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Etiqueta: educación superior

Medición estratégica para la excelencia universitaria

Dr. Javier Rodríguez Ramírez
Economista – Académico
Escuela de Economía, UNA
javier.rodriguez.ramirez@una.ac.cr

Para el año 2026 la negociación del Fondo Especial para la Educación Superior se estableció en un monto de ₡593.484 millones. Estos recursos promoverán la equidad en el acceso a la educación, así como la mejora en becas, investigación, innovación y transferencia tecnológica, entre otros beneficios que impulsan el desarrollo del país. Sin embargo, junto con esta asignación presupuestaria, el contexto actual exige que las universidades cuenten con instrumentos adecuados para medir los resultados de sus acciones, considerándolo una necesidad estratégica y un medio de rendición de cuentas ante la sociedad.

La calidad universitaria ha sido tradicionalmente un ideal aspiracional que trasciende la simple satisfacción del usuario. Se concibe, más bien, como el resultado de una gestión integral que abarca todas las etapas del quehacer sustantivo de la institución. En este marco, la evaluación debe ser un proceso intrínseco, permanente y orientado a la mejora continua, en el que los indicadores de gestión actúan como insumos cuantitativos que vinculan las acciones institucionales con los logros deseados.

Las universidades costarricenses han dependido tradicionalmente de indicadores simples, como el número de estudiantes matriculados, las tasas de graduación, la proporción docentes/estudiantes, los porcentajes de retención o el número de publicaciones, entre otros. Si bien esos datos permiten monitorear ciertas tendencias, resultan insuficientes para reflejar la complejidad del sistema académico y las interrelaciones que se dan entre la docencia, investigación, extensión universitaria, gestión de la infraestructura y prestigio externo.

En el ámbito de la medición del desempeño universitario, el QS Latin America & Caribbean University Rankings 2026 constituye una clasificación regional elaborada por la firma británica Quacquarelli Symonds (QS). Su propósito es ofrecer una evaluación comparativa entre las universidades de América Latina y el Caribe, considerando las particularidades propias de la región. Para ello, incorpora ocho indicadores: el de mayor peso relativo es la reputación académica (30%), seguido por reputación entre empleadores con 20%. Con una ponderación de 10% cada uno se incluyen los indicadores: profesores con doctorado, profesores por alumno, citaciones por artículo, red internacional de investigación; finalmente, con un 5% de peso relativo, se encuentra el impacto web y publicaciones por académico.

Las universidades públicas costarricenses ocupan posiciones modestas frente a sus pares regionales. La Universidad de Costa Rica (UCR) se ha consolidado como la principal institución del país en esta evaluación, al ubicarse en el puesto 19 en el ranking latinoamericano y la posición 499 de la versión global 2026 de QS. Por su parte, el Instituto Tecnológico de Costa Rica, la Universidad Nacional y la Universidad Tecnológica Nacional se posicionan en los lugares 91, 96 y 115, respectivamente, dentro del ranking regional.

Para que las universidades públicas superen el estancamiento relativo observado en los últimos años, sería necesario revisar su planificación estratégica con el fin de alinear y equilibrar los esfuerzos institucionales hacia las dimensiones más valoradas por QS: reputación académica, reputación ante empleadores, producción científica, citaciones, relación docentes-estudiantes y visibilidad web.

En este contexto, la adopción institucional de un modelo interno de indicadores compuestos podría brindar a las universidades públicas una ventaja competitiva. Un indicador compuesto (IC) se genera cuando varios indicadores temáticos se integran mediante procesos metodológicos de normalización, ponderación y agregación. Diversos autores señalan que este tipo de índice permite medir fenómenos multidimensionales, como la competitividad académica, así como comparar de manera integral unidades internas (facultades, sedes) o incluso diferentes instituciones.

Los indicadores compuestos permiten integrar diversas dimensiones o áreas de interés, facilitan la comparación y sirven como herramienta para identificar qué componentes del quehacer sustantivo presentan rezagos: ¿son las citaciones? ¿la reputación internacional? ¿la proporción de investigadores con grados avanzados? Esta visión sistémica posibilita priorizar acciones estratégicas que generen un mayor retorno institucional.

Un indicador compuesto bien diseñado permite evaluar los efectos de las políticas institucionales, como la contratación de profesores con grado de doctorado, el estímulo a la producción científica o la mejora de la infraestructura digital, sobre el índice agregado. La divulgación del modelo metodológico y de los resultados internos proporciona una herramienta adicional para fortalecer la institución y mejorar su credibilidad ante organismos de acreditación, agencias de financiamiento, entidades gubernamentales y la sociedad en general. El uso de indicadores compuestos, siempre que se construyan con rigor y transparencia, puede transformar la manera en que una universidad orienta sus esfuerzos hacia la excelencia.

