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Etiqueta: Hospital del Oro

Nuestro oro nos llama a actuar

Freddy Pacheco León

Que se están robando el oro de los costarricenses, allá cerca de la frontera norte, es cierto. Que el daño ambiental iniciado hace más de una década, es, no solo una irreversible triste realidad, es igualmente cierto. Que hay muchas personas honestamente interesadas, en detener el saqueo y la destrucción, ambos provocados por los ladrones, que actúan impunemente en esa zona remota, es evidente. Que algunos han visto en los señores diputados, una esperanza de solución, aunque ésta nos luce innecesaria como tarea legislativa, es igualmente verdad. Que existe una prohibición expresa en el Código de Minería, que impide otorgar concesiones a mineras privadas, para aprovechamiento de la riqueza aurífera, con la técnica de cielo abierto, es bien conocido. Que, posiblemente, sin esa barrera legal, hace unos años ya habríamos visto, cómo empresas extranjeras habrían iniciado la extracción de esa riqueza, para su propio beneficio, es innegable.

Ante ello, hace unos ocho años, hemos compartido con diversos grupos y personas, la propuesta de aprovechar en una década, alrededor de US$2.300 millones, del oro nacional, localizado en el yacimiento de Crucitas, para beneficio de la Caja Costarricense del Seguro Social, específicamente, para la atención sanitaria de los Ciudadanos de Oro, que hoy lamentablemente, la Caja, por su situación financiera, no puede atender, como lo merecen. Abuelitos y abuelitas, que por el problema demográfico que estamos viviendo en Costa Rica, ya hoy ocupan más del 65 % de los espacios de atención, en hospitales y clínicas, si es que logran superar las inhumanas listas de espera. Ancianos que van aumentando aceleradamente en números, y que, requieren de una acción efectiva, dirigida a su atención en todo el país, de Osa a Barra del Colorado, de Nicoya a Talamanca, de Puriscal a Pococí, de San Carlos a Cartago, de San José a Liberia. En fin, por todo el territorio nacional, a partir de una visión solidaria, muy costarricense.

Oro que propiciaría, si nos lo proponemos, la estructuración de un sistema hospitalario, integral, que se iría desarrollando gracias a la participación de profesionales médicos, planificadores, sociólogos, demógrafos, ingenieros, arquitectos, ¡que existen en el país!, y que se encargarían del diseño de hospitales geriátricos regionales, vinculados en algunos casos a los existentes, para ir atendiendo la demanda de esa venerable población de compatriotas. Asimismo, en lo posible, los más de un millar de Ebais, que brindan su fundamental atención primaria en tantas comunidades, tendrían áreas nuevas, dedicadas a atención geriátrica. Asimismo, se piensa que quizá sería necesario, un hospital de especialidades médicas, como soporte deseable, según lo determinen los profesionales que se involucrarían en este proyecto país. Propuesta que, como consecuencia, liberaría la presión sobre las listas de espera, que tanto dolor, causan a los pacientes que son incluidas en ellas, ante la falta de recursos humanos y financieros.

Para su identidad, hemos propuesto que ese sistema hospitalario sea conocido como Hospital del Oro.

¡Claro que entendemos algunas reacciones, en contra de la explotación del yacimiento de oro en Crucitas!, principalmente al recordar lo sucedido, con el manejo indebido, que provocara el gran conflicto que nos movilizó a tantos compatriotas, hace más de diez años, y que desembocara en la prohibición legal, a otorgar concesiones para su explotación. Concesiones que el Estado, como tal, no tendría que solicitar, por tratarse de bienes demaniales, a disposición de sí mismo, de interés público.

