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Etiqueta: guerra

Pedido por la paz, por la eliminación de todas las violencias y por el fin de las guerras

SURCOS comparte la siguiente información:

Somos personas comunes y corrientes ciudadanos del Mundo que hoy nos unimos para pedir por la Paz. Algunos estamos reunidos en un mismo sitio, con una acción intencionada, otros nos unimos desde donde estemos mediante el pensamiento pero en unidad con este sentimiento de comunidad global pidiendo por la paz del mundo. Pedimos por la paz de nuestro corazón y el de cada ser humano habitantes de este Planeta, unidos como una sola raza; pedimos por la eliminación de todo tipo de violencias en nuestros pueblos y naciones, por la eliminación de los miedos, por la libertad, por que no exista discriminación de ningún tipo y por que existan iguales derechos y oportunidades para todas las personas. 

Pedimos también por el cese de la violencia hacia nuestra Madre Tierra, para que se dejen de cometer ecocidios por parte de empresas y gobiernos. Pedimos por que se tome conciencia de los derechos de la Madre Tierra como un ser vivo con el que debemos vivir en armonía. 

Pedimos profundamente y con fe para que no exista el sin sentido de la guerra y para que que ningún hermano humano en ninguna parte del mundo, tema ser parte del blanco de los grandes intereses de una guerra, sin importar el bando al que le ha tocado nacer, estar, o elegir, ni tenga que sufrir el ver como los señores de la guerra justifican acabar con vidas, pueblos y bosques enteros; pedimos para que en el futuro ningún ser humano sea puesto en la situación matar a otros seres humanos, por ningún motivo y para que que no tenga que abrazar causas que estén por encima de la vida.

Pedimos a los gobiernos del mundo, que ratifiquen y aprueben el Tratado de Prohibición de Armas Nucleares, TPAN; pedimos por que se elimine el riesgo constante de amenaza por una posible catástrofe nuclear, con lo que se podría extinguir en minutos la vida en la Tierra. Pedimos para que en el futuro todos los gobiernos del mundo incluyan en sus constituciones políticas, que la guerra no será usada como forma para resolver conflictos entre países. Pedimos para que las partes en conflicto inicien a hablar de paz, se abran canales de diálogo de negociación y acuerden un cese al fuego. 

Pedimos que los organismos internacionales de la ONU y las cortes internacionales gestionen y colaboren para lograr la firma de acuerdos duraderos entre las partes.

Por último, pedimos para que la tercera Marcha Mundial por la Paz y la Noviolencia , que saldrá de Costa Rica el 2 de octubre del 2024, colabore en la unión de muchas voces, muchas organizaciones, muchas acciones, pensamientos y sentimientos de tanta gente, buena y noble, que queremos la paz . Tenemos fe y esperanza en que, si nos unimos todos en muchas partes del Planeta, en un solo pedido una sola voz, todas y todos los que queremos estos anhelos para nuestra humanidad, lograremos cambios se sumarán y se multiplicarán, convirtiéndose en una fuerza transformadora del planeta entero.

Es por eso que estamos aquí, unidos en este pedido, atendiendo al llamado que impulsó ¨Europa por la Paz¨, este 2 de abril, porque queremos vivir en paz y porque creemos que una cultura en donde la noviolencia activa se desarrolle, puede cambiar el giro que lleva la humanidad actualmente.

Los diversos objetivos de una guerra

Gilberto Lopes

I – El agotamiento de un orden internacional

Siempre que la paz ha sido el objetivo primordial de una potencia, o de un grupo de potencias, el sistema internacional ha estado a merced del miembro más feroz de la comunidad internacional, dijo el exsecretario de Estado norteamericano, Henry Kissinger, en su estudio sobre la restauración del orden internacional después de las guerras napoleónicas, en el primer cuarto del siglo XIX. El libro –“Un mundo restaurado”– fue publicado en 1964, poco antes de la guerra de Vietnam. Se refería a guerras pasadas, pero la de Vietnam dejó renovadas lecciones sobre los miembros más feroces de la comunidad internacional.

Aún más antiguas son las previsiones de un notable diplomático norteamericano, George Kennan, que Frank Costigliola, profesor de Historia del a Universidad de Connecticut, rescata en un artículo titulado “Kennan’s Warning on Ukraine”, publicado en enero pasado por la revista Foreign Affairs.

Kennan, exembajador en Rusia entre 1951 y 1952 (Unión Soviética entonces), contribuyó a establecer las bases de la política de contención en la época de la Guerra Fría en su artículo “The sources of Soviet conduct”, publicado en julio de 1947 también en Foreign Affairs (el artículo, considerado como uno de los más destacados publicados por la revista en su ya larga historia, puede ser visto aquí: https://www.foreignaffairs.com/articles/russian-federation/1947-07-01/sources-soviet-conduct)

Cuando al entonces Secretario de Estado (1949-53) Dean Acheson le sugirieron el nombre de Kennan para dirigir una oficina de planificación de políticas, indicando que un hombre como él sería ideal para el cargo, Acheson respondió: –¿Un hombre como Kennan? ¡No hay nadie como Kennan!

En unas notas sobre los que debían ser los objetivos de Estados Unidos respecto a Rusia, hechas en agosto de 1948 –recuerda Costigliola– Kennan afirma que los ucranianos rechazaban la dominación rusa, pero que sería fácil sacar conclusiones equivocadas de este hecho, como la de que Ucrania debía ser independiente (era entonces parte de la Unión Soviética) y concluía que los Estados Unidos no debería estimular esa separación.

En sus recomendaciones, decía que era imposible establecer una línea separando claramente Ucrania de Rusia, que ambas economías estaban profundamente vinculadas y que promover una Ucrania independiente “podría ser tan artificial y destructivo como un intento de separar el Corn Belt, incluyendo el área industrial de los grandes lagos, de la economía de los Estados Unidos.

Una Ucrania independiente solo puede mantenerse por la fuerza y agregaba que aun un Estados Unidos triunfante en la Guerra Fría no debería tratar de imponer la independencia de Ucrania a una Rusia derrotada. Si se desatara un conflicto entre ambos por la independencia de Ucrania, Estados Unidos debería proponer un arreglo basado en una forma razonable de federalismo.

En 1997 –dice Castigliola en su artículo– Kennan se alarmó por la decisión de Washington de integrar a la OTAN la República Checa, Hungría y Polonia e iniciar una cooperación militar y naval con Ucrania.

“En ningún aspecto esa decisión parece más grave y llena de consecuencias fatídicas que en el caso de Ucrania”, advirtió Kennan.

Le escribió a Strobe Talbott, subsecretario de Estado en el gobierno de Clinton (94-2001), expresando su opinión. Talbott no le hizo caso. Estimaba que, dado el estado calamitoso de la economía rusa después de la desintegración de la Unión Soviética, el país estaba obligado a adaptarse a las exigencias de Occidente.

Opinión similar a la de Kennan fue expresada por Kissinger en su intervención del 23 de mayo del año pasado, en el Foro Económico de Davos, en Suiza, donde reiteró su convicción de que se debería buscar un acuerdo de paz en el conflicto de Ucrania que atendiera las demandas rusas de seguridad. Llevar la guerra más allá no sería ya algo sobre la libertad de Ucrania, sino una guerra contra la propia Rusia.

