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Etiqueta: escuela geografia

Un índice de riesgo permitirá medir la vulnerabilidad de los asentamientos informales de la GAM

De acuerdo con el Ministerio de Vivienda y Asentamientos Humanos (Mivah), en Costa Rica existen más de 700 asentamientos informales.

San José, Alajuela y Cartago concentran los asentamientos humanos irregulares con mayor riesgo de desastre.

En Costa Rica, centenares de familias habitan, trabajan y viven en condiciones de vulnerabilidad socioeconómica. Se estima que en nuestro país existen más de 700 asentamientos humanos informales, conocidos popularmente como precarios, barrios marginales y tugurios.

De acuerdo con los datos del Ministerio de Vivienda y Asentamientos Humanos (Mivah), en la Gran Área Metropolitana (GAM) hay un total de 296 asentamientos humanos informales, que acogen a más de 132 000 personas. Es decir, esta zona urbana engloba el 40 % de este tipo de establecimientos en el país.

Alrededor de estos asentamientos informales también coexisten tres cuartas partes del total de la población costarricense en solo el 14 % del territorio nacional, cifra que confirma la alta densidad poblacional de la GAM.

Aunada a la alta concentración poblacional en las zonas urbanas, se presentan otros factores como la inequidad, la falta de acceso al suelo, la inmigración y la pobreza extrema, que han provocado que dichos sitios sigan consolidándose a lo largo y ancho del país.

Este fenómeno es común en Latinoamérica y se espera que, en las próximas décadas, crezca aún más la cantidad de personas que viven en barrios marginales, como resultado de la desigualdad social.

Esta situación implica que miles de personas en nuestro país vivan expuestas al riesgo de desastre (incendios, inundaciones y deslizamientos), debido a que los barrios y lugares que habitan se encuentran ubicados en áreas que no cumplen con las condiciones adecuadas de ordenamiento territorial. Sumado a ello, persiste el hecho de que Costa Rica —al ser un país tropical y en vías de desarrollo— se ve afectada por amenazas hidrometeorológicas o climáticas.

Es así como, con el propósito de ofrecer una solución y una herramienta para calcular la peligrosidad, la exposición y la vulnerabilidad de las personas que viven en estos lugares, el Dr. Adolfo Quesada Román, geógrafo e investigador de la Universidad de Costa Rica (UCR), creó un índice de riesgo para los asentamientos informales de la GAM.

A mayor informalidad, mayor riesgo

El estudio Evaluación del riesgo en asentamientos informales en el Sur Global determinó que aquellos cantones con el mayor número de asentamientos informales de la GAM también concentran los asentamientos con mayor riesgo de desastre, por inundación, deslizamientos e incendios.

Entre los resultados destaca que las provincias con mayor cantidad de asentamientos informales son San José con un total de 181 establecimientos informales (61,14 %); Cartago con 51 unidades (17,22 %); Alajuela con 40 asentamientos (13,51 %) y Heredia con 24 establecimientos de este tipo (8,1 %).

Para elaborar el índice de riesgo de cada asentamiento informal, Quesada utilizó las variables de amenaza (se tomó en cuenta los valores de pendiente media y la distancia con respecto a los ríos), exposición (se observó y se midió la densidad de la población, la cantidad de viviendas y el área de construcción por cada asentamiento) y, por último, la vulnerabilidad (se tomó como base el Índice de Desarrollo Social del Ministerio de Planificación Nacional y Política Económica (Mideplan)). Al respecto, véase la tabla uno.

Por otra parte, se determinó que los asentamientos informales con mayor riesgo de desastre de la GAM se encuentran en San José con un total de 49 asentamientos informales y un porcentaje de riesgo de 22,45, Desamparados con un total de 28 barrios marginales y un porcentaje de riesgo de 21,43, y Alajuela con un total de 25 asentamientos humanos irregulares y un porcentaje de riesgo de 24,00. En esta lista también destacan los siguientes lugares: la Unión, Curridabat, Goicoechea, Tibás, Cartago, Alajuelita y Heredia, tal y como se observa en la tabla dos.

