El presidente Gustavo Petro de Colombia pronunció su discurso ante la Asamblea General de la ONU, en Nueva York, Estados Unidos de América. SURCOS comparte el enlace al discurso del presidente de Colombia atendiendo la solicitud del presidente de la Asociación Madre Tierra, Alberto Salom Echeverría.
Le invitamos a escuchar el mensaje del mandatario colombiano quien habló con franqueza sobre temas claves del desarrollo y la geopolítica.
Rafael A. Ugalde Q. Periodista, abogado y notario por la U.C.R.
Las apariencias engañan míster Trump. Es imposible negar o demeritar el triunfo obtenido en Costa Rica por tu secretario de Estado, Marco Rubio, en cuanto a “luz verde” para que la campaña intervencionista contra la “dictadura” de Maduro se extienda a México o la nación latino-caribeña que creas merece tu “civilizatoria” mediante tu campaña contra el “narcotráfico y el terrorismo”.
Puedes sacar pecho orgullosamente y sentir admiración por Rubio y tu embajada en San José. Lograste en una tarde desaparecer de un plumazo la lucha a muerte entre los exportadores e importadores criollos por la apuesta de quien maximiza mejor la ganancia sobre la miseria de las mayorías. Todo en unas pocas horas.
No fue una sola moción aprobada recientemente en la Asamblea Legislativa. Fueron dos, por aquello que una fallara, o no se entendiera claro y contundente cómo, cuando los emperadores romanos Caracalla o Geta ordenaban democráticamente a sus súbditos, despojados ya de su dignidad, hacer las locuras más raras.
Costa Rica, por el contrario, cuando se disponía a celebrar 204 años de vida independiente con desfiles, tambores, cantos de no ciervos menguados, entre otros, nuestra neutralidad y presencia de más ya maestros que soldados debe, simplemente, decir sí de inmediato en el congreso, la casa presidencial o el Poder Judicial.
De esta manera, sí tu secretario encargado de buscar aliados para sus invasiones militares, llenar el Caribe de cañoneras, submarinos nucleares, aviones armados hasta los dientes y cientos de “marines” para “combatir el narcotráfico y el terrorismo” póngale la firma, míster Donald, es cierto lo que te diga Rubio, pues acá no son dos ni tres tus aplaudidores.
Pero permítame decirte para que no te equivoques, cuando Rubio te diga que hay unos cuatro gatos que no comprenden la magnitud de tu cruzada: Acá, desde 1856, cuando ustedes nos mandaron un asaltante disfrazado de abogado y periodista para enseñarnos a ser bilingües, no todos son siervos menguados, ni nacen con la cerviz fracturada, ni se les sube la presión arterial en solo pensar que la nueva Roma no les dará visa.
Tu supuesta limpieza regional de los carteles de los Soles, Jalisco Nueva Generación o Sinaloa está condenada al más rotundo fracaso, cuando nuestros pueblos, por fin, se percaten que la llamada guerra contra el “narcotráfico y el terrorismo” no se sostiene en sí misma y es la carta de presentación para legitimar el robo y el saqueo de los recursos en Nuestra América.
Vimos desde la nefasta doctrina Monroe y sus variaciones, como el proyecto de la vieja Agencia para el Desarrollo (AID) y oenegés contra el comunismo y el socialismo, así como proyectos tan criminales como el Plan Colombia, que llenó de bases militares a ese país, o la Operación Condor, con el cual eliminaron a las y a los jóvenes y luchadores más nobles que entonces tenían Chile, Argentina, Uruguay y Paraguay, entre otros, que el fin último fue saquearnos.
Con la droga, el “Estado profundo”, aglutinado en un solo partido político estadounidense de dos cabezas de animales simbólicos, como es el burro y el elefante, hizo milagros en el pasado. Las protestas de millones de jóvenes norteamericanos en las grandes urbes, que llamaban a la paz y al amor en lugar de ir a matar vietnamitas y llenar sus poblados de Napalm, les repartían drogas masivamente para reducirlos a miseria humana y junto a sus géneros musicales, como el rock and rol, terminar por satanizarlos.
Como ayer, ahora no se conocieron los verdaderos dueños de los carteles norteamericanos encargados del negocio y la distribución masiva de marihuana, cocaína, fentanilo y pastillas alucinadoras. Y menos se conocerán los billones de dólares que ingresan diariamente a la corriente financiera procedentes de esta actividad ni los grandes bancos encargados de “blanquear” esos activos.
El canciller cubano Bruno Rodríguez, precisa las millonarias perdidas económicas a su país en los intentos de matar de hambre a un pueblo durante 65 años. (F. MINREX)
Sin embargo, si podemos asegurar, que el “negocio” de las drogas es lo bastante “sostenible” como para mantener una guerra por varios años. Gracias a los aviones cargados de cocaína procedente de Suramérica, la administración de Ronald Reagan, financió desde 1985 la llamada “contra” nicaragüense o “soldados” de la libertad, desde Honduras y Costa Rica.
Con los dólares producidos por la venta de narcóticos, a vista y paciencia de la Agencia Antidrogas Estadounidense, promovida como DEA, y las autoridades locales en esos países indicados, se compraban al Sha de Irán armas de guerra que llegaban masivamente a Centroamérica. Demostrándose, hasta la saciedad, que el tráfico de drogas en el mundo, mientras no se termine con la demanda interna en la nación primer lugar en el orbe en consumo, junto al negocio de las armas y el sicariato, es cara de una misma moneda.
Cualquier relato en torno a terminar con el tráfico y consumo de droga nacionales, sin inversión social en escuelas, salud pública de calidad, salarios dignos y vivienda decorosa, entre otros, sin exigir además a las naciones compradoras reducir su demanda interna de estupefacientes, los países víctimas de este mal serán obligados a subir la represión mediante el llamado Derecho Penal de prevención general, regalar sus soberanía con Tratados de Extradición, que vienen a ratificar la sumisión ante la potencia de moda y llenar sus territorios de cárceles de máxima seguridad.
