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Etiqueta: Freddy Pacheco León

Lloran el bosque y sus criaturas

Freddy Pacheco León

Freddy Pacheco León

Los troncos llorosos, recién arrancados a pedazos, de los centenarios árboles extraídos del bosque, en el área de conservación en el Caribe sur, son testimonio de una acción criminal, ejecutada impunemente. Aunque grandes, las mentiras conque pretenden justificar la acción de las motosierras y equipos pesados, no son tan grandes como algunos de los monumentales árboles destrozados. Los gigantescos almendros de montaña, «torres de condominio» para infinidad de valiosos animales, son algunas de las víctimas. Igual las caobillas, balas de cañón, cativos, cedros maría, chilamates, escobos negro, indios desnudo, entre otros, son el desmentido innegable a las falsedades oficiales, de que, en Limón, “todo está en regla, solo estamos respetando los derechos adquiridos”, de sus amigos vecinos, les faltó decir.

Y es que, solo cuando prestamos un poquito de atención, hacia las criaturas, generalmente esquivas del bosque, es cuando adquirimos conciencia del maltrato a que están expuestas, incluso en áreas de conservación, formalmente protegidas por leyes de la República.

Detrás de lo que, con desprecio, el presidente Chaves y el ministro de Ambiente Tattenbach, llaman despreciativamente, esos «monos», que «los que se oponen al desarrollo dicen querer proteger”, existe una formidable, e invaluable, biodiversidad, que, pese al desdén de esas autoridades, ha sobrevivido cientos de años.

Destacan, más de 1.200 especies de plantas vasculares, donde más del 90% son nativas, parte fundamental del hábitat, en que se interrelacionan con infinidad de anfibios, reptiles, monos congo y cariblanco, el simbólico perezoso, ardillas, guatusas, osos colmenero, armadillos, tolomucos, mapaches, pizotes, zorros, serafín del platanar, así como más de un millar de especies de mariposas, escarabajos, dípteros, hormigas, avispas y abejas. Y, sin olvidar, nada menos, que, a las 377 especies de aves, ¡cerca de la mitad existente en el país!, que, sin duda, son de gran valor biológico.

En fin, plantas y animales, grandes y pequeños, algunos diminutos, pero cumpliendo una función ecológica insustituible, aunque todos indefensos ante la avaricia destructiva. «Cada criatura en desgracia tiene el mismo derecho a ser protegida», clamó sabiamente San Francisco de Asís. Sentencia que desdeñada en Gandoca-Manzanillo; en ese privilegiado lugar de Costa Rica, que forma parte de las áreas de conservación que caracterizan a nuestro pequeño pero gran país, que demanda ser conservado.

15.8.2024.

Carta del Monito a Chito Chaves

Freddy Pacheco León

Estimado don Rodrigo Chaves (Chito, con cariño), soy un monito carablanca, que está en aprietos, por su culpa. Cuando, desde la Casa Presidencial, usted se refirió a mí, y a nadie más, como la alternativa, entre destruir parte del ecosistema en el Refugio Nacional de Vida Silvestre Gandoca-Manzanillo, o mis necesidades, casi instantáneamente, me increparon mis vecinos de la fauna silvestre, porque sintieron, que yo, a escondidas, me había puesto de acuerdo con su equipo de propaganda, para, según ellos, «darme importancia» entre mi comunidad.

Aunque les digo que no, que soy un monito honrado, resulta que, no me creen, no cesan de hostigarme hasta en grupo, y ya me tienen ofuscado.

Ante ello, traté de comunicarme con su vecino Pacheco Dent y el ministro Tattembach, que repite estar defendiendo eso que, convenientemente, llaman, “seguridad jurídica” a favor de sus amigos, pero no ha sido posible. No han vuelto por aquí, ni siquiera para ver cómo avanza la destrucción de nuestro vecindario, nuestro hábitat, el mismo que creíamos protegido por una ley de la República.

Y es que, don Chito, además de las tortugas, infinidad de ranas y sapos, salamandras, iguanas, decenas de especies de lagartijas y de serpientes, que en rebelión son muy peligrosos para mi supervivencia, también se han unido al reclamo, muchos cocodrilos y caimanes, que me acusan de exhibicionista, de egoísta, que ellos también están siendo afectados por la deforestación que parece no acabar. ¡Vea que injusticia!

Hasta mis parientes, los monos congo, y sus vecinos los perezosos de tres dedos, ardillas de cola roja y guatusas, se han manifestado. El escurridizo oso colmenero, ahora sí ha aparecido, al lado de algunos armadillos, tolomucos, mapaches, pizotes, zorros hediondos y los de cuatro ojos, y hasta, el bello y pequeñín serafín del platanar, me miró con odio, pues no entienden, por qué usted, ni los mencionó. ¡Y ni le cuento de los muy variados murciélagos!, que, me afirman con razón, cumplen funciones ecológicas insustituibles en nuestro amenazado bosque. Porque, como usted, aunque su ministro y sus vecinos desarrolladores, lo saben muy bien, esta comunidad presenta una extraordinaria diversidad de animales, por lo cual, no se pueden cerrar los ojos ante la barbaridad que se está cometiendo.

Pero los que más me molestan, al punto de que no me dejan ni dormir, son los centenares de especies de insectos, como los escarabajos, mariposas (¡muy lindas ellas!, por cierto) con más de mil especies, entre diurnas y parranderas nocturnas, así como laboriosas moscas, mosquitos, zancudos, purrujas, chinches, hormigas, así como valiosísimas abejas y avispas, que tienen mi frágil cuerpo (¡aunque soy muy ágil!) lleno de picaduras.

La verdad don Chito, he llegado a pensar que la protesta tiene razón de ser, pues, por cada árbol talado y extraído con maquinaria pesada, para llevarse en esos grandotototes camiones, se destruyen, muchos otros árboles que se dejan podrir, porque, por su tamaño, oímos decir a los que andan cortándolos, no valen casi nada en los aserradores. Algo que es fatal para nosotros, pues, como habrá de imaginarse usted, es inmensa la cantidad de nidos de aves que se han destruido, así como “casas” del vecindario, que se suman a las hojas, tallos, flores, y frutos, que, siendo nuestras fuentes de alimento, se han perdido.

Pero no solo eso, le cuento algo importante, que parecen desconocer los amigos suyos y del ministro Tattenbach, esos que quieren “talar” la Ley Orgánica del Ambiente, que dicen les incomoda, y, en combo, anular de paso, la ley que creó el refugio de vida silvestre, ¡sin importar lo que sucederá con la rica biodiversidad costarricense! (soy un monito educado, como puede ver). Resulta, que hay 377 especies de aves; nada menos que cerca de la mitad existente en el país, y todas vecinas nuestras, por lo cual, gracias a sus cantos, despertamos felices, apenitas salido el sol en el horizonte marítimo. Aves que se encuentran en ambientes boscosos, humedales de interior, costas, playas, y áreas abiertas. Las más numerosas son pájaros mosqueros, tangaras, mieleros, semilleros, reinitas, gavilanes, elanios y águilas, que no tendrían dónde vivir, ni qué comer, ni a dónde emigrar, si nos arrebatan, a ellas y a nosotros, el lugar donde nos refugiamos, y a donde, por cierto, vienen muchos humanos, esos que llaman ecoturistas, a vernos y tomar fotos.

