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Etiqueta: democracia participativa

Al Frente Amplio, Costa Rica

Luis Ángel Salazar Oses
panga07@gmail.com

A manera de premisas planteamos las siguientes:

1.- Los seres humanos somos un indisoluble compuesto de múltiples elementos entre los que destacan lo físico -somos materia-, lo biológico -materia viva-, lo psíquico -materia inteligente-, lo social -«soy porque somos»-, lo espiritual -trascendemos lo material cotidiano-, lo cultural – hemos creado el mundo de lo humano- y, lo ecológico -seres humanos y naturaleza somos esencialmente lo mismo- así, nuestro auténtico desarrollo integral requiere que crezcamos en todos esos aspectos y más. Costa Rica potencialmente tiene todos los recursos -naturales, humanos, culturales, etc.-, indispensables para que sus habitantes se desarrollen plenamente, el obstáculo fundamental que lo impide es el Sistema Capitalista Neoliberal que hoy impera en nuestro terruño, como lógica y acción impuestas por los grandes ricos nacionales y transnacionales que, títeres mediante, gobiernan nuestra patria pues, como cada día se hace más evidente, este Sistema es homicida – mata a la gente pues la criminalidad en general le es consustancial-, ecocida – mata la naturaleza, plutocrático -gobierno de los ricos-, cleptocrático -gobierno de los ladrones (nunca ha existido democracia -gobierno del, por y para el Pueblo) e, insoportablemente patriarcal. Así, este régimen económico, político y social nos conduce al ineludible exterminio. Por ello es cuestión de vida o muerte cambiarlo por un Sistema Humanitarista -que genere seres humanos plenos en dignidad y solidaridad, que disfruten los Derechos Humanos en todas sus generaciones y, cumplidor de todas sus responsabilidades-, Ecologista -responsable relación «ganar ganar» con la Madre Naturaleza-, auténticamente democrático, participativo y, fundamentado en la justicia integral, esto es, económica, política, social, cultural y ecológica.

2.- Por dicha hoy, sectores cada vez más amplios de la Humanidad se han dado cuenta de la vital urgencia de realizar estos cambios y, por los cuatro puntos cardinales han empezado a actuar consecuentemente.

3.- En Costa Rica no se da la excepción pues, a fuerza de golpes cada vez más rudos, como Pueblo hemos empezado a despertar y, a pasos cada vez más acelerados, nos vamos incorporando en las filas de quienes en el mundo desean los cambios arriban planteados y, en la actual coyuntura político electoral, buscamos la opción política que pueda encabezar este urgente proceso de auténticos cambios profundos.

4.- Es fundamental tener siempre presente que el Pueblo trabajador, honesto y solidario con su esfuerzo, sus múltiples talentos y sus sacrificios constantes, ha sido el motor que ha creado, hoy crea y creará todo lo que somos y seremos como civilización humana, motivo por el cual, es este Pueblo el dueño legitimo del mundo y del Poder (en Costa Rica así lo permite y alienta el párrafo primero artículo nueve Constitucional, a partir del cual debe gobernar siendo los restantes Poderes realmente empleados públicos a su servicio); el Pueblo merece, por lo tanto, el supremo respeto.

5.- El análisis rigurosamente objetivo de las ofertas partidarias actuales demuestra que, por mucho, el Frente Amplio es sin duda alguna, esta opción buscada por los sectores más despiertos, informados, conscientes y honestos de nuestro Pueblo.

6.- Así, en sus ya dos décadas de existencia, nunca como hoy el Frente Amplio ha tenido el escenario político electoral más favorable para crecer cuantitativa y cualitativamente como aglutinador, organizador y vanguardia de este Pueblo que hoy despierta y empieza a exigir inconteniblemente su sagrado derecho de construir y disfrutar la nueva Costa Rica y el nuevo mundo de fraternidad, cooperación -que destierre a la criminal competitividad-, solidaridad, honestidad, amor, mutuo respeto y paz con nuestros semejantes y nuestra madre Naturaleza.

A partir de los supuestos anteriores nos permitimos plantear las siguiente respetuosas sugerencias: ante todo el Frente Amplio debe ser un instrumento político electoral el servicio por completo del desarrollo integral del Pueblo que somos y de su consecuente conversión en Poder Popular, al que le debe profesar, reiteramos, absoluto respeto que debe traducirse, entre otros aspectos, en la escogencia de la mejor dirigencia y las y los candidatos con el más alto grado de probidad integral. Obviamente no se trata de buscar inexistentes ángeles, pero sí de seleccionar a quienes poseen los expedientes más limpios y una ética humanitarista y ecologista a toda prueba. En su quehacer, el FA debe concebir al Estado Costarricense como instrumento para administrar Costa Rica no para la plutocracia cleptocrática nacional e internacional, sino para el Pueblo costarricense su legítimo dueño. Debe el FA obedecer a la práctica de la auténtica Política entendida como ciencia enciclopédica mediante la cual, entre otras actividades, se detectan los problemas nacionales, los recursos para resolverlos, se definen los planes pertinentes, las personas más adecuadas para ejecutarlos, los mecanismos de evaluación y se anima la entusiasta acción colectiva para realizar todos los procesos exitosamente. El FA debe desterrar de su quehacer toda politiquería -prostitución de la Política-, fundamentada en la mentira, la ofensa, el ciego fanatismo y, en fin, la degradación y humillación de quienes no comparten sus tesis, practicando en cambio la Política que, al respecto, exige el análisis y discusión de ideas no la muerte de quienes no las, aceptan. También exige poner por encima de la bandera partidista la nacional y sobre ambas la de la Humanidad y la Naturaleza. El accionar del FA debe plasmarse en la ejecución de un Programa de Gobierno rigurosamente elaborado a partir del análisis científico de la realidad nacional y del planteamiento de todas las reformas necesarias, no para que nada cambie o empeore, lógica gatopardista de los demás partidos nacionales, sino para que todo cambie, esto es para transformar, como dijimos, este vigente Régimen Capitalista Neoliberal homicida, ecocida, plutocrático, cleptocrático y patriarcal, en uno Humanitarista. Ecologista y Demócrata Participativo, esto es, del, por y para el Pueblo. El Plan de Gobierno debe incluir:

