a una construcción cultural más inclusiva.
Quienes no pudieron ver el programa en vivo pueden acceder a la grabación completa a través del siguiente enlace:
El programa ALTERNATIVAS, desarrollado por el Colectivo Reflexión-Acción, presentará este 1º de agosto de 2025 una edición especial en vivo titulada «La escritura desde lo femenino, la maternidad y la crítica social». El evento contará con un panel diverso de personas invitadas que abordan la creación literaria desde perspectivas sociales, de género y vivenciales, especialmente en relación con la maternidad, los derechos humanos y la crítica cultural.
Panel de invitados:
Yolanda Bertozzi: Abogada, escritora y activista por los derechos humanos de las mujeres.
Tony Cordero: Bachiller en Filosofía con énfasis en Artes y Letras por la UNA.
Miguel Ureña Cascante, presidente de la seccional de la Central Unitaria de Trabajadores en el Ministerio de Hacienda, ha alzado la voz contra lo que considera una mala planificación y uso desproporcionado de los recursos públicos en proyectos de infraestructura, específicamente en nuevos pasos a desnivel en la Circunvalación Sur. En una carta dirigida al ministro de Hacienda Nogui Acosta Jaén, Ureña plantea fuertes cuestionamientos a los recientes planes de construcción, destacando la falta de coordinación entre las instituciones involucradas y el despilfarro de fondos en proyectos que, a su juicio, no resuelven los problemas que buscan atender.
En la carta, Ureña resalta que los nuevos pasos a desnivel, proyectados para mejorar el tránsito en los sectores de Hatillo y Desamparados, no cumplen con las expectativas. Alega que las obras anteriores en Hatillo 1 no han resuelto los embotellamientos, sino que los han trasladado a otras zonas, subrayando que se siguen realizando inversiones millonarias en proyectos que no alivian el congestionamiento vial, como fue el objetivo inicial.
De igual manera, se cuestiona el enfoque de gasto, afirmando que los recursos destinados a infraestructura podrían utilizarse en otras áreas más urgentes, como la mejora de las condiciones en los hospitales públicos, la compra de equipos médicos o el apoyo a familias en situación de pobreza. “Esos proyectos significan muchas casitas para gente pobre, significan buena medicina para muchos internados en los hospitales”, afirma en la carta.
Falta de coordinación y transparencia
La carta también hace un llamado a la Contraloría General, al Ministerio de Planificación y a otros actores políticos a revisar la planificación y adjudicación de estos proyectos de infraestructura. Ureña insiste en que no se están evaluando adecuadamente las prioridades nacionales y que se están destinando fondos a proyectos mal coordinados. En este sentido, subraya la necesidad de una mayor transparencia y justificación en la asignación de los recursos.
Para Ureña, las obras que se pretenden realizar carecen del «mínimo filtro de coordinación» y representan un uso ineficiente del dinero público. También denuncia la complacencia del gobierno con ciertos sectores, favoreciendo a “cinco gatos” a costa del bienestar de la mayoría. Asimismo, advierte que mientras se gastan cuantiosos recursos en infraestructura en San José, regiones como Limón siguen enfrentando una falta de recursos para sus escuelas y otros servicios esenciales.
Llamado a la coherencia
El presidente de la seccional concluye su carta con un fuerte llamado al ministro de Hacienda y al presidente de la República para que sean coherentes con su discurso sobre austeridad y justicia social. Ureña sugiere que los recursos no se giren hasta que se garantice que los proyectos sean efectivamente necesarios y estén bien planificados. “Basta ya de ser complaciente”, dice, instando a las autoridades a aplicar el principio constitucional de caja única y a que el dinero se destine sólo cuando las obras avancen de acuerdo a los contratos establecidos.
Por último, Ureña asegura que los trabajadores están preparados para movilizarse si los recursos públicos continúan siendo mal utilizados, hace un llamado a la ciudadanía para que respalde estas preocupaciones y exija mayor coherencia en la gestión de los recursos públicos. “Apelamos a la ciudadanía a apoyar esta iniciativa, exigiendo consistencia”, enfatiza. Aclara que este reclamo no se trata de revanchismo, sino de principios fundamentales como la razonabilidad, la economía procesal, la inmediatez, la transparencia y la probidad, todos ellos contenidos en las leyes de control interno y general de la administración pública.
