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Etiqueta: derechos civiles

¿Quedan aún rebeldes?

Oscar Madrigal

Óscar Madrigal

Vivimos la sociedad del PENSAMIENTO ÚNICO, del MONOTEÍSMO DEL MERCADO, del CONSUMISMO y … del CONSENSO. Los movimientos sociales hasta han adoptado el lenguaje dominante: déficit fiscal, intercambio desigual, trasparencia, pacto o contrato social, unidad nacional y muchas cosas más.

Las organizaciones sociales están muy preocupadas por llegar a un consenso entre ellas, los partidos políticos y hasta el gobierno. Todos los últimos gobiernos han llamado a conformar un consenso nacional para “resolver los graves problemas nacionales” que nunca han fructificado. Las organizaciones sociales pactan reformas que no se proponen al menos alguna transformación radical por pequeña que sea.

Esta sociedad es la sociedad del CONSENSO.

Las reivindicaciones son de forma HORIZONTAL más que las VERTICALES, más en la línea de los derechos civiles que en la de los cambios estructurales.

¿Y QUÉ PASA CON EL DISENSO?

Ya casi no existe en su dimensión transformadora. Nos han embarcado tanto en el CONSENSO que se nos ha olvidado el DISENSO.

Habrá que recobrar la REBELDÍA, las políticas del cambio estructural que rompan con el Pensamiento Único en que estamos metidos, con un lenguaje que lastra el pensamiento para recuperar los conceptos de solidaridad, comunidad, estado, justicia social, etc. Nos tienen castrados mentalmente porque el SENTIDO COMÚN que predomina es el de las clases dominantes.

Es urgente restablecer el DISENSO en esta sociedad, recuperar un Sentido Común social, solidario, libre, distinto al del consumismo, el individualismo y el éxito fácil.

El DISENSO, la rebeldía orgánica, debe generar una ALTERNATIVA POSIBLE que dé unidad y perspectiva a las luchas horizontales y parciales de la sociedad costarricense.

Leí hace poco que los primeros rebeldes fueron Adán y Eva en el Edén y Prometeo ante los dioses del Olimpo.

Los rebeldes prometeicos están en todas partes. Solo falta que actúen.

¡Cómo nos hace falta ese DISENSO en Costa Rica!

Lo sucedido en Managua es lamentable, triste y especialmente inaceptable

José Luis Pacheco Murillo

Lo sucedido en Managua, Nicaragua con la decisión del gobierno de Ortega Murillo de expulsar 222 prisioneros políticos y despojarlos de su nacionalidad nicaragüense, es lamentable, triste y especialmente inaceptable por parte de la comunidad internacional.

El hecho de haberlos detenido y cercenarles sus derechos civiles ya era motivo suficiente para repudiar no solo la decisión sino al régimen mismo.

Esas personas tenían sueños e ilusiones para su país, diferentes a las del régimen opresor. Querían poner su granito de arena para la construcción de una Nicaragua libre y soberana y hacer de sus ciudadanos, hombres y mujeres libres, con un futuro esperanzador. El régimen los despojó de sus sueños y esperanzas. Les reprimió y les robó la libertad.

Hoy, como si la nacionalidad fuera un tema de papeles, los hace apátridas y los abandona en el mundo. Eso se devolverá como una mole de nacionalismo y sacudirá los cimientos de la patria.

Lo que ha sido y sigue siendo inexplicable es el silencio cómplice de los países que deberían alzar la voz y actuar consecuentemente con los principios que dicen profesar de democracia y libertad. Es tiempo de acción y no de volver caras y cerrar ojos. Es tiempo de tomar decisiones sobre esas relaciones “diplomáticas” que avergüenzan porque permiten estas violaciones y estas acciones en contra de ciudadanos que lo único que querían era lo mejor para su país.

Mi solidaridad para con esos ciudadanos del mundo que han sido liberados y con aquellos que aún siguen presos a expensas de un régimen opresor y tiránico.

Mi solidaridad con el pueblo nicaragüense que repudia estas acciones y que desea el fin de esta pesadilla Ortega Murillo.

Dios quiera que pronto acabe y que Nicaragua vuelva por la senda de la democracia, de la Paz y la libertad.

