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Etiqueta: esclavitud

España y el saqueo de América. La sangre del oro y la miseria del Imperio. Parte 2/2

Mauricio Herrera Kahn / pressenza

(Imagen de Dioscoro Puebla via WikiCommons)

“Vinieron buscando El Dorado y dejaron desiertos donde había pueblos enteros.” Fray Bartolomé de las Casas

España llegó al Nuevo Mundo no guiada por la ciencia ni por la fe, sino por la desesperación. Europa se moría de hambre, la monarquía estaba endeudada y el oro era la única salida.

Entre 1500 y 1820, los galeones transportaron 180 000 toneladas de plata y 3 500 toneladas de oro, equivalentes a más de 2 billones de dólares actuales, desde los Andes y Mesoamérica hasta Sevilla y Amberes.

El llamado “descubrimiento” fue, en realidad, un asalto sistemático contra civilizaciones que sabían contar el tiempo por las estrellas, construir ciudades flotantes y honrar la tierra como madre. No trajeron el progreso. Trajeron el látigo, la cruz y el hambre. La evangelización fue el disfraz de la codicia. “La cruz fue la coartada, el oro la razón, la esclavitud el método.”

En la Parte 1/2 analizamos los siguientes bloques

  • Colón y el inicio del saqueo
  • México, el corazón perforado
  • Colombia, la ruta del oro y las perlas
  • Venezuela, la fiebre de las perlas y el cacao
  • Ecuador, la cruz y la espada
  • Perú, el oro de los dioses y la sed del imperio
  • Bolivia, el cerro que lloró sangre
  • Chile, la frontera del silencio

Seguimos con la Parte 2

Argentina, la conquista del sur

En el extremo austral del continente la conquista se vistió de república, pero mantuvo el alma del imperio. Argentina llevó a cabo uno de los procesos más sistemáticos de exterminio indígena del siglo XIX. La llamada Campaña del Desierto, entre 1878 y 1885, no fue una campaña militar, fue una operación de limpieza étnica planificada por el Estado. Su objetivo declarado era “llevar el progreso” a la Patagonia. En la práctica significó la aniquilación de los pueblos pampas, tehuelches y mapuches, que habitaban esas tierras desde hacía miles de años.

Antes de la llegada masiva de colonos y del avance militar, la población indígena del territorio argentino superaba los 300 000 habitantes, distribuidos desde el norte chaqueño hasta Tierra del Fuego. En menos de medio siglo, esa cifra cayó por debajo de los 30 000 sobrevivientes. Nueve de cada diez desaparecieron bajo el fuego, el hambre y la esclavitud. El genocidio fue tan silencioso que ni siquiera figura en los censos nacionales hasta bien entrado el siglo XX.

Los registros oficiales y las crónicas de época hablan de más de 20 000 indígenas asesinados, 15 000 esclavizados y otros 10 000 deportados hacia Buenos Aires y el norte del país. En total, más de 45 000 personas fueron borradas de su territorio y de la historia. Las mujeres y los niños fueron repartidos como sirvientes entre las familias de las élites, y los hombres sobrevivientes enviados como mano de obra a los ingenios azucareros o al ejército. La Sociedad Rural Argentina celebró la expansión de la frontera como “la victoria de la civilización sobre la barbarie”. El progreso llegó con fusiles Remington y cruces bendecidas.

Detrás de esa masacre vino el reparto de tierras. Más de 40 millones de hectáreas —un área mayor que Italia— fueron entregadas a menos de 2 000 terratenientes. Familias como los Martínez de Hoz, Anchorena o Menéndez construyeron fortunas sobre el despojo. Las pampas se llenaron de vacas y alambrados, y los pueblos originarios desaparecieron de los censos, convertidos en peones invisibles de una nación que se fundó sobre su tumba.

El saqueo no fue solo humano, también material. Argentina exportó entre 1880 y 1914 más de 800 millones de dólares en carne y cuero y más de 500 millones en cereales, equivalentes hoy a más de 40 000 millones USD actuales. Esa riqueza sostuvo el crecimiento de Europa mientras el sur quedaba vacío de pueblos y lleno de estancias. Las campañas al desierto abrieron el camino al capitalismo agrario y sellaron la pérdida del equilibrio ancestral entre el hombre y la tierra.

En las escuelas se enseñó que aquello fue una gesta heroica. En realidad, fue un genocidio con uniforme. Los que resistieron en silencio, los últimos mapuches y tehuelches del sur, mantuvieron encendida la memoria. Y esa memoria sigue ardiendo.

“Bajo la bandera de una república nacida del exterminio, el desierto nunca fue desierto, fue cementerio.”

Paraguay, la resistencia guaraní

Paraguay fue la utopía que Europa no toleró. Las reducciones jesuíticas, levantadas entre los siglos XVII y XVIII, albergaron más de 300 000 guaraníes que trabajaban sin esclavitud, compartían la tierra y producían música, ciencia y alimentos en equilibrio con la naturaleza. En ese territorio se construyeron más de 30 pueblos autónomos, con hospitales, talleres, imprentas y orquestas, un nivel de desarrollo que ninguna colonia española o portuguesa conocía.

Cuando la monarquía entendió que allí había un ejemplo de autogobierno indígena y solidario, envió su castigo. Entre 1750 y 1768 las tropas ibéricas arrasaron las reducciones, quemaron templos y esclavizaron a decenas de miles. El robo de tierras superó los 8 millones de hectáreas, y los bienes confiscados (oro, ganado, madera y yerba mate) equivaldrían hoy a más de 200 000 millones de dólares. Fue el inicio del exterminio sistemático de un modelo de sociedad justa.

La tragedia se repitió en el siglo XIX. Paraguay, ya independiente, se negó a endeudarse con bancos europeos y mantuvo una economía autárquica, libre de dominio extranjero. Esa independencia fue su condena. En la Guerra de la Triple Alianza (1864–1870), alentada por Gran Bretaña e instrumentada por Brasil, Argentina y Uruguay, el país perdió el 80 % de su población masculina.

De 1,3 millones de habitantes quedaron apenas 220 000, en su mayoría mujeres, niños y ancianos. El saqueo posterior destruyó lo poco que quedaba: los vencedores se repartieron 160 000 km² de territorio, equivalente a una pérdida económica superior a 500 000 millones de dólares actuales.

Las minas de hierro, los bosques del Chaco, los cultivos y el ganado fueron vendidos a compañías extranjeras a precios de liquidación. Los archivos históricos calculan que entre 1870 y 1900 las exportaciones impuestas por los ocupantes sumaron más de 300 millones de dólares de la época, equivalente a 15 000 millones actuales, en maderas, cueros y minerales. El Paraguay quedó convertido en ruina, pero no en silencio. Las mujeres reconstruyeron el país con manos vacías. Los guaraníes resistieron la extinción cultural, preservando su lengua y su memoria.

“Lo que España, Portugal y sus herederos no entendieron fue que la verdadera riqueza no era el oro ni la tierra, sino la dignidad de un pueblo que nunca aceptó ser esclavo.”

Brasil, el látigo portugués

Brasil fue la mina y la plantación más cruel del imperio portugués.

Cuando Pedro Álvares Cabral desembarcó en 1500, más de 5 millones de indígenas habitaban el territorio, organizados en más de 1.400 pueblos y etnias que vivían del bosque, de los ríos y de la pesca. Su cosmovisión no conocía la propiedad privada ni la codicia. En menos de un siglo, esa población fue reducida a menos de 1 millón de sobrevivientes, víctimas de la esclavitud, las epidemias y la caza humana.

Américo Vespucio, el navegante florentino que acompañó las primeras expediciones portuguesas, marcó los mapas con su nombre y borró los de los pueblos que encontró. Brasil nunca lo perdonó: su nombre quedó como sinónimo de impostura y despojo.

Durante más de tres siglos (1500–1822), Portugal saqueó el país con precisión matemática.

El valor total de los recursos extraídos supera los 3,2 billones de dólares actuales (estimaciones comparadas con el PIB y la cotización del oro histórico).

  • 1,1 billones USD provienen del oro de Minas Gerais, Goiás y Bahía, donde se extrajeron más de 1.100 toneladas entre 1690 y 1820.
  • 1 billón USD corresponde al comercio de azúcar, tabaco, maderas y algodón, productos que transformaron a Lisboa en el puerto más rico del Atlántico.
  • Y más de 1 billón USD fue generado por trabajo esclavo no remunerado, con 5 a 5,5 millones de africanos capturados, de los cuales más de un millón murió en la travesía.

El puerto de Salvador de Bahía fue el epicentro del tráfico humano, y el de Río de Janeiro, la puerta del oro. Solo entre 1700 y 1800 se exportaron 3.000 toneladas de oro y 12 millones de toneladas de azúcar, equivalentes a unos 2,5 billones USD de riqueza robada. Las selvas atlánticas pagaron el precio: más de 80 millones de hectáreas deforestadas para los cañaverales y minas, y 6 millones de indígenas exterminados entre 1500 y 1800.

Brasil fue un laboratorio de la esclavitud industrial.

Los barcos portugueses llevaban cuerpos, no mercancías. Los capataces medían el valor de un hombre por la fuerza de sus músculos y el color de su piel. En las minas de Ouro Preto y Sabará, los esclavos morían antes de los 30 años. La tierra se volvió un cementerio sin cruces.

Y sin embargo, en medio del horror, surgió la resistencia. En Palmares, Zumbi y su pueblo fundaron el mayor quilombo de América, una república libre que sobrevivió un siglo al látigo portugués. Allí, el tambor sustituyó la cadena y la dignidad volvió a pronunciar su nombre.

“Brasil fue el espejo donde se vio el verdadero rostro del colonialismo: oro, azúcar, sangre y silencio. Nada más, y nada menos”

El saqueo continental

Durante más de tres siglos, América fue desangrada para financiar el ascenso de Europa.

De Alaska a Tierra del Fuego, de Veracruz a Potosí, de Cartagena a Bahía, el continente entregó su oro, su plata, su gente y su alma. Ningún imperio, antes ni después, extrajo tanto de un territorio conquistado.

Cifras duras del despojo (1492–1824)

Recurso o concepto · Volumen estimado · Valor actual aproximado (USD 2025) Principales potencias beneficiadas

Oro

  • 180 000 toneladas
  • 11 billones USD
  • España, Portugal

Plata

  • 150 000 toneladas
  • 5,8 billones USD
  • España

Azúcar y tabaco

  • 200 millones toneladas
  • 2,3 billones USD
  • Portugal, España, Holanda

Cacao, algodón, añil y maderas

  • 1,2 billones USD
  • España, Portugal, Inglaterra

Trabajo esclavo africano (≈15 millones de personas)

  • 14 billones USD (valor de producción no pagado)
  • Portugal, España, Inglaterra

Tierras usurpadas a pueblos originarios

  • 80 millones km²
  • Incalculable
  • Todos los imperios europeos

Pérdida demográfica indígena

  • De 70 millones a 4 millones en 200 años
  • Genocidio reconocido

El total estimado del saqueo supera los 34 billones de dólares en valores presentes.

Esa riqueza alimentó el nacimiento del capitalismo europeo, la revolución industrial británica, la expansión naval de Portugal y la banca española que aún sostiene fortunas coloniales. Cuerpos y riquezas viajaban en la misma dirección:

América sangraba hacia Europa, África lloraba esclavos, Europa contaba monedas.

  • En México, los templos fueron fundidos para llenar galeones.
  • En Perú y Bolivia, los hombres murieron bajo montañas que no eran suyas.
  • En el Caribe, las islas quedaron vacías de taínos y llenas de africanos encadenados.
  • En Brasil, la selva se convirtió en plantación y el cuerpo humano en moneda.
  • En Chile y Argentina, los pueblos mapuches y pampas fueron cazados en nombre del progreso.

El saldo humano:

  • Más de 60 millones de muertos, entre indígenas exterminados, esclavos africanos y mestizos desplazados.
  • Más de 400 lenguas desaparecidas.
  • Más de 5.000 años de culturas arrasadas.

El saldo económico:

  • Un continente empobrecido que nunca recibió reparación, y una Europa que construyó su modernidad sobre un crimen impune.
  • El “descubrimiento” fue un eufemismo para el robo, y la “evangelización” una máscara para la esclavitud.

Eduardo Galeano lo escribió sin temblar la pluma:

“Las venas de América Latina siguen abiertas, porque nunca se cerraron. Solo cambiaron de manos los bisturíes.”

América no fue descubierta. Fue desposeída.

  • Los imperios europeos construyeron su riqueza sobre los huesos del continente y la memoria de los pueblos originarios.
  • Y mientras en Europa se levantaban catedrales, aquí se cavaban fosas.

El saqueo no terminó en 1824.

  • Hoy continúa en las minas, en los contratos, en los tratados comerciales y en las multinacionales que siguen cobrando en oro lo que compran en silencio.

“Nada quedó fuera del botín: ni los cuerpos, ni los dioses, ni la tierra.”

El balance del saqueo

América entera fue convertida en una inmensa mina abierta, una plantación infinita, un taller sin salario. En tres siglos de dominio ibérico se exportaron hacia Europa más de 330.000 toneladas de oro y plata, equivalentes hoy a más de 16 billones de dólares. Con ese metal se financiaron las coronas de España y Portugal, las guerras de Europa y el nacimiento del capitalismo moderno.

El costo humano fue igual de descomunal. De los 70 millones de habitantes que poblaban el continente antes de la llegada de Colón, más de 60 millones fueron exterminados por las armas, las epidemias, el hambre o el trabajo forzado. Cada tonelada de oro enviada a Sevilla costó miles de vidas indígenas. Cada cargamento de azúcar o tabaco representó pueblos enteros desaparecidos.

Los virreinatos no fueron administraciones: fueron empresas extractivas al servicio del saqueo. En México, Perú y Bolivia se abrieron las entrañas de la tierra. En el Caribe y Brasil se arrancaron cuerpos de África para sembrar con látigos.

En Chile y Argentina se expropiaron tierras a fuego. En toda América se impuso una misma ecuación: riqueza europea, pobreza americana.

Mientras Europa construía catedrales con el oro robado, América levantaba tumbas. España y Portugal alimentaron el lujo de sus cortes y el poder de sus bancos, pero dejaron tras de sí un continente mutilado, desangrado, endeudado desde su origen.

Los archivos del saqueo no son leyendas: están en los galeones hundidos, en las cuentas de los Fugger alemanes, en las fortunas de Sevilla y Lisboa que aún brillan con oro americano.

Europa se civilizó con sangre ajena.

Y cuando el oro se agotó, empezó la nueva rapiña: las repúblicas endeudadas, las compañías extranjeras, las concesiones mineras. Nada cambió, solo cambió el nombre del dueño.