La experiencia de usar el negocio de las drogas con fines militares y político quedó plasmada en el llamado “Irancontra” o “Irangate”, deparando tal cantidad de dinero, que alcanzó para contratar periodistas costarricenses para una emisora dedicada a promover la causa de la “libertad” en Nicaragua y acabar con la “dictadura” de Ortega.
Incluso, hubo dinero a caudales, hasta para minar los principales puertos nicaragüenses, como segundo ensayo de lo que ahora realizan a placer y perfección los estadounidenses y sionistas en Gaza, pues esperaban interrumpir la llegada de alimentos por vía marítima y matar así de hambre a los sandinistas, aunque se llevaran también en banda a sus amigos democráticos y no terroristas.
Estados Unidos fue condenado por el minado de puertos nicaragüenses el 27 de junio de 1986, cuando la Corte Internacional de Justicia (CIJ) falló a favor de Nicaragua, dictaminando que estas acciones, junto con el apoyo a los «contras», constituían una violación del derecho internacional.
En contraste, Washington, desconoce esta sentencia y, recientemente, la administración Trump impuso a los nicaragüenses aranceles de 18 % a sus exportaciones. Managua reclama una indemnización por US $12 mil millones por sus fechorías cometidas en esa nación istmeña.
El primer intento de genocidio moderno, aplicando el hambre como herramienta de guerra y delito de lesa humanidad, inició desde 1960 contra Cuba, a pesar de su férrea política contra las drogas en la ínsula antillana.
Datos dados a conocer en las Naciones Unidas revelan que del 1º de marzo de 2024 hasta el 28 de febrero de 2025, el bloqueo comercial y financiero contra su población alcanza, por concepto de daños y perjuicios materiales, los 7 mil 556,1 millones de dólares.
El canciller Bruno Rodríguez Parrilla precisó que este aumento exponencial se debe fundamentalmente al incremento en las afectaciones por los ingresos dejados de percibir por exportaciones de bienes y servicios.
Para el presidente colombiano, Gustavo Petro, la cruzada contra el narcotráfico y el terrorismo enmascara otros fines concordantes con la tradicional política intervencionista de Estados Unidos en la región, así como su desprecio por el Derecho Internacional y la autodeterminación de los pueblos. “Y Colombia no prestará su territorio para que invadan ningún país hermano”.
Para Petro el narcotráfico internacional está más activo que nunca con una Junta Mundial que funciona desde una importante nación árabe, encargada de lavar billones de dólares y euros diariamente, a la cual se integraron la mafia albanesa, la estadounidense y carteles de la región.
Según el dignatario colombiano en su país no han cesado los intentos de golpe de Estado promovido por grupúsculos estadounidenses, con influencia en el congreso norteamericano, así como representante de la rancia oligarquía colombiana, aglutinada en el llamado Centro Democrático que eligió en el pasado como presidentes a Álvaro Uribe e Iván Duque.
Según Petro, durante las administraciones de Uribe y Duque el área de cultivo de hoja de coca superó las sesenta mil hectáreas, el paramilitarismo era una realidad y la violencia era incontenible, a pesar de siete bases militares estadounidense a lo largo y ancho de Colombia, fum8igaciones masivas y daños a la ecología.
Hoy solo quedan unas 34 mil hectáreas sembradas de hoja de coca, quienes antes sembraban esas plantas, ahora producen alimentos, cuentan con caminos, precios justos, y en lugar de apostar por la violencia y la muerte, nosotros defendemos la vida y la paz. Esto no les gusta, dijo recientemente durante un encuentro con el pueblo en el interior colombiano.
La cocaína se introduce dentro de las bananas que van a Europa y Estados Unidos. Los puertos del Pacífico ecuatorianos han alcanzado notoriedad por la captura de cientos de toneladas. (F. noticias DW)
Con este nuevo aire que toma el narcotráfico regional, mientras Estados Unidos tiene estacionado en el Caribe el destructor USNI News, unos 5.000 marines e infantes de marina, el grupo anfibio encabezado por el USS Iwo Jima (LHD-7), acompañado por el USS Fort Lauderdale (LPD-28) y el USS San Antonio (LPD-17), entre otros, ninguna nación queda al margen del negocio
Un reciente informe del Servicio Federal de Seguridad de Rusia (FSB) y el Servicio Federal de Aduanas rusos confirmaron laincautación en el puerto de San Petersburgo de 1,5toneladas de cocaínaen un barco con bananasprocedente de Ecuador.
Según estas fuentes,el barco Cool Emerald había zarpado desde la República deEcuador, desde el pasado 29 de agosto rumbo al puerto de San Petersburgo, Al hacer las inspecciones del cargamento dentro un contenedorcargado conbananos, se descubrieron 1.500 paquetes que conteníancocaína, con un peso total de 1.750 kilogramos.
En contrate, un documento denominado “Informe europeo sobre drogas 2025” – de consulta obligatoria para aquellos diputados que aprobaron mociones contra el cartel de los “Soles” – señala que las redes de tráfico utilizan múltiples rutas para aumentar el suministro de cocaína en Europa y en ninguna parte se indica la participación de Venezuela. (https://www.instagram.com/reel/DOtt_8AgoK6/).
Por otra parte, está documentado, que el 87% de la droga sale por importantes puertos del Pacifico suramericanos, al otro lado donde mandaste tus cañoneras, míster Trump, por ejemplo, terminales portuarias en Guayaquil, Manta, Esmeralda o Puerto Bolívar, este último muy utilizado por las familias ecuatorianas, exportadoras de banano, en cuenta la del mandatario Daniel Noboa.
Perdone, presidente Trump, usted se equivoca con algunos ticos; tal vez somos poquitos, cierto, como posiblemente te contó entusiasmado tu secretario Rubio, ¡pero no todos somos tarados ni cipayos!