Las instituciones que conforman el Sistema de Educación Pública Superior costarricense no solo deben crecer en volumen -número de estudiantes, edificios, flota vehicular-, sino también en coherencia, visibilidad y relevancia. Para lograrlo, no basta con ampliar el alcance de las mediciones existentes; es necesario medir con mayor precisión y pertinencia. Una política institucional que impulse la creación de un sistema interno de indicadores compuestos, confiable y ampliamente aceptado, puede resultar decisiva para que la institución supere su rango global, mejore su posición regional y, sobre todo, consolide su papel como referente académico nacional y motor de desarrollo social.

En un entorno en el que la calidad educativa se somete cada vez más al escrutinio internacional, y donde la virtualización y el acceso en tiempo real a educación de calidad permiten a los estudiantes elegir entre universidades de todo el mundo, serán aquellas instituciones que se gobiernen con datos -y no solo con intuición- las que lideren el futuro académico de Latinoamérica.

6-10-2025

El papel de los sindicatos en la construcción de la universidad pública costarricense del Siglo XXI

Anais Patricia Quirós Fernández.

MSc.Lic.Bach. Anais Patricia Quirós Fernández
Académica Universitaria Titular Carreras ILE,PIT
Especialista en la Enseñanza del Idioma Inglés
Universidad Técnica Nacional, Sede El Roble
Estudios en Género, Diversidad y Derechos Humanos,
Conciencia digital y fundamentos de la IA,
Diplomada Internacional en Cambio Climático y
Gestión Integral del Riesgo de Desastres Naturales
Estudiante Carrera Derecho,
Escritora. Líder Sindical,
Científica Social, Consultora Empresarial

apatriciaq@yahoo.com

La universidad pública costarricense se ha consolidado como uno de los pilares del desarrollo nacional, gracias a su aporte en docencia, investigación y extensión. Sin embargo, su construcción y sostenimiento no se explican únicamente desde la acción estatal o académica, sino también desde la participación activa de sindicatos y asociaciones gremiales que han defendido los derechos laborales, la autonomía universitaria y el financiamiento público.

En el Siglo XXI, marcado por transformaciones políticas, económicas y tecnológicas, el papel de los sindicatos universitarios se reconfigura y adquiere nuevos retos que trascienden lo laboral para insertarse en la defensa del modelo de educación superior pública.

Los sindicatos en la historia universitaria costarricense

El movimiento sindical universitario tiene sus raíces en la segunda mitad del siglo XX, con la consolidación de la Universidad de Costa Rica y posteriormente de las demás universidades estatales. Estas organizaciones nacieron en un contexto de lucha por condiciones dignas de trabajo y por el fortalecimiento de la autonomía universitaria. Como señala Rojas (2015), los sindicatos han sido actores centrales en la configuración de una universidad pública con vocación democrática, plural y comprometida con el desarrollo social.

Defensa de la autonomía universitaria y del financiamiento público

En las últimas décadas, la negociación del Fondo Especial para la Educación Superior (FEES) se ha convertido en un espacio estratégico de incidencia sindical. Según Mora (2020), los sindicatos han sido determinantes en la defensa del financiamiento estatal frente a intentos de recortes presupuestarios, argumentando que la inversión en educación superior es una condición necesaria para la competitividad y la justicia social. Asimismo, han sostenido la importancia de la autonomía universitaria como garantía de libertad académica y gestión democrática.

Construcción de condiciones laborales y diálogo social

Los sindicatos han aportado a la construcción de la universidad pública costarricense mediante convenciones colectivas y mesas de diálogo que garantizan derechos como estabilidad laboral, equidad de género, salud ocupacional y capacitación continua. De acuerdo con Chacón (2018), estos procesos no solo han mejorado las condiciones de los trabajadores universitarios, sino que también han contribuido a una gobernanza institucional más inclusiva, en la que la voz de los trabajadores tiene un papel en la toma de decisiones.

Retos del Siglo XXI: innovación, ética y sostenibilidad

El contexto actual de globalización, digitalización y cambios en el mercado laboral plantea nuevos desafíos. Los sindicatos deben posicionarse como agentes que impulsen la capacitación en nuevas tecnologías, la investigación pertinente y la incorporación ética de la inteligencia artificial en los procesos educativos. Además, deben evitar caer en prácticas corporativistas, recordando que su misión no se limita a la defensa de intereses particulares, sino a la construcción de una universidad que sirva al bien común (Vargas, 2021).

