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Etiqueta: garantes éticos

Grupo de garantes al Señor Presidente de la República

San José, 20 de julio de 2020.

Sr. Carlos Alvarado Quesada
Presidente de la República
Casa Presidencial-Zapote

Señor Presidente:

            Con el respeto debido, una vez más nos dirigimos a usted en razón de la confianza que nos fuera depositada como Grupo de Garantes Éticos de su gobierno.

            Es evidente que la situación excepcional por la que atraviesa el mundo, y Costa Rica no es la excepción, ubica el tema de la gestión ética y el valor de la probidad en un plano mucho más allá de las eventuales denuncias por abuso de poder o corrupción por parte de algún funcionario público, para situar estas cuestiones en la base misma de la convivencia democrática y republicana, transformando esas valoraciones de moralidad y transparencia en pre-requisitos indispensables para poder sobrevivir estos difíciles tiempos con paz y justicia.

            Hemos escuchado, señor Presidente, con toda atención el mensaje que usted dirigiera al país el pasado domingo 19. Nos advierte usted de que vendrán tiempos aún peores de los ya vividos y que serán necesarios nuevos y radicales sacrificios. Creemos firmemente que este noble pueblo puede entender su llamado. No nos cabe duda que amplias mayorías comprenderán la necesidad de aportar y lo harán gustosas si se trata de superar la pandemia y reactivar la economía en dirección a reducir la pobreza y las desigualdades imperantes. Pero también es claro que esto supone que todos veamos el sacrificio de cada quien. No es justo ni legítimo que la contribución recaiga sólo en algunos y otros pretendan pasar por la tempestad absolutamente indemnes.

            También menciona usted la urgente necesidad de una actitud responsable y solidaria. Igualmente creemos que esto es posible, pero de nuevo se requiere que pasemos de las palabras a los hechos, de las consignas a los números. Esta sociedad se merece que con cuantificaciones claras y fieles, proporcionales y progresivas, según ingresos reales,  veamos con cuánto está contribuyendo cada uno, de la misma manera en que  se ha puesto números a la reducción del presupuesto nacional y a las disminuciones en salarios y pensiones del sector público. Es urgente que veamos los porcentajes y sumas aportadas por el sector privado que más beneficios económicos percibe. El país requiere, al menos,  de una propuesta para gravar las grandes fortunas y una estrategia que asegure minimizar la evasión y la elusión tributarias.

            Finalmente hace usted un vehemente llamado a la unidad nacional.  Nuestro criterio es que eso sólo será posible si previamente se anteponen los requerimientos nacionales en orden a construir un auténtico diálogo del gobierno con todos los sectores, que no se quede en un mero gesto o ritual, para demostrar que los intereses esenciales de cada quien, han sido considerados. Lo ideal sería un diálogo-debate nacional donde estén representados todos los sectores organizados del país, con mesas de trabajo especializadas y de donde salgan recomendaciones sobre las cuales usted pueda escoger. Hemos sido testigos de múltiples iniciativas, desde voces en la Asamblea Legislativa de diputados de oposición y de gobierno; así como del movimiento de Mujeres en Acción, Mujeres por Costa Rica, el grupo de economistas pluralistas, sindicatos y asociaciones de trabajadores,  y políticos y representantes de la sociedad civil que han dado sus puntos de vista y han concretado propuestas.  Por favor, señor Presidente, sin este ejercicio de diálogo eficaz no podrá hacerse realidad la unidad que todos quisiéramos.

            Con nuestra más alta consideración,

Quince Duncan Moodie, Margarita Bolaños Arquín, José Manuel Arroyo Gutiérrez

CARTA PÚBLICA AL SEÑOR PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA

Señor
Carlos Alvarado Quesada
Presidente de la República
Presente.

Estimado señor Presidente:

            Nos sentimos en la obligación moral de dirigirle a usted esta carta en momentos en que nuestra Costa Rica y el mundo entero enfrentan la pandemia del Covid-19, con graves efectos en la salud, la economía  y demás actividades humanas. Lo hacemos también en ejercicio de la facultad que usted nos otorgara,  en su momento,  como garantes del ejercicio ético en su gestión de gobierno.