La estabilidad política de pos guerra, había dicho Kissinger en su libro ya citado, no había sido el resultado de la búsqueda de la paz, sino de “una legitimidad generalmente aceptada”. Legitimidad que no debía confundirse con la justicia –advirtió–, que no significaba “más que un acuerdo internacional acerca de la naturaleza de los arreglos funcionales y acerca de los objetivos y métodos aceptables de la política exterior. Implica la aceptación del marco del orden internacional por todas las grandes potencias”. Por lo menos hasta el punto en que ningún estado esté tan descontento con esa situación como para expresar su insatisfacción con “una política exterior revolucionaria».

“Siempre que exista una potencia que considere opresivo el orden internacional, o la forma de su legitimación, sus relaciones con otras potencias serán revolucionarias. En tales casos no será el ajuste de las diferencias dentro de un sistema dado, sino el sistema mismo el que se ponga en tela de juicio”, agregó.

Algo que la invasión de Ucrania por Rusia hizo evidente, de acuerdo con las declaraciones del propio Putin y de su canciller Serguei Lavrov.

II – Los objetivos de la guerra

Los objetivos de esa guerra son diversos. Y no siempre claros.

Los habitantes del Donbass están luchando por el derecho a vivir en su propia tierra, a hablar su lengua nativa (el ruso), aspiraciones que el régimen de Kiev trata de impedir, dijo Putin, en su discurso ante la Asamblea Federal, el 21 de febrero pasado.

Entre sus objetivos estaba la protección de esa población –que vivía en lo que calificaba como tierras históricas de Rusia–; garantizar la seguridad de su país y eliminar la amenaza que significaba el “régimen neonazi”, que había asumido el poder en Ucrania como consecuencia del golpe de Estado de 2014.

Desde su perspectiva, el escenario político en el que trataron de resolver, mediante negociaciones, estos problemas, ya no funcionaba. Durante largos siglos de colonialismo, Occidente se ocupó de dar órdenes y ejercer su hegemonía. Se acostumbró “a que se les permitiera hacer lo que quisieran”, dijo Putin.

Percibía que, con el fin de la Unión Soviética, Occidente comenzó a revisar el orden internacional establecido después de la II Guerra Mundial y a construir un mundo regido por otras normas.

“Paso a paso revisaron el orden internacional existente, desmantelaron la seguridad y los sistemas de control armamentístico y llevaron a cabo una serie de guerras alrededor del mundo” con el único propósito de “desmantelar la arquitectura de las relaciones internacionales establecidas después de la II Guerra Mundial”.

No se trataba solo del orden construido después de la II Guerra Mundial, sino, sobre todo, de reglas no escritas, prácticas establecidas luego del resultado de la Guerra Fría, con la disolución de la URSS y el fin del socialismo en el este europeo, un escenario que Talbott había definido con crudeza.

En particular, la autorización del uso de la fuerza en las relaciones internacionales dejó, de hecho, de ser potestad exclusiva del Consejo de Seguridad de Naciones Unidos. Las guerras de Vietnam, Irak, Siria y Afganistán, son buenos ejemplos de esto. La de Ucrania también. Del mismo modo que la propia conformación del Consejo y sus reglas de funcionamiento –con el derecho a veto de los cinco miembros permanentes– ya no reflejan de la manera más adecuada las relaciones políticas en el escenario internacional.

III – Competición estratégica

“Remodelando el mundo” fue el título que el diario británico The Guardian –un periódico que, en mi opinión, se ha transformado en instrumento de la guerra– dio a su comentario sobre el discurso de Putin. Para la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, el discurso fue una decepcionante propaganda. Para el presidente norteamericano, Joe Biden, dejó en evidencia que el mundo entero hacía frente al “desafío de la era”.

¿Qué desafío es ese? Estamos en el medio de una competición estratégica para definir el futuro orden internacional, se puede leer en “Estrategia de Seguridad Nacional” que la administración Biden divulgó en octubre del año pasado. Los Estados Unidos liderarán esos esfuerzos “con sus valores y trabajará con sus aliados y parceros, con aquellos que comparten nuestros intereses”. “No dejaremos nuestro futuro sujeto a los caprichos de quienes no comparten nuestra visión para un mundo libre, abierto, próspero y seguro”, dice el documento.

Ya había una referencia a las dimensiones de esa tarea en la “Orientación estratégica provisional de seguridad nacional” publicada en marzo del 2021. Ahí se podía leer que “la defensa de la democracia no termina en nuestras fronteras. El autoritarismo está en marcha en todo el mundo y debemos unirnos a aliados y socios con visiones similares a las nuestras para revitalizar la democracia en todo el mundo”.

Esa visión sobre el papel de los Estados Unidos tiene raíces más antiguas, como destaca el profesor emérito de Relaciones Internacionales e Historia en la Boston University, Andrew J. Bacevich.

Bacevich piensa que Estados Unidos necesitaba abandonar la perspectiva de imponer al mundo su visión de libertad, democracia y derechos humanos, y vuelve su mirada a Kennan quien, ya en 1948, advertía contra los riesgos de esta tentación.

En un artículo publicado en la edición de marzo/abril de Foreign Affairs – The Reckoning That Wasn’t– Bacevich hace referencia a un “Report to the National Security Council”, de abril de 1950 –cuando la Guerra Fría comenzaba a conformar el escenario internacional en la segunda mitad del siglo pasado–, donde se decía que la ausencia de orden entre las naciones era cada vez menos tolerable. El documento sacaba la conclusión de que Estados Unidos tenía que asumir “la responsabilidad de imponer el orden y la justicia, mediante medios consistentes con los principios de libertad y democracia”. (El informe puede ser visto aquí: https://info.publicintelligence.net/US-NSC-68.pdf)

Es este mundo el que voló por los aires cuando las tropas rusas cruzaron la frontera de Ucrania.

Rusia percibía que el objetivo de Occidente era terminar el trabajo iniciado en la II Guerra Mundial –derrotar a la URSS– y que la Guerra Fría dejó inconcluso: terminar de desmembrar el país más extenso del mundo, que la había sobrevivido.

Para el canciller ruso, Sergei Lavrov, el objetivo de la “guerra híbrida” contra su país era no solo derrotar a Rusia, sino convertirla en un “país paria”. Como Hitler –diría– Estados Unidos tenta unir a los países europeos para la “solución final” contra Rusia.

Y añadió: –El nuevo concepto de nuestra política exterior es el de la necesidad de poner fin al monopolio de Occidente para determinar el marco de la vida internacional.

IV- ¿Rusia tiene fuerza para eso?

El desafío está claro. Lo que cabe preguntar es si Rusia tiene fuerza para esto y si la opción militar elegida era la indicada para el logro de este objetivo.

El vínculo entre el desenlace de la guerra en Ucrania y los cambios en el orden internacional, la relación entre esos dos escenarios, necesita definiciones más detalladas que me parecen no existir todavía. Se puede intuir, pero cuesta ver los detalles.

Rusia está revisando sus obligaciones ante las organizaciones internacionales que perjudican sus intereses, dijo Lavrov. Pero eso es solo una parte –y quizás una parte menor– de esa tarea. El canciller ruso destacó la importancia de la renovada alianza con China, base de la concepción multipolar del mundo.

