El autor analiza las pulsiones y su influencia en la bioética
El Dr. Luis Fallas López presentará su libro Emociones y Bioética el miércoles 18 de marzo, a las 6 p.m. en el auditorio Roberto Murillo. (foto Rafael León).
Emociones y Bioética. Miradas desde la filosofía griega es el título del nuevo libro del profesor Luis Fallas López, que el investigador presenta como un proyecto más aventurado que prudente para acercarse a dos grandes cuestiones.
“Cuestiones como el temor, el deseo, la alegría, el amor, la vanidad, la vergüenza, la indignación, directa o indirectamente se pondrán de relieve a lo largo del libro. En ese sentido nos mueve la impresión de que las emociones pesan mucho más de lo que solemos reconocer en la construcción de nuestro “êthos”, dijo Fallas.
Esta nueva obra de la Editorial UCR se presentará el miércoles 18 de marzo en el auditorio Roberto Murillo, en la Facultad de Letras. El encuentro iniciará a las 6 p.m., con la presencia de la doctora Myleen Madrigal Solano, coordinadora del Comité Bioético del Colegio de Médicos de Costa Rica; así como del Dr. Antonio Marlasca López, filósofo y profesor de la Escuela de Filosofía. La moderación estará a cargo del profesor Mario Solís Umaña, subdirector de dicha unidad académica.
“Las emociones pesan mucho más de lo que reconocemos” afirma el investigador Fallas López, quien funge como director del Instituto de Investigaciones Filosóficas. La publicación se aventura en el análisis sobre cuáles deberían ser nuestras actuaciones ante pulsiones humanas elementales, desde un enfoque de la ética griega, desde los antecedentes mismos.
Las emociones, las pulsiones más básicas del ser humano, afectan su conducta ante actos cotidianos, sobre los cuales los filósofos griegos defienden la idea de la moderación, explicó el Dr. Luis Fallas. (foto Editorial UCR-Jorge González).
Entre los temas que el filósofo presenta están el pudor como herramienta para la vida, un abordaje por demás interesante en momentos en que “ahora tenemos menos vergüenzas que antes”, comentó el profesor Fallas a Noticias Universidad. Los dilemas cotidianos presentados en la publicación causaran interés entre aquellos que buscan enfoques novedosos desde la filosofía. “Cosas elementales que uno debería saber, como por ejemplo, ¿qué es lo que todo el mundo quiere? Ser feliz, pero eso como se traduce ¿Es un bienestar constante que me permita sonreír? Además, me metí en esto del tema del amor, no porque piense que sea un mandamiento u obligación, sino porque es una pulsión muy básica y debe verse hasta dónde me afecta, cuando hacemos una ética de eso no es ponerle límites, sino cómo ayuda a comprenderse a uno mismo”, agregó Fallas.
Por otro lado, el autor desarrolla la idea de la moderación, la búsqueda de los puntos medios en las acciones, como lo plantearon los griegos. Además de ese llamado al equilibrio, en la publicación se plantea cómo las emociones son fundamentales para decidir responsablemente sobre nuestros cuerpos.
El libro trata mucho sobre la bioética relativa a los comités en los centros médicos, pero también habla del trabajo de un médico y acerca de la decisión que un paciente toma con respecto a su propio cuerpo. Aunque tradicionalmente se ha depositado toda la responsabilidad de las bioética en los profesionales de la salud, ésta también nos exige una participación activa porque nos afecta directamente. Desde actos tan simples como permitir que alguien nos toque, la aplicación de una inyección hasta tratamientos médicos prolongados, experimentales o innovadores que implican una participación responsable de cada persona.
La temática de este libro es resultado de dos proyectos de investigación que ha llevado al Dr. Fallas a presentar conferencias, participar en congresos internacionales y avances editados en varias publicaciones. Como parte de su labor sobre esta temática ha sido miembro de comités de bioética en el Cendeiss, CCSS y fue miembro propietario del Consejo Nacional de Investigaciones en Salud, del Ministerio de Salud, en el periodo 2005-2010.
