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Etiqueta: estallido social

Negacionismo: La mala memoria de la derecha chilena

Félix Madariaga Leiva

Félix Madariaga Leiva
Periodista

Lamentablemente nos enteramos hace unos días que la diputada RN Camila Flores, junto a un Consejero Regional visitó en la cárcel de Molina al ex Capitán de Carabineros Patricio Maturana, quien cumple una condena de 12 años y 183 días de presidio efectivo, por apremios ilegítimos con resultado de lesiones graves gravísimas, tras el hecho que en noviembre de 2019, le costó el sentido de la vista, el gusto y el olfato a la Senadora Fabiola Campillai (foto adjunta); hecho que fue y es repudiado tanto a nivel nacional como internacional por el uso desmedido de la fuerza aplicado por carabineros durante el estallido social.

Han pasado los años y vemos que la derecha chilena no cambia, no pide perdón, no se cuestiona, no aprende, al contrario se presentan orgullosos con su verdadero rostro justificando lo injustificable; tergiversando y mintiendo si es necesario, así como años atrás visitaban criminales de lesa humanidad en Punta Peuco negando la dictadura de Pinochet, hoy visitan y solidarizan con quienes cumplen condenas establecidas por los tribunales de nuestro país por violaciones a los Derechos Humanos, calificándolas de “injustas”.

Lo que hace la diputada Camila Flores es muy similar a lo que hizo la Diputada Luisa Cordero, y exigimos que sea llevada ante la Comisión de Ética de la Cámara de Diputados, y no sólo por cuestionar las decisiones de un poder del Estado autónomo, también por su falta de humanidad y sin duda, porque detrás de sus declaraciones hay un claro acto de negacionismo, que busca hacer invisibles a las y los cientos de jóvenes que perdieron sus ojos y a quienes murieron en las calles de nuestro país buscando un poco de justicia y equidad social.

La inmoralidad de la derecha no tiene límites ni fronteras, su doble moral es impresentable, leyes para proteger las AFP, leyes para reprimir la protesta social, leyes y platas para fortalecer a las Fuerzas Armadas, leyes para proteger a las empresas privadas y nuevamente, a los uniformados condenados por crímenes de lesa humanidad intentan lavarles la imagen.

Otra vez quieren que demos vuelta esta negra página de nuestra historia, otra vez se sienten dueños de la verdad, otra vez quieren que olvidemos. Desde la sociedad civil, desde los partidos y movimientos políticos de izquierda, desde todas las veredas progresistas debemos defender la memoria, nuestra memoria; y en esta tarea no ayudan los medios de comunicación tradicionales y hegemónicos: lo que antes fue un estallido social lo han trasformado en un estallido delictual, los presos políticos de la revuelta hoy son tratados como delincuentes comunes; han borrado las huellas de Plaza Dignidad para que vuelva a ser Plaza Italia, Piñera pasó a la historia como un gran estadista tras su muerte, y en esta tendencia quizás estén pensando en devolver la estatua del general Baquedano al sitio desde donde el clamor popular la sacó.

Memoria de un estallido social que estremeció a Panamá

Polo Ciudadano

Panamá  

Agosto, 2022

Panamá, un eslabón más en la cadena del capitalismo globalizado y en crisis

La explosión social que estremeció Panamá, en julio de 2022, además de la acumulación histórica de un modelo económico capitalista neoliberal y dependiente, viene acicateada como resultado de las medidas tomadas por el gobierno de Estados Unidos, los gobiernos títeres de la Unión Europea y la OTAN que, para sancionar a Rusia por su invasión a Ucrania, han impuesto restricciones a sus exportaciones de gas y petróleo que han llevado al alza de los precios de estos productos a nivel mundial.  

