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Etiqueta: Habib Succar Guzmán

¿Quién teme la democracia?

Por Habib Succar Guzmán

Habemus reforma judicial

Los jugosos privilegios de los(as) ministros(as) de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN)

El salario del presidente:

El salario en pesos del presidente AMLO en 2024 es de $186.000 brutos/mes

(Aprox. US$9.300), que luego de rebajos de ley resulta en

aproximadamente US$7.750 mensuales.

El salario de un ministro(a) de la Corte:

El salario en pesos de un ministro(a) de la Suprema Corte de Justicia

mexicana es de $297.000 al mes, más una serie de prestaciones salariales

adicionales que suman un total de $600.000 (seiscientos mil pesos),

unos US$30.000 brutos al mes.

CONSTITUCIÓN POLÍTICA

DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS y LEY FEDERAL DE REMUNERACIONES DE LOS SERVIDORES PÚBLICOS de 19 de mayo de 2021

Ley / Capítulo I – Disposiciones Generales

Artículo 1. La presente Ley es reglamentaria de los artículos 75 y 127, así como, en lo conducente, del 74, fracción IV, y del 126 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y tiene por objeto regular las remuneraciones de los servidores públicos de la Federación, sus entidades y dependencias, así como de sus administraciones paraestatales, fideicomisos, instituciones y organismos dotados de autonomía, empresas productivas del Estado y cualquier otro ente público federal.

La interpretación de esta Ley, para efectos administrativos y exclusivamente en el ámbito de competencia del Ejecutivo Federal, corresponde a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público y a la Secretaría de la Función Pública, dentro de sus respectivas atribuciones.

En el artículo 9, de la Ley de Remuneraciones, se establece que el salario máximo de un servidor público es el del presidente de la República, así: “Artículo 9. Ningún servidor público obligado por la presente Ley recibirá una remuneración o retribución por el desempeño de su función, empleo, cargo o comisión igual o mayor a la Remuneración Anual Máxima que tenga derecho a recibir el Presidente de la República por concepto de percepciones ordinarias, sin considerar las prestaciones de seguridad social a las cuales tenga derecho conforme a la legislación en la materia.”

La primera reforma constitucional salarial

Data del año 2009, a iniciativa del año 2006 del “partido de izquierda” mexicano Partido de la Revolución Democrática (PRD) de aquel entonces y que llevó casi tres años en proceso de negociación y aprobación final. En ese entonces, se estableció en general que el salario máximo dentro del sector público federal, sería el del presidente de la República, con lujo de detalle de toda la normativa atinente.

Fue en 2021 cuando a instancias de la coalición gobernante (MORENA + PES + PT) se presenta y aprueba una modificación importante a los salarios de los servidores públicos y se reafirma nuevamente que el salario máximo será el del presidente de la República. Simultáneamente se aprueba la Ley Federal de Remuneraciones de los Servidores Públicos que aplica una sustancial rebaja en los salarios de todo el sector, incluyendo al presidente de la República, aplicando en general una rebaja cercana al 50% de todos los salarios previamente establecidos, bajo los principios que enunció el presidente AMLO de “austeridad republicana” y de que “no puede haber gobierno rico con pueblo pobre”.

Reacción inmediata de la casta

Inmediatamente después de publicadas estas importantes reformas constitucionales y modificada su respectiva Ley de Remuneraciones, en vez de aplicarse las rebajas respectivas en ciertos organismos autónomos del gobierno federal así como en el Poder Judicial, llegaron a las instancias judiciales sendos recursos de amparo de organismos como el INE, el INAI, la COFECE, la COFEPRIS, etc. y lo más sorprendente: y de los mismos ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), alegando que no se podían aceptar rebajos a sus salarios. Y la misma SCJN fue la que aceptó y tramitó los recursos de amparo. Ni siquiera se excusaron (recusaron) para que otros integrantes Ad hoc se pronunciaran al respecto. No. Ellos querían garantizarse su salario, aunque estuviera en contra de la Constitución que ellos juran defender.