La Cátedra de Centroamérica de la Universidad de Costa Rica (UCR) invita a la comunidad universitaria y al público general a participar en su programación académica de septiembre, dedicada a fomentar la reflexión y el análisis sobre temas de relevancia regional y global.
La agenda incluye tres actividades principales:
-Geopolítica de la región Indo-Pacífica y su importancia para Centroamérica y Costa Rica
Conferencia del profesor Noel D. Campbell, académico y diplomático, exdirector del Australian National Centre for Latin American Studies (Australia National University) El jueves 11 de septiembre a las 6:00 p.m. en el Miniauditorio de Ciencias Sociales (Aula 609), UCR.
-Ilusiones rotas y democracias fallidas en Centroamérica (siglos XIX-XXI) Conferencia a cargo del Dr. David Díaz Arias, Catedrático Humboldt de la UCR, profesor de la Escuela de Historia y Premio Nacional Luis Ferrero a la Investigación Cultural (2015). Martes 16 de septiembre a las 5:00 p.m. en Sala de Audiovisuales, Facultad de Ciencias Sociales, UCR
-Presentación del Estado Político de la Región Centroamericana
En colaboración con el Programa Estado de la Región. el día Jueves 25 de septiembre a las 6:00 p.m.
Las conferencias contarán con transmisión en vivo por Facebook de Cátedra Centroamérica.
La Cátedra reitera su invitación a participar de manera presencial o virtual en estos espacios de diálogo académico.
Hoy, a 50 años de la victoria del pueblo vietnamita sobre el imperialismo estadounidense, no solo se recuerda una hazaña militar y política, sino también una lección histórica de dignidad y resistencia.
Vietnam, con una extensión de 331.210 km y una población de poco más de 104 millones de habitantes hace ver que los logros actuales, son impresionantes. Pero primero lo primero, Vietnam logró lo que parecía imposible, derrotar al ejército invasor más poderoso del mundo. Lo hizo con la fuerza de su pueblo, con el liderazgo de Ho Chi Minh y el Frente Nacional de Liberación, y con una convicción inquebrantable de que la independencia y la dignidad no se negocian.
El costo humano fue inmenso, más de 5 millones de muertes, ciudades devastadas, generaciones enteras afectadas, hasta hoy, por los efectos de las bombas estadounidenses y el uso criminal de armas químicas como el napalm y el agente naranja. Sin embargo, la voluntad del pueblo vietnamita y la dirección del Partido Comunista fueron más fuertes que la maquinaria de guerra de los yanquis.
Medio siglo después, Vietnam es un ejemplo de cómo un país puede levantarse de las ruinas y construir desarrollo. Pasó de tener un 95% de analfabetismo en 1945, a alcanzar hoy un 95% de alfabetización y estar entre los primeros lugares en pruebas educativas internacionales. En cuanto a la salud pública, la esperanza de vida pasó de 58 años en 1975 a más de 77 años en la actualidad, con cobertura gratuita para toda la población.
En lo económico, Vietnam pasó de ser un país agrícola arrasado por la guerra, a convertirse en una potencia manufacturera y agroexportadora, con un PIB per cápita que en 1980 era de 100 dólares y que hoy supera los 4.000 dólares. Su crecimiento económico ronda el 5,4% anual y es uno de los destinos turísticos y productivos más dinámicos de Asia, donde se esperan más de 18 millones de turistas este año.
Todo esto nos demuestra algo fundamental, cuando una nación es libre de bloqueos criminales, de acoso militar y de guerras impuestas desde afuera, puede alcanzar grandes niveles de desarrollo en beneficio de su pueblo. Vietnam es la prueba viviente de que la soberanía, el socialismo y la dignidad nacional son la base de un progreso verdadero.
El ejemplo de Vietnam, un país que fue devastado por la guerra más brutal, que enfrentó bombas químicas, millones de muertos y destrucción, pero que logró levantarse hasta convertirse en un país próspero y en desarrollo, se puede comparar con la magnitud del crimen que hoy se comete contra Cuba.
Si Vietnam pudo reconstruirse y progresar, fue también porque tuvo la oportunidad de hacerlo sin estar sometido a un bloqueo económico, comercial y financiero criminal, como el que Estados Unidos mantiene contra Cuba desde hace más de seis décadas.
Ese criminal bloqueo de EEUU, que en las Asambleas de la ONU han condenado de forma casi unánime año tras año (sólo EEUU, Israel y alguna que otra isla sometida por los gringos se han opuesto), limita el acceso del pueblo cubano a medicinas, alimentos, tecnología, financiamiento y comercio justo. Es una política diseñada con un solo objetivo, asfixiar al pueblo y obligarlos a rendirse, a ponerse de rodillas. Lo que por supuesto no han logrado ni lograrán.
Se trata de un acto de guerra permanente que golpea la vida cotidiana de millones de cubanos y que, en términos políticos y éticos, constituye un verdadero genocidio. Estados Unidos no perdona que Cuba haya elegido ser libre, soberana y socialista, que sea un ejemplo de dignidad ante los demás pueblos del mundo.
Hoy, mientras Vietnam muestra que un país en paz puede lograr altos niveles de educación, salud y crecimiento económico, Cuba sufre cada día el peso de un cerco criminal e inhumano que impide que su pueblo despliegue todo su potencial.
Pero a propósito de esto, hay buenas noticias. Cuba y Vietnam, precisamente, aprobaron recientemente más de 50 nuevos acuerdos para fortalecer y diversificar los nexos bilaterales materia de economía, comercio, inversiones e intercambio científico y técnicos en diferentes campos. Los mismo ha sucedido con Acuerdos con China y Rusia.