Es la misma opinión de la cancillería china. En una conferencia de prensa celebrada en marzo, el marco de la primera sesión de la XIV Asamblea Popular Nacional en Beijing, el canciller Qin Gang estimó que, con los dos países trabajando juntos, “el mundo tendrá la fuerza motriz para la multipolaridad y la democracia en las relaciones internacionales y el equilibrio estratégico global estará mejor garantizado»,

Acusada por la Subsecretaria de Estado, Wendy Sherman, de tratar de reescribir “el orden internacional basado en reglas”, el portavoz del ministerio de Relaciones Exteriores chino, Wang Wenbin, respondió que era Estados Unidos el principal disruptor de ese orden. “Son los Estados Unidos y no China quien socava y pisotea las normas internacionales». Wang citó los casos de Irak, Siria y Afganistán, así como la aplicación de sanciones contra otros países, como ejemplos de “una política de saqueos y explotación que crea división en todo el mundo”.

La guerra de Ucrania permite ver con claridad hasta donde los objetivos definidos por Putin pueden ser alcanzados: el control de los territorios de mayoría rusa; el fin de un régimen ucraniano, que Moscú considera ilegítimo; y garantías de seguridad, medidas que eviten la instalación de armas de la OTAN en las fronteras rusas.

Pero no se puede ver todavía, con la misma claridad, la relación del conflicto con el establecimiento de un nuevo orden internacional.

Quizás sea Washington quien lo intuya con mayor claridad, si consideramos los miles de millones invertidos en armar a Ucrania y los cambios tan profundos en las políticas de sus hoy aliados –Alemania y Japón–, entonces enemigos en la II Guerra Mundial. Ambos han reformado su legislación –e inclusive su constitución– para volver a armarse y a armar países en guerra, poniendo fin a restricciones existentes luego de su papel en el conflicto mundial del siglo pasado.

El objetivo es una derrota estratégica de Rusia, dijo Putin en su informe ante la Asamblea Federal, para lo cual ya habrían invertido 150 mil millones de dólares en apoyo a Ucrania. Una cifra que contrasta con los 60 mil millones destinados por los países del G-7 para apoyar a las naciones más desfavorecidas del mundo.

La militarización de la política internacional se expresa en el extraordinario presupuesto militar solicitado por Biden al Congreso el pasado 9 de marzo: 842 mil millones de dólares, cerca de cien mil millones más que el de 2021. Un gasto extraordinario, que supera el presupuesto militar de los nueve países que lo siguen. Un presupuesto que, probablemente, enfrentará la oposición republicana, mayoritaria en la Cámara de Representantes.

En la “Evaluación anual de amenazas de la comunidad de inteligencia de los Estados Unidos”, un documento divulgado el pasado 6 de febrero, se señala que las grandes potencias compiten para definir las reglas que se impondrán en el mundo en el futuro próximo: Estados Unidos y sus aliados, por un lado; China y Rusia, por otro (el documento puede ser visto aquí: https://www.dni.gov/files/ODNI/documents/assessments/ATA-2023-Unclassified-Report.pdf)

El escenario queda así definido, un cuadrilátero que enmarca la confrontación, sin que se vea todavía claramente definida sus reglas. Lo que despierta el temor de que se termine resolviéndola sin reglas…

En todo caso, la clave para el desenlace de esa lucha y la conformación de un nuevo orden internacional será la situación interna de cada país, en particular la relación entre Washington y Beijing, no de la guerra de Ucrania. Si podemos evitar que se esa confrontación se defina en el terreno militar, ese futuro tendrá que reflejar los cambios en el peso de cada nación en el escenario mundial.

FIN

Una nueva guerra de EUA a 20 años del genocidio occidental en Irak

Comunicado

Coincidiendo con el fin de semana del vigésimo aniversario de la criminal invasión estadounidense de Irak, se llevará a cabo una importante serie de acciones. EN COSTA RICA REALIZAREMOS UN MITIN este sábado 18 de marzo a las 11:00 pm en el Parque Central de San José, exigiendo «Paz en Ucrania: diga NO a las interminables guerras estadounidenses» y “Financiar las necesidades de las personas, no la máquina de guerra”. No a las sanciones contra cualquier país por parte de EEUU y Europa, No al Apartheid contra el pueblo palestino. Simultáneamente habrá una manifestación frente a la Casa Blanca en Washington, DC también el sábado 18 de marzo convocada por la COALICION CONTRA LA GUERRA:(https://www.answercoalition.org)

La administración Biden está decidida a intensificar la guerra de Ucrania. El objetivo real del armamento y entrenamiento masivo de las fuerzas ucranianas no tiene nada que ver con los intereses de los pueblos ucraniano, ruso o estadounidense. El objetivo, en cambio, es “debilitar a Rusia”, como afirmó el propio Secretario de Defensa de los EE. UU., incluso a riesgo de una guerra nuclear catastrófica que podría acabar con la vida en la Tierra. Un general estadounidense al mando de 50.000 soldados en el Pacífico también envió una carta a sus subcomandantes en los últimos días informándoles que cree que Estados Unidos estará en guerra con China dentro de dos años. ¡El peligro de una guerra global está creciendo! ¡El pueblo debe actuar!

Los pueblos del mundo declararon su repudio categórico a la invasión de la maquinaria militar genocida de EE.UU., al territorio de Irak, en 2003. …. condenamos la política belicista, de pillaje y terror, encarnada en la estrategia militar del llamado «occidente colectivo», establecida para imperar como una tiranía global y polo absolutista de coloniaje, según la inventada doctrina de un poder excepcional dado por la providencia; y así encadenar al mundo entero a la esclavitud.

Exigimos el fin de las políticas agresivas, hostiles, racistas, xenofóbicas, de incitación al nazi fascismo contemporáneo, que pone en peligro la seguridad internacional, nos acerca a una hecatombe termonuclear e intenta aniquilar la vertiente histórica de cambio de época. Que obstaculiza el salto histórico a un mundo de fraternidad humana, sustentado en relaciones sociales de cooperación, solidaridad e igualdad, que propicie al fin una perspectiva de paz y prosperidad colectiva sustentable y multinacional.

Durante el último año, el régimen de apartheid israelí ha intensificado su sistema de segregación, fragmentación y control para mantener su sistema de opresión y dominación colonial sobre las vidas y las tierras palestinas. Hemos observado un número devastador de asesinatos de personas palestinas a manos de las fuerzas de ocupación israelíes, entre ellos más de 30 menores de edad, así como ejecuciones extrajudiciales selectivas, como la de la renombrada periodista Shireen Abu Akleh. La política israelí de limpieza étnica se ha profundizado junto con los traslados forzosos y los actos de violencia aleatorios cometidos por colonos ilegales protegidos por las fuerzas de ocupación.

La resistencia popular continúa con la firmeza que caracteriza la vida palestina y con la fuerza y la determinación necesarias para proseguir la lucha, desde Masafer Yatta hasta Yenín y Gaza, desde Sheikh Jarrah hasta Yafa y Al-Naqab e incluso en el exilio.

Apoyar la lucha palestina nos permite reflexionar sobre la discriminación y las formas de injusticia a las que tienen que hacer frente nuestras propias comunidades y sociedades. Al mismo tiempo, aumenta nuestra determinación de luchar por un mundo justo: sin racismo, sin muros coloniales y sin impunidad empresarial.