Dentro de ese contexto, los retos prioritarios de los sindicatos universitarios, específicamente en la Universidad Técnica Nacional, son:

  1. Derechos laborales y condiciones de trabajo.

  • Negociar la primera convención colectiva de trabajo (CCT)

  • Defender la estabilidad laboral contra despidos injustificados o precarización

  • Promover mejoras en salarios, pluses, anualidades y pensiones

  • Velar por las condiciones seguras de trabajo (salud ocupacional, equipo adecuado)

  1. Defensa de la educación superior pública

  • Reinvindicar el Fondo Especial para la Educación Superior ( FEES)

  • Participar en la discusión sobre el financiamiento universitario

  • Rechazar políticas de recorte presupuestario que afecten la calidad

  • Apoyar el acceso equitativo de estudiantes de bajos recursos

  1. Políticas internas universitarias

      • Participar en órganos colegiados (Consejos Universitarios, Comisiones)

      • Defender la autonomía universitaria

      • Impulsar la transparencia en la gestión administrativa

      • Velar por criterios de contratación justos y meritocráticos

  1. Bienestar y desarrollo del personal

  • Promover programas de capacitación y profesionalización.

  • Impulsar servicios de apoyo(guarderías, salud mental, recreación)

  • Fomentar equidad de género, no discriminación, no misoginia, no violencia, no acoso no hostigamiento laboral ni sexual y no persecusión y beligerencia sindical a los dirigentes dentro de la UTN.

  1. Incidencia nacional y social

  • Alianzas con sindicatos de otras universidades y del sector público

  • Defensa de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) y derechos sociales.

  • Participación en movimientos nacionales contra reformas regresivas.

  • Impulso de agendas de sostenibilidad, inclusión y derechos humanos.

  • Campañas para fortalecer la autonomía universitaria frente a injerencias políticas.

  • Propuestas de teletrajo y horarios flexibles según la naturaleza de los puestos.

  • Defensa de régimen de pensiones del Magisterio Nacional

Conclusión

Los sindicatos en la universidad pública costarricense han sido y continúan siendo actores fundamentales en la defensa de la autonomía, el financiamiento y los derechos laborales. En el Siglo XXI, su papel se amplía hacia la innovación, la sostenibilidad y el fortalecimiento del pacto social que sustenta la educación superior pública. Su capacidad para adaptarse, dialogar y mantener un compromiso ético con el interés general determinará la vigencia y relevancia de la universidad pública como motor de desarrollo nacional.


Referencias

  • Chacón, L. (2018). El sindicalismo universitario en Costa Rica: aportes y desafíos. Editorial UCR.

  • Mora, J. (2020). Educación superior pública y financiamiento estatal en Costa Rica: debates contemporáneos. Revista de Ciencias Sociales, 170(2), 45-62.

  • Rojas, M. (2015). Autonomía universitaria y movimiento sindical en Costa Rica. San José: Editorial de la Universidad Nacional.

  • Vargas, E. (2021). Universidad, sindicatos y futuro: desafíos del Siglo XXI. Revista Latinoamericana de Educación Superior, 12(3), 89-110.

Género, poder y democracia en la academia

III Congreso Universitario “Universidad y Sociedad”. Fuente: AUROL ¡Los académicos no deben voltear la mirada!

Rosaura CHinchilla-Calderón
Rosaura.chinchilla@ucr.ac.cr
Docente a.i. en la Facultad de Derecho

Nuestro país transita un campo minado: se ha erosionado el pacto social que nos sostuvo y se dinamitan pilares como la autonomía universitaria. El regateo de recursos del FEES, las leyes de empleo público y la desvalorización de la educación superior son síntomas de un desgaste estructural que también se refleja en la propia comunidad universitaria. El mundo tampoco ofrece un respiro. Autoritarismos renovados, neofascismos, guerras y genocidios ignominiosos asedian democracias frágiles y penetran los espacios académicos. En ese marco, los derechos se negocian a la baja y retroceden. Mientras tanto, en casa, los feudos internos de poder impiden acciones de avance.

Congresos con deuda pendiente

La UCR, aunque fue el primer centro educativo superior moderno y formalmente laico del país —al suceder a la pontificia Universidad de Santo Tomás que, además de Letras y Derecho contaba con Facultad de Teología— absorbió parte de las unidades académicas de aquella y las unió a otras nuevas, pero sin generar una unificación integradora. De allí que el quehacer universitario se fuera ajustando mediante la reflexión intra-orgánica por medio de los congresos universitarios los cuales se convirtieron en espacios de autocrítica y reforma. A esta fecha suman siete y un octavo está en curso. Algunos marcaron hitos, como el tercero (1971-72), que transformó la estructura académica. Solo en el quinto (1990) se instauró una comisión para reflexionar sobre “la (sic) mujer universitaria”.