Así que, don Chito, le pido por favor, que, en su próximo video, ahora siempre acompañado de la ministra Fernández, haga la aclaración que le estoy urgiendo hacer, pues, de no hacerlo, esta podría ser la última carta que pudiere enviarle, antes de morir.

Chris, Builder of the National Parks

Freddy Pacheco León, PhD

When we once read that the «Benemérito de la Patria» (Worthy of the Homeland), Dr. José María Orozco, in the midst of his formidable conservation work, had proposed in 1938, to create «a national park. The first of those that must claim the advancement of the country…. on the mountain of the Poás volcano», as we know it today after being formalized as the first national park in Costa Rica, we truly value his vision, we recognized his effort and we saw him since then, as «Father of the National Parks» in Costa Rica. And we glimpsed it this way because it had anticipated more than 20 years, what would later be forged in Costa Rica, as part of a global trend, which is why we advocated together with other citizens (obviously without success) for it to be baptized with its illustrious name, the Poás Volcano National Park. Distinguished biologist, who also during those years proposed the creation of natural reserves, as well as the conversion of the San Lucas and Chira islands into conservation sites for forest species, and, for what he is best known and admired, for having had the good sense to choose the purple guaria («la Guaria Morada») as the National Flower.

Time passed and with the development of ecology as a science, at a time when environmental destruction on the planet was advancing and concern was already causing international meetings, a series of Costa Rican and foreign scientists specialized in environmental issues emerged, busy with the urgent task to create conservation areas. Some, from positions linked to government institutions such as the Ministry of Agriculture and Livestock (MAG), saw the need to advance in the preservation of, at least, some of the natural wealth of the country, whose forests were being devastated, at a rate of deforestation that was unparalleled worldwide. This, among others, was a consequence of a concept of «development» that considered the felling of the forest as an «improvement» that even led to legal incentives for the destruction of «unproductive forests», by those who considered that the country could developed mainly from extensive livestock farming and monocultures, whose agriculture border was interrupted by trees, bushes, wetlands, and everything that hindered, they said, national progress.

Well, in the midst of this circumstantial myopia, there were those who, heirs of Dr. Orozco’s initiatives, and in response to the need to have conservation areas that would confront those who effectively saw destruction as development, took care to preserve areas of the country. In that unequal race, national parks and other conservation areas had to be created! But no one knew how to undertake this grandiose task. Human and financial resources were very limited; what was immense was the incomprehension of this marginal, unproductive task in a country that demanded the fulfillment of other priorities. The MAG was there to promote livestock farming, even if it was extensive, since it was a source of foreign currency that the country needed so much to pay for imported products, to satisfy certain needs. And, of course, to cultivate, hopefully export products, also generators of foreign currency.

In the midst of this predominant situation, which still persists among some people, there were those who spoke of the need to create national parks, without knowing how. From ancient desks, surrounded by agricultural engineers who did not even know the definition of ecology, they talked about it, thought about what to do, but no significant progress was made.

Ideas were flying, but human and material resources were scarce, and the experience was barely incipient.

On the other hand, doctors Joseph Tosi, Leslie Holdridge and Alexander Skutch, most especially, based at the Tropical Scientific Center (CCT), already by the end of the 60s, enjoyed the technical-scientific knowledge necessary to make solid and well-founded areas of Costa Rica, which could form that long-awaited set of conservation areas, in general, and national parks, in particular. The CCT already knew the exceptional life zones and ecosystems that would have to be documented on the ground, but reaching them with teams of officials was almost impossible, starting with the almost non-existent communication routes.

So there was a big but that didn’t seem to be easily resolved. Who would venture to the most inaccessible corners, from the terrain, from the wetlands, from the dry forests, from the caves, from the moors, from the marine reefs, from the archaeological sites, from the great forests, from the beaches with their adjacent plant ecosystems, from the remote beaches where sea turtles nest on both slopes, all of them remote and almost impossible to access, where their biological and socioeconomic characteristics would have to be investigated, notes taken, species identified, confronted natural dangers and hostile people, while very possibly facing hunger and other inconveniences?

We looked around and couldn’t see how to solve this essential, fundamental, irreplaceable task. There were not even rustic roads, and in the places to be studied, there were not even paths that could be followed safely, so the absence of material facilities were undoubtedly almost insurmountable barriers. They would have to undertake dangerous walks, in dry, wooded places and in swamps, to who knew where, without knowing the return paths, in the midst of the incomprehension of dispersed communities that would look at them with great suspicion, since they feared for their lands, almost all of which they had acquired informally, so strangers could be part of the proceedings that would question their presence in them. Who would venture?, they reiterated, and all this without being able to earn a salary consistent with the great task.

It was recognized that in Costa Rica there would be no way to form a qualified human team, willing to accept similar challenges, with the necessary energy and conviction, that would guarantee the dreamed results, while the days, months and years continued to pass.

While pondering this almost impossible task, which was preventing substantial progress in the creation of national parks and other conservation areas, a National Park Service, in charge of volcanoes, was created, practically on paper, in a corner of the MAG, such as Poás, Irazú, Turrialba and other areas near the central valley. Álvaro Ugalde and Mario Boza completed that task and other related ones, without achieving significant progress, because, even within the rulers, contradictions inherent to the lack of knowledge about the importance of preserving natural wealth were expressed. An example of this was the bill published in the official paper» La Gaceta» on December 25, 1966, which intended to rent Coco Island for 40 years, for one colon per year, for a tourist development with German capital, approved with evident enthusiasm, in a legislative committee. The situation, then, was not easy.

While that was happening, there, in a small rural American town in the Mississippi River basin, a boy who as a child had done «mischief» in favor of the protection of wild species, getting into trouble with his teachers, and even with his family, developed as a rebellious teenager, who not only turned the family bathtub into a temporary refuge for turtles, snakes and tadpoles, but also protested indignantly about the frogs that would have to be dissected in biology laboratory classes. Then, at college, he returned to their habitat, the squirrels that his professor had promised not to sacrifice as part of an experiment, often meaningless, like the ones we also saw at the University, without protesting as he bravely did, at the risk of being expelled from the institution. – It was the 1960s, and the demonstrations against the massacre that the United States carried out in distant Vietnam were not indifferent to him either. His conscience prevented him from accepting the burning of the forests with a gelatinous gasoline called napalm, much less the pain and death, of children and adults, women and men, that the B52 bombers and the ground forces inflicted on millions of civilians, by orders received from the White House in Washington. His attitude was so real, so convincing, that they had no choice but to classify him as a «conscientious objector», which freed him from being an accomplice in that criminal massacre, which, paradoxically, had so many physical and psychological consequences for the then young people who They were forced to participate in that unjust war.