Martin Luther King, Jr. y su lucha a favor de los afrodescendientes

CARTA PASTORAL IMWC

«Nosotros venceremos». Dr. Martin Luther King, Jr.

Con motivo del aniversario del nacimiento del Dr. Martin Luther King, Jr. (15-1-1929) y el Día Mundial de la Cultura Africana y de los Afrodescendientes, la Iglesia Metodista Wesleyana Costarricense, IMWC, desea destacar la figura de este insigne pastor negro defensor de los derechos de los afroamericanos, celebrar su vida y su legado declarándonos en contra del racismo, la pobreza y el imperialismo. 

Aunque el nombre del Dr. King es conocido en todo el mundo, muchos no saben que nació como Michael King, Jr. en Atlanta, Georgia, el 15 de enero de 1929. Su padre, Michael King, era pastor de la Iglesia Bautista Ebenezer, de Atlanta. Durante un viaje a Alemania, King padre, quedó tan impresionado por la historia del líder de la Reforma Protestante, Martín Lutero, que no solo cambió su propio nombre, sino también el de Michael, de 5 años.

Martin Luther King, Jr. estudió Teología en la Universidad de Boston. Desde joven, tomó conciencia de la situación de la segregación social y racial en que vivían los afrodescendientes de su país y, en especial, los de los estados sureños. Convertido en pastor baptista en 1954, se hizo cargo de una iglesia en la ciudad de Montgomery, Alabama.

Parte de su legado, lo podemos resumir con los siguientes enunciados (en negrita):

Lucha por el cambio mediante la protesta no violenta. Inspirado en el líder de la india, Mahatma Gandhi, el Dr. King se refería a menudo hacia ese tipo de lucha como: «La luz que guía nuestra técnica de cambio social no violento».

Así, King adaptó y desarrolló el concepto de Gandhi de la no violencia, que supo aplicar de forma creativa en una serie de campañas antisegregacionistas que le convirtieron en el líder más prestigioso del movimiento americano de los derechos civiles.  También, le valió la concesión, en 1964, del premio Nobel de la Paz, con apenas 35 años, y su posterior asesinato a manos de un racista fanático en 1968.

La acción no violenta de King movilizó a una porción creciente de la comunidad afroamericana hasta culminar en el verano de 1963, en la histórica marcha sobre Washington que congregó a 250.000 manifestantes. Allí, al pie del Lincoln Memorial, Martin Luther King pronunció el más célebre y conmovedor de sus espléndidos discursos, conocido por la fórmula que encabezaba la visión de un mundo justo.

I Have a Dream (Yo tengo un sueño). Parte de este discurso-mensaje, reza así: «Hace cien años, un gran americano, bajo cuya sombra simbólica nos encontramos hoy, firmó la Proclamación de la Emancipación. Este trascendental decreto apareció como un gran fanal de esperanza para millones de esclavos que habían sido marcados con el fuego de una flagrante injusticia. Llegó como el amanecer jubiloso de la larga noche de su cautividad. Pero cien años después, la América de color sigue sin ser libre».

Este sermón es considerado una obra maestra de la oratoria; en él, Martin Luther King eleva a la condición de ideal la simple materialización de la igualdad: «Sueño que mis cuatro hijos pequeños vivirán algún día en una nación donde no se les juzgará por el color de su piel, sino por las cualidades de su carácter». Valioso tanto como por la condensada expresión de sus principios, como por su impresionante altura emotiva, este discurso mantiene su vigencia y sigue conmoviendo más de medio siglo después.

Otro celebre discurso de King, titulado La hora de romper el silencio, es más combativo y, por eso mismo, está silenciado por la historia oficial. Esta alocución fue pronunciada en Riverside Church, New York City, el 4 de abril de 1967. En este caso, King presentaba una versión más revolucionaria de la que muchos estadounidenses están dispuestos a recordar, realizando duras críticas a la guerra de Vietnam y a las desigualdades económicas y sociales del país.

