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Etiqueta: democracia

Costa Rica: el Fitness Center de la Democracia

Por: Msc. Esteban Guisseppe Cavallini Espinoza
Comunicador

Este comentario parte de lo que debería ser el ideal de un Estado: un «Fitness Center» democrático que opere bajo el concepto de libertad ética racional. Es decir, una nación donde las decisiones se toman con base en principios de autonomía individual y colectiva, pero siempre guiadas por la razón, el derecho y la ética, priorizando el bienestar común y la soberanía.

Ejemplos de esta búsqueda de equilibrio se observan en naciones como Noruega, Singapur o Suiza, por citar algunas, donde la planificación estratégica, la democracia directa y el compromiso con objetivos nacionales claros definen un camino de progreso sostenido. Sin embargo, en Costa Rica, la realidad de nuestro «gimnasio» dista mucho de este ideal.

Los atletas en la pista de entrenamiento

En el área de las máquinas de pesas, encontramos a los actores que representan el estancamiento y el sabotaje. Hacienda se mantiene como el «gordo» del gimnasio, un personaje que ocupa demasiado espacio y consume recursos sin traducirlos en progreso. Junto a él, aparece la figura de un oficialismo obeso, malcriado, prepotente, mal educado y gritón. Este actor, en lugar de entrenar o facilitar el espacio, se dedica acaparar las máquinas, insultar, descalificar a los otros usuarios y generar un ruido ensordecedor que impide la concentración y el trabajo serio.

Sus víctimas principales, los contrapesos, es decir, los pilares mismos del establecimiento: la Constitución Política, la Democracia y la Sala Cuarta yacen como atletas lesionados en la banca. No fue la falta de voluntad lo que las retiró de la pista, sino las zancadillas y la actitud prepotente de este oficialismo (y gobiernos anteriores) que les lanzaron peso muerto para frenar su carrera, dejándolas debilitadas para arbitrar el juego limpio que la soberanía exige.

El Poder Judicial intenta mantenerse «fit», pero sigue consumiendo únicamente leyes desactualizadas que lo mantienen en un estado de desnutrición funcional. Mientras tanto, los «Musculosos» del sistema están bajo condiciones de exhibición críticas. La Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) resiste el embate de un contrapeso peligroso: el oficialismo gritón y los anteriores se niegan sistemáticamente a pagarle la cuota de mantenimiento (la deuda estatal), asfixiando a la atleta más fuerte para forzar su caída.

Al mismo tiempo, el Banco de Costa Rica-BCR, el Instituto Nacional de Seguros-INS, el Instituto Costarricense de Electricidad-ICE y el Agro son exhibidos en vitrinas para acreedores extranjeros, impidiéndoles renovarse para justificar su eventual liquidación.

El cuerpo técnico y la métrica manipulada

Los entrenadores secundarios son los tres poderes de la República: Ejecutivo, Legislativo y Judicial. Entre ellos, la división es ética: están los que velan por el músculo de la inversión social y los opuestos que recetan una dieta basada únicamente en impuestos y «deuda nueva».

Es en este escenario, los medios de comunicación, quienes deberían ser la báscula y la cinta métrica imparcial, pues han sido intervenidos por filtros trucados que favorecen exclusivamente a los acreedores alineados bursátiles, ignorando la voluntad del pueblo.

Por encima de todos, se encuentra el entrenador principal y dueño del gimnasio, me refiero al Pueblo, quien cuenta con el TSE (Tribunal Supremo de Elecciones) como el gran espejo de la realidad para que su voz sea escuchada.

Cierre: el último set hacia las elecciones racionales

De cara a las próximas elecciones, es imperativo que el buen juicio y la razón nacional tomen el control de la rutina. No podemos permitir que la apatía de los jóvenes en las gradas, distraídos por sus pantallas, sea el silencio que acompañe la caída del edificio. Se requiere una actitud crítica y feroz para silenciar los gritos del oficialismo malcriado y evitar que el gimnasio colapse en el cierre del periodo.

El objetivo es claro: evitar que terminemos con deportistas «musculosos» muertos por negligencia o sabotaje, y que los esfuerzos de quienes sí quieren trabajar terminen en una frustración irreversible. La soberanía nacional se defiende levantando el peso de la responsabilidad en las urnas; solo una elección racional podrá sanar a los lesionados, pagar las deudas del entrenamiento y garantizar que este Fitness Center de la Democracia vuelva a ser un lugar de salud, disciplina y progreso real, donde la educación del soberano se imponga sobre la prepotencia de los gritones y confrontativos quienes se creen ser dueños de la verdad y del mundo.

Un poderoso acuerdo

Por Memo Acuña
Sociólogo y escritor costarricense

En un país que dejó vencer su contrato social desde hace algunos años, alcanzar acuerdos y consensos es una tarea urgente y necesaria por cuanto lo que está en juego, ahora si, tiene que ver con el rumbo de la democracia y los valores de la convivencia ciudadana. La integración horizontal, en todo caso.

Ahora que los fuegos electorales entraron en veda y la circulación de mensajes y propaganda ha disminuido en su polifonía y volumen, es bueno recordar una acción plural suscrita recién en el mes de octubre.

Se trata del Acuerdo Nacional contra la desinformación y los discursos de odio en el marco de la actual campaña electoral.

Hasta hace pocos años era impensable que algo así preocupara a la ciudadanía de cara a unas elecciones nacionales. Pero las amenazas a la libertad de expresión, la ausencia de debate público y los más de dos millones de publicaciones con mensajes de odio identificados en 2025 en el país encienden todas las alarmas posibles.

El acuerdo incluye entre otros aspectos el respeto irrestricto al rol del Tribunal Supremo de Elecciones, la garantía de la ética en la información socializada y el rechazo a las voces de odio e intolerancia. Uno de los compromisos que claramente dibujan la orientación del documento, tiene que ver con la corrección oportuna ante desinformación verificada.

Firmado por un conjunto importante de organizaciones de la sociedad civil, el proceso cuenta con el respaldo de instituciones de alto nivel en su función de testigos y garantes de lo suscrito, entre ellas la Defensoría de los Habitantes, la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) – Sede Costa Rica, el Instituto Interamericano de Derechos Humanos (IIDH), el Programa Estado de la Nación y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

En una temporada clave para el rumbo del país en todas sus dimensiones, un contrato como el que presenta este acuerdo es urgente y poderoso en sus consecuencias. La ciudadanía, nosotros y nosotras, debemos acudir en su funcionamiento, pero sobre todo en la protección de su papel en esta delicada hora que se avecina.

¿Pedofilia o Pedofobia la del presidente Rodrigo Chaves?

Vladimir de la Cruz

Mariana Ramos Castro, niña de ocho años, que acaba de terminar exitosamente su tercer grado, avanzando en el 2026 al cuarto grado, que se está formando en una escuela bilingüe, quien es muy destacada en deportes y gimnasia, asustó al presidente Rodrigo Chaves.

No asustó a cualquier persona, hizo temer al presidente que se identifica anímicamente con el animal depredador JAGUAR, que se comporta públicamente como un animal, imitando los rugidos del felino, tratando de asustar al público que le observa, que atentamente le sigue, y que también trata de imitarlo en sus zarpazos, agresiones y exabruptos verbales contra quienes le critican y se le enfrentan.

Se supone que con ese comportamiento animal el presidente es el hombre más valiente, y fuerte de Costa Rica, que con su rugido quiere imponerse.

Su imitación del animal Jaguar, con sus rugidos, me hace recordar, al héroe de mis años infantiles, Johnny Weissmüller, quien impulsó y representó en el cine a Tarzán de los Monos, quien también se comunicaba, “hablaba” con los animales, y emitía un alarido poderoso, un grito ululante, distintivo, el Grito de la Selva, cuando se lanzaba por los árboles o quería imponer su presencia. Johnny Weissmüller, era un nadador rumano, gran nadador, cuya figura le convirtió en un sex symbol de la pantalla grande en su época.