1.- Incorporación inmediata de nuestro Pueblo al quehacer cotidiano del FA. Mínimo en cada cantón se deben activar los comités del FA como núcleos de formación y Acción Popular. Con el Pueblo todo, sin el Pueblo nada.

2.- Seguridad y soberanía alimentaria, para ello se debe fortalecer inmediatamente a nuestro sector agrario, al pecuario, al pesquero, la agroindustria, etc, luchando incluso por una profunda reforma agraria (tierra para quien la trabaja).

3.- Defensa, fortalecimiento y ampliación de nuestra Caja Costarricense del Seguro social y de las tareas de nuestro Ministerio de Salud.

4.- Trabajo bien remunerado. con todas los derechos laborales y con paulatina pero constante socialización de los medios de producción y sus ganancias.

5.- Vivienda y servicios conexos realmente dignos a precio mínimo para nuestro Pueblo, proceso a cargo del Instituto Nacional de Vivienda y Urbanismo (INVU) integralmente reformado y fortalecido. Combate frontal a la especulación inmobiliaria.

6.- Renacionalización total de nuestro sector energético (RECOPE, ICE, etc.), del Sector Bancario, de nuestros puertos, aeropuertos, vías concesionadas de comunicación y de nuestra zona marítimo terrestre.

7.- Reconversión del sector económico nacional mediante el fortalecimiento de sector productivo agrícola, pecuario, industrial, pesquero artesanal, turístico -dándole énfasis al ecológico-, al comercio local liberándolo paulatinamente de las grandes empresas transnacionales y, del desarrollo científico tecnológico patrio, logrando la total integración en él de nuestras universidades nacionales y, obligando también a cualquier industria que se ubique en nuestras zonas francas a compartir sus avances científicos y tecnológicos además obviamente, a pagar justos impuestos.

8.- Especial atención le debe dar al manejo fiscal de nuestra Nación mediante el compromiso pleno de recaudar justamente los impuestos e invertir lo así obtenido únicamente para el desarrollo integral de nuestro Pueblo. La actual deuda interna y externa de nuestra Nación debe ser minuciosamente auditada a fin de comprobar su legitimidad, pagando lo honestamente invertido y desconociendo y castigando todo tipo de malversación.

9.- Fortalecimiento total y pleno de nuestra educación pública en todos sus niveles.

10.- Apoyo activo y total a nuestro sector cultural incluyendo desde luego al Sistema Nacional de Radio, Televisión y demás plataformas de comunicación existentes, dedicándoles a la formación integral del nuevo ser humano costarricense.

11.- Fomento al deporte y la recreación con el énfasis puesto, no en la competencia, sino en la salud y disfrute pleno que en estas actividades se obtienen.

12.- Seguridad ciudadana fundamentada en la erradicación de la criminalidad por sus causas -económicas, políticas, sociales culturales y hasta ecológicas- sin mega cárceles, más bien irán desapareciendo las existentes, al cambiarlas por un accionar realmente inteligente y humano de las autoridades judiciales y policiales.

13.- Definir la política internacional soberana de nuestro país como abierta a mantener relaciones mutuamente respetuosas con todos los Pueblos del mundo enfatizándose, eso sí, en el apoyo y la participación en un mundo multipolar, humanitarista, ecologista, demócrata participativo y cooperativo que cambie, insistimos, la homicida competencia por la plena y mutua cooperación.

Nótese que es tanto lo que debemos hacer que no hay tiempo que perder en estúpidos intercambios de dimes diretes, falsas noticias, calumnias y demás bajezas. Salgamos de los lodazales de la politiquería y, con política constructiva, construyamos la nueva Costa Rica digna de auténticos y plenos seres humanos en perfecta armonía con la Madre Naturaleza.

La Mesa Nacional de Diálogo Social y Productivo hace un llamado al cese de persecuciones contra liderazgos sociales en Costa Rica

La Mesa Nacional de Diálogo Social y Productivo, expresa su más profunda preocupación y rechazo ante el reciente aumento en la persecución y hostigamiento contra diversos liderazgos sociales en nuestro país.

En las últimas semanas hemos sido testigos del incremento en las acciones que atentan contra la libertad de expresión, el derecho a la participación ciudadana y el rol fundamental de las personas defensoras de los derechos humanos y ambientales, en especial, destacamos los siguientes casos:

La destitución de la señora Martha Rodríguez, representante de las personas trabajadoras en la Junta Directiva de la Caja Costarricense del Seguro Social (CCSS), acción promovida desde el Poder Ejecutivo. Esta decisión constituye, una vez más, un grave precedente que vulnera la autonomía de la CCSS y un profundo debilitamiento de los espacios democráticos de representación social.