Eager to get away from the racist and repressive atmosphere that existed in many cities in the United States in 1968, that boy, almost a teenager, sought the fresh air and nature that he had already known months before and that he longed for, in a Central American country of friendly people, without armed forces for about two decades before, called Costa Rica. And the opportunity presented itself when he enlisted in the Peace Corps, created by the United States Congress in 1961, so that young volunteers could “promote world peace and friendship… under difficult conditions if necessary».

Thus, with that mission, 13 young volunteers, among them the rebel boy with a cause that we talked about, today’s Dr. Christopher Vaughan, arrived one day in 1971 at the El Coco International Airport, “armed” with two cameras, bought with what he had earned, working at a gas station in 1969, a backpack and his daily notebook, but ready to enjoy the greenery of the country he had fallen in love with, and the peace and kindness that prevailed among its people. No longer arriving, and without knowing it, but aware of the great needs that were preventing progress in the creation of national parks that the country required, from the direction of national parks in the Ministry of Agriculture and Livestock, the agronomist Mario Boza, in a piece of paper wrote down what his task would be: LOOK FOR AREAS THAT COULD BE CONVERTED INTO PARKS OR RESERVES. «For which, of course, I had to make a national inventory to find areas with exceptional characteristics or a specific life zone, and then write reports with the preliminary limits, plans, resources, urgency, and cost estimates for the land». A task surely intended for a multidisciplinary team, but it was being posed to him individually, when he was just arriving in the country.

Chris says in his extraordinary book “Costa Rica National Parks: Their Search in the 70s,” “I was horrified, because my task was enormous.”

Mainly as “office” support, he had the scientific team of the Tropical Science Center, Tosi, Holdridge, Skutch, and the naturalist Olof Wessberg, with whom he met (mainly with Tosi), to analyze his notes and indicate immediate tasks, before from leaving on tour and upon returning, after literally having gone hungry, endured unthinkable situations, been kept awake many times, under frequent situations of uncertainty. But the success achieved by Christopher Vaughan (Chris, as his friends and disciples know him) was such that he did not care about the sacrifices and hardships experienced, always without complaining to anyone!, while he walked along tapir trails, because the baqueano was “drunk»; while it was exposed to violent confrontations due to land struggles between farmers and powerful companies such as «Osa Productos Forestales» (OPF), mainly in the Osa peninsula, where the Corcovado National Park would later be established; due to inclement weather in wetland areas with abundant threatening fauna; while eating only canned tuna and some crackers; while was sleeping in a ranch with scorpions everywhere that, to prevent them from climbing onto the trucks, put their legs in cans of water; while the fleas, ants and other insects did not abandon him during the days in which, with great effort, he tried to fulfill his mission well; while he was in the middle of the jungle with unexpected visitors such as felines; while he was forced to eat puma and tapir meat, offered by some good neighbors, to whom he could not say no, so that they would not see him as an enemy; while exhausted and soaked, he had to get into his sleeping bag, overcome by fatigue; while he remained “stranded” in a distant place waiting for a boat, which irregularly made trips to the destinations he hoped to reach; while he had to leave his motorcycle hidden in the undergrowth, in the absence of even a trail that would allow him to continue forward. But what do all these situations matter if he saw, almost daily, how the national parks were being created, that with his invaluable contribution, were being forged!, and that, otherwise, could not have been created.

“At the end of 1985, 19 of the 26 sites I visited between 1971 and 1974 were legally created: nine national parks, one national monument, five biological reserves, one private reserve, one protective zone and two national wildlife refuges,” we he narrates in his book, so it is not in vain that he confesses that those years were “the most exciting and rewarding of my life.”

Well, if those years were like that for Chris, for us Costa Ricans, they were a blessing. Reading the book we wondered what the system of conservation areas in Costa Rica would be like today, which went from just over 33,000 hectares to more than one million three hundred thousand hectares, if that boy with a genuine conservationist spirit had never fell in love with our country. If that young Peace Corps volunteer had rejected the monumental tasks assigned to him, or if a few weeks later, he had said, understandably, ¡I can’t take it anymore!

We have no doubt that Chris’s daily fight, against the chainsaws, axes, machetes, shotguns, and tractors, which, almost reached his heels, would have been lost without his dedication to environmental conservation. The great scientists and attentive administrators who received the very complete reports from him, accompanied by hundreds of invaluable photographs (hundreds of them generously copied in the aforementioned book), surely marveled at the stupendous work that, almost always solitary, this young nature lover carried out and, circumstantially, created our national parks.

For this reason, and more, Costa Ricans, and nature lovers from all over the planet, owe a gigantic debt to Christopher Vaughan, although he neither recognizes it as such, nor is he collecting it.

The only thing he will surely be asking is that the work not be considered finished, because as we saw recently with President Chaves, there is a lot of ignorance around environmental issues, when he sarcastically said that he has a plan for Caño Negro refuge that will indicate «How many properties are in dispute, how much land must be declared a refuge, to compensate the frogs, the snakes and the deer», to add, «Around the 90s someone came up with the idea of ​​oh, how nice, since some desk there in Zapote (presidential office) signs an executive decree…». If the president ever get to read the book published by the «Editorial Tecnológica de Costa Rica», we are sure that his judgment would be fair.

Finally, we believe that Chris’s work will continue, as an individual task for all the inhabitants of this revered land. Only in this way will we pay off, at least a little, the debt we owe to him. Costa Rica would be very different today if that young man had not come to share his desires and dreams for nature. If the “Forger of the National Parks” had not given us, with his selfless dedication, that valuable treasure that honors Costa Rica.

Jaguar y auxilio de cesantía

Freddy Pacheco León

¿Qué pensaría usted sobre un proyecto de ley, de iniciativa popular, en que se pretenda eliminar el derecho de los trabajadores que se pensionan, a recibir «las prestaciones»? Pues, amigos, no solo fue propuesto, sino que, al no avanzar, por razones comprensibles, dicho proyecto fue rescatado, hace poco más de dos años, ¡como gran cosa!, por un dirigente del Partido Unidad Social Cristiana (PUSC), para que fuese tramitado en la Asamblea Legislativa, como parte de esas “negociaciones” por puestos, de algunos de ese partido con el oficialismo, por lo cual no sería raro verle asomar su cabeza en cualquier momento.

El argumento esbozado por el abogado proponente y su eco en el Congreso es que el auxilio de cesantía, parte fundamental del Código de Trabajo, es un oneroso derecho laboral, que no tiene sentido alguno, pues todo pensionado, desde el momento en que inicia esa etapa de su vida como jubilado, empezará a recibir una pensión mensual; que, por tanto, es un despilfarro de los recursos, que le cuesta mucho a los patrones. Según ambos gestores, el trabajador «Queda totalmente protegido por su pensión, razón por la cual no debe indemnizarse con el auxilio de cesantía«.