Democracia universitaria: el ángulo olvidado

El VIII Congreso se desarrolla bajo el lema: “La construcción de la Universidad del futuro en respuesta a las necesidades nacionales y globales”. Una consigna esperanzadora que quedará en palabras si no se aprovecha la coyuntura para afrontar la deuda histórica con la democratización universitaria tanto externa —para llevar aún más oportunidades educativas de calidad a diversas zonas del país— como con la interna a fin de disminuir las brechas que hoy caracterizan el quehacer universitario. Entre estas se encuentran distorsiones como

  1. el desigual peso de las voces en la deliberación interna según se provenga del sector académico, administrativo o estudiantil;

  2. las desigualdades entre el personal académico de la sede central frente a las sedes regionales;

  3. la infravaloración del personal en condición de interinazgo frente al adscrito a régimen académico.

Sin embargo, la brecha más persistente es la de género, a la que se suman condicionantes interseccionales que generan nuevas estratificaciones. Mujeres interinas, en sedes regionales, indígenas, afrodescendientes o con alguna condición de discapacidad, para citar solo algunos casos, estarán en el vértice de las discriminaciones. Aunque es vital reflexionar sobre todas las formas de democratización universitaria, me centraré en esta última.

Androcratemia”

Designaremos, caprichosamente, como “androcratemia” el estado patológico de una comunidad de saberes en donde el poder masculino se naturaliza, reproduce y legitima como si fuera parte de su funcionamiento vital. El término une las raíces griegas “andrós” (hombre, varón), “Kratos” (poder, dominio) y “-emia” (sufijo de patologías sistémicas, como en anemia o septicemia, y morfonema final de la palabra “academia”). Y este es, precisamente, el estado de las cosas en la UCR.

Baste mencionar que el sexismo en nuestra academia está tan naturalizado que en más de 80 años de historia solo ha habido una rectora propietaria; la cantidad de profesoras eméritas y catedráticas es escandalosamente menor respecto de sus pares varones; los salones y plazas llevan nombres masculinos; cientos de docentes sostienen el quehacer interno con sus interinazgos perennes y la composición de las Asambleas de Facultad, Consejos Científicos de Institutos de Investigación y de paneles académicos convocados sigue siendo mayoritaria o exclusivamente masculina.

Pese a ello, los acuerdos formales adoptados por las instancias administrativas y de gobierno de la UCR sobre la discriminación contra las mujeres universitarias han sido pocos, recientes y no exentos de resistencia. No fue sino hasta 2020 en que el Consejo Universitario (CU) aprobó el proyecto Mujeres en la bibliografía para: “1. Exhortar a la comunidad universitaria a desarrollar procesos reflexivos que permitan identificar las desigualdades de género presentes en la academia, para así tomar medidas concretas, a fin de erradicar las inequidades existentes…” También se comprometió a incluir la perspectiva de género en el trabajo cotidiano de la Universidad y a elaborar diagnósticos anuales sobre el estado interno de la igualdad de género. Más recientemente se han creado iniciativas como PUBLICARE para estimular la producción académica de mujeres y su ascenso en régimen académico; surgió la Unidad de género de la UCR y la Red de Mujeres en Ciencias, Ingenierías y Humanidades. Sin embargo, fueron las denuncias públicas las que propiciaron la depuración de la tramitología asociada a procesos por acoso sexual en la docencia y no se ha dado el paso principal: implementar acciones afirmativas que garanticen la igualdad en la academia.

Paridad de género: una obligación, no una opción

El VIII Congreso tanto como las actuales autoridades universitarias no deberían evadir más la cuestión. Se requieren reformas estatutarias que garanticen la paridad en órganos de decisión y que implementen medidas afirmativas claras: concursos y becas exclusivas para mujeres, criterios diferenciados de admisión para poblaciones históricamente marginadas (como ya aprobó el CU algunas) y políticas de contratación que eliminen carteles diseñados a la medida de unos, no pocas veces cercanos a centros decisorios.

Quien objete estas medidas bajo el argumento de “discriminación inversa” desconoce que tratados internacionales como la CEDAW o la Convención de Belém do Pará, ambos ratificados por Costa Rica, obligan al Estado —y, por ende, a la universidad pública— a aplicarlas. Estos tratados están por encima de la Constitución Política y de la autonomía universitaria la cual nunca puede usarse para justificar retrocesos sino para potenciar posiciones humanistas y nada puede recibir mejor ese calificativo que disminuir brechas entre seres humanos. Las acciones afirmativas no son concesiones, sino compromisos éticos y jurídicamente vinculantes.

La paridad de género como justicia democrática

El Estatuto Orgánico de la UCR establece que su misión es contribuir a la justicia social y al bien común. Hoy, esa misión exige que la universidad asuma con seriedad la paridad y la perspectiva interseccional de género.