La persecución contra liderazgos ambientalistas, específicamente los casos de Juan Bautista y Javier Adelfang, activistas digitales que han denunciado la crisis ambiental que atraviesa nuestro país y en específico Playa Panamá, quienes actualmente atraviesan un embargo interpuesto por una empresa hotelera, la cual, ha emprendido acciones judiciales en su contra, en represalia por sus publicaciones en defensa del ecosistema de Playa Panamá

La violencia territorial sobre los territorios indígenas, en específico el caso de la Comunidad Térraba Bröran en el Pacífico Sur, contra el compañero Pablo Sibar y la persecución que vive a raíz de la defensa del derecho a tierra en su territorio indígena, el cual ha sido llevado a la CIDH.

Estas acciones no son aisladas, forman parte de una tendencia de criminalización y hostigamiento contra ambientalistas, líderes indígenas, sindicalistas, lideresas feministas y otros actores sociales que alzan la voz y fortalecen y promueven nuestra democracia participativa.

Históricamente, se ha reconocido a Costa Rica a nivel internacional por la protección de los derechos humanos, su democracia y su institucionalidad. Sin embargo, estas acciones reiteradas y cada vez más comunes en nuestra sociedad socava nuestro legado histórico y abre la puerta a un modelo de gobierno autoritario, contrario al diálogo social.

Por esto, desde la Mesa Nacional de Diálogo Social y Productivo exigimos el cese inmediato de cualquier forma de persecución, intimidación y hostigamiento contra liderazgos sociales, además, realizamos un llamado a promover las vías del diálogo social y la democracia participativa, siempre en defensa del bienestar colectivo y la justicia social.

Reiteramos nuestro compromiso de continuar articulando esfuerzos entre sectores sociales y productivos para defender la democracia participativa, la justicia social y el fortalecimiento del Estado Social de Derecho.

¡Defender a quienes defienden es defender la democracia!

Participar en democracia en tiempos de amenaza al Estado social de derecho

Votar hoy en Costa Rica no es un trámite: es resistir.
El Estado social de derecho está bajo ataque del populismo y el autoritarismo.
Abstenerse es entregar el país.
La democracia se defiende en las urnas.

Roberto Salom Echeverría

La participación en elecciones libres es uno de los pilares fundamentales de toda democracia. Sin embargo, cuando el Estado social de derecho se encuentra en peligro y las conquistas sociales alcanzadas durante décadas están amenazadas, el deber de acudir a las urnas adquiere un significado aún más trascendente: no se trata solo de elegir autoridades, sino de defender un modelo de sociedad basado en derechos, equidad y libertades.

La convocatoria ciudadana y la limpieza del sufragio

En este contexto, todos los ciudadanos y ciudadanas están convocados a participar. El sufragio, como fundamento de legitimidad democrática, solo tiene sentido si se garantiza su limpieza, transparencia e imparcialidad. La pureza del voto no es únicamente un requisito técnico, sino la principal garantía de que la voluntad popular prevalezca.

A ello se suma la defensa de principios básicos como la libertad de expresión y la división de poderes, tal y como lo planteó Montesquieu, indispensables para mantener un equilibrio que evite la concentración autoritaria del poder.

La situación política en Costa Rica

La política costarricense de los últimos años se caracteriza por una gran volatilidad en la opinión pública y por la dispersión de la oferta electoral tras el colapso del bipartidismo tradicional. Este fenómeno ha generado tanto oportunidades como amenazas.

La ciudadanía se muestra fragmentada entre posiciones de estabilidad y volatilidad; entre la desideologización y las opciones políticas más definidas; entre la emocionalidad y la racionalidad en las decisiones. Por ello entiendo el debilitamiento de los partidos políticos dada la pérdida de los principios ideológicos que antes los cohesionaban. Conviven, además, la expectativa de un cambio incierto con la defensa de la institucionalidad democrática, el caudillismo con las propuestas orgánicas, la abstención con la participación, y el populismo con la demanda de más democracia.

La oferta electoral es inestable e incierta. Frente a los impulsos autoritarios y populistas que buscan ganar terreno, los partidos democráticos y progresistas aparecen dispersos y a la defensiva, sin un horizonte claro de articulación. Paralelamente, aumenta la desconfianza hacia las instituciones, que tienden a debilitarse y a perder credibilidad ante una ciudadanía golpeada por la polarización, la desigualdad y la inequidad.

Origen y contexto de la crisis

La problemática no puede entenderse únicamente desde lo local. Se relaciona también con los cambios globales tras la caída de la URSS y de los países socialistas de Europa del Este, que marcaron un viraje en la fe ciudadana hacia las instituciones del Estado social de derecho. El colapso de ese régimen representado por la URSS y de los países socialistas de Europa del Estele soltó las amarras al capitalismo, y a partir de entonces decayeron las políticas distributivas en las democracias capitalistas, dando paso cada vez más al neoliberalismo, que privilegió el mercado a costa del intervencionismo del Estado en la economía, como ente regulador de los excesos del libre mercado.

En este marco, se intensifica la amenaza de soluciones autoritarias frente a la necesidad de profundizar la democracia. Las conquistas sociales alcanzadas se ven cada vez más vulnerables, mientras surgen expresiones populistas que intentan capitalizar el descontento social.