Bajo índice de desarrollo social

Tras analizar estos resultados, el investigador vislumbró que los diez cantones que concentran las unidades de mayor riesgo también tienen como característica habitual una alta densidad de población, que ronda los 2 000 habitantes por kilómetro cuadrado, así como un bajo promedio en el índice de desarrollo social, en comparación con otras localidades vecinas.

Desde su perspectiva, en este último punto de índice de desarrollo social se puede observar cómo muchas de las comunidades con alto riesgo de desastre tienen niveles de abstencionismo en su participación electoral y también cuentan con problemáticas de inseguridad, violencia y criminalidad.

“Esto refleja que la gente está desencantada con la política, porque hay una desatención gubernamental en estos lugares, en todos los niveles y por esto es que la gente no participa y no ejerce su derecho al voto”, expresó Quesada.

Bethel, el barrio de Mayrene

El canto de los pájaros y el estar rodeado de árboles y mucha vegetación caracterizan al barrio Bethel, ubicado en San José de la Montaña de Barva de Heredia.

Contrario a la realidad de muchos asentamientos informales de la Gran Área Metropolitana, Bethel se percibe como un lugar seguro y tranquilo, en donde las decenas de casas existentes no contrastan de manera abrupta con el tipo de construcción de la comunidad que lo acoge.

Durante más de tres décadas, en este asentamiento humano irregular se han establecido alrededor de 28 familias. Su fundación como precario se dio en 1989, cuando las autoridades capturaron al dueño de la propiedad, el narcotraficante mexicano Rafael Caro Quintero. De esta forma, algunas personas aprovecharon el momento para construir sus viviendas.

Con el paso de los años, algunas vendieron sus lotes a la mayoría de los vecinos que actualmente habitan Bethel, quienes adquirieron las propiedades de manera formal. Según datos de la Sección de Catastro de la Municipalidad de Barva, la mayor parte de las viviendas de este asentamiento cuentan con los planos y los títulos de propiedad correspondientes, de acuerdo con la ley.

Además, el escenario confirma que son escasos los ranchos en malas condiciones que aún permanecen en este precario, la mayoría de las viviendas son casas de cemento y bien edificadas, con acceso a todos los servicios básicos, alumbrado público y calle asfaltada con acceso a la carretera principal 114.

Mayrene Méndez Quirós de 41 años, madre de dos hijos y secretaria ejecutiva de profesión, forma parte de las personas que habitan en Bethel. Ella y su familia viven en este asentamiento desde hace más de 20 años.

Méndez recuerda que se establecieron en este lugar, luego de que su padre decidiera vender un lote pequeño que le fue heredado y utilizar ese dinero para comprar uno más grande en Bethel. Actualmente, dicha propiedad acoge a tres viviendas: la de Mayrene, de uno de sus hermanos y de sus padres.

“Mi papá tomó la decisión de venirse para este lugar porque el lote se lo ofrecieron en un precio muy cómodo y además era cuatro veces más grande que el que a él le heredaron. Como somos una familia muy numerosa, nos servía más tener una propiedad grande, por eso él vendió el otro lote y nosotros compramos aquí. Nos vinimos a vivir en los años noventa”, comentó Méndez.

En su opinión, Bethel es un barrio donde la mayoría de las personas vecinas conviven en armonía. En cuanto a la geografía del terreno, Méndez considera que el asentamiento es seguro, ya que son terrenos planos con pocas pendientes.

Sin embargo, Bethel se ubica en el puesto número 38 del Índice de riesgo de asentamientos humanos informales elaborado por la UCR, que fue catalogado como el de mayor riesgo de la provincia de Heredia.

En este sentido, Méndez infiere que el alto riesgo del asentamiento está asociado a que existe un sector del lugar que se encuentra en las cercanías de un río.