Para la memoria oficial el discurso La hora de romper el silencio, resulta bastante incómodo, ya que en esta predica King mostraba su versión más subversiva, la que le costó la vida. En él, el Dr. King hablaba en nombre de los “pobres del mundo” y confrontaba a los grandes poderes instituidos cuestionando: «¿Qué piensan los campesinos cuando nos aliamos con los terratenientes y nos rehusamos a poner en práctica nuestras palabras acerca de la reforma agrícola?». El discurso estaba a tono con el King que planeaba la «Campaña de los pobres», una ocupación en Washington para protestar en contra de las desemejanzas económicas y sociales en Estados Unidos y en el mundo. El propio MLK reconocía que este discurso y las nuevas demandas incorporadas a la lucha por los derechos civiles generaban consternación en la población afrodescendiente.

A su vez, en esta predica, el pastor bautista les señala a los estadounidenses cuán distantes estaban de los “principios divinos”. Incluso va más allá y reivindica a un Jesucristo revolucionario y tolerante con distintas ideologías, exhortando: «¿Podría ser que ellos no saben que la buena nueva de Jesús era para todos los hombres? Comunista y capitalista, para sus hijos y los nuestros, al negro y al blanco, ¿para los revolucionarios y conservadores?… Entonces, ¿qué puedo decir para el Vietcong o Castro o Mao como un fiel ministro de Jesús? ¿Los amenazo con la muerte o tengo que compartir con ellos mi vida?».

En relación con la guerra en Vietnam, King también cuestiona en este mismo discurso la guerra de Vietnam y sus supuestas causas, alegando que es fácil darse cuenta de «que ninguna de las cosas por las que decimos estar peleando está realmente involucrada». También califica como “cruel ironía” el hecho de ver a blancos y negros luchando una guerra para defender a una nación «que ha sido incapaz de sentarlos juntos en las mismas escuelas». El moralismo estadounidense nunca fue tan expuesto como en La hora de romper el silencio. Esta versión de King, desoída y olvidada, responde a una memoria filtrada del pueblo afroamericano. 

La oposición del Dr. King a la guerra de Vietnam se convirtió en una parte importante de su imagen pública. El 4 de abril de 1967 (exactamente un año antes de su muerte) pronunció un discurso titulado Más allá de Vietnam, en la ciudad de Nueva York. En ese discurso, propuso el cese de los bombardeos en Vietnam. El Dr. King también sugirió que Estados Unidos declarara una tregua con el objetivo de lograr conversaciones de paz y que se fijara una fecha de retirada.

Con relación a su idea sobre la justicia económica y social, el Dr. King se vio impulsado a centrarse en la justicia social y económica en Estados Unidos. Había viajado a Memphis, Tennessee, a principios de abril de 1968, para ayudar a organizar una huelga de trabajadores sanitarios, y en la noche del 3 de abril pronunció el legendario discurso He estado en la cima de la montaña, en el que comparó la huelga con la larga lucha por la libertad humana y la batalla por la justicia económica, utilizando la parábola del buen samaritano del Nuevo Testamento para subrayar la necesidad de que la gente se involucre.

En fin, desde la IMWC resaltamos parte del legado histórico y combativo de Martin Luther King, Jr, como ejemplo para los jóvenes, como una utopía realizable y una visión de la igualdad y la justicia para todos y todas que continúa resonando hoy.

«Yo solo quiero hacer la voluntad de Dios y Él me ha dejado subir a la montaña y he mirado en torno a mí y he visto la tierra prometida». Martin Luther King, Jr.

29 de mayo: Día Nacional de la Persona con Discapacidad

Dr. Federico Montero Mejía

Cuando en los Estados Unidos, la ejemplar y larga lucha por los Derechos Civiles que implicó grandes sacrificios, persecución, mucho dolor y pérdida de vidas irreparables como la de Martin Luther King alcanzó sus objetivos inmediatos; otra importante minoría conformada por las personas con discapacidad seguía sometida a la misma discriminación y segregación, tanto en ese país como en el resto del mundo.

Las personas con discapacidad, inspiradas por el modelo y las estrategias de reivindicación utilizadas por la población negra, desarrollaron e implementaron con ejemplar fortaleza y compromiso su propio movimiento en contra de esa situación de menosprecio, que limitaba aún más sus posibilidades de integración y participación como seres humanos y ciudadanos con plenos derechos. También las luchas de las personas con discapacidad por liberarse de la segregación y la discriminación a las que estaban sometidas, exigió grandes sacrificios y esfuerzos. Pero entre muchas otras cosas, los éxitos alcanzados pusieron en evidencia que las limitaciones físicas o de cualquier otro origen y severidad, nunca representan una barrera para alcanzar reivindicaciones, sociales, políticas y económicas, y tampoco para el disfrute de los inherentes derechos, o para el desarrollo personal. Las barreras, de toda índole, las impone la sociedad y no la discapacidad (Modelo Social vs Modelo Médico).