El populismo, en su versión más agresiva, se presenta como un movimiento liderado por sectores de las clases altas y medias-altas que buscan manipular a los grupos más vulnerables. Su lógica se basa en la emocionalidad más que en la racionalidad, en el caudillismo por encima de la propuesta programática, y en discursos demagógicos que sustituyen las realizaciones concretas. Se trata, en esencia, de reemplazar unas élites por otras, sin otorgar concesiones reales a los sectores populares, e instaurar un régimen sin contrapesos, autocrático y autoritario.

A ello se suma el tema de la corrupción, entendida no solo como actos ilegales individuales, sino como el reflejo de un sistema de privilegios posicionales que profundiza la inequidad. Este fenómeno es la punta del iceberg de un deterioro mayor: la pérdida del sentido de comunidad democrática, que comenzó con la crisis del bipartidismo y que erosiona la confianza en la institucionalidad.

¿Qué hacer?

Ante este panorama, la pregunta central es cómo fortalecer la democracia costarricense.

Desde la sociedad civil, es fundamental organizar y estimular la participación ciudadana activa en defensa de la institucionalidad democrática. La democracia no puede reducirse al voto cada cuatro años; requiere vigilancia constante, acción colectiva y compromiso con el bien común.

Desde los partidos políticos democráticos y progresistas, se impone la tarea de promover la unidad de fuerzas para defender y ampliar los derechos alcanzados. La fragmentación debilita y abre espacio a las corrientes autoritarias; la unidad, en cambio, ofrece la posibilidad de construir alternativas creíbles y sostenibles.

Hacia una sociedad de derechos, el reto es avanzar en más democracia, más participación y más inclusión. En tiempos de amenaza, la respuesta no es menos democracia, sino todo lo contrario: más espacios de deliberación, de control ciudadano y de solidaridad social.

Conclusión

Costa Rica enfrenta hoy un momento de definiciones. La participación electoral y el fortalecimiento del Estado social de derecho son la mejor defensa frente a las amenazas autoritarias y populistas. La democracia costarricense, aunque frágil y tensionada, tiene en la ciudadanía organizada y en las fuerzas democráticas su mayor esperanza de continuidad y renovación

Nota del autor:
Este artículo fue elaborado a partir de mi intervención en un panel organizado por el Programa Alternativas, que produce el colectivo Reflexión Acción y es dirigido por el filósofo Luis Ángel Salazar Oses. La emisión del 15 de agosto de 2025 en la cual participé fue moderada por el teólogo Mainier Barboza.

La “no renuncia” de Rodrigo Chaves: riesgos y oportunidades para la democracia costarricense

Por JoseSo
Analista Político

La decisión del presidente Rodrigo Chaves de no renunciar al Poder Ejecutivo para postularse como diputado redefine el escenario político hacia 2026. Su permanencia mantiene intacto el capital político que ha forjado, pero lo expone al debate público por los procesos judiciales en los que está involucrado. Este punto de inflexión abre oportunidades para consolidar la estabilidad gubernamental y, a la vez, genera tensiones entre quienes desean renovación política y quienes respaldan la continuidad del actual liderazgo.

Impacto político: equilibrio entre estabilidad y renovación

La permanencia de Chaves permite al oficialismo sostener su discurso de alta aprobación ciudadana, evitando la fragmentación del voto y reforzando la narrativa de continuidad en proyectos de infraestructura y programas sociales. Al delegar la campaña a sus allegados –exministros y cuadros del partido–, busca mantener la promoción de su gestión sin descuidar las labores diarias del Ejecutivo.

Sin embargo, la ausencia de su figura central en mítines y actos de campaña podría debilitar la conexión emocional con el electorado. La capacidad de transferir un apoyo estrictamente personal a candidaturas legislativas o presidenciales alternas no está garantizada. Además, el protagonismo en funciones de gobierno y la defensa de su inmunidad judicial podrían restarle frescura al perfil de “outsider” que lo impulsó originalmente.

Reacción de la base oficialista: de la desmovilización al surgimiento de nuevos liderazgos

Entre los simpatizantes de Chaves, la noticia de que no encabezará la lista de candidatos puede generar desmotivación inicial, pues muchos se identifican directamente con su estilo y retórica. Aun así, ese espacio de incertidumbre deja emerger figuras como la exministra Laura Fernández, quien podría capitalizar el descontento residual.

Para compensar la ausencia del presidente en actos de campaña, la estrategia oficialista pasará por reforzar el protagonismo de alcaldes y estructuras territoriales. De esta manera, se apuesta a conservar la movilización en cantones y comunidades, confiando en el arraigo local más que en la fuerza de una sola figura nacional.

Perspectiva judicial: fuero, presión política y narrativa de persecución

Chaves enfrenta más de cien procesos penales, pero conserva inmunidad mientras sea presidente, lo que retrasa las indagaciones directas. Este fuero funciona como escudo político: refuerza la narrativa de persecución al obligar a la Asamblea a asumir el costo de levantarlo, pero multiplica la presión mediática sobre privilegios presidenciales.

La prolongación de su defensa en el espacio público ofrece munición a la oposición para exigir reformas al fuero y transparencia inmediata. El debate sobre la inmunidad se instala como asunto central de campaña, obligando a todos los actores a definir su postura sobre el equilibrio entre protección presidencial y rendición de cuentas ciudadana.

Manejo de la agenda mediática y narrativa en redes sociales

El gobierno ha respondido con una estrategia de comunicación intensiva: conferencias diarias, hashtags oficiales y cobertura preferencial en medios afines. Al mismo tiempo, restringe el acceso de periodistas críticos, lo que agudiza el debate sobre libertad de prensa y derecho a la información.

