Experimento social quedó plasmado en campaña publicitaria
UCR y empresa Pozuelo se unieron para visibilizar diversos modelos de familia
Rocío Marín González,
Periodista Oficina de Divulgación e Información
Cinco estudiantes de gestión de recursos naturales y diseño gráfico, música y dirección de empresas, derecho, ingeniería de alimentos y física e ingeniería eléctrica de la Universidad de Costa Rica (UCR), fundieron sus talentos en un experimento social que culminó con la campaña publicitaria “Cuando hay amor, hay familia” de la empresa Pozuelo.
Los jóvenes Deiber Quesada Ramírez, Jorge Luis González Villalobos, Kimberly Quesada Morales, Valeria Benavides Pérez y Santiago Víquez Segura, desarrollaron esta experiencia impulsados por la Agencia Universitaria para la Gestión del Emprendimiento (AUGE) de la UCR y la empresa de galletas Pozuelo.
Según lo explicó el Mgtr. Luis Alonso Jiménez Silva, director de AUGE, en julio de 2015 se convocó a un concurso que retaba a estudiantes de distintas áreas a crear una idea innovadora para sensibilizar a la población nacional acerca de los diferentes modelos de familia de la sociedad costarricense actual.
En total se postularon 96 estudiantes, de los cuales 50 fueron seleccionados y divididos en equipos de cinco personas, quienes participaron en una actividad creativa durante dos días, después de lo cual un equipo externo de profesionales en antropología y psicología eligió la idea ganadora, manteniendo la esencia del experimento.
Éste consistió en una “Cámara de sensibilización”, un tipo de cápsula con dos habitaciones, que funcionó como espacio de encuentro entre dos tipos de familia. En la habitación de entrada la Familia A. expuso sus opiniones y creencias sobre lo que consideraba una familia, mientras observaba una fotografía de la Familia B, intervenida y readecuada a una estructura tradicional. Durante el recorrido la Familia A. tuvo contacto además con diferentes elementos que le fueron envolviendo en la dinámica cotidiana de la Familia B. y, conforme avanzaban se dieron cuenta que la Familia B en realidad correspondía a un modelo familiar diferente al propio. Al final, en la segunda habitación, ambas familias se encontraron y pudieron conocerse.
En total participaron en el experimento cuatro familias que representan a la familia tradicional, a la familia sin hijos con mascotas, a la familia con una madre jefa de hogar y a la familia con un padre a cargo de los hijos.
En criterio de Jiménez, la oportunidad que Pozuelo brindó a las y los estudiantes fue fundamental, pues justamente en la mezcla de jóvenes de diferentes carreras, se dio la creatividad y la innovación. “En esta vinculación universidad-empresa tenemos que trabajar en cosas nuevas desde un enfoque multidisciplinario y darle a los estudiantes la posibilidad de trascender, una de las cosas más importantes para los millennials”, indicó.
Para el estudiante Santiago Víquez, miembro del equipo ganador, la experiencia fue sumamente valiosa, en la cual el equipo aprendió que de los momentos álgidos surgen las mejores ideas. “Como grupo tuvimos altos y bajos. El botar la idea constantemente nos permitió mantenernos enfocados en un norte: mostrar que al igual que nosotros no utilizamos el mismo lenguaje de nuestros abuelos, el concepto de familia también ha cambiado”. Por eso –acotó- en el seno de las familias hay que hablar y entender este cambio y así poder discernir que aunque haya diferencias entre los integrantes de una familia, en lo fundamental es muy cierto que donde hay amor, hay familia.
María José Rodríguez, Gerente de Marcas de Pozuelo indicó que se promovió esta iniciativa porque la empresa reconoce la importancia de generar procesos de sinergia que aprovechen y empoderen el talento joven en discusiones necesarias para el país.
Santiago Builes, director de Operaciones de Pozuelo, destacó por su parte que uno de los valores de la compañía es el respeto y por lo tanto lo menos importante es encasillarse en un tipo X de familia. “El mundo es amplio y lo que debe primar es la tolerancia, que es la base sobre la que debe construirse la sociedad”. Agregó que Pozuelo está cumpliendo 97 años y si la empresa quiere estar presente en los hogares ticos otros cien años debe sustentarse en la innovación y la cocreación, que no es otra cosa que inclusión social, inclusión de la academia con la empresa privada. “La UCR nos abrió la puerta y nos dio otros ojos distintos a los que tenemos en la organización y nos permitimos tomar ese riesgo y crear algo distinto”.
Durante la presentación de este experimento social el Dr. Fernando García Santamaría, nuevo Vicerrector de Investigación de la UCR, recalcó la necesidad de continuar con los experimentos sociales con miras a atender importantes problemáticas que afectan a la sociedad. “El desarrollo de experimentos sociales nos puede ayudar no solo para el estudio de la familia sino de otras temáticas como la identidad de género, la violencia intrafamiliar, el machismo, la sociedad patriarcal en que vivimos, los juegos de poder y la inequidad que nos afectan”.
Información tomada de: http://www.ucr.ac.cr/
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