Pues bien, para que entendamos un poquito más, lo sucedido con el mamarracho de proyecto de «ley jaguar», presentado por dos vías para ser votado en referéndum, veamos en qué se relaciona, con lo anotado sobre el no pago del auxilio de cesantía.

Resulta que, uno de los malos albañiles, quizá el que fungió como maestro de obras, de ese tambaleante edificio, con nombre de “ley jaguar”, fue también proponente del proyecto que busca cercenar del Código de Trabajo, el derecho a las prestaciones. Ese señor, junto a otros albañiles, un poco menos diestros, presentaron al presidente de la República, lo que éste calificó de obra de arte, como misión cumplida, que era el edificio que buscaba, les habrá dicho.

Y lo aplaudió, pues mientras, por un lado, erosiona las funciones constitucionales de la Contraloría General de la República, ¡que tanto le incomodan!, por otro, le permiten, en su particular estilo, levantar una campaña electoral, con el cuento de la recolección de firmas, y una votación de carácter nacional, financiada con fondos públicos, a favor de una desteñida ministra, con quien confía perpetuarse en el poder, tal vez como “asesor” con puesto de ministro. Estrategia que no solo le permitiría seguir mandando, sino que, muy importante para él, le mantendría su inmunidad ante el medio centenar de causas judiciales que ha acumulado, hasta ahora. De ahí que, sin entender los alcances jurídicos del feo edificio que le presentaron, lo importante era que, según le explicaron los que jugaron de arquitectos, era lo ideal para sus aspiraciones políticas, pues no tenía un plan alternativo.

Por ello, su entusiasmo era evidente, pues, según su limitado entender, la que el día menos pensado, fue bautizada como «ley jaguar» (de paso, nuestro desagravio a tan admirable y silencioso felino, venerado por pueblos aborígenes), era, para él, el pretexto perfecto, para, continuar con sus poses populistas, cien por ciento demagógicas, de denuncias insulsas, con las cuales no solo disimular, lo que sin duda ha sido un improductivo gobierno, dedicado a “cosas raras”, como las que se han denunciado en el Caribe sur, muy relacionadas con su ataque feroz a la Ley Orgánica del Ambiente, sino también, para mantener ocupado a un cardumen de seguidores, que aún le siguen ciegamente.

Por ello, al derrumbarse por inconstitucional tal proyecto de referéndum, son pertinentes unas breves observaciones. ¡Veamos!

Debido a que el mismo es un producto jurídico muy deficiente, desde que naciera a la luz pública, evidenció graves deficiencias en su redacción, por lo cual, la verdad que no fue nada difícil, para juristas y otros ciudadanos estudiosos, diagnosticar sus severas malformaciones. Falencias imposibles de corregir, por haberse iniciado, precipitadamente, sendos procesos de referéndum para la misma “ley jaguar”, por iniciativa ciudadana, y en forma conjunta por los poderes Ejecutivo y Legislativo.

El día del fallo unánime de la Sala Constitucional de la Corte Suprema de Justicia, lejos de recordarse como un día de “luto nacional”, como dijo una, por cierto, improductiva diputada, dedicada casi exclusivamente a dirigir acciones en la Casa Presidencial, ha de celebrarse, más bien, como una fecha memorable, en defensa de la democracia y la institucionalidad, que, desde el siglo XIX, se ha venido forjando en nuestra querida Patria.

Y es así, pues la sociedad costarricense, lejos de querer abrir portillos a la corrupción y el indebido uso de los recursos públicos, aspira a que se fortalezcan los mecanismos de control, especialmente preventivos, que, a veces parecen ser laxos, por lo cual, la resolución unánime de los magistrados de la Sala IV, en que se reafirman las ya ocurrentes deficiencias, ha de ser bienvenida.

Nuestro pueblo aspira forjar una nación, donde impere la ética en el servicio público, y no puedan suceder, eventuales actos delictivos, tan comunes y costosos en los últimos años, como el sucedido, mediante engaños usando el tema de emergencias, en el aeropuerto Daniel Oduber, en Liberia, que provocara la huida precipitada, hacia Canadá, de un ministro de Estado, no sin dejar tras de sí, una estela de aparente corrupción, que está en investigación.

Deseamos la construcción de un Estado, que facilite y promueva, una mejor calidad de vida para sus habitantes, con mucha menor pobreza y pobreza extrema, con especialísima atención médica para sus Ciudadanos de Oro, donde la educación, en todos sus niveles, sea un pilar fundamental para el ascenso social, donde se respeten los objetivos del desarrollo sostenible, que se han venido forjando desde hace más de medio siglo, donde imperen los principios democráticos, la libertad y la paz. Podemos lograrlo, tenemos la capacidad para ello, pese a ciudadanos díscolos que, temporalmente ocupan puestos de dirección gubernamental, a quienes, inexorablemente, les llegará su momento de partir.

30/7/2024

El Partido de Nicoya por los senderos de la historia

Dr. Freddy Pacheco León*

Un hecho histórico que cimentó la construcción de nuestra Patria, fue la creación en 1573 de la Provincia de Costa Rica, previo a la designación del gobernador de Costa Rica, Nicaragua y, muy importante, Nicoya, Diego de Artieda Chirino. Eventualmente la Audiencia de Guatemala otorgó la autonomía a las tres por separado, y así, por los siguientes 15 años, hasta 1593, Nicoya fue una entidad políticamente autónoma, tanto de Costa Rica como de Nicaragua. La semilla estaba sembrada.

Si desde 1602, y por 182 años, la Alcaldía Mayor de Nicoya no hubiera ejercido su soberanía frente a los gobiernos de Costa Rica y, principalmente al de Nicaragua, el Partido de Nicoya consecuentemente no habría sido una realidad. También, si a fines de 1820 no se hubiera dividido el territorio en siete partidos, el Partido de Nicoya no habría brotado bajo el gran sol que lo ilumina. Y si luego de la firma del Acta de Independencia de América Central el 15 de setiembre de 1821 (menos de un año después) no se hubiera proclamado el Pacto de Concordia el 1° de diciembre de 1821, en que se restituye la Provincia de Costa Rica separada de la Provincia de Nicaragua, el Partido de Nicoya quizá hubiera sido «absorbido» por la vecina del norte. Así, paso a paso y sin vislumbrar siquiera el grandioso mañana que le esperaba, ese territorio fue manteniendo su presencia manifiesta, cual si la Providencia le tuviera señalado un sendero hacia su sitial histórico. ¡Y llegó el año 1824!!