El Tarzán de los Monos, fue una figura de hombre blanco, que vivía en una región africana de pobladores negros, pigmeos, más pequeños que él. Era el símbolo de la civilización en aquellas comunidades “atrasadas”. Pero, a la vez el símbolo del colonialismo, del racismo, del imperialismo en las comunidades indígenas africanas.

El animal de Zapote, el Jaguar, con los “rugidos de jaguar” que hace el presidente Chaves, trata de imitar seguramente a Tarzán, y lo hace sentirse en una comunidad de seres atrasados, más animales que él, donde él con su ferocidad trata de imponerse, de meter miedo, de acobardar a quienes se le enfrenten. Lo hace sentirse como el Rey de esta selva, el Rey de los Monos o, mejor dicho, el Rey de los Jaguares, de este zoológico humano costarricense. Porque si él es un animal a todos nos ha de ver como animales. El Jaguar de Zapote quiere probablemente procura convertirse en un sex symbol de la pantalla grande costarricense.

El libro de Edgar Rice Burroughs seguramente es el libro de cabecera del Jaguar costarricense, que siendo Tarzán de origen rumano, el presidente Chaves lo imitó autodenominándose Jaguar en Zapote de Costa Rica. Quienes lo conocen de cerca me han dicho que en la intimidad, con cariño, lo tratan como el Dragón de Komodo de Monterán, un animal propio de Indonesia… donde él actuaba con la Ley de la Selva del Banco Mundial…

¿Qué asustó al Jaguar de Zapote y al Dragón de Komodo de Monterán? Palabras, expresiones, ideas, un pequeño relato de una niña de ocho años. ¿Qué dijo esa niña que tanto incomodó al Jaguar de Zapote y al Dragón de Monterán?

Las expresiones que dio la niña en una actividad enteramente privada, porque el Jaguar quiere dominar e interferir en toda la vida pública, la política y la vida privada de los costarricenses.

La niña, es a la vez la hija del candidato presidencial Álvaro Ramos y de su esposa Cristie Castro, ambos dedicados a sus hijos extraordinariamente y a tiempo completo, para formarlos de la mejor forma posible para la vida, con sentimientos humanistas, con vivencias democráticas, con valores de inclusividad, de respeto, de tolerancia, de libertad.

La niña No dijo mentiras. NO ha sido educada para eso. NO está marginada de la vida de sus padres, ni de la proyección política de su padre, el candidato Álvaro Ramos. Tampoco se le oculta que su padre es candidato del Partido Liberación Nacional, con el cual la niña, como todos los hijos e hijas de candidatos se identifican con los partidos políticos de los que sus padres participan. Sucede igual con los equipos de fútbol. La niña NO vive un entorno familiar de opresión para seguir políticamente a sus padres. Pareciera que por la reacción del Jaguar este ambiente no lo conocen en su casa, en su guarida en Monterán o en Zapote, donde ha de predominar la Ley del Más Fuerte, del más gritón, como se comporta el Jaguar en sus Guarida, con gritos…

Por todo lado lo decimos, y se dice, que el presidente Chaves es un ser autoritario, con características despóticas, tiránicas, dictatoriales. Decimos y advertimos a los costarricenses y ciudadanos que, de continuar su gobierno, ese es el camino proyectado de su candidata, quien ha dicho con claridad que necesitan gobernar sin controles administrativos y legales, que el Estado de Derecho en ese sentido no les permite gobernar, por lo que tienen que acabar con el Estado de Derecho, y con el Estado Social de Derecho, que es acabar con la Democracia.

La niña Mariana Ramos Castro, de ocho años, en la reunión en la que estaba su padre, el candidato, con quien se identifica, dijo lo siguiente: “Quiero decir que Costa Rica está en peligro, que Costa Rica está en el pico de la montaña al borde de caer. Costa Rica es un país, que ahora está entre el bien y el mal, con un presidente que es un dictador. Depende de nosotros, los liberacionistas, hoy estar diciendo: ¡Somos liberacionistas, vamos a derrotar al mal y vamos a ganar para tener el país que queremos!”.

Palabras similares dice el presidente Chaves constantemente contra todo el ordenamiento político, institucional, jurídico, contra los poderes públicos. También ataca y amedrenta personas y funcionarios públicos, a algunos colocándolos en vallas publicitarias como si fueran los delincuentes más perseguidos del país. ¿Acaso no dijo el Jaguar que todos los presidentes del pasado, desde 1949 hasta que llegó él, habían sido dictadores y tiranos que solo gobernaron para grupos económicos y financieros, y no para el pueblo?

Tamaño alboroto ha creado el felino de Zapote, aparte de los rugidos que pasa haciendo en su guarida de Monterán, por esa simple opinión expresada por una niña de ocho años, que le llama “dictador”.

No satisfecho con la libertad de opinión de la niña, que es una persona menor, ha obligado a que el Patronato Nacional de la Infancia, intervenga investigando a la niña, llevando a su familia y entorno familiar, a investigaciones administrativas, casi policiacas, al estilo nazi fascista, para determinar el daño en la formación y cuido de esa niña que se le ha causado, para determinar si el ambiente familiar que tiene Mariana es tóxico y lesivo a su condición de menor de edad y de mujer menor.

Por el comportamiento público del Jaguar es más probable que el ambiente tóxico y peligroso del Jaguar se viva en su guarida de Monteran, para sus familiares inmediatos, para su esposa, su hija y sus empleados, como la tensión que se vive entre los trabajadores de la guarida de Zapote.

Le ha faltado al Jaguar hacer o pedir públicamente que intervenga Procuraduría General de la República, que también tiene que hacerse presente en situaciones especiales de niños, que para él son como objetos, casi sexuales en algunos casos, que se altera, se excita, cuando una niña de ocho años le dice “dictador”, y que ante ese “exabrupto” le echa encima el Patronato Nacional de la Infancia a la niña y a su Familia, para valorar si vive en un entorno familiar hostil o peligroso, para la chiquita, casi amenazando con quitar esa niña de su familia, para entregarla a alguna institución “guardadora” de niños, o hasta para hacer negocios, si pudiera hacerlos, por la vía de gestionar adopción con esa institución, en una especie de trata de niños desarraigados de su hogar por razones políticas impuestas por el presidente, que se identifica emocional, sicológica, siquiátrica y cotidianamente con un animal, el jaguar, que por su naturaleza, es un animal depredador, lo que explica en mucho la condición que tiene el presidente de animal político depredador del Estado, de sus instituciones sociales, y de los valores democráticos nacionales.

Lo que ha quedado en evidencia pública es que el Jaguar presidente le tiene miedo a la opinión de una niña, lo que constituye un máximo acto de cobardía pedofílica del Jaguar, que fue excitado por las manifestaciones que le hicieron saber de esa niña, que seguro le hizo recordar su infancia, (¿y juventud tal vez?) reprimida, y quizá hasta abusada, que lo hizo reaccionar contra esa niña, que por la forma es actuar contra todos los niños de Costa Rica.

Si el acto del animal Jaguar no es cobardía Pedofílica, entonces debe ser de cobardía Pedofóbica, que es cuando se les tiene miedo a los niños, lo que hace al pedofóbico rechazar a los niños, por actos traumáticos sufridos en su niñez. Es un miedo anormal y persistente de la ansiedad que se le puede producir de criar niños, o de tenerlos a su alrededor, en su hogar o en el hogar presidencial, según se quiera ver, en todo Costa Rica.

El ataque a la niña por el presidente ha sido contra todos los niños, contra todas las personas pequeñas y menores del país. Ha sido un irrespeto total a ellos, a su integridad, a su formación democrática, a su libertad de crecimiento en sus hogares y en escuelas.

En las escuelas y colegios hay elecciones estudiantiles, de infantes, de menores de edad. Incluso hay regulaciones electorales, de estos procesos estudiantiles, al amparo del Tribunal Supremo de Elecciones.

Obviamente, los hijos de los candidatos a cualquier puesto de elección popular están más identificados con sus parientes candidatos, y con los partidos de ellos.

