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Etiqueta: Elecciones 2018

Proyección para el 1 de abril con base en datos del CIEP

Héctor Ferlini-Salazar

 

El 6 de marzo, el Centro de Investigación y Estudios Políticos de la UCR circuló los resultados de una encuesta realizada los días 27 y 28 de febrero.

Según la publicación del CIEP, “La cantidad de votos que cada uno de ellos (los candidatos en segunda vuelta) obtuvo en la primera ronda es el más bajo en 65 años y requieren del respaldo de quienes votaron por otros candidatos. En ese sentido, del total de personas que votaron por el PLN, un 33% se inclina por el PAC y un 23% por RN, mientras que una cuarta parte se declara indeciso. Por otra parte, entre quienes respaldaron al PUSC, casi la mitad dice apoyar al PAC, un 18% a RN y el 24% dice estar indeciso. En cuanto a los que apoyaron al PIN, un tercio (30%) afirma que votará por el PAC, el 16% lo hará por RN y el 39% no sabe por quién votar. Finalmente, de las personas que dijeron no haber votado en febrero, el 14% apoya al PAC, el 27% a RN y el 31% no sabe si irá a votar”.

Con base en esos datos, elaboré la siguiente proyección en la cual se asignan en la línea inicial los votos que cada uno de los candidatos obtuvo el 4 de febrero y luego se hace la distribución de los votos de los otros partidos según los porcentajes del párrafo anterior y la información oficial del TSE de los resultados electorales:

Elecc Cuadro 1 elecc b

Como se puede observar, para los casos en los cuales el CIEP no da datos, utilicé mi mejor criterio asignando por ejemplo el total de votos de la candidata del partido Renovación Costarricense a Fabricio Alvarado. Lo mismo para los votos logrados por Mario Redondo. El sector indeciso lo distribuí siguiendo la tendencia mostrada por las personas seguidoras de otros partidos. Dado que los votos de los partidos minoritarios resultan en alguna medida de una especulación, es evidente que el centro de la decisión de ubica en el sector llamado “indeciso”.

Ahora bien, entre los días del 19 al 21 de marzo el CIEP aplicó una nueva encuesta y en el informe se dice lo siguiente:

“Según los datos de este último estudio, del total de personas que afirman que votaron por el PLN, un 49% se inclina por el PAC y un 28% por RN, mientras que una cuarta parte se declara indecisa. Por otra parte, entre quienes respaldaron al PUSC, el 61% dice apoyar al PAC, un 15% a RN y el 21% dice estar indeciso. Además, aquellas personas que apoyaron al PIN, la mitad (53%) afirma que votará por el PAC, el 24% lo hará por RN y el 22% no sabe por quién votar. Finalmente, de las personas que dijeron no haber votado en febrero, el 16% apoya al PAC, el 20% a RN y el 64% no sabe si irá a votar”.

Como puede apreciarse, entre una y otra encuesta hubo cambios en los comportamientos de las personas que el 4 de febrero votaron por candidaturas distintas a las que están en segunda ronda. Estos son los cambios observados en cuanto a la candidatura de Carlos Alvarado solamente para los partidos incluidos por el CIEP en su estudio:

Apoyo para Carlos Alvarado desde otros partidos

CIEP 6/03 CIEP 23/03
PLN 33% 49%
PUSC 47% 61%
PIN 30% 53%

En todos los casos, en ambas encuestas, el apoyo logrado por Fabricio Alvarado fue menor al de Carlos Alvarado, y como se puede observar en este cuadro, una parte del sector “indeciso” se movió hacia Carlos Alvarado aumentando sus porcentajes de apoyo proveniente de otras candidaturas de la primera vuelta.

Según estos datos de la última encuesta del CIEP, esta sería la nueva proyección tomando como invariable el caudal de votos obtenidos el 4 de febrero por cada candidato y teniendo presente que no se incluye la votación de los partidos minoritarios (unos 198 mil votos en total) ni al sector indeciso del cual podría preverse un movimiento similar al ya observado en el cuadro anterior:

PAC PRN
Votos 04/02 466120 538502
PLN 196733 112419
PUSC 210199 51688
PIN 108968 49344
Total votos proyectados 982020 751953

Como se ve, la diferencia es de 230,067 votos a favor de Carlos Alvarado, esto, reitero, sin considerar los 198,000 votos de los partidos que obtuvieron menos votos que el PIN (incluido por el CIEP en el análisis) en la primera vuelta.

En conclusión, la proyección favorece a Carlos Alvarado, siempre y cuando, se logre que el resto del sector “indeciso” le apoye mayoritariamente.

 

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La gran disyuntiva: ¿reír o llorar este primero de abril?

Por Rafael Ugalde (*)

rafael ugalde
Rafael A. Ugalde.

¿Reír o llorar? Es la pregunta de rigor cuando uno ve a sindicalistas “llorando” porque el candidato presidencial, Fabricio Alvarado, no los recibió cómo ellos querían.

Ya él dijo que es más fácil que los parta un rayo dentro de una de esas megas congregaciones donde “hablan en lenguas”, que un “rojillo” esté en su gobierno.

Carlos Alvarado, con más escuela socialcristiana, escogió entre sus allegados a un dirigente gremial, pero de una vez advirtió que sus compromisos van por otro lado. ¡Tampoco se hagan de ilusiones!

Mientras tanto, los dueños de La Nación, con una victoria que les atribuyen sobre el ex precandidato Juan Diego Castro- con una campaña sostenida lo bajaron a los últimos lugares el 2 de febrero pasado- parecieran que buscan una segunda victoria; esta vez contra Fabricio.

Distraer a la gente en cuestiones de fe, política y fútbol, por ejemplo, es sumamente peligroso.

En estas elecciones nos han venido gobernando quienes no quieren que nos demos cuenta que el próximo gobierno está regido por la derecha pura.

El sector encabezado por Rodolfo Piza controlará al PAC; mientras el “arismo” a Restauración Nacional. ¡Dios los junta!

Los dos bandos apoyan el desmantelamiento del ICE, imponiéndole la compra de electricidad a los productores privados, tienen en la mira los multimillonarios fondos de pensiones y los enormes negocios privados al alero del Estado. Los modales son los que varían.

Y nos tienen en una lucha entre los que defienden a La Virgen de los Ángeles y quienes la atacan; entre quienes defienden y atacan el matrimonio homosexual. Banalidades.

Cuando, por el contrario, lo que está oculto es una democracia representativa que necesita remozarse por una participativa y protagónica.

Y ella es posible solo si nos organizamos, articulamos y movilizamos para poner en orden algunas cosillas nada banales.

La producción no para en crecer, pero los salarios son devorados por la inflación producida, en parte, por quienes subfacturan, contrabandean, asaltan bancos sin armas, evaden la seguridad social etc.

Ven por qué no sé si reír o llorar con estos sindicalistas. Y estos políticos de ocasión. Y sus muchos mercenarios. Y sus muchos trepadores. Ahh, Costa Rica, la patria amada que se cae a pedazos, mientras nos hacen nuevas promesas.

 

(*)Periodista, abogado y notario, graduado en la UCR.

 

Imagen de portada con fines ilustrativos tomada de intereconomia.com

Enviado a SURCOS por el autor.

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Costa Rica: La Fuerza del Sufragio Responsable

Tribunal de Honor y Ética del Colegio de Periodistas de Costa Rica

Reflexión en la coyuntura electoral actual

 

Cuando se revisa en retrospectiva el desarrollo político, económico y social de Costa Rica, de los últimos 50 años, se advierten algunas de las características que han hecho del modelo de desarrollo de este país, un tanto excepcional, y diferente del resto de países del área centroamericana, e incluso de América Latina por lo menos hasta la década de los noventa del Siglo XX.