El libro Emociones y Bioética. Miradas desde la filosofía griega puede adquirirse en la Librería Universitaria. Para más detalles puede llamar al teléfono 2511-7258.
Le entregarán galardón por sus aportes a la disciplina histórica
«La desaparición de la ´clase media´ es un lugar común que encontré en medios de comunicación de distintos países desde fines del siglo XIX. Es una angustia estructural en esas clases, que posiblemente solo cedió durante las décadas de predominio de las políticas económicas socialdemócratas del siglo pasado», afirmó el profesor George García Quesada, quien recibirá el Premio Nacional en Historia en mayo próximo. (foto cortesía Álvaro Zúñiga).
Por su rigurosidad, la originalidad temática y sus aportes a la Historia costarricense el profesor George García Quesada recibirá el próximo 13 de mayo, en el Teatro Nacional, el Premio Aquileo J. Echeverría en Historia por la publicación de su libro Formación de la clase media en Costa Rica. Economía, sociabilidades y discursos políticos (1890-1950).
Dicha publicación surgió de su proyecto final de graduación de la Maestría Académica en Historia, presentada en el año 2011, y que tres años después apareció en las librerías bajo el sello Editorial Arlekín.
Según su autor, el libro analizó las clases medias como “proceso de diferenciación social desde tres puntos de vista: el de las condiciones estructurales económicas y socio-ocupacionales, el de las sociabilidades y el de los discursos e ideologías donde esas clases sociales se diferencian y cumplen un papel relevante en la nación costarricense”.
Actualmente, el profesor Quesada realiza estudios de doctorado en Filosofía en la Universidad de Kingston, Reino Unido. En dicha institución investiga sobre los aspectos epistemológicos y ontológicos de las categorías de espacio y tiempo en filosofía de la historia, a partir de la obra de Karl Marx.
El magister Quesada recibirá una estatuilla con la figura de Aquileo J. Echeverría y un reconocimiento económico. A propósito de este galardón el profesor Quesada compartió las motivaciones de su trabajo y ahondó en algunos de los temas fundamentales de su investigación.
¿Cuál fue su motivación para esta investigación?
Según George García, el crecimiento económico de las décadas recientes ha dejado de lado los costos sociales y ecológicos. Hoy se evidencian las fracturas «suturadas» bajo el mito de la clase media.- foto Archivo ODI con fines ilustrativos.
Mi interés venía en dos sentidos: por una parte, aclarar el tema de las clases medias a nivel teórico-conceptual desde una teoría de la conflictividad social. Por eso, considero que el aporte de mi estudio no es solamente empírico, sino teórico. En segundo lugar, a nivel propiamente historiográfico, quería polemizar contra la idea de que la “clase media” fue hecha “desde arriba”, como producto de las reformas políticas de los años cincuenta.
¿Por qué usted habla de “clases medias” en plural?
El libro desarrolla la relación entre “clases medias”, ya que varían según sus distintas características geográficas, modos de vida, e intereses, de frente a la idea de una “clase media” que apareció tardíamente para ocultar el desarrollo desigual del país. Aunque esta identidad ha sido muy importante en Costa Rica, en el libro sostengo que este fenómeno sólo puede entenderse propiamente si se le contrasta con las condiciones estructurales desde las que surge.
¿La “construcción” de la idea de clase media fue la respuesta para confrontar las propuestas del Partido Comunista?
Mi investigación ha mostrado que fueron las agrupaciones que hoy llamaríamos “de izquierda” las que pusieron a la “clase media” en la opinión pública. El Partido Comunista y el Partido Socialista la colocaron junto a campesinos y obreros en contra del capital. Pero, durante los años cuarentas los jóvenes socialdemócratas más bien divulgaron la idea de la “clase media” como un punto de equilibrio entre clases, y con eso pretendían que se resolvería cualquier conflicto entre ellas. Esta última fue la versión que terminó por prevalecer en Costa Rica después de la guerra civil.