¿Qué se puede esperar de hijos de candidatos a la Presidencia, como la hija del candidato Álvaro Ramos? Lo mínimo, identificación con su padre candidato, con lo que él piensa y con lo que se dice de sus principales contrincantes y de lo que se critica del gobierno, y del presidente de turno, sobre todo si se tienen todas las características de un déspota, un tirano, un dictador, un ser absolutamente autoritario.

El Tribunal Supremo de Elecciones debería salir en defensa de los derechos de los niños, del derecho al sufragio que se les enseña y se los posibilita, en la práctica, el mismo día de las elecciones, donde esos niños están claramente identificados con partidos y candidatos, incluso en contra de los que tienen sus padres, que les respetan esas opiniones.

¿Qué se puede pensar del presidente que actúa violentamente contra lo que dice una niña de él? ¿Y qué se puede pensar de un presidente que ante manifestaciones políticas de una niña le echa encima a ella y su familia toda la institucionalidad del Estado, pidiendo represión contra ellos y atemorizando a toda la población y ciudadanía?

Lo mínimo que se puede pensar es qué a su familia, la del presidente, la trata violentamente, sin ningún respeto, imponiéndoles a la fuerza sus opiniones, sin permitirles ningún tipo de libertad de pensamiento. Podemos entender por ello el descalabro que la educación nacional ha tenido en este gobierno.

Si alguien se debiera investigar en sus relaciones familiares y parentales es al presidente de la República, si él quiere ser el prototipo de los costarricenses.

¿Cuál es la imagen que el presidente proyecta con este escándalo en estas materias? La del machista, la del abusador, la del negacionista de derechos, la del dictador esposo, la del tirano padre, la del presidente macho cabrío despidiendo el olor hircino para marcar constantemente su territorio…en su casa, en la Casa Presidencial, que es la de todos los costarricense, y en todo el territorio nacional…por donde vaya en sus giras…

La reacción que ha tenido el presidente no es solo contra esa niña. Es contra todos los niños de Costa Rica, sin entender cuál es la situación real y actual de la niñez costarricense. Sin entender que los niños son personas, que se les educa para ser ciudadanos en el futuro no muy lejano para ellos.

No entiende el presidente que hoy los niños se educan, en sociedades democráticas como la costarricense, con criterios más amplios, respetándolos como personas pequeñas, con sus propios derechos y libertades.

El presidente parece que cree que está mandando en Costa Rica, como seguramente operaba laboralmente en Indonesia y en los países donde trabajó imponiendo programas…

A la niña del candidato Ramos hay que destacarla. Es un ejemplo para la niñez y los jóvenes, pero también para padres de familia y educadores.

La presidenta del Patronato Nacional de la Infancia fue clara: cuando le informaron de lo que había dicho la niña de ocho años, que llamó “dictador” al presidente, inmediatamente ella llamó al presidente, porque como bien dijo el Jaguar, eso le hubiera molestado, que no le hubieran informado.

Los problemas públicos, notorios y escandalosos que vive diariamente la niñez del país, especialmente la de zonas marginales, de pobreza y extrema pobreza, pero también la de zonas urbanas, pareciera que no son vistos, ni atendidos de ninguna manera por el Patronato Nacional de la Infancia. Los niños de la calle, los niños en la calle, los niños y niñas en abandono, los llamados ninis, los niños de la deserción escolar, los niños del trabajo infantil que se ha ampliado de forma esclavista en el país, en regiones campesinas y de trabajos agrícolas y urbanos, lo niños de ventas callejeras, los niños que abandonaron la escuela o el colegio, lo brutalmente hecho por el gobierno de quitar el subsidio de los comedores escolares, del transporte estudiantil, las niñas y menores de edad embarazadas, ¿Acaso el Patronato Nacional de la Infancia no tiene que interesarse en ellas? ¿Qué ha hecho el Patronato Nacional de la Infancia ante el gobierno que eliminó los programas educativos que tenían que ver con la educación sexual y afectiva de los niños? Lo que se había regulado y disminuido de embarazo adolescente en zonas costeras, como Guanacaste y Puntarenas se ha vuelto crítico nuevamente, a la vista y paciencia del silencioso y cómplice, en este sentido, Patronato Nacional de la Infancia.

Para el presidente esas palabras de la niña Mariana Ramos no fueron espontáneas, propias, no fueron improvisadas o naturales. Así las ve, porque cada ladrón juzga por su opinión. Las actividades de las mesas de prensa del presidente, de los miércoles, son exactamente montadas, con guiones hechos, con preguntas y respuestas preparadas, con las preguntas y las respuestas para sus invitados ya todas cocinadas… Por eso no puede entender que una niña tenga opinión propia.

La niña Mariana no ha cometido delito alguno ni infracción de ningún tipo para que se le investigue a ella, y a su familia, por medio de trámites judiciales o administrativos.

La legislación nacional de Familia la protege en sus derechos de costarricense, de persona menor costarricense, con los derechos y libertades que tiene, como todo ciudadano. La legislación internacional de niños, ratificada por Costa Rica también la protege. Los Tratados de Derechos Humanos que hemos ratificado también la cubren.

La participación política y electoral de un menor no está prohibida. El único impedimento que tienen los menores de 18 años, entre ellos Mariana, es el del sufragio para decidir la representación popular. Pero en imitación de ese proceso se les organizan elecciones “infantiles” para que así se expresen el mismo día de las elecciones.

La censura a las ideas y opiniones de Mariana no caben. No hay censura previa. Y lo que dijo no puede someterse más que a la libertad de pensamiento y de opinión que ella misma ha elaborado por la información que ha recibido diariamente en su casa, en la escuela, en la calle, en los medios de comunicación y en las redes sociales infantiles a las que puede tener acceso.

Los derechos de reunión, de examinar la conducta de los gobernantes, que implica la crítica y la adjetivación de su persona o función, son válidos para Mariana.

Y cuando, en una gira presidencial en una imagen totalmente lasciva, que fue publicada, el presidente pidió que le dieran o entregaran una niña, que la devolvería después… ¿qué hizo el Patronato Nacional de la Infancia, sobre todo por la mala fama, o sombra, que acompaña y trajo del Banco Mundial el presidente? ¿La foto lasciva que se publicó del presidente, con la niña que solicito, acaso no mostraba una poderosa pederastia política, una inclinación “erótica” hacia la niña?

¿En qué quedamos con la niña Mariana y el presidente? El Jaguar se manifestó como un cobarde ante la niña de ocho años. La cobardía política pedofílica del presidente ante la niña se expresó en su falta de valor, su alta incapacidad ante el miedo, el peligro o la adversidad, que le produjeron las palabras de la niña, de que le dijera “dictador”, lo que llevó al presidente a huir, a ocultarse en las enaguas de la institucionalidad que representa la presidenta del Patronato Nacional de la Infancia, para evitar la situación difícil de su condición de “dictador”, de cobarde político amparado a la fuerza institucional del Estado, porque ese calificativo de “dictador” le llegó a su intimidad, y para desde esa tribuna institucional, el Patronato Nacional de la Infancia, disfrazar su Cobardía Pedofílica, el placer, probablemente erótico, que también le produjo el que la niña lo llamara “dictador”, considerando que la pedofilia produce esa atracción en el rango de las edades de 6 a 14 años de los niños.

Bien pudo ser también, que el presidente mostrara su cobardía pedofóbica política de miedo o rechazo a los niños que tienen opinión política propia, que le haya recordado un episodio traumático cuando era niño.

El partido Liberación Nacional y sus padres no tienen por qué ocultarla del escenario que el Jaguar la quería sacar, del ambiente democrático electoral del país, que estamos viviendo… Hasta febrero, abril y mayo próximo, donde se define si avanzamos hacia mayor o menor democracia, hacia una democracia o seguimos el camino de la dictadura y del autoritarismo.

Si todavía pesara alguna duda sobre la capacidad de la niña para tener opinión propia, bien podría someterse ella con el presidente a una comparación científica de la Inteligencia Emocional, y de la Inteligencia Emocional Política, que la niña evidentemente si la tiene, con la que el presidente no la muestra.