Desde el punto de vista sociológico, Costa Rica, ha transitado por vías de consenso y diálogo para la configuración del Estado Nación, significa que, la transformación de las instituciones y del marco jurídico, así como las instituciones político-sociales, entre ellas el sufragio, sean producto histórico colectivo, que deviene de una forma particular de resolver las demandas y dar respuesta a los cambios, que como comunidad ha debido enfrentar. Es decir que la ciudadanía y la clase política han creado y ejercido los mecanismos que son propios de una democracia madura: el diálogo, la representación, la negociación, mediante la convergencias de intereses, creando puentes, convirtiendo las diferencias en consenso, posibilitando que los intereses de unos y otros estén representados en el universo socia, creando escenarios políticos posibles, sin confrontaciones odiosas, si no que al final, los resultados de toda diferencia se resuelvan positivamente y se expresen como la voluntad popular.

Costa Rica como Sociedad ha presenciado muchos ejemplos de esta particular idiosincrasia, de esta forma de hacer coincidir las diferencias, las asimetrías, las divergencias de carácter social, políticas, económicas, filosóficas, doctrinarias, partidarias a través del consenso, abundantes son los ejemplos, de estos pactos sociales: La gestación del Estado Nación , El Pacto Social de Costa Rica y la maduración de su sistema político y jurídico desde la independencia política 1821, y posteriormente la creación de la República, Libre y Soberana 1848 , bajo el principio de la división de poderes, y sus cambios hasta la Constituyente de 1949). Otros logros, el sufragio, la banca estatal, la seguridad social, la educación universal gratuita y Obligatoria, El Código de Trabajo y las Garantías Sociales.

El marco jurídico institucional, a partir de las reformas sociales de la década de los cuarenta y el Estado Interventor, fue el andamiaje sobre el cual, Costa Rica, redistribuyó la riqueza nacional, y como sociedad hemos sido capaces de intentar caminar por una sociedad más justa, más equitativa, con un fuerte sentido de la solidaridad, de respeto, de civilidad, la armonía, la paz y la justicia social.

La educación como bien patrimonial, nos ha permitido como sociedad, avanzar en aquellos campos del conocimiento, como la Ciencia , la Tecnología , La Filosofía , El Arte y la Cultura , de manera más general , pero sobre todo ampliar los horizontes del Humanismo, es decir, trabajar por todo aquello que engrandece al Ser Humano, que conlleva implícito la dignidad de la persona, en el marco de un amplio proyecto de defensa de los derechos humanos, en los diversos campos de la libertad y el respeto, los valores fundamentales pero también permitió la revaloración de la democracia, que no debe ser un ideal lejano, sino que debe conllevar las prácticas , las acciones, las decisiones, y los mecanismos, que permitan su gozo y ejercicio, para su perfeccionamiento.

La evolución del Sistema Electoral y de la división de los poderes de la República, entre otros, son producto histórico, son el resultado de la acción y el pensamiento de políticos, intelectuales, campesinos, sindicalistas, empresarios, dirigentes, obreros, grupos organizados, gremios, profesionales, e incluso de la Iglesia Católica.

Ni izquierdas, ni derechas, ni centristas, ni extremismos, Costa Rica, es una Nación con recurso intelectual, con una vocación centenaria hacia el consenso, capaz, madura, moderna, avanzada en sus ideas y original en su forma de implementar los cambios que imponen los nuevos tiempos y los retos culturales, y civilizatorios. Si, Costa Rica puede retomar el rumbo, tiene los elementos y factores sociales, materiales y culturales para retomar los senderos ya recorridos y renovados para realizar su proyecto Nación.

Hemos destacado, específicamente la institución del sufragio, como derecho universal, por cuanto, esta es una de las instituciones político sociales más sólidas de nuestra democracia. La lucha por el voto universal, no fue fácil, no se obtuvo por la vía rápida, requirió por preciada, un largo proceso para pulirla y para ejercerla. Se necesitó más de un siglo para posibilitar su pleno ejercicio. Y para que adquiera los atributos que la configuran como institución/ derecho, proceso no objeto.

El salto político que dio Costa Rica en el Siglo XIX , al desarrollar el concepto del sufragio primero indirecto, público y restringido, al sufragio directo universal y secreto conllevó un largo proceso histórico, donde precisamente, confluyeron, las demandas, las necesidades, los intereses de distintos grupos sociales y económicos para el ejercicio pleno de la responsabilidad ciudadana de primer orden, quizás al tenerlo, como acto de absoluta voluntad, no estemos conscientes del valor y de la fuerza que implica ejércelo como herramienta y voz de cada uno de los ciudadanos.

La fuerza del sufragio, no se compara con ninguna otra herramienta, dentro de una sociedad democrática. El voto lleva implícito una acción política poderosa, una voz potente, un criterio imperioso, una demanda firme, es derecho de ley, con ella elevamos nuestras demandas, escogemos a nuestros líderes, exigimos a quienes nos gobiernan una conducta coherente. No podemos hacer uso de esta herramienta de manera irresponsable, sin pensar, sin analizar, sin reflexionar, sin meditar en los alcances de una decisión, de cada uno y en conjunto de todos los que tenemos la obligación moral de ejercer el voto.

No se trata de votar únicamente por alguna filiación, no se trata de votar porque tengo intereses privativos y mezquinos, no se trata de votar solo con el corazón, no se trata de tematizar y polarizar las opiniones. Tampoco de despreciar el sufragio, anulándolo, no se trata de ejercer el voto protesta y no acudir a las urnas. Se requiere que las personas se informen sobre los temas de fondo, sobre los grandes retos y sobre la agenda que debemos resolver y afrontar todos y cada uno de los costarricenses.

Costa Rica no es una sociedad aislada, los grandes problemas y necesidades de orden económico, fiscal, de desarrollo infraestructural, de orden social, del medio ambiente, de educación y competitividad, están vinculadas a las relaciones con otros países. La realidad nacional no es simple, no se puede resolver en una sola vía, pues se trata de enfrentar la complejidad que exige el momento histórico. Se requieren grandes esfuerzos de los diversos sectores del país, para que la confrontación de ideas, cristalice en un nuevo proyecto político y se concrete en un nuevo pacto social. Es en el seno de la Asamblea Legislativa, en las Cámaras, en los Partidos Políticos, Sindicatos, Asociaciones, Universidades y Organizaciones de la Sociedad Civil donde saldrán los elementos para construir la concertación nacional.

El panorama que experimenta Costa Rica en este contexto de la II Ronda Electoral, nos obliga a apelar a la tesitura, a la recuperación de los mejores valores, que como sociedad democrática hemos construido, actuar conforme a nuestra vocación del ser costarricense, no como discurso vacío, si no como producto histórico, reconocidos como colectivo de vocación civilista, democrática, dialogante y pacifista. Se trata de recomponer la cohesión social, y que en esta elección salga lo mejor de nosotros.

Como Colegio Profesional consideramos que, los medios de comunicación, las redes sociales, los comunicadores en general, los líderes comunales, y las organizaciones de base, somos responsables de formar y educar para formar opinión pública, exigiendo a los partidos en campaña, dotar de información de calidad, de manera ética y transparente. Los foros, debates y espacios de análisis son una oportunidad para que los votantes puedan comparar capacidades, competencias y contenido de los programas. Aquí no se vale la improvisación, pues a ellos también les corresponde la responsabilidad de esclarecer el fondo de las discusiones sobre la realidad nacional, quiénes pueden de manera desinteresada, y lúcida entregar los elementos para que los ciudadanos fundamenten y razonen su voto.

Lo que está de por medio en esta elección, es un bien superior, que trasciende a cada uno de nosotros, siempre será el País, cuya imagen en el concierto de las naciones tiene un lugar, tiene una historia. Se trata de que la voluntad popular refleje los intereses de todos como colectivo, que una vez pasada la elección, podamos seguir viviendo en un ambiente de paz, libertad, de tolerancia, de respeto, y que salga fortalecida la democracia como forma social y política de convivencia.

Costa Rica vive tiempos convulsos, y a esto se suma el proceso electoral de la segunda ronda, que ha propiciado una creciente polarización en la población, que aflora actitudes de intolerancia e irrespeto y desconocimiento de la dignidad de la otra persona. Ante este panorama, exhortamos a la sociedad costarricense a promover y practicar la sana convivencia y el diálogo social, de esta manera, defender y respetar los Derechos Humanos, las Diversidades, la Interculturalidad, la Educación Inclusiva, que rechace toda forma de violencia, odio y discriminación.