Entre los Acuerdo con Vietnam figuran los relativos a comercio, inversiones, agricultura, pesca, biotecnología, salud, construcción, transporte, ciencia, tecnología y medio ambiente, cultura, turismo, deportes, industria, energía y minas, finanzas y aduanas, educación superior, trabajo y seguridad social, información y comunicaciones, radio y televisión, lo que también reflejan los nuevos tiempos para la humanidad y la multipolaridad que se desarrolla con China, Rusia, los BRICS, el OCS recientemente divulgado, el ALBA y muchas otras iniciativas que rompen el terrorismo militar y económico de los EEUU en el planeta.
Sólo gobiernos sumisos, serviles y también criminales, se someten a los EEUU, a sus criminales políticas de privatizaciones, recortes presupuestarios, destrucción de la institucionalidad pública, congelamiento salarial, falta de vivienda y opciones de trabajo dignas.
Costa Rica y muchos otros países no son pobres, son países empobrecidos y saqueados por el capitalismo salvaje, la corrupción y, lamentablemente también por el narcotráfico, herramienta criminal que también maneja EEUU para someter a los pueblos a la miseria, la pobreza y la muerte.
En el Frente Amplio Puntarenas condenamos las acciones tales como las sanciones económicas y financieras impuestas por EE. UU. a países soberanos, o los $50 millones que el gobierno de Trump fijo por información para la captura del actual presidente de Venezuela Nicolas Maduro, o bien, las recientes amenazas de invasión e intervención militar con la justificación de supuesto combate al narcotráfico como excusa, desplegando 4000 infantes de marina en el caribe frente a las costas venezolanas.
Los anteriores son actos injerencistas que atentan contra la libre determinación del pueblo venezolano expresado en las urnas en julio de 2024, y que promueven la desestabilización del país suramericano para crear división y generar caos con el pueblo como principal perjudicado con el fin de imponer un gobierno servil.
A nivel geopolítico, ante el declive del imperialismo de EE. UU. en el mundo, este trata a toda costa mantener el control sobre la región de América Latina, con el fin de bloquear las crecientes relaciones económicas de China con los países latinoamericanos; además de su interés por hacerse con la explotación del petróleo venezolano que posee las reservas más importantes del mundo.
Partido Frente Amplio Puntarenas,
23 de agosto del 2025
El saludo de Putin al presidente norteamericano, cuando se encontraron al pie de los aviones que los llevaron a la cita en Alaska, el pasado viernes, 15 de agosto, revela el secreto de un cambio que la cita resume.
Pese a que son dos países vecinos, la historia los ha tenido de espaldas. Es poco frecuente verlos como vecinos. Ha sido más común verlos enfrentados, mirando, cada uno, hacia Europa.
El “buenos días” de Putin a su vecino hizo que, de repente, la historia coincidiera con la geografía. Cosa que hasta entonces no ocurría. Me parece que, visto con cuidado, esto simboliza un cambio radical. Los dos vecinos se dieron vuelta, para mirarse de frente en la cita de Alaska. A sus espaldas quedó Europa.
Es imposible saber, por ahora, si el cambio será permanente, si durará. Pero la lectura de los comentarios sobre la cumbre, sobre todo de los medios europeos, deja en evidencia su importancia.
Como decían los corresponsales de El País una semana antes de la reunión, “medio año de negociaciones y miles de muertos después, las humillantes concesiones de los aliados europeos en estos meses para tratar de que el republicano respaldase a Kiev semejan no haber servido de nada”. “El presidente ruso conseguirá una foto con el estadounidense y pondrá fin al estatus de paria en que se encontraba”.
El texto refleja bien esa sensación de los medios de Occidente, incluyendo la idea de que Putin se encontraba en un “estatus de paria” que los hechos difícilmente demostraban. El que Occidente cortara sus relaciones con Putin no significaba que el presidente ruso estuviera aislado del mundo. La afirmación parece recordar aquella otra, cuando en Gran Bretaña la prensa decía: “Niebla en la Mancha, continente aislado”. Pero esos eran otros tiempos.
Una cita importante
Para analistas rusos, como Fyodor Lukyanov, editor de Russia in Global Affairs y director del Valdai International Club, la cumbre tiene una importancia similar a las negociaciones para la reunificación alemana, hace unos 35 años. Un proceso que, en su opinión, “sentó los fundamentos del desarrollo político de las décadas siguientes”. Resta saber si la cita de Alaska tendrá esa misma relevancia. Si significará un cambio duradero en el orden internacional heredado de la Guerra Fría. Volveremos a esta idea más adelante.
Para el primer ministro eslovaco, Robert Fico, el encuentro borró una visión en blanco y negro sobre el conflicto, que el relato de Occidente trataba de imponer. “Tenemos que hablar de iguales garantías de seguridad para Ucrania y la Federación Rusa, tomando en cuenta las raíces históricas del conflicto”, afirmó.
También en el portal Brasil247 se podía leer: Putin y Trump reescriben las reglas de la geopolítica en la cita de Alaska. Mas que una avance en las negociaciones de paz en Ucrania, representó “un cambio estructural en las relaciones de poder globales”.
Ese cambo incluye una reasignación del papel de Europa en el escenario internacional, que el canciller alemán resumió bien cuando afirmó que “la Unión Europea no debería sobrestimarse; que el actor clave en ese escenario seguía siendo Washington”.
¡Sí, Washington. Pero como la reunión de Alaska dejó en evidencia, el interlocutor es Moscú!
Europa apuesta a la guerra, sin los recursos necesarios para eso. Con sus lazos cortados con Moscú, con toda iniciativa diplomática abandonada, la UE discute su presupuesto orientado principalmente a la guerra. Destinó 150 mil millones de euros al recién creado Security Assistance Facility, al que podrán acudir los países de la Unión para promover un programa de rearme y de apoyo militar a Ucrania.