La oposición, por su parte, ha logrado viralizar audios y memes en plataformas como TikTok y Twitter, caricaturizando el concepto de un presidente intocable. Este choque de narrativas define no solo qué temas dominan los titulares, sino también la percepción ciudadana sobre la legitimidad del Ejecutivo y de sus adversarios.

El papel de la ciudadanía: de espectadores a protagonistas

Este momento político exige una ciudadanía activa que trascienda el voto. La creación de observatorios ciudadanos para fiscalizar contratos públicos, la promoción de foros de debate y el apoyo a candidaturas que propongan límites reales al fuero presidencial son pasos decisivos. Impulsar campañas de educación cívica fortalecerá la comprensión sobre la importancia de la rendición de cuentas.

Solo con un electorado informado y movilizado será posible equilibrar los riesgos de la “no renuncia” con la oportunidad de consolidar una democracia transparente y participativa, donde ningún privilegio esté por encima de la igualdad ante la ley.

El comandante bilocado

Rafael A. Ugalde*

No lo creía probable. Sigo incrédulo. Alguien que me explique sí, ¿es posible ver la misma persona campante, de pie como un roble, conversando destendido, en más de dos sitios al mismo tiempo? La locura es mayor si usted sabe que quien está en varios lugares simultáneamente cumplió ya su tarea con creces, además.

Entonces ¿cómo es eso que al mismo tiempo está allá en Valencia, en el mismo instante los vemos en Maracay o en los cerros de Caracas, sudando eso sí, la » gota gorda», con una escoba al hombro en la “operación barredora” del domingo 27 de julio?

Un año antes, este llamado «Comandante Eterno», hizo idéntica emboscada a quienes en el mundo entero nos dicen qué elecciones son valederas, cómo un aqueo a las computadoras electorales es perfecto y ciertos bombazos contra las escuelas de los hijos de obreros, merecen las primeras páginas de los diarios, los noticieros televisivos y las redes sociales.

Aun así, con lluvia o inclemente sol, humedad en todo el país arriba de 65% o ambiente oloroso a pólvora, ayer eligieron al “bigotudo” presidente Nicolás Maduro y 285 diputados de la Asamblea Nacional. Irene, una venezolana que llegó a la oficina y resultó “embarcada” con las tandas migratorias hacia el norte, fue quien me contó que entre quienes regresan en los llamados vuelos a la patria, como lo hará ella, por cariño así llaman a su gobernante.

¡»Genio y figura …!” Nuevamente el pasado domingo estaba allí desde temprano, rondando los centros de votación con su implacable escoba al hombro, riéndose con esa carcajada contagiosa entre los jóvenes, mujeres, viejitos obreros, profesionales, militares, mujeres pronto a parir, como decía él etc., viendo todos como el futuro camina a ritmo de tambor hacia ellos.

¡No se cansan de sufragar, no importa que hoy la Venezuela bolivariana tenga en todo su territorio una humedad bestial! No importa. No importa que una semana antes unas cargas de explosivo de uso militar estuviera dirigido a centrales eléctricas y los rifles para francotiradores decomisados tuvieran como fin la cabeza o el pecho de varias personalidades locales.

El pueblo, el mismo que entre “sanciones” y amenazas de todo orden, ya conoció su libertad. Y domesticarlo parece harto difícil. Esta vez, hombres y mujeres, eligieron 335 Alcaldías y 2471 concejales. La premisa es idéntica a los años anteriores: Sí la oposición washingtoniana participa, entonces la proporción es movilizar el doble de lo que ella dice tener, y si no participa, la organización por cada calle del país está siempre lista “para lo que venga”.

Ninguno de estos aspirantes a concejales es obligado a «invertir» ahora sus chuminos en los mafiosos dueños de los partidos Social cristianos o Socialdemócratas como en el pasado. Ni están obligados a empeñar su conciencia a cambio de una casa, una operación quirúrgica o un bocado de comida. Precisamente, ese era el capital más cuidado de los propietarios y mercaderes de los copeistas y acción-demócratas: producir a nivel industrial hambrientos, desnutridos, gente sin morada, sin agua, sin electrizad, analfabetos, universidades con coladeros, entre otros, para luego presenta sus candidatos como «salvadores» del pueblo.

Esta gente no se cansa de votar. Con sanciones o sin ellas, difamados o no por las castas entreguistas de la UE y los nazis de la Casa Blanca. Sí, aunque parezca contradictorio, elecciones tan seguidas son un mal ejemplo para la democracia burguesa. No gustan tampoco a nuestras oligarquías, porque esta democracia del pueblo jamás volverá a esclavizarlo.

De todos modos, aunque usen como voceros autorizados y caja de resonancia contra el pueblo venezolano a Milei de Argentina, a Chávez de Costa Rica, la Boluarte de Perú, Noboa de Ecuador, al cachorro de dictador en El Salvador jugando de Trump, se van a secar, aunque no quieran.

¿Quién se acuerda ya de Juanito Alimaña? ¿Dónde está el Grupo Lima? ¿Quién confía hoy en el Departamento de Colonias, con sede en Washington?

El Comandante llegó y desempolvó la escuela de nuestros pueblos originarios: cuando se va a una lucha -práctica inequívoca de nuestros antepasados- es como si fuéramos a una fiesta, incluso la guerra más dura, es un festín, una alegría, una oportunidad única de no morir nunca. Es cuando los frutos maduran más rápido y todas las frutas lo hacen en forma pareja.