El Tribunal de Honor y Ética del Colegio de Periodistas de Costa Rica, reafirma su compromiso con la integridad, la dignidad, el honor, la ética y su deber con el fomento de la democracia.

Hacemos un llamado vehemente a la sociedad costarricense, para generar en este momento crucial un esfuerzo colectivo e histórico, que fomente el diálogo fructífero y sereno, en un marco de tolerancia y cultura de paz, que favorezca el respeto a los derechos fundamentales de toda la ciudadanía, incluida la niñez y la juventud costarricense, que nos lleve al uso de la razón como faro para la toma de decisiones y la mejor elección.

El Tribunal de Honor y Ética del Colegio de Periodistas de Costa Rica, reitera su compromiso con la generación de espacios de análisis de la realidad nacional bajo principios éticos, de transparencia, cientificidad, objetividad y responsabilidad social, que garanticen la promoción de la democracia como forma de convivencia y la realización integral de los individuos y del conjunto social.

Acuerdo firme 23 de marzo de 2018:

 

Firman:

Efraín Cavallini Acuña

Presidente

 

Beatriz Pérez Sánchez

Vicepresidenta

 

Gerardo Chavarría Vega

Secretario

 

Sylvia Arredondo Guevara

Vocal

 

Miembros del Tribunal de Honor y Ética

Colegio de Periodistas de Costa Rica

Logo tribunal de honor y etica COLPER

Enviado por Msc. Efraín Cavallini Acuña, Presidente, Tribunal de Honor y Ética –COLPER.

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Mi voto, mi llamado a votar

Por la democracia y la república

Contra la barbarie y el oscurantismo

Luis Paulino Vargas Solís

 

La Costa Rica de las grandes polarizaciones socioeconómicas no tiene –no por ahora al menos– esperanza de redención. Ese país donde centenares de miles –hasta sumar mucho más de un millón– de personas trabajadoras, viven negadas de un trabajo decente. La misma donde amplias regiones periféricas sufren al olvido y abandono que las condena a la pobreza y el desempleo perpetuos. Esa Costa Rica de contrastes groseros entre los súper-ricos, que viven escondiendo su miedo detrás de enormes murallas, y las amplias capas populares que deben sobrellevar la violencia de la carencia cotidiana. Con perplejidad despertamos a la realidad de que, lejos de la opción pacifista, igualitaria, dialógica e inclusiva, que presuntamente definía una “vía costarricense”, somos, en realidad, una sociedad que alberga en las profundidades de su siquis colectiva, perturbadores sentimientos de odio e intolerancia. En mucho mayor grado de lo que sabíamos, y con mucha mayor intensidad de lo que nunca imaginamos. Esa Costa Rica que renuncia incluso a lo que en el pasado fue su mayor fortaleza: unas clases medias vigorosas, hoy en pleno derrumbe bajo el asedio de la inseguridad económica y la incertidumbre ante el futuro.

Mucha gente creyó que el gobierno de Luis Guillermo Solís podría traer un cambio. No lo hizo, o, a lo sumo, solo lo intentó muy tímidamente. Decepcionó esas esperanzas, pero, en fin, he de reconocer que mi partido, el Frente Amplio, tampoco logró estar a la altura de lo que esperaban quienes le dieron su voto.

Pero, en realidad, nada permite anticipar que esto pueda cambiar. El proyecto neoliberal, fallido en muchos sentidos sustantivos, excepto en la generosidad y largueza con que premia los intereses de minúsculos sectores de gran poder económico, debiera dar lugar a nuevas propuestas y posibilidades. Es necesario, dadas las devastaciones que ha provocado, que nos llevan hoy al borde mismo del abismo.

Con perplejidad despertamos a la realidad de que, lejos de la opción pacifista, igualitaria, dialógica e inclusiva, que presuntamente definía una “vía costarricense”, somos, en realidad, una sociedad que alberga en las profundidades de su siquis colectiva, perturbadores sentimientos de odio e intolerancia. En mucho mayor grado de lo que sabíamos, y con mucha mayor intensidad de lo que nunca imaginamos.

La sucesión escalofriante de femicidios de las últimas semanas viene a ser como una especie clímax macabro, al cabo de tantas y tan encendidos discursos que agitan los fantasmas de una imaginaria “ideología de género”, y disparan una profusión patológica de violentas diatribas homofóbicas. Y, lo digo con toda convicción, que también mueren, hoy como antes, y morirán en el futuro cercano, muchos gais cuya muerte será atribuida a cualquier otra razón, pero jamás vinculadas a su homosexualidad, no obstante ser ésta la razón de fondo. Muertes que jamás serán reivindicadas ni jamás protestadas; que permanecerán silenciadas e ignoradas. Lo digo porque lo he presenciado reiteradas veces a lo largo de toda mi vida.

Pero, en fin, ese proyecto neoliberal, que por mil razones debiera cambiar, sin embargo no cambiará. La composición que tendrá la Asamblea Legislativa a partir del 1° de mayo próximo, augura más bien su profundización, incluso su radicalización, y, por lo tanto, mayores amenazas futuras para la democracia y la paz social.

Cierto, no cabe esperar que desde el Poder Ejecutivo se haga nada sustantivo por cambiar esa ruta al abismo. Pero, aun así, conviene reconocer que podría haber algunos matices no despreciables.

Fabricio Alvarado es un sujeto sin criterio, sin educación, sin convicciones y sin temperamento. Su trayectoria es la propia de un mercader de la fe que, en búsqueda del becerro de oro, sencillamente amplió los escenarios donde actúa: ya no solo las tarimas de los templos evangélicos, sino también las del ámbito político. Lanzado de forma imprevista al primer plano, ha quedado atrapado en las redes que le lanzaron las tecnocracias neoliberales provenientes de los partidos tradicionales: PLN y PUSC. Sin bases ni discernimiento, este señor no entiende una coma en materia de política económica; simplemente firmaría lo que los economistas venidos de esos partidos le pondrán ante los ojos, e intentará repetir, tan bien como sus escasas luces se lo posibiliten, lo que le digan que debe decir.

Carlos Alvarado es, claramente, un hombre mucho mejor educado, de inteligencia despierta, de ideas mucho más claras y capaz de pensar por sí mismo. Se podría admitir que tiene un cierto bagaje políticamente progresista. No es poca diferencia, aunque eso queda opacado, hasta casi desvanecerse, detrás de esos pactos que ha firmado con rancios representantes del neoliberalismo criollo.

Todavía podríamos albergar la expectativa de que Carlos abra siquiera pequeñas ranuras para posibles entendimientos que maticen un poco la tumultuosa ofensiva neoliberal que se nos viene encima. No es que esto sea la gran cosa, pero comparativamente a Fabricio es, siquiera, una tenue luz de esperanza.

Pero hay mucho más que eso, y de grandísima importancia. Es que Fabricio es portador de una visión religiosa de la política y el Estado, que conlleva una gravísima amenaza a la democracia, la república y la civilidad. Los acontecimientos de estos días –reuniones secretas para tramar la violación de la Constitución y las leyes– reafirman que este candidato representa una seria amenaza para la democracia.

Es que la fusión entre religión y política es un cóctel explosivo, porque la religión es espacio de dogmas y verdades reveladas, cuando la política democrática debiera ser espacio de deliberación abierta y equitativa, sin dogmas de ningún tipo, independientemente de la fe o creencias de cada quien.

Cuando la religión invade la política, exporta hacia ésta sus dogmas y, por lo tanto, establece un adentro y un afuera entre quienes aceptan esos dogmas y quienes no. El dogma religioso devenido principio político, legitima automáticamente a quienes los aceptan, como deslegitima a quienes no lo hacen. Porque los dogmas, recordémoslo, no son asunto sobre los que se delibere y decida. Simplemente es obligatorio aceptarlos. Cuando, todo lo contrario, la política en democracia es espacio para disentir, deliberar y decidir.

Claro que sí: la fe de cada quien, sus creencias religiosas, son asuntos respetabilísimos que cada persona debe poder vivir con absoluta libertad. Que cada quien, en el espacio de su iglesia y congregación, acepte los dogmas de su religión y guíe su vida según éstos ordenan. Eso es perfectamente respetable, pero de ninguna manera transferible al espacio público, donde gente con diversas creencias –o sin fe alguna– han de tener pleno derecho a expresarse, a participar y decidir.