No basta con sumar algunos nombres de mujeres a listas o fotos institucionales. Se trata de transformar las estructuras que las excluyen, de abrir espacios de poder real y de garantizar que la academia costarricense deje de reproducir las mismas desigualdades que critica.

El VIII Congreso Universitario o reafirma una universidad que se moderniza en el vacío, sin democratizarse, o inaugura un camino donde las mujeres universitarias dejan de ser satélites de focos de poder y para ser concebidas como parte esencial de la academia, en igualdad de condiciones que sus pares hombres.

Avanza organización del Congreso Nacional del Pacto por la Educación Pública

En el marco de la organización del Congreso Nacional del Pacto por la Educación Pública, se realizó una sesión de trabajo en la que participaron representantes de distintos sectores vinculados a la educación. La actividad se desarrolló con el objetivo de planificar y diseñar esta iniciativa que reúne diversas acciones de interés político nacional orientadas al fortalecimiento y defensa de la educación pública, concebida como un eje social clave en Costa Rica.

Durante la sesión, se destacó que el Colegio de Abogados y Abogadas de Costa Rica, en su 144 aniversario, respalda, participa y tiene incidencia en esta propuesta, reafirmando su compromiso con la educación costarricense. Se señaló que el trabajo no se limita a la organización del Congreso, sino que también abarca otros aspectos relacionados estrechamente con la educación en todos los niveles, con especial atención a la educación superior.

Las personas organizadoras hicieron un llamado a los sectores sociales y regionales de todo el país para sumarse a esta lucha conjunta y plural en defensa del derecho colectivo al acceso a la educación pública.

Hablando de Inteligencia Artificial: participación del Dr. Oldemar Rodríguez Rojas en panel especializado

Este 25 de julio de 2025 a las 18:00 horas (UTC -6) se transmitirá en vivo el panel “Hablando de Inteligencia Artificial”, con la participación del reconocido académico Dr. Oldemar Rodríguez Rojas, catedrático de la Universidad Nacional y la Universidad de Costa Rica.

El Dr. Rodríguez ha sido galardonado con el Premio Nacional de Ciencia y Tecnología “Clodomiro Picado Twight” (2000) y la Medalla de Oro de la Organización Mundial de Propiedad Intelectual (Ginebra, 2004) por su destacada labor como inventor costarricense.

Cuenta con una sólida trayectoria académica: es Licenciado en Matemática Pura por la UCR, tiene una Maestría en Ciencias de la Computación y un Doctorado en Matemáticas de la Decisión por la Universidad de París PSL (Francia), así como un posdoctorado en Estadística en la Universidad de Stanford (EE. UU.). Ha ocupado puestos clave como decano, miembro del Consejo Universitario y vicerrector de Administración en la UCR.

La actividad es organizada por el Programa Alternativas, producido por el Colectivo Reflexión – Acción, y será transmitida en vivo por Facebook Live, YouTube y Spotify, además de ser retransmitida por Radio Guanacaste (106.1 FM), Radio Soberanía y Radio Revolución.

Estudio compara los gastos reales de estudiar educación superior en cuatro países de América Latina

Una nueva monografía del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) muestra que el costo de asistir a la educación superior va mucho más allá del arancel. Transporte, alimentación, materiales y vivienda –gastos “ocultos” que con frecuencia no figuran en los cálculos oficiales– siguen siendo barreras críticas para la permanencia estudiantil en Chile, Costa Rica, Perú y Colombia.

El documento El gasto real de estudiar educación superior en América Latina: ¿cuánto invierten las familias y qué apoyo financiero reciben los estudiantes? analiza, en dólares PPP 2023, el desembolso anual que afrontan las familias según tipo de institución (pública o privada), nivel (universitario o técnico) y localización (capital o fuera de ella). Entre los principales hallazgos:

  • En las universidades privadas ubicadas en la capital, el gasto total promedio oscila entre US$ 48 634 en Costa Rica y US$ 121 671 en Chile.

  • Cuando se contrasta con el PIB per cápita, la carga relativa es similarmente elevada: en Chile representa entre 67 % y 78 % y en Colombia entre 46 % y 62 %.

  • La educación técnica implica desembolsos menores, aunque sigue siendo significativa; en institutos privados chilenos promedia US$ 45 738.

  • Los gastos de vivienda y arancel explican la mayor parte de la diferencia entre programas universitarios y técnicos.

  • Las brechas persisten a pesar de los programas de becas, créditos y, en algunos casos, gratuidad condicionada.

El estudio subraya que comprender la magnitud de estos montos es esencial para diseñar políticas que garanticen el acceso y la permanencia, especialmente de personas jóvenes de menores ingresos.