De esta forma, desde 2009 y hasta la fecha, pasando por la reforma de 2021, los ministros(as) de la Suprema Corte, los magistrados y jueces de distrito, perciben desde entonces salarios mayores que el del presidente de la República, pero son mucho más altos, en el caso concreto de los ministros(as) de la SCJN, hasta 4 veces más que el presidente.

Esta flagrante violación a la Constitución Política por parte de ministros, jueces y magistrados, indudablemente que constituye una afrenta al pueblo de México, porque son ellos precisamente los llamados a vigilar el respeto a la Constitución y sancionar las violaciones a los preceptos constitucionales. Y AMLO se los ha recordado y reclamado cada semana desde junio de 2021 pero ha sido como reclamarle a una pared…

El Plan B y el Plan C

Ya hemos reseñado en estas mismas columnas sobre los Planes B y C del presidente AMLO: el B pretendía una reforma electoral, incluyendo modificaciones sustanciales al Instituto Nacional Electoral y la eliminación de los diputados y senadores llamados “plurinominales” de modo que el Congreso pasaría de 500 a 300 diputados(as) y el Senado pasaría de 128 a 64 senadores(as). El Plan C, consistió básicamente en solicitar al electorado mexicano que, en la elección del 2 de junio votaran masivamente por los partidos de la coalición Sigamos Haciendo Historia (MORENA + VERDE + PT), de modo que se pudieran alcanzar las mayorías calificadas en el Congreso de los Diputados (334 votos de 500) y en el Senado de la República (86 votos de 128), con el fin de realizar todas las reformas constitucionales que AMLO presentó el 5 de febrero de 2024 al Congreso, donde se incluía prioritariamente la reforma judicial y la adscripción de la Guardia Nacional (GN) a la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA), más otras 16 modificaciones a la Constitución, incluyendo una reforma electoral y la eliminación de los Diputados y Senadores plurinominales y rebajar así de 500 a 300 y de 128 a 64 los Diputados y Senadores, respectivamente.

Habemus reforma judicial

Apenas se integró la nueva legislatura que funcionará del 1° de setiembre de 2024 al 31 de agosto del 2027 (son periodos trienales para Diputados y sexenales para Senadores), se abocó de inmediato a la aprobación con mayoría calificada de la reforma judicial tramitada en la legislatura anterior, que la dejó “servida en bandeja” para que la siguiente legislatura 2024-2027 la aprobase como una prioridad en su agenda. Y así fue. Con sesiones maratónicas y todo tipo de sabotajes y bloqueos de la oposición, la reforma judicial fue aprobada con sobrada mayoría calificada en el Congreso de los Diputados y con la exacta mayoría calificada en el Senado. De inmediato se remitió a ratificación de los congresos estatales (se requerían al menos 17 estados de los 32 a favor) y en menos de una semana se obtuvieron 23 aprobaciones estatales.

La médula de la reforma judicial consiste en 4 aspectos. 1. Ajuste de todos los salarios para que se respete el principio establecido desde 2009 de que ningún funcionario público puede percibir un salario igual o mayor al del presidente de la República; 2. Que la elección o nombramiento de jueces, magistrados y ministros de la Suprema Corte se realice mediante votación popular debidamente dirigida por el INE con base en las regulaciones y procedimientos que establezcan las leyes derivadas de la reforma constitucional; 3. Que se elija también popularmente un Consejo de la Judicatura independiente de la Suprema Corte, que evalúe y sancione las actuaciones de los jueces, magistrados y ministros de la SCJN; y 4. Establecer un lapso máximo de un año para resolver los casos penales, excepto por la debida motivación ante la Judicatura.

Este punto 4 es muy relevante en México, porque ya hemos dicho que es quizás el único país del mundo donde el 40% de la población penal no tiene juicio ni condena, es decir, no saben por qué están presos y hay decenas de miles de personas en esa condición que llevan ya más de 10 años presos sin saber de qué se les acusa ni tener una condena.