Pues bien: ¡Bienvenido comandante!; cuéntanos, ahora cómo viste tu gente de Barinas, Cojeres Lara, Maracaibo o Aragua…

*Periodista, abogado y notario por la U.C.R.

El movimiento “La Caja es nuestra” llama a participar en elección de juntas de salud

El movimiento “La Caja es nuestra” tiene un mensaje importante que desea compartir con los lectores de SURCOS.

La ciudadanía activa y consciente debe estar atenta a procesos de participación en las Juntas de Salud. Con pesar observamos que es un proceso escasamente conocido: las elecciones a nivel nacional de las Juntas de Salud.

Creadas por ley, todas las Áreas de Salud del país tienen su respectiva Junta de Salud con funciones muy importantes para la gestión de los servicios y para la participación de la población asegurada por parte de la CCSS.

Las Juntas de Salud están integradas por 7 miembros: 3 por parte de la población asegurada de la CCSS, 2 del sector patronal y 2 de organizaciones de salud del mismo cantón. Además, cada Junta de Salud cuenta con una persona facilitadora, designada por las autoridades de la CCSS, de la respectiva Área de Salud.

Las elecciones de todas las Juntas de Salud, en todo el país, serán el miércoles 03 de septiembre de este año. Es un proceso formal, bien regulado, que busca transparencia y confianza en la población asegurada.

La CCSS ofrece boletas de los tres segmentos, con las candidaturas de cada uno de los 3 sectores.

El plazo para inscripción de candidaturas para los tres sectores va del jueves 03 de julio al martes 05 de agosto.

Aprovechemos esta valiosa oportunidad de participar y tener influencia en la conformación de las Juntas de Salud, y luego, apoyemos a quienes queden formándolas. Existe la opción de trabajar en Comités Auxiliares de cada Junta de Salud.

Nuestras redes sociales son: Facebook: La Caja es Nuestra

Instagram: LaCajaEsNuestra

TikTok: la.caja.es.nuestra

¡Debemos participar!

Instituto de Investigaciones Jurídicas y Asociación de Filosofía del Derecho y Filosofía Práctica iniciaron ciclo de actividades sobre innovación constitucional

El Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad de Costa Rica (IIJ-UCR) y la Asociación Costarricense de Filosofía del Derecho y Filosofía Práctica llevaron a cabo la primera edición del ciclo de actividades públicas titulado “Innovación constitucional para una democracia deliberativa-participativa en Costa Rica”.

Esta iniciativa tuvo como objetivo abrir un espacio de reflexión crítica sobre las reformas constitucionales necesarias para el fortalecimiento de una democracia más inclusiva y deliberativa.

El ciclo comprendió dos encuentros virtuales realizados por la plataforma Zoom. El primero, titulado “Un posible modelo de deliberación parlamentaria», estuvo a cargo de Carolina Fernández Blanco, de la Universidad de Girona, y se efectuó el jueves 12 de junio a las 9:00 a. m.

El segundo encuentro, denominado “Jurados ciudadanos para la adjudicación judicial del Derecho», contó con la participación de Juan Cumiz, de la Universidad Nacional del Sur (Argentina), y se llevó a cabo el jueves 10 de julio a las 5:00 p. m.

Estas actividades se desarrollaron en el marco de los proyectos de investigación del IIJ-UCR: Control judicial fuerte de constitucionalidad, mecanismos de democracia directa y democracia deliberativa-participativa en Costa Rica, y Análisis sociojurídico de los mecanismos de democracia directa y participativa empleados en Costa Rica para la reforma legislativa y constitucional y su relación con la consolidación de la democracia participativa-deliberativa.

Ambos proyectos están dirigidos por Carolina Ovares Sánchez, profesora de la EP-UCR y por Alejandro Guevara Arroyo, profesor de la Facultad de Derecho, UCR.

Ante el fraude, ¡lo fáctico!

Por Carlos Meneses Reyes

En forma inescrupulosa la piara senatorial hunde la iniciativa de democracia participativa directa en lo del contenido de la reforma laboral. En un escenario de casino, subterfugios y triquiñuelas, generan fraude en la toma de decisión general. Todo un comportamiento de rodeos, evasivas, disculpas, pretextos y ardides y de procedimientos mañosos, de telaraña, hacen que la votación haya sido nula, ilegal e inexistente: UNO. No se anuncia que “se va a cerrar la votación”. Tampoco que “se cierra la votación”. DOS. No se respeta el tiempo o lapso en que debe transcurrir la votación, permitiendo solo el transcurso de tres minutos para votar (A una senadora que integró el quorum y asistió a la cesión, estando en su oficina, no alcanzó a votar por la premura o no observación de lapso de tiempo para hacerlo). TRES. Se aclara un voto (el del senador del Clan de Atalaya), que anunció públicamente Sí, y ya cerrada la votación, se lo corrigen por el no. De tal manera, se violan los procedimientos y elementos de una sana votación, enredándola y la hacen pronominal, es decir, con un juego de mañas nominales que la convierten en incomprensible y falta de intención sana de una clara votación.