Descargue el documento completo en PDF y consulte los detalles metodológicos, los cuadros comparativos y las recomendaciones de política pública:

https://surcosdigital.com/wp-content/uploads/2025/07/El-costo-de-estudiar-en-educacion-superior-y-los-programas-de-apoyo-financiero-a-estudiantes-en-America-Latina.pdf

Universidades públicas alcanzan acuerdo con el gobierno para el FEES 2026

Dr. Carlos Araya Leandro.

El rector de la Universidad de Costa Rica (UCR), doctor Carlos Araya Leandro, informó que las universidades públicas del país y el Gobierno de la República alcanzaron un acuerdo en torno al Fondo Especial para la Educación Superior (FEES) correspondiente al año 2026.

Según las declaraciones del rector, el acuerdo contempla un crecimiento del 1% en el presupuesto, del cual la mitad se destinará exclusivamente al fortalecimiento del sistema de becas estudiantiles. Esto representa un respaldo directo y significativo para miles de estudiantes en todo el país y reafirma el compromiso con la equidad y el acceso a la educación superior.

El convenio establece que en caso de que la inflación interanual supere el 1%, se aplicará un ajuste automático de hasta un 0,5% adicional por medio de un presupuesto extraordinario. Asimismo, se acordó que se establecerá una comisión conjunta que tendrá como objetivo presentar antes del 31 de octubre próximo una propuesta para la recuperación de los recursos que fueron postergados en los años 2020 y 2021 producto de la pandemia.

Este acuerdo surge tras un proceso de diálogo y negociación sostenido, en un contexto donde el presidente Rodrigo Chaves Robles había afirmado previamente que no se daría más que un 0,5% de aumento para el FEES.

Araya Leandro describió el convenio como reflejo de la voluntad de construir soluciones responsables, de proteger y fortalecer la educación superior pública costarricense y de seguir abriendo oportunidades a las nuevas generaciones. «Invertir en educación pública es sin duda invertir en el desarrollo de Costa Rica», afirmó.

El rector ha hecho un llamado a la comunidad de la UCR para continuar con las mismas capacidades que ha tenido históricamente para atender los tres pilares que surgen del Tercer Congreso Universitario: la docencia, la investigación y la acción social, que, junto a la atención prioritaria de la vida estudiantil, han permitido a la casa más antigua de educación superior del país aportar como lo ha hecho al desarrollo nacional.

SURCOS comparte el video con las declaraciones del rector de la UCR.

Honrar la vida

Discurso de graduación Facultad de Ciencias Sociales Universidad Nacional (noviembre 2024)

Por Memo Acuña

Cerramos un año relevante para la Facultad de Ciencias Sociales, al celebrar nuestros primeros 50 años de vida, aportando al desarrollo de la sociedad costarricense en su conjunto. Por eso, esta graduación es muy significativa toda vez que ustedes serán recordados, queridos y queridas estudiantes, como la generación que acompañó a nuestra Facultad en esa hermosa celebración.

En marzo anterior, al iniciar con una clase inaugural la programación de actividades que nos acompañaría a lo largo del año, nuestra querida Arlette Pichardo nos recordaba el valor de la alegría como motivación constante en un mundo vertiginoso, lleno de cambios y desafíos en el que las Ciencias Sociales son absolutamente pertinentes, indispensables, necesarias.

Hoy, la alegría se manifiesta en la culminación de un esfuerzo que deberá recordarse siempre y será la emoción que guie su caminar en su vida personal, familiar y laboral. Eso, la alegría de permanecer y transcurrir.

Debo permitirme en este día, en este acto significativo, hacer un reconocimiento a las familias de quienes están hoy aquí recogiendo el fruto de su esfuerzo. Son ustedes, ese núcleo importante, los que sostienen el afán y el maravilloso acto de transitar en el conocimiento y la formación. Mi admiración profunda y sincera.

Para hacer este homenaje, tanto a ustedes graduandos y graduandas como a sus familias y amigos, quisiera convocar de manera muy especial a Sandra Mihanovich. Tal vez ese nombre no les diga mucho, pero si les cuento que es la autora de esa hermosa canción “honrar la vida”, ya sabrán el significado que para mí tiene hablar con su letra, utilizarla también para hacer un sencillo pero sencillo homenaje a quienes en este momento no están con nosotros por alguna razón.

Su energía, su paz, su esfuerzo rondan también esta sala a la que hoy acudimos con entusiasmo. Para ellos, ellas, mi pensamiento, mi abrazo.

Dice la autora que “eso de durar y transcurrir, no da derecho a presumir, porque no es lo mismo que vivir, honrar la vida”. La vida se honra en cada acto de nobleza, en cada acción dignificante, en cada gesto de humildad.