Berrinches de la comentocracia

Razonablemente, cualquier persona objetiva y juiciosa se podrá preguntar si elegir jueces, magistrados y ministros en México de forma popular mediante voto secreto y directo, tal como se elige al presidente, gobernadores, diputados, senadores y alcaldes (presidentes) municipales, es la mejor opción para contar con una “justicia pronta y cumplida” de la mejor forma posible. La oposición y toda la comentocracia han inventado una y mil descalificaciones para el futuro ensayo democrático en la elección de autoridades judiciales.

Sin duda, toda la derecha política mexicana está horrorizada con la posibilidad de que el pueblo concurra a la elección de las autoridades judiciales en 2025, porque en general, la derecha en todo el mundo le tiene pánico a la democracia, donde el pueblo sea quien ejerza el poder mediante sus propios representantes y no, como ha sido hasta la fecha, una simulación de democracia donde la oligarquía es siempre la que impone a los líderes políticos o los doblega una vez electos para que sirvan a sus intereses.

La pregunta es válida sobre la nueva realidad judicial. México será un laboratorio cuyos resultados tendrán sin duda una clara influencia a nivel mundial sobre el novedoso sistema de conformación de las autoridades judiciales mediante voto popular. Pero una cosa es absolutamente cierta e incontrastable: el actual sistema judicial mexicano está absolutamente podrido y no se le pueden hacer reformas parciales porque todo el sistema ha demostrado ser ineficiente y absolutamente corrupto, al servicio de los grupos de poder (poderes fácticos como empresarios, oligarcas, políticos, medios de prensa, grupos de presión, etc.) y no atiende las demandas de justicia del pueblo llano, sino solamente de los que tienen dinero suficiente para pagar costosos procesos judiciales, para sobornar jueces, magistrados y ministros y torcer la ley mediante la venalidad del sistema (corrupto, inmoral, deshonesto).

Cuando AMLO presenta el 5 de febrero su “paquete de 18 leyes o iniciativas” al Congreso, incluye de forma estelar la reforma judicial y al proponer el Plan C, AMLO insiste en pedirle al pueblo en la elección del 2 de mayo una mayoría calificada para aprobar las reformas constitucionales necesarias para ese paquete de 18 leyes.

Claudia Sheinbaum por su parte, durante toda su campaña electoral, insistió una y otra vez en la necesidad del Plan C para aprobar las reformas constitucionales y otras presentadas por AMLO el 5 de febrero, como una forma clara de continuidad del “proyecto de transformación de la vida pública de México”, la llamada CUATRA TRANSFORMACIÓN. Y el pueblo le respondió generosamente dándole un 60% de votación el 2 de junio para 35,9 millones de votos, superando de forma impensable la gigantesca votación que había obtenido AMLO en 2018 de 30,15 millones de votos.

En el gráfico siguiente podemos visualizar el abismo de diferencia entre las elecciones de Felipe Calderón, Enrique Peña N. y AMLO y Claudia. Hemos agregado el dato de AMLO para el año 2006, anotando que en esa elección se ha demostrado que se cometió fraude electoral contra AMLO, por medio de la intervención del presidente Vicente Fox (2000-2006), coludido con la Suprema Corte de Justicia y el Instituto Federal Electoral (IFE), así como los medios de comunicación comandados por Televisa, poderosa televisora que entonces se daba el lujo de poner presidentes a su antojo.

En general, se considera con datos duros bien conocidos y documentados, que las elecciones federales en México siempre fueron fraudulentas, a favor del Partido Revolucionario Institucional (PRI) hasta el año 1994, y luego el fraude contra AMLO en 2006 y 2012. La elección del 2018 se acepta que fue legítima, sin fraude, así como la de 2024, dado que en ambos casos la votación mayoritaria a favor de MORENA y sus aliados fue tan abrumadora que no había posibilidad de fraude y el INE tuvo que certificar así los triunfos de AMLO y Claudia.