En su libro afirmó que Rodrigo Facio y Carlos Monge retomaron el mito del pasado igualitario y sentaron las bases para “reinterpretarnos” como un país de clase media. ¿Es la universidad pública parte de esa reinterpretación? ¿Marcó ese ideario la educación superior?
Los movimientos sociales deben seguir denunciando la existencia de conflictos sociales profundos que no han sido resueltos por el status quo, asegura el profesor George García Quesada.- foto Archivo ODI.
Aunque la universidad fue refundada antes de que Facio y Monge tuvieran puestos de autoridad en el Estado, la movilidad social promovida por la educación superior fue un elemento esencial de su proyecto político. Además, ellos tenían muy presente la idea de que debía ser una “meritocracia” la que gobernara el país. La universidad era para ellos fundamental por ser el semillero de una clase media educada a la cual le correspondía la gestión del Estado. La universidad tenía un carácter abiertamente utópico.
Si las clases medias fueron el componente de contención de conflictos sociales. ¿Se tambalea actualmente dicho mecanismo?
El agotamiento del modelo socialdemócrata, con la crisis de los setentas, marcó el fin de las posibilidades reales de ese modelo en la contención de conflictos. Las razones estructurales tienen que ver con las contradicciones del desarrollo de la economía mundial de posguerra, y con las reformas neoliberales de los setentas y ochentas. La promesa de la movilidad social ya no convence, y está bien documentado que en Costa Rica desde los años noventa el nivel de pobreza no baja de poco más del 20%. En los mismos discursos neoliberales se elogia al “pulseador”, el que sobrevive por su trabajo duro, pero que no por eso asciende socialmente.
Al final de su texto asegura que la identidad costarricense se fundamenta en el mito de la clase media. ¿Cómo ha sobrevivido ese mito hasta nuestros días?
El mito de la Costa Rica de clase media parece ser hoy más fuerte que hace un par de décadas, precisamente porque nos hemos acostumbrado a creer que ese país existió alguna vez, y a verlo como el reverso de todos los problemas que trajo el neoliberalismo. Pero esa Costa Rica de los setentas es por supuesto una idealización. Hay ahora un relato que incluso circula entre alguna parte de las izquierdas políticas de Costa Rica, según el cual la utopía está en volver a la sociedad de los años setentas. Es un mito muy tentador, porque reafirma la idea de una nacionalidad excepcional en medio de las guerras y dictaduras latinoamericanas; y según la cual los costarricenses resuelven sus problemas de un modo armónico. Durante el referéndum sobre el CAFTA ese mito circulaba a través de la idea de una “centroamericanización” de Costa Rica si se aprobaba ese tratado.
Me parece que la sobrevivencia del mito de la clase media, como en general los que se refieren a la nacionalidad, tiene que ver con las dificultades que como colectivo tenemos para enfrentar los conflictos sociales que nos han producido como sujetos. No es fácil asumir nuestros conflictos profundos, ni individual ni colectivamente: es más alentador creer en justificaciones ideológicas, aunque los problemas de fondo se vayan haciendo más complicados.
En otras palabras, la sociedad costarricense debe enfrentarse precisamente a aquella fractura social que de algún modo fue ocultada o “suturada” por la idea de la clase media. Al Estado le correspondería responder a este problema.
Asiduo investigador
George García Quesada es filósofo y docente de la UCR desde el año 2000. Es profesor asociado de las escuelas de Estudios Generales y de Filosofía, donde ha fungido como subdirector e investigador del Instituto de Investigaciones Filosóficas (INIF-UCR). Entre sus publicaciones están Las sombras de la modernidad. La crítica de Henri Lefebvre a la cotidianidad moderna (2001, premio Jorge Volio de Ensayo en Filosofía); La producción de la vida diaria. Temas y teorías de lo cotidiano en Marx y Husserl (2005); La posmodernidad y sus modernidades: una introducción (2006). En 2013 editó Asincronías: naturaleza, sociedad y cultura. Ensayos sobre el tiempo. Al concluir sus estudios de doctorado se reincorporará al cuerpo docente en el año 2017.