Indispensable es esa ágora política donde principios democráticos universales garanticen para todas y todos los derechos fundamentales, inclusive aquellos que son propios de la libertad religiosa, en la plenitud de tal concepto: igual si la fe es católica, neopentecostal, luterana o bautista. O musulmana, judía, hindú o budista. O la que fuere, incluyendo el agnosticismo o el ateísmo. Todos y todas gozando de la misma libertad, receptores del mismo respeto.

Fabricio y su movimiento político no entienden nada de esto. Lo rechazan en términos viscerales: quieren trasladar al ámbito político los dogmas de su religión e imponérselos a todo el colectivo, independientemente de que las otras personas los compartan o no. Lo cual equivale a negar la democracia y el pluralismo, o, en otros términos, a desconocer todos los aportes de la filosofía iluminista, de la ilustración y del liberalismo político. Estamos hablando de avances civilizatorios que datan de los siglos XVII y XVIII. Retroceder, pues, cuatro siglos atrás, hacia la imposición de un orden político regido por dogmas religiosos que son inherentemente enemigos de los principios que fundan las nociones modernas de democracia y república.

Sería un orden político donde las leyes y la institucionalidad definirían derechos e inclusiones; negaciones y exclusiones según criterios religiosos. No la libre deliberación y decisión según principios de libertad de pensamiento y expresión. Solamente la aceptación o no aceptación del dogma y, sobre esa base, tener derechos o no tenerlos.

Fabricio y su movimiento representan una grave amenaza a la democracia y la república. Representan, asimismo, una apuesta a la involución a un ideario pre- moderno, oscurantista, intolerante. Es una convocatoria al odio y la intolerancia contra quienes se aparten de unos dogmas religiosos que, encima de todo, tienen como única base una interpretación literalista, completamente arbitraria, oportunista y acomodaticia, de textos bíblicos escritos hace muchos siglos. Pero, por ello mismo, todo esto representa una apuesta contra la razón y la ciencia; una convocatoria al pensamiento mágico y la hechicería, según se evidencia en la extrema ligereza con que proclaman milagros y sanaciones en masa, presumiendo incluso de tener el poder de controlar a voluntad las placas tectónicas de la Tierra.

Como hombre gay puedo sentirme justificadamente temeroso por la amenaza terrible que Fabricio representa para mí y para quienes, como yo, comparten una orientación sexual y/o identidad de género, distinta a la mayoritaria y hegemónica. Pero el asunto es mucho más grande que eso. Fabricio es una amenaza para las aspiraciones que alguna vez cultivamos de construir una patria realmente inclusiva, pacífica, democrática y justa.

Pregunto con todo respeto pero con el mayor énfasis: ¿realmente creemos en la república, la democracia, la paz, los derechos humanos y la igualdad o esas son tan solo palabras bonitas y vana demagogia, frases carentes de significado y respecto de las cuales no tenemos compromiso ni convicción alguna?

Votaré por Carlos, con todas las muchas reservas que puedo tener, votando por los valores civilizatorios de la democracia, la racionalidad, la ciencia, la paz, los derechos humanos y la civilidad.

Votaré entonces contra Fabricio, consciente de que representa la involución barbárica hacia un orden político intolerante y oscurantista.

Y, con todo respeto, pero con la urgencia y la alarma de quien está convencido de que los valores indispensables para la convivencia en paz y democracia están bajo gravísima amenaza, pido por favor: ¡votemos contra Fabricio!

O sea, e inevitablemente, ¡votemos por Carlos!

 

Tomado del blog http://sonarconlospiesenlatierra.blogspot.com

Enviado a SURCOS por el autor.

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Una semana de compromiso con el país

Marcos Chinchilla Montes

 

Estamos a una semana de la segunda ronda electoral. Aunque algunas personas no lo crean, la situación es bien delicada: un pastor fundamentalista, mentiroso, inepto, inexperto en la función pública, incapaz de desarrollar una idea con claridad, que niega los derechos humanos y con reconocidos dotes de discriminador de la diversidad humana, podría convertirse en presidente de este país. Será una debacle nacional, tal y como le tocó a Guatemala años atrás, experiencia que se saldó con miles de asesinatos.

En esta oportunidad, si votaré, cosa que no hice en la segunda ronda entre Luis Guillermo y Johnny Araya. Al menos yo, votaré contra de Fabricio.

Soy del criterio, que durante esta semana tenemos que aprovechar nuestro Facebook, Instagram, Twitter y Whatsapp para dar a conocer de manera masiva -entre nuestros vecinos, amigos, compas de escuela y secundaria, gente de la iglesia, compas de la universidad o el centro de trabajo, familiares- todas aquellas malas virtudes de Fabricio y el fundamentalismo religioso.

En el caso de Whatsapp, recuerde que usted puede hacer una lista de divulgación, o varias listas, incluir ahí a sus contactos, y compartirles información. Y porque no, que sus contactos hagan lo mismo, será solo por una semana. En este tramo final de la “campaña”, tenemos que darle a conocer a nuestra sociedad, los riesgos que implica la elección de Fabricio Alvarado.

 

*Imagen tomada de conozcasucanton.com

Enviado por el autor.

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Los pobres y el Catolicismo perderán

Licda. Susan Rojas Alvarado

 

El poder político en manos de grupos evangélicos fundamentalistas es nefasto para los pobres.

Estos grupos evangélicos neopentecostales se orientan por la «teología del bendecido, prosperado y en victoria», muy afín al capitalismo, que tienen como «proyecto de vida» la acumulación de riqueza material, porque la consideran una retribución por parte de Dios a la persona moralmente buena.

En América Latina siempre que se ha unido el neopentecostalismo y el poder político, terminan favoreciendo a los sectores económicamente poderosos e impulsando el neoliberalismo.

Eso sucedió en Perú cuando llevo a Fujimori al poder. Hubo privatización de empresas estatales, más pobreza y corrupción.

Y está sucediendo en Guatemala con un presidente Pastor evangélico.

Lamentablemente, mucho católico votó por Fabricio en razón de lo mandado por la CIDH y la ideología de género.

Ahora, se anuncia una alianza entre los evangélicos y los neoliberales de los partidos tradicionales.

Recordemos lo que ha sucedido en la Asamblea Legislativa, entre Liberación y Pastores, a la hora de aprobar leyes.

Esa alianza será en contra de los pobres y la Iglesia Católica.

Los partidos tradicionales con su modelo de desarrollo y políticas económicas neoliberales, han sido incapaces de bajar los índices de pobreza extrema, desempleo y otros en los cantones que votaron mayoritariamente por Fabricio (cantones más pobres del país, IDS).

De manera que a la molestia popular por el tema de «ideología de género» se le sumó el de un voto protesta contra políticos y partidos tradicionales. Y en gran parte contra el Partido de Gobierno que abrió grandes esperanzas de cambio y no lo logró.

Lo dramático es que Fabricio, si llega a la presidencia no tiene equipo económico para gobernar y se lo pedirá prestado a agrupaciones políticas tradicionales (desde la alianza evangelismo y neoliberalismo).

Conclusión los pobres seguirán perdiendo.

También, el voto Católico que llevó a Fabricio a la segunda ronda, favoreció servir en bandeja de plata el poder político al evangelismo que se va a revertir contra los intereses y posicionamiento de la Iglesia Católica en Costa Rica y su visión de desarrollo integral desde la Doctrina Social de la Iglesia.

Conclusión los católicos también perderíamos.

 

*Imagen con fines ilustrativos tomada de prtemistocles.com.br

Enviado a SURCOS por la autora.