Superada la página del conflicto, nuestra propuesta, no solo tiene otra motivación, sino que es diametralmente opuesta. La misma, 1. Mantiene la prohibición, existente a otorgar concesiones a empresas privadas. 2. Es el único yacimiento bien explorado, existente en Costa Rica, y que estaba a punto de iniciar los trabajos para explotarlo. 3. Industrias Infinito (canadiense) esperaba extraer de la roca, tres toneladas de oro, al año, como mina comparativamente pequeña, que es. En otros países, como México, Perú, Chile, Brasil, República Dominicana, se extraen más de cien toneladas anualmente. En el caso particular del vecino Nicaragua, los concesionarios, administran áreas, como es el caso de una sola concesión, cercanas al tamaño de Guanacaste, por lo cual dicha nación, ya se acerca a la exportación anual de oro, igual a US$1.000 millones. 4. En Costa Rica estamos hablando, de un área ambientalmente destrozada, donde no hay biodiversidad alguna que proteger, de menos de 1 km², de los 51.100 km² del país. Y, además, situado en una zona fronteriza remota, tan alejada, tan fuera de la vista de habitantes y visitantes, que, resulta, que hay menos distancia de la sede municipal de San Carlos, a la ciudad de San José, que, de allí, al sitio del yacimiento. 5. Como la mina es conocida, explorada al detalle desde hace años, el oro de la delgada capa superior está siendo robado, mientras otros se frotan las manos, esperando pasar a la siguiente etapa, que sería la de hacerse de ese oro, para su propio y egoísta beneficio, si se elimina del Código de Minería, la prohibición que hoy se los impide. 6. Es, muy clara la alternativa, entre dejar que extranjeros, y sus socios locales, nos arrebaten esa riqueza mineral, o aprovecharla para reforzar, significativamente, las finanzas de la Caja, que, por razones conocidas, renquea en la prestación de sus vitales servicios, precisamente, por la creciente deuda, sin aparente solución, del Poder Ejecutivo con ella. 7. Pensar, siquiera, que esa riqueza mineral, debidamente localizada, jamás va a ser extraída industrialmente, y que se va a mantener intocable, en ese pedacito del país, como pieza de museo, o como parte de un “monumento natural”, es un sueño. El potencial como “atractivo turístico”, de cualquier tipo, o de “investigación científica”, que se dice podría tener ese alejado sitio, es insustentable. El dilema, sencillo, en resumen, es que sea en beneficio de Costa Rica, o de empresarios privados, como únicos ganadores. 8. Por otro lado, la imagen ambientalista de la nación, no tendría por qué, verse afectada, pues el país mantendría el prestigioso sendero, donde ni la minería metálica a cielo abierto, ¡ni la explotación petrolera!, serían parte de su modelo de desarrollo. El aprovechamiento del oro del yacimiento de Crucitas, con sus particularidades únicas, y los muy loables objetivos anotados, sería solo una razonable excepción, en vista de las circunstancias especiales, si lo hace el Estado y con los fines como los propuestos. No existe en el mundo, algo similar.

Además de los puntos enumerados, finalmente hemos de anotar, que el costoso asunto de la delincuencia, que en Crucitas goza de un reino, se acabaría desde el instante en que los primeros funcionarios del Estado ingresen, con las debidas medidas de seguridad, a ejecutar las primeras acciones conducentes a la explotación del oro, que allí se realizaría. Es un asunto de lógica elemental.

29.10.2024

Oro de y para los ticos

Freddy Pacheco León

Las alternativas son claras

Como el yacimiento de oro en Crucitas, por muchas razones, es único, y muy bien conocido, desde hace años, la etapa de exploración (que el gobierno propone realizar) fue prácticamente ejecutada, por el concesionario canadiense que quería realizar su explotación. Lo que corresponde ahora, es proceder extraer el mineral, bajo el pleno cumplimiento de la legislación que nos rige.

Recordemos que, por aprobación unánime de la Asamblea Legislativa votada hace una década, en Costa Rica NO se pueden otorgar concesiones a corporaciones extranjeras, que, con o sin las extrañas «subastas», de que ahora se habla, eventualmente terminarían llevándose el oro, hacia el extranjero, con los mayores beneficios para ellos. Por tanto, los estimables señores diputados, aquellos dispuestos a escuchar, han de tener muy claro, que mientras esa prohibición legal no sea derogada, se garantiza que solo el Estado costarricense, que obviamente no tiene que “solicitarse” a sí mismo una concesión para explotarlo, tendría la potestad de aprovechar ese valioso recurso, para nuestro exclusivo beneficio.