Si se quiere ir más allá, podría hacerse una comparación de los Coeficientes Intelectuales del presidente y de la niña. Por la forma con que hemos visto actuar al presidente pienso que en ambos temas es débil.

El aprendizaje, la memoria, la comprensión verbal, la capacidad espacial, la rapidez de procesamiento, la motivación interesada, el alto rendimiento escolar y expresión oral destacada de Mariana, que desde los tres años lee, como su padre que empezó a los dos años y medio la ruta de su éxito intelectual, probablemente supere en mucho al presidente, comparando las edades mentales con las cronológicas como se hace en estas pruebas.

Comparativamente, el presidente no calza en esta posible comparación por su baja expectativa para lograr objetivos mínimos, como lo ha demostrado en su gestión gubernativa.

La niña Mariana se ganó un sitio de honor en esta Campaña
Electoral. En ella se defiende a la niñez costarricense en todas sus libertades y derechos. En ella está, toda la niñez nacional, el futuro del país, así como en una semilla hay un árbol.

Mariana, me recuerda a Marianne, la figura que personifica, además de símbolo nacional de Francia, a la República Francesa, a la Revolución Francesa, a la mujer patriótica, fogosa, guerrera, pacífica, representante del pueblo, los que simbolizan el cambio de régimen, de gobierno autoritario, en aquella época monárquico, por el democrático republicano. Marianne es el símbolo de la Madre Patria, de la Madre que protege a todos los hijos de la República.

¡Bravo Mariana Ramos Castro! ¡Defendamos a Mariana y a los niños costarricenses de cobardes políticos, de pedófilos o pedófobos políticos, como el Jaguar de Zapote!

Los indecisos: El actor silencioso que decide las elecciones 2026 en Costa Rica

Luis Gilberto Martínez Sandoval

MBA Lic. Bach. Luis G Martínez Sandoval
Académico Universitario Titular
Carreras Comercio Exterior, Administración Aduanera
Sede Central UTN www.utn.ac.cr
Especialista en Relaciones Económicas y Políticas Internacionales,
MBA Administrador de Empresas énfasis Mercados Globales y Negocios Internacionales.
Ex Funcionario Banco Mundial IFC – Ecuador- y, América Latina,
Dirigente Sindical, Escritor, Científico Social

William Barrantes Sáenz

William Barrantes Sáenz. Economista.
MBA Universidad del Estado de Kansas USA.
Ex Gerente General y Presidente Ejecutivo del CNP,
Ex Director Administrativo del MAG
Ex Gerente del Ministerio de Transformación del Estado.
Empresario CEO de la empresa WB y Asociados SA.
Asesor, consultor y docente.
Presidente de la (AZEEPC) (AREDE)
Agencias para el desarrollo económico local de la Región Pacifico

I

En cada proceso electoral costarricense hay un protagonista, en los ultimos tres periodos, que no aparece en papeletas ni encabeza mitines, pero que termina definiendo el rumbo del país: los indecisos. Se trata de un sector amplio de ciudadanía que, aun teniendo derecho al voto, no ha definido su preferencia politica, no quiere ser identificado, o no se siente representado por ninguna opción partidaria. Lejos de ser apáticos, los indecisos son, en muchos casos, votantes críticos, informados y exigentes.

II

Es un porcentaje que inclina la balanza. Diversos estudios y encuestas han mostrado que en Costa Rica los indecisos pueden representar: entre 30% y un 45% del electorado antes de que inicie formalmente la campaña. Entre un 20% y un 30% en las semanas previas a la elección. Un grupo no menor que define su voto el mismo día. Este comportamiento explica por qué el país ha experimentado: alta fragmentación del voto, repetidas segundas rondas presidenciales, cambios drásticos entre encuestas y resultados finales.

III

¿Quiénes son los indecisos? No responden a un solo perfil. Incluyen jóvenes, personas adultas y adultos mayores; trabajadores del sector público y privado; habitantes urbanos y rurales. Sin embargo, comparten algunas percepciones comunes: desconfianza hacia los partidos tradicionales, cansancio ante promesas incumplidas y escándalos de corrupción, preferencia por evaluar personas y propuestas, no colores políticos, rechazo a los discursos extremos y confrontativos. Para este sector, la credibilidad pesa más que la retórica.

IV

El rol de los indecisos en la última semana antes de las elecciones ha sido, de facto, una de las variables estructurales más importantes para explicar por qué en Costa Rica se ha tendido a segunda ronda en las últimas tres elecciones presidenciales. La gran proporción de votantes que decide su voto tardíamente (o no lo hace visible), introduce volatilidad en las encuestas finales, hace impredecibles los resultados de primera vuelta y hace que el umbral del 40 % sea difícil de alcanzar sin un movimiento masivo y tardío de apoyo electoral, lo cual pone a algunos candidatos a perder el sueño en esos últimos días de la elección.

V

Los indecisos, son un desafío para la democracia y representan un reto para los partidos políticos, pero también una oportunidad. Obligan a mejorar el debate, a presentar propuestas claras y a reconectar con una ciudadanía que exige resultados y coherencia.

VI

En una democracia madura como la costarricense -75 años -, los indecisos no son un problema, sino una señal de que la ciudadanía piensa, cuestiona y decide con cautela. Ignorarlos es perder una elección; escucharlos, puede ser la clave para entender al país y ganar la elección. Veremos los resultados este primer domingo de febrero de 2026.

Cuando proteger se convierte en censurar: el riesgo de silenciar la voz de una niña en nombre del interés superior

Por Virginia Murillo Herrera
Presidenta ejecutiva
Defensa de Niñas y Niños Internacional – Costa Rica

El principio del interés superior de la persona menor de edad ha sido una conquista histórica. Es quizás uno de los principios más complejos en su aplicación porque puede pecarse al actuar en su nombre, desde una mirada adultista y adultocéntrica. Costa Rica ha acogido este principio al ratificar la Convención sobre los Derechos del Niño, lo que ha permitido avanzar hacia un enfoque de derechos, superar la vieja doctrina de la “situación irregular”.

La nueva doctrina de Protección Integral viene a reconocer a niñas, niños y adolescentes como sujetos plenos, con voz, criterio y capacidad de participar como actor social y político al tener el derecho de opinar sobre los asuntos que les interesen y les afecten. Ellos y ellas son reconocidos como personas con derechos, con capacidad de opinar, participar, ser parte y sentirse parte dentro de su familia, su comunidad y la sociedad en general.

Por eso preocupa profundamente que, en pleno siglo XXI, una institución rectora como el Patronato Nacional de la Infancia (PANI) recurra a ese mismo principio para justificar una acción que, lejos de proteger, censura, expone y vulnera a la niña que dice defender.

La apertura de una investigación porque la hija de un candidato presidencial expresó públicamente su opinión sobre la situación del país y del gobierno actual no solo es desproporcionada: es un retroceso conceptual y ético. Es volver a una visión paternalista donde la niñez debe ser callada “por su propio bien”, como si opinar fuera un riesgo y no un derecho.

La libertad de expresión es un derecho de las niñas, niños y adolescentes

La Convención sobre los Derechos del Niño es clara: niñas, niños y adolescentes tienen derecho a expresar libremente su opinión, a ser escuchados y participar en los asuntos que les afectan. La política pública, la situación del país, el clima social, político y económico, la educación, el acceso a servicios básicos, las violencias, la seguridad y el bienestar colectivo les afectan directamente.

No hay nada más legítimo que una niña que, acompañada por su familia, expresa lo que piensa sobre el país en el que vive.

¿Acaso no vemos todos los días a niñas y niños leyendo discursos escritos por personas adultas en actos cívicos?
¿No se les entrevista en el primer día de clases, en festividades, en actividades deportivas o culturales?
¿No se les invita a opinar cuando sus palabras resultan “tiernas”, “decorativas” o políticamente inocuas?