México después de la reforma judicial

Sin duda se abre un panorama apasionante para el futuro de México. La reforma judicial traerá también la necesaria reforma del sistema de procuración de justicia, la Fiscalía General de la República y las fiscalías estatales, que son parte intrínseca de la corrupción que caracteriza al Poder Judicial.

Será a partir de 2025 que estos cambios fundamentales se irán instrumentando en la realidad política y judicial mexicana y que se podrá empezar a evaluar su impacto positivo o negativo en la vida de los mexicanos.

Lo cierto es que el gobierno de Claudia Sheinbaum será la “continuidad con cambio de estilo” de la CUARTA TRANSFORMACIÓN de la vida pública de México, así lo ha declarado ella insistentemente y se ha dicho que es orgullosa heredera del poderoso movimiento fundado por AMLO (y por ella) en 2011 y que hoy gobierna en casi todo México, que cuenta con una estructura federal con 31 gobiernos estatales y el de la Ciudad de México que cuenta con su jefa de gobierno y un congreso propio, para 32 entidades federativas en total, de las cuales el oficialismo gobierna 24.

MORENA ha pasado de gobernar 4 estados en el 2018 -cuando ganó en CDMX, Veracruz, Tabasco y Chiapas- a ser gobierno en 24 entidades, luego de las elecciones del 2 de junio, logrando en menos de diez años desde su creación tener gobiernos estatales en más de dos tercios del país, incluyendo estados que solo habían sido priistas, como el Estado de México que ganó el año pasado.

Del Palacio Nacional a Palenque

Un hecho que pone locos a los comentócratas y políticos de la oposición en México es que AMLO se ha declarado a sí mismo como “maderista: sufragio efectivo no reelección” (el lema de Francisco I. Madero que ayudó a tumbar la dictadura de Porfirio Díaz: el “porfiriato” abarcó de 1877 a 1880 y de 1884 a 1911). De modo que al finalizar su periodo presidencial el 30 de setiembre de 2024 se jubila y se retira a su rancho en Palenque, Chiapas, donde asegura que no recibirá visitas y se dedicará a escribir su próximo libro sobre el periodo prehispánico de México.

Y es que la oposición reclamó durante casi 6 años que AMLO pretendía reelegirse, perpetuarse en el poder. Y además, tanto políticos como comentócratas han venido diciendo, en actos de machismo puro, que AMLO seguirá gobernando por medio de Claudia Sheinbaum, quien será algo menos que un títere que hará todo lo que AMLO le ordene. Nada más alejado de la realidad, pero ese ha sido el camino de los discursos opositores: primero que se iba a reelegir y ahora, que su delfina es una marioneta.

Ya la prensa tuvo el primer aviso de que Claudia será una presidenta con su autonomía, su carácter y firmeza: ella fue la que ordenó que se invitara al presidente del gobierno español Pedro Sánchez, a los actos de traspaso de poder el 1 de octubre, y no al rey de España, como ha sido la costumbre. Y Pedro Sánchez en un acto de machismo puro, alegó que fue AMLO quien ordenó que no invitaran al rey, algo que ya fue aclarado por el mismo presidente quien dijo tajantemente que fue Claudia la que tomó esa decisión que él apoya 100%.

Nuevos tiempos, muy interesantes, se ciernen sobre México con la primera mujer presidenta de su historia: la Dra. Claudia Sheinbaum Pardo, quien se dice orgullosa heredera del proyecto de transformación liderado por AMLO.

Habib Succar Guzmán

29.9.24

El Cartel de la Toga

“Ninguna clase social renunciará voluntariamente al ejercicio

del poder” (posiblemente V.I. Lenin lo dijo).

Por Habib Succar Guzmán

¿Patadas de ahogados?

En mi artículo “El manifiesto de los bobos”, aludí al pronunciamiento público de algunos de nuestros expresidentes de la República, quienes se expresaron enérgicamente en contra de la iniciativa del presidente AMLO de reformar el Poder Judicial, con el fin de “limpiarlo de corrupción, separarlo del poder económico de las élites, y permitir su democratización por medio de la elección mediante voto secreto, libre y universal, de jueces, magistrados y ministros”.