Paz en Ucrania – ¡Negociaciones, no escalada!

Abolir la OTAN: poner fin al militarismo y las sanciones de EE. UU. a Rusia, Bielorrusia, Siria, Cuba, Zimbawe, Venezuela, Etiopía, Eritrea, Irán y muchas otras naciones

¡Financia las necesidades de la gente, no la máquina de guerra!

¡No a la guerra con China!

¡Terminen con la ayuda estadounidense al apartheid racista de Israel!

¡Lucha contra el racismo y la intolerancia en casa, no en otros pueblos!

¡Manos fuera de Haití!

¡Acaben con AFRICOM!

Liberar a todos los presos políticos: Mumia Abu-Jamal, Julian Assange, Leonard Peltier y muchos otros.

Invitan: Red de Solidaridad con Palestina CR/ Círculo Bolivariano Yamileth López/ Código Rosado CR/ Asociación Costarricense de Derechos Humanos CR ACODEUH, Juventud Vanguardista Costarricense JVC, Partido Obrero Socialista POSCR

Usted y yo somos la esperanza

Freddy Vargas Aguilar

Una tercera guerra mundial se ha iniciado en Ucrania con la participación directa e indirecta de más de 20 países.
La pandemia desnudó el fracaso de un sistema económico injusto y de sistemas democráticos en los que el pueblo carece de poder real.
A fines del 2022, 345 millones de personas padecen de inseguridad alimentaria, aumentando en más de 60 de un año al otro.
No obstante, hay esperanza en esta carrera hacia el abismo de la humanidad.
Usted y yo somos esa esperanza.
Quien abre los ojos, quien se pone de pie y lucha, uniendo esfuerzos, recuperando convicciones e ideales por libertad, justicia, verdad, es esperanza.
Y, ¿el que no?

El mundo está extraviado sobre lo que desea la humanidad, que es amor y paz

José Luis Pacheco Murillo

El mundo atraviesa hoy una situación inédita. Una situación en la que por más de dos años la consigna era que estuviéramos lo más lejanos unos de otros. La pandemia nos obliga a estar encerrados, en unos lugares si, en otros no. Una situación en la que hoy nos damos cuenta de que muchos se aprovecharon de la pandemia para hacer negocios y ganarse millones de dólares en nombre de la enfermedad y de miles de muertos.

Hoy vivimos la infamia de una guerra provocada por unos que ahora se dicen los inocentes y los que desean la paz. Una guerra que se inició con dos países pero que ha involucrado a muchos más, aunque no quieran reconocerlo. Pero que además tiene a otros muy interesados en unirse a ella. Es decir, nada de raro en que tengamos una tercera guerra mundial.

Hoy hemos escuchado que Rusia se retira del acuerdo por reducir armas nucleares, en forma unilateral. Una amenaza mayor para el mundo.

En eso está el mundo, simplemente de cabeza y por ende extraviado sobre lo que desea la humanidad: amor y paz. Aunque suene a los hippies de antaño, pero es lo que necesitamos hoy.

El que Biden vaya sorpresivamente a Ucrania y el que llegue a Polonia a hacer un discurso que no ofrece mucha ayuda para buscar La Paz, nos habla de un mundo abocado, por las potencias, a pelear por lo que desean y no por lo que le interesa a la humanidad.

Dios quiera que recapaciten y entiendan los que toman las decisiones que, en cada una de ellas, está el futuro de la humanidad y entre peores sean menos esperanza tenemos de sobrevivir. Por eso es importante iniciar este tiempo de cuaresma acercándonos más a Dios y hacer lo necesario por entender su Plan de Amor y no seguir ese plan del mundo.

Video: La guerra es un desastre. ¡Construyamos la paz!

La organización Europa por la Paz comparte un video en el que reflexiona sobre lo que ha sido la respuesta de Europa a la guerra entre Rusia y Ucrania, y cómo el envío de armas que realiza anula cualquier posibilidad de diálogo y de paz mientras un pueblo es destruido.

Se condena el actuar de los gobiernos que buscan guerra, ya sea por la expansión de la OTAN como por la propia invasión a Ucrania.

Hazte una foto con un cartel con tu declaración de paz y publícala en las redes sociales con el hashtag #EuropeForPeace

Puede ver el video en el siguiente enlace: https://www.facebook.com/groups/430160793841131/permalink/1897251340465395/?ref=share&mibextid=NnVzG8 

Y puede visitar la página web de Europa por la Paz en el siguiente enlace: Europa per la pace – Europe free from nuclear weapons (europeforpeace.eu) 

También puede enviar sus producciones para la campaña al WhatsApp (506) 8735 4396

Un año de la guerra Rusia – Ucrania, con Vladimir de la Cruz y Manuel Mora Salas

El pasado viernes 17 de febrero de 2023, Vladimir de la Cruz, junto con Manuel Mora Salas, nos ofrecieron un análisis de lo que ha sido este año de la guerra entre Rusia y Ucrania en el proyecto Latinos Unidos.

Se tiene, a modo de introducción, el planteamiento de la posibilidad de que este conflicto bélico, de mantenerse, puede ser la antesala a una posible Tercera Guerra Mundial, así como también se atribuye los orígenes de esta guerra, estallada el año pasado, en los disturbios de Maidán que ocurrieron en el 2014.

Resulta relevante en este espacio un repaso histórico, a fin de comprender la complicada situación actual mundial, de conflictos que se remonta al cambio de orden que significó la Segunda Guerra Mundial y el desarrollo de la bomba nuclear, entre otros conflictos y coyunturas del siglo pasado y de este, como lo son no solo en el conflicto Rusia – Ucrania, también el liderazgo económico y militar que está asumiendo China. Este repaso es necesario pues no se puede entender la actualidad sin un contexto histórico que lo explique.

Volviendo al tema de la guerra en Ucrania, se expone que la idea de Vladimir Putin de realizar un ataque rápido pudo tener éxito pero requería mínimo de tres soldados rusos por cada soldado ucraniano, tomando en cuenta que algunas zonas del país requería hasta diez soldados rusos por cada soldado ucraniano. A pesar de que la idea de un ataque rápido no se llevó a cabo, y el aniversario del conflicto así lo evidencia, en todo momento Rusia se ha posicionado como superior en la agresividad realizando un golpe sistemático al sistema eléctrico ucraniano y a obras de infraestructura militar.

La guerra de desgaste por la que optó Rusia, ha demostrado ser exitosa, pues, por ejemplo, desde Ucrania hay una constante petición de tanques, pues la totalidad de estos fueron destruidos por el ejército ruso y esta constante donación de tanques a Ucrania evidencia, a los ojos de los señores Vladimir de la Cruz y Manuel Mora, un amplio negocio que se está gestionando alrededor de este conflicto, pues cada tanque donado es una compra a futuro que estos países Europeos van a realizar a los Estados Unidos.

Del lado de Zelenski, presidente de Ucrania, recientemente en la última semana anunció que se descarta cualquier tratado de paz con Rusia, por la posibilidad de comprometer cualquier territorio ucraniano que pueda ser anexado a Rusia. Parte importante de la capacidad que tiene Ucrania para posicionarse de esta forma, es la ayuda de armamento, de logística y demás que este país ha recibido a lo largo de este país no solo de potencias como Estados Unidos y Alemania, sino también desde la propia OTAN. Esta guerra, de forma no oficial, ha venido enfrentando a Rusia contra la OTAN.