Ante esas alternativas (oro para extranjeros o para nosotros) reafirmamos la urgencia de que, los US$2.300 millones, que, al menos, produciría su aprovechamiento por espacio de, al menos diez años, se orienten hacia la atención de la salud de los Ciudadanos de Oro atendidos por la CCSS.

Para ese razonable objetivo, reiteramos la divulgada propuesta del Hospital del Oro, consistente, en desarrollar un sistema hospitalario, de alcance nacional, que no debería esperar más.

Nuestros adultos mayores, que ocupan más del 65 % de los espacios en clínicas y hospitales, no merecen seguir recibiendo en clínicas y hospitales de la Caja, el inhumano maltrato, provocado por la escasez de recursos financieros, por muchos conocido y sufrido, donde las inaceptables listas de espera, y la falta de espacios hospitalarios, son reflejo parcial, de la acongojante situación, que, igualmente, enfrenta el personal hospitalario de la Caja, que clama por más recursos, financieros, materiales y humanos.

Si el gobierno tomara la decisión de explotar, tres toneladas de oro anualmente, se avanzaría por el camino correcto, por una inédita vía costarricense, de inmejorables beneficios, ¡sin tener que «abrir» el Código de Minería a oreros extranjeros! Además, instantáneamente, con el inicio de las labores, se resolverían los problemas ambientales y de delincuencia, que hoy reinan en la pequeña localidad fronteriza, donde hoy, por desdén y falta de visión administrativa, la riqueza mineral está siendo robada impunemente.

Se trata, en fin, de aprovechar solo 1 km² de los más de 51.000 km² del país, para el bienestar de las abuelitas y abuelitos, de hoy y del mañana, para los que el Estado, ante sus crecientes necesidades, no tiene soluciones. Gravísimos problemas de deficiente atención, que tanto sufrimiento genera, en ellos y sus familias.

(Freddy Pacheco León, 8.10.2024).

Después de diez años del litigio internacional por el oro de Crucitas se alcanza un final feliz

Freddy Pacheco León

Freddy Pacheco León

1. Recordemos que el laudo arbitral lo había ganado Costa Rica.

2. Que la minera, que ya había sido disuelta, se rearmó para presentar una última apelación.

3. Que hace unas dos semanas, la empresa canadiense había desistido, de dicha apelación.

4. Ahora se anuncia lo esperado; que la apelación no prosperó.

5. La vigilancia en Crucitas, nunca tuvo nada que ver, con lo que sucedía en el Ciadi, del Banco Mundial, pues el oro que se están robando, es del Estado costarricense y nada impedía, al menos, tratar de impedir la extracción que realizan maleantes.

6. Que, si se piensa dar en concesión a privados la explotación de ese oro, sí habría que reformar el Código de Minería.

7. Que, como debería ser, si el Estado decide explotar esa riqueza para beneficio del pueblo, NO haría falta, intervención alguna, de la Asamblea Legislativa, pues la prohibición a concesionar no afecta al mismo Estado.

8. Por ello, porque el camino ha estado siempre libre, desde hace siete años, se propone explotar, en esa relativamente pequeña, y muy degradada zona de Crucitas, más de US$2300 millones en diez años, a favor de un sistema hospitalario («Hospital del Oro»), regido por la CCSS, a favor de los más de 700.000 Ciudadanos de Oro, que lo están necesitando urgentemente.

¿Por qué negar el oro nuestro de Crucitas para la salud de 700 mil ancianos que lo necesitan?

Freddy Pacheco León

Es innecesario recordar que la CCSS sufre de un déficit presupuestario que está teniendo terribles consecuencias para los habitantes “Ciudadanos de Oro” que inevitablemente acuden a sus hospitales y clínicas. Las camas y demás espacios del sistema de salud de la Caja son ocupados en más del 65% por venerables ancianitos. Decenas de miles de familias han sufrido por las condiciones en que, por escasez de recursos, los abuelitos y abuelitas han tenido que engrosar listas de espera para un tratamiento médico, y a veces, pasar dos o tres días en condiciones incómodas, impropias, dolorosas, sin poder salir de salas de emergencia, por falta de espacio en salones. Espacios, por cierto, diseñados para pacientes más jóvenes con mayores facilidades de movilidad. Hemos sufrido mucho al ver cómo ha habido necesidad de «amarrarlos» de sus camas, ante la insuficiencia de personal de enfermería que los pudiesen atender las 24 horas. Faltan medicamentos y equipos, y hasta camas adecuadas. Ancianos que después de haber entregado heroicamente su vida a los que cuidaron desde el día de su nacimiento, hoy solo Dios los puede proteger de cualquier hospitalización por enfermedad grave, que los haga pasar por esa penalidad.