En México se llama “ministros” a los integrantes de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN, 11 integrantes), quienes han sido nombrados siempre a partir de la propuesta del presidente de la República, que el Senado ratifica mediante votación calificada de dos tercios de los senadores presentes. En la actualidad, de las 5 propuestas que ha realizado el presidente AMLO al Senado, con una terna para que los Senadores(as) escojan surgieron José Luis González, Margarita Ríos, Loretta Ortiz, Yasmín Esquivel y Lenia Batres. No obstante, de esas 5 personas escogidas, propuestas por AMLO, solo tres muestran una clara afinidad con las políticas generales del gobierno de AMLO y los dos primeros, González y Ríos, “traicionaron” a AMLO y se unieron a las filas de la oposición. Recordemos que ser de oposición en la SCJN ha significado conformar una mayoría anti AMLO que ha rechazado y desechado muchas de las leyes que el Congreso de la Unión ha aprobado en los últimos 3 años y que la Suprema Corte “ha tumbado”.

Curiosamente, el sistema mexicano permite que, de la propuesta de una terna que envía el presidente al Senado, sino hay una mayoría calificada (porque los partidos no se ponen de acuerdo), obliga al presidente a enviar una nueva terna y de esas 3 personas, la que tenga mayor votación simple queda elegida integrante de la SCJN.

Es decir, con el mecanismo actual de elección de ministros(as) de la Suprema Corte (SCJN), aunque el partido de gobierno no tenga las 2/3 de los votos (mayoría calificada) el mecanismo permite que al final el presidente imponga a la persona que desea nombrar con solo que su partido de gobierno que tiene mayoría simple, vote por esa persona y obtenga el nombramiento y no por mayoría calificada. Con este mecanismo, el presidente AMLO podría nombrar a todos(as) los ministros(as) de la Suprema Corte que le correspondan en su sexenio y que pueden ser hasta 6 o 7 ministros(as) durante el periodo, lo cual, le garantizaría una mayoría en la SCJN de 7 votos necesarios para aprobar todas sus propuestas que hayan sido aprobadas en el Congreso.

Parecería entonces que ante la lógica del poder, no tiene mucho sentido que el presidente AMLO quiera modificar este sistema y se pase a un mecanismo de elección popular mediante voto directo, secreto y universal de los ministros(as) de la SCJN y además, de los(as) magistrados(as) de las demás instancias del Poder Judicial, el Poder Electoral (TEPJF) y el Instituto Nacional Electoral (INE). El presidente AMLO estaría renunciando al ejercicio de una parte importante de su poder en beneficio de una elección más democrática y popular de ministros, jueces y magistrados.

El fin último de esta propuesta de AMLO, incluida en la llamada “Reforma Judicial” que se está tramitando en estos días en el nuevo Congreso de la Unión (Diputados y Senadores 2024-2027), sería que el Poder Judicial sea realmente independiente de los partidos políticos, del Poder Ejecutivo, del Poder Legislativo y de los poderes fácticos (oligarcas, empresarios, medios de prensa, banqueros, etc. etc.); y por qué decir “realmente independiente”, por la sencilla razón de que los ministros, jueces y magistrados del Poder Judicial, durante las últimas décadas, ha estado sometido al Poder Ejecutivo, a la oligarquía y los poderes fácticos, sobre todo los medios de prensa, que antes incluso ponían presidentes en México, como Televisa.

La Reforma Judicial

En nuestro artículo citado El manifiesto de los bobos mencionamos que algunos de nuestros incautos (¿?) expresidentes de la República que firmaron el oprobioso manifiesto que les redactó una organización de derecha europea dizque a favor de la democracia, dirigida por Kevin Casas Zamora, se manifestaron así: “Rechazamos enérgicamente cualquier intento de modificar el sistema judicial que pueda debilitar la independencia y autonomía de los jueces, magistrados y ministros del Poder Judicial mexicano, incluido el Tribunal Electoral; como la propuesta del partido oficial Morena, que busca implementar elecciones populares para la selección de estos cargos, haciéndolos depender de influencias políticas, comprometiendo la imparcialidad de sus ministerios y haciéndolos presa de una Justicia de opinión. Una reforma que implique el debilitamiento y desmantelamiento del Poder Judicial (…) representa un atentado grave contra la democracia y la vigencia de un orden constitucional”, concluyen los 20 expresidentes firmantes del hipócrita libelo.