“La verdad no sabía que este lugar era de alto riesgo, desconocía el estudio, nosotros vivimos en el lado izquierdo de la calle donde no hay riesgo de nada, ni de deslizamientos ni de inundaciones. Quizás por eso nos sentimos seguros. Pero sí hay otros vecinos que están del lado derecho de la calle, que están muy cerca de un río, bueno le llamamos río, pero es un zanjón profundo. A ellos esto del riesgo sí les puede afectar mucho más”, dijo.

El autor del estudio, Adolfo Quesada Román, confirmó que el alto riesgo de este asentamiento se da debido a que se encuentra ubicado en una zona que naturalmente es peligrosa y en donde no deberían residir personas. Además, es un lugar con un alto nivel de amenaza, al tener una topografía con pendientes altas y al estar localizado en las cercanías de un río.

De acuerdo con los datos del Ministerio de Vivienda y Asentamientos Humanos (Mivah), en Bethel habitan 77 personas, distribuidas en un total de 28 viviendas ubicadas en un área de 3722 metros cuadrados.

Además, como parte de la investigación, también se logró ubicar a un nivel más específico los asentamientos informales de mayor riesgo. Esta lista la encabezan barrios como Los Higuerones de Alajuela, Calle Valderramos de Río Azul de la Unión, El Muro de Concepción de Alajuelita, Los Ángeles de Guadalupe de Cartago, Barrio la Pista Sur- Guachipelín de San Rafael de Escazú, Nuevo Milenio de San Felipe de Alajuelita, entre otros, tal y como se aprecia en la tabla tres.

Por último, los resultados confirman que existe una correlación entre los cantones en los cuales ocurrieron los desastres históricos de Costa Rica y los municipios donde se ubican los asentamientos informales más riesgosos de la GAM.

“Este es un dato muy relevante en cuanto al tema de gestión del riesgo, porque se ve que los cantones que han sufrido el mayor número de desastres en los últimos 50 años son los mismos que también tienen asentamientos informales de mayor riesgo en la GAM: el cantón central de San José, el cantón central de Alajuela, Desamparados, el cantón central de Heredia y Cartago”, explicó Quesada.

En la tabla se observa el número de asentamientos informales en cada provincia, así como el grado de las variables de peligrosidad, exposición, vulnerabilidad y riesgo. Elaboración: Adolfo Quesada, UCR Román.

En su opinión, este tema de gestión del riesgo en los asentamientos informales no ha sido atendido desde la política pública por diferentes razones, entre las cuales destaca la voluntad política para establecer una ley para el ordenamiento territorial.

“En el país destaca un discurso que se da en el contexto de las campañas electorales, que es el de no desalojar a las personas que viven en asentamientos informales de alto riesgo, ya que la promesa de no desalojo de esta población representa votos a nivel de gobierno y municipalidades”, señaló el investigador.

Por otro lado, destacó el hecho de que estos lugares tienen garantizado el acceso a los servicios básicos, como agua y luz, por un tema de que son derechos humanos fundamentales. Sin embargo, “la falta de regulación ha permitido muchas situaciones con este tipo de asentamientos irregulares, desde la posibilidad de alquilarlos, venderlos, cederlos. Por esto, urge que las autoridades líderes y rectoras de esta materia empiecen a trabajar en el tema del ordenamiento territorial”, agregó Quesada.

Ordenamiento territorial

El estudio Evaluación del riesgo en asentamientos informales en el Sur Global forma parte del trabajo de investigación que realiza la Escuela de Geografía de la Facultad de Ciencias Sociales de la UCR, con el objetivo de aportar conocimiento a los diferentes actores: tomadores de decisiones, instituciones públicas y ciudadanía en general, sobre los temas más urgentes del país.

Esta investigación fue publicada en el 2022 por la revista científica internacional Sustainability, un espacio interdisciplinario y abierto a publicaciones sobre sostenibilidad ambiental, cultural, económica y social.