Eso le genera dos problemas (además del que significa el pensar que la guerra es nuestro dramático destino): uno con los países altamente endeudados –entre ellos Francia, Inglaterra e Italia– y otro con los países “austeros” –como Alemania y Holanda– que han encabezado la lucha contra cualquier intento de generar deuda a cargo de la UE. Los dos se agravarán con los gastos acordados.
Ganar la guerra
No se puede entender los movimientos en torno al conflicto en Ucrania sin hacer referencia a los objetivos de esta guerra.
Rusia los ha explicitado: poner fin a la expansión de la OTAN y obtener garantías de seguridad en su frontera con Ucrania. Eso implica medidas contra el armamentismo o la presencia de tropas de la OTAN en ese país, considerada inaceptable por Moscú; el control de los territorios fronterizos ya parcialmente ocupados, con una población mayoritariamente de origen ruso; y un cambio de régimen en Kiev.
Naturalmente eso tendrá que ser negociado. La clave me parece que está en la exigencia de seguridad para Moscú. Algo similar a lo que Occidente pide para Ucrania, aunque sin considerar nunca exigencias similares de Rusia.
“Ganar la guerra” no es un objetivo fácil de definir en este caso. ¿Qué significa? Las garantías que tanto Ucrania como Rusia exigen pueden lograrse de diversas maneras. Trump ha reiterado su ofrecimiento a Ucrania en la reunión del lunes, en Washington.
Moscú no parece tener ninguna objeción porque no piensa conquistar Ucrania. El conflicto de hoy no es territorial, como los Acuerdos de Minsk, firmados en 2014 y 2015 –boicoteados por Occidente y por Ucrania– lo demostraban. Lo que estaba en discusión era la garantía para la población de origen ruso en las regiones fronterizas. Desechados esos acuerdos, Moscú decidió reivindicar por las armas los derechos de esa población.
Menos sentido tiene todavía la afirmación de dirigentes europeos poniendo fecha para una próxima agresión rusa contra Occidente. Hablan de prepararse para una guerra, como si esa guerra pudiera ser otra que una guerra nuclear.
En realidad, la historia ha discurrido en dirección contraria, tanto en la II Guerra Mundial como en la Guerra Fría. No han sido los rusos los que han iniciado una marcha hacia Occidente.
El complejo medio juego del ajedrez
Lukyanov señaló que Ucrania es el escenario más visible de cambios históricos que van más allá de sus fronteras. Coincido con esa idea. Con las piezas desplegadas en el tablero desde hace más de tres años, hemos llegado a un complejo medio juego, en el que los movimientos no dejan ver aun con claridad el desenlace.
En ese escenario, los movimientos han estado orientados, en primer lugar, a atraerse el apoyo de Washington, un poder capaz de inclinar la balanza hacia un lado u otro. Occidente ha insistido en un alto al fuego, tema puesto sobre la mesa por Trump quien, finalmente, parece haber entendido que es una medida inaceptable para Rusia: no conduciría necesariamente al fin de la guerra, pero contribuiría al fortalecimiento de Ucrania, que está en situación de desventaja militar.
«Ucrania debe convertirse en un puercoespín de acero», ha repetido la presidente de la Comisión Europea, la conservadora alemana Ursula Von der Leyen, para quien “la paz debe lograrse a través de la fuerza». Para atraer a Trump, Von der Leyen argumenta que “lo que importa debe ser parar las matanzas”. Preocupación difícil de considerarse seriamente, si se analiza la posición de la UE ante las matanzas en Gaza. Europa apuesta a un incremento de la ayuda militar, a la derrota de Rusia. Una tregua contribuiría a reforzar las posiciones de Ucrania. Rusia no lo va a aceptar.
Después de la cita de Alaska, las piezas de este ajedrez se movieron nuevamente durante la reunión de Zelensky y los líderes europeos con Trump, en la Casa Blanca, en lunes 18. El juego sigue. El objetivo no está definido por consideraciones humanistas sobre matanzas, ni solo por el conflicto en Ucrania, sino por el orden político de la post Guerra Fría. No se puede entender la partida en este tablero sin una visión del contexto mundial.
El fin de la dinámica de la Guerra Fría
En julio de 1990 Mikail Gobachov negociaba con el canciller alemán Helmut Kohl la retirada de las tropas rusas de Alemania y la incorporación de ese país a la OTAN. Eran los estertores de la Guerra Fría. Gorbachov estuvo de acuerdo. Entonces el secretario de Estado James Baker le prometió un cambio en el carácter de la OTAN, su transformación en una organización política, ya no militar. Y que no se extendería hacia el este. Como sabemos, ni una cosa ni la otra fueron cumplidas.
El presidente Ronald Reagan puso fin a la Guerra Fría en los términos de Washington. Pero hoy, 35 años después, el tema está de nuevo sobre la mesa, con esas reglas cuestionadas por Moscú. Y aunque en otros términos, también por China y por el Sur global.
La OTAN ya no puede seguir acercándose a las fronteras rusas sin pagar un precio. Europa sigue apostando a la OTAN, se resiste a la oposición rusa. Trump parece entenderla y aceptarla. Los papeles han cambiado. El del Reagan de entonces lo encarna hoy Putin. El de Gorbachov es Trump.
Un escenario más amplio
No todo, como hemos dicho, se resuelve en Ucrania, aunque la importancia de lo que decide ahí queda en evidencia por los inmensos recursos invertidos por Estados Unidos y Europa en ese conflicto.
Pero es la irrupción de China en el escenario mundial el mayor desafío al orden político surgido de la Guerra Fría, con sus instituciones económicas y su orden político liberal, impuesto en América Latina, con frecuencia, por golpes de Estado y regímenes militares.
El reconocimiento internacional de una sola China, con sus consecuencias sobre la inevitable incorporación de Taiwán al país, es el tema más sensible. Que China considera, además, como un asunto interno, lo que lo hace particularmente sensible. Es, sin embargo, objeto de presiones de Occidente. Es parte de las tensiones creadas en torno a la presencia cada vez más relevante de China en la política, en la economía y en el escenario militar internacional.