“Los conquistadores se fueron, pero los banqueros se quedaron.”  Galeano

Reflexión sobre lo ocurrido

América no fue descubierta, fue interrumpida.

Antes de 1492 existían civilizaciones que conocían el cielo, los ciclos del agua, la arquitectura sin hierro y la medicina sin bisturí. Los pueblos originarios del continente no necesitaban redentores ni maestros, porque habían construido un equilibrio entre naturaleza y espíritu que Europa no entendía.

El “descubrimiento” fue en realidad una amputación: la ruptura de una historia que avanzaba por su propio cauce. La espiritualidad indígena fue reemplazada por la codicia cristiana. En nombre de Dios se destruyeron templos que no hacían daño a nadie, se impusieron dogmas sobre pueblos que nunca habían necesitado infiernos ni paraísos para entender la vida. Las almas se contaban como botines y la conversión se pagaba con sangre.

El oro se convirtió en sacramento, la tierra en mercancía, el hombre en instrumento. El Evangelio se usó como espada, y la cruz fue el primer estandarte del extractivismo.

Las cifras son tan elocuentes como los silencios.

Entre 1492 y 1824 se calcula que más de 80 millones de personas fueron asesinadas, esclavizadas o murieron a consecuencia directa del sistema colonial.

La Iglesia recibió entre el 10% y el 20% de las riquezas extraídas en América (lo que hoy equivaldría a más de 3 billones de dólares) a cambio de bendecir el genocidio y coronar la impunidad.

  • El cielo se llenó de santos, y la tierra de tumbas.
  • El saqueo no terminó: cambió de nombre y de bandera.
  • Hoy se llama minería a cielo abierto, deuda externa, tratados de libre comercio, inversiones extranjeras directas.
  • Los galeones se transformaron en multinacionales, los encomenderos en corporaciones, las mitas en contratos laborales.
  • América sigue exportando lo mismo: oro, litio, cobre, soja, energía y silencio.
  • Europa se enriqueció con la sangre del sur y ahora la llama “ayuda al desarrollo”.
  • Estados Unidos repite el patrón y lo llama “cooperación estratégica”.
  • Nada es nuevo, solo cambian los uniformes.

“No fueron los dioses los que nos abandonaron, fuimos nosotros los que les entregamos la tierra.”  Subcomandante Marcos

“América no fue un milagro que se perdió, fue una herida que aún respira.”

El mayor exterminio de la historia

Ninguna guerra moderna igualó la devastación del siglo XVI y sus siglos siguientes. La cuenta de los muertos no es una metáfora, es un padrón de ausentes país por país.

México

Población estimada antes de 1521: veinticinco millones. Un siglo después, menos de dos millones. Más de veintitrés millones de vidas perdidas por guerras, epidemias, trabajos forzados y hambre.

Colombia

Población indígena estimada al contacto, entre tres y cinco millones en el territorio histórico muisca, quimbaya y caribe. Hacia 1700, menos de ochocientos mil. Entre dos y cuatro millones de muertos y desaparecidos. Más de un millón doscientos mil africanos subastados en Cartagena, vidas rotas que también cuentan en la pérdida humana.

Venezuela

Pueblos arawak y caribe en el oriente y centro norte con unos quinientos mil habitantes a inicios del siglo XVI. Tras el siglo de las perlas y las plantaciones, menos de cien mil sobrevivientes en la franja costera. Cuatrocientos mil exterminados o desplazados. Medio millón de esclavos africanos forzados al cacao, otra herida en la misma cuenta.

Ecuador

Cañaris, quitos y paltas sumaban cerca de un millón y medio antes de la conquista. Hacia 1700 quedaban menos de quinientas mil personas indígenas. Un millón desaparecido por epidemias, minas y mita. Trescientas mil muertes atribuidas a circuitos mineros y traslados forzados según registros coloniales.

Perú

Tahuantinsuyo con más de diez millones de habitantes antes de 1532. Un siglo después, poco más de un millón. Nueve de cada diez personas ausentes. Millones muertos en el corredor Cajamarca- Cusco- Potosí y Huancavélica.

Bolivia Alto Perú

Población originaria en el área andina y altiplánica: entre ocho y diez millones según estimaciones históricas previas. Un siglo y medio después, menos de un millón. Más de nueve millones perdidos por mita, minas y epidemias. Ocho millones de muertos asociados a la plata de Potosí según crónicas y padrones de repartimiento.

Chile

Población mapuche, diaguita, aymara y selk’nam: cercana a un millón antes de la ocupación hispana. Entre siglo XIX y primeras décadas del XX las campañas y epidemias dejan menos de doscientos cincuenta mil indígenas registrados. Más de setecientas cincuenta mil vidas perdidas o borradas del censo. En la llamada pacificación del sur, más de cien mil muertos y ochenta mil desplazados.

Argentina

Población indígena superior a trescientos veinte mil antes del avance militar decimonónico. A fines del XIX, menos de veinticinco mil reconocidos. Más del noventa por ciento exterminado o asimilado por la fuerza. Cuarenta y cinco mil víctimas directas entre asesinados esclavizados y deportados en la Campaña del Desierto. Cuarenta millones de hectáreas arrebatadas, que expulsaron a comunidades enteras.

Paraguay

En el ciclo jesuítico más de trescientos mil guaraníes organizados en reducciones. Tras la expulsión de los jesuitas y el reparto de tierras quedan comunidades fragmentadas. En la Guerra de la Triple Alianza, población total de un millón trescientos mil. Al terminar sobreviven doscientos veinte mil, en su mayoría mujeres y niños. Más de un millón de muertos y desaparecidos. Pérdida territorial y económica que condenó a generaciones.

Brasil

Población indígena superior a cinco millones en 1500. Un siglo después, menos de un millón. Seis millones de indígenas muertos por caza humana, epidemias y servidumbre. Entre cinco y cinco millones y medio de africanos esclavizados trasladados a ingenios y minas. Más de un millón fallecido en la travesía atlántica antes de tocar tierra.

Este es el inventario del vacío. Detrás de cada cifra hubo un nombre, una lengua, una ceremonia. un río sagrado. El crimen se llamó conquista, evangelización y progreso. La herida sigue abierta.

  • Los pueblos no murieron.
  • Resisten en sus lenguas, en su música, en su memoria.
  • Hablan con los mismos sonidos con que saludaban al sol antes de la llegada de las carabelas.
  • Sus cantos suben desde el altiplano, cruzan la selva y bajan por el Amazonas como si el tiempo nunca hubiera pasado.
  • El conquistador creyó haberlos enterrado, pero solo los cubrió de silencio.
  • Cada idioma indígena que sobrevive es una victoria sobre el olvido.
  • Cada niño que aprende una palabra en quechua, mapudungun o guaraní es una derrota de quinientos años de sometimiento.
  • La historia no puede reescribirse, pero sí contarse con dignidad.
  • América no pide perdón, exige respeto.
  • El saqueo se escribió con sangre, la memoria se escribe con verdad.
  • El futuro pertenece a los pueblos que recuerdan.

Y en ese recuerdo está la fuerza de una tierra que sigue girando, herida pero viva, bajo el mismo sol que vio nacer a sus primeros hombres.

Lo que fue saqueado con sangre debe ser devuelto con verdad.”

Bibliografía

  • Bartolomé de las Casas, Brevísima relación de la destrucción de las Indias (1552)
  • Felipe Guamán Poma de Ayala, Nueva crónica y buen gobierno (1615)
  • Eduardo Galeano, Las venas abiertas de América Latina (Siglo XXI, 1971)
  • ONU, Informe sobre genocidios históricos y derechos de los pueblos indígenas (2019)
  • CEPAL, Estimaciones económicas históricas del saqueo colonial (2024)
  • FAO y UNESCO, Lenguas y culturas originarias en riesgo de extinción (2023)
  • Levi, Primo, Si esto es un hombre (Einaudi, 1947)

Fuente: https://www.pressenza.com/es/2025/10/espana-y-el-saqueo-de-america-la-sangre-del-oro-y-la-miseria-del-imperio-parte-2-2/

Imagen: (Imagen de Dioscoro Puebla via WikiCommons)

España y el saqueo de América. La sangre del oro y la miseria del Imperio. Parte 1/2

Mauricio Herrera Kahn
pressenza

“Vinieron buscando El Dorado y dejaron desiertos donde había pueblos enteros.” Fray Bartolomé de las Casas

España llegó al Nuevo Mundo no guiada por la ciencia ni por la fe, sino por la desesperación. Europa se moría de hambre, la monarquía estaba endeudada y el oro era la única salida.

Entre 1500 y 1820, los galeones transportaron 180 000 toneladas de plata y 3 500 toneladas de oro, equivalentes a más de 2 billones de dólares actuales, desde los Andes y Mesoamérica hasta Sevilla y Amberes.

El llamado “descubrimiento” fue, en realidad, un asalto sistemático contra civilizaciones que sabían contar el tiempo por las estrellas, construir ciudades flotantes y honrar la tierra como madre. No trajeron el progreso. Trajeron el látigo, la cruz y el hambre. La evangelización fue el disfraz de la codicia.

“La cruz fue la coartada, el oro la razón, la esclavitud el método.”

Colón y el inicio del saqueo

Todo comenzó con una mentira. La historia repitió durante siglos que Colón buscaba una nueva ruta hacia las Indias, cuando en realidad perseguía oro, esclavos y prestigio. En 1492, España era un reino endeudado, rural y analfabeto. La guerra contra los moros había dejado al país exhausto y la nobleza quebrada. El viaje de Colón fue financiado con préstamos de banqueros genoveses y con la promesa de botines. No fue una expedición científica ni espiritual, fue la apuesta desesperada de un imperio hambriento.

Cuando las carabelas llegaron al Caribe, comenzó la noche del continente. Las Antillas fueron el primer laboratorio del saqueo. En menos de cincuenta años, más de un millón de taínos fueron esclavizados o exterminados en las minas de oro de La Española y Cuba. La población indígena de Haití pasó de 300 000 personas a menos de 500 a mediados del siglo XVI. Las crónicas de Fray Bartolomé de las Casas describen horrores inimaginables: niños arrojados a los perros, mujeres violadas, hombres marcados con hierro ardiente como ganado. La conquista fue la industrialización del dolor.

El oro extraído en esas primeras décadas fue enorme para la época. Solo entre 1493 y 1520, las minas de La Española y Puerto Rico enviaron a Sevilla más de 30 toneladas de oro, equivalentes hoy a USD 2 000 millones. Ese flujo de riqueza salvó a una España en bancarrota y alimentó el ascenso financiero de Flandes y Génova.

Pero tras cada lingote había una tumba anónima. Cuando los taínos desaparecieron, comenzaron a llegar los barcos negreros. Más de 400 000 africanos fueron traídos al Caribe en el primer siglo del dominio español. El trabajo forzado reemplazó la vida y el océano se transformó en cementerio.

Así nació el sistema colonial: oro hacia Sevilla, cuerpos al trabajo y silencio hacia la conciencia. El intercambio desigual más brutal de la historia humana. Las islas del Caribe quedaron vacías, sus selvas taladas, sus pueblos borrados del mapa. Europa celebró el “descubrimiento”, pero lo que descubrió fue su propia codicia. Colón abrió una puerta que no llevaba a la gloria, sino al infierno. De aquel viaje surgió la maquinaria que desangraría América durante tres siglos.

“El precio de ese “nuevo mundo” fue la muerte del viejo equilibrio del planeta.”

México, el corazón perforado

México fue el punto cero del saqueo. Allí comenzó la maquinaria que cambió el destino del continente y que convirtió la riqueza en ruina, la fe en violencia y la palabra “civilización” en una máscara del exterminio. En 1521 cayó Tenochtitlán, una ciudad que deslumbraba por su orden, su higiene y su arte. Las crónicas de los propios conquistadores reconocen que ninguna urbe europea igualaba su grandeza. Los canales de agua, los mercados de flores, las calzadas flotantes y los templos relucían como un espejo de equilibrio entre el hombre y la naturaleza. Hernán Cortés no conquistó una aldea salvaje, destruyó una civilización más avanzada que la suya.

De esa ciudad nació el botín que alimentaría durante tres siglos al imperio español. Zacatecas, Guanajuato y Taxco se transformaron en heridas abiertas, minas de plata que devoraron montañas y hombres. Entre 1530 y 1820 se extrajeron más de 40 000 toneladas de plata, una riqueza equivalente hoy a 500 000 millones de dólares. Cada moneda acuñada en Sevilla llevaba el polvo de los pulmones indígenas que morían en los socavones sin aire. La riqueza viajó en galeones a Flandes, Génova y Roma, mientras en los pueblos de México quedaban la peste, el hambre y la soledad.

La población originaria pasó de 25 millones a menos de 2 millones en apenas un siglo. El colapso fue demográfico, espiritual y moral. La viruela llegó como un ejército invisible, los encomenderos como verdugos legales y los frailes como testigos que callaban ante la barbarie. Bartolomé de las Casas escribió: “Lo que hicieron no tiene nombre entre los hombres.” Tenía razón. Lo que ocurrió no fue una conquista, fue una amputación colectiva de un continente que respiraba sabiduría y fue condenado al silencio.

México fue el laboratorio de la conquista, la fábrica del modelo colonial que después se replicaría en Perú, Bolivia y toda América. La cruz se levantó sobre los templos destruidos, los códices fueron quemados, las lenguas prohibidas, las mujeres violadas. De esa noche larga nació un país saqueado y fragmentado que aún busca su alma entre ruinas de oro y lágrimas de maíz. El corazón de México fue perforado por la ambición de un imperio que jamás pidió perdón.

“Y ese agujero sigue latiendo, recordando al mundo que el verdadero oro era la vida que se perdió.”

Colombia, la ruta del oro y las perlas

Colombia fue una de las arterias doradas del imperio español. En sus montañas y ríos, los pueblos muiscas y quimbayas habían convertido el oro en una ofrenda al sol, no en una mercancía. Era símbolo de equilibrio y de comunión con la naturaleza. Los conquistadores confundieron esa espiritualidad con barbarie y la destruyeron con acero. Gonzalo Jiménez de Quesada, Sebastián de Belalcázar y Nicolás de Federmán llegaron con espadas y cruces, pero detrás de las cruces viajaban los banqueros europeos. Lo que para los pueblos originarios era sagrado, para España era botín.

Entre 1537 y 1820, las minas y ríos de Antioquia, Popayán, Chocó y Mariquita enviaron a Sevilla más de 2 millones de onzas de oro y 1 200 toneladas de plata, que equivalen hoy a más de 160 000 millones de dólares. En la ruta del Caribe, los galeones zarpaban desde Cartagena repletos de lingotes, vasijas fundidas y joyas arrancadas de templos sagrados. Ninguna de esas riquezas quedó en América. Todo fue consumido por los gastos bélicos del imperio español y por los banqueros de Flandes y Génova que financiaban sus guerras. Cada lingote representaba la vida de un hombre, la ruina de una aldea, la desaparición de una lengua.