Pensamos que, si Costa Rica hubiera tenido una población total suficiente para así elegir un diputado para las Cortes de Cádiz, el gobernador Tomás de Acosta jamás hubiera propuesto a la autoridad de la Audiencia de Guatemala, que se permitiera sumar a sus 60.000 habitantes con los del partido de Nicoya, para realizar la importante elección. Así, por esa inesperada situación, en que se eligió al brillante cartaginés Florencio del Castillo, se fueron estrechando lazos muy cordiales entre nicoyanos y costarricenses, reforzados por las participaciones electorales conjuntas, como para los representantes ante la Diputación Provincial de Nicaragua y Costa Rica. Así, el destino, seguiría marcando ese sendero que ni los mismos actores percibían siquiera a donde conduciría.

Tres poblaciones tenía el partido de Nicoya cuando se consumó el hito histórico del enlace. Unos tres kilómetros al norte de la pequeña ciudad colonial, estaba la cabecera sede del Alcalde Mayor, desde donde sus cerca de 2.000 habitantes mantenían un activo comercio con la siempre bella ciudad de Puntarenas. La ciudad de Santa Cruz, en Diriá, con unos 2.500 habitantes (muchos aborígenes) era la segunda ciudad, mientras la ciudad que hoy le da el nombre a la provincia, Guanacaste (Liberia), con 1366 habitantes, lugar de comercio ganadero principalmente con la ciudad de Rivas, en Nicaragua, estaba ubicada al norte del río Salto, separado de Nicaragua por el sitio llamado La Flor y de Costa Rica por el río Tempisque.

O sea, de no haber sucedido esos hechos que nos cuenta la historia, ¡jamás! se habría presentado siquiera la oportunidad de que los habitantes del, para otros, poco importante partido de Nicoya, se vieran ante la decisión de unir lazos con la provincia de Costa Rica, que los acogiera con el cariño que se habían forjado con el paso de dos siglos y medio de relaciones fraternales. Algunos dirán que fueron «accidentes», pero para nosotros fue el destino, la Providencia, que fue abriendo un sendero que nadie podría haber imaginado, y mucho menos diseñado. Gracias a ello, de esa unión pacífica, nació una nueva Patria, grandiosa, formidable, única en el continente, sin que hubiera que sanar heridas, ni violentar la paz idílica que respiraban desde las altas montañas a las costas del Pacífico y el Caribe; desde el valle intermontano a las sabanas nicoyanas.

Pero vendrían nuevos desafíos, principalmente desde un sector nicaragüense que no se resignó a recibir como debería de ser, la decisión voluntaria de los habitantes del partido de Nicoya, de incorporarse a la provincia de Costa Rica. Y como no lo entendieron o ¡no lo quisieron entender!, muy pronto fue objeto de conspiración. «Nicoya era y es un territorio de Nicaragua», decían. Por esa razón «los habitantes de Guanacaste (hoy Liberia) no quisieron ser parte del acuerdo tomado en cabildo abierto», agregaron. La tensión limítrofe estaba presente casi cotidianamente, pues en realidad no existía acuerdo limítrofe alguno entre Costa Rica y Nicaragua. Por tanto, ante ese vacío, en reiteradas ocasiones Nicaragua reclamó ese territorio. Se suscribió media docena de tratados entre 1838 y 1857, pero ninguno fue aprobado por ambos países. Parecía imposible un acuerdo satisfactorio para ambos. Con la heroica Campaña Nacional de 1856-1857 que como gesta libertadora fuere dirigida por nuestro heroico Presidente don Juan Rafael Mora, lejos de aplacarse las aguas, más bien se hicieron más turbulentas.

Como muestra de esa situación, leemos en El Nuevo Diario de Nicaragua, que el fortalecimiento del ejército tico pretendía «servir de amenaza a Nicaragua, consolidar la posesión de (…) la provincia de Guanacaste (que antes había pertenecido a los nicas) y expandir la frontera norte por la fuerza» (…) «Los poderosos ‘hermaniticos’ aprovecharon nuestro conflicto (la Guerra Nacional en la que Nicaragua estaba sumida) para apoderarse de la ruta del canal y del tránsito», publicó dicho periódico, en reflejo del pensamiento de algunos nicaragüenses.

Así llegó el año 1858, recién terminada la guerra contra los invasores expansionistas estadounidenses, que encabezados por William Walker fueron derrotados por los costarricenses en la hacienda Santa Rosa (que algunos nicas decían que era territorio nicaragüense), en la ciudad de Rivas y en el río San Juan. Esa presencia militar costarricense, fue una de las razones circunstanciales que propiciaron la redacción de un nuevo tratado de límites, negociado en San José por el nicaragüense Máximo Jerez Tellería y el Gral. salvadoreño José María Cañas Escamilla, designado por el Presidente Mora, que fuere suscrito el 15 de abril, y aprobado luego por el Congreso de Costa Rica y la Asamblea Constituyente de Nicaragua. Los congresistas costarricenses que no le dieron el voto positivo, cometieron el gravísimo error de no percatarse que con el Tratado Cañas-Jerez, quedaba plasmado en tan importante acuerdo, que el límite de Nicaragua con Costa Rica hacia el oeste, lo marcaba nuestra provincia de Guanacaste. Primer reconocimiento explícito de los nicaragüenses, de la soberanía costarricense sobre las tierras que formaron parte en el pasado del partido de Nicoya.

Pero los conflictos no terminaron. Luego vendrían nuevas objeciones desde Nicaragua, ahora hacia la validez del tratado, que fueron resueltas en 1888, a favor de la posición costarricense en defensa del mismo, por el Presidente de los EUA señor Grover Cleveland, que fuere ratificado en su vigencia hace pocos años, por la Corte Internacional de Justicia de la ONU.

Y como las amenazas sobre la soberanía de Costa Rica, específicamente sobre la pampa guanacasteca parecían no terminar, otra situación habría de presentarse. Sucedió hace 69 años, cuando durante el primer gobierno constitucional del Presidente José Figueres Ferrer, se invadió Costa Rica el 11 de enero de 1955, con fuerzas armadas del dictador nicaragüense Anastasio Somoza, en apoyo al expresidente Rafael Ángel Calderón Guardia. Invasión que contaba con el interés mal disimulado de las dictaduras de República Dominicana y Venezuela. La principal batalla, como sucediera 100 años antes, sucedió en la hacienda Santa Rosa, en Guanacaste. Invasión que, si hubiera tenido éxito, no es difícil imaginar ¡cuál habría sido el botín reclamado por el despreciable sátrapa nicaragüense!

Pues a celebrar con espíritu patriótico la anexión, o como también se le ha llamado quizá más correctamente, la incorporación del partido de Nicoya a Costa Rica. Nuestra provincia más bella, la del ramillete formidable de playas, sabanas, montañas humeantes y encendidas flores multicolores de sus árboles de hojas deciduas. ¡Brindemos con vino de coyol al son de la marimba de preciosas maderas! Los acontecimientos lo merecen.

Foto de pintura de Miguel Allan.

(*) Freddy Pacheco León es doctor en Ciencias Biológicas.