Son pocas las investigaciones a nivel regional, dedicadas a estudiar el fenómeno del riesgo en los asentamientos informales ubicados en contextos urbanos. Por lo tanto, el propósito del estudio consiste en aportar una solución para gestionar y prevenir el riesgo de los miles de costarricenses que habitan en barrios marginales en la GAM.

Según Quesada, cada año, el país invierte entre un 1 % y un 2 % del producto interno bruto (PIB) en materia de reconstrucción y rehabilitación de infraestructura por desastres. Tal monto se podría reducir a la mitad si el país decidiera trabajar desde un enfoque de prevención del riesgo.

Desde esa perspectiva, dicho estudio y sus resultados son una herramienta útil para que las instituciones públicas encargadas de la gestión del riesgo, tales como universidades, la Comisión Nacional de Prevención de Riesgos y Atención de Emergencias, el Ministerio de Planificación y Política Económica, el Ministerio de Vivienda y Asentamientos Humanos, el Instituto Nacional de Estadística y Censos, el Cuerpo de Bomberos, Gobierno, municipalidades, entre otras, puedan tomar decisiones más certeras en esta materia.

Asimismo, Quesada rescató que el tema de gestión del riesgo en los asentamientos informales toma aún más relevancia si se toma en cuenta que el desarrollo inmobiliario en Costa Rica se ha venido dando de acuerdo con lo que propone el mercado, y no por una ley que contemple los elementos vitales en materia de ordenamiento territorial. Por eso, persisten en el país problemáticas en cuanto a una alta concentración poblacional en la GAM, un inadecuado manejo de aguas y residuos, carencias en el aspecto vial, entre otros.

“Si nos ponemos a observar la lógica por medio de la cual se ha constituido y ha crecido la GAM, nos damos cuenta de que es una respuesta económica, no una respuesta ordenada de dónde naturalmente sería más adecuado construir, y es ahí donde vemos zonas muy forzadas. Por eso, desde las universidades hemos insistido en que es urgente la creación de una ley de ordenamiento territorial para regular que no se construya en lugares donde hay riesgo”, mencionó Quesada.

Por otra parte, se puede concluir que las condiciones de riesgo de los asentamientos informales en Costa Rica son muy similares a las que se viven en decenas de países pertenecientes al Sur Global o en desarrollo. Por tanto, los resultados de este estudio se convierten también en un ejemplo útil para todos los actores de la reducción del riesgo de desastres a nivel mundial.

 

Tatiana Carmona Rizo
Periodista Oficina de Comunicación Institucional

Geógrafas UCR y mujeres de zonas rurales comparten conocimientos para mejorar prácticas agrícolas

Espacio permitió la búsqueda de soluciones innovadoras a las problemáticas cotidianas de diversas comunidades del país

A partir del uso de aplicaciones móviles gratuitas que no requieren internet y de la programación de diversos componentes electrónicos, las participantes crearon prototipos de proyectos para dar soluciones tecnológicas a problemas cotidianos de su trabajo en el campo. Foto: Anel Kenjekeeva.

Verónica Poveda sabe que el robo de las cosechas es un problema real para los agricultores, Sofía Redondo ha visto como las malas prácticas de riego afectan los cultivos y Yeimy Solís está convencida de que la distribución del agua debe ser más equitativa entre quienes trabajan la tierra.

Las tres jóvenes son agricultoras oriundas de distintas localidades de Cartago y participaron en la segunda edición del Rally Femenino de Tecnologías Geoespaciales, donde compartieron las problemáticas de sus comunidades en la producción agrícola y buscaron soluciones para atenderlas.

La docente de la Escuela de Geografía de la Universidad de Costa Rica (UCR), María José Molina es la creadora de esta iniciativa, que surgió en el 2019 con la intención de capacitar a mujeres de diversas localidades rurales del país en el uso de las tecnologías geoespaciales.