Sin embargo, cada vez es más frecuente ver cómo personas menores de edad organizadas hablan, proponen y hacen incidencia para que las personas tomadoras de decisión les escuchen y les tomen en cuenta con seriedad. ¿Por qué entonces se cuestiona su derecho a opinar solo cuando lo que dicen incomoda?

Aprender mirando no significa repetir sin conciencia

Es cierto que niñas, niños y adolescentes aprenden observando, escuchando y repitiendo. Así funciona el desarrollo humano. Pero aprender por observación no significa ausencia de criterio. No significa falta de conciencia. No significa incapacidad para comprender lo que viven.

La evidencia internacional muestra que, desde edades tempranas, niñas y niños desarrollan pensamiento crítico, capacidad de análisis y comprensión de su entorno. Pueden identificar injusticias, expresar desacuerdos, formular preguntas y construir opiniones propias.

Reducir su voz a un simple eco de las personas adultas es desconocer su autonomía progresiva y su capacidad de comprender el mundo que habitan.

Por otro lado, no menos importante, es necesario señalar que el acompañamiento familiar no es un delito. En este caso, la niña se expresó con el consentimiento y acompañamiento de su familia, como ocurre en miles de situaciones cotidianas.

No se cuestiona cuando una madre o un padre autoriza que su hija participe en un concurso, en una entrevista escolar o en un acto público. ¿Por qué habría de cuestionarse cuando la opinión de la niña se refiere a la realidad nacional?

La intervención del PANI no solo desconoce el rol protector de la familia, sino que envía un mensaje peligroso: que la niñez debe callar cuando su opinión toca temas “sensibles”. Ese mensaje contradice décadas de avances en participación de niñas, niños y adolescentes y en el ejercicio de la ciudadanía.

El adultocentrismo disfrazado de protección

La actuación del PANI revela un patrón conocido: el temor de la persona adulta ante la opinión de las personas menores de edad. Cuando una niña expresa un pensamiento crítico, informado y propio, la reacción institucional no debería ser silenciarla, sino reconocerla, apoyarla y potenciar espacios para ser escuchada y tomada en cuenta.

La protección no puede convertirse en un mecanismo para controlar la voz de niñas, niños y adolescentes, ni mucho menos para intervenir en un contexto electoral.

El argumento de que se actúa “en aras del interés superior” pierde legitimidad cuando la propia institución sobreexpone a la niña, la coloca en el centro de un debate nacional y la convierte en objeto de escrutinio público. Lo que pudo haber sido una opinión más en el espacio democrático se transformó, por decisión institucional, en un escándalo mediático que la niña no provocó.

Un país con poca educación político-partidista no puede darse el lujo de censurar

Costa Rica tiene una larga tradición democrática, pero una escasa cultura político-partidista desde edades tempranas. No existe un espacio sistemático donde niñas, niños y adolescentes aprendan sobre ideologías, diferencias programáticas, historia política o participación ciudadana.

En un país donde no se enseña a pensar políticamente, sino a evitar el tema, la censura institucional no solo es injustificada: es contraproducente.

El desafío es educativo: formar pensamiento crítico, autonomía de criterio y capacidad de discernimiento, no impedir que las niñas, niños y adolescentes opinen. La democracia se fortalece cuando se enseña a participar, no cuando se castiga la participación. Por eso, “participando se aprende a participar”, “Participando se ejerce la democracia” y “Participando se ejerce la ciudadanía”.

El riesgo de volver a la “situación irregular”

La doctrina de la situación irregular consideraba a niñas, niños y adolescentes como objeto de tutela, incapaces de opinar, decidir o participar. Costa Rica superó esa visión hace más de treinta años.

Sin embargo, acciones como esta recuerdan que el retroceso siempre es posible si no se vigila el uso —y abuso— del principio del interés superior. Este no puede ser un comodín para justificar decisiones arbitrarias ni un instrumento para limitar derechos. Su función es orientar políticas que amplíen libertades, no que las restrinjan.

La verdadera protección es garantizar la voz, no silenciarla

La pregunta que deberíamos hacernos no es si una niña, un niño o una persona adolescente puede opinar sobre el país. La pregunta es: ¿cómo se siente esa niña cuando la institución encargada de protegerla la expone públicamente, la investiga y la convierte en objeto de debate nacional?

La protección auténtica escucha, acompaña, respeta y reconoce. No censura. No castiga. No instrumentaliza.

La ciudadanía de niñas, niños y adolescentes existe, nos guste o no su opinión

En DNI Costa Rica hemos insistido en que la ciudadanía no empieza a los 18 años. Ni es solamente cuando se ejerce el voto a esa edad.

Niñas, niños y adolescentes ejercen ciudadanía todos los días: opinan, participan, cuestionan, proponen. No votan, pero viven las consecuencias de las decisiones políticas. Por eso su voz es legítima y necesaria. La democracia se fortalece cuando más personas participan, no cuando se les silencia. Y la niñez no es la excepción.

Hacia una estrategia nacional de participación infantil y adolescente

Desde DNI Costa Rica hemos insistido durante años en la necesidad de una estrategia nacional de participación de niñas, niños y adolescentes, especialmente en lo relativo a su presencia en espacios públicos. No basta con reconocer su derecho a opinar: hay que crear las condiciones para que esa participación sea segura, respetuosa, formativa y efectiva.

Hemos impulsado espacios de diálogo con amplia participación de niñas, niños y adolescentes. Recientemente realizamos una consulta que recoge cómo viven la participación y cómo desean que se promueva. Sus aportes son claros, profundos y orientadores¹.

Deseamos presentar al Consejo Nacional de Niñez y Adolescencia los resultados y la propuesta construida con la voz de las propias personas menores de edad. Costa Rica necesita una política pública que no tema a la opinión de las personas menores de edad, sino que la reconozca como un pilar democrático y como aliadas y aliados estratégicos, como ciudadanos y ciudadanas que son.

La voz de una niña no amenaza la democracia. Lo que la amenaza es que las instituciones encargadas de protegerla decidan callarla.

“Las niñas y los niños no son el problema, están en problemas”

Como país estamos en peligro. Cuando la democracia se debilita, cuando la libertad de expresión se restringe y cuando la garantía de los derechos humanos se retrocede y debilita, no solo peligra la institucionalidad: peligra la vida cotidiana de quienes más dependen de ella.

Es igualmente cierto afirmar que “las niñas y los niños no son el problema, están en problemas”. La situación actual de muchas niñas, niños y adolescentes en Costa Rica dista de ser la deseada. No son una minoría: representan más del 30 % de la población nacional, y una parte significativa vive en condiciones precarias, en riesgo y en vulneración de derechos.

El quehacer de la institucionalidad pública no es censurar ni castigar, sino garantizar derechos sin discriminación y crear oportunidades reales. Es invertir de manera correcta y suficiente para hacer realidad los derechos humanos y permitir que se ejerzan y gocen plenamente sin discriminación alguna.

Por todo lo anterior, hacemos un llamado a concentrarnos en lo esencial: el desarrollo integral de las personas menores de edad y el fortalecimiento de una institucionalidad que garantice condiciones dignas para ellas y sus familias. Esa es la verdadera protección y ese debe ser el norte ético de toda democracia que aspire a llamarse justa.

Defensa de Niñas y Niños – Internacional, DNI Costa Rica es una organización con 31 años de trabajo sistemático, independiente, apartidista y aconfesional, dedicada a la defensa de los derechos humanos de niñas, niños y adolescentes.

De Infancia, colores y democracia

Glenm Gómez Álvarez
Sacerdote y periodista

Hubo un tiempo en Costa Rica en que, durante las elecciones, los niños nos sumábamos de lleno en el trajín electoral. Sabíamos que no íbamos a votar, pero participábamos con el mismo entusiasmo: algunos madrugábamos para ayudar como guías de mesa en la organización, otros andábamos con la respectiva camiseta bien puesta y la bandera al hombro. En aquel entonces, esos colores no activaban alertas ni ameritaban expediente alguno: eran juego, fiesta y —para sorpresa del presente— también identidad.