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La Iglesia Episcopal Costarricense (Comunión Anglicana) ante la coyuntura electoral del país

Carta Pastoral

Hermanos y Hermanas de la Iglesia Episcopal

Ciudadanos y ciudadanas Costarricenses

 

“El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres, y lo matarán; pero al tercer día resucitará” Mateo 17:22b-23

La Semana Santa inicia este Domingo de Ramos. Como está descrito en las Escrituras, Jesús entra a Jerusalén con gritos de júbilo y hosannas sin cesar; el mismo lugar donde más tarde en la semana sufre y es víctima de la traición, la negación y el abandono por parte de los discípulos y en las manos del poder religioso y político del momento, que confabulan para su muerte. Jesús se entrega voluntariamente y cumple los planes de su Padre, “no mi voluntad Padre sino la tuya” Mateo 26:36. La pasión, muerte y resurrección de Jesús se constituye en el fundamento de la Fe Cristiana. Estos eventos son los que dan origen al movimiento religioso que llega hasta nuestros días concretizados como la Iglesia Cristiana. Esta Semana será Santa si nos dejamos acompañar por el espíritu profético y liberador de Jesús; si descubrimos las señales que Dios nos está revelando constantemente; si nuestro testimonio es coherente en las palabras y acciones, de tal manera que demos a conocer a Jesús como Señor y Salvador.

En el marco de la Semana Santa, no podemos pasar inadvertido el momento de trascendencia política, en la que nos disponemos a elegir al presidente de la República. Debido a su importancia y certeros de que como cristianos y ciudadanos tenemos una responsabilidad de participar en los procesos políticos, puestos primeramente en el Señor Dios de la vida deseamos compartir nuestras preocupaciones y esperanzas:

  1. Vemos con preocupación la mayor división y polarización de la historia de Costa Rica. Nos sorprende cómo, temas de orden social, político y económico no llevan la relevancia en lo que atañe el bien común. La justicia social, en la que el ser humano ocupe un lugar importante, debe estar en la lista de necesidades por atender. También resulta difícil comprender ¿cómo? entre hermanos y hermanas se han acrecentado las faltas de respeto, lenguaje soez y la intolerancia, en contraposición a los principios de la cultura y forma de resolver los conflictos de forma pacífica, dialogada y respetuosa que estábamos acostumbrados en Costa Rica.
  2. Nos preocupa, la mezcla de intereses partidistas utilizando argumentos religiosos, ya que la historia ha sido clara que en Nombre de Dios se han cometido tantos crímenes y se han visto afectados tantos inocentes, perdiéndose el norte del evangelio y sobre el mandado del Señor “Les doy este mandamiento nuevo: Que se amen los unos a los otros. Así como yo los amo a ustedes, así deben amarse ustedes los unos a los otros. Si se aman los unos a los otros, todo el mundo se dará cuenta de que son discípulos míos.” Juan 13, 34-35.
  3. Nos preocupa el poco análisis serio de los planes de gobierno, las propuestas para sacar adelante nuestro país y con ellos las situaciones caóticas que viven miles de costarricenses, que se les están cerrado las posibilidades y oportunidades a estudio, trabajo, seguridad y desarrollo humano. En cambio, la propuesta parece ser más el ataque a la persona y sus partidarios y con ello están quedando por fuera temas vitales entre ellos el endeudamiento del país, la corrupción, el medio ambiente, el narcotráfico, violencia expresada en los indicadores de muertes violentas, pobreza, falta de empleo y el déficit de infraestructura, sin perder de vista que la resolución o no de estos temas vitales que nos afectan a todos y todas, así como a las futuras generaciones.

Por lo tanto, como Iglesia, llamada a continuar con la misión de Jesús, de participar en la construcción del Reino de Dios deseamos exhortar a todos y todas a:

  1. Aprovechar el marco de reflexión e interiorización que nos ofrece la Semana Santa para propiciar un espacio para la reconciliación y la construcción de la paz, sobre todo en las redes sociales.
  2. Intensificar la oración personal y comunitaria, pidiéndole al Señor nos ayude a discernir la mejor decisión razonada y expresada en el voto, pensando en la mayoría de los habitantes de nuestro país, en especial de los sectores más empobrecidos, marginados y vulnerables de Costa Rica, que necesitan una respuesta ante sus necesidades.
  3. Que todas las personas con la posibilidad de votar en esta contienda puedan valorar la importancia que tiene, para el presente y el futuro del país, acudir a los centros de votación, para cumplir con la responsabilidad social del sufragio. Como ciudadanos y ciudadanas tenemos ese derecho y al mismo tiempo el deber de participar en la Política, entendida ésta, como toda acción que vela por el bien común para todos sin exclusión alguna, el respeto por cada una de las personas, así como, a las normas internacionales de los derechos humanos y demás leyes que protegen la vida de las personas que habitamos este país.
  4. Que tengamos una actitud proactiva que rompa la espiral del clima de irrespeto y rechazo hacia personas que se viene gestando.
  5. Que la reflexión de la pasión, muerte y resurrección del Maestro, nos haga más fieles a él, y poniendo en acción las palabras de Jesús “Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Éste es el más importante y el primero de los mandamientos. Pero hay un segundo, parecido a éste; dice: “Ama a tu prójimo como a ti mismo.” Mt. 22 37-39, por ello invitamos a rechazar las propuesta de valerse de la Biblia o tomar textos bíblicos para fundamentar los discursos políticos y generar acciones discriminatorias como irrespetuosas que no representan el actuar de Jesús ni de aquellos o aquellas que quieran sinceramente ser sus discípulos.
  6. Centrados en el mensaje de nuestro Señor Jesucristo de estos días Santos, que ratifica que el Señor se encarnó en el mundo y muere en la cruz para así dar vida y vida en abundancia mostrando la plenitud del amor de Dios, que logremos todos y todas hacer de este proceso político una opción coherente por la vida y dando más importancia a los intereses universales, comunitarios y del país sobre los personales.
  7. Que la Pascua de este 2018 mantengamos la clara consciencia de nuestra responsabilidad en la construcción de un mundo mejor, teniendo presente las necesidades más sentidas de nuestro pueblo y por ello abogamos para que quien asuma el liderazgo en el país como presidente actúe de manera transparente, honesta y responsable para encontrar una solución a los graves problemas que tenemos en materia social y económica.
  8. Que este próximo domingo 1º de abril, que celebramos la Resurrección del Señor, asumamos la nueva etapa del país, seamos empoderados para luchar comprometidos y comprometidas en la Resurrección de Jesús y con ello que todos y todas nos comprometamos a luchar actuando contra todos aquellos males que nos afectan y nos alejan del proyecto de Dios.

Que el Espíritu de Dios y sus dones, nos acompañe y les acompañe a todos y todas, en esta Semana Santa y que en el proceso de elecciones del 2018, nuestra mirada esté puesta con esperanza en una Costa Rica, más justa, inclusiva y pacífica, donde a nadie le falte nada para su desarrollo integral.

En el domingo de Ramos 25 de abril del 2018.

 

Rmo. Julio Ernesto Murray, Obispo Interino

Rda. Marjorie Maxwell, Presidenta Consejo Diocesano

 

CARTA PASTORAL SEMANA SANTA 2018 OFICIAL

 

 

Enviado por Jorge Urrutia Castro.

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Manifiesto de la Comunidad Universitaria de las universidades públicas por el respeto a los Derechos Humanos y a una sociedad diversa y justa

22/03/18

 

Las suscritas – personas vinculadas a la comunidad universitaria costarricense -, alarmadas por el rumbo imprevisto que han tomado las elecciones nacionales, sentimos la obligación de comunicar las siguientes reflexiones.

Las potestades del Estado, y en concreto del Poder Ejecutivo, en la conducción de numerosos asuntos públicos es enorme. También lo es su impacto en la vida diaria de una sociedad cada día más compleja y plural, como la costarricense. Es por ello que el gobierno debe estar constituido por personas con las más elevadas credenciales democráticas, de respeto a los Derechos Humanos, al Estado de Derecho y a las más elementales normas de convivencia social.

Consideramos que la elección de personas y partidos políticos con visiones excluyentes de la vida pública, que alimentan o validan la discriminación de grupos humanos, o que también lesionan su dignidad, conduce a un aumento de la polarización social, generadora de situaciones de violencia que los discursos discriminantes legitiman. Esta creciente intolerancia y polarización alimentan la implementación de acciones lesivas para los derechos básicos de diversos sectores de la población costarricense.