Después de diez años del litigio internacional por el oro de Crucitas se alcanza un final feliz

Freddy Pacheco León

Freddy Pacheco León

1. Recordemos que el laudo arbitral lo había ganado Costa Rica.

2. Que la minera, que ya había sido disuelta, se rearmó para presentar una última apelación.

3. Que hace unas dos semanas, la empresa canadiense había desistido, de dicha apelación.

4. Ahora se anuncia lo esperado; que la apelación no prosperó.

5. La vigilancia en Crucitas, nunca tuvo nada que ver, con lo que sucedía en el Ciadi, del Banco Mundial, pues el oro que se están robando, es del Estado costarricense y nada impedía, al menos, tratar de impedir la extracción que realizan maleantes.

6. Que, si se piensa dar en concesión a privados la explotación de ese oro, sí habría que reformar el Código de Minería.

7. Que, como debería ser, si el Estado decide explotar esa riqueza para beneficio del pueblo, NO haría falta, intervención alguna, de la Asamblea Legislativa, pues la prohibición a concesionar no afecta al mismo Estado.

8. Por ello, porque el camino ha estado siempre libre, desde hace siete años, se propone explotar, en esa relativamente pequeña, y muy degradada zona de Crucitas, más de US$2300 millones en diez años, a favor de un sistema hospitalario («Hospital del Oro»), regido por la CCSS, a favor de los más de 700.000 Ciudadanos de Oro, que lo están necesitando urgentemente.

¿Por qué negar el oro nuestro de Crucitas para la salud de 700 mil ancianos que lo necesitan?

Freddy Pacheco León

Es innecesario recordar que la CCSS sufre de un déficit presupuestario que está teniendo terribles consecuencias para los habitantes “Ciudadanos de Oro” que inevitablemente acuden a sus hospitales y clínicas. Las camas y demás espacios del sistema de salud de la Caja son ocupados en más del 65% por venerables ancianitos. Decenas de miles de familias han sufrido por las condiciones en que, por escasez de recursos, los abuelitos y abuelitas han tenido que engrosar listas de espera para un tratamiento médico, y a veces, pasar dos o tres días en condiciones incómodas, impropias, dolorosas, sin poder salir de salas de emergencia, por falta de espacio en salones. Espacios, por cierto, diseñados para pacientes más jóvenes con mayores facilidades de movilidad. Hemos sufrido mucho al ver cómo ha habido necesidad de «amarrarlos» de sus camas, ante la insuficiencia de personal de enfermería que los pudiesen atender las 24 horas. Faltan medicamentos y equipos, y hasta camas adecuadas. Ancianos que después de haber entregado heroicamente su vida a los que cuidaron desde el día de su nacimiento, hoy solo Dios los puede proteger de cualquier hospitalización por enfermedad grave, que los haga pasar por esa penalidad.

Y es que, por más amor aportado por el personal de salud, NO tiene nuestro buen sistema hospitalario, respuestas viables para enfrentar los cambios demográficos que aceleradamente han envejecido nuestra población. Cada día son más los «Ciudadanos de Oro», así como las enfermedades inherentes a su edad. A los que les llegó el momento de recibir el amor y protección que demandan y merecen.

Hoy no alcanza el dinero y la situación se agravará en menos de 30 años, cuando esa población mayor de 65 años rondará la cifra de 1.200.000, lo que nos hace vislumbrar una situación desesperante, dolorosa, inmerecida, que se profundizará inevitablemente… ¡SI NO HACEMOS LO CORRECTO HOY! Y lo correcto es buscar cómo enfrentar con medidas concretas, ese angustiante problema nacional. Indudablemente el más importante que hemos de solucionar como proyecto país.

Pero ¿Cómo enfrentarlo si no tenemos recursos?, se estará preguntando usted; pues resulta que SÍ CONTAMOS CON RECURSOS FINANCIEROS suficientes para esa magna tarea. Y los tenemos en un pequeñito espacio de nuestro territorio. En un área menor al Parque Metropolitano de La Sabana, tenemos un YACIMIENTO DE ORO que, según los estudios de la empresa extranjera que lo iba a explotar, puede producir unos US$2.300 millones en una década. Cifra real, no especulativa, sustentada en la producción anual de 3 toneladas de oro en lingotes, que estuvimos a punto de perder por una mala concesión. Y podemos hacerlo ahora sin necesidad de reformar el Código de Minería, porque al ser el mismo Estado el que haría la explotación, no requiere (sería una insensatez) que se le otorgue una concesión cual si se tratara de un ente privado. Ante la urgencia, hacemos un llamado para que se vea NUESTRO ORO DE CRUCITAS, como una solución complementaria al problema financiero de la Caja, que, como consecuencia directa, también tendría más recursos para enfrentar las inhumanas listas de espera, y el régimen de pensiones.

Rogamos para que la idea del sistema hospitalario integral que hemos llamado “HOSPITAL DEL ORO” sea valorada. Se trata de que la CCSS diga ¡presente, aquí estamos!, y se disponga a buscar respuestas a las necesidades que le aquejan, no solo en los 1043 EBAIS que ya ven superada su capacidad de atención de primera clase, sino también en todos los hospitales que, por lo general, no tienen espacios adaptados para recibir a ese sector de pacientes. “Ciudadanos de Oro” que aparte de las 140 camas del magnífico Hospital Geriátrico Raúl Blanco Cervantes, no queda más que atenderlos, cuando se puede, bajo condiciones inadecuadas en hospitales diseñados para pacientes más jóvenes, de un amplio rango de edades, donde no encontramos salas especializadas para los abuelitos y abuelitas, que presentan necesidades especiales y facilidades materiales que impiden incluso, el pleno cumplimiento de la Ley Nº7600.

Los expertos en salud que tenemos en Costa Rica harían los planes que mejor consideren ADECUADOS en el marco de la CCSS y el Ministerio de Salud. En la de menos podrían pensar en adecuar los centros de atención primaria y hospitales de toda categoría, para que cuenten con secciones especiales para esos ciudadanos, mediante ampliaciones, o quizá en la construcción de otros hospitales de geriatría o INCLUSO, en uno central especializado en enfermedades predominantes en ese sector de población. Pues no se trata de un hospital, sino de UN SISTEMA hospitalario donde también se habrá de considerar facilidades para familiares que, desde regiones alejadas, han de estar asistiendo a sus abuelitos internados.

Asimismo, no es despreciable el beneficio colateral que obtendría la Caja, al dedicar esa fuente extraordinaria de recursos para atender exclusivamente a las personas de la tercera edad. Las hoy interminables “listas de espera” que como consecuencia de la escasez financiera provocan desazón en miles de pacientes y sus familiares, también se verían disminuidas conforme más y más ciudadanos mayores vayan siendo atendidos en los espacios diseñados para ellos. Así, en poco tiempo, alrededor de un 65% de los espacios, equipos, medicamentos, exámenes de laboratorio, consulta externa, cirugías, etcétera, que hoy son compartidos, se irán liberando, y por ende, la Caja contará con mucho mejores condiciones para el cumplimiento de su abnegada labor. ¡Todos salimos ganando!