Y es que, por más amor aportado por el personal de salud, NO tiene nuestro buen sistema hospitalario, respuestas viables para enfrentar los cambios demográficos que aceleradamente han envejecido nuestra población. Cada día son más los «Ciudadanos de Oro», así como las enfermedades inherentes a su edad. A los que les llegó el momento de recibir el amor y protección que demandan y merecen.

Hoy no alcanza el dinero y la situación se agravará en menos de 30 años, cuando esa población mayor de 65 años rondará la cifra de 1.200.000, lo que nos hace vislumbrar una situación desesperante, dolorosa, inmerecida, que se profundizará inevitablemente… ¡SI NO HACEMOS LO CORRECTO HOY! Y lo correcto es buscar cómo enfrentar con medidas concretas, ese angustiante problema nacional. Indudablemente el más importante que hemos de solucionar como proyecto país.

Pero ¿Cómo enfrentarlo si no tenemos recursos?, se estará preguntando usted; pues resulta que SÍ CONTAMOS CON RECURSOS FINANCIEROS suficientes para esa magna tarea. Y los tenemos en un pequeñito espacio de nuestro territorio. En un área menor al Parque Metropolitano de La Sabana, tenemos un YACIMIENTO DE ORO que, según los estudios de la empresa extranjera que lo iba a explotar, puede producir unos US$2.300 millones en una década. Cifra real, no especulativa, sustentada en la producción anual de 3 toneladas de oro en lingotes, que estuvimos a punto de perder por una mala concesión. Y podemos hacerlo ahora sin necesidad de reformar el Código de Minería, porque al ser el mismo Estado el que haría la explotación, no requiere (sería una insensatez) que se le otorgue una concesión cual si se tratara de un ente privado. Ante la urgencia, hacemos un llamado para que se vea NUESTRO ORO DE CRUCITAS, como una solución complementaria al problema financiero de la Caja, que, como consecuencia directa, también tendría más recursos para enfrentar las inhumanas listas de espera, y el régimen de pensiones.

Rogamos para que la idea del sistema hospitalario integral que hemos llamado “HOSPITAL DEL ORO” sea valorada. Se trata de que la CCSS diga ¡presente, aquí estamos!, y se disponga a buscar respuestas a las necesidades que le aquejan, no solo en los 1043 EBAIS que ya ven superada su capacidad de atención de primera clase, sino también en todos los hospitales que, por lo general, no tienen espacios adaptados para recibir a ese sector de pacientes. “Ciudadanos de Oro” que aparte de las 140 camas del magnífico Hospital Geriátrico Raúl Blanco Cervantes, no queda más que atenderlos, cuando se puede, bajo condiciones inadecuadas en hospitales diseñados para pacientes más jóvenes, de un amplio rango de edades, donde no encontramos salas especializadas para los abuelitos y abuelitas, que presentan necesidades especiales y facilidades materiales que impiden incluso, el pleno cumplimiento de la Ley Nº7600.

Los expertos en salud que tenemos en Costa Rica harían los planes que mejor consideren ADECUADOS en el marco de la CCSS y el Ministerio de Salud. En la de menos podrían pensar en adecuar los centros de atención primaria y hospitales de toda categoría, para que cuenten con secciones especiales para esos ciudadanos, mediante ampliaciones, o quizá en la construcción de otros hospitales de geriatría o INCLUSO, en uno central especializado en enfermedades predominantes en ese sector de población. Pues no se trata de un hospital, sino de UN SISTEMA hospitalario donde también se habrá de considerar facilidades para familiares que, desde regiones alejadas, han de estar asistiendo a sus abuelitos internados.