No me voy a extender aquí en toda la corrupción que impera en el Poder Judicial mexicano y que he señalado con lujo de detalles en otros artículos (Véanse: El poder más corrupto, Guerra en redes y Lawfare, El juico del siglo, la Corte y la prensa, por citar estos 3 artículos, pero hay más). No, el tema de la corrupción del Poder Judicial mexicano ameritaría aquí muchísimas páginas y páginas de fechorías inimaginables cometidas por jueces, magistrados y ministros del sistema judicial mexicano. Otro tanto muy parecido sucede en muchos otros países de Latinoamérica sobre todo, pero el caso mexicano se lleva todas las medallas de oro de una olimpiada de la corrupción y el nepotismo.

Un ejemplo demoledor

En 1994 “Al entonces presidente Ernesto Zedillo no le tembló la mano para cerrar el 1 de enero de 1995 y durante un mes la Suprema Corte de Justicia de la Nación y, mediante la figura de jubilación inmediata, separar de su cargo a sus 26 ministros. Sucedió en 26 días: el primer mandatario firmó la iniciativa y promulgó las reformas a 20 artículos constitucionales aprobadas por senadores, diputados y la mayoría de los congresos locales, cuya génesis tomó 52 días (del 5 de diciembre de 1994 al 26 de enero de 1995).” Entonces, el presidente Zedillo (1994-2000) mandó a jubilar de forma vitalicia a los 26 integrantes de la Suprema Corte de Justicia y volvió a integrar una nueva Corte con tan solo 11 miembros nombrados únicamente por el presidente de la República. “La interpretación generalizada fue: Zedillo no quiere una Corte integrada por ministros nombrados por los expresidentes Miguel de la Madrid y Carlos Salinas de Gortari.” (las citas entre comillas son de la revista Contralínea).

Es notable cómo en aquel entonces, Zedillo obtuvo muy fácilmente la mayoría calificada del Congreso (Diputados y Senadores) mediante acuerdo entre los partidos PRI y PAN, que se suponía eran opositores a muerte desde casi 50 años de enfrentamientos políticos. Pero es que según AMLO el PRIAN (PRI + PAN) ya venía funcionando desde 1988 con el fraude electoral pactado a favor de Carlos Salinas de Gortari, candidato del PRI, que fue avalado por el partido de oposición, el PAN, robándole la presidencia al Ing. Cuauhtémoc Cárdenas, efectivo ganador de la contienda electoral de 1988 con una alianza de partidos en el Frente Democrático Nacional (de izquierda). Ante este fraude, los medios de comunicación se apresuraron a legitimar “la elección de Carlos Salinas” ante el “peligro” que significaba Cárdenas.

Ni la oligarquía, ni los empresarios, ni los medios de prensa y sus opinadores, ni toda la nomenklatura del Poder Judicial se quejaron en absoluto del golpe autoritario y anti democrático cometido por Zedillo (llamado también Golpe de estado), con la complicidad de la mayoría calificada del Congreso. “Nadie dijo esta boca es mía”.

Zedillo nombró directamente 2 de 11 ministros, y el Congreso, por unanimidad, nombró a los otros 9 que Zedillo les propuso (los 3 Diputados del PRD se ausentaron de la votación).

No sin razón y con muchísimas pruebas, se afirma que la democracia en México está recién estrenada desde 2018 a partir de la elección de AMLO, porque desde entonces ya no se cometen fraudes electorales desde el gobierno (lo que llaman “una elección de estado”) y solamente han persistido prácticas nefastas de fraudes en algunos estados donde todavía gobierna la oposición a Morena.