El movimiento iniciado por las personas con discapacidad en los Estados Unidos culminó con el desarrollo de normas tangibles tales como Ley de los Americanos con Discapacidad (ADA, por sus siglas en inglés), aprobada por el Congreso en 1992. La ADA “es una ley de derechos civiles que prohíbe la discriminación en contra de los individuos con discapacidad en todas las áreas de la vida abiertos al público en general, tanto en lugares privados como públicos”. Este movimiento y sus logros se convirtieron en un modelo que rápidamente fue replicado por las personas con discapacidad en otros países del mundo. Casi al mismo tiempo, y después del Decenio de las Personas con Discapacidad (NNUU-1983-1992), la Asamblea General de Naciones Unidas aprobó un documento conocido como las “Normas Uniformes para la Igualdad de Oportunidades para las Personas con Discapacidad” (NNUU. 1993-Resol. 37/53), que, a pesar de no ser vinculante para los Estados Miembros, fue un importantísimo incentivo que impulsó y estimuló aún más, el fortalecimiento de las luchas por la igualdad de oportunidades de las personas con discapacidad en todo el mundo.

Señalo estos hechos, porque considero que resultan determinantes para entender, que los éxitos han sido el producto no de la buena voluntad o la comprensión de los políticos acerca de la realidad de esta población, sino del modelo recogido y aplicado por las organizaciones de personas con discapacidad de todo el mundo, que con sacrificios, pero efectivas acciones de incidencia política, obligaron a la población en general y a los responsables del diseño e implementación de política pública, a modificar actitudes y establecer normas de respeto a los derechos humanos. Más, o menos exitosos han sido los movimientos de personas con discapacidad en los diferentes países. La medida del éxito ha estado determinada en gran parte por las circunstancias vividas a lo largo de su historia por la gran mayoría las personas que conforman este sector, caracterizadas por la pobreza, la falta de acceso a la educación, al trabajo, al transporte, a la vivienda digna, etc., factores prevalentes y siempre palpables en nuestra tan desigual América Latina, que perpetúan y exacerban la condición de segregación y la estrecha relación: Pobreza = Discapacidad = Más pobreza. Más del 80% de las personas con discapacidad en el mundo, son pobres y viven en países de ingreso bajo y medio. Esta realidad ha determinado las dificultades que contribuyen a lentificar el desarrollo de un movimiento fuerte e influyente de organizaciones de personas con discapacidad, tales como los que sí han desarrollado las mujeres o los grupos LGBTI. Pero incluso estos dos sectores en mención, con frecuencia olvidan que también están compuestos por personas con discapacidad.

En nuestro país, las acciones llevadas a cabo por las personas con discapacidad tuvieron un importante efecto, que condujo a la promulgación de lo que hoy es la Ley de Igualdad de Oportunidades para las Personas con Discapacidad (Ley No. 7600). Pero esta Ley no llegó de la nada o por la buena voluntad o el compromiso incondicional e iniciativa de los legisladores que la aprobaron. Fue el resultado de muchas batallas que en nuestro país llevaron a cabo las organizaciones de personas con discapacidad existentes en aquellos años. Las diferentes acciones y manifestaciones públicas llevadas a cabo por esas organizaciones durante años previos, motivó al entonces Presidente electo a tomar la decisión de incluir en su equipo a un asesor en materia de discapacidad, quien impulsó y facilitó la conformación en el Congreso de la República, de una Comisión Especial Mixta que se avocó a la redacción de la Ley, la cual fue finalmente aprobada en el Congreso como Ley de Igualdad de Oportunidades para las Personas con Discapacidad (#7600), el 29 de mayo de 1996.

Como parte de los avances en materia de normativa legal, la Asamblea General de Naciones Unidas aprobó en el año 2007 la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, promulgada en nuestro país mediante la ley 8661, del 29 de setiembre del 2008.