Asimismo, no es despreciable el beneficio colateral que obtendría la Caja, al dedicar esa fuente extraordinaria de recursos para atender exclusivamente a las personas de la tercera edad. Las hoy interminables “listas de espera” que como consecuencia de la escasez financiera provocan desazón en miles de pacientes y sus familiares, también se verían disminuidas conforme más y más ciudadanos mayores vayan siendo atendidos en los espacios diseñados para ellos. Así, en poco tiempo, alrededor de un 65% de los espacios, equipos, medicamentos, exámenes de laboratorio, consulta externa, cirugías, etcétera, que hoy son compartidos, se irán liberando, y por ende, la Caja contará con mucho mejores condiciones para el cumplimiento de su abnegada labor. ¡Todos salimos ganando!

Por lo resumido, creemos tener la grandiosa oportunidad de dejar un legado histórico de inmensas repercusiones para los costarricenses, como lo es quizá, el de los tres grandes reformadores sociales de la Costa Rica de los años 40. Pero para alcanzar ese logro, estamos urgidos de la decisión política que no puede esperar. No existe ningún otro país en donde la riqueza mineral de su subsuelo, perteneciente a toda la comunidad como bien demanial, se dedique a la atención de sus “Ciudadanos de Oro”, de los que más lo necesitan y, más importante, de los que lo merecen. ¿Acaso podría pretenderse un mejor aprovechamiento de la riqueza de ese mineral localizado en Crucitas, antes de que por azar político se le asigne otro destino menos beneficioso para Costa Rica?

¡Unamos pues voluntades, para hacer realidad el formidable sistema hospitalario llamado “HOSPITAL DEL ORO”! El cual, obviamente, se desarrollaría guardando estricta atención a las particularidades ambientales que conlleva un proyecto de minería como el que habremos de hacer realidad para los costarricenses. Proyecto indiscutiblemente, urgente, razonable, único, y más importante, posible, si nos lo proponemos.

Cientos de miles de millones de colones para la Caja

Dr. Freddy Pacheco León

Es innecesario recordar que la CCSS sufre de un déficit presupuestario que está teniendo terribles consecuencias, principalmente para los “Ciudadanos de Oro” que inevitablemente han de acudir a sus hospitales y clínicas. Las insuficientes camas y demás espacios de todo el sistema de salud son ocupados en más del 65% por venerables ancianitos. Se cuentan por decenas de miles, las familias que han sufrido por las condiciones en que, por escasez de recursos, los abuelitos y abuelitas han tenido que injustamente sumarse, a las inhumanas listas de espera, para un usual tratamiento médico. A veces también, pasan dos o tres días en condiciones incómodas, impropias, dolorosas, sin poder salir de inadecuadas salas de emergencia, por falta de espacio y camas en salones. Espacios, por cierto, diseñados para pacientes más jóvenes, con mayores facilidades de movilidad.

Nuestra familia, y estamos seguros muchas más, hemos sufrido mucho, al ver cómo ha habido necesidad de «amarrar» a los ancianitos a sus camas, ante la insuficiencia de personal de enfermería y asistentes, que los pudiesen atender las 24 horas. Faltan medicamentos y equipos, y hasta camas adecuadas para ellos. Ancianos, esto hay que tenerlo muy presente, que después de haber entregado amorosamente su vida a los hijos desde el instante de su nacimiento, hoy solo Dios los puede proteger de cualquier hospitalización por enfermedad grave, que los exponga a esas penalidades.

Y es que, por más amor aportado por el personal de salud, todavía NO tiene nuestro solidario sistema hospitalario, respuestas viables para enfrentar los cambios demográficos que aceleradamente han envejecido nuestra población. Cada día son más los «Ciudadanos de Oro», así como las enfermedades propias de su edad. Ciudadanos a los que llegó el momento de recibir el amor y protección que demandan y merecen.

Lo cierto es que hoy no alcanza el dinero y la situación inevitablemente se agravará en menos de 30 años, cuando esa población mayor de 65 años rondará la cifra de 1.200.000, lo que permite vislumbrar una situación desesperante, dolorosa, inmerecida, que se profundizará… ¡SI NO HACEMOS LO CORRECTO HOY!  Y lo correcto es buscar cómo enfrentar con medidas concretas, ese angustiante problema social. El más importante que hemos de solucionar como proyecto país.