Las tecnologías geoespaciales combinan el uso de componentes electrónicos con el conocimiento geográfico para crear herramientas que mediante la recolección de datos permiten ejercer una mejor toma de decisiones en campos como el ordenamiento territorial o el uso del recurso hídrico.

Según Molina, se trata de un campo novedoso pero además, poco abordado por mujeres y fue por estas razones que surgió su interés en colocar este tipo de herramientas a disposición de jóvenes vinculadas a la producción agrícola en diversas localidades del país.

Las hermanas, Fabiola y Verónica Poveda crearon un sensor de movimiento que podría alertar a los finqueros sobre el ingreso de personas a sus tierras y de esta forma, reducir el robo de las cosechas. Foto: Anel Kenjekeeva.

“El objetivo final de este esfuerzo es llevar el conocimiento a la ciudadanía de una manera sencilla y que permite a chicas sin conocimiento técnico apropiarse de la tecnología y generar datos para favorecer a sus comunidades. Pero además, conforme lo hacen se sienten capaces y transmiten esa confianza a otras mujeres”, enfatizó la docente.

El espacio tuvo lugar del 24 al 28 de febrero en las instalaciones del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), donde Molina y estudiantes avanzadas de la carrera de Geografía intercambiaron conocimiento con las 20 participantes, mujeres entre 18 y 35 años con diversos niveles académicos.

El especialista en proyectos del IICA, Jonathan Castro, quien también acompañó el desarrollo de la actividad, reconoció el valor de la “fórmula” de trabajo propuesta por la Escuela de Geografía como un camino disruptivo para llevar a la eficiencia del agua y la mejora de la agricultura.

“Este espacio permitió a las participantes conocer y perder el temor a hacer las cosas. Las he visto armar y desarmar circuitos electrónicos, poner tuberías, romper cajas y hacer soldadura con estaño por primera vez en su vida, las veo apropiadas de toda la parte electrónica y digital” enfatizó el experto.

A partir del uso de aplicaciones móviles gratuitas que no requieren internet como my maps o kobo toolbox y de la programación de diversos componentes electrónicos de bajo costo, las participantes crearon prototipos de proyectos que intentar dar soluciones tecnológicas a problemáticas cotidianas en el trabajo del campo.

Sofía Redondo y Grettel Garita crearon un sensor para medir la humedad que presentan las tierras que ayudaría a los agricultores a determinar la cantidad de agua y los momentos de riegos que requiere cada cosecha. Foto: Anel Kenjekeeva.

Tecnología al servicio de las comunidades

El encuentro dio lugar a la creación de 10 iniciativas por parte de las propias participantes, quienes además, ahora deberán compartir con los agricultores de sus comunidades a fin de valorar las posibilidades de implementarlas en sus dinámicas cotidianas de producción.

Verónica trabajó junto a su hermana Fabiola Poveda en la creación de un sensor de movimiento que podría alertar a los finqueros sobre el ingreso de personas a sus tierras y así reducir el robo de las cosechas y mermar la afectación económica que este fenómeno genera a las familias productoras.

Sofía y Grettel Garita crearon un sensor para medir la humedad que presentan las tierras y de esta forma, determinar la cantidad de agua y los momentos de riegos que requiere cada cosecha. Esta herramienta ayudaría a los agricultores a evitar la propagación de placas, la pérdida de productos y el desperdicio del agua.

Por su parte, Jeimy y María Eugenia Aguilar diseñaron un sistema que a partir de sensores podría monitorear la distribución del agua que se realiza en su comunidad y de esta forma, facilitaría la toma de decisiones para lograr una asignación equitativa del recurso hídrico que muchas veces escasea.

A estas iniciativas se suman las propuestas de otras participantes que abordan campos tan diversos como el monitoreo del consumo de pasturas en las fincas e incluso, permiten dar seguimiento a los procesos de transporte y comercialización de productos que se envían desde las comunidades.

Jeimy Solís y María Eugenia Aguilar diseñaron un sistema para monitorear la distribución del agua que se realiza en su comunidad. Foto: Anel Kenjekeeva.