Por iniciativa el entonces diputado Alberto Salom, y tomando en cuenta que ese mismo día del año 1996, se había aprobado la Ley 7600, la Asamblea Legislativa declaró el 29 de mayo como el Día Nacional de la Persona con Discapacidad (Ley N° 8671), vigente desde el 28 de enero del 2009.

Contamos por lo tanto en nuestro país con normativa sólida que permite promover y defender los derechos de las personas con discapacidad, y que sin duda ha facilitado cambios tangibles pero aun bastante limitados en cuanto a la verdadera inclusión social, la participación plena o al ejercicio de todos los derechos por parte de muchas personas con discapacidad. Hacen falta mayores esfuerzos para desarrollar estrategias que faciliten la consolidación de un movimiento de personas con discapacidad fuerte e influyente. Queda además mucho camino por recorrer para alcanzar una clara y sincera toma de conciencia por parte de quienes construyen política pública, para que se garantice el real cumplimiento de dicha Ley y se impidan acciones tan dañinas, como lo fue por ejemplo durante la pandemia, el cierre del Centro Nacional de Rehabilitación y de otros servicios de esta especialidad en muchos hospitales. Esta decisión ocasionó a la población con discapacidad de Costa Rica, un grave e irreparable daño aun no cuantificado.

El Informe Mundial sobre Discapacidad (OMS-Banco Mundial 2010), refleja que como lo mencionamos, aún existe una preocupante realidad, porque se continúa tolerando la discriminación, la segregación y la restricción al disfrute de los más elementales derechos humanos a este sector de la población: “En todo el mundo, las personas con discapacidad tienen peores resultados sanitarios, peores resultados académicos, una menor participación económica y unas tasas de pobreza más altas que las personas sin discapacidad. En parte, ello es consecuencia de los obstáculos que entorpecen el acceso de las personas con discapacidad a servicios que muchos de nosotros consideramos obvios, en particular la salud, la educación, el empleo, el transparente, o la información. Esas dificultades se exacerban en las comunidades menos favorecidas” (Informe Mundial sobre Discapacidad -OMS-).

El Reporte Mundial sobre Productos de Asistencia (OMS-UNICEF. Mayo 2022) nos señala que “Mil millones de personas necesitan productos de asistencia hoy y más de 2 mil millones alrededor del mundo se espera que requieran al menos un producto de asistencia para el 2030. Mientras cualquiera necesite un producto de asistencia en algún momento de su vida, estos son más frecuentemente requeridos por niños y adultos con discapacidad, adultos mayores y personas con condiciones de salud crónicas tales como diabetes y demencia” … “Al día de hoy, solo una de cada 10 personas que requieren productos de asistencia, tienen acceso a los mismos”.

ENLACES:

El mundo recupera la esperanza

Mujeres por Costa Rica

Con el triunfo electoral de Biden-Harris, el mundo recupera la esperanza de hacer cambios impostergables para el cuido de los ecosistemas del planeta y la superación de las condiciones de desigualdad que empujan a millones de personas a vivir en la pobreza y con hambre.

Celebramos la llegada de Kamala Harris.  Ella será la primera mujer, y la primera persona de ascendencia afroasiática en ocupar dicho cargo. Su agenda en favor de las minorías y con enfoque de género, revive esperanzas en momentos en que el supremacismo blanco amenaza los derechos civiles alcanzados desde la década de 1960.

Felicitamos a los movimientos de mujeres de los Estados Unidos y del mundo que se unieron en una sola voz para impedir la reelección y la consolidación de un gobierno negacionista de la pandemia, la ciencia, los derechos de las mujeres, las minorías étnicas y raciales y defensor del capitalismo salvaje.

El nuevo mundo demanda el respeto a los derechos humanos, el reconocimiento del multilateralismo, la solidaridad internacional y el cuido de la naturaleza como la única vía posible para la construcción de una comunidad internacional que viva en paz.