Para finalizar, momentos que se consideran clave en el que fue un salto en la calidad e intensidad de guerra que estaba teniendo Rusia contra Ucrania fueron:

  • La destrucción del puente que conecta a Crimea con el territorio ruso.
  • La destrucción del Nord Stream 1 y 2 que fue un ataque a Rusia pero también a Alemania y a toda Europa.

Compartimos el programa completo para quienes deseen escuchar las intervenciones completas en los siguientes enlaces.

Parte 1: Play recording: #LatinosUnidosLU (Análisis) 1año de la guerra RUS-UK @vladimirdelacruz (twitter.com) 

Parte 2: Play recording: #LatinosUnidosLU Análisis. 1 año en Rusia y Ucrania @vladimirdelacruz (twitter.com)

No a la guerra, una iniciativa desde Costa Rica que estará en la ONU y en acto en Washington

Comunicado

Este domingo 19 habrá una gran concentración el el monumento a Lincoln en Washington DC. La activista social tica norteamericana Isabel Macdonald estará presente representando el sentir de la voz costarricense por la Paz.

También Isabel Macdonald estará en Nueva York de previo y se presentará a las Naciones Unidas, para entregar la siguiente carta con sus firmas a la representación de Costa Rica en la ONU.

Si están de acuerdo que incluyamos el nombre de sus organizaciones, avisar a la dirección que se indica al final de esta nota.

La carta también será entregada a Medea Benjamin dirigente principal de Código Rosa y la excoronela pacifista Ann Wright de CODE PINK. Ann Wright será una de las expositoras el domingo en la marcha, quizás puede mencionar nuestra iniciativa.

La carta puede ser también circulada por las redes pidiendo firmas de más organizaciones y de personas en forma individual: el correo para sucribir es: isajmacdonald@gmail.com

La Asociación Costarricense de Derechos Humanos ACODEHU y la Red de Solidaridad con Palestina de Costa Rica han suscrito la carta.

ESTA ES LA CARTA:

DESDE COSTA RICA UN LLAMADO A LA PAZ ENTRE RUSIA Y UCRANIA

En Costa Rica, tenemos la suerte de vivir en un país que disolvió el ejército en forma permanente. El presupuesto se distribuyó para educación, salud, vivienda popular y el cuido de los recursos naturales y el medio ambiente.

Los miembros costarricenses del Centro Amigos Cuáqueros para la Paz, la Comisión de Derechos Humanos (CODEHU), el Servicio para la Paz y la Justicia (SERPAJ), las mujeres de la Liga Internacional pro Paz y Libertad (WILPF-CR), y la Red de Solidaridad con Palestina de Costa Rica, unimos nuestras voces para solicitar establecer negociaciones que garanticen la paz mundial.

Estamos muy consternados por la pérdida de vidas humanas en Ucrania y Rusia, la devastación de la infraestructura, la destrucción del medio ambiente y el sufrimiento que esto han traído al mundo entero, con inseguridad y la escasez de alimentos y combustible.

Nos enfrentamos al terror del Reloj del Juicio Final (Doomsday Clock), que se ha acercado más que nunca a la medianoche. Nos unimos al clamor de los Pueblos, llamando a la paz, al respeto de la dignidad y los Derechos Humanos, alzando nuestras voces para denunciar el uso potencial de armas nucleares, armamentos con uranio empobrecido, armas biológicas y químicas que se intensifican conforme escala la guerra.

Nuestros contemporáneos no merecen el sufrimiento a que nos someten las superpotencias, por lo que exigimos un cese al fuego, y la reducción de la escalada de violencia mediática y armada. De inmediato debe suspenderse la financiación de estas crueles acciones guerreras, que sólo le sirven a los fabricantes del aparato industrial militar. Todos los demás perdemos.

Invocamos las voces de la razón, la justicia y el amor por la humanidad y del globo terráqueo, al urgir un acuerdo de paz negociado sin condiciones previas.

Aplaudimos a los mediadores turcos que propusieron un plan de este tipo que en principio fuera aceptado por Ucrania y Rusia, pero luego fue boicoteado y hundido por el primer ministro Boris Johnson y el presidente Joe Biden.

Alentamos a todas las naciones que apoyen a los mediadores turcos que continúan trabajando para negociar un acuerdo de paz. Otras naciones deberían hacerse a un lado y dejar de intervenir en estas negociaciones.

Denunciamos el papel del complejo militar-industrial y de los magnates de los medios corporativos interesados en azuzar y justificar la guerra. Los hacemos responsables por la pérdida de más vidas inocentes.

Hacemos un llamado a toda persona de buena voluntad, las organizaciones de paz y justicia, los líderes religiosos y funcionarios gubernamentales en todos los niveles para apoyar la búsqueda de dicho acuerdo de paz para detener de inmediato los envíos de armas, municiones y financiamiento.

Pedimos a los representantes costarricenses en las Naciones Unidas en Nueva York, Sra. Maritza Chan, y el viceministro de Relaciones Exteriores, Christian Guillermet Fernández, que presenten una moción ante la Asamblea General de la ONU, solicitando un alto al fuego inmediato y negociaciones para poner fin a la guerra.

AQUÍ LAS FIRMAS DE LAS ORGANIZACIONES DICHAS Y PERSONAS QUE QUIERAN UNIRSE

cc.Sra. Maritza Chan, Representante de Costa Rica ante las Naciones Unidas, Nueva York.
Sr. Christian Guillermet Fernández, Viceministro de Relaciones Exteriores, Naciones Unidas, Nueva York.

Para enviar su firma:

isajmacdonald@gmail.com

Guerras y contaminación

Alberto Salom Echeverría

“El coste ecológico de la guerra es inmenso, pero mientras el conflicto armado siga siendo una opción viable la naturaleza seguirá pagando el precio.”

Maximilian M. Mönch, 2013

“En 2001, la Asamblea General de ONU declaró el Día Internacional para la Prevención de la Explotación del Medio Ambiente en la Guerra y los Conflictos Armados el 6 de noviembre de cada año. Una fecha para reconocer y concienciar acerca de cómo los conflictos armados, las guerras y la militarización, han sido y continúan siendo algunos de los factores de destrucción ambiental más significativos.”

Los conflictos armados y la contaminación del Planeta.

Muchos fueron los conflictos armados en el siglo XIX, pero ninguno tuvo el efecto devastador de la primera y la segunda guerras mundiales del siglo XX.

El gran historiador británico Arnold Toynbee (n.1889 m.1975) describió de manera sucinta, pero certera, las características del mundo en materia económica y social, en la primera mitad del siglo XX, dijo: “…fue un período tan catastrófico y terrible como ninguna nación había conocido hasta el momento. Fue catastrófico y terrible porque, junto al enorme aumento de la riqueza, hubo un gigantesco aumento de la pobreza; y la producción a gran escala, resultado de la libre competencia, condujo rápidamente a la alienación de las clases y a la degradación de un gran número de productores.” (Cfr. Citado en: Castilla, Adolfo “La pobreza en la primera mitad del siglo XX”. Economiayfuturo.es. Diciembre 2018).