Las elecciones se vivían en la calle y en la casa. Íbamos con nuestros papás a los actos políticos, dábamos vueltas por el barrio luciendo el color y celebrábamos cuando en la esquina nos pitaba el carro si era del mismo bando. Aquello no era propaganda agresiva, sino un saludo: una seña rápida de pertenencia en una democracia que todavía se permitía disfrutarse. Y, por supuesto, no faltaba el amiguito “pancista” —así bautizábamos a la veleta del barrio—, el que siempre encontraba la camiseta correcta para cada momento. También eso se aprendía: que no todos jugaban con el mismo color hasta el final

En la familia se discutía. Cada quien defendía su color con entusiasmo, sin manuales de convivencia ni protocolos de protección. Nadie pensaba que esas peleas de sobremesa pudieran vulnerar derechos fundamentales. Ahí íbamos entendiendo, a punta de palabras y risas, que la democracia no es pensar igual, sino aprender a vivir con el desacuerdo.

Hoy, en cambio, la política se volvió sospechosa. El Patronato Nacional de la Infancia (PANI) abrió una investigación por la participación espontánea de la hija del candidato Álvaro Ramos en un acto público, acompañada por su papá y su mamá. Una chiquilla que habló con naturalidad pasó, de un momento a otro, a ser tratada como posible caso de riesgo institucional. No por abandono, no por violencia, sino por haber estado cerca de la política.

Conviene entonces ordenar el nuevo mapa mental. Si la política es peligrosa para los niños, habrá que revisar nuestras viejas costumbres democráticas: borrar las votaciones infantiles que se promueven como ejercicios cívicos, suspender las elecciones estudiantiles en escuelas y colegios, guardar las camisetas de colores, esconder banderas y papeletas de juguete. No vaya a ser que los chiquillos, sin saberlo, estén siendo inducidos en esa práctica dudosa llamada ciudadanía.

La democracia costarricense, al parecer, ya no se aprende en la esquina ni en la casa, sino en la distancia prudente y el silencio preventivo. Y así, bien protegidos de toda influencia, tal vez, algún día, los niños despierten a los 18 años con una vocación democrática pura, intacta y libre de toda contaminación. Mientras tanto, este país empieza a confundir cuidado con miedo y derechos con silencio.

Y cuando por fin los niños crezcan, quizá descubran que no se les privó de la política para protegerlos, sino de la democracia para administrarla mejor.

“Cuando el enojo se vuelve excusa” – ¿Dictadura? ¿y de 70 años? Segunda parte

JoseSo (José Solano-Saborío)

Seguimos…

La historia ya nos contó esta película.

Muchas veces.

Demasiadas.

Siempre empieza igual, como decía en la primera parte: un pueblo cansado, con razón. Golpeado por abusos, corrupción, desigualdades reales. Aparece entonces un personaje que no propone reparar, sino arrasar. No invita a mejorar la casa: invita a prenderle fuego. Y lo hace gritando sus palabras mágicas: dictadura perfecta.

Así -hace no tanto- llegaron Mussolini, prometiendo orden frente al “caos” italiano.

Así llegó Hitler, jurando salvar a Alemania de enemigos internos (judíos y comunistas) y de una “democracia humillante”.

Así justificaron sus golpes Pinochet y Videla, diciendo que venían a “rescatar” la patria.

Así Trump, llamando fraude a todo lo que no podía controlar, convenciendo a millones de que la democracia era el problema y él la solución.

Ninguno llegó diciendo: “Vengo a ser dictador”.

Llegaron diciendo: “Vengo a liberarlos”.

Y cuando el pueblo se dio cuenta del trueque, ya no había Congreso que frenara, ni jueces que hablaran, ni prensa que denunciara. El poder ya estaba concentrado. Y la factura fue sangre, miedo y silencio.

Por eso preocupa —y mucho— ver cómo aquí, en Costa Rica, se intenta sembrar la idea de que todo lo que somos fue una mentira. Que nuestro orgullo patrio era un espejismo. Que el Estado Social de Derecho fue una farsa. Que la democracia era, en realidad, una “dictadura maquillada”.

¿En qué momento nos convencieron de eso?

Costa Rica no es perfecta. Nunca lo ha sido. Pero es una rareza luminosa en una región marcada por cuartelazos, caudillos y exilios. Aquí abolimos el ejército cuando otros se desangraban. Apostamos por la educación pública cuando otros apostaban por fusiles. Creamos instituciones para equilibrar poder cuando otros lo concentraban.

Por eso el mundo nos respeta.

Por eso aquí llegan estudiantes, organismos internacionales, mediadores de paz.

Por eso, cuando un costarricense habla de democracia, afuera escuchan.

¿De verdad vamos a creernos ahora que todo eso fue una mentira bien montada?

No.

Lo que pasa es otra cosa: hay goteras. Y claro que las hay. Pero cuando una casa tiene goteras, no se demuele. No se incendia. Se repara el techo. Se cambian las tejas. Se arregla lo que no sirve.

Si un perro tiene pulgas, no se mata al perro. Se baña. Se cura. Se cuida.

Pero el populismo autoritario no quiere reparar. Quiere destruir para reconstruir a su imagen… y quedarse con las llaves.

Y aquí viene la ironía más cínica:

Quienes hoy desprecian el “sistema”, quienes lo llaman corrupto y dictatorial, se educaron gracias a él. Estudiaron con becas pagadas por ese mismo Estado que hoy insultan. Escalaron gracias a las oportunidades de esa “dictadura” que, curiosamente, nunca los persiguió, nunca los encarceló, nunca los silenció.

Eso no es rebeldía.

Eso es hipocresía.

El peligro no está en criticar la democracia. Eso es sano. El peligro está en dejar que el enojo nos haga entregar todo el poder a un “salvador” que nos dice exactamente lo que queremos oír… mientras nos pide que dejemos de pensar, de cuestionar, de exigir controles.

Porque así empieza siempre.

Con aplausos.

Con insultos al pasado.

Con la promesa de que “ahora sí”.

Y termina con silencio.

Costa Rica no necesita nuevos profetas. Necesita ciudadanos despiertos. Que defiendan su herencia, que exijan cambios sin renunciar a los principios, que entiendan que la democracia no se entrega por despecho.

Que no nos vuelvan a engañar.

Porque una cosa es estar cansados…

Y otra muy distinta es regalar el futuro por un discurso bonito y un poder sin frenos.

Ahí sí, cuando ya no haya a quién reclamarle, cuando el poder esté concentrado y la voz apagada, entenderemos —demasiado tarde— que la casa no estaba perdida.

Solo necesitaba que la cuidáramos.

Fraude electoral en Honduras – “La lucha continúa”

Carlos H. Reyes

A propósito de las elecciones, Rosa Luxemburgo en su libro “El fraude electoral” (1906) manifiesta a la clase obrera: “votad si queréis, usad el parlamento como alta voz, pero jamás confundáis la tribuna con el campo de batalla, porque el día que la lucha de clases se ponga seria, la burguesía no va a contar votos va a contar fusiles”.

¿De verdad creéis que la burguesía nos ha regalado el voto porque de pronto se volvió generosa? ¿O más bien nos lo ha concedido porque ya no podía mantener el censo sin arriesgarse a que le quemaran los palacios…?”

El parlamento de la burguesía ─continúa Luxemburgo─ no es un terreno neutral donde las clases enfrentadas dirimen sus diferencias con argumentos y papeletas, es un arma más del arsenal de la burguesía un arma refinada sí, pero un arma, al fin y al cabo, porque mientras los diputados socialistas discuten en la tribuna, afuera siguen mandando los generales, los banqueros, los grandes periódicos y los jueces que meten en la cárcel a quien se pasa de la raya”.

El fraude en las pasadas elecciones

El balance del poder a nivel mundial está cambiando, pero el imperio estadounidense quiere que sigamos siendo su patio trasero. Esto va independientemente de la calidad del gobierno de LIBRE.

Desde que gano LIBRE las elecciones en 2021 comenzó la conspiración que, al no lograr un golpe de Estado, impulsaron el golpe electoral para 2025.