Lo anterior alimenta un clima de enfrentamiento y conflicto que amenaza nuestra paz social, y nos desprestigiaría y aislaría en los foros internacionales, en los que nuestro país ha sido un baluarte en defensa de los Derechos Humanos y la Paz, y de los que depende buena parte de la defensa de un país que optó por no tener ejército, caso de los recientes éxitos del país en la Corte Penal Internacional.

La historia ha sido testigo de siglos de sangrientas luchas religiosas, y de lo que ocurre cada vez que un gobierno ha basado sus políticas en una visión fundamentalista de la religión. Una situación que, al día de hoy, sigue generando enorme sufrimiento en donde se encuentra implantada. La enseñanza de la historia es clara: elegir un gobierno que mezcle fundamentalismo religioso y política sería un enorme retroceso para nuestro país.

No podemos confundirnos. Esta no es una elección ordinaria. En las circunstancias actuales, debemos elegir un gobierno que garantice la plena libertad para la expresión de las diversas convicciones religiosas, filosóficas, políticas y personales, que coexisten en el seno de la ciudadanía costarricense.

Debemos elegir un gobierno que reconozca y respete la diversidad y pluralidad que caracteriza a la sociedad costarricense. Un gobierno comprometido con el estricto respeto a la integridad y dignidad de todas las personas, y a sus diversas visiones de mundo. Un gobierno que se oriente por el conocimiento social, económico y científico, y que aliente y respete a las comunidades humanas que se dedican a obtenerlo y difundirlo.

Por todo lo anterior, y por encima de nuestras diversas afiliaciones partidarias y posiciones políticas, las personas abajo firmantes valoramos el compromiso que ha adquirido Carlos Alvarado Quesada con el respeto a los Derechos Humanos, a la construcción de un Gobierno Nacional basado en acuerdos resultado del diálogo con diversos sectores de la sociedad costarricense, que incluye el fortalecimiento de la educación en todos sus niveles como un instrumento fundamental para la construcción de una sociedad más justa y equitativa.

Por estas razones, por la magnitud de lo que se juega en esta elección, por Costa Rica, apoyaremos a Carlos Alvarado.

Acceda al siguiente enlace para ver los firmantes de la carta.

Manifiesto de la comunidad universitaria de las universidades públicas (1)

 

 

*Imagen tomada de Go Visit Costa Rica

Enviado por Juan Carlos Cruz Barrientos y María Elena López.

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Manifiesto de escritoras y escritores costarricenses ante las cruciales elecciones presidenciales de 2018

«…Es prohibida toda forma de propaganda en la cual, valiéndose de las creencias religiosas del pueblo o invocando motivos de religión, se incite a la ciudadanía en general, o a los ciudadanos en particular, a que se adhieran o se separen de partidos o candidaturas determinadas«.

Código Electoral, Art.136

No se podrá hacer en forma alguna propaganda política por clérigos o seglares invocando motivos de religión o valiéndose, como medio, de creencias religiosas”.

Constitución Política, Art.28

 

Los firmantes, escritores y escritoras, con seria preocupación ante los escenarios que ofrece la segunda ronda electoral en Costa Rica, nos manifestamos con el propósito de llamar la atención de la ciudadanía costarricense, sobre la posibilidad de que un gobierno de corte neopentecostal fomente la intolerancia y el irrespeto a las garantías fundamentales en que se asienta nuestro régimen democrático, negándose de ese modo las particularidades que nos han distinguido como país y produciendo un retroceso histórico de dimensiones incalculables. Por lo tanto, llamamos vehementemente a los ciudadanos y ciudadanas a reflexionar sobre las siguientes amenazas:

  1. La división de los costarricenses en grupos opuestos e irreconciliables, separados por dictados religiosos, por una parte; o por efecto de manipulación de los fantasmas de la Guerra Fría, por otra, creando la posibilidad de una confrontación que acabaría con la paz que ha distinguido a Costa Rica.
  2. La aparición de censuras respecto a las diferencias étnicas, culturales, ideológicas o sexuales y  la negación subterránea de las conquistas sociales de las mujeres.
  3. La pérdida posible del honroso papel de Costa Rica como defensora de los Derechos Humanos, en todos los órdenes.
  4. La pérdida de valores fundamentales de la nación costarricense como la solidaridad, la justicia social, el respeto a las diferencias, la educación con fundamento científico, el compromiso con la ciencia.
  5. La posibilidad de la instauración DE UN RÉGIMEN TEOCRÁTICO, donde los poderes del Estado sean guiados por los principios y valores de un grupo religioso particular, en detrimento del respeto de la libertad de credos.
  6. La pérdida de los activos del Estado y de las instituciones de bien social  y de protección de la naturaleza, por la imposición de un neoliberalismo, que acentuará aún más la desigualdad entre los que más y los que menos tienen. Lamentablemente, esa noción de neoliberalismo subyace en el movimiento neopentecostal.
  7. La posibilidad de la injerencia de sectas religiosas asentadas en el exterior, con lo que Costa Rica se convertiría en parte de la ola evangélica ultraconservadora que está azotando a otros países latinoamericanos.
  8. La imposición de una noción reducida y mercantil de la cultura, a la que se define en su función decorativa y superficial como recreación, deportes o actividad económica, con muy posible irrespeto a la libertad creativa de las artes.

Por todo lo anterior, ENFÁTICAMENTE MANIFESTAMOS:

  1. Que el irrespeto a los artículos de la Constitución y el Código Electoral que garantizan la separación entre religión y política parece ser lo que nos ha llevado a esta difícil situación. El TSE permitió que aparecieran partidos políticos asociados a las iglesias y ahora permite que uno de los candidatos utilice abiertamente creencias religiosas para obtener poder político. Llamamos la atención de todos los electores y de la comunidad jurídica internacional sobre el hecho de que la candidatura de quien está haciendo esta infracción podría ya ser inválida, pues habría desoído la Constitución de la República y el Código Electoral. Pedimos una investigación inmediata al respecto, a quien corresponda, y solicitamos que el TSE y la Sala Constitucional  tomen las medidas del caso, frente a la existencia de partidos políticos religiosos que, con su existencia misma, contravienen los artículos de la Constitución y del Código Electoral arriba citados.
  2. Que repudiamos a aquellos políticos políticos tradicionales que han fomentado la corrupción, el neoliberalismo a destajo, los manejos contra la ley y el favorecimiento al impacto de las trasnacionales económicas, y ahora culturales, para lo cual no han dudado en desfigurar lo que ha sido nuestra VÍA COSTARRICENSE».
  3. Que llamamos al pueblo de Costa Rica a dar un voto inteligente, que no entregue al país al mejor postor, pues lo nuevo por conocer puede extraviar para siempre nuestra democracia y crear un caos social de graves dimensiones.

 

Nombre y apellidos, correo

Anacristina Rossi, novelista, cuentista, ensayista, cristirossi@gmail.com

Magda Zavala, novelista, ensayista, poeta, mzavalagcr@yahoo.com

Tatiana Lobo, novelista, ensayista, cuentista, talowi@gmail.com

Arnoldo Mora, ensayista, mora_arnoldo@hotmail.com

José León Sánchez, novelista

Yadira Calvo, ensayista, yadicafa@gmail.com

Carlos Cortés Z, novelista, cuentista, ensayista

Adriano Corrales, novelista, poeta, cuentista, hachaencendida@gmail.com

Catalina Murillo, novelista, ensayista, catalinamurillo@hotmail.com

Habib Succar Guzmán, poeta, novelista, –hsuccar@gmail.com

Mía Gallegos Domínguez, poeta, miagallegosdom@hotmail.com

Ana Istarú, poeta, dramaturga

Julieta Dobles Izaguirre, poeta, julietadobles@yahoo.com

Warren Ulloa Argüello, novelista, etnosafari@gmail.com

Emilia Macaya, novelista, cuentista, ensayista

Rodrigo Soto, novelista, cuentista, ensayista, poeta

Laura Fuentes Belgrave, cuentista, ensayista

Uriel Quesada, novelista, cuentista, ensayista

Osvaldo Sauma, poeta

Karla Sterloff, narradora

Alexander Obando, novelista, escatonauta@gmail.com

Guillermo Barquero, novelista, cuentista

Arabella Salaverry, novelista, poeta, cuentista, arabella.salaverry@gmail.com

Macarena Barahona, poeta y ensayista, macarenabarahona@gmail.com

Lucía Alfaro Araya, poeta, lucala20@gmail.com

Olga Goldenberg, poeta, olgoldenber@gmail.com

Faustino Chamorro González, ensayista, fastoscha@gmail.com

Nuria Calvo Fajardo, ensayista, brujiltica@yahoo.es

María del Mar Obando Boza, cuentista, mariadelmar@literofilia.com

Anabelle Aguilar Brealey, poeta, cuentista, anabelleab@hotmail.com

Ronald Bonilla Carvajal, poeta, poeta5ronald@gmail.com

Aylin Morera Ugalde, ced 4-139-426, ticamorera@gmail.com

Michelle Roe, ensayista, mroexirinachs@gmail.com

G.A. Chaves, poeta, leysoda@gmail.com

Guillermo Fernández, poeta, cuentista, novelista guillermo@asesoriascreativas.com