Globalmente fueron dos las causas principales que impidieron que la explosión del desarrollo industrial y tecnológico de fines del siglo XIX, se trocara en un bienestar generalizado: por un lado, el dogmatismo de la filosofía del “libre comercio” que espoleó una gran desigualdad entre naciones ricas y pobres y al interior de los países con desarrollo capitalista, favoreció la concentración de la riqueza, tanto en los países ricos como en los pobres que comúnmente conocemos como “subdesarrollados”. La “Gran depresión” iniciada en Los Estados Unidos en 1929, fue el signo que, como “ave de mal agüero”, anticipó la crisis económica mundial que se avecinaba. Combinado con lo anterior, crecieron las rivalidades entre las élites capitalistas de las principales potencias de la época. El enfrentamiento se produjo por la repartición de los recursos naturales principalmente del África y del resto de las colonias, así como por alcanzar la hegemonía en Europa. Básicamente fue debido a ello que, los círculos dominantes en el “viejo continente” no lograron evitar los enfrentamientos violentos de las dos guerras mundiales; por eso mismo, ambas estallaron originalmente y sin remedio en el continente europeo, con un intervalo de apenas 25 años entre una y otra. Por otra parte, hay que tener presente que Los Estados Unidos bajo el mandato del presidente Woodrow Wilson, pretendieron primero la neutralidad, sin embargo, en abril de 1917 entraron al conflicto del lado de las potencias aliadas, terminando de imprimirle a la primera guerra esa impronta, o carácter mundial que tuvo.

En un principio parecía que el conflicto de la primera guerra sería restringido y corto, pero se extendió por doquier hasta 1918. Su saldo fue el siguiente: treinta millones de muertos, sumando a los civiles y militares, merced a una desgastante guerra de trincheras, estacionada principalmente a lo largo de la frontera franco-alemana. Un informe certificado de la primera guerra señala las tres principales secuelas ambientales que se produjeron: 1-deformación de los territorios donde se desencadenaron batallas, como fue el caso de la colina de Mort-Homme en Francia, la cual perdió más de siete metros de altura; 2-una gran cantidad de bosques en el escenario de la guerra quedaron completamente destruidos, erosionado el suelo hasta el extremo de que los terrenos no pudieron ser habilitados para los cultivos durante mucho tiempo; 3-como se lanzó una enorme cantidad de municiones al mar, durante la guerra, cada bando intentando evitar que las municiones pudieran ser capturadas por el enemigo, la vida marina se puso en peligro, debido al componente químico explosivo del armamento, llamado “trinitrotolueno”.(Cfr. https://superscienceme.wordpress.com/2015/11/06/guerra-medioambiente/…)

Además, en 1916 hizo su aparición el primer tanque de guerra de factura británica. Fue conocido como el Mark I; se trataba de un vehículo sobre orugas, cuya presencia le dio un vuelco al estancamiento de la guerra de trincheras. La información que he consultado revela que se recurrió a ellos para combatir a muerte. Su presentación fue en “la batalla de Somme” reputada como la más larga y sangrienta de esta guerra. Se prolongó por cuatro meses y medio y dejó como saldo más de un millón de muertos en ambos bandos. La peor batalla –reza la información- en la historia de Gran Bretaña. Es mucho decir, el Mark I (como se denomina a ese tanque de guerra), no obstante, mostró debilidades, ya que algunos vehículos quedaron atascados en el campo de batalla por fallas mecánicas. Pero al mismo tiempo infundió temor en las tropas alemanas y produjo gran devastación de los campos, por ser tan pesado y majar el suelo destruyendo cualquier cultivo a su paso. (Cfr. https://www.clarin.com>internacional.)

La segunda Guerra mundial (1939-1945) fue una escalada destructiva con respecto a la primera. El número de muertos duplicó los reportados en la primera guerra mundial, números conservadores calculan que unos 55 millones de seres humanos perdieron la vida, entre campos de concentración, muertos en los campos de batalla, y la población civil que se vio afectada, principalmente tras los bombardeos, cuyo poder destructivo aumentó muchas veces respecto de la primera guerra. Algunas estimaciones que se han hecho más recientemente, mencionan la cifra de hasta 80 millones de personas que habrían perdido su vida. (Cfr. https://historia.nationalgeographic.com.es/)

En este caso, además, la contaminación fue inmensamente mayor, la tala de árboles, los incendios forestales que afectaron decisivamente la biodiversidad en todo el escenario de la guerra, que ahora se extendió a los mares ocasionando grave daño a los hábitats marinos, en una medida apenas algo menor a lo que fue la pérdida de la vida de especies de flora y fauna en la tierra. En definitiva, las armas de un poder incontrastable, como nunca se había dado, arrojaron gases tóxicos y partículas al aire y filtraron materiales pesados tanto en el agua como en el suelo. Todavía no hemos mencionado el efecto destructivo y contaminante de las bombas nucleares que fueron hechas estallar en Japón, en las ciudades de Hiroshima y Nagasaki, a lo cual nos referimos en el ensayo anterior. (Cfr. https://www.eldiario.es>opinion.)

Es bueno que recordemos aquí, la “locura nazi” que procuraba fortalecer la “raza maestra”, desatando los campos de concentración y el “holocausto”, provocando la persecución, el confinamiento y la muerte de millones de judíos. Muchos pensábamos que aquella locura racista había mermado sustancialmente, creíamos que había pasado ya a un segundo plano; pero, acontecimientos recientes en el mundo nos recuerdan que el racismo está aún vivo, presente en muchas culturas y convertido de nuevo en grave peligro por los recursos con que cuenta para accionar políticamente. ¿Será en Estados Unidos o en Brasil que se ha refugiado? ¿Será acaso en la guerra ruso-ucraniana? ¿Dónde será que pernocta el racismo y la xenofobia con sus garras finas al acecho?

Las bombas nucleares que hemos mencionado destruyeron gran parte de las ciudades, mostrando su incontrastable poder devastador hasta entonces. Solo allí perdieron la vida inmediatamente, cerca de doscientas mil personas. Adicionalmente, hubo infertilidad en la tierra, la cual durante mucho tiempo se tornó desértica; el agua de ríos, de mantos acuíferos, y del bosque se impregnaron de partículas radiactivas afectando la vida de decenas de especies acuíferas de flora y fauna. Por añadidura acota Luis Enrique Aguilar Díaz: “El caos y el descontento fue total. El paisaje calcinado adquirió un tono gris uniforme, como si el color se hubiera extinguido, el pasto se volvió rojo grisáceo, el 92% de las edificaciones sólidas de Hiroshima fue arrasado…Los árboles fueron arrancados de raíz y quemados por el calor…En los cinco años posteriores murieron 70 mil personas más.” En Nagasaki (parafraseo en lo que sigue), donde residían 270.000 personas murieron 80.000 tras el estallido nuclear, y miles en los siguientes años. (Cfr. Aguilar Díaz, Luis E. “Afectaciones ambientales por la bomba nuclear en Hiroshima.” 2023 Prezi Inc. Condiciones y Política de privacidad.)