Ello contó ─como históricamente ha sucedido─ con la injerencia imperialista, pero esta vez con las amenazas directas de Donald Trump, para que el pueblo no votara por LIBRE. Por ello, todo lo que pase en Honduras, será responsabilidad de los conspiradores contra el gobierno de Xiomara Castro y la candidatura de Rixi Moncada.

El continuo hostigamiento

La conspiración empezó con el intento de asaltar el Congreso Nacional y continuó, durante todo el gobierno, mintiendo y manipulando la información.

La campaña en su narrativa exageró los errores o incapacidades del gobierno, para imponer en el imaginario colectivo y en las Fuerzas Armadas, que el gobierno de Xiomara Castro había fracasado, que era igual o peor que el del narcotraficante Juan Orlando Hernández (JOH). Como no lograron consumar el golpe de Estado, dan ahora un golpe electoral.

Lo más criminal es el indulto promovido por Donald Trump al narcotraficante JOH, condenado en 2024 a 45 años de cárcel por delitos de narcotráfico. Además, se incentivó la intervención de las maras amenazando a miles de personas si votaban por LIBRE. Esa conspiración hace que el recuento de acta por acta o voto por voto no borre el fraude, porque este ya está en las actas.

‘’El sufragio universal como se nos dice, no es el instrumento más precioso de la clase obrera en su lucha por la emancipación, es el termómetro que mide la madurez política de la clase obrera y en el peor de los casos una trampa para desarmar del movimiento obrero’’, enfatiza Luxemburgo.

Imagen: Allan McDonald’s – Rel UITA

Fuente: https://www.rel-uita.org/honduras/la-lucha-continua-7/

Guanacasteca asume Presidencia Suplente del Consejo Universitario de la UNA

Por Dra. Ana Yury Navarrete
Académica
Universidad Nacional

La Doctora Sylvia Arredondo Guevara, destacada académica oriunda de Guanacaste, comunicadora, investigadora y defensora de la educación pública, asumió oficialmente este 11 de diciembre la Presidencia Suplente del Consejo Universitario de la Universidad Nacional (UNA), uno de los máximos órganos de gobernanza institucional encargados de orientar las decisiones estratégicas de la universidad.

Su nombramiento constituye un hito para Guanacaste y para el país, al visibilizar el liderazgo femenino en la academia, el empoderamiento de las mujeres en la investigación y la extensión universitaria, y el compromiso institucional con las cero tolerancias hacia la violencia de género: “ El nuevo Estatuto Orgánico de la UNA en proceso de construcción, debe también reforzar un enfoque de derechos, inclusión y equidad, asegurando que todas las personas tengan acceso real y justo a la educación superior, y que la UNA sea un espacio seguro, respetuoso y libre de toda forma de violencia o discriminación”.

La trayectoria de la Dra. Arredondo se ha caracterizado por impulsar espacios seguros, inclusivos y equitativos para las mujeres dentro y fuera de la universidad. Para Arredondo, desde la Presidencia del Consejo Universitario se estará ejerciendo con mayor rigor un papel vigilante y responsable sobre la gestión institucional, una vigilancia que busca fortalecer los procesos académicos, administrativos y estudiantiles, que impacte la acción sustantiva, siempre orientados al mejoramiento continuo y a la excelencia.: “Vigilamos para construir, no para dividir; para orientar, no para obstaculizar”.

Durante la sesión de designación, la acompañaron representantes de la Federación de Estudiantes de la UNA (FEUNA), quienes destacaron su capacidad de diálogo, su visión humanista y su firme defensa de los derechos estudiantiles: “ La UNA debe ampliar y diversificar las formas en que estudiantes, académicos y personal administrativo influyen en las decisiones institucionales, mediante consultas informadas, procesos digitales y espacios permanentes de diálogo, indicó Doña Sylvia: “Nuestro Estatuto debe impulsar la excelencia académica, mediante la actualización de políticas de docencia, investigación, extensión, producción y acreditación interna. La UNA del siglo XXI requiere programas flexibles, interdisciplinarios y socialmente pertinentes”

Su presencia refuerza el compromiso absoluto con la defensa de la autonomía universitaria: “La autonomía no es un privilegio sectorial: es un pilar constitucional que garantiza la libertad académica, la producción de conocimiento independiente y la capacidad de la universidad para servir al país con rigor y pensamiento crítico. Defenderla requiere coherencia, firmeza y transparencia. La autonomía es un pilar que desde la UNA seguiremos defendiendo”, señaló Arredondo, quien destacó la importancia de una gobernanza participativa, moderna, eficiente y transparente, donde el estudiantado se reconoce como aliado fundamental en la transformación universitaria: “Es momento de revisar estructuras, clarificar competencias y eliminar duplicidades para asegurar una toma de decisiones ágil, participativa y con rendición de cuentas efectiva”.

Para la presidenta suplente del Consejo Universitario otro aspecto indispensable y pertinente de darle prioridad en la UNA es la transformación digital institucional, definir y poner en funcionamiento un marco normativo para la educación multimodal, la protección de datos, la infraestructura tecnológica y el uso ético de herramientas como la Inteligencia Artificial

La Dra. Arredondo asume este cargo con una agenda orientada a la excelencia académica, el fortalecimiento de la investigación regional, la extensión crítica con impacto social y la construcción de una Universidad Nacional libre de discriminación, prejuicios, inclusiva y comprometida con el bienestar integral de las comunidades: “Pero junto con estos compromisos internos, es imprescindible reconocer que es nuestra responsabilidad la defensa de los valores democráticos que sostienen la existencia misma de la universidad pública. Es nuestra obligación garantizar nuestro compromiso para que Costa Rica sea ejemplo de estabilidad, paz y educación pública de calidad”.

En tiempos recientes, el país presencia tensiones, discursos polarizantes y dinámicas políticas que, desde distintos espacios públicos, pueden erosionar la convivencia, incentivar el desprecio hacia las instituciones y abrir puertas a la violencia y al odio, en este contexto, según Arredondo, el Consejo Universitario de la UNA tiene el deber constitucional, histórico y moral de alzar la voz: “ Cuando estas señales aparecen, incluso si proceden de autoridades del propio Gobierno, el Consejo Universitario de la UNA no puede guardar silencio, porque no hablamos desde la confrontación política. Hablamos desde la responsabilidad histórica”.

Doña Sylvia en su calidad de autoridad universitaria expresó que, la universidad pública debe ser un contrapeso ético y un espacio de luz ante toda forma de intolerancia, desinformación o ataque a la institucionalidad: “Nuestro deber es denunciar riesgos, defender la pluralidad, proteger la libertad de pensamiento y promover una cultura donde el debate se sostenga con argumentos, no con agresiones; con respeto, no con violencia; con veracidad, no con manipulación. La democracia costarricense no se debilita de un día para otro: se erosiona cuando se normaliza el irrespeto, la polarización, la mentira o la violencia simbólica”.

Arredondo, reiteró que desde la Presidencia del Consejo Universitario de la UNA se reafirma toda la disposición a trabajar con apertura, con diálogo constructivo y con un profundo sentido de servicio público: “La universidad es y debe seguir siendo un referente de libertad, pensamiento crítico, convivencia democrática y compromiso social”, indicó Arredondo.

El Rector de la UNA Dr. Jorge Herrera Murillo, señaló el desempeño de la doctora Sylvia Arredondo y sus capacidades para ayudar estratégicamente al Consejo Universitario en la necesaria comunicación, tanto, a lo interno como a lo externo de la UNA: “ Agradezco a Sylvia porque siempre ha sido garante de estar posicionando temas a nivel político, tanto, en la Asamblea Legislativa como en otras instancias, así como a nivel internacional, de forma que su gestión y experiencia será muy valiosa para este órgano como para la Universidad Nacional”. Asimismo, el Rector de la UNA expresó tanto al Máster Braulio Sánchez Ureña, presidente titular y a la Dra. Sylvia Arredondo Guevara, presidente suplente, la disposición y apertura de la Rectoría de la UNA, para generar los espacios necesarios en aras de construir Universidad”.