Cartagena se convirtió en el mayor mercado de esclavos del Caribe. Más de 1,2 millones de africanos fueron subastados en sus plazas durante tres siglos. Cada cuerpo vendido generó ingresos equivalentes a 8 000 dólares actuales, lo que eleva el valor total de la trata en territorio colombiano a más de 9 000 millones de dólares. Era la economía de la crueldad, el comercio de la deshumanización.

Las perlas del Caribe también escribieron su capítulo de horror. En las costas de Santa Margarita y Cabo de la Vela, más de 200 000 perlas fueron extraídas entre los siglos XVI y XVII, valoradas hoy en más de 500 millones de dólares. Cada perla costó tres vidas humanas. Los buzos indígenas morían sin aire en el fondo del mar, sin nombre ni tumba.

Colombia fue saqueada por tierra y por mar. El oro y la plata viajaron a Europa, las cadenas y los cadáveres quedaron en América. En las catedrales de Sevilla y Toledo aún brilla el oro que nació en los ríos del Cauca y murió en el pecho de sus pueblos.

“El imperio español se levantó sobre esas minas, y esas minas aún gritan bajo tierra.”

Venezuela, la fiebre de las perlas y el cacao

Venezuela fue uno de los primeros territorios donde el mar se convirtió en mina. En las islas de Cubagua, Margarita y Cumaná nació el saqueo colonial del Caribe. Allí los pueblos arawak y caribe, que vivían del trueque y del agua, fueron reducidos a esclavos. Se los obligó a bucear sin descanso para arrancar perlas del fondo marino. El brillo del tesoro ocultaba la asfixia. Las crónicas del siglo XVI relatan que los indígenas bajaban con piedras atadas al cuerpo, sin cuerda ni aire, hasta que la sangre les salía por la nariz. Cada perla era una muerte.

Entre 1520 y 1620, las costas venezolanas produjeron más de 300 000 perlas naturales, enviadas a Sevilla, Lisboa y Amberes, valoradas hoy en más de 100 millones de dólares. Ese tesoro marino decoró los cuellos de las reinas europeas y las coronas de los príncipes, pero no dejó nada en el Caribe salvo huesos y silencio. Las comunidades originarias de Cubagua fueron exterminadas en menos de treinta años. La isla, antes llamada “la joya del mar”, quedó desierta y olvidada.

Cuando el mar se agotó, comenzó el saqueo de la tierra. En el siglo XVIII, Venezuela se convirtió en el mayor exportador de cacao del planeta. Más de 250 000 toneladas fueron enviadas a Europa, equivalentes a 5 000 millones de dólares actuales. Aquellas plantaciones, levantadas en las riberas del Orinoco y en las tierras de Barlovento, se sostuvieron sobre el trabajo forzado de medio millón de esclavos africanos.

Cada fruto dulce escondía el amargo sabor del látigo. El cacao reemplazó al oro y la esclavitud reemplazó a la dignidad.

El oro de los ríos de Guayana y del Caroní también fue arrancado con violencia. En tres siglos salieron de territorio venezolano más de 500 toneladas de oro, equivalentes a 32 000 millones de dólares actuales. Ni una sola onza quedó en el país. Todo fue fundido en Sevilla, enviado a los banqueros de Flandes o invertido en guerras europeas que nunca conocieron el rostro del indio ni del esclavo.

Venezuela fue un laboratorio de la rapiña imperial. El mar, la tierra y el río se convirtieron en mercancías. Las perlas se agotaron, el oro se perdió, el cacao cambió de dueño. Pero la memoria quedó. El Caribe aún guarda el eco de los buzos que no regresaron, los campos de cacao aún huelen a sudor y a cadenas.

“Esa riqueza manchada de sangre fue el primer pilar del lujo europeo.”

Ecuador, la cruz y la espada

Ecuador fue una tierra de oro y montaña, donde la codicia española hundió sus raíces en nombre de la fe. Las vetas de Zaruma, Loja y Nambija brillaban mucho antes de que llegaran los conquistadores. Los pueblos cañaris y paltas trabajaban el metal como arte ritual, no como mercancía. Cuando Sebastián de Benalcázar cruzó los Andes en busca del “país de la canela”, trajo consigo soldados, perros, pestes y una cruz que se clavó como espada. La corona llamó evangelización a lo que fue sometimiento y llamó civilización al despojo.

Entre 1535 y 1820, las minas de Zaruma, Portovelo y Loja enviaron a Sevilla más de 250 toneladas de oro y 900 toneladas de plata, equivalentes a más de 65 000 millones de dólares actuales. Esa riqueza monumental nunca regresó a la tierra que la produjo. Las ciudades coloniales crecieron sobre las espaldas de los indígenas forzados a trabajar bajo el sistema de mita. En los socavones de Zaruma, a 3 000 metros de altura, miles de hombres murieron respirando polvo de azufre y fe. Los registros coloniales estiman más de 300 000 indígenas muertos en tres siglos de explotación. Ninguno figura en las catedrales que se construyeron con su oro.

Las misiones religiosas acompañaron cada expedición minera. Los frailes establecieron reducciones para domesticar la fe y asegurar el trabajo. En los valles de Loja se levantaron escuelas para enseñar obediencia, no conocimiento. En las iglesias se fundió el oro indígena para moldear santos europeos. En nombre de Cristo, se bendijo la esclavitud. En nombre del cielo, se robaron los ríos.

El siglo XVIII trajo la rebelión de los pueblos del norte y del sur, pero el precio fue brutal. Cientos fueron ejecutados en Riobamba y Quito. El virreinato respondió con pólvora y penitencia. Galeano escribiría siglos después: “El oro brilla, pero no alumbra.” Tenía razón. El oro de Ecuador iluminó palacios lejanos mientras oscurecía las montañas que lo parieron. Hoy las galerías de Zaruma siguen abiertas, perforadas por nuevas manos que repiten el ciclo. Las empresas modernas llevan otro nombre, pero la herida es la misma.

La cruz y la espada siguen colgando sobre el país, recordando que la evangelización fue la máscara más elegante del saqueo.”

Perú, el oro de los dioses y la sed del imperio

En Perú la conquista alcanzó su forma más brutal. Los españoles no sólo robaron un imperio, destruyeron una civilización que había domesticado la montaña y convertido la altura en templo. El Tahuantinsuyo, con más de 10 millones de habitantes, era la arquitectura viva de la sabiduría andina. Cuando llegaron los conquistadores, esa población fue reducida en menos de un siglo a poco más de un millón de sobrevivientes. Nueve de cada diez personas fueron exterminadas por la guerra, las epidemias, la esclavitud y el hambre. Ninguna peste natural puede compararse con la devastación que trajo la codicia.

El imperio inca había logrado unir desde Quito hasta el río Maule un territorio de más de 4 000 kilómetros, conectado por 40 000 kilómetros de caminos. Era una civilización sin hambre, sin mendigos y sin monedas. Allí la tierra era madre y el trabajo era sagrado. Todo cambió en 1532, cuando Francisco Pizarro capturó a Atahualpa, el último gran soberano inca, en Cajamarca.

Atahualpa ofreció su libertad a cambio de llenar una habitación de oro hasta donde alcanzara la mano de un hombre. Cumplió su palabra. En pocos meses se reunieron más de 7 toneladas de oro y 13 toneladas de plata, equivalentes hoy a 1 200 millones de dólares. Fue un rescate único en la historia, pero no hubo trato. Atahualpa fue ejecutado por garrote, y con él murió el equilibrio del mundo andino. La codicia se impuso sobre la palabra. Desde ese día, el oro de los dioses se transformó en moneda del crimen.

Potosí, fundado en 1545, fue el emblema de la fiebre minera colonial. En sus entrañas se extrajeron 60 000 toneladas de plata pura, una riqueza que hoy equivaldría a más de 750 000 millones de dólares. Esa montaña, llamada por los cronistas “el cerro que alimenta a los reyes”, devoró más de 8 000 vidas cada año.

Los indígenas eran reclutados por la mita, un sistema de trabajo forzado que los arrancaba de sus familias y los condenaba a la oscuridad. La esperanza de vida dentro de las minas era de apenas 25 años. Ni siquiera el infierno cristiano imaginó algo tan eficaz.

El mundo moderno nació con ese saqueo. Europa acumuló capital, América acumuló muerte. Las catedrales españolas aún brillan con el sudor andino. Bajo cada altar de oro reposa el cuerpo anónimo de un minero que nunca conoció el mar.

Esa fue la verdadera misa del imperio: el sacrificio del hombre en nombre del metal.”

Bolivia, el cerro que lloró sangre

En Bolivia la tierra se convirtió en tormento. El Cerro Rico de Potosí, descubierto en 1545, fue el corazón ardiente del saqueo español. Los cronistas decían que con la plata extraída de esa montaña se habría podido construir un puente desde América hasta Madrid. No era una metáfora, era una condena. En casi tres siglos se extrajeron más de 60 000 toneladas de plata pura, cuyo valor actual supera el billón de dólares. Ningún banco moderno ha concentrado tanta riqueza en tan poco tiempo y con tanta muerte como el imperio español en los Andes.

Cada año eran enviados 45 000 indígenas desde las provincias del Alto Perú y del Cuzco a trabajar en el infierno subterráneo. Eran hombres y adolescentes reclutados por la mita, un sistema de esclavitud disfrazado de obligación. Entraban cientos a la mina cada semana y salían unos pocos vivos. Las condiciones eran inhumanas: polvo tóxico, derrumbes, trabajo de 20 horas, sin aire, sin luz, sin esperanza. Los sacerdotes bendecían la entrada del socavón, pero no el alma del minero. La montaña se tragaba generaciones enteras.

Antes de la llegada de los españoles el territorio que hoy es Bolivia tenía una población estimada de entre 8 y 10 millones de habitantes, organizados en señoríos aimaras y comunidades quechuas, con una red agrícola y cultural que se extendía desde el Titicaca hasta los valles tropicales. Un siglo después quedaban menos de un millón de sobrevivientes. Más del 90 % de la población originaria fue exterminada por guerras, epidemias, hambrunas y trabajo forzado. Esa desaparición masiva es uno de los mayores genocidios demográficos de la historia humana.

Los registros del siglo XVII hablan de más de 8 millones de muertos entre indígenas y esclavos africanos. Es una cifra que no tiene comparación en la historia minera de la humanidad. Mientras tanto, los galeones partían rumbo a Sevilla cargados con lingotes de plata que financiaron el siglo de oro español, las guerras europeas y las cortes del Vaticano. América se vaciaba para llenar cofres ajenos.

El saqueo no solo fue económico, fue espiritual. Las culturas del altiplano, que veneraban a la Pachamama, fueron obligadas a adorar una cruz bañada en el mismo metal que los asesinaba. Las montañas, antes sagradas, se transformaron en heridas abiertas. Los pueblos aimaras y quechuas aprendieron a resistir en silencio, pero nunca olvidaron.

Guamán Poma de Ayala escribió desde el dolor: “Los señores se hicieron reyes y los indios se hicieron bestias.” Esa frase resume el crimen de Potosí. Europa ascendió sobre la sangre andina. La modernidad nació entre gritos y oscuridad.

Hoy el Cerro Rico sigue allí, hueco, a punto de colapsar, como un espejo de la conciencia humana que aún no ha aprendido a devolver lo que robó.”

Chile, la frontera del silencio

Chile fue la frontera donde la conquista tropezó con su propia soberbia. Desde el río Itata hasta el Biobío, los españoles creyeron que avanzar sería sencillo, pero se encontraron con un pueblo que no conocía el miedo. Los mapuches, guerreros del sur del mundo, fueron el único pueblo originario del continente que nunca se rindió. Resistieron durante más de tres siglos. Ni las espadas, ni las pestes, ni los evangelios lograron someterlos. En cada árbol había un vigía y en cada fogón una memoria de libertad.

Los cronistas lo admitieron con rabia. En 1598, tras la derrota española en Curalaba, los colonizadores abandonaron todas las ciudades del sur. Durante casi 300 años, el territorio mapuche siguió siendo independiente. Esa autonomía fue una vergüenza para el imperio y un símbolo de dignidad para América. Ninguna corona tolera que un pueblo libre le recuerde su impotencia.

La historia oficial habló de “pacificación”, pero fue una guerra de exterminio. Entre 1860 y 1883, el ejército chileno —ya bajo bandera republicana, pero con la misma mentalidad colonial— arrasó el Wallmapu. Más de 100 000 mapuches fueron asesinados y otros 80 000 desplazados. Se robaron 9 millones de hectáreas de tierras fértiles, entregadas a colonos europeos y compañías extranjeras. Las comunidades fueron empujadas a reservas miserables que apenas ocupaban el 5 % de su territorio ancestral. El saqueo cambió de idioma, pero no de dueño.

El oro, la plata y el cobre siguieron fluyendo hacia Europa y, más tarde, hacia Estados Unidos. Desde el siglo XIX hasta hoy, Chile ha exportado más de 70 millones de toneladas de cobre, valoradas en más de 1,2 billones de dólares actuales. El salitre enriqueció a Inglaterra y Alemania, y el oro de los ríos del norte llenó las arcas de bancos extranjeros. Ningún pueblo se benefició menos de su propia riqueza.

Gabriela Mistral lo escribió con una claridad que aún duele: “Toda conquista es una herida que no cicatriza.” Esa herida sigue abierta en el sur del mundo. El Wallmapu arde en silencio, entre forestales, pobreza y dignidad. Los nietos de Lautaro y de Janequeo siguen de pie, mirando la tierra con la misma ternura y el mismo coraje.

“La frontera del silencio no fue derrota, fue advertencia: un pueblo que no se rinde nunca muere del todo.”

En la Parte 2/2 de esta columna analizaremos:

  • Argentina, la conquista del sur
  • Paraguay, la resistencia guaraní
  • Brasil, el látigo portugués

Este es el inventario del vacío.

Detrás de cada cifra hubo un nombre una lengua una ceremonia un río sagrado. El crimen se llamó conquista evangelización progreso. La herida sigue abierta.

  • Los pueblos no murieron.
  • Resisten en sus lenguas, en su música, en su memoria.
  • Hablan con los mismos sonidos con que saludaban al sol antes de la llegada de las carabelas.
  • Sus cantos suben desde el altiplano, cruzan la selva y bajan por el Amazonas como si el tiempo nunca hubiera pasado.

Y en ese recuerdo está la fuerza de una tierra que sigue girando, herida pero viva, bajo el mismo sol que vio nacer a sus primeros hombres.

