Mensaje de Adolfo Pérez Esquivel Premio Nobel de la Paz (1980) a la Conferencia del Instituto Schiller
Lo que puedo aportar a la presente Conferencia del Instituto Schiller es mi llamamiento para que la ONU se ponga de pie con coraje y convoque a los pueblos a la resistencia para poner fin a la guerra, dejando de ser un títere de las grandes potencias.
El mundo está al borde de la locura por unos gobernantes que anteponen a la vida sus propios intereses políticos, económicos y estratégicos de dominación.
Estamos en un punto de inflexión, de dramáticos y decisivos cambios en el mundo, con un alto costo en vidas, hambrunas, pestes y destrucción de la Madre Tierra.
Muchos son los llamamientos para construir la Paz: desde la voz del papa Francisco a la de personalidades y gobiernos, así como el clamor de los pueblos. Todos los días sumamos nuestras voces a esas voces que reclaman la Paz.
Debemos llegar a una solución política, pero fundamentalmente humanitaria, para poner fin a las múltiples guerras desatadas en el mundo. Muchas de ellas silenciadas. Como las que, entre otras, ocurren en Israel y Palestina, Armenia y en diversos países de África.
En cuanto a la guerra en Ucrania, tan peligrosa para toda la humanidad, hay varias propuestas para poder llegar a un diálogo constructivo y ponerle fin.
Pero, lamentablemente, los señores de la guerra no quieren oír nada y continúan incrementando el envío de armas y dinero a Ucrania, incentivando el conflicto.
Es una guerra provocada por las grandes potencias como EEUU, por la OTAN y por los intereses estratégicos y políticos para asegurar la hegemonía mundial.
El mundo está cambiando y, si queremos sobrevivir y salvar nuestro Planeta Tierra, nuestra casa común, se necesita un nuevo Pacto Social de convivencia entre los pueblos y la Madre Tierra.
Para lograrlo es necesario restablecer el equilibrio que hoy no existe y que somete a la humanidad a la violencia social.
Se perdió el equilibrio, las relaciones entre los pueblos, la espiritualidad… Estamos frente al destierro de Dios, frente a su exilio.
Las Naciones Unidas son una caja sin resonancia manejada por los EEUU. Y la OEA es una organización colonial. Europa perdió su voz y se transformó en un enclave colonial de los EEUU.
Para reclamar una salida negociada a las guerras es necesario y urgente que las religiones, iglesias, templos, mezquitas, sinagogas, monasterios… llamen a jornadas de oración y acción. Que los sindicatos y organizaciones sociales propongan acciones.
La UNESCO, los educadores, los científicos y los profesionales de la comunicación deben estar presentes en la rebelión de las conciencias contra la guerra y reclamar la PAZ.
Todos debemos sumar nuestras voces y acciones a otras que están en el mismo camino, antes de que sea demasiado tarde.
Tenemos que hacer memoria para iluminar el presente. Hiroshima y Nagasaki no son el pasado. Aún le duelen a la humanidad los horrores de los campos de concentración, el Holocausto, las masacres.
Las potencias amenazan con utilizar las armas nucleares. ¿Qué podemos hacer? ¿Gritar a quienes no quieren oír, gritar allí donde los teléfonos y todas las comunicaciones están cortadas? Sólo se escuchan a sí mismos.
Pero no podemos perder la esperanza en que otro mundo es posible si sumamos esfuerzos y voluntades para lograr la Paz. No una paz como mera ausencia de guerras y conflictos, sino como fruto de la Justica en las relaciones fraternales entre las personas y los Pueblos.
Parar detener la guerra se necesita de la rebeldía de los pueblos. Los gobiernos involucrados en la guerra tienen otros objetivos y parámetros para fortalecer el poder de dominación. Para sus intereses personales, el ser humano no cuenta.
Hay que reclamar una jornada mundial de rebeldía y exigir que se ponga fin a las guerras, que se transformen las armas en arados, como lo proclamó el profeta Isaías hace miles de años.
Las Naciones Unidas deben rebelarse al totalitarismo imperante y convocar una Asamblea General de los Pueblos que quieran la Paz. Deben terminar con las guerras y con la hipocresía de los gobernantes. Deben hacer suyo su propio Preámbulo: “Nosotros los Pueblos del Mundo queremos la Paz”.
Salvemos la vida del Planeta, nuestra casa común. No podemos continuar siendo espectadores, debemos asumir la rebeldía de los valores y del espíritu para transformar esta realidad que agobia a toda la humanidad.
Toda la solidaridad y apoyo en este desafío común para alcanzar la Paz junto a tantos hermanos y hermanas en el mundo. Les deseo a todos los participantes en la Conferencia mucha fuerza y esperanza. Sumo mi voz a la de toda la humanidad.”
Adolfo Pérez Esquivel – Buenos Aires, 11 de abril 2023
Compartido con SURCOS por Pablo Hernández Arias.
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