Ordine es filósofo y profesor de la Universidad de Calabria y caballero de la Legión de Honor Francesa. Su discurso sobre “la barbarie de lo útil” se basó en su tesis: Una contundente reivindicación de la cultura.
Este fue presentado en la tercera edición de Málaga 451: La noche de los libros. Un festival literario dedicado al mundo del libro en todas sus vertientes, encuentro entre autores, libreros, editores y lectores más importante del sur de España.
En su tesis, Ordine se manifiesta en contra del beneficio y considera que el conocimiento, la cultura y la lectura, que son inútiles para el capitalismo financiero, en realidad son la vacuna para la intolerancia, el autoritarismo y los fanatismos.
Durante su discurso el filósofo hace referencia a la construcción de muros en la sociedad que muestran lo inhumano de las personas y como estos son una forma de reducir la cultura.
Además, añade la necesidad de los libros y la cultura, saberes que se han considerado inútiles en la sociedad porque no producen ganancias, sin embargo, argumenta que son útiles para entender el presente y que la humanidad sea más humana.
A partir de lo anterior, toma como base los sistemas de enseñanza en los cuales suele verse como objetivo la obtención de un título. No obstante, él considera que son oportunidades para ser mejores y esos que estudian de manera autónoma y con razonamiento son los que superan los exámenes y tendrán mejores notas.
En concordancia con lo anterior, realiza una crítica a como el modelo materialista y de mercancía ha buscado instaurarse en los centros educativos. Y como en general en la sociedad cada elección, gesto y palabra tiene que ser run beneficio personal o desde una lógica autoritarita que exige el provecho material.
Este modelo materialista ha convertido todo ámbito en una relación empresa-cliente o crédito-deuda. Generando una vivencia en la dictadura del utilitarismo, en la que la pregunta principal a todo es: ¿para qué sirve?
Según esta idea, comprender el uso de un utensilio es más sencillo que comprender el arte, pues todo debe ser una mercancía.
Algunos de los ámbitos que el autor destaca son la enseñanza y el patrimonio artístico, que a nivel de política parece no tener valor, pues las raíces culturales que promueven no son importantes para este grupo.
De hecho, el no valorar ciertas carreras universitarias implicaría en años cercanos clausurar contratos de profesores o la pérdida de lenguas antiguas y de profesiones como la filología y paleología. Esto implicaría cerrar bibliotecas, museos, perder la reconstrucción de textos y documentos antiguos.
La crítica del autor se basa en que los recortes presupuestarios suelen comenzar en los ámbitos de educación, investigación científica, bibliotecas y en el arte. Desde la valoración de los encargados de la política los monumentos y obras de arte son valorados según su rentabilidad económica y no desde su base cultural y el papel en la formación de identidad.
Esta apreciación se basa en que todo ello es ajeno a los beneficios de lógica comercial, al no ser monetizado. Sin embargo, destaca que lo considero como “útil” a nivel social puede llegar a ser agobiante, ya que los seres humanos no solo llevan gestos vinculados con lo material, sino vinculado a lo espiritual.
El punto más destacado es que para Ordine estos “saberes inútiles” son necesarios para ser más humanos. La importancia cultural y artística es que colaboran en comprender al ser humanos con espíritu y no como robot.
El autor considera que:
La formación es un bien común no un egoísmo asfixiante.
Cultura es el antídoto contra la lógica dominante utilitarista y resistente a la dictadura del beneficio.
El dinero compra todo menos conocimiento.
La enseñanza pone en cuestionamiento las reglas del mercado. Solo el saber lo desafía.
La cultura enriquece y comparte.
Esta conferencia tiene una duración de 52 minutos. Desde SURCOS extendemos la invitación para que pueda observarla completa haciendo click aquí.
Compartido con SURCOS por José Manuel Arroyo Gutiérrez.