Por lo resumido, creemos tener la grandiosa oportunidad de dejar un legado histórico de inmensas repercusiones para los costarricenses, como lo es quizá, el de los tres grandes reformadores sociales de la Costa Rica de los años 40. Pero para alcanzar ese logro, estamos urgidos de la decisión política que no puede esperar. No existe ningún otro país en donde la riqueza mineral de su subsuelo, perteneciente a toda la comunidad como bien demanial, se dedique a la atención de sus “Ciudadanos de Oro”, de los que más lo necesitan y, más importante, de los que lo merecen. ¿Acaso podría pretenderse un mejor aprovechamiento de la riqueza de ese mineral localizado en Crucitas, antes de que por azar político se le asigne otro destino menos beneficioso para Costa Rica?

¡Unamos pues voluntades, para hacer realidad el formidable sistema hospitalario llamado “HOSPITAL DEL ORO”! El cual, obviamente, se desarrollaría guardando estricta atención a las particularidades ambientales que conlleva un proyecto de minería como el que habremos de hacer realidad para los costarricenses. Proyecto indiscutiblemente, urgente, razonable, único, y más importante, posible, si nos lo proponemos.

Referéndum, Sala IV y diputados irrespetados

Freddy Pacheco León

Freddy Pacheco León

El artículo 124 de la Constitución dice, en referencia al «acto legislativo para convocar a referéndum«, que se votará «en una sola sesión«. Es decir, habría solo una votación, que, en términos legislativos, conocemos como «primer debate».

Sobre ello, el texto es claro. ¡Lo que no está para nada claro!, es que, pese a que no puede modificarse el texto recibido del Poder Ejecutivo, SE IMPIDA a los señores diputados, conocerlo y dictaminarlo en comisión legislativa, como lo dispuso, sin cuestionamiento alguno, el señor Presidente don Rodrigo Arias.

Pero resulta que, al imponerlo así, sentimos que se pierde la esencia de la institución parlamentaria, pues el legislador se vería obligado a votar, ¡sin conocer los alcances de su voto!, independientemente, de la trascendencia del PROYECTO (¡Como ha de ser para un referéndum; no unas reformas legales!) que entregara la Presidencia de la República, como una invitación a sumarse a un «referéndum conjunto de ambos poderes», aunque el Poder Legislativo no hubiese tenido participación alguna en su elaboración.

Es tan importante este asunto, que, por ejemplo, si un proyecto de ley recibido por los señores diputados, permitiera el establecimiento de la pena de muerte, según lo argumentado, tampoco podría ser dictaminado en comisión legislativa, por lo cual, se obligaría a los diputados a votarlo «a la ligera», sin análisis alguno.

Pero hay algo más de especial trascendencia. En la resolución de cuatro magistrados de la Sala IV, donde se resuelve que la «ley jaguar» (ocho reformas a cuatro leyes), no está en el momento del proceso que permita hacer una consulta de constitucionalidad, se resuelve algo que no es menor cosa. Alega la Sala que «EL TEXTO NI SIQUIERA HA SIDO ANALIZADO EN UNA COMISIÓN LEGISLATIVA», y se agrega que, la consulta cabría «en el caso de que el proyecto de ley haya sido aprobado en primer debate«, desconociendo que no habría segundo debate alguno.

Con dicha resolución, se evidencian criterios divergentes entre los magistrados de la Corte Suprema de Justicia, y el Presidente Rodrigo Arias Sánchez, pues los primeros, sí consideran la importancia, como parte del procedimiento constitucional, de que la llamada “ley jaguar”, sea analizada en una comisión legislativa, como efectivamente, creemos, corresponde exigir. Claro que a la Asamblea Legislativa no le corresponde pronunciarse sobre el fondo del texto, aunque sí, sobre la forma que, en este caso, es trascendental, existiendo, por supuesto, el derecho de los legisladores, a conocer un dictamen recomendando, o no, su aprobación, dejando claro su pensamiento en las       actas de esa “única sesión”, como sustento de sus votos.

Al darse el resultado de la votación, en ese momento, los señores diputados ya no tendrían competencia sobre esa sui generis etapa, y, por ende, la consulta oportuna, lógica, formal, deseable, solo podrá ser tramitada por el Tribunal Supremo de Elecciones (TSE), que, presumimos, ya debe estar considerando la admisibilidad de la propuesta de referéndum por “iniciativa ciudadana”, presentada por dos ciudadanos, uno de los cuales, por cierto, estuvo exiliado en Nicaragua, bajo la protección de Daniel Ortega, al alegar que su vida estaba en peligro en Costa Rica.

Contrario al voto mayoritario, nos dicen los tres magistrados que emitieron un voto de minoría, que los artículos 96 y 98 de la Ley de la Jurisdicción Constitucional, sí facultan a los diputados para formular consultas de constitucionalidad sobre proyectos que se quieran llevar a referéndum, antes de que se realice la única votación que corresponde al plenario legislativo. O sea, que mientras se está realizando el debate reglado de la sesión del plenario legislativo, en que se votaría la iniciativa conjunta, sí podrían los legisladores que, creemos están siendo atropellados en sus derechos, presentar, ante la Sala Constitucional, una nueva consulta facultativa, ahora con más elementos jurídicos, donde incluso, se podría argumentar, la imposibilidad de analizar el texto enviado por el Poder Ejecutivo, en una comisión legislativa, como, reiteramos, precisamente lo sugiere el voto mayoritario recién recibido.

26.6.24

Un “jaguar” extraviado en el Congreso

Freddy Pacheco León

Llevaron “el jaguar” a la Asamblea Legislativa, como amenaza para los que Chaves considera sus enemigos, personales y políticos. “¡Si no me lo tratan bien, van a verlo actuar a lo largo y ancho del país!”, fue su sonoro mensaje, acompañado de una cimarrona.

Pero resulta, como dicen los jóvenes, que el animal “entró quedando”, pues inmediatamente se sintió desorientado, ya que “la fiera” no tenía por qué conocer, la legislación que se iría a encontrar, aunque sus domadores le habían pintado un panorama límpido y agradable.

Y es que, no podría ser de otra manera, ya que, en la Ley del Referéndum, sobre el trámite del convocado por el Poder Ejecutivo, en forma conjunta con la Asamblea Legislativa, NO hay determinación alguna que permita interpretar, que la «ley jaguar«, conformada por cuatro proyectos de ley, pudiese tramitarse en forma diferente a otros proyectos de ley similares.

En el caso del referéndum legislativo, dice dicha Ley, que su trámite se hará «por los procedimientos reglamentarios al efecto«. Por otro lado, para el referéndum del Poder Ejecutivo, que busca al Poder Legislativo como socio, luego de entregada la propuesta, la misma Ley, remite a lo señalado para el referéndum legislativo, al indicarse que «seguirá el trámite previsto en el artículo anterior«.