Con este título en sus manos, el primer mandato que quiero solicitarles es que sus acciones sean ejemplo de nobleza, dignidad y sobre todo y ante todo, humildad. Sean humildes para transitar, permanecer, honrar la vida.

Continúa Mihanovich diciéndonos: “Hay tantas maneras de no ser, tanta conciencia sin saber adormecida”. A lo largo de todos estos años de estudio, ustedes queridos graduandos, queridas graduandas, fueron construyendo una memoria, un ritual de la constancia, pero sobre todo un hacer consciente del mundo que les tocó vivir.

Por eso, la segunda solicitud que les hago es que continúen siendo a través de una actitud vigilante, despierta, cuestionadora.

“Merecer la vida no es callar y consentir tantas injusticias repetidas, es una virtud es dignidad y es la actitud de identidad más definida” nos advierte Sandra. Si. Eso es. No es desde el silencio que construiremos una mejor sociedad.

Esta solicitud es quizá la más aguda que les formulo. Vivimos tiempos difíciles, en los que hemos visto el flagelo de la violencia campear sin control; este año, como ningún otro, el narcotráfico y el crimen organizado nos han arrebatado a niños y niñas que quizá nunca regresen al sistema educativo. La desigualdad y la pobreza permean el proyecto de sociedad que somos.

Por eso, persistir en hacer notar la injusticia es un acto de resistencia. Les solicito entonces su voz, su acompañamiento: en silencio nunca más. Eso, queridos y queridas graduandos y graduandas, es, definitivamente un acto de amor, un acto para seguir honrando la vida.

Hoy, al salir con su título ya en sus manos y al salir a esta sociedad que les necesita con urgencia, piensen en la hermosa circunstancia, el gran privilegio que les hizo ingresar a esta universidad, permanecer, persistir, nunca darse por derrotados y derrotadas. Ese es el principal valor de un acto como el de hoy: la resistencia, permanencia y logro.

Estimadas y estimados señores que nos acompañan hoy en este auditorio. Este año las graduaciones de nuestra facultad serán especiales porque coinciden en tiempo y espacio con las celebraciones de los 50 años. Celebramos entonces.

Celebramos que nuestra Facultad gradúa 606 nuevos profesionales en distintos campos de las Ciencias Sociales. No debemos olvidar que desde las Ciencias Sociales se acompaña los desafíos que nos impone la sociedad costarricense y que ustedes hoy asumen al convertirse en los nuevos profesionales que le entregamos a nuestro querido país.

Por ello, como lo hemos dicho reiteradamente, salgan y contribuyan con su trabajo y su forma de ver la vida, a construir una nueva arquitectura de país, que es tan urgente en estos momentos. Pero en particular, permanezcan, perduren, persistan: honren la vida.

De mi parte y de parte del señor vicedecano: ¡Felicidades y muchos éxitos!

Rusia abre convocatoria de becas para el año académico 2025-2026

La Embajada de Rusia en Costa Rica está invitando a participar en una charla informativa sobre el Programa de Becas del Gobierno Ruso para el período académico 2025-2026. El evento se llevará a cabo el jueves 24 de octubre a las 2:00 p.m. en el Auditorio «Plaza de la Autonomía» ubicado en la Universidad de Costa Rica, sede de San Pedro. 

Durante la charla, se brindará información sobre las oportunidades de estudio en Rusia, así como detalles importantes para los estudiantes interesados en una experiencia de intercambio en ese país. La actividad está dirigida a estudiantes universitarios y el público en general.

La educación, sustento de la democracia

Freddy Pacheco León

La educación superior de 124.000 estudiantes (cerca del 60%, mujeres) demanda calidad, formalidad, responsabilidad, para un mejor aprovechamiento del esfuerzo invertido individualmente por cada educando, por sus familias y por el Estado. Y para ello, un adecuado financiamiento estatal es fundamental.

Recordemos, que la Costa Rica que se ha construido, alrededor del pilar insustituible de la educación, no es obra casual, sino que, más bien, es producto de la visión de gobernantes, que no dudaron en propiciar las condiciones adecuadas, para que, desde la niñez, los costarricenses, de todas las clases sociales, tuvieran la oportunidad de estudiar en escuelas, colegios y universidades estatales. ¡Por ello se plasmó en la Constitución, la garantía de su financiamiento!, y por ello, nuestra Patria, se ha forjado con especialistas en medicina, ingenierías, ciencias agrarias, derecho, ciencias sociales, artes, ciencias económicas, química, biología, física, informática, administración, relaciones internacionales, ciencias ambientales, arquitectura, enseñanza, veterinaria, microbiología, odontología, psicología, enfermería, contabilidad y finanzas, turismo sostenible, urbanismo, geología, arqueología, diseño gráfico, literatura, ciencias del lenguaje, farmacia…, donde la gran mayoría de ellos, orgullosamente egresaron de la Universidad Estatal, y fueron estudiantes becados, provenientes de colegios igualmente públicos.