            Queremos, en primer lugar, reconocer el manejo transparente, informado, técnico y eficaz que se han hecho las autoridades a cargo de la crisis sanitaria que padecemos. Todo el país ha visto cómo, de manera profesional y responsable, las personas especialistas y expertas en salud pública han sido quienes han tomado la palabra y las acciones requeridas, eliminándose cualquier manejo político indebido. También estimamos de gran valor que este desafío se haya ejecutado con estricto respeto a las libertades y derechos fundamentales de las personas, tal y como debe ser, a pesar de las medidas extraordinarias que por obligación se han tomado.

            Dicho lo anterior, queremos transmitirle nuestra preocupación por el futuro  que nos espera como sociedad y nación. Debemos advertir que la calamidad que estamos sufriendo nos encontró, afortunadamente, con un sistema de salud pública (Ministerio de Salud y C.C.S.S.) con importantes recursos y capacidades, materiales y humanos, que han hecho la diferencia entre sobrellevar esta crisis sanitaria con márgenes de éxito razonables, y no tener que enfrentar la catástrofe que ha significado para muchos países, incluso de mayor desarrollo y riqueza que el nuestro.  A estas entidades rectoras se han sumado universidades públicas y otras instituciones que han permitido instalar hospitales de emergencia, confeccionar equipos de protección, dar asistencia técnico-profesional y hasta ensayar  alternativas de detección y tratamiento de la enfermedad. La verdad es que todos estos logros nos tienen gratamente impresionados tanto dentro como fuera del país.

            Pero debemos recordar también que esas instituciones que hoy responden a la altura de las circunstancias “no son hijas de las piedras”, como diría el benemérito García Monge, sino el resultado de largas luchas y conquistas sociales de muchas generaciones de nobles costarricenses.  De manera particular la Caja del Seguro Social –cuyo financiamiento obliga al Estado, patronos y trabajadores- es una de las columnas que cimientan y sostienen el pacto social real, surgido del doloroso parto del período 1940-48,  y  que por décadas le ha otorgado al país estabilidad política y social.

            Al tiempo que celebramos su convocatoria a todos los sectores del país para dialogar y ser oídos, queremos respetuosamente instarle a que se continúe tomando aquellas medidas que en definitiva encausen al país, por la senda correcta. No equivocarse en este tema y en este tiempo es fundamental para garantizar la paz social y la salud de la democracia. Hay que refundar la nación sobre las únicas premisas que hacen viable cualquier proyecto humano, a saber, la solidaridad y la equidad, el aporte de cada uno, según su capacidad, y siempre teniendo como fin indispensable el bien común por sobre los intereses de grupo.

            Por eso mismo también nos ha preocupado ver cómo la balanza en este proceso podría ser cargada de manera desproporcionada en los hombros de asalariados y jubilados, sobre todo del sector público. Ya antes de esta crisis se emitieron leyes que procuraron corregir excesos injustificados. Esa tarea está sobradamente cumplida. Pero, aun así, consideramos que este sector puede contribuir una vez más, pero debe ser de manera proporcional al ingreso, en montos razonables y temporalmente limitados.  En todo caso, los cálculos de este nuevo aporte extraordinario, dadas las innumerables cargas sociales que ya pesan sobre salarios y pensiones, deberían hacerse sobre los ingresos netos y no brutos de los contribuyentes. No sería justo ni legal, tampoco, cercenar derechos adquiridos como el aguinaldo o el salario escolar.

            Por otra parte, nos parece importante, tanto desde el punto de vista de justicia, como de la paz social, que parte de la contribución venga de las empresas y personas privilegiadas, que han disfrutado de altos rendimientos en los últimos tiempos. Sea o no que sus ingresos hayan mermado, tienen el deber de aportar de manera razonable a enfrentar esta crisis, habida cuenta de que incluso, algunos de ellos, por su actividad, han visto aumentar o mantenerse su nivel de ingresos.

            Señor Presidente, Usted atinadamente ha llamado a la unidad y la solidaridad. Esos valores deben ser hoy la práctica común. No podemos pedir más solidaridad y unidad, si hay un aporte marcadamente sesgado en contra de algunos que ya contribuyen y están dispuestos a seguirlo haciendo.

            De las decisiones que se tomen, señor Presidente, dependerá si hay aún motivos para celebrar el tan esperado Bicentenario de la Independencia de su programa de gobierno. No podemos darle cabida a las salidas violentas en ausencia de equidad y justicia.

Atte. Garantes Éticos.

MARGARITA BOLAÑOS ARQUÍN                                   QUINCE DUNCAN MOODIE

                                    JOSÉ MANUEL ARROYO GUTIÉRREZ