Carlos Morera Beita, ensayista, carlos.morera.beita@una.cr

Rodrigo Paris Steffens, novelista, rodrigo_paris@yahoo.com

Roxana Pinto, poeta y novelista, roxanapinto@gmail.com

Guadalupe Urbina, cantautora, poeta

Iván Molina, cuentista, novelista historiador

Manuel Delgado, novelista, cuentista

Carlos Manuel Villalobos, poeta

Gerardo CascanteV, cantautor, poeta gerarcascante@gmail.com

Rogelio Cedeño Castro, ensayista, agato1946@gmail.com

Marta Rojas, poeta, merojasporras@gmail.com

Carlos Francisco Monge, poeta, académico, crítico literario

Marlene Retana Guido, poeta, marsereno01@gmail.com

Laura Casasa, poeta, lingüista, laura.casasa@gmail.com

Ignacio Carballo Luján, poeta, igneo65@gmail.com

Carlos Rubio, poeta, cuentista, crítico literario

Teresita Aguilar Mirambell, poeta, tamirambell@gmail.com

Daniel Garro Sánchez, cuentista, garro8300@gmail.com

Isabel Cristina Arroyo Calvo, poeta, iarroyocalvo@gmail.com

Ronald Campos López, poeta, ronaldc84@yahoo.com

Luis Armando Gutiérrez, poeta, cuentista, luisarmandogutierrez@gmail.com

Mario Valverde, cuentista, mavalverdeuned@gmail.com

María Alejandra Solórzano Castillo, poeta ciudadmigrante@gmail.com

Laura Zúñiga Hernández , poeta y narradora, langelezluna@gmail.com

María Pérez Iglesias, narradora, mariaperez.yglesias@gmail.com

Leda García, poeta, ledagar@gmail.com

Paola Valverde Alier, poeta, paolavalverde@gmail.com

Marianella Sáenz Mora, poeta, nelsaenzmora@gmail

Carlos Enrique Rivera Chacón, poeta, carlosriverach@gmail.com

Rodrigo Zúñiga Araya, poeta, rodriazunigag@gmail.com

Ana Patricia Urrutia, literatura infantil, cuarzorosa15@hotmail.com

Ximena Paz Cedeño de la Cruz, delacruzximena9@gmail.com

Geovanny Jiménez Salas, narrador y poeta, jimenezsalas@gmail.com

Óscar Núñez Olivas, novelista y ensayista

Álvaro Vega Sánchez, ensayista, novelista y cuentista

 

*Imagen tomada de conozcasucanton.com

Enviado a SURCOS por Ana Cristina Rossi.

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Evolución o Involución

Dr. Alejandro Muñoz Villalobos

 

¿Hacia dónde dirigimos los y las costarricenses nuestro país?

No pareciera haber una claridad en el rumbo que queremos y mucho menos hacia dónde vamos como sociedad. Nuestra democracia centenaria se tambalea o acaso estamos en un punto de inflexión como sociedad, algo que también nos pasó, aunque por razones muy diferentes, en la Costa Rica de mediados del siglo XX y que dio como resultado la fundación de la Segunda República.

El fenómeno político que vivimos se debe sin embargo, a factores y circunstancias totalmente distintos de los que provocaron la guerra civil de 1948. Hoy estamos enfrentando el colapso político de las dos tendencias ideológicas más importantes que dominaron la escena política de la Segunda República, la socialdemocracia y el liberalismo, la primera representada por el Partido Liberación Nacional, que a partir del gobierno de Luis Alberto Monge Álvarez (1982-1986), comienza a abrazar las ideas neoliberales estructuradas por Milton Friedman y las escuelas económicas de las universidades de Stanford y Chicago, introducidas por primera vez en Chile con el derrocamiento por golpe de Estado, del Presidente Salvador Allende, e institucionalizadas como políticas de orden mundial a través del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, dando inicio de una manera vertiginosa al fenómeno de la globalización económica (internacionalización del capital).

El liberalismo histórico estuvo representado por los republicanos, que desde tiempos de don Ricardo Jiménez Oreamuno, le aportaron al país una visión política claramente desarrollista y en la década de los años 40, impactaba nuestra sociedad el arribo al poder político del Dr. Rafael Ángel Calderón Guardia, que influenciado por la doctrina social de la iglesia católica, desde su paso por la Universidad de Lovaina, implementó la que se conoce como la gran reforma social de Costa Rica, que le aportó al país un sistema de seguridad social que hoy es sostén y pilar de la democracia costarricense, así como, el Código de Trabajo, entre otros grandes logros.

Desde entonces, ha habido gobiernos que marcaron puntos de inflexión en la política, provocados éstos por el deterioro de las condiciones democráticas, de la institucionalidad y/o del orden constitucional del país. El cambio de la Primera a la Segunda República lo detona el gobierno de Teodoro Picado Michalski (1944-19 de abril de 1948), quien se retira y asume Santos León Herrera (19 de abril al 8 de mayo de 1948). El Partido Republicano Nacional no entrega la presidencia legítimamente ganada por don Otilio Ulate Blanco y se desata la guerra civil, luego de 44 días de lucha, asume las riendas del país la Junta Fundadora de la Segunda República, presidida por don José Figueres Ferrer, que le deja al país otra serie de reformas esenciales para la vida democrática, entre ellas la insigne abolición del ejército. El 8 de mayo de 1949, la Junta de Gobierno entrega el poder a don Otilio Ulate Blanco, iniciándose con él una nueva y más profunda democracia. Este período que alcanza hasta la década del 70 se caracterizó por un modelo económico de crecimiento hacia adentro o de sustitución de importaciones, es decir, del nacimiento de una nueva burguesía industrial, de una mayor clase media y del fortalecimiento de la educación pública como medio esencial para el desarrollo y el ascenso social.

Una nueva encrucijada en la vida democrática enfrentaría el país durante el gobierno de don Rodrigo Carazo Odio (1978-1982), quien ganó las elecciones mediante la conformación de una coalición política denominada Coalición Unidad, integrada por varios partidos políticos, entre ellos el Partido Republicano Calderonista y el propio partido político fundado por el Presidente Carazo, Partido Renovación Democrática. En esta coalición se fusionaron distintas corrientes de pensamiento ideológico pero, principalmente el socialcristianismo, el liberalismo y el Calderonismo. Este punto de inflexión en la política nacional se caracterizó por dos vertientes que ocasionaron los conflictos, la externa que nos impactó por una baja muy sensible en los precios internacionales del café, que era nuestro principal producto de exportación y el abrupto disparo de los precios del petróleo, que causó una espiral inflacionaria sin precedentes, trayendo consigo el empobrecimiento de miles de personas de la clase media, que solo un cuatrienio atrás era el orgullo del país. Esta crisis causó gravísimos problemas económicos y sociales, aparte de las presiones de organismos internacionales como el FMI, para implantar en Costa Rica la receta neoliberal que se aplicaba ya en América Latina y defendía intereses del gran capital transnacional y autóctono, manipulando regímenes políticos y defendiendo dictaduras que protegían estos intereses. El Presidente Carazo echó del país a la misión del FMI y esto repercutió en la serie de factores políticos internos que marcaron esta segunda vertiente de problemas. La Asamblea Legislativa prácticamente dio la espalda al Poder Ejecutivo y obligó al Presidente Carazo a gobernar por decreto. La inflación galopante, el empobrecimiento, el gigantesco desempleo y el bloqueo financiero acompañaron a la sociedad costarricense durante la mayor parte de este gobierno y más allá.