Después de las dos guerras mundiales, el siglo XX fue testigo en el período de la guerra fría de muchas guerras “restringidas” o “limitadas” (al final no lo fueron tanto). Estas guerras acarrearon también gran contaminación, como fue el caso de la guerra de Viet Nam, la cual formó parte del programa de guerra química en la operación “Ranch Hand”; en ella los militares estadounidenses echaron mano de lo que se denomina como “Agente Naranja”. Un herbicida y a la vez defoliante, cuyos componentes químicos, son extraordinariamente tóxicos. Veamos la fórmula química de este agente, que un especialista en química nos explicó su alta toxicidad: 50% de dos herbicidas del grupo fenoxi: el 2.4-D (ácido 2,4-diclorodifenoxiacético) y el 2,4, 5-T (ácido 2,4, 5-triclorofenoxiacético). El objetivo de la fuerza aérea de los Estados Unidos era defoliar los vastos bosques de Viet Nam, para descubrir los escondites y las rutas de suministros del enemigo. Se ha calculado que las muertes en Viet Nam a causa del “Agente Naranja” ascendieron a tres millones de personas, más medio millón de niños que nacieron con malformaciones. Este agente fue descubierto por un fisiólogo y biólogo vegetal estadounidense, Arthur Galston (n.1920 m.2008). (Cfr. https://www.ecologistasenacción.org…)

Además, las guerras acaecidas en la segunda mitad del siglo XX y en el XXI, aparte de la de Vietnam, han sido muchas; algunas de las más connotadas fueron la de Afganistán, las que se produjeron en América Central, en el Golfo Pérsico y la de Yugoslavia que adquirió un carácter desgarrador, porque conllevó a la desintegración de ese país y la intervención de la OTAN en el conflicto. Todas pusieron en evidencia que “…la guerra moderna implica una devastación del medio ambiente a gran escala”, tal como destaca la publicación técnica ‘Daphnia’ en un artículo dedicado al impacto ambiental del militarismo. (Cfr. “Los Efectos de la Guerra en el medio ambiente.” https://superscienceme.wordpress.com/2015/11/06/…)

En el presente siglo, contrario a lo vaticinado por algunos estudiosos del fenómeno de la guerra, aunque parecía que iban a mermar los conflictos interestatales a gran escala, el siglo nos inaugura con la invasión de una coalición liderada por Los Estados Unidos contra Irak, el 20 de marzo del 2003. El volumen de fuego desplegado por los estadounidenses en aquel escenario fue altísimo; sin que, no obstante, con la derrota del régimen de Sadam Hussein, se hubiesen resuelto los conflictos en aquel país. Por el contrario, la salida de Estados Unidos de Irak, dejó un gran vació de poder, lo que vino a recrudecer los conflictos ideológicos, interétnicos, religiosos y hasta tribales.

En el año 2001, Los Estados Unidos habían invadido Afganistán, pretextando que este país ocultaba a los terroristas responsables de los atentados perpetrados contra las torres gemelas en New York, el pentágono y otros objetivos. Aunque la verdadera razón conocida había sido desmantelar a Al Qaeda, quitándole una base segura de operaciones y principalmente se buscaba sacar a los talibanes del poder. Este objetivo se cumplió inicialmente, pero, los Talibanes retornaron al poder tras una insurgencia, en el año 2021. Lejos de un apaciguamiento de los enemigos de los Estados Unidos, el conflicto se mantuvo encendido en todos esos años. Por parte de los Estados Unidos, no se hizo esperar el bombardeo generalizado llevado a cabo principalmente por la Fuerza Aérea. De nuevo, la guerra desplegada con armas modernas contribuyó a espolear el calentamiento global con las explosiones de bombas de gran alcance. No faltaron las llamadas “bombas de racimo”, ni tampoco los poderosos cazabombarderos F/A-18 Hornet, así como bombas de gran radio de acción como son los BLU-82, según lo que hemos consultado.

Va a ser un año que estalló la guerra ruso-ucraniana. Entre otras cosas esta nueva conflagración reanudó el “viejo” conflicto de la guerra fría entre los Estados Unidos y Rusia (anteriormente Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas). La base ideológica de Rusia ya no es la misma, pero algunos de los protagonistas de la guerra actual, fueron parte del staff político-militar de la antigua URSS, como es el caso de Putin. Insisto, Vladimir Putin, otrora jefe de la KGB, ya no ostenta el socialismo como motivación de su accionar político militar. Pero deja la sensación en occidente de que tras la caída del “socialismo real”, la base política anterior ha quedado intacta. No es así. La guerra ha escalado a proporciones muy peligrosas. Detrás de Ucrania actúan los Estados Unidos y la OTAN y existe más de una razón para pensar que en poco tiempo, el enfrentamiento militar, de continuar la escalada podría darse directamente entre Rusia y sus aliados por un lado (pudiendo verse involucrada China), frente a los Estados Unidos y la OTAN por el otro. Ya el arsenal militar desplegado por unos y otros, ha sido copioso como para pensar que los gases efecto invernadero de CO2 que enferman al planeta están haciendo lo suyo.

Sorprende ver la cantidad de millones de dólares y euros proporcionados por Biden y los demás dirigentes de la OTAN a Ucrania, y los millones de Rublos gastados por Rusia en ese conflicto. Mientras tanto, los países pobres más afectados por el calentamiento del planeta siguen a la espera de un apoyo financiero que les permita acometer la tarea del desarrollo y defenderse de la devastación derivada de los gases efecto invernadero, de las torrenciales lluvias, huracanes y tornados, incendios desatados y bosques devastados. ¡Cuánta falta haría hoy un apoyo financiero cuantioso de unos y otros a Turquía y Siria, ante los terremotos que los acaban de azotar!!! Las prioridades de las potencias indudablemente son otras.

 

Compartido con SURCOS por el autor.

Perú: la Geopolítica detrás de la Crisis

Mauricio Ramírez Núñez
Académico

La crisis que vive Perú ha sido analizada con detalle desde la ciencia política y los encuadres teóricos comunes a este tipo de eventos; se estudian los actores, los hechos, las desigualdades estructurales que marcan una clara polarización social y política, la historia política reciente, así como repercusiones en la vida democrática del país y su institucionalidad. Hasta ahí todo muy bien, justo y necesario. Pero hoy eso no basta. Subyacen razones también reales y profundas debajo del iceberg que chocó en diciembre pasado contra la democracia en ese país. Me refiero a la geopolítica y el entorno global dentro del cual se desarrollan estos acontecimientos.

En una época histórica de incertidumbre planetaria, dentro de un contexto de dependencia estratégica hacia los recursos naturales, guerra en Europa, crisis sanitaria y económica, colapso ambiental y disputa de hegemonías en América Latina, es que debemos estudiar los hechos suscitados en Perú. Trataré de explicar cada punto de manera resumida a continuación. El sistema internacional atraviesa por un periodo de turbulencias que se enmarca dentro de la transición hacia un orden mundial de carácter multipolar, o sea, donde emerge la presencia de actores diferentes a los tradicionales con el suficiente peso político, económico o militar, como para incidir en la toma de decisiones globales en el concierto de las naciones.

Esto sin duda, tiene impactos en todo el planeta y América Latina no es la excepción. Históricamente, potencias como los EEUU han visualizado desde su propia visión geopolítica a nuestra región como su patio trasero, donde la presencia de cualquier otra potencia es percibida como una amenaza directa a sus intereses y seguridad nacional. No obstante, y para su disgusto, la República Popular China ha llegado a ser en los años recientes el segundo socio comercial de América Latina y el Caribe. Igual molestia les genera el acercamiento de otras naciones como Rusia, Irán, India o Turquía a la región.