“Lo que fue saqueado con sangre debe ser devuelto con verdad.”

 

Bibliografía

  • Bartolomé de las Casas, Brevísima relación de la destrucción de las Indias (1552)
  • Felipe Guamán Poma de Ayala, Nueva crónica y buen gobierno (1615)
  • Eduardo Galeano, Las venas abiertas de América Latina (Siglo XXI, 1971)
  • ONU, Informe sobre genocidios históricos y derechos de los pueblos indígenas (2019)
  • CEPAL, Estimaciones económicas históricas del saqueo colonial (2024)
  • FAO y UNESCO, Lenguas y culturas originarias en riesgo de extinción (2023)
  • Levi, Primo, Si esto es un hombre (Einaudi, 1947)

Fuente: https://www.pressenza.com/es/2025/10/espana-y-el-saqueo-de-america-la-sangre-del-oro-y-la-miseria-del-imperio-parte-1-2/

Un ligero recorrido de las luchas de los trabajadores y migrantes en Estados Unidos

Vladimir de la Cruz

Las luchas sociales, las protestas sociales, las luchas de los trabajadores y sus movimientos laborales, como las luchas políticas de los trabajadores en los Estados Unidos tienen una larga historia. Las hay de diverso tipo, laborales, antiesclavistas, contra la discriminación racial, por los derechos civiles, contra la segregación en las escuelas de negros y de latinos, como por los derechos humanos en general.

La historia estadounidense es rica en este tipo de acontecimientos y de experiencias históricas. Con frecuencia se dan estas luchas y movimientos.

En el campo laboral destaca internacionalmente la lucha de los trabajadores estadounidenses, a finales del siglo XIX, por lograr la jornada de trabajo de 8 horas, la que se impuso y dio lugar a la celebración cada 1 de mayo, desde 1890, a marchas reivindicatorias de derechos laborales y de defensa de conquistas sociales, salariales y laborales logradas.

Las luchas contra la esclavitud en los Estados Unidos son también muy ricas, heroicas y dramáticas. Aunque la esclavitud haya sido eliminada y prohibida siguen estando presentes esas luchas por las condiciones de trabajo, de seguridad e higiene laboral, por los bajos salarios y malas condiciones de vida a la que son sometidos, en ciertas ramas de la producción de los Estados Unidos, especialmente agrícolas, en los Estados sureños, miles de trabajadores, especialmente migrantes, no solo negros, migrantes de Latinoamérica, en particular mexicanos, hondureños y salvadoreños junto a otros grupos de ciudadanos migrantes de otras nacionalidades y continentes.

En 1903, en Oxnard, California, trabajadores agrícolas mexicanos y japoneses organizan el primer sindicato de trabajadores agrícolas, la Asociación Laboral Mexicana-Japonesa (JMLA), que fue el primer sindicato en ganar una huelga en el sector agrícola de California.

La huelga repercutió para que desde 1904 el gobierno estadounidense estableciera una patrulla fronteriza para controlar y evitar el flujo migratorio de trabajadores asiáticos que llegaban desde México.

En 1905 la dirigente laboral Lucy Gonzales Parsons, en San Antonio Texas, impulsó la fundación de los Wobblies, que eran parte del sindicato Trabajadores Industriales del Mundo (IWW). Trabajadores de este sindicato, que laboraban en Panamá, en una ocasión, a principios del siglo XX, fueron traídos a Costa Rica, para romper una huelga bananera y cuando llegaron y se dieron cuenta para que los traían, se sumaron solidariamente a la huelga. Uno de los principales dirigentes de la IWW fue John Reed, quien también fue uno de los primeros dirigentes del recién fundado Partido Comunista de los Estados Unidos en aquellos años, fallecido en los inicios de la Revolución Rusa en Moscú, y el único dirigente comunista revolucionario extranjero sepultado en Kremlin.

Con la Revolución Mexicana hubo contactos muy importantes de los dirigentes obreros de la Confederación Revolucionaria Obrera de México, CROM, dirigida por los hermanos Flores Magón, de tradición anarquista-socialista, con los sindicatos estadounidenses de esos años.

Había llegado a los Estados Unidos buscando seguridad que no le daba la Revolución Mexicana en ese momento. Esto llevó a Ricardo Flores Magón a la cárcel en Los Ángeles, junto a su hermano Enrique y otros dirigentes en 1911, acusados, por sus luchas sociales y laborales, de promover la rebelión en Baja California. En 1915 y 1916 volvió a ser arrestado, junto a su hermano en Los Ángeles. En 1918 los condenaros a 21 años de prisión en el Estado de Washington. En esa época el organismo anterior al FBI, el Bureau of Investigation, vigilaba a los inmigrantes y acosaba a los dirigentes obreros. En 1922, el 21 de noviembre, en prisión estadounidense murió Ricardo Flores Magón.

LA CROM había tenido relaciones epistolares con José María Zeledón Brenes, entonces secretario del Centro de Estudios Sociales Germinal, que dirigía con Joaquín García Monge, Omar Dengo, Carmen Lyra entre otros.

En 1911 se realizó en Laredo, Texas, el Primer Congreso Mexicanistas, como primera gran convención de mexicanos para organizarse contra la injusticia social.

En 1912 Nuevo México, se incorporó como estado de la Unión Americana, estableciéndose en su Constitución como un estado bilingüe, español inglés, garantizando fondos para la educación bilingüe.

Con motivo de la participación de los Estados Unidos en la I Guerra Mundial facilitaron la emigración latina, como mano de obra, que la necesitaban.

En 1919 en Laredo, Texas se constituyó la Confederación Obrera Panamericana, COPA. El movimiento obrero costarricense se hizo representar con el escritor Joaquín García Monge, y el movimiento obrero nicaragüense con el poeta Salomón de la Selva.

En 1921 se creó la organización de trabajadores latinos “La Orden Hijos de América”, en San Antonio Texas, para crear conciencia sobre cuestiones de derechos civiles y luchar por salarios justos, educación y vivienda. Este mismo año se aprobó la Ley de Inmigración que restringió la entrada de europeos, por presión de empresas agrícolas.

En Los Ángeles, en 1927, la Confederación de Uniones Obreras Mexicanas (CUOM) se convierte en el primer esfuerzo a gran escala para organizar y consolidar a los trabajadores mexicanos, lo que facilitó que en 1928 se eligiera en Nuevo México, el primer senador latino de Estados Unidos.

Varias organizaciones de servicios latinos se fusionan en 1929, para formar la Liga de Ciudadanos Latinoamericanos Unidos (LULAC), para luchar contra la discriminación y la segregación, y promover la educación entre los latinos.

En 1931, en Ybor City, Tampa, Florida, se da la primera huelga laboral demandando que no se impidiera en las fábricas de tabaco el trabajo de los “lectores”, que eran personas que leían libros y revistas en voz alta para ayudar a los torcedores de tabaco a pasar el tiempo, acusados, los “lectores”, de radicalizar a los trabajadores. Estos lectores se dieron en México, en el Caribe y entre los zapateros de Costa Rica, como lo relata Carlos Luis Fallas en su cuento “El Taller”.

En 1933, en la recolección de fresas, los sindicatos de trabajadores latinos de la empresa El Monte realizaron la huelga agrícola, que en aquella época se consideró la más grande realizada, que reivindicaba la defensa y aumentos de salarios.

En 1938, el 4 de diciembre, el Congreso del Pueblo de Habla Española celebra su primera conferencia en Los Ángeles. Fue fundado por Luisa Moreno y dirigido por Josefina Fierro de Bright, considerado el primer esfuerzo nacional para reunir a trabajadores latinos de diferentes orígenes étnicos, cubanos y españoles de Florida, puertorriqueños de Nueva York, mexicanos y mexicoamericanos del suroeste.

Un año más tarde, John Steinbeck, el gran novelista, publica Las uvas de la ira, como una denuncia sobre la difícil situación de los trabajadores migrantes en la industria del cultivo de uvas de California.

En 1942, ingresado Estados Unidos a la II Guerra Mundial, aliado a la Unión Soviética, Gran Bretaña y Francia en su lucha antifascista, se impulsa el Programa Bracero que permite a los ciudadanos mexicanos trabajar temporalmente en Estados Unidos, programa que se aplicó hasta 1964.

Los conflictos raciales también empezaron a manifestarse, en 1943, en Los Ángeles, con enorme represión policial y militar.

En 1944, el senador del Estado de Nuevo México, Dennis Chávez, presenta el primer Proyecto de Ley de Prácticas Justas de Empleo, que prohíbe la discriminación por motivos de raza, credo u origen nacional, que fue el antecedente de la Ley de Derechos Civiles de 1964.

Al terminar la II Guerra Mundial, los veteranos latinos, que regresaron, organizaron el Foro Americano de GI en Texas para combatir la discriminación y mejorar la situación de los latinos, que logró formar filiales en 23 estados.

En 1945, padres mexicoamericanos demandaron a varios distritos escolares de California, impugnando la segregación de estudiantes latinos en escuelas separadas, logrando con ello que la Corte Suprema de California fallara en su favor argumentando que la segregación viola los derechos constitucionales de los niños.

En la época del macartismo, entre 1953 y 1958, la «Operación Espalda Mojada», hizo que el Servicio de Inmigración de Estados Unidos arrestara y deportara a casi 4 millones de latinoamericanos.

En 1963, por el impacto de los cubanos que huyeron de la Revolución Cubana, radicados en Miami, lograron que se estableciera el primer programa de educación bilingüe del país en escuelas públicas, subvencionado por la Fundación Ford.

En 1965, César Chávez y Dolores Huerta fundaron la Asociación de Trabajadores Agrícolas Unidos, UFW, en Delano, California, que se convierte en el sindicato de trabajadores agrícolas más grande e importante del país. Con César Chávez, y su movimiento, puedo decir, que tuve contactos solidarios en su lucha cuando me iniciaba en la lucha estudiantil universitaria. Dolores Huerta fue la primera mujer en liderar un sindicato de este tipo. Bajo su liderazgo, la UFW se unió a una huelga iniciada por recolectores de uva filipinos, en Delano, que se convirtió en uno de los movimientos de justicia social más importantes para los trabajadores agrícolas en Estados Unidos.

Por razones políticas, anticomunistas, el Congreso de Estados Unidos aprobó, en 1966, la Ley de Ajuste Cubano-Americano, que permitió a los cubanos que residieran en Estados Unidos al menos un año obtener la residencia permanente. Ningún otro grupo de inmigrantes había recibido este privilegio antes ni desde entonces.

En 1968, estudiantes latinos de secundaria en Los Ángeles realizaron huelgas en toda la ciudad en protesta por el trato desigual del distrito escolar, reclamando que se les permitiera hablar español en la propiedad escolar, y se les permitiera usar el baño durante el almuerzo.

Eran los días en que las universidades estadounidenses, y las de California, con sus estudiantes y profesores se levantaran contra la guerra en Vietnam, y se estableciera el “Fondo México-Americano de Defensa Legal y Educación” para la protección de los derechos civiles de los mexicano-americanos.

En la década siguiente, 1970-1980, organizaciones progresistas en comunidades mexicanas, filipinas, árabes y otras comunidades de inmigrantes, organizaron trabajadores documentados e indocumentados, para luchar por la legalización y los derechos sindicales contra las redadas del Servicio de Inmigración y Naturalización (INS) y contra la brutalidad de las fuerzas de seguridad migratorias.

El Departamento de Salud, Educación y Bienestar de EE. UU., en 1970, emite un memorándum indicando que a los estudiantes no se les puede negar el acceso a los programas educativos debido a su incapacidad para hablar o comprender inglés. El Congreso aprobó la Ley de Igualdad de Oportunidades Educativas de 1974 que permitió ampliamente la educación bilingüe en las escuelas públicas. En 1975 el Congreso votó a favor de ampliar la Ley de Derecho al Voto de EE. UU., imponiendo la asistencia lingüística en los colegios electorales, favoreciendo a los nativos americanos, los asiático-americanos, los nativos de Alaska y los latinos.

En 1985 se produjo la primera «Consulta Nacional sobre los Derechos de los Inmigrantes» para «visibilizar los problemas y destacar el papel positivo de los inmigrantes en la transformación de la sociedad estadounidense».

El 6 de noviembre de 1988, el Congreso aprobó la Ley de Reforma y Control de la Inmigración (IRCA), que otorga la legalización a ciertos trabajadores indocumentados, incluidos los trabajadores agrícolas, y establece sanciones a los empleadores que contraten trabajadores indocumentados.

En 1990, la Delegación de California Contra la Violencia de Odio documenta los crecientes abusos de los derechos humanos por parte de agentes del INS y ciudadanos privados contra los migrantes en el área fronteriza entre San Diego y Tijuana.

En 1992, el Departamento de Policía de Los Ángeles toma medidas enérgicas contra los inmigrantes latinos durante la «rebelión de Los Ángeles», después del veredicto de «no culpable», que se dictó en el caso de brutalidad policial de Rodney King.

En el 2001, después de los atentados terroristas del 11-S, los estadounidenses de origen árabe y otras personas de ascendencia de Oriente Medio empezaron a sufrir reacciones violentas en Estados Unidos, con aumento de los delitos de odio, el acoso y la discriminación policial, que se extendió a otros grupos de inmigrantes, motivo por el cual algunos políticos pidieron la construcción de un muro entre Estados Unidos y México.

En el 2003, los latinos fueron declarados la minoría más grande del país, superando a los afroamericanos, de acuerdo con las nuevas cifras del Censo que mostraron que la población latina estadounidense era de 37,1 millones, que proyectaba una triplicación para el año 2050.

En el año 2004 se impulsa el “Proyecto Minuteman” que comienza a organizar a activistas antiinmigrantes en la frontera entre Estados Unidos y México, grupo que se considera una patrulla fronteriza ciudadana.

En el 2006 el presidente George W. Bush reautorizó la Ley de Derecho al Voto, denominada «Ley de Reautorización y Enmiendas a la Ley de Derecho al Voto de Fannie Lou Hamer, Rosa Parks, Coretta Scott King y César Chávez de 2006», que autorizaba las papeletas de votación de manera bilingüe, que querían eliminar.

El 1 de mayo del 2006, Día Internacional de los Trabajadores, cientos de miles de inmigrantes latinos y otros participan en el “Día Sin Inmigrantes” boicoteando el trabajo, la escuela y las compras, para simbolizar las importantes contribuciones que hacen los inmigrantes a la economía estadounidense.

Este año, 2006, se inicia un debate en el Congreso de Estados Unidos para criminalizar a los inmigrantes indocumentados.

Más recientemente, las acciones violentas de la policía que han resultado con la muerte de Tyre Nichols, en Memphis, Tennessee y de George Floyd, en Minneapolis, han agitado más a las comunidades afrodescendientes e inmigrantes en la defensa de sus derechos y libertades constitucionales en Estados Unidos.