¿Y cuáles serán esos «procedimientos reglamentarios«?, preguntamos, y de una vez respondemos: pues los únicos que existen, los usuales, no cabe inventar nada, donde la legislación positiva, no otorga ese espacio.

Al revisar el Reglamento de la Asamblea Legislativa, vemos que el presidente tiene el mandato de «Asignar a las comisiones los proyectos presentados a la Asamblea Legislativa, con estricto apego a la especialidad de la materia y según las funciones y atribuciones señaladas para cada una de ellas«. Mandato que no hace diferenciación alguna, de si se trata de un proyecto de ley, llamémoslo como los que se tramitan cotidianamente, o uno que se espera sea convocado a referéndum, conjuntamente por los poderes Ejecutivo y Legislativo. Asimismo, como debe ser, no se habla de un plazo perentorio alguno.

Para los referéndums, recordemos que lo único que está normado, es lo referente a proyectos de ley que impliquen reformas a la Constitución. Para estos, el proyecto de que se trate ha de haber sido aprobado por mayoría calificada, en una legislatura, como requisito a ser luego sometido a referéndum. Es, aquí todavía más claro, que antes habría de haber sido sometido a «los procedimientos reglamentarios al efecto«. Jamás podría pensarse que, un proyecto de ley de reforma constitucional, con semejante trascendencia, no fuere antes tramitado en la respectiva comisión, analizado a profundidad, consultado, ampliamente divulgado, etcétera, para eventualmente ser dictaminado. Aun así, nuestra carta magna, ha sido reformada en 64 ocasiones, hasta la fecha, prueba de que no es cierto que no se pudiere modificar.

El hecho de que la llamada «ley jaguar», sea en realidad, la reunión de cuatro proyectos de ley (que modificarían igual número de leyes), complica, todavía más, el asunto. Y es así, porque, al estudiar la normativa que crea y regula el referéndum, es claro que el legislador pensó en un proyecto, y no en dos, cuatro o 14. Por ello, el trámite en comisión legislativa ha de ser tal, que, los señores diputados tendrían que tramitar, individualmente, cada uno de los proyectos, con su correspondiente número de expediente, pues sería imposible, conocerlos cual si fuere uno solo. Esto significa, que se deberán remitir al Departamento de Servicios Técnicos de la Asamblea Legislativa, así como hacer las consultas de rigor (al Tribunal Supremo de Elecciones y la Sala Constitucional), para cada uno de ellos. Lo mismo, a la hora de solicitar los criterios correspondientes, también para cada uno. Imposible hacerlo de otra manera, aunque el pobre “jaguar”, se vaya a sentir más incómodo, que en el clausurado zoológico del Parque Bolívar.

Sin embargo, la que podríamos considerar una «ventaja», a favor del Congreso, para salir del problema que podría crearle la solicitud de referéndum nacida en Zapote, es el factor tiempo. ¡Veamos!

Como sendas solicitudes del referéndum por iniciativa ciudadana, también para la «ley jaguar«, fueron presentadas el pasado 5 de junio, el TSE, como un solo trámite, tomó un acuerdo preliminar, solicitando al Departamento de Servicios Técnicos, elaborar el informe correspondiente. Labor que los juristas del Congreso harán, luego de recibidas las respuestas a las consultas de rigor, donde, presumimos, estaría incluida la Sala Constitucional, fundamentalmente.

Podría ser, pues, que para cuando la Asamblea Legislativa inicie el trámite que le ha solicitado Chaves, para su extraño referéndum, para entonces quizá ya se habrá avanzado en el trámite para el referéndum de las más de 177.000 firmas, el de iniciativa ciudadana, solicitado por el ciudadano esposo de la diputada Cisneros, y, cosa extraña, por el ciudadano que estuvo asilado en Nicaragua, bajo “la protección” del dictador Ortega, por haber alegado que su vida corría peligro en nuestro país, al haberse puesto del lado de los nicas, en relación con la (fallida) construcción estratégica, de la ruta 1856, que habría corrido paralela a parte del río San Juan, cuando padecimos la invasión del ejército “sandinista” a isla Portillo.

Lo mejor que podría suceder, sería que, antes de que se abriera un debate inútil en la Asamblea Legislativa, se pudiesen tener a mano, algunos elementos objetivos, que, muy posiblemente, facilitarán lo que se vaya a resolver. Aunque muchos pensamos que al menos dos de los proyectos de ley, incluidos en la “ley jaguar”, serían inconstitucionales, solo la Sala IV podría determinarlo así.

Igualmente, en vista de que existe jurisprudencia en el TSE, en el sentido de que la forma empleada por los proponentes del referéndum, que incluye varios proyectos de reformas legales a igual número de leyes, no puede ser tramitado así, presumimos que su resolución, no será diferente al rechazo emitido en otra oportunidad, para una iniciativa que se tiene muy presente.

Finalmente, para los que piensan que la “ley jaguar” habrá de seguir el mismo trámite aplicado al del muy conocido TLC con los Estados Unidos, les recordamos que se trataba de un convenio internacional, suscrito por el Poder Ejecutivo, que, en su proceso de aprobación legislativa, no podría habérsele cambiado “ni una coma”. Después de que la Sala IV no encontró roces constitucionales, sencillamente se puso a votación del Plenario Legislativo, como respuesta a la solicitud del Poder Ejecutivo, de procesarlo como un proyecto de ley por vía de referéndum conjunto de ambos poderes. No son similares, evidentemente, las dos situaciones.

19.6.24

Un tamalito a referéndum

Freddy Pacheco León

Cuando el Departamento de Servicios Técnicos, de la Asamblea Legislativa, comunique al Directorio su dictamen acerca de los CUATRO proyectos incluidos en el «proyecto Jaguar», se habría de hacer las consultas a la Sala IV de la Corte Suprema de Justicia. Consultas que, por legalidad y consideración a los señores magistrados, se tendrían que hacer por separado, para cada uno de los proyectos respectivos.

Para ello, la Sala debería contar con el plazo máximo dispuesto para el estudio y resolución de cada uno, pues jamás podría jugar, en un trámite tan trascendental, el concepto del «combo», pese a haber sido remitidos cual si fuese un solo componente de lo que se sometería a votación en el Plenario Legislativo.

Se trata de proyectos tan diversos, como el del uso por privados, de terrenos demaniales bajo la custodia de Japdeva, el de desfigurar la estructura y funciones, de la Contraloría General de la República, así como la flexibilización de la Ley de Contratación Pública, para liberarla de controles constitucionales.

Por supuesto, que lo mismo se aplicaría, para el TSE, quien también tiene el deber de tratar de determinar, previamente, la existencia de posibles roces con la Constitución Política, en algunos o en los cuatro proyectos, que le fueron presentados, con sabrosos ingredientes, cual  «tamalito» de temporada, para no hacer incurrir al pueblo, en un error, costoso, pero evitable.