Además de China, Trump ha generado conflictos en materia comercial con aliados hasta ahora cercanos, incluyendo América Latina, donde la presión sobre Brasil ha escalado a niveles poco habituales. Del mismo modo, el genocidio de Israel en Gaza ha generado nuevos alineamientos internacionales, escenarios todos donde las viejas reglas del mundo de post Guerra Fría enfrentan cada vez mayores resistencias.
Continuamos con el tema de BRICS, a un avance que realicé hace unos días. Hoy, con el agregado de que Donald Trump y su verborrea, típica de los neoliberales prepotentes y soberbios, dando por muerto a un bloque que, al contrario de su deseo, se fortalece con nuevos países miembros, que aumenta no solo en cantidad de países miembros, si no en lo que económicamente representan, más del 50% de la economía mundial, lo que contradice lo vociferado por Trump.
El fortalecimiento del mecanismo BRICS y su expansión hacia una mayor representatividad global marcan un hito esperanzador para el Sur Global y para el conjunto de la humanidad. Nos encontramos ante una transformación profunda del sistema internacional, donde la cooperación sur-sur, basada en el respeto mutuo, la soberanía y la equidad, comienza a ocupar un lugar protagónico frente a décadas de dominación del imperialismo, el capitalismo y sus instituciones excluyentes.
La reciente incorporación de Indonesia al BRICS, y la creciente articulación de economías emergentes en torno a una agenda común de desarrollo inclusivo, simbolizan el viraje de una lógica de subordinación a una de emancipación y construcción alternativa. El BRICS no es solo una suma de grandes economías del Sur; es, cada vez más, un proyecto geopolítico, económico y civilizatorio que impulsa el progreso compartido y promueve un nuevo multilateralismo más representativo y justo.
En un mundo atravesado por la desigualdad, los conflictos y el unilateralismo, el BRICS aparece como una plataforma de equilibrio, en la que las prioridades de los pueblos, como la inversión en infraestructura, la transferencia tecnológica, la seguridad alimentaria, se colocan en el centro del debate. A diferencia de los modelos de desarrollo impuestos por los organismos financieros tradicionales, el BRICS ofrece una alternativa basada en la cooperación, el diálogo en pie de igualdad y la búsqueda de soluciones comunes a problemas globales.
Lo que hoy se vislumbra es la reconfiguración del mapa del poder mundial, donde ya no son unos pocos quienes dictan las reglas (EEUU y Europa), sino que emergen con fuerza nuevas voces, nuevas alianzas y nuevas visiones de futuro. Que los BRICS representen ya más del 50% del crecimiento económico global y alrededor del 30% del PIB mundial es una señal del desplazamiento estructural en curso. Pero más allá de las cifras, lo esencial es el mensaje político y ético, uno que la humanidad ha soñado por décadas, otro mundo no solo es necesario, sino que empieza a ser posible.
El compromiso de los BRICS con el verdadero multilateralismo, con el fortalecimiento del sistema de Naciones Unidas, abre una ventana a una gobernanza internacional más justa, donde las necesidades de los pueblos no sean postergadas por intereses corporativos o hegemónicos.
Desde esta perspectiva, el avance del BRICS no debe ser visto solo como una estrategia geopolítica, sino como un impulso histórico que puede inaugurar una nueva era de cooperación internacional solidaria. Para los pueblos, y para la humanidad en su conjunto, este es un paso en la dirección correcta, hacia un mundo más equitativo, más plural y más comprometido con el bienestar colectivo.
Contrario a la forma de actual de los EEUU, no es un sometimiento a la voluntad del «amo» imperialista, de hacer lo que ordene, o temer a criminales sanciones económicas, comerciales y financieras.
El desafío ahora es profundizar esa vía, garantizar que los avances lleguen a las bases sociales y que los principios de inclusión y soberanía se mantengan firmes. En medio de tantas crisis globales, el BRICS representa una semilla de esperanza, un camino alternativo al dominio unilateral y una oportunidad para reimaginar el futuro desde el Sur, con dignidad, con justicia y con humanidad.
La incorporación de Cuba al BRICS, con estatus de país socio desde enero de 2025 junto a Bolivia y otros, representa un paso estratégico de gran importancia. No solo fortalece la representatividad del Sur Global, sino que también ofrece una vía crucial para que Cuba supere décadas de bloqueo económico, rompiendo con el dominio del dólar y accediendo a vías de financiación e inversión verdaderamente equitativas.
Este ingreso habilita a la isla a integrarse en proyectos multilaterales reales, desde infraestructura hasta energía renovable y tecnología, asociándose con potencias como China, Rusia y Brasil en condiciones de igualdad. En promedio, BRICS ya canaliza esfuerzos hacia el desarrollo del Sur Global, y con Cuba de la mano, amplifica su impacto en la integración regional del Caribe y América Latina.
Para Cuba, podríamos pensar, significa diversificar su economía más allá del turismo y la agricultura, abriendo paso a cooperación en minería de minerales críticos, biotecnología y salud pública, sectores en los que es potencia. Además, puede posicionarse como «puente» entre América Latina y Eurasia, tal como lo promueve la diplomacia rusa, favoreciendo mayor conectividad comercial y cultural.
En un mundo cada vez más fragmentado, la voz de Cuba en el BRICS enriquece aún más la narrativa multilateral. Su adhesión refuerza la apuesta por un sistema global más justo y con herramientas alternativas de cooperación, donde las sanciones y bloqueos no determinen el destino de los pueblos. Este avance envía un mensaje claro, el Sur Global no solo habla, sino que actúa, propone y construye desde su propia historia, prioridades e intereses comunes.
Este movimiento debería celebrarse como una señal de esperanza tangible, un bloque reforzado por la inclusión de Cuba, que aspira a consolidar una gobernanza global más plural, democrática y solidaria.