En 1982 asume la Presidencia de la República don Luis Alberto Monge Álvarez y marca el inicio de una nueva etapa en la vida política costarricense, se fortalece el bipartidismo, caracterizado por la alternancia en el poder de dos partidos políticos que abrazaron el neoliberalismo como bandera de acción gubernamental, apenas matizadas por sus ideologías originarias, la socialdemocracia en Liberación Nacional y el socialcristianismo en la Unidad Socialcristiana, pero que en la práctica gubernativa constituyó un cambio real, un viraje hacia la derecha con respecto de la democracia social que tuvimos antes, entonces la sombra de las privatizaciones y de la reducción del Estado y sus instituciones fueron el blanco de sus políticas, acompañadas por las políticas neoliberales impuestas por el Fondo Monetario Internacional y los llamados Programas de Ajuste Estructural.

En el año 2000, como presagio político del nuevo milenio, nace a la vida política el Partido Acción Ciudadana, fundado por exmilitantes del Partido Liberación Nacional y que atrajo rápidamente la atención de miles de costarricenses que hartos del bipartidismo imperante, veían en aquella nueva cara de la política, el renacer de la esperanza y la lucha ideológica. A pesar de que sus fundadores tenían un arraigo ideológico por la socialdemocracia, el PAC se debatía más bien en la esfera del eclecticismo político y aunque rompió con el bipartidismo, no habían lazos fuertes que amarraran una visión de país, más allá de la defensa de la ética en la función pública, bandera política de sus fundadores y que no logró ser el argumento suficiente aunque fuerte y seriamente defendido por sus partidarios y simpatizantes, no logró ser razón suficiente para ganar unas elecciones nacionales, sino hasta catorce años después, cuando triunfa otro exmilitante del PLN, don Luis Guillermo Solís Rivera.

Este primer gobierno del Partido Acción Ciudadana nace en primer lugar del descontento popular por dos pésimos y consecutivos gobiernos del Partido Liberación Nacional, el segundo mandato de don Óscar Arias Sánchez (2006-2010) y de doña Laura Chinchilla Miranda (2010-2014).

Sin embargo, el gobierno del Presidente don Luis Guillermo Solís Rivera (2014-2018), no ha logrado concretar un cambio político esencialmente diferente de lo que ha ofrecido el bipartidismo neoliberal durante tres décadas, los errores y actos de corrupción de propios y extraños, han dado al traste con las buenas obras y acciones, en las mentes y sentires de los ticos.

Esta seguidilla de tres gobiernos marcados por la crítica y la desazón, dejan a flor de piel la indignación pública por la corrupción que ha tocado a los tres poderes de la República y una estela de desempleo, pobreza por un lado y concentración de riqueza por el otro, promesas incumplidas e insatisfacción generalizada en la población.

En este nuevo proceso electoral que concluirá el próximo primero de abril, en mi opinión, estamos nuevamente ante otro punto de inflexión en la política costarricense, con características totalmente diferentes de los anteriores, cuya principal consecuencia podría ser otro viraje aún más extremo hacia la derecha pero esta vez con un elemento extraño como novedoso y peligroso, que es la presencia religiosa de una rama del cristianismo evangélico denominada neopentecostal, que se nutre ideológicamente de la teología de la prosperidad, también llamada evangelio de la prosperidad, que básicamente sostiene que la bendición financiera y el bienestar físico son siempre la voluntad de Dios para con ellos, y que la fe, el discurso positivo y las donaciones a causas religiosas aumentarán la riqueza material propia.

Este nuevo punto de inflexión está marcado por la lucha política entre dos partidos políticos con líderes jóvenes, uno el Partido Restauración Nacional, fundado en el año 2005, de corte conservador y confesional cristiano evangélico. Sus logros en elecciones nacionales han sido muy discretos, casi imperceptibles, con participaciones en la Asamblea Legislativa de escasísimo aporte y relevancia. El otro partido es Acción Ciudadana, quien esta vez es liderado por un joven político, nacido y formado políticamente en el seno del partido, con lo cual, podríamos decir, que es la primera vez que el PAC participa en la vida política con una visión país propia y fundamentada en sus aspiraciones y propuestas.

Pero, ¿por qué este escenario es un nuevo punto de inflexión en la vida política del país? Porque en este escenario hacia el 1 de abril, no solo elegiremos un presidente sino que además, vamos a decidir el rumbo de la democracia centenaria, ya debilitada tras tres décadas de neoliberalismo, corrupción institucionalizada y una creciente delincuencia organizada y pobreza estructural, que de por sí, amenazan ya con deteriorar la paz social.

Si el pueblo opta por elegir a Fabricio Alvarado, candidato del Partido Restauración Nacional, Costa Rica podría convertirse en la primera teocracia de América Latina, creencia fuertemente arraigada en el señor Ronny Chávez, pastor del candidato y con autoridad sobre él, según sus propias palabras. El candidato no lo ha manifestado así sin embargo, podríamos inferir que es fiel creyente de tal sistema, que tiene como una de sus características fundamentales minimizar o eliminar el control político y la acción de los otros poderes de la República, que en nuestro país son la Asamblea Legislativa y Poder Judicial, sometiéndolos al poder divino otorgado a la figura prominente y elegida del presidente y su alter ego. Las críticas más fuertes que se le hacen a este movimiento se deben a sus doctrinas no amparadas en la Biblia, como son la búsqueda del dinero y éxito en los negocios, a través de la ya mencionada teología de la prosperidad. Quizás esta ideología ha llamado la atención a grupos de empresarios, economistas y políticos representativos del neoliberalismo dominante y en decadencia y quizás también les ha motivado adherirse al movimiento de Fabricio Alvarado, por la oportunidad que representa el hecho de que ese partido político no cuenta con cuadros formados para ejercer gobierno. Ambos factores juntos representan un botín político que no pueden dejar escapar, aunque esto signifique el deterioro aún mayor de la democracia costarricense.

La vida de la sociedad costarricense hacia la Costa Rica del siglo XXI, con esta opción política no puede ser otra que la descomposición social, el mayor enriquecimiento de cierto sector empresarial, el sometimiento de las minorías, la exclusión y discriminación, el debilitamiento de los derechos humanos y la posibilidad de que un partido confesional, conservador, fundamentalista, y que privilegia el dinero y los negocios antes que la dignidad de las personas y la vida en democracia, se pueda perpetuar en el poder.

Por lo tanto, Costa Rica y la vida en democracia de todos y todas, sólo tiene una opción…Carlos Alvarado.

No será tarea sencilla rescatar la democracia, pero veo en Carlos Alvarado el empuje del líder joven, inteligente y preparado, y que además, comprendió inmediatamente desde los resultados del pasado 4 de febrero, que la única manera de realizar la tarea, es formando un gobierno nacional, con la participación consciente, propositiva y comprometida de todos los actores políticos y sectores diversos de la sociedad, para construir juntos la Costa Rica del siglo XXI.

En esta hora el país demanda de las fuerzas políticas ceder y conceder, también demanda hacer a un lado ciertas posiciones ideológicas para construir acuerdos y devolverle a la sociedad costarricense la confianza y gobernabilidad del país. Demanda también fortalecer, modernizar y hacer eficiente la institucionalidad; demanda de todos los ciudadanos el compromiso de participar y ejercer el poder ciudadano para el control político, demanda de nuestras autoridades la transparencia y probidad. Demanda de los sindicatos contribuir con eficiencia y eficacia. Demanda de los empresarios y de las clases sociales económicamente poderosas contribuir con la equidad, solidaridad y sin mezquindad. El país nos demanda a todos los que habitamos en esta bella tierra, el cuido de la Naturaleza, ser humano incluido, que es nuestro tesoro y la que sustenta la vida.

 

*Imagen tomada de conozcasucanton.com

Compartido con SURCOS por el autor.

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