Lo sucedido ayer en la sesión plenaria del senado de la República de Colombia, es fiel reflejo del sistema electoral corrupto, de casino, clientelista que rige en este país, pese a que en uno de los Acuerdos para que se desmovilizara la antigua guerrilla de las Farc-ep, se acordó una reforma electoral estructural y de fondo y esto lo han hecho trizas los de la hegemonía oligárquica de derecha pro imperio, militarista, contrainsurgente, dominante y en ejercicio descarado de poder. En Colombia, todos los mecanismos de participación del pueblo (Artículo 103 CP91): el voto, el plebiscito, el referendo, la consulta popular, el cabildo abierto, la iniciativa legislativa y la revocatoria del mandato, son letra muerta. Todos han sido reglamentados de manera mañosa para atornillar a los de la piara senatorial en forma vitalicia, obedeciendo a leyes y procedimientos pre concebidos. Inconcebible que se hayan ido en contra del interés teleológico y finalista del constituyente primario, decretando que a los integrantes del Senado y la Cámara de representantes no le aplica la revocatoria directa del mandato por parte del soberano popular.

En Colombia impera un estado de cosas de intereses oligárquicos espurio y falso. El pueblo colombiano no puede aceptar tal fraude. Se cuenta con un presidente timonel. En forma pausada ha llamado al pueblo colombiano a la movilización general y a un Cabildo Abierto Permanente. Se invoca, no vaya a hacer uso precipitado de la declaratoria por decreto gubernamental de la Consulta Popular fallida y en tanto, se continúe con el proceso organizativo pro Consulta Popular en cualificación política hacia el movimiento popular y de masas para, en la práctica, de la justa electoral del año2.026, sea el pueblo soberano el que revoque el mandato legislativo de senadores y representantes, no reeligiéndoles. Se impone la Comuna Popular de facto ante el desconocimiento de un Estado de Derecho.

Nuevos escenarios: incertidumbre, temor y desafíos en la política y la sociedad

Gerardo Castillo Hernández

Al igual que el bitcoin, que desafía los paradigmas tradicionales del dinero e irrumpe como una alternativa financiera disruptiva, la política contemporánea transita por caminos sinuosos que generan inquietud y desconcierto. La acción política se reduce a un espectáculo mediático, el discurso público se degrada, y los partidos tradicionales pierden prestigio ante una ciudadanía cada vez más desencantada. Según Latinobarómetro, el 70% de los latinoamericanos ya no confía en la democracia o se siente excluido de ella. Esta cifra no solo refleja insatisfacción, sino una crisis de legitimidad con graves implicaciones:

1. Declive de la democracia representativa: La pérdida de credibilidad de los partidos y las instituciones abre paso a alternativas peligrosas, desde liderazgos autoritarios hasta soluciones pseudopopulistas.

2. Ascenso del populismo emocional: Líderes de izquierda y derecha —desde predicadores carismáticos hasta aventureros políticos— explotan el malestar social con discursos que desprecian el Estado de derecho, la institucionalidad y la razón.

3. Espectacularización de la política: El debate público se reduce a confrontaciones virales, donde priman la mentira, el insulto y la posverdad sobre el análisis riguroso.

4. Amenazas a las libertades: Movimientos de extrema derecha ganan terreno, atacando la independencia judicial, la libertad de prensa y los derechos humanos bajo retóricas nacionalistas.

5. Tecnología y desinformación: Las redes sociales distorsionan la realidad, manipulan elecciones y normalizan la polarización, mientras la corrupción, el narcotráfico y la inseguridad —con América Latina como la región más violenta del mundo— alimentan el círculo vicioso de la desesperanza.

¿Qué cabe esperar?

Estos escenarios fracturan los consensos democráticos y plantean interrogantes urgentes: ¿Está agotado el modelo actual? ¿Emergerán nuevas formas de democracia? ¿Cómo adaptarán los Estados la división de poderes o los sistemas electorales? La incertidumbre se agrava por factores globales: recesión económica, guerras comerciales, migraciones masivas, reacomodos geopolíticos y una crisis climática con proyecciones catastróficas. En este contexto, los márgenes de acción para América Latina son estrechos: el endeudamiento externo y los condicionamientos de organismos financieros limitan cualquier reforma estructural, perpetuando un modelo económico excluyente y sin dimensión social.

Lo laboral en la encrucijada

El panorama es desalentador:

– Desempleo e informalidad: Las tasas superan el 40%, con trabajos precarios que profundizan la pobreza y debilitan el movimiento sindical.

– Educación en crisis: La pandemia exacerbó la brecha digital y la deserción escolar, mientras los recortes presupuestarios y la pauperización docente socavan la calidad educativa.

– Reformas regresivas: Las élites empresariales, ahora enquistadas en el Estado, imponen legislaciones laborales que eliminan protecciones sociales, fomentan la explotación —especialmente de mujeres— y criminalizan la organización sindical.

¿Hay espacio para la esperanza?

Pese a todo, destellos de resistencia persisten: las movilizaciones en Estados Unidos por la democracia, el rechazo popular a las agresiones gringas a la soberanía de Panamá, o las luchas sociales en Argentina a favor de los jubilados revelan que la sociedad civil aún defiende banderas irrenunciables: justicia social, libertad de prensa, derechos humanos y democracia participativa. Son tiempos oscuros, pero la historia demuestra que los cambios radicales suelen nacer en los momentos más críticos. La luz de la sensatez y de la acción colectiva es deseable porque tarde o temprano se abrirán paso por un mundo más humano y mejor para las mayorías marginadas.

Entre la fuerza del Ejecutivo y la debilidad del sistema

José Rafael Quesada J.
Movimiento Humanista

La política de nuestro país atraviesa un momento definitorio y pareciera crucial. Los partidos políticos, que fueron pilares de un sistema democrático que parece cansado, lucen hoy fragmentados, sin liderazgo claro, ni capacidad de conexión con una ciudadanía cada vez más desencantada. En este medio vacío, ha emergido con fuerza un gobernante que no solo goza de apoyo popular sólido, sino que ha hecho de la confrontación con las estructuras e instituciones tradicionales, su bandera principal.