Enlace:

El adoctrinamiento emocional del miedo

Abelardo Morales-Gamboa (*)

La fábrica social del miedo y sus usos políticos en tiempos de incertidumbre

Los discursos incendiarios, cargados de odio y promesas rotas, generan una fuerte conmoción política. Sin embargo, debajo del odio suele operar una emoción aún más poderosa: el miedo social, una sensación de amenaza que se produce colectivamente y que moldea nuestra forma de ver el mundo. El odio mezcla ira y rechazo, pero nace del miedo: de la percepción —real o construida— de que algo pone en riesgo nuestra seguridad o identidad.

El miedo no surge solo de narrativas catastrofistas; estas funcionan porque se apoyan en un sustrato social ya existente. El miedo se vive antes de contarse: nace de la desigualdad, de la exclusión, de la violencia cotidiana, de la pérdida de confianza en las instituciones y de la sensación de que el futuro se estrecha. Por eso, quienes buscan manipularlo no necesitan inventarlo: basta con leerlo, amplificarlo y dirigirlo políticamente.

Hoy las emociones ocupan un lugar central en la política, y el miedo es particularmente eficaz para moldear percepciones, orientar conductas y movilizar adhesiones. Como plantea Eva Illouz, vivimos en un “capitalismo emocional”, donde los afectos circulan como bienes. En este mercado, el miedo se convierte en un recurso político clave para generar obediencia, resentimiento o identificación con discursos autoritarios.

En Costa Rica, las últimas décadas han configurado un terreno fértil para este fenómeno: menos políticas redistributivas, más desigualdad, concentración del poder económico, debilitamiento institucional, encarecimiento de la vida, criminalidad creciente y precarización del empleo. Todo ello alimenta la ansiedad y el sentimiento de un país que pierde rumbo.

La teoría social muestra que estas emociones colectivas pueden ser fácilmente capturadas por narrativas políticas que ofrecen explicaciones simples a problemas complejos. Quienes las difunden identifican enemigos, señalan culpables y prometen orden y protección. No crean el miedo: lo organizan y manipulan, transformando malestares reales en herramientas de control político.

El mercado emocional y la economía del miedo

Illouz también explica que, en las sociedades neoliberales, las emociones se han vuelto tecnologías de gestión y en bienes de consumo. Las plataformas digitales intensifican esta dinámica al privilegiar contenidos que generan emociones intensas: miedo, indignación, resentimiento. El miedo produce atención; la atención genera tráfico; el tráfico, valor económico y político. Las campañas que recurren a mensajes disruptivos o alarmistas obtienen mayor visibilidad que las que apelan a la reflexión. Es más fácil manipular que educar.

Así, la manipulación del miedo no es un fenómeno aislado, sino parte de una estructura emocional que favorece la ansiedad y dificulta tomar decisiones responsables. El espacio público se satura de afectos primarios, los hechos se subordinan a percepciones de amenaza y la política se reduce a una disputa por el control emocional de la ciudadanía.

El miedo adquiere fuerza política cuando es alimentado por fracturas y abismos sociales profundos, por una crisis institucional y la pérdida de horizontes. Costa Rica enfrenta actualmente la erosión de un pacto social que garantizaba la movilidad ascendente, servicios públicos sólidos y una cultura institucional robusta.

1. Deterioro de la vida cotidiana: El costo de vida asfixiante, el endeudamiento masivo, la informalidad laboral y la pérdida de ingresos han golpeado fuertemente a amplios sectores. La inseguridad económica convierte a la población -en general- en presa fácil de discursos que prometen protección y control. Aún así, la manufactura del miedo ha logrado que la gente esté más angustiada por el aumento de la criminalidad que por las congojas económicas. Se le teme más a otro pobre que al rico que explota.

2. Fragmentación de las clases medias: Las clases medias ya no constituyen un bloque cohesionado. Se diluyen entre grupos que prosperan en la economía digital y globalizada, otros que permanecen estancados y otros que descienden hacia la vulnerabilidad. La competencia interna y la falta de horizontes compartidos generan tensiones identitarias y un malestar que se traduce fácilmente en miedo y resentimiento, tanto mutuos como hacia otros.

3. Abismos crecientes y concentración de la riqueza: Las brechas entre las clases medias, los trabajadores empobrecidos y los grupos más vulnerables se profundizan cada vez más.
Mientras estos últimos viven exclusión y pérdida de derechos, las élites concentran una proporción creciente de la riqueza gracias a sistemas fiscales regresivos. Así se difunde una percepción social desigual: para unos pocos el futuro se expande, pero para la mayoría se estrecha y oscurece. Este escenario vuelve a la población más susceptible a discursos que explotan el miedo y la incertidumbre. Quienes quedan fuera de los beneficios del modelo —los “arruinados”— se sienten especialmente expuestos. En este clima, la persona indigente, el habitante de calle o el extranjero pobre son fácilmente estigmatizados. Con frecuencia, incluso se les asimila injustamente a la figura del delincuente.

4. Estancamiento y pérdida de legitimidad institucional: La conflictividad entre poderes, los escándalos de corrupción, la lentitud burocrática y la desconexión entre autoridades y ciudadanía erosionan la confianza pública. Cuando las instituciones parecen fallar, el miedo encuentra terreno fértil. En ese vacío, surgen discursos salvacionistas y autoritarios que prometen soluciones rápidas, casi siempre punitivas y basadas en la fuerza. El mercado de las emociones ofrece un menú de salvadores mesiánicos.

La manufactura política del miedo

Cuando las condiciones sociales, el mercado emocional y la crisis institucional se mezclan, se crea el escenario para la manufactura política del miedo. Sus predicadores exacerban amenazas difusas —desconfianza institucional, crimen, migración, corrupción— y proponen identidades maniqueas: “honestos vs. corruptos”, “costarricenses de a pie vs. privilegiados”. El miedo social permite movilizar los odios hacia enemigos internos también fabricados. Estas narrativas simplifican la complejidad, prometen orden y desplazan la deliberación democrática hacia la reacción visceral: prometen la revancha.

El miedo reorganiza entonces el campo político, justifica la erosión de contrapesos institucionales y normaliza el conflicto como modo de gobernanza. En el contexto costarricense, estas dinámicas han sido instrumentalizadas para consolidar proyectos políticos basados en resentimientos, polarización y el adoctrinamiento emocional.

¿Hay salidas? Reconstruir confianza y acción colectiva

Si el miedo tiene raíces sociales reales, desmontar narrativas no basta. Es imprescindible transformar las condiciones que producen la inseguridad y la ansiedad. Para ello, se requieren reconstruir el país, en este caso con instituciones confiables, transparentes y eficientes; con organización comunitaria, vínculos de solidaridad, cultura asociativa y espacios de encuentro entre habitantes responsables. Son necesarias también nuevas y robustas políticas redistributivas para reducir la desigualdad y la precariedad mediante, entre otros, empleos dignos y servicios públicos fortalecidos.

También pueden resultar indispensables cambios educativos y culturales que contemplen como gestionar el mercado emocional digital, promover la alfabetización mediática y poner límites a la difusión de contenidos que alimentan el miedo. Como parte de ello, se requiere la elaboración de narrativas alternativas basadas en la cooperación, la corresponsabilidad y la imaginación democrática.

En conclusión, el miedo circula, se organiza y se manipula porque encuentra un terreno social fértil. Comprenderlo exige mirar más allá de los discursos siniestros y examinar las estructuras que lo producen. En Costa Rica, la convergencia entre deterioro social, abismos económicos, fragmentación de las clases medias y crisis institucional ha generado un clima emocional propicio para la manipulación política. Sin embargo, esta dinámica no es irreversible. Restaurar la confianza, reconstruir la solidaridad y recuperar la deliberación democrática son tareas urgentes para impedir que el miedo siga empujando al país hacia el abismo.

(*) Sociólogo, comunicador social y analista internacional.