En esa dirección, el año pasado en la XV Reunión de Ministros de Defensa de las Américas, los EEUU presentaron a nuestros países la estrategia de la Doctrina de la Disuasión Integrada (integrated deterrence), considerada como una estrategia clave para su seguridad nacional. Busca integrar todas las herramientas del poder nacional a través de los dominios, la geografía y el espectro del conflicto, mientras trabaja con aliados y socios para contener el acercamiento de lo que ellos consideran países enemigos en suelo latinoamericano; entiéndase China y Rusia, especialmente.

Pero aclaremos algo, hoy estas disputas geopolíticas no son por temas ideológicos, sino por intereses comerciales ligados a los recursos estratégicos y materias primas que se encuentran en nuestros territorios, necesarias para sostener al mercado global con su maquinaria irracional de hiper-producción y sobreconsumo modernos. Hoy estos recursos dan o quitan poder, y hasta pueden llegar a ser razones para poner o quitar gobiernos. Aunque algunas veces nos quieran hacer creer que la lucha es por la democracia, en contra del autoritarismo y la tiranía, como fue en décadas pasadas, la realidad hoy muestra que la ruta del pragmatismo y los intereses económicos predominan por encima de aquellos nobles ideales. No se puede olvidar tampoco el contexto de escasez de algunos de estos recursos, de ahí la competencia encarnizada por obtenerlos.

Esta dependencia estratégica hacia recursos esenciales no presentes en todos los países, hace que se justifiquen todos los medios disponibles para buscar su control, administración y acceso, por ser tratado como un tema de seguridad nacional. En medio de la lucha por la independencia de los combustibles fósiles y la transición hacia matrices energéticas más amigables con el medio ambiente, existen ciertos recursos que cobran cada vez más importancia y que pasan a ser el objetivo primordial de todos los países que tienen en sus planes el competir en estos nuevos mercados. El litio es uno de esos recursos, considerado como el nuevo oro de la era energética verde.

Esto avanza sin detenerse, a pesar de ello y sin ser contradictorio, la guerra en Europa ha vuelto a poner el tema de la seguridad energética en el centro discusión. La dependencia energética de occidente hacia países considerados hostiles ha ocasionado que el tema del aseguramiento energético sea la prioridad número uno, especialmente en los países europeos, aunque eso implique, como en el caso de Alemania por ejemplo, seguir consumiendo o incluso aumentar el consumo de fuentes altamente contaminantes como el carbón y el petróleo. De ninguna manera se pueden dar el lujo de detener el funcionamiento de sus servicios básicos, industria y comercio.

Este traspié de la guerra, al igual que la crisis sanitaria de la Covid-19, no estaba en las variables estudiadas y proyectadas sobre el futuro hace tan solo un par de años atrás. Así, garantizar el acceso a la energía a precios razonables, aunque el sacrificio sea la naturaleza y las posibilidades de vida en el futuro, pasa a ser la prioridad estratégica de las potencias en este mundo de incertidumbres y turbulencias. No podemos olvidar que aún hoy, como afirma el especialista en geopolítica de la energía, Daniel Yergin, la economía mundial depende en un 80% de los hidrocarburos.

Volviendo de nuevo al tema de la dependencia hacia los recursos latinoamericanos y las relaciones económicas entre las élites locales y las potencias, cabe recordar las declaraciones que dio días atrás Laura Richardson, la general jefa del Comando Sur de Estados Unidos sobre la trascendencia que ha tomado para EEUU el triángulo del litio, conformado por Argentina, Bolivia y Chile, que conserva el 68% de los reservorios globales de este elemento indispensable para la producción de todo lo que tiene que ver con tecnologías en la era digital. Aquí el interés y la competencia entre potencias, una vez más, es por el acceso y explotación (concesiones) de dicho recurso. Desde luego, el hecho que haya gobiernos más afines a una u otra siempre es un valor agregado para sus intereses y el de sus compañías multinacionales, por lo tanto, no es de extrañarse que busquen naturalmente esa afinidad y acercamiento político.

En el caso de la República Popular China, su modelo de acercamiento con América Latina y el Caribe ha sido muy diferente y respetuoso; propone el establecimiento de relaciones complementarias y no necesariamente competitivas, muestras su voluntad de fortalecer los vínculos de cooperación sur-sur y respeta los asuntos internos de todos los países con los que establece relaciones comerciales y políticas. Dentro de lo ofrecido por China a la región se encuentra la Iniciativa de la Franja y la Ruta, una propuesta de desarrollo e infraestructura global que abre la oportunidad para la construcción de infraestructura estratégica de los países participantes para el fortalecimiento del comercio internacional y su crecimiento económico.

Como parte de esta iniciativa, China y Perú se comprometieron años atrás para construir en Chancay, un enclave pesquero y agrícola en la costa central de Perú, un mega puerto estratégico para el comercio con Asia-pacífico, que según expertos, cambiará totalmente no solo la geografía en el sur del continente, sino que por su tamaño y operación, pasará a ser un centro neurálgico del comercio internacional, más cercano geopolíticamente a Pekín, que a Washington. En ese puerto podrán atracar los cargueros más grandes del mundo que pueden llegar a transportar hasta 18 000 contenedores, lo cual lanza una clara señal de la magnitud de dicha obra de infraestructura. Existe también un proyecto para la construcción de otro mega puerto en Perú, en Arequipa, llamado Puerto Corio, que buscaría incluso construir un tren bioceánico con el fin de conectarse con el Puerto Santos en Brasil, el más grande hasta el momento en América Latina. Este proyecto en 2021 logró conseguir inversionistas de Brasil, EEUU, Inglaterra y España. No obstante, a hoy todavía el proyecto no arranca, mientras el Puerto de Chancay espera entrar en funcionamiento en el segundo semestre del 2024. Si no hay imprevistos de carácter político.

Pero no todo se reduce a la infraestructura, la posición geoestratégica y el comercio. Los recursos naturales de Perú son importantes para los ojos del mercado y las grandes potencias. El Ministerio de Energía y Minas del Perú dice que ese país es el segundo productor de plata, cobre y zinc a nivel mundial, y es el primer productor de oro, zinc, estaño, plomo y molibdeno en América Latina. También posee petróleo, con una producción de 40.538 barriles por día (al 2022), y grandes reservas de plata, y otros metales no menos importantes, sin dejar de lado la biodiversidad con la que cuenta.

¿Pueden ser todas estas algunas de las verdaderas razones de fondo del conflicto que sufre Perú hoy? ¿Existen contradicciones políticas e ideológicas internas entre las élites económicas más importantes del país, sus intereses y el pueblo? ¿Qué tipo de relación (¿negocios?) tienen dichas élites con la clase política peruana y los intereses extranjeros? ¿Existe una disputa encubierta por el control-explotación-distribución de los recursos estratégicos de Perú detrás de toda esta crisis política? Es algo que el tiempo nos irá aclarando con el pasar de los días. Lo cierto es que este es el escenario de fondo, uno que no se está tomando en cuenta y que sin duda, da una idea sobre la magnitud de los desafíos que enfrentan todos los países que cuentan con recursos indispensables para la maquinaria económica global, y hacia los cuales existe una dependencia cada vez más manifiesta, mientras los pueblos, en este caso el peruano, es la gran víctima de este ajedrez planetario.