Los sucesos que agitan desde el 6 de junio, al Estado de California, son tan solo los estertores que empiezan a sonar anómalamente en la sociedad norteamericana, que está revolviéndose en profundas contradicciones y acciones políticas y sociales.

Las acciones de los agentes del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) que realizaron redadas en vecindarios del condado de Los Ángeles, que es uno de los territorios declarados «santuario» de migrantes, han sido un detonante que ha obligado, por la fuerza institucional del Presidente Trump, movilizar la Guardia Nacional y la Marina de los Estados Unidos, violando la Constitución Política de ese país, en oposición al clamor de la autoridades estatales, que entienden que esa política puede incendiar la pradera.

Estas fuerzas policiales y militares no están autorizadas a ejercer funciones de control civil, salvo que se invoque la Ley de Insurrección, que el presidente Trump ha señalado que va a declarar.

Acciones inconstitucionales contra la Administración Trump, por desplegar la Guardia Nacional sin su consentimiento, ha dicho Gavin Newsom, el Gobernador, que va a establecer.

La “ciudad santuario” en Estados Unidos se estableció para garantizar y dar seguridad a los migrantes que se consideran en condición irregular. Son estados, condados o ciudades que limitan su colaboración con las autoridades federales en la aplicación de leyes migratorias.

Las “ciudades santuarios” empezaron a surgir en la década de 1980, cuando algunas iglesias ofrecieron refugio a personas que huían de conflictos armados en Centroamérica. Durante la primera presidencia de Donald Trump, muchas ciudades gobernadas por demócratas reforzaron su estatus de santuario. Así lo hizo, Los Ángeles, la segunda ciudad más grande del país, que formalizó su condición de santuario mediante una ordenanza municipal que prohíbe el uso de recursos locales para colaborar con las autoridades federales de inmigración.

En California, en Los Ángeles, hay 11 millones de migrantes, que representan el 29% de su población y representan el 24% de todos los nacidos en el extranjero que viven en Estados Unidos. En este momento se estima que la mitad de los niños en el Estado de California tienen al menos un padre inmigrante y más de un tercio de los adultos, en edad laboral, nacieron fuera del país.

La población migrante en California está concentrada en las zonas y regiones metropolitanas costeras, especialmente en condados como Los Ángeles, Santa Clara y San Francisco.

Los migrantes en este Estado son principalmente de México, Filipinas, China, India y Vietnam.

Las protestas y movilizaciones que se están realizando en California se han replicado ya en otras ciudades de otros estados, como New York, Chicago y Atlanta, advirtiendo la posibilidad de movimientos nacionales en todo el territorio estadounidense, exigiendo la libertad del líder sindical David Huerta, presidente del sindicato SEIU de California.

De crecer este movimiento puede ampliarse a la lucha por la defensa de las universidades, que están siendo afectadas por la reducción de apoyos estatales, por la expulsión de estudiantes extranjeros de ellas, por los derechos LGBTQ+, a favor de los derechos de los gays y la lucha por la igualdad de derechos, la lucha por los derechos civiles y la libertad de opinión y de prensa también amenazadas por el presidente Trump, así como por la lucha por la igualdad en el empleo y la educación entre los inmigrantes chinos y japoneses, que se ha visto amenazada.

Las luchas de las comunidades migrantes y del pueblo estadounidense debemos apoyarla.

Los sindicatos, las organizaciones estudiantiles y las organizaciones sociales deben apoyarlas.

En la defensa de la lucha de los inmigrantes de los Estados Unidos está la defensa de los trabajadores latinoamericanos, centroamericanos y aquellos costarricenses que se encuentren en esa situación.

Compartido con SURCOS por el autor.

Las Sombras de la esclavitud moderna

Frank Ulloa Royo

Costa Rica duerme, pero las sombras de la esclavitud no. Caminan por las paredes y las veredas, arrastran sus pies gastados sobre las angostas calles, sobre plantaciones, sobre fábricas, aparecen como sombras de albañiles sobre rascacielos que cambian el paisaje del viejo San José. No tienen rostro, solo cicatrices y algunas las señales del látigo y la horca. No tienen nombre, solo números. La historia les cerró el libro, dijo que la esclavitud era cosa del ayer, pero nunca atascó la puerta. Siguen aquí las sombras. Hoy una nueva ley pretende normalizar la jornada de doce a catorce horas, si agregamos el tiempo de traslado al hogar.

En la oscuridad del siglo XVIII, los esclavos africanos llegaban en barcos de madera, con grilletes oxidados mordiendo sus tobillos y con el temor de que eran traídos para ser comidos, pero despertando como esclavos en las plantaciones. Los traían para hacer crecer la caña, para tejer las redes del comercio, para servir mesas que nunca serían suyas. Pensaron que algún día serían libres, pero la libertad en Costa Rica se dio como el truco de un prestidigitador: ilusoria, rápida, fugaz. Se acabó la esclavitud en los papeles, pero no en las manos de quienes seguían trabajando hasta que su piel se confundía con la tierra.

Las sombras de la esclavitud se ocultaron en la servidumbre del siglo XIX, las mujeres que desgarraban su piel en el agua helada y retorcida, lavando ropas ajenas. Sus dedos se hinchaban hasta no sentir, sus espaldas se doblaban hasta perder la forma humana. Cuando la fatiga las consumía, sus cuerpos caían en las aguas turbias, disolviéndose en el tiempo. Nadie las nombraba. Nadie las lloraba. La esclavitud había cambiado de rostro, pero su hambre de vida seguía intacta.

Luego vinieron las leyes contra la vagancia. Costa Rica quería crecer y necesitaba obreros sumisos, hombres que trabajaran sin alzar la mirada. La pobreza no era un accidente, era un crimen y los niños y niñas eran entregados al patrón para ser educados en el trabajo. Quien no trabajara lo suficiente sería castigado, encerrado, expulsado de la sociedad. El látigo del capataz se convirtió en el bolígrafo del legislador, y la servidumbre encontró nuevos nombres: “desarrollo”, “productividad”, “progreso.”

Siglos después, las sombras miran hacia Singapur, donde las trabajadoras domésticas viven en casas que no son suyas, sirven comidas que nunca probarán, limpian habitaciones donde jamás dormirán. Llegan desde Indonesia, Filipinas, Myanmar. Sus nombres desaparecen cuando cruzan la frontera, sus identidades se diluyen en contratos de trabajo que las atan como esclavas modernas. No pueden salir sin permiso. No pueden descansar. Son piezas descartables en una economía que las consume y expulsa cuando ya no sirven.

Y ahora, en Costa Rica, se escuchan susurros en las oficinas gubernamentales: “Jornadas de 12 horas, como en Singapur, como en las grandes economías.” Los empresarios celebran, los políticos aplauden, algunos sindicatos alzan su voz, los gremios callan y el presidente dice que trabajar más es la respuesta al atraso del país. La historia se retuerce en su tumba. Los Mártires de Chicago observan desde el olvido, sus gargantas están todavía abiertas por la horca que les estranguló y aun las leyes les niegan el descanso.

Las sombras de la esclavitud ríen en la casa del patrón, caminan por las calles húmedas, sufren en silencio. No se fueron nunca. La esclavitud cambió de piel, pero sigue esperando nuevos cuerpos. Y cada vez que los trabajadores bajan la cabeza, que aceptan el cansancio de las largas jornadas como destino, las cadenas invisibles se cierran un poco más, y las carlancas les impiden caminar. La pregunta no es ¿si la esclavitud volverá? ¡La pregunta correcta es: ¿si alguna vez se fue?

Sobre geopolítica mundial en el Siglo XXI y la profecía de George Orwell

MBA Lic. Luis Gilberto Martínez Sandoval, UTN.

Luis G. Martínez Sandoval
MBA Lic. Bach. Luis G Martínez Sandoval
Académico Universitario Titular
Carreras Comercio Exterior, Administración Aduanera
Sede Central UTN
www.utn.ac.cr
Especialista en Relaciones Económicas y Políticas Internacionales,
MBA Administrador de Empresas énfasis Mercados Globales y Negocios Internacionales.
Ex Funcionario Banco Mundial IFC – Ecuador- y, América Latina,
Escritor, Científico Social

Hace algunos días finalice la reelectura de la novela 1984 de George Orwell cuyo nombre real es Eric Arthur Blair. Una obra distópica, dado que se crea una sociedad imaginaria bajo un poder totalitario o una ideología determinada. Hoy 2025, la novela 1984 parece una profecía apocalíptica por cumplirse.

El Gran Hermano (ESTADO) nos vigila La Policía del Pensamiento controla todo. El Ministerio de la Verdad (MIVER) se guía por tres consignas del Partido: LA GUERRA ES LA PAZ. LA LIBERTAD ES LA ESCLAVITUD. LA IGNORANCIA ES LA FUERZA. El sistema gubernamental lo conforman: el Ministerio de la Verdad –noticias, espectáculos, educación y las bellas artes- el Ministerio de la Paz – para asuntos de guerra-. El Ministerio del Amor – encargado de mantener la ley y el orden-. Y el Ministerio de la Abundancia – asuntos económicos-. Unicamente 4 ministerios: MINIVER, MINIPAX, MINIAMOR, MININDANCIA. El Ministerio del Amor era el terrorífico. La tecnología todo lo vigila todo. Nada ers ilegal porque ya que no existían leyes. El Departamento de Registro, el Departamento de Novela, la Liga Juvenil Antisex todos son espías o agentes de la Policía del Pensamiento. El enemigo del pueblo eran los contrarrevolucionarios que se oponian al Gran Hermano y los traidores que manchaban la pureza del Partido Unico. El enemigo del pueblo era quien insultaba o acusaba al Partido que ejercía la dictadura. Eran enemigos del pueblo los que abogaban por: libertad de palabra, libertad de prensa, libertad de reunión, libertad de pensamiento, los que gritaban la revolución a sido traicionada. Eran el blanco de todos los odios. El ejercito actuaba en la sombra, una subterránea red de conspiradores que se proponían derribar al Estado. La organización se llamaba la Hermandad.

1984 describe una sociedad guiada por el extasis del miedo y venganza, deseo de matar, de torturar, de aplastar rostros con un martillo, de odio…El Gran Hermano y su procedimiento de autohipnosis para ahogar la conciencia colectiva. Hacer lo mismo que hicieran los demás era natural. Las mentes y los pensamientos debian estar abiertos no ocultos.La Hermandad eran los enemigos del Partido, existía o era un mito -nadie lo sabía- y su consigna: ABAJO EL GRAN HERMANO. ABAJO EL GRAN HERMANO. ABAJO EL GRAN HERMANO. ABAJO EL GRAN HERMANO. Eso simboliza el Partido Unico Totalitario Dictadura Terror. Que te descubrieran pensando seria CRIMENTAL. Las detenciones nocturnas. La gente desaparecia sencillamente y siempre durante la noche. En nombre desaparecia de los registros, se borraba de todas partes toda referencia y su paso por la vida quedaba totalmente anulado como si jamás hubiera existido. Se vive como ratón asustado. “Es la dicotomía entre la psiquis del inidividuo y la violencia que se crea al someterse a los mandatos del gobierno totalitario” El Gran Hermano te vigila. De la Policia del Pensamiento, dependía la estabilidad del Partido. Y ellos eliminaban a los traidores y criminales mentales. Cualquier indicio de herejía descubierto por los Espias que eran todos y todas era considerado una rebeldía contra la disciplina del Partido. Habia que adorar al Partido y el Gran Hermano. El INGSOC se guiaba por principios sagrados: neolengua, doblepensar, mutabilidad del pasado. Nada era del individuo a no ser unos cuantos centímetros cúbicos dentro del cráneo. Cenizas. Vaporización. La herencia humana no se continuaba por que uno se hiciera oír sino por el hecho de permanecer cuerdo. Conceptos: Crimental (el crimen de la mente) no implica la muerte; el crimental es la muerte misma. Uno se reconoce ya a sí mismo muerto. Purgas. Miedo. Odio. Dolor físico. Todo se desvanecía. La Bomba atómica armas de destrucción masiva.

Solo existirán tres potencias resalta la novela 1984: EURASIA, ASIA ORIENTAL y, OCEANÍA el Estado totalitario intercontinental. Mas los territorios en disputa.

Oceanía estaba en guerra con Eurasia y era aliada de Asia Oriental. “El que controla el pasado, decía el slogan del Partido, controla también el futuro. El que controla el presente, controla el pasado”.

Las tres superpotencias emergen de la guerra nuclear y de disoluciones civiles.

Tres superestados. OCEANÍA surge de la absorción del Imperio Británico por parte de Estados Unidos y su geografía comprende toda América, toda Oceanía, las Islas Británicas, Islandia y el archipielago britanico, las islas del Atlántico y el sur de África. EURASIA lo conforman toda Europa y casi toda Asia desde Portugal hasta el estrecho de Bering. ASIA ORIENTAL, el más pequeño y más joven de los superestados, lo conforman China, Indochina, Japón, Mongolia, Tíbet y en general, el Sudeste Asiático. Los tres son SUPERESTADOS.

Las fronteras fluctuantes que durante la guerra se dividen y cambian de control de un estado a otro son principalmente el Polo Sur y una especie de cuadrilátero que se extiende entre Tánger (Marruecos), Brazzaville (República del Congo), Darwin (Australia) y Hong Kong (China) que abarca Asia Central (norte de Mongolia y Tíbet), el África Central, Medio Oriente, sur de India e Indonesia cuya población ha sido convertida en esclavos.

La guerra entre las superpotencias se describe como sangrienta y las violaciones, masacres, saqueos, infanticidio así como ejecuciones tortuosas y brutales de prisioneros son comunes, pero ningún estado puede ganarle al otro. Y por lo general la guerra acontece en la frontera fluctuante, pero salvo por esporádicos bombardeos, la guerra jamás toca los centros de civilizacion y las fronteras bien definidas.

Los tres estados se encuentran en un estado constante de guerra, aunque usualmente dos se alían contra otro por un cierto lapso de tiempo, hasta que el aliado se confía, se forman bases militares en las fronteras y entonces lo traicionan, tras lo cual se alían con el antiguo enemigo. Debido a que su poderío es equivalente ningún estado puede ganar la guerra que se vuelve eterna, aunque la prensa controlada por el gobierno frecuentemente anuncia numerosas victorias. La guerra es el principal motor de la economía y permite el desarrollo de la industria así como justificar el control y la violación de los derechos dentro de sus propias fronteras, razón por la cual resultaría inadecuado para los gobernantes de todos los países que terminara.