 

Latinos y afroestadounidenses: fuerza contracultural de nuestro tiempo

Álvaro Vega Sánchez, sociólogo

            La música latina fue protagónica, por primera vez,en el Half Time Show Super Bowl 2020 con la presencia de cuatro grandes representantes: Shakira, Jennifer López, J. Balvin y Bad Bunny. Ossiel Villada de El País destacó el fuerte mensaje simbólico-político que significó la puesta en escena de niñas en una jaula como expresión del horror de las políticas anti migratorias de Donald Trump. Señaló: “Con su show Jennifer López y Shakira enviaron un mensaje contundente al mundo sobre lo que está pasando hoy con los migrantes latinos en Estados Unidos. Y también sobre la imparable revalorización de la mujer en el siglo XXI” (https://www.elpais.com.co/ultimo-minuto/las-claves-del-mensaje-politico-que-jlo-y-shakira-enviaron-en-el-super-bowl.html).

            Por otra parte, en un reciente video difundido en You Tube (https://www.youtube.com/watch?v=Ikgh4JbAWUU) se aprecia una elocuente presentación, en un acto de campaña del candidato demócrata Bernie Sanders, por parte de un afroestadounidense apelando de manera conmovedora a no postergar por más tiempo la conquista de las libertades ciudadanas para quienes hoy sufren discriminación y exclusión. “El tiempo es ahora”, reiteró de manera contundente y emotiva.

            Estados Unidos ha sido y es cada vez más una sociedad culturalmente diversa y multiétnica, con una presencia muy significativa de afroestadounidenses, que constituye la segunda minoría más grande, siendo la creciente población latina la “gran minoría”. Ambas minorías han librado una lucha permanente por la defensa de sus derechos civiles, su dignidad e igualdad como personas. Hoy han tenido que renovar las fuerzas para contrarrestar la embestida racista de un gobierno que levanta muros para contener la migración latina y eleva los decibeles del discurso de la supremacía blanca. El mensaje reiterado de Trump de construir una gran nación, que recoge el espíritu de la doctrina del “destino manifiesto”, está teñido de sangre de ambas minorías; se propicia, así, una solapada limpieza étnica en aras de una supuesta reconstrucción de la nación, para garantizar “progreso”.

            Son los embates de un imperio en decadencia, que se resiste a buscar derroteros no imperiales de convivencia global, y que busca oxigenarse desde un discurso mesiánico restauracionista de corte religioso, así como creando enemigos que supuestamente representan una amenaza para la nación. Trump mismo ha sostenido que el miedo es el mejor recurso para ejercer el poder, y ha actuado en consecuencia. Ha puesto a la sociedad norteamericana en un estado de guerra permanente no solo contra el “terrorismo islámico”, sino también revistiendo de “terrorismo” a los flujos migratorios y a las manifestaciones antirracistas.

            Las condiciones adversas a que se enfrentan ambas minorías están conduciendo a intensificar los vínculos para revitalizarse como movimiento social contracultural, recogiendo la riqueza de su histórica lucha, principalmente por la conquista de los derechos civiles y la igualdad ciudadana. En esta dirección, resultan muy aleccionadoras diversas manifestaciones discursivas y artísticas por parte de actrices, actores, cantantes, líderes religiosos, entre otros, apelando a una forma alternativa de convivencia intercultural que respete y promueva los derechos de una ciudadanía corporal y socialmente diversa. Cuando los afroestadounidenses y los latinos se unan se sacudirán los cimientos políticos y culturales de los Estados Unidos.

            Hoy estamos asistiendo a un nuevo perfil de los movimientos sociales contraculturales cuyo rasgo más característico es su potencial emotivo-afectivo. Un nuevo sujeto político que se afirma sobre la dinámica intersubjetiva de la identificación fraternal, donde adquiere protagonismo cohesionador la comunidad afectiva. Se expresa, más que en las tradicionales formas discursivas ideológico-partidistas, en mensajes y gestos de gran fuerza simbólica-política, que buscan afirmar los derechos de una corporalidad socialmente sensible y diversa. Los latinos y afroestadounidenses constituyen una expresión de esta nueva forma de lucha contracultural de alto contenido simbólico-afectivo, que puede convertirse en una fuerza movilizadora importante en la actual coyuntura sociopolítica de los Estados Unidos.

            Más allá de esta coyuntura particular, se trata de un nuevo sujeto político y cultural que ofrece signos esperanzadores para construir un modelo alternativo de globalización afectiva, para una convivencia planetaria donde se respeten los derechos humanos y de la naturaleza; es decir, la biodiversidad en nuestra casa (oikos) común.

Ilustración de https://iqlatino.org/2016/redes-visibilizan-racismo-america-latina/