En un mundo interconectado, las relaciones internacionales no son solo un juego abstracto entre Estados, sino una red de relaciones concretas que penetran los tejidos más íntimos de la vida política y social de los países. Lejos de actuar como garantes del respeto mutuo o de los valores democráticos que dicen defender, muchos actores siguen empleando mecanismos de dominación neocolonial para disciplinar a los gobiernos y actores políticos que no se alinean con sus intereses estratégicos. Uno de estos mecanismos, cada vez más evidente, es el uso del retiro de visas como arma geopolítica.
Estados Unidos ha perfeccionado un repertorio de instrumentos que van desde la ayuda financiera condicionada hasta las sanciones individuales, pasando por mecanismos diplomáticos como el retiro o la negación de visas a funcionarios públicos de otros países. Esto último, que en apariencia es una prerrogativa soberana, adquiere otra dimensión cuando se convierte en un mecanismo sistemático para castigar disidencias políticas.
En varios países de América Latina —Costa Rica entre ellos— funcionarios públicos y diputados han visto revocadas sus visas por parte de Estados Unidos bajo pretextos ambiguos como “corrupción”, “acercamientos con el Partido Comunista Chino” o “conductas antidemocráticas”. Estas acusaciones, notoriamente vagas y sin debido proceso, tienden a coincidir sospechosamente con momentos en que dichos funcionarios comienzan a criticar al gobierno de Rodrigo Chaves, denuncian su falta de transparencia o alertan sobre el deterioro institucional y el irrespeto a la democracia.
En otros casos, basta con que promuevan una postura de neutralidad tecnológica o reconozcan las oportunidades reales que países como China pueden ofrecer al desarrollo nacional. Esa sola apertura basta para que Estados Unidos, en un gesto abiertamente coercitivo, les retire la visa, dejando en evidencia cómo se instrumentaliza la política migratoria para imponer lealtades geopolíticas y castigar cualquier desviación del alineamiento hegemónico.¿Puede haber una práctica más antidemocrática que esta? ¿Qué dirían los medios, las ONG internacionales y los gobiernos occidentales si estas mismas medidas fueran tomadas por China o Rusia? ¿Cuántas portadas y condenas acumularían entonces?
Este tipo de intervenciones encubiertas no responde a la defensa de principios universales como dicen, sino a la lógica imperial de amigos y enemigos en una época de competencia comercial y tecnológica. Si el gobierno en cuestión es aliado de Washington, entonces toda disidencia interna se convierte en sospechosa; si el gobierno es hostil o independiente, cualquier alianza con otros polos geopolíticos es inmediatamente criminalizada y sancionada moralmente.
La narrativa se sostiene en la vieja estructura binaria del excepcionalismo moral: EE.UU. como juez supremo de lo que está bien y mal, del quién es “democrático” y quién no. Esto reproduce un pensamiento profundamente supremacista, donde las decisiones soberanas de terceros países se subordinan a los intereses estratégicos de una potencia que sigue creyendo que su rol es “guiar al mundo libre”.
El retiro de visas no busca solo sancionar conductas: busca exigir lealtades. Es un mensaje claro a los actores políticos: “Si quieres mantener tu acceso, tus vínculos, tu legitimidad internacional, adopta la línea de nuestros intereses”. Esto revela una forma de colonialismo diplomático: quien no se subordina, es castigado; quien se opone, es marcado; quien mantiene autonomía, es excluido del círculo “respetable” de las naciones.
Así, el retiro de visas se convierte en mecanismos de coacción, diseñados para alinear la política interna de los países con las coordenadas geopolíticas de Washington. No se trata de combatir el autoritarismo o defender la democracia, sino de sostener regímenes afines, incluso si ellos mismos violan derechos, persiguen opositores o concentran el poder. Lo que importa no es la ética política, sino la obediencia política.
Este tipo de prácticas se parecen demasiado a aquello que el propio discurso hegemónico dice combatir: son rasgos típicos de regímenes totalitarios. Señalar, castigar, censurar y excluir a quienes piensan distinto, sin debido proceso ni transparencia, bajo criterios ideológicos y de conveniencia, es exactamente la lógica del totalitarismo que históricamente ha oprimido pueblos y silenciado disidencias.
La paradoja es escandalosa: se sanciona a otros en nombre de la democracia, mientras se emplean métodos que niegan sus fundamentos más elementales. Lo que se impone no es un modelo de justicia, sino un régimen de castigo selectivo, al servicio de una lógica geoestratégica que responde más al siglo XIX que al XXI. Es momento de nombrar las cosas por su nombre. Este tipo de prácticas no son “medidas diplomáticas” ni instrumentos legítimos de política exterior: son actos de intimidación que perpetúan una arquitectura mundial de asimetría, dependencia y miedo político.
Esta crítica no debe confundirse con antiamericanismo. Se trata de una defensa de la soberanía, de la pluralidad política, y sobre todo, de la coherencia democrática. Porque cuando una potencia actúa castigando disidencias, alineando actores internos a conveniencia, y utilizando su poder para callar al otro, no está defendiendo la libertad. Está replicando el manual de los regímenes que dice condenar.
El Sindicato Unitario de la Universidad Estatal a Distancia (SIUNED) invita a la comunidad universitaria y al público en general a la actividad presencial “Colonialismo y Resistencia: La Lucha del Pueblo Palestino”, un espacio para el análisis crítico y la reflexión sobre la situación histórica y actual del pueblo palestino. El evento se realizará el martes 29 de julio de 2025, a las 2:00 p.m., en el Paraninfo de la UNED, en Sabanilla de Montes de Oca y se transmitirá por los canales audiovisuales UNED.