Asimismo, ninguno de los estados tendría las posibilidades de derrotar o invadir. La xenofobia fomentada por el Estado es común, así por ejemplo los ciudadanos de OCEANÍA se les enseña a odiar a las poblaciones del país enemigo e incluso se ve con recelo a las del país aliado. Todos los ciudadanos tienen prohibido aprender lenguas extranjeras o interactuar de cualquier forma con extranjeros, especialmente para evitar que descubran que en el fondo son todos iguales.

Cada uno de los estados realiza una fuerte carrera armamentista (que es la única función útil que tiene la ciencia en esos momentos) la cual busca crear armas de destrucción masiva, armas biológicas, armas químicas, etc. así como almacenar más y más bombas atómicas con laboratorios ubicados en las selvas de Brasil, los desiertos de Australia y Mongolia. O en los polos norte y sur. Y los oceános.

LA GUERRA ES LA PAZ. Tres bloques de poder global se conforman: EURASIA guiada por el neobolchevismo que estan enfreantados a OCEANÍA y en ESTASIA un término chino que se traduce como «culto por la muerte» o «desaparición del yo», aunque los tres estados condenaban la ideología de sus rivales como aberraciones. Los tres superestados tienen sistemas políticos virtualmente idénticos y represivos donde la población es controlada hasta en sus más íntimos momentos y desaparece cualquier noción de libertad personal y con un líder semidivino y absoluto. ESTASIA O ASIA ORIENTAL, es el más pequeño y más joven de los superestados mundiales, lo conforman China, Indochina, Japón, Mongolia, Tíbet y en general, el Sudeste Asiático. La ideología dominante en Estasia esta guiada por los Nacionalistas Comunistas que enfatizaban la idea de sacrificar la vida por un bien mayor y éste era un tema recurrente en la propaganda. La guerra puede ser también ficticia o falsa. Por ejemplo, Londres es bombardeado por el propio gobierno para mantener el clima bélico y reforzar su control. Ello nos recuerda las Torres Gemelas en EUA y la invasión de Irak, Afganistán otras regiones. Esta novela se publicó en 1949, décadas después durante la Guerra Fría y las predicciones de Orwell parecían coincidir simbólicamente con la efectiva división de la Tierra: EUA, URSS, CHINA. Tras el fin de la Guerra Fría -1989- dichos paralelismos han aumentado. El mundo ahora ha entrado en un nuevo conflicto (conocido como nueva Guerra Fria o la Segunda Guerra Fria) La disputa por zonas de influencia geoconómicas por tres superpotencias nucleares: ESTADOS UNIDOS, RUSIA Y CHINA, cuyas áreas de influencia son bastantes similares a las de las ficticias OCEANÍA, EURASIA Y EASTASIA.

LA GUERRA ES LA PAZ.

LA LIBERTAD ES LA ESCLAVITUD.

LA IGNORANCIA ES LA FUERZA

Robert Barclay Allardice: el escocés que caminó 1.000 millas

Gabe Abrahams

El caminador Robert Barclay Allardice nació el 25 de agosto de 1779 en Stonehaven, Kincardineshire, en el seno de una familia escocesa (el Clan Barclay) radicada en la Casa de Ury. Su padre, Robert Barclay, pertenecía a una importante familia cuáquera. Y su madre, Sarah Ann Allardice, de la que él tomó el apellido Allardice, era de origen noble.

Así, el tatarabuelo del caminador Robert Barclay Allardice, llamado Robert Barclay, fue un miembro relevante de la Sociedad Religiosa de los Amigos o cuáqueros, un grupo disidente de la Iglesia de Inglaterra (Iglesia Anglicana) que había sido fundado por George Fox a mediados del siglo XVII. Se unió a ellos y escribió obras muy valoradas entre los cuáqueros como Verdad sin Calumnias (1670), Catecismo y Confesión de Fe (1673) y Una apología a la verdadera divinidad cristiana (1676), entre otras.

La Sociedad Religiosa de los Amigos a la que pertenecían los Barclay sufrió graves persecuciones por parte de la Iglesia Anglicana. El rechazo de las estructuras eclesiásticas de los cuáqueros y su creencia de que todo ser humano puede experimentar por sí mismo la luz y la presencia divina, provocaron que su fundador George Fox fuese encarcelado en repetidas ocasiones o que, en Boston, se encarcelase, desterrase y ejecutase en la horca a varias misioneras cuáqueras, conocidas como las mártires de Boston.

Otro punto que desató la persecución de los cuáqueros por parte de la Iglesia Anglicana fue su posición a favor de la igualdad de todos los seres humanos y contra la esclavitud. Durante siglos, el anglicanismo defendió la “inferioridad” de las mujeres y la esclavitud de los negros y persiguió a quienes se oponían a ello como era el caso de los cuáqueros.

Los descendientes de Robert Barclay hasta el caminador Robert Barclay Allardice mantuvieron su condición de cuáqueros, posicionándose siempre a favor de la igualdad y de la abolición de la esclavitud.

El padre del caminador Robert Barclay Allardice mantuvo su condición de cuáquero, aunque dedicándose a la política y a realizar puntualmente grandes caminatas. Su hazaña más notable fue recorrer 510 millas de Ury a Londres en 10 días.

El caminador Robert Barclay Allardice, por su parte, estudió en una escuela de la zona de Londres hasta que, en 1798, fue admitido en el Trinity College de Cambridge. Pero, al cabo de no demasiado tiempo, abandonó sus estudios y se centró en las caminatas Multiday que tanto habían atraído a su padre. La tradición cuáquera familiar la dejó un tanto al margen en su caso y se centró por completo en su afición a devorar millas.

En 1805, tras varios retos de caminar con buenos registros, Robert Barclay Allardice se unió al ejército de Gran Bretaña, ejerciendo de capitán, y empezó a compaginar su nueva actividad militar con su afición a caminar.

En 1809, envuelto en ambas actividades, Robert Barclay Allardice logró la mayor gesta de su carrera deportiva. Caminó 1.000 millas en 1.000 horas.

Así, del 1 de junio al 12 de julio de 1809, en Newmarket, Barclay recorrió una milla cada hora hasta completar 1.000 horas de caminata y, por tanto, la distancia de 1.000 millas. Una hazaña histórica que causó un gran impacto en los aficionados a este tipo de retos de la época. La primera mujer que lo logró fue la inglesa Emma Sharp, a la cual le dediqué un artículo en 2024. Corría el año 1864.

Una curiosidad sobre el caminador Robert Barclay Allardice es que siempre evitó en sus caminatas Multiday cualquier tipo de vestimenta deportiva, utilizando habitualmente un sombrero de copa, corbata, traje y zapatos de suela gruesa.

Además de dedicarse a las grandes caminatas, Barclay llevó a cabo a lo largo de su vida otras actividades deportivas destacadas que merecen el recuerdo. Por ejemplo, entrenó al boxeador Tom Cribb, quien se proclamó campeón inglés bajo su supervisión. Barclay aportó su experiencia deportiva y una metodología avanzada a los sistemas de entrenamiento de su época, siendo un innovador y el mayor experto de Gran Bretaña en la preparación de atletas. Convirtió su antigua mansión de Ury en algo así como el primer campo de entrenamiento deportivo de las islas, ante la sorpresa de la gente de Stonehaven.

Cumplidos los cincuenta años, Barclay inició también una aventura empresarial: la diligencia Defiance que circulaba entre Aberdeen y Glasgow. La empresa resultó uno de los servicios de diligencias más eficientes que tuvo Escocia en aquel tiempo.

El gran caminador Robert Barclay Allardice, quien consiguió la gesta de caminar 1.000 millas en 1.000 horas en 1809, falleció finalmente el 1 de mayo de 1854, a causa de las heridas que le produjo la patada de un caballo. Su muerte un tanto repentina sorprendió a sus seguidores. Un triste final para el hombre que consiguió caminar 1.000 millas en 1.000 horas en una época en la que el deporte era anecdótico. Al caminador, le sobrevivió su única hija Margaret Barclay Allardice.

El clan Barclay surgido de las tierras de Escocia tuvo una importancia muy notable en la historia de la Sociedad Religiosa de los Amigos o cuáqueros y, de paso, en la lucha por la igualdad y la abolición de la esclavitud. El mismo clan escocés resultó clave en la historia de las caminatas Multiday. Robert Barclay Allardice fue determinante en esa historia, por lograr recorrer 1.000 millas a ritmo de una milla por hora en el lejano año de 1809. Su figura abrió un camino por el que después transitaron muchos. Hay quien hace retroceder la marcha atlética hasta él. No anda equivocado.

Robert Barclay Allardice ha trascendido en el tiempo. Transcurridos más de dos siglos de su gesta de las 1.000 millas, sigue recibiendo reconocimientos. En 2002, fue admitido en el Hall of Fame del deporte escocés.

Este artículo es otro reconocimiento más. Que sirva para que Barclay no sea olvidado y para que su memoria permanezca. Justicia histórica.

¿Por qué nacimos en Costa Rica y no en Ghana, África?

Bernardo Archer Moore

Esa es la primera pregunta que todo afro-costarricense debería hacerse.

Recordemos, que durante el período de la trata transatlántica de esclavos (1517-1857), más de 12 millones de africanos fueron traídos por la fuerza a las Américas y Europa, incluyendo a nuestros propios antepasados, donde los afortunados sobrevivientes  lograron su emancipación a través de muchos sacrificios, luchas, la unidad, solidaridad y  sobre todo empatía entre ellos.

Tras la emancipación, hubo casi un siglo de servidumbre, que también fue superado mediante esfuerzos colectivos dentro de las comunidades.

Sin duda, esto fue posible dentro de un modelo económico global diferente al actual Nuevo Orden Mundial de economías globalizadas, donde el supra citado desplazamiento histórico representa un obstáculo mucho mayor para el progreso y el desarrollo que nunca antes.

Sin embargo, han surgido durante los últimos años  acusaciones de usurpación de la Zona Maritima Terrestre (ZMT) y del  Patrimonio Natural del Estado (PNE) contra los afro-descendientes en la costa caribeña, lo que inevitablemente trae a memoria  uno de los capítulos más vergonzosos de la historia costarricense: El haber sometido  a los «negros» a una vida de esclavitud y servidumbre durante la era de la trata de esclavos.

Es relevante destacar que nuestra presencia en las zonas costeras del Caribe no fue una elección de nuestros antepasados, sino una imposición de las autoridades gobernantes de la época.

Desde esa perspectiva, considero que tales acusaciones son absurdas y carentes de sentido, elaboradas para encubrir la perpetuación del abuso por parte de los líderes gubernamentales. Es evidente que en la actualidad, buscan condenar una vez más a las generaciones presentes y futuras de los descendientes de africanos desplazados de su tierra natal hace más de 400 años, a la pobreza y la ruina, repitiendo así la injusticia cometida con sus antepasados.

¡Esto es injusto!

La abolición de la Esclavitud en Centroamérica

Vladimir de la Cruz

(Intervención de Vladimir de la Cruz, el 3 de octubre del 2024, en el marco de la Semana Morista Costarricense, realizada en la Benemérita Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano)

Nos ocupa el tema de la abolición de la Esclavitud en Centroamérica, en el contexto de la Semana Morista. Se ha abordado el tema, esta semana, desde distintas perspectivas, la esclavitud doméstica en el Cartago colonial, las características entre el mestizaje y la esclavitud, mañana sobre el reintento de William Walker del establecimiento de la esclavitud de Centroamérica, cuando en ejercicio del breve período presidencial en Nicaragua, allí la había establecido, y la quería imponer en toda la región.

Haré algunas reflexiones sobre la esclavitud en la región y su abolición.

La esclavitud no es solo el sometimiento de una persona como propiedad respecto a un trabajo que debe realizar para quien lo somete a esa labor. La esclavitud pasa por la posesión de la persona privándola de su condición humana de ser libre para, bajo ese estado de privación, se pueda someter la persona a todo tipo de vejaciones, a ser trasladado de un lugar a otro, sin poder decidir; a ser llevado a otros lugares a realizar tareas o trabajos en condición forzada, ya desarraigado de su territorio original o sometido en ese mismo territorio, a ese tipo de vejámenes, sin ejercicio de libertades y derechos, ni reconocimientos salariales o de pago por el trabajo realizado; “pagado” a la mínima, con el alimento suficiente para mantenerse en el trabajo al que se le somete, con la vestimenta mínima necesaria y sin las condiciones de habitación básicas y elementales, y hasta el extremo de disponer de la vida de la persona sometida a la condición de esclavitud.

Bajo estas condiciones se oprimía, sometía, personas, hombres y mujeres, jóvenes preferiblemente, incluso niños y ancianos, que eran despojados del control de sus propias vidas, sin libertad de poder tomar decisiones por sí mismos, en condición real de cautiverio, donde su vida dependía de quien, ante esa persona en condición de “esclavitud”, se imponía como amo.

Estas personas capturadas en esta condición podían ser transadas, compradas y vendidas como cualquier tipo de mercancía. Podían ser llevadas a cualquier condición de trabajo físico por extremo que fuera.

Las condiciones de la esclavitud surgieron de las mismas guerras de los pueblos, donde al pueblo perdedor se le podía tomar y someter en condición de esclavos; por la expansión territorial de los Estados que iban avasallando regiones y sometiéndolas a la esclavitud, cuando no encontraban otros Estados dominantes sobre esas regiones y personas o pueblos.

La condición de esclavos se heredaba por el nacimiento, de quien tenía esa condición. En el desarrollo de la vida moderno adquirió otras formas. Se llegó a establecer, cuando se establecían pagos, el esclavismo por deudas, o el endeudamiento del trabajo por deudas. Esto era muy usual en el trabajo agrícola de haciendas, hasta la primera mitad del siglo XX, en el sur de México, en El Salvador y Guatemala, de la que existe documentación, donde incluso el peonaje endeudado con su patrono o dueño de la Hacienda, el hacendado, continuaba endeudándose empeñando el trabajo futuro de su hijo mayor, aunque fuera niño, de manera que a la muerte del padre, o antes si fuera necesario, el niño o joven asumía con su trabajo el pago de la deuda de su padre o progenitor, que había adquirido

En las sociedades antiguas existía justificadamente la esclavitud, en lo que no me detendré, manteniéndose como sistema y como modo de vida hasta la propia Edad Media, y el inicio de los tiempos modernos en algunas regiones. Egipto, Grecia, Roma fueron sociedades esclavistas clásicas. En la Biblia se llega a justificar la esclavitud, probablemente por el tiempo histórico en que se desarrolla este documento religioso.

Por las guerras se podían tomar esclavos. Hoy las guerras imponen formas esclavistas más modernas, sutiles, y justificadas bajo los dominios territoriales de quienes ganan en esos conflictos bélicos. La esclavitud fue social y económica, principalmente, al punto de que sociedades la llegaron a regularizar y reglamentar hasta en el procedimiento de la liberación de esclavos.