El director de la Escuela de Geografía, Pascal Girot reconoció el valor de la cocreación entre la academia y las comunidades a partir del uso de tecnologías, pues considera que este intercambio de conocimiento abre importantes oportunidades para la innovación.

“La transferencia de tecnologías geoespaciales es un medio y un fin, en este caso para darle a las mujeres que trabajan en zonas rurales herramientas para mejorar su productividad, su capacidad de comerciar los productos y adaptarse al cambio climático” afirmó el académico.

La estudiante Eimy Murcia Valverde, fue parte de las universitarias que orientó el proceso de creación delos prototipos por parte de las participantes y se mostró muy satisfecha con la experiencia de trabajo, que describió como un espacio de crecimiento y de aprendizaje mutuo.

“Esta no es la típica forma en que trabaja la academia, nos salimos de la caja y aquí no hay un lado que tenga todas las respuesta o esté en lo correcto, sino que nos nutrimos de las realidades de todas y democratizamos el conocimiento” descató la universitaria.

La segunda edición del Rally Femenino de Tecnologías Geoespaciales fue organizado por la UCR, el IICA y el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG), instancias que ahora darán seguimiento y apoyo técnico para la implementación de las iniciativas en las diversas comunidades.

 

Andrea Méndez Montero

Periodista, Oficina de Divulgación e Información

Información tomada de: http://www.ucr.ac.cr/

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UCR: Costa Rica busca liderazgo en uso de isótopos para estudio de ecosistemas tropicales y del clima

  • Encuentro internacional de expertos en la UCR permite el intercambio de experiencias

 

Patricia Blanco Picado, Periodista Oficina de Divulgación e Información
Max Martínez Villalobos, Periodista, Oficina de Divulgación e Información

Costa Rica busca liderazgo en uso de isotopos
El ciclo hidrológico es uno de los fenómenos que se estudian con la ayuda de la técnica de los isótopos estables. Para hablar sobre su uso y compartir experiencias, recientemente se organizó en la UCR un taller internacional (foto archivo ODI).

La implementación del uso de isótopos para el estudio de los ecosistemas tropicales es uno de los objetivos de la red académica IsoNet, que recientemente realizó su primer taller internacional en la Universidad de Costa Rica (UCR) con la participación de investigadores de diferentes áreas.

En este encuentro predominó el intercambio científico entre investigadores y estudiantes de tres áreas: estudios de tiempo y clima, ambientes acuáticos y marinos, y ecosistemas de bosques tropicales y cultivos, en los cuales el denominador común fue el uso de los isótopos estables como herramienta de trabajo que brinda información valiosa para una mayor comprensión de estos sistemas.

La Dra. Ana María Durán Quesada, del Centro de Investigaciones Geofísicas (Cigefi) de la UCR, una de las instancias organizadoras del taller, destacó la importancia de la actividad por tratarse de la primera que se realiza en Costa Rica y en la región centroamericana sobre el tema.

Explicó, además, que se trató de un taller de muy alto nivel científico, en el que participaron siete invitados especiales procedentes de Japón, Reino Unido, Estados Unidos, España y Chile.

«Para nosotros es fundamental lograr que el país esté tomando el liderazgo en la implementación del uso de isótopos para el estudio de ecosistemas tropicales», dijo la investigadora, quien resaltó el enfoque multidisciplinario de la actividad y la incorporación de estudiantes.

El I Taller Internacional sobre Isótopos para el Estudio de Ecosistemas Tropicales se realizó del 2 al 6 de octubre en la Ciudad de la Investigación; fue organizado por el Cigefi y la Escuela de Geografía de la UCR con la colaboración de la Universidad Nacional (UNA), el Instituto Tecnológico de Costa Rica (TEC) y el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Telecomunicaciones (Micitt).

Los isótopos estables son átomos de un mismo elemento químico que se pueden emplear en diversos tipos de estudio de áreas como la ecología y la calidad del agua y de los alimentos, así como en estudios del clima de épocas geológicas antiguas (paleoclimatología).