Precisamente porque el nivel educativo ha de ser el merecido por los esforzados hombres y mujeres, que, con sacrificio familiar, han decidido caminar hacia un mejor mañana, el presupuesto de las universidades, particularmente, ha de ser garantía de que, esos muy respetables 124.000 estudiantes, podrán formarse y concluir sus estudios, como lo merecen, como lo soñaban, como el Estado habría de cumplirles.

Así como no se puede estudiar sin contar con plantas físicas y otros recursos técnicos y materiales, suficientes y adecuados, así tampoco se puede pensar siquiera, en una universidad sin suficientes y excelentes proyectos de investigación, de la más alta rigurosidad, y conducidos por académicos de comprobada calidad. Por profesores partícipes de regímenes de incentivos, donde objetivamente, se valoran los logros alcanzados, a través de años, en carreras de grado y posgrado, muchos de ellos en prestigiosos centros de enseñanza extranjeros. Docentes-investigadores-extensionistas, que realizan su práctica académica, al lado de sus estudiantes, y diversas comunidades, mediante proyectos de extensión, que los acerca más al pueblo que valora sus aportes.

Aunque sectores privados, economicistas, prejuiciados contra la institución universitaria estatal, la propiamente dicha, afirman que en sus “universidades” no se investiga, ni se becan profesores para realizar estudios de maestría y doctorado en reconocidos centros de estudio europeos, asiáticos, o americanos, porque “eso” es innecesario, lo ciertos es que, sin proyectos de investigación, que sustenten la docencia, es imposible hablar, seriamente, de «universidades». Al ser así, las autoridades hacendarias han de entender, que, en el sistema universitario estatal de Costa Rica, las labores en el laboratorio, la biblioteca, las redes de información y en el campo, la investigación, aunque costosa financieramente, más bien ha de fortalecerse, tanto en recursos económicos como humanos. Por ello, orgullosamente, las universidades estatales pueden mostrar que realizaron el 78% de la investigación publicada entre el 2000 y el 2021, en las áreas científico-tecnológicas, ciencias exactas y naturales, ciencias de la salud, ciencias agrícolas, e ingenierías y tecnologías, expresado en alrededor de 8.000 publicaciones, producto de ese esfuerzo de producción en conocimiento en ciencia y tecnología.

Asimismo, cuando algunos cuestionan que, “así como ellos pagaron por su educación secundaria en colegios privados, así los estudiantes universitarios deberían pagar, aunque sea una parte, por la educación recibida”, lo hacen porque desconocen que las inversiones del Estado en los centros de Educación Superior, no podrían ser costeadas, ni, aunque todos sus estudiantes, proviniesen del sector privilegiado de nuestra desigual sociedad. Y, menos si se considera que, con respecto al perfil de ingreso de la población estudiantil de las Universidades Públicas, el 96 % de las ubicadas en el grupo más pobre, provienen de colegios públicos. Un día después de que se aprobase un cobro “mínimo”, muchos tendrían que irse a sus casas para, lamentablemente, no volver, privando a sus núcleos familiares y la Patria, de un significativo número de profesionales, necesarios para el desarrollo de Costa Rica. Por eso, más bien, los sistemas de becas y la oferta académica, ofrecen oportunidades a todas las personas, sin ningún tipo de discriminación social ni económica, tal y como lo pensaron, los costarricenses que ocupan lugares privilegiados en la historia de la educación de la nación.

Finalmente, y no por ello, menos importante, como sabiamente, en pocas palabras, nos decía Carmen Lyra, “Muchos de los importantísimos problemas en el porvenir de la nación deben plantearse en las aulas y es imperativo que presidan en él los mejores expertos que puedan obtenerse.” Y ha de ser así, pues los profesores, en todos los niveles educativos, no han de ser “indiferentes” antes las amenazas que podrían estarse dando sobre el bien valorado sistema democrático que nos rige, y que, nos diferencia, de los sistemas de gobierno de otros países latinoamericanos, que los costarricenses de bien, no deseamos heredar a hijos y nietos. Ante esto, la misma Carmen Lyra, sentenciaba: “El rol de los maestros es hoy decisivo en los destinos de la Patria. Creo que es preciso despertar su mentalidad hasta que lleguen a interesarse en las luchas políticas que hoy se sostienen hasta el extremo de hacerse partícipes de ellas”.

22.8.2024