El conversatorio contará con la participación de la M.Sc. Wajiha Sasa, Cónsul Honoraria de Palestina en Costa Rica, y la PhD. Elena Qleibo-Kogan, experta en resolución de conflictos, quienes abordarán temas de derechos humanos, geopolítica y solidaridad internacional. SIUNED extiende una cordial invitación a todas las personas interesadas en estos temas a sumarse a este importante encuentro académico y social.
SURCOS comparte el siguiente pronunciamiento de SiUNED a propósito de la situación en Palestina:
Pronunciamiento del Sindicato Unitario de la UNED en solidaridad con Palestina
A la comunidad universitaria de la UNED:
Desde el Sindicato Unitario de la UNED (SIUNED), expresamos nuestra profunda indignación y solidaridad ante la grave crisis humanitaria que enfrenta el pueblo palestino, especialmente en la Franja de Gaza. La comunidad internacional ha documentado masacres de civiles, bombardeos a hospitales y escuelas, y restricciones sistemáticas al acceso de alimentos, agua y medicinas. Estos hechos han sido calificados por organismos como la ONU, Médicos Sin Fronteras y War Child Alliance como posibles crímenes de guerra y de lesa humanidad.
La militarización de la ayuda humanitaria, controlada por fuerzas armadas y empresas de seguridad, ha provocado la muerte de personas que esperaban alimentos, evidenciando una deshumanización alarmante. Desde octubre de 2023, más de 55.000 palestinos han sido asesinados, incluyendo miles de mujeres y niños. Además, se reporta la separación de al menos 17.000 menores de sus familias, con consecuencias psicológicas devastadoras.
Como comunidad universitaria comprometida con la justicia social, la paz y los derechos humanos, no podemos guardar silencio ante lo que se configura como una estrategia de limpieza étnica por parte del régimen sionista de Israel. La ética universitaria, basada en el pensamiento crítico, el humanismo y la solidaridad, nos obliga a pronunciarnos.
Por tanto, desde SIUNED:
1. Expresamos nuestra más firme solidaridad con el pueblo palestino, que resiste con dignidad ante el asedio, la ocupación y la violencia.
2. Rechazamos la instrumentalización de la ayuda humanitaria como mecanismo de control y condenamos el modelo militarizado de distribución de recursos básicos.
3. Repudiamos la política sistemática de exterminio y reafirmamos el derecho del pueblo palestino a su territorio, cultura y soberanía.
Hacemos un llamado al Consejo Universitario de la UNED a pronunciarse pública y firmemente en respaldo a los derechos del pueblo palestino, sumándose a las voces internacionales que exigen el fin de la ocupación, el cese del genocidio y el respeto a la vida de civiles indefensos.
La UNED debe actuar con coherencia respecto a sus principios fundacionales de solidaridad y compromiso con las causas justas. Hoy, más que nunca, el mundo necesita instituciones valientes que no guarden silencio ante el exterminio en Gaza.
¡Por Palestina! ¡Por la humanidad!
Sindicato Unitario de la Universidad Estatal a Distancia
SIUNED invita a las personas interesadas en derechos humanos, geopolítica, historia y solidaridad internacional a unirse a la actividad “Colonialismo y Resistencia: La Lucha del Pueblo Palestino”, este martes 29 de julio a las 2:00 p.m. en el Paraninfo de la universidad, en donde participarán destacadas mujeres especialistas en el tema.
Leí la noticia sobre lo que acaba de ocurrir entre Putin y Macron, y es que no es solo un cruce diplomático, es un claro reflejo del callejón geopolítico en el que se encuentra Occidente. Después de años de arrogancia estadounidense y europea, de expansión sistemática de la OTAN hacia las fronteras rusas, en abierta violación a promesas y acuerdos previos, ahora Europa empieza a sentir las consecuencias de un conflicto que fue incubado por su servilismo a los intereses imperialistas de EEUU, evidenciado una ceguera estratégica que ha provocado desastres económicos y sociales en sus propios países.
Que Macron haya solicitado esta llamada no es casualidad. Con su país en crisis interna, una Europa al borde de la recesión, y el apoyo ciudadano a la guerra erosionándose, necesita reconstruir puentes. Pero lo más significativo es que Putin no solo aceptó hablar, sino que le recordó a viva voz lo que muchos no quieren escuchar, ocultan y distorsionan, la OTAN empezó esta guerra, y Rusia la va a terminar bajo sus condiciones.
Esta afirmación, tan clara e incómoda, no es propaganda, es historia. Desde 2014, cuando EEUU y la UE apoyaron abiertamente el golpe de Estado en Ucrania y alimentaron a sectores abiertamente neonazis, se puso en marcha una lógica de cerco y confrontación directa. Rusia reaccionó como cualquier potencia cercada lo haría, resistiendo, contraatacando, imponiendo su propia narrativa y fuerza.
Pero el problema de fondo no es solo geopolítico, es moral. Occidente, atrapado en su superioridad fingida, no puede admitir su responsabilidad. ¿Cómo lo harían sin reconocer que sacrificaron la estabilidad de todos los países europeos por sus intereses estratégicos? ¿Cómo explicar a sus pueblos que las sanciones fallaron, que la guerra no la ganarán, y que la diplomacia fue ignorada por soberbia?
Lo que el fantoche de Macron escuchó es consecuencia de décadas de intervencionismo, hipocresía y doble moral. Lo que Putin le dijo, con la frialdad del poder que ya no teme a ninguna sanción occidental, es simple, Rusia no va a ceder, no esta vez. No después de todo lo que ha estado en juego. Rusia lleva la guerra, no como las hace EEUU, bombardeos indiscriminados, arrasar con todo, saquearlo todo, es una intervención militar calculada, golpeando dónde y cómo le conviene, sin perjudicar a la población inocente.
Y guste o no, esa realidad no cambiará. EEUU y Europa utilizan a Ucrania como «carne de cañón» para sus intereses geopolíticos de cercar a Rusia y luego intentar ir por China, quieren el planeta entero, pero, como en 1945, el fascismo caerá derrotado.