Además, AMLO ha mantenido una prudente distancia de la Suprema Corte y no como en gobiernos anteriores, cuando la SCJN estaba sometida al mandato del presidente. Además, durante su sexenio AMLO no ha contado siempre con una mayoría calificada en el Congreso y ha tenido que lidiar con la oposición del PRIAN-RD + MC, pero aún así durante sus primeros 3 años 2018-2021, se lograron varios acuerdos con la oposición y la mayoría calificada para la aprobación de ciertos proyectos de ley y modificaciones constitucionales.

Por otro lado, en artículos anteriores dimos cuenta de cómo el Poder Electoral, básicamente en el Instituto Nacional Electoral, el presidente y la mayoría de los consejeros(as) se comportaban como partido opositor a AMLO y no como un juez imparcial en las contiendas electorales.

En palabras de AMLO, en los sexenios anteriores, básicamente desde 1988 hasta el 2018, lo que tenían en México era una simulación de sistema democrático, porque el cogobierno del PRI + PAN + PRD cubría con máscaras todo el andamiaje institucional, incluyendo en primer lugar el Poder Judicial, arrodillado ante el Poder Ejecutivo. Por ello es una verdadera hipocresía el dicho de la oposición, que repiten los incautos expresidentes de Costa Rica, de que la Reforma Judicial propuesta por AMLO tiende a “debilitar la independencia y autonomía de los jueces” (sic) y que la propuesta de elección popular de los jueces los hará “depender de influencias políticas, comprometiendo la imparcialidad de sus ministerios” (sic), cuando lo cierto es que nunca ha existido esa independencia e imparcialidad del Poder Judicial como un todo.

La peor calificación

El poder más corrupto” fue el título de un artículo que publicamos sobre el Poder Judicial en México y que ya citamos aquí también. Pero resulta que en las encuestas de opinión entre el pueblo mexicano, el Poder Judicial no solo sale muy mal librado sino que, la propuesta de Reforma Judicial que hizo AMLO ante el Congreso el 5 de febrero de 2024, es ampliamente aceptada por la enorme mayoría del pueblo. Veamos. Sobre la corrupción imperante en el Poder Judicial:

No solo el 61% considera que hay mucha corrupción en la mayoría de funcionarios (jueces, magistrados y ministros) sino que dentro de un 35% adicional se considera que “pocos son corruptos”, pero los hay.

En cuanto a la opinión sobre la forma en que deben ser elegidos los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), un abrumador 75% desea que sean elegidos por votación directa del pueblo mexicano y un 21% considera que debe elegirlos el Senado de la República:

En cuanto al control y sanción de la conducta de los jueces, magistrados y ministros, una apabullante mayoría desea que sea un órgano independiente del Poder Judicial, porque actualmente esas funciones las realiza el Consejo de la Judicatura, que es presidido por la misma presidencia de la SCJN, quien se convierte en juez y parte:

El nepotismo

Hay estudios sobre el nepotismo en el Poder Judicial que dejan pasmado a cualquier observador imparcial, con un 26% de jueces, magistrados y ministros que tienen familiares directos trabajando ahí. Hay casos donde se cuentan hasta 76 personas que son familiares directos y que laboran en un mismo despacho o en despachos cercanos. La muy cacareada “carrera judicial” es realmente una máscara para disfrazar el tráfico de influencias y la necesidad de contar con “un padrino/ madrina” que le permita el ascenso o nombramiento a una persona dentro del sistema. Pero no nos vamos a extender en este tema que se suma a la corrupción pura y simple.

El Cartel de la Toga

Así le han venido llamando a la casta judicial que se cubre y defiende entre ellos mismos ante cualquier ataque o cuestionamiento externo al Poder Judicial. Con ello se alude a la delincuencia organizada, sobre todo los carteles de la droga y se establece un parangón de los funcionarios judiciales con estos delincuentes.