Costa Rica busca liderazgo en uso de isotopos2
El taller contó con la participación de siete invitados internacionales que trabajan con la técnica de los isótopos estables en estudios de tiempo y clima, ambientes acuáticos y marinos, y ecosistemas de bosques tropicales y cultivos (foto Karla Richmond).

La ventaja de utilizar esta herramienta en los estudios científicos es que los isótopos estables se mantienen invariables durante largo tiempo en la naturaleza. Por lo tanto, esta característica les permite a los investigadores reconstruir procesos y analizar fenómenos de épocas pasadas con la información que proporcionan los isótopos.

Conocer el clima y sus cambios

Tres científicos participantes en el taller, quienes se dedican a estudios sobre hidrología y climatología, destacaron la importancia de los isótopos estables como técnica de análisis para la aplicación en estas disciplinas, cuyo conocimiento es de gran relevancia en la actualidad por los fenómenos y cambios que se están observando alrededor de todo el mundo.

Según el Dr. Kei Yoshimura, de la Universidad de Tokio, Japón, para entender lo que está sucediendo con el clima y poder hacer proyecciones a largo plazo, se debe considerar que el registro histórico de las observaciones disponibles es escaso. De allí que, como científico especializado en la hidroclimatología, debe buscar información de lo que ha ocurrido hace millones de años en el planeta con la ayuda de los isótopos estables.

«La meta final de mis investigaciones es hacer pronósticos del tiempo y una proyección del clima que le sirva a la gente para tener más conocimiento de cómo están ocurriendo esos cambios y cómo se espera que estos ocurran en el futuro», indicó.

Yoshimura incorpora esta técnica al desarrollo de modelos matemáticos que son utilizados en sus estudios del clima.

De la misma forma, el Dr. Naoyuki Kurita, científico atmosférico de la Universidad de Nagoya, también de Japón, emplea la técnica isotópica para sus investigaciones sobre el ciclo hidrológico global, debido a la capacidad que tienen los isótopos para brindar información acerca del origen de la humedad asociada con los procesos de lluvia y el recorrido de las masas de aire, también vinculadas con la precipitación.

Kurita también realiza observaciones en los polos y en las regiones tropicales sobre eventos extremos del fenómeno de El Niño.

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La actividad promovió el intercambio académico y científico de investigadores e investigadoras de varias instancias de la UCR, entre ellas el Centro de Investigaciones Geofísicas, el Centro de Investigación en Ciencias del Mar y Limnología, el Centro de Investigación en Contaminación Ambiental, el Centro de Investigación en Ciencias Atómicas, Nucleares y Moleculares y la Escuela de Geografía (foto Karla Richmond).

«Los isótopos son una excelente herramienta para reconstruir las condiciones del clima mucho antes de que empezara el período de observaciones instrumentales», aseguró. El científico agregó que «es muy importante que la comunidad científica pueda dar información a la sociedad sobre cómo ocurren los procesos de cambio climático, y para lograr eso es necesario hacer una reconstrucción del clima y poder entender cómo sucedieron los cambios climáticos en el pasado para explicar a la sociedad cómo ocurren y van a ocurrir esos cambios», señaló.

Por su parte, el Dr. Jan Boll, investigador de la Universidad del Estado de Washington, en Estados Unidos, y quien estudia el ciclo hidrológico, comentó que para comprender cómo se mueve el agua, muchas veces las observaciones básicas no son suficientes. Por tanto, la ventaja de usar isótopos estables es que constituye una herramienta adicional para entender mejor los movimientos y los cambios del ciclo del agua.

«Se puede decir que el ciclo hidrológico está enfermo. En muchos lugares del mundo se observa que, como resultado de esos cambios que está sufriendo el ciclo hidrológico, hay eventos extremos de sequía e inundaciones y hay gran variabilidad de fenómenos atmosféricos», consideró Boll.