Este presidente y su escudería, cuya figura divide, pero no deja indiferente a la gente de todos los niveles, ha logrado interpretar de alguna forma el hartazgo con las instituciones que, en teoría deberían proteger y servir a los destinatarios de sus servicios, pero que en la práctica responden a intereses muy opacos, burocracias inamovibles y una élite política que juega a la democracia sin consecuencias reales para su ineficiencia y corrupción.

La oposición está lejos de construir una alternativa programática o ética y ha optado por tácticas usadas en otras naciones, como buscar en el Poder Judicial y en el Ministerio Público las herramientas para frenar el liderazgo duro del Ejecutivo. No utiliza el ejercicio saludable del contrapeso sino una lógica de resistencia partidista contra todo tipo de cambios y muy a menudo sin legitimidad ni transparencia. Las acusaciones cruzadas, las filtraciones en los medios a la medida, las investigaciones selectivas (olvidando las muy graves del pasado cercano), y los fallos judiciales con aroma político, no han hecho sino aumentar la desconfianza de la ciudadanía en las instituciones.

Los choques entre poderes no son nuevos, pero sí adquiere en esta época un carácter o cariz particulares: no se trata solo de una disputa por el poder, sino por la dirección misma del Estado Nacional. El Ejecutivo y los nuevos medios parecen cuestionar el “status quo”, no solo en quehacer político, sino en lo administrativo, lo cultural y en lo institucional. Los nuevos liderazgos y cabezas de las instituciones del Ejecutivo, interrogan a un sistema de salud que no cura o no llega a tiempo, un sistema educativo que ya no educa y a las estructuras de seguridad que tampoco protegen.

¿Para qué sirve un Estado que no funciona para los ciudadanos comunes, sino para sus propios funcionarios o sectores con poder real?

Esta crítica conecta en lo profundo con sectores amplios de la población que, aún sin compartir todos los métodos del presidente, sí sienten -y lo expresan- que alguien por fin dice lo que muchos piensan. La pregunta entonces no es si el gobernante tiene razón en sus diagnósticos (porque muchas veces parece tenerla), sino qué tipo de soluciones plantea al conjunto social: ¿más concentración de poder?, ¿más personalismo?, ¿menos controles?

Al mismo tiempo, la crisis de esta democracia “participativa” y nada de Democracia Real, con partidos totalmente aislados de la base social, parece una anécdota política de país pequeño; donde tenemos graves síntomas de una democracia que perdió sus canales naturales de debate, propuestas, renovación y aceptación de los cambios mundiales. Si los partidos no lograr reformarse, recuperar el diálogo con la sociedad y ofrecer opciones creíbles, están condenados a la irrelevancia. Y en ese vacío, surge la tentación de líderes fuertes o de mesianismos partidarios (todos salvadores), con discursos con poco pensamiento, se vuelve muy atractiva para la ciudadanía común.

Estamos, en suma, ante una encrucijada. Ni el inmovilismo de las instituciones ni el autoritarismo de los líderes institucionales ni de los controles, son viables a largo plazo. Se requiere una reconstrucción de profundidad o la creación de un nuevo contrato social, una nueva forma de entender la política, que ponga en el centro de la política pública a las personas reales, con sus problemas y necesidades concretas y su legítima expectativa de vivir con dignidad mínima

La fuerza del presidente puede ser un motor de cambio, pero también un riesgo si no se equilibra con instituciones legítimas y funcionales. La debilidad de los partidos es una oportunidad para refundar, pero también una amenaza por este clima político de bajo nivel opositor con características obstructivas, que aumenta su volumen con muchas acciones para judicializar la política. La ciudadanía observa, exige y- cada vez más- decide fuera de los moldes tradicionales y antiguos. Ojalá los actores políticos busquen y se ubiquen a la altura del momento histórico.

Para todo esto, un Enfoque humanista: el ser humano como centro y razón de ser.

No habrá oposición creíble, ni sociedad movilizada, ni instituciones legítimas, si el sistema sigue ignorando una verdad elemental: el ser humano debe ser el valor central, por encima del Estado, de la religión, del dinero o de cualquier interés particular. Las instituciones —sean partidos, sindicatos, iglesias o el propio gobierno— pierden sentido cuando se convierten en maquinarias de poder autorreferenciales, sordas al dolor concreto de la gente.

¿De qué sirve un Ministerio de Educación si los niños no aprenden? ¿Para qué existe un sistema de salud si las familias se endeudan para curarse? ¿Qué legitimidad tiene un sindicato que defiende privilegios de unos pocos mientras los trabajadores precarios sobreviven al día?

El Estado no es una abstracción: somos todos, hombres y mujeres de hoy y del futuro, con necesidades urgentes, sueños aplazados y promesas incumplidas. Cuando las estructuras fallan, no es solo un problema técnico, sino una traición al pacto social. La política, en su esencia, debería ser el arte de construir caminos para que la vida sea más digna, no un juego de egos entre élites desconectadas. Si las instituciones no recuperan esa brújula ética —si no recuerdan que existen para servir, no para servirse—, ninguna reforma será suficiente. La verdadera resistencia no vendrá de un partido o un discurso, sino de ciudadanos que, cansados de ser espectadores, exijan que cada decisión, cada ley, cada peso invertido, tenga un rostro humano.