Pero ¿Cómo enfrentarlo si no tenemos recursos?, se estará preguntando usted; pues, para su tranquilidad, resulta que SÍ CONTAMOS CON RECURSOS FINANCIEROS suficientes para esa magna tarea. Y resulta, que los tenemos en un pequeñito espacio de nuestro territorio. En un área menor al Parque Metropolitano de La Sabana, donde tenemos un YACIMIENTO DE ORO que, según los estudios de la empresa extranjera que lo iba a explotar, puede producir unos US$228 millones anuales (¡más de ¢114.000 millones anuales!) por quizá 15 años.  Cifra real, no especulativa, sustentada en la producción moderada anual, de tres toneladas de oro en lingotes, que, por cierto, estuvimos a punto de perder producto de una mala concesión. Y podemos hacerlo ahora, sin necesidad de reformar el Código de Minería, que incluye la prohibición de otorgar concesiones, porque al ser el mismo Estado el que haría la explotación, no requiere (sería una insensatez) que se le otorgue «una concesión» cual si se tratara de un ente privado.

Por tanto, ante la urgencia, hacemos un llamado para que se valore NUESTRO ORO DE CRUCITAS, como una solución complementaria al problema financiero de la Caja.

Rogamos, suplicamos, para que la idea del sistema hospitalario integral que hemos llamado “HOSPITAL DEL ORO” sea considerada seriamente.  Se trata de que la junta directiva de la Caja Costarricense del Seguro Social diga ¡presente, aquí estamos!, y se disponga a buscar respuestas a las necesidades que le aquejan. Deficiencias conocidas no solo en los 1043 EBAIS, que han superado su capacidad de atención primaria, sino también en toda las clínicas y hospitales que, salvo excepciones, no tienen condiciones especiales para recibir a ese sector de pacientes. “Ciudadanos de Oro” que aparte de las 140 camas del magnífico Hospital Geriátrico Raúl Blanco Cervantes, han de ser atendidos, cuando se puede, bajo condiciones inadecuadas en hospitales diseñados para pacientes más jóvenes, donde no encontramos salas especializadas para los abuelitos y abuelitas, que presentan necesidades particulares y condiciones materiales, que impiden incluso, el pleno cumplimiento de la Ley Nº7600.

La idea es que nuestros expertos en salud elaboren los planes que mejor consideren, en el marco de la CCSS y el Ministerio de Salud. Para alejarnos de una concentración, que podría acarrear problemas conexos, en la de menos podrían pensar en adecuar los centros de atención primaria y hospitales de toda categoría, para que cuenten con secciones especiales para esos ciudadanos, mediante ampliaciones y limitados cambios estructurales. Y, ¡por qué no!, quizá en la construcción de otros hospitales regionales de geriatría, o incluso, en uno central especializado en enfermedades predominantes en ese sector de población. En fin, son ideas que podrían considerarse. Y es que, recordemos, que no se trata de UN hospital, sino de UN SISTEMA HOSPITALARIO, donde también se habrá de considerar, algunas residencias comunes, para familiares que, desde regiones alejadas, han de estar asistiendo a sus abuelitos internados.

Por otro lado, no es despreciable el beneficio colateral que obtendría la Caja, al dedicar esa fuente extraordinaria de recursos para atender exclusivamente a las personas de la tercera edad. Las hoy inquietantes “listas de espera” que, como consecuencia de carencias diversas, provocan desazón en miles de pacientes y sus familiares, también se verían disminuidas conforme más y más ciudadanos mayores, pasen a ser atendidos en los espacios diseñados para ellos. Así, en poco tiempo, alrededor de un 65% de los espacios, equipos, medicamentos, exámenes de laboratorio, consulta externa, cirugías, etcétera, que hoy son compartidos por todos los pacientes, se irán liberando, y, por ende, la Caja podría contar con mucho mejores condiciones sanitarias, para el cumplimiento de su abnegada labor. ¡Todos, sin duda, salimos ganando!

Por lo resumido, creemos tener la grandiosa oportunidad de dejar un legado histórico de inmensas repercusiones para los costarricenses, como lo es quizá, el de los tres grandes reformadores sociales de la Costa Rica de los años 40. Sin embargo, para alcanzar ese logro, estamos urgidos de la decisión política que no puede esperar.