Árboles, suelo y especies marinas

La diversidad de los ecosistemas tropicales también estuvo representada por varios investigadores que incorporan los isótopos estables en sus estudios acerca del impacto del cambio climático en los bosques tropicales, en el ciclo del fósforo y su incorporación al suelo y en la pesca sostenible.

La Dra. Rossella Guerrieri, de la Universidad Autónoma de Barcelona, en España, está interesada en entender el impacto del cambio climático en los procesos de absorción del carbono por parte de las plantas, en la fotosíntesis, en el uso del agua y en cómo la mayor cantidad de nitrógeno que entra a la atmósfera producto de la contaminación o el uso de agroquímicos afecta a los ecosistemas, a las plantas y a los sistemas agrícolas.

«Los isótopos son una herramienta maravillosa», opinó Guerrieri, porque su trabajo con los anillos de crecimiento de los árboles le permite ir hacia atrás en el tiempo y reconstruir cuáles han sido los efectos del cambio climático en las plantas.

Según expresó la investigadora, los árboles se pueden utilizar para evidenciar los efectos del cambio climático: «si se usan anillos de crecimiento se pueden ver esos cambios, cuándo han habido períodos de variación en la concentración de CO2 y un registro de sequías a lo largo del tiempo. Además, dichas evidencias se pueden relacionar con los récords del clima».

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La diversidad de los ecosistemas tropicales también estuvo representada por varios investigadores, quienes incorporan los isótopos estables en sus estudios acerca del impacto del cambio climático en los bosques tropicales, en el ciclo del fósforo y su incorporación al suelo, y en la pesca sostenible (foto archivo ODI).

«Los isótopos son como un libro que guarda información sobre el clima, porque los árboles dependen del agua y de la temperatura para su crecimiento», añadió.

Otra de las investigadoras invitadas al taller sobre isótopos estables fue la Dra. Verena Pfhaler, de la Universidad de Rothamsted Research, del Reino Unido, quien trabaja en temas sobre agricultura sostenible.

Ella se encuentra estudiando el ciclo del fósforo, en particular los isótopos de oxígeno que están ligados al fósforo en el fosfato, que es una forma de fósforo muy importante. Esta es una técnica muy novedosa en el área que únicamente se ha usado en suelos en los últimos cinco años.

Una de las razones de por qué es importante entender el ciclo del fósforo en el suelo es que este elemento es muy necesario para el crecimiento de las plantas, sin embargo, a menudo es difícil de conseguir, por lo que hace necesario el uso de fertilizantes en la agricultura. El problema es que si se fertiliza con mucho fósforo este se va a los cuerpos de agua y a los ríos y reduce la calidad del agua.

«Esta técnica de los isótopos estables tiene la ventaja de que uno puede ir al campo, tomar las muestras de fósforo del suelo y a través de los isotópos se puede reconstruir el proceso por medio del cual el fósforo llegó donde está en ese momento», explicó Pfhaler.

Finalmente, el Dr. Sebastián Klarian, de la Universidad Nacional Andrés Bello de Chile, quien se dedica a investigar sobre cómo hacer una pesquería sustentable, resaltó que los isótopos estables le sirven para conocer las interacciones entre especies marinas a través del alimento.

«Los recursos pesqueros no viven solos. Históricamente se han hecho modelos para el estudio de una sola especie, pero las especies viven con otras. Nosotros necesitamos conocer esa interacción, que son parte de la pesca comercial y artesanal, y la única forma de hacerlo es a través del alimento. Nos damos cuenta qué importancia tiene una especie para otra y así armamos una trama», manifestó el científico.

En su criterio, la técnica isotópica no es invasiva, porque se puede analizar un individuo y dejarlo vivo. «Esto es muy importante para las especies en peligro de extinción. Por ejemplo, se puede tomar un trocito de piel o en los peces una escama», concluyó.

 

Información tomada de: http://www.ucr.ac.cr/

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