El pueblo mexicano sabe que solamente reciben justicia quienes tienen el dinero para pagar por ella. Es decir, la gente adinerada tiene patente o inmunidad para violentar las leyes y cuenta con el sistema judicial para garantizar que no será juzgada y condenada, eso se queda solamente para los pobres que no pueden pagar costosos abogados o jueces corruptos, venales. Los casos de impunidad en delitos graves y homicidios son pasmosos. Los feminicidios usualmente resultan en absoluciones de los culpables. Todo tipo de despojos, atropellos e injusticias se cometen por doquier y no hay quien le garantice imparcialidad o independencia del juez que atiende y resuelve diariamente los asuntos.

Esto es especialmente evidente cuando los involucrados en un proceso judicial son miembros de la élite económica, empresarial, financiera o delincuentes de cuello blanco o de la delincuencia organizada de muy alto perfil, cuyos casos generalmente son resueltos a su favor, aun en contra de todas las pruebas y evidencias aportadas en el proceso. Los tristemente famosos “sabadazos” son aquellas resoluciones que ponen en libertad a esos delincuentes de alto perfil, usualmente narco traficantes o políticos, que son liberados en la madrugada del sábado, porque las Fiscalías no laboran fines de semana sino hasta el lunes y cuando regresan a funciones, ya es tarde para apelar o volver a aprehender a los peligrosos o famosos delincuentes liberados.

Lo más paradójico y escandaloso, y se ha puesto en evidencia en estos días, es cómo la SCJN es la primera instancia donde se violan la Constitución y las leyes, en aras de obtener un fin político o politiquero, que defienda los privilegios de esa casta judicial que ofende con su existencia al pueblo mexicano. Los casos relacionados con el gobierno de AMLO o el mismo trámite actual de la Reforma Judicial en el Congreso harían sonrojar a un estudiante primerizo de Derecho, por la clase de violaciones al sistema jurídico que la SCJN está acuerpando, al extremo de admitir recursos de amparo contra el Congreso para impedirles sesionar y legislar en materia constitucional, algo que está expresamente vedado por diferentes preceptos constitucionales y ordinarios. El descaro de la casta judicial no tienen límite.

Alegan los trabajadores de base del Poder Judicial que serán afectados negativamente con la Reforma Judicial, pero están siendo instrumentados por jueces, magistrados y ministros, cuyos salarios y prestaciones están totalmente fuera de la Constitución y la ley, llevando incluso a miles de trabajadores a sumarse a una huelga general, a la cual, increíblemente, se ha sumado también la SCJN. No hay palabras para describir la desfachatez de los ministros de la Suprema Corte.

En su lucha contra la Reforma Judicial, la derecha mexicana no ha escatimado esfuerzos ni recursos y han acudido a la ONU, la OEA, la CIDH y, desde luego, la prensa internacional a la cual han de pagarle jugosamente para promocionar sus causas en contra de la decencia, la democracia y la justicia pronta y cumplida en el Poder Judicial mexicano.

No me voy a extender con los casos de espanto, pero ya dijimos en otro artículo aquí que México es el único país del mundo donde existen miles de personas privadas de libertad, que acumulan más de 10 y 15 años encarceladas, sin juicio ni condena. Así de ineficiente y corrupto es el Poder Judicial en México y las víctimas más frecuentes y abundantes de estos abusos son las mujeres y los y las indígenas.

La Reforma Judicial va porque va. Claudia Sheinbaum lo dijo y lo repitió mil veces durante la campaña electoral: “pedimos al pueblo que nos de una mayoría calificada en el Congreso (el Plan C de AMLO), para llevar a cabo las reformas constitucionales que nos permitan modificar al Poder Judicial y otras instituciones”, así como variar la legislación para brindar mayor justicia social y protección a los pobres de México. Y el pueblo acudió masivamente a las elecciones y le otorgó a la Coalición Juntos Hacemos Historia la mayoría calificada en el Congreso y una altísima votación del 60% para la presidencia, frente al escuálido 28% que obtuvo la candidata de la derecha que se lanzó en oposición a la candidata Sheinbaum.

5/9/24