Podemos asegurar, que no existe ningún otro país, donde la riqueza mineral de su subsuelo, perteneciente a toda la comunidad como bien demanial, se dedique a la atención de sus “Ciudadanos de Oro”, de los que más lo necesitan y, más importante, de los que, indiscutiblemente, lo merecen.

 ¿Acaso podría pretenderse un mejor aprovechamiento de la riqueza de ese mineral localizado en Crucitas, antes de que por azar político se le asigne otro destino menos beneficioso para Costa Rica, o se lo sigan robando?

¡Unamos pues voluntades! Hagamos realidad el formidable sistema hospitalario llamado “HOSPITAL DEL ORO” que, obviamente, se desarrollaría guardando estricta atención a las particularidades ambientales que conlleva un proyecto de minería como el que habremos de hacer realidad. Proyecto, definitivamente, urgente, razonable, único, y más importante, posible, si nos lo proponemos.

11.4.2024

Hagamos de octubre el mes del adulto mayor

Freddy Pacheco León

Para que, en el 2030, cuando finalizará la década del «envejecimiento saludable» declarada por la Organización Mundial de la Salud, los costarricenses podamos exhibir ante el mundo, cómo nuestros Ciudadanos de Oro gozan de una calidad de vida sustancialmente mejor, hemos de trabajar en procura de ese logro.

Para ello, nos reafirma el magnífico geriatra Dr. Fernando Morales, algo que lamentablemente tendemos olvidar: «Siempre se ha dicho que la expectativa de vida está relacionada con la genética; sin embargo, ésta representa únicamente un 30% de influencia total en la salud, mientras que el otro 70% depende del impacto de factores positivos y negativos en la trayectoria de vida de las personas, es decir, la posibilidad de alcanzar la vejez con buena calidad de vida depende, en gran medida, de factores medioambientales e individuales (estilos de vida). Al vivir en sociedad, nos comunicamos y relacionamos con otras personas; familiares, amistades o vecinos, formando una convivencia en la que nos apoyamos y ayudamos mutuamente».

Y nos aconseja: «Para conseguir un envejecimiento exitoso, están: vivir con una dieta modesta que consiste en verduras, legumbres, carnes con poca grasa, (cerdo, pollo, res o pescado), tortillas de maíz, abundante agua; evitar el licor, tabaco, drogas ilícitas y polifarmacia; realizar actividad física; fomentar la espiritualidad en unión de sus familias; entre otros factores positivos de vida».

¡Claro que nuestra sociedad, con un Estado comprometido con el presente y futuro de nuestros abuelitos, habrá, necesariamente, de facilitar el logro de un envejecimiento exitoso!

A propósito de ello, la propuesta del «HOSPITAL DEL ORO», habría de jugar un papel significativo, pues como respuesta a las dificultades financieras de la CCSS, no deberíamos esperar un día más para decidir aprovechar el oro de la mina en Crucitas, para la creación de un SISTEMA HOSPITALARIO dedicado explícitamente a la atención que merecen y urgen nuestros venerables Ciudadanos de Oro. Los meses pasan y la mejor atención de los adultos mayores es una demanda razonable.

¿Por qué negar EL ORO NUESTRO DE CRUCITAS para la salud de 700 mil ancianos?

Freddy Pacheco León

Es innecesario recordar que la CCSS sufre de un déficit presupuestario que está teniendo terribles consecuencias para los habitantes Ciudadanos de Oro que inevitablemente acuden a sus hospitales y clínicas. Las camas y demás espacios del sistema de salud de la Caja, son ocupados en más del 65% por venerables ancianitos. Decenas de miles de familias han sufrido al ver las condiciones en que, por escasez de recursos, los abuelitos y abuelitas han tenido que engrosar listas de espera para un tratamiento médico, y a veces, pasar dos o tres días en condiciones incómodas, impropias, dolorosas, sin poder salir de salas de emergencia, por falta de espacio en salones. Espacios por cierto, diseñados para pacientes más jóvenes con mayores facilidades de movilidad. Hemos sufrido mucho al ver cómo ha habido necesidad de