Lo que supuestamente debía llevar a Rusia al colapso económico, político y militar, se le devuelve al presidente Biden como un bumerang que le golpea y desestabiliza la parte del mundo que controla. Es lo que el filósofo Hegel llamaba la “astucia de la historia”, y que el argentino Nahuel Moreno llamaba la “ley del bombero loco”, que pretendía apagar un fuego echando gasolina, con lo que empeoraba la situación. Cuando la situación económica y política está madura para un cambio de época, la crisis de lo viejo sale por las vías más insospechadas y todo lo que haga por preservar el viejo orden se vuelve en contra.  

Claramente a esa crisis del capitalismo neoliberal y decadente del siglo XXI responde lo que acaba de acontecer en Panamá. Aunque el gobierno logre zafar de esta situación cediendo en la rebaja de la gasolina, lo cual ya ha acordado con la dirigencia sindical, lo cual es, sin duda un triunfo del movimiento popular, pero es un triunfo parcial y momentáneo, porque el problema de fondo sigue ahí.  

La explosión social panameña es parte de un proceso de conjunto, mundial, pero especialmente latinoamericano, pues estuvo recientemente precedida por la movilización indígena encabezada por la CONAIE en Ecuador (los reclamos eran similares), y por el triunfo político de Gustavo Petro en Colombia. Nuestros pueblos buscan una salida y van construyendo poco a poco otro mundo posible.

Compartimos el documento para su lectura completa:

Reflexión sobre el estallido social

Alexis Rodríguez B.

Partimos de un mundo capitalista, patriarcal, colonialista y antropocéntrico. Estos conceptos encierran las prácticas más nocivas para la vida; vida en la que no se permite soñar, porque todo sueño está atravesado por la explotación laboral, por sistemas educativos punitivos, por la violencia estatal y una ecología decadente.

Aún se conservan pueblos que por su legado ancestral o por lucha y resistencia política, mantienen prácticas inspiradas en la solidaridad, en el respeto a la Tierra y por una vida digna. Estos grupos, con pensamiento de caracol, constantemente vuelven su mirada atrás, para reflexionar sobre sus acciones y poder crecer, mejorando su convivencia. Esto en contraposición con la visión unidireccional que promueve el mal llamado progreso neoliberal.

Un abrazo a les Zapatistas, a los pueblos aborígenes y a todas las organizaciones alrededor del planeta, que sostienen una vida desacelerada, armoniosa y que inspira a todes quienes sufrimos el egocentrismo occidental.

Con los pies en una tierra actualmente conocida como Costa Rica, delimitada por fronteras ficticias e inspirada por un proyecto político con espíritu mercantil, manchado con sangra de aborígenes asesinades por genocidas como Cristóbal Colón y que ingenuamente se hace llamar un país de paz, se hace esta reflexión al calor de una coyuntura política crítica.

Las consideraciones expuestas en los párrafos anteriores, son herramientas con las que se puede analizar el estallido social que estamos viviendo, ya que a pesar de que las consignas que exigen les manifestantes son muy específicas, lo que muestran es que el deterioro de las condiciones de vida es un problema estructural, es un sistema que por más reformas que se le apliquen, no es capaz de suministrar lo necesario para que se cubran las necesidades básicas. Esto es, porque, aunque en muchos discursos políticos quieran hacer creer lo contrario, a este sistema no le importa crear condiciones para una vida digna, lo que le importa es crear riqueza y distribuirla inequitativamente en pocas manos. Para cerrar este párrafo es importante mencionar que cuando se dice sistema, no es de manera abstracta, este sistema tiene caras, nombres: son aquellas personas que ostentan el poder desde posiciones privilegiadas en puestos gubernamentales, empresariales y en la milicia. Contra estas personas es que se lucha, para derribarles.

El caos precede a la creación. Esta es una oportunidad para alimentar discusiones que nos dirijan a un mejor mañana, para que las exigencias no solo sean por reformas que ni a mediano ni a largo plazo van a mejorar nuestra calidad de vida. Que la rabia y la disconformidad nutran consignas anti-capitalistas, anti-patriarcales, anti-colonialistas y anti-antropocéntricas. Soñemos, soñemos con alternativas revolucionarias.

Imagen aportada por el autor.