Las guerras de conquista justificaron la esclavitud. La expansión de los estados medievales se podía hacer hasta el encuentro de otro estado existente, de manera que las tierras, con sus recursos naturales y humanos, que se encontraban en ese proceso de expansión podían ser tomadas y sometidas totalmente, si no pertenecían a esos otros Estados o reinos.

En el negocio y el comercio, de los siglos XV al XVI, de Europa hacia la China y la India, en búsqueda y consolidación de las rutas comerciales, y la necesidad del control que se llevó sobre ellas, con guerras, obligó a España, y luego a Europa, a buscar otras rutas para dirigirse a Oriente.

Así se dieron las rutas marítimas, conociendo en esa época la redondez de La Tierra, y habiéndose desarrollado instrumentos que aplicados a la navegación permitían hacer grandes travesías y cruzar los océanos, como la brújula, el sextante y el astrolabio, que permitían orientarse teniendo en cuenta los astros.

Cristóbal Colón, y los grandes navegantes que le siguieron fueron precursores de estos viajes, con estos instrumentos. Por eso, al llegar a América, lanzado al mar por la ruta occidental por él trazada, pensando que iba a llegar a la India, llamó a las tierras para él “descubiertas, Indias Occidentales”, que eran tierras desconocidas en Europa y no posesionadas por ningún reino europeo de aquellos años. El desarrollo temprano del capitalismo en esos años se caracterizaba pen el poderío de los Estados, por sus riqueza metálicas, en oro y plata, y por la posesión de tierras, lo que empezó a impulsar los sistemas colonialistas.

Así, en las prácticas políticas existentes en aquellos años, las tierras que no eran dominadas por otros reinos europeos podían ser adquiridas, mediante el sometimiento de ellas, por la conquista de las mismas.

En esta época, en que el poderío de las naciones se medía por las riquezas metálicas que se poseyeran o por la cantidad de tierras que se tuvieren, un rey español, Felipe II, llegó a afirmar que en sus tierras, en sus confines, los lugares más remotos del mundo, nunca se ocultaba el sol, porque eran muy amplios y extensos

Así se inició la presencia española, que es la que nos interesa hoy, en América. Los españoles encontraron un continente ampliamente poblado. Se estima, en las tesis que sostienen la mayor población del continente, que pudo haber tenido entre 90 y 100 millones de habitantes a la llegada de los europeos. La población de Centroamérica se calcula entre 5 y 7 millones máximo y la de Costa Rica entre medio millón y un millón de habitantes. En 1800, en nuestro caso teníamos alrededor de 30.000; en los días de las Cortes de Cádiz se tuvo que unir la población de Costa Rica y Nicaragua para elegir los diputados. En los días de la lucha contra los filibusteros norteamericanos, en 1856-1857, rondábamos los 100.000 habitantes y en el censo de 1890 se dice que había 340.000 personas en Costa Rica. El proceso histórico, como lo conocemos hoy, es decrecimiento poblacional. En aquellos años de la presencia europea en el continente, lejos de hacer crecer la población existente, se produjo una catástrofe demográfica, resultado de una serie de factores, la guerra de conquista y la resistencia a la misma, las pestes y enfermedades que trajeron los españoles y europeos, el desplazamiento forzado de indígenas que se hacía a las minas de Sur América, la inhibición de las mujeres a quedar embarazadas o la interrupción de embarazos que realizaban por los vejámenes sufridos, y otras razones similares, que resultaba del modelo de violencia impuesto por España y los europeos.

España, así inició con su llegada un modelo de violencia de sometimiento de todas las tierras, con sus riquezas naturales y seres humanos, que se caracterizó por la apropiación que hicieron de los territorios, por la expropiación forzada que hicieron de esas tierras, por la apropiación que hicieron del trabajo de los indígenas y aborígenes, que dejaron de trabajar para ellos, para empezar a trabajar para otros, para los conquistadores y colonizadores, por la imposición de autoridades que hicieron los españoles y europeos resultante de su poder, acabando con las autoridades aborígenes, imponiendo su legislación que les justificaba lo que hacían y obligaba a los sometidos a acatar esa dominación, imponiendo sus valores religiosos, como una justificación moral de la conquista y el sometimiento, ofreciendo con ella la salvación a la vida eterna a condición de la aceptación de la dominación impuesta, una forma de esclavitud.

La llegada de los españoles y europeos produjo el recorrido del territorio americano descubriendo su magnitud, lo que los llevó a dividirlo en regiones para su mejor sometimiento y control. Así surgieron los Virreinatos, como el virreinato de Nueva España o de México, el primero de ellos en establecerse.

A medida que penetraban los territorios virreinales, empezaron a fragmentarlos, para su mejor dominio de tierras, riquezas naturales y de la población. Así desarrollaron las diferentes divisiones territoriales al interior de los virreinatos, capitanías generales, intendencias, gobernaciones, alcaldías mayores o corregimientos, las reales audiencias, cabildos y otras formas institucionales de manifestarse esta división territorial y de imposición de autoridades sobre esos territorios. La Capitanía General de Guatemala, en un momento llegó a tener cuatro Intendencias, una Gobernación, la de Costa Rica, ocho Alcaldías Mayores y dos Corregimientos.

De esa manera también reprodujeron sus mecanismos de poder y autoridades a cargo.

La dominación española sometió bajo opresión a las comunidades indígenas, a los habitantes, haciéndoles carecer de derechos y libertades fundamentales. Empezó, tempranamente en el reino español a distinguirse entre vasallos, siervos y esclavos. Los reyes preferían el sistema del vasallaje y la servidumbre, por la forma de súbditos, que el de la esclavitud, como se expresó en leyes que fueron dictando.

La guerra de resistencia a la dominación y las pestes ocasionadas con la presencia española provocaron una catástrofe demográfica en todo el continente. Esto obligó a España a traer mano de obra esclava africana, más fresca para los trabajos en América, en condición de esclavos. Así se empezaron introducir esclavos africanos en el continente. La esclavitud impuesta en América por los españoles encontró eco en algunas regiones donde las comunidades indígenas practicaban la esclavitud, entre ellos los arahuacos, caribes, waraos. Se dio lo que se ha llamado la esclavitud mexica, donde los esclavos podían ser vendidos sin su consentimiento, exceptuando los llamados incorregibles, que los obligaban a portar un collar de madera colgado con anillas en la espalda, o los que podían caer en condición de esclavitud por sentencia, como pago de un delito, los que debían deudas, los que se vendían a sí mismos como esclavos hasta pagarle a su comprador lo que había pagado por su venta.

La Esclavitud en el Virreinato de Nueva España se caracterizó por la importación de esclavos de África, por considerarlos más aptos para los climas del continente. En Costa Rica fueron introducidos en 1650, en condición de esclavos, hasta 1780, cuando se impuso en la región de Matina la esclavitud para quienes traídos de África trabajaban en la explotación del cacao. Españoles establecidos en Cartago, desde donde administraban esas plantaciones, trajeron esclavos a Cartago a sus servicios domésticos.

Las Leyes de Burgos, en 1512 prohibieron la esclavitud de los indígenas, leyes que usualmente no las acataban los españoles.

Desde 1517 el Rey Carlos V estableció la autorización para que sus súbditos en América pudieran usar esclavos, lo que dio origen al negocio de esclavos hacia el continente. Desde la llegada misma de los españoles al continente ya traían esclavos con ellos.

La condición de esclavitud que se fue imponiendo sobre las comunidades indígenas, en ocasiones los frailes dominicos las señalaron y denunciaron, oponiéndose al trato injusto e ilegal que se hacía con ellos.

Las Leyes Nuevas españolas, en 1542, prohibieron definitivamente la esclavitud de las poblaciones indígenas, con la sanción de la pena de muerte para quien no las cumpliera. El título completo de las llamadas Leyes nuevas era “Las Leyes y ordenanzas nuevamente hechas por su Majestad para la gobernación de las Indias y buen tratamiento y conservación de los Indios”, en el cual se establecía, desde el título mismo, la disposición al buen tratamiento y conservación de los indios.

A las Leyes de Burgos se las han considerado precursoras de la protección de las comunidades, de los territorios conquistados por España, en el derecho internacional.

Estas Leyes Nuevas, decretadas por Carlos I de España, el 20 de noviembre de 1542, pretendían mejorar las condiciones de los indígenas señalando que ninguno podía ser sometido a esclavitud ni por guerra, ni por rebeldía, ni por rescate u otra manera, extinguiendo de esa forma el sistema de Encomiendas y el de Repartimientos, que se dieron distintas partes de América y en Costa Rica.

Las encomiendas tenían tres propósitos, respetar la condición de vasallo del rey de España. El vasallo no tenía la condición de esclavo. Evangelizar al indígena y hacer productivas las tierras colonizadas con el sometimiento del trabajo de los indios.

En las Leyes Nuevas, del 20 de noviembre de 1542 entre sus principales disposiciones se señalaba:

-Cuidar la conservación, gobierno y buen trato de los indios.

-reorganizar y asegurar el buen funcionamiento del Consejo de Indias, el gobierno indiano y las reales audiencias.

-Que los oficiales reales, desde el virrey hacia abajo, no tuvieran derecho a la encomienda de indios, lo mismo que se les impedía a las órdenes religiosas, bajo la modalidad de las Misiones, hospitales, obras comunales o cofradías.

-Que no hubiera causa ni motivo alguno para hacer esclavos, ni por guerra, ni por rebeldía, ni por rescate, ni de otra manera alguna.

-Que los esclavos indios existentes fueran puestos en libertad, si no se mostraba el pleno derecho a mantenerlos en ese estado.

-Que se acabara la mala costumbre de hacer que los indios sirvieran de cargadores sin su propia voluntad y con la debida retribución.

-Que los indios no fueran llevados a regiones remotas con el pretexto de la pesca de perlas, como se hizo en algunas regiones del Caribe.

-Que las encomiendas dadas a los primeros conquistadores cesaran totalmente a la muerte de ellos y los indios fueran puestos bajo la Real Corona, sin que nadie pudiera heredar su tenencia y dominio; y que se recompensara a los primeros conquistadores y colonos con corregimientos y otras mercedes.

-Que para hacer descubrimientos mediara previa licencia, y los descubridores cumplieran con las leyes reales sobre el tratamiento de los indios.

Al considerar al indígena vasallo bajo protección del rey se le dio los mismos derechos que el resto de los súbditos de la monarquía, regulándose la Servidumbre, como sistema, así como darles potestad de poseer tierras, tributar, participar en las decisiones de gobierno, en las que se consideran cuestiones comunales, y se dio autorización para ejercer ciertos cargos públicos.

Los encomenderos antes de la Leyes de Burgos tenían mucho poder. Esto hizo que en México fueran impugnadas por el Ayuntamiento de la Ciudad de México, del Virrey Antonio de Mendoza y por el mismo Obispo, Fray Juan de Zumárraga,

Bartolomé de las Casas y Francisco de Vitoria, frailes dominicos, hicieron denuncias importantes sobre los abusos a los indígenas. Las leyes de Burgos abolieron la esclavitud, lo que era válido para todo el Virreinato, aunque no se cumpliera.

A partir de 1542 los nuevos virreyes que llegaban a América eran instruidos para cumplir las Leyes de Burgos, así el virrey de Nueva

España, Luis Velasco y Ruis de Alarcón liberó, 15.000 indígenas

El Papa Urbano VIII, en su Bula del 22 de abril de 1639, prohibió la esclavitud en los territorios de España y Portugal en América.

El Rey Felipe IV distinguió entre la comunidad aborigen de América y las personas traídas de África, manteniendo la prohibición de la esclavitud sobre los indígenas, pero permitiendo la esclavitud sobre los africanos.

En México los esclavos que lograban escapar de su condición fueron llamados Cimarrones y se refugiaron en las zonas montañosas de Córdoba, Orizaba y Xalapa, en el actual Estado de Veracruz, lo que dio lugar a la fundación en 1630, de un pueblo, del sitio San Lorenzo de los Negros, en la región de Córdoba, considerados libres desde entonces, 191 años antes de la Independencia.

En México los colonos españoles fueron autorizados a adquirir esclavos como se hacía en las Antillas. Se adquirían por la guerra de sometimiento y por el rescate de los reducidos a servidumbre por los propios indios. Los esclavos podían ser marcados con hierros en la cara o en el cuerpo.

La escasez de la mano de obra que empezaban a tener los españoles, por la catástrofe demográfica que se dio, facilitó el comercio de esclavos por parte de los portugueses, ingleses, franceses. Desde 1540 hasta 1800 los ingleses movilizaron 2.651.970 esclavos, los portugueses al Brasil llevaron 1.062.179, los holandeses movilizaron casi medio millón. África era la región abastecedora de esclavos.

En Nueva España los esclavos fueron empleados en trabajos pesados y agrícolas.

La inquisición fue un mecanismo que usaron los esclavos para enfrentar a sus amos denunciándolos de alguna de las faltas que el Alto Tribunal perseguía y castigaba.

La esclavitud en España fue natural en los diferentes reinos que estableció durante la Edad Media y la Edad Moderna, que se proyectó a las colonias españolas, especialmente por el tráfico de esclavos africanos que existía.

Los corsarios fueron los grandes comerciantes de esclavos africanos hacia la América hispana, incluidas la traída de mujeres para el trabajo doméstico.

Por el Tratado de Utrech, de 1713, entre Inglaterra y España se estableció para Inglaterra el derecho exclusivo de venta de esclavos en las llamadas Indias Españolas, para proporcionar esclavos africanos a los colonias de las américas españolas.

Hubo algunas formas para salir de la esclavitud que funcionaron en Nueva España. Los esclavos podían comprar su libertad por préstamos que podían hacer, por la liberación que sus amos les realizaban antes de su muerte, por escapar de sus amos y trabajos y refugiarse en zonas difíciles de persecución. Algunos de estos refugios dieron origen también a los palenques, que eran los sitios donde se reunían estos esclavos liberados.

En el Virreinato de México, en el ideario de los próceres de la Independencia de México, como el que hiciera el padre Miguel Hidalgo y Costilla, el 19 de octubre de 1810, en Valladolid, hoy Morelia, diciendo que la esclavitud fuera abolida. Le siguieron Ignacio López Rayón, con igual pronunciamiento el 24 de octubre de 1810 en Tlalpujagua, José María Morelos, con el Bando de Aguacatillo, del 17 de noviembre de 1810, y otro pronunciamiento del padre Hidalgo, en Guadalajara, el 29 de noviembre de 1810.

El 6 de diciembre de 1810 el Padre Hidalgo publicó su Decreto contra la esclavitud, las gabelas y el papel sellado. Cuando el padre Hidalgo falleció Ignacio López Rayón, en 1812, en el documento “Elementos Constitucionales” y José María Morelos en “Los Sentimientos de la Nación”, de setiembre de 1813, ratificaron sus posiciones de abolición a la esclavitud.

En 1817 Inglaterra, al firmar algunos tratados internacionales, abolió el comercio de esclavos, que se siguió realizando, ya no hacia las colonias hispanas, sino hacia los Estados sureños de los Estados Unidos. Con la Guerra de Secesión se abolió la esclavitud, resultante del modelo de desarrollo capitalista que se estaba dando, donde el industrialismo de los Estados norteños necesitaba mano de obra libre y asalariada, enfrentando a los Estados del sur, basados en una economía agrícola con mano de obra esclava.

Entre 1600 y 1800, el 36% de comercio de esclavos lo realizó el imperio británico, y el 30% lo hizo Francia.

En el siglo XVIII en España se constituyó la Compañía Gaditana de Negros, que era la encargada de dedicarse al tráfico de esclavos africanos.

En la Centroamérica hispana, se han estudiado, previo a los movimientos de independencia, movimientos antiesclavistas en distintas localidades de Panamá, Honduras, Guatemala, El Salvador, sin éxito ellos, pero sentando las bases de la lucha por la abolición de la esclavitud

Con la ocupación francesa de España, se convocaron las Cortes Españolas en Cádiz, a la que asistió el diputado costarricense Florencio del Castillo, quien se distinguió en ellas planteando la abolición de la esclavitud.

Cuando México se independizó, Guadalupe Victoria y Vicente Guerrero, como presidentes, ratificaron la abolición de la esclavitud con decretos presidenciales el 16 de setiembre de 1825 y de 15 de setiembre de 1829, cuatro años después de que el 28 de setiembre de 1821 México proclamara su Independencia, lo que evidencia que todavía existía la esclavitud, a favor de “las castas” para que se las reconociera de ciudadanía española.

En la Declaración de Independencia de Guatemala, del 15 de setiembre de 1821, al comunicar esa Declaración a los pueblos de las Provincias para que procedieran a elegir diputados o representantes, para reunirse en Guatemala, en Congreso, y decidir definitivamente como comunidad centroamericana, lo resuelto, se invita, en su Artículo Cuarto, para que se elijan diputados “sin excluir de la ciudadanía a los originarios de África”.

De esta manera, el pronunciamiento de Guatemala abolió la esclavitud, el vasallaje y la servidumbre y estableció la ciudadanía para todos los habitantes de Guatemala y, por extensión, a todos los habitantes de las Provincias que habían constituido la Capitanía General de Guatemala, el Reino de Guatemala o las Diputaciones surgidas de la Constitución de 1812.

Declarar la ciudadanía en ese momento le dio a los “originarios de África”, que no tenían derechos, una igualdad jurídica respeto al resto de la población y les dio a la vez el derecho de electores, de elegir y de poder ser electos a las diputaciones que se estaban convocando.

Hay que reconocer que esta Declaración de Independencia, del 15 de setiembre de 1821, es la primera manifestación de abolición de la esclavitud en Centroamérica. En ninguna de las Actas de las restantes Provincias centroamericanas se tomó o incluyó un artículo o un acuerdo similar.

Al desarrollarse los movimientos de Independencia se crearon las condiciones finales para la abolición de la esclavitud en América, precedidas por las medidas que se venían tomando, especialmente desde el mismo sistema español, con sus pronunciamientos que impuso un sistema de vasallaje sobre el sistema esclavista de trabajo.

Después de la Declaración de Independencia de Guatemala, del 15 de setiembre de 1821, fue hasta el 17 de abril de 1824, resultado del Congreso, que en ese momento se había reunido, con los delegados o Representantes de las antiguas Provincias, cuando en la Constitución Federal de Centro América se estableció la abolición de la esclavitud, que abarcó a todos los territorios de la Federación, a Guatemala, Honduras, El Salvador, Nicaragua y Costa Rica.

El pronunciamiento del Congreso de 1824 fue contundente: “Artículo 13. Todo hombre es libre en la República. No puede ser esclavo el que se acoja a sus leyes, ni ciudadano el que trafique en esclavos.”

Igualmente se suprimió, por acuerdo del Poder Ejecutivo de las Provincias Unidas de Centro de América los tratamientos de Majestad, Alteza, Excelencia, Señoría y todos los que se hubieran usado hasta ese momento, incluso la distinción de “don”, términos o conceptos que debían ser sustituidos por “ciudadanos”, aunque eso no se expresó en el documento, pero es lo que procedía. La partícula de “Don”, porque era la forma como se dirigían a los “De Origen Noble, lo que luego se recogió en las letras D.O.N, y finalmente le eliminaron los puntos para quedar en “Don”. El Señor y el Don implicaban una condición de dominador sobre vasallos y siervos, de modo que con la abolición de la esclavitud se fue también el reconocimiento del Don y el Señor como representantes de opresores sobre ciudadanos, condición de hombres libres, con derechos y libertades, originaba el régimen republicano que surgía con la Independencia.

Hay que recordar que desde la llegada de los españoles al continente se habían abierto las puertas para el comercio y la llegada de esclavos africanos.

Al continente se estima que pudieron haber llegado más de 12 millones de esclavos durante la dominación europea. Regiones como la de Centro América fue sitio de llegada y también de paso de esclavos hacia el sur del continente.

La Independencia de las colonias inglesas en Estados Unidos, en 1776, involucró a esclavos que al participar en esa lucha adquirían su condición de hombres libres.

De la Revolución Francesa, de 1789 devino la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, de 1789, y la Declaración de los Derechos de la Mujer y la Ciudadana, de 1793, con la condición de ciudadano y ciudadana, que se exaltaba y reconocía al hombre libre, con derechos y libertades.

La independencia de Haití, en 1804, la colonia francesa negra del Caribe influyó en todos estos procesos independentistas y abolicionistas.

Formalmente en toda España la esclavitud se abolió en 1837 y se ratificó en 1886, cuando se prohibió el tráfico de esclavos. Quedaron fuera de esta prohibición Puerto Rico y Cuba, que lograron abolir la esclavitud en 1873 y 1886, respectivamente.

Es a partir de la Independencia que se empiezan a desarrollar las libertades y derechos individuales.

Las verdades sobre el sindicalismo del magisterio

Por: Gilberth Díaz Vásquez
Presidente del SEC

La construcción de un estado social y democrático, así como el justo derecho del trabajador en conquistar sus más nobles aspiraciones, han sido los ideales que guiaron a las sociedades para encontrar su liberación de las más oprobiosas esclavitudes, muchas veces impuestas por los grupos poder.

Hoy en día, en la sociedad moderna que vivimos, la humanidad se enfrenta a nuevas clases de esclavitud y explotación, que degradan y someten a la miseria extrema a miles de seres humanos. Sin embargo, estos flagelos tienen una particularidad, que pueden ser impuestos y obligados, como también aceptados y promovidos por propia voluntad de quien los padece.

La propagación de la drogadicción en todas sus formas (muestra del sentimiento de muchos de estar drogados para no enfrentar los grandes problemas personales y nacionales que vivimos), el narco sicariato (que cada día secuestra más de nuestros niños y jóvenes para ser reclutados en tan vil actividad), el narcotráfico (que para muchos cada día va siendo el único medio de subsistencia); así como el desempleo o empleo bajo condiciones que retratan las más mínimas y paupérrimas condiciones laborales, la pobreza extrema, el analfabetismo o la seudoalfabetización sin ningún grado de rigor o aporte como herramienta para el desarrollo humano, constituyen algunas de las múltiples realidades nacionales esclavizadoras.

Es frente a este oscuro panorama, que día a día enluta a la familia y trabajadores costarricenses, que surgen a la luz pública las grandes verdades del movimiento sindical en el magisterio nacional, principalmente al mostrarse como herramienta, no sólo de la dignificación laboral, sino también de todo el pueblo costarricense.

Al estar a la par de la maestra, el maestro, la profesora, el profesor, la conserje, el conserje, la administrativa, y el administrativo, todos verdaderos héroes diarios, que se enfrentan día a día a las consecuencias de las esclavitudes antes dichas. Al estar a la par de la estudiante y del estudiante, principalmente de aquellos que menos recursos económicos tienen para tener acceso, a lo que debería ser la garantía de un derecho humano universalmente tutelado; el movimiento sindical magisterial demuestra la más noble verdad en los derechos de todas aquellas personas que ofrendan su trabajo, e incluso su vida para garantizar lo que el propio estado ha dejado de tutelar y garantizar.

Las verdades muchas veces incomodan o inquietan, principalmente frente al gobernante populista, irrespetuoso y opresor; frente al político oportunista, mediocre y corrupto, frente al poder mediático cómplice del robo descarado de lo que debería ser la crítica e instruida opinión pública. A pesar de ello, la verdad permanece incólume, haciendo su trabajo en beneficio del bien común, y de la construcción de un futuro esperanzador para todos los habitantes de la república.

Los últimos acontecimientos nacionales, donde se plasma la cruda realidad de considerar como un gasto para el estado la educación pública y gratuita, donde muchas de nuestras escuelas y colegios se encuentran desmanteladas por la falta de mantenimiento e inversión, donde el trabajador de la educación se encuentra excluido y relegado a las más ruines condiciones de trabajo, donde miles de estudiantes se ven obligados abandonar las aulas escolares, colegiales y universitarias debido a las grandes barreras económicas y materiales que enfrentan, reflejan otra gran verdad, sea la razón que tenemos los sindicatos del magisterio de protestar por éstas y muchas otras oscuras realidades.

Nuestra labor diaria de escuchar a nuestros hermanos trabajadores de la educación, donde nos exponen todas las siniestras realidades a las que se enfrentan, y que en no pocas oportunidades -tienen inclusive- con sus escasos recursos personales, hacer frente a garantizar todas aquellas ayudas que permitan que una niña o niño, o joven puedan continuar estudiando, puedan alimentarse, puedan vestirse y calzarse, es nuestra profunda motivación para entender la verdad de la noble tarea que realizan los sindicatos del magisterio.

El SEC, fiel reflejo de la defensa de los intereses patrios, de las más nobles luchas por el rescate nacional, del trabajador de la educación, de la niñez y juventud costarricense, desde sus propios orígenes, ha logrado defender la incólume verdad de que sin el magisterio este país se encontraría sumergido y atado a los más ruines y nefastas miserias, que como la historia patria ha demostrado, muchos políticos de turno trataron de imponer; más sin embargo logramos contener.

En honor a los trabajadores de la educación que ya partieron y que dieron su mejor esfuerzo, a los que hoy nos acompañan en nuestras más nobles y sublimes luchas reivindicadoras, al futuro que estamos construyendo y defendiendo para las nuevas generaciones; en honor a la verdad, de que el mundo ha sido mejor por los movimientos sindicales, que actuando en apego a sus principios, en apego a sus sacrificios brindaron dignidad al trabajador y solución a los grandes problemas que el momento histórico les demandó. A todos ellos, el SEC levanta el estandarte de la verdad en la lucha por una Costa Rica más justa, que garantiza el derecho humano a la educación para todos.

Al noble pueblo costarricense les podemos asegurar, que ni el narcotráfico, ni el corrupto y corruptor político, ni los gobernantes populistas, ni los medios de comunicación corruptos, podrán matar la fe y esperanza de una patria libre de toda esta paria que nos esclaviza. A todo ese noble pueblo, les hacemos un llamado para que se unan a las luchas sindicales del magisterio en favor de nuestro más amado y preciado futuro y su rescate, sean nuestras niñas, niños y jóvenes. Concluyo, haciendo mías las gloriosas palabras de Ovidio: Felices son aquellos que se atreven con coraje a defender lo que aman”

Declaración de la Red Continental Latinoamericana y Caribeña de Solidaridad con Cuba y las causas justas en apoyo a Haití

Organizaciones de la comunidad latinoamericana y caribeña que compartimos el valor de la Solidaridad, reafirmamos nuestro apoyo al pueblo haitiano. Haití fue la primera nación de América Latina y el Caribe en declarar su independencia y liberarse de la esclavitud, afirmándose como la primera República negra, acciones que pusieron en jaque la lucrativa producción azucarera de Francia. Como respuesta, el gobierno francés le exigió a la nueva República una indemnización de 150.000.000 de francos, creándole una deuda que no le permitió a Haití desarrollarse. Por temor a que su ejemplo pudiera extenderse a las colonias de la región, Haití fue censurada en aquel momento y, desde entonces, Estados Unidos y las potencias europeas se han disputado su influencia sobre el país caribeño.

Víctima de sucesivas ocupaciones por parte de Estados Unidos (1915-1934); de misiones de Naciones Unidas para el restablecimiento de la paz, 60 años después; del arribo de soldados estadounidenses, en 1994, “para restaurar la democracia”; de una nueva intervención norteamericana y de fuerzas europeas, en 2004, para “restaurar el orden”; no han llevado la paz, la estabilidad ni el desarrollo a este hermano país.

Todas estas intervenciones se han visto manchadas de acusaciones de abuso sexual, introducción de enfermedades y epidemias como el cólera, represión, asesinatos, violencia, robo de recursos, corrupción, procesos electorales fraudulentos, exclusión de las fuerzas progresistas de todo proceso y la consolidación de pandillas armadas, financiadas por las propias potencias imperialistas, al servicio del poder. Esas misiones no van a proteger a la población haitiana.

Las intervenciones y misiones se justifican en la necesidad de proteger las inversiones multinacionales y usurpar el territorio haitiano, rico en minerales, para desarrollar la industria armamentista. Desde la Red Continental Latinoamericana y Caribeña de Solidaridad con Cuba y las Causas Justas, alzamos nuestras voces para condenar cualquier intervención extranjera para solucionar una situación que solo compete al pueblo haitiano.

Apoyamos el Acuerdo de Montana, presentado por grupos progresistas haitianos, con participación de sectores políticos y  sociales, que propone la instauración de un Consejo Nacional de Transición para la celebración de elecciones libres y
democráticas, en ese hermano país. Este Acuerdo ha sido avalado, además, por la diáspora haitiana.

Es momento de cerrar filas con el pueblo haitiano para propiciar un proceso de transformación verdaderamente justo, que le devuelva a este pueblo hermano su memoria histórica, su soberanía, un gobierno basado en principios democráticos y una vida digna.

¡Por un Haití soberano!
¡Por el respeto a la dignidad del pueblo haitiano!
¡No a la invasión extranjera!

RED CONTINENTAL LATINOAMERICANA Y CARIBEÑA DE SOLIDARIDAD
CON CUBA Y LAS CAUSAS JUSTAS

DECLARACIÓN DE LA RED CONTINENTAL LATINOAMERICANA EN APOYO A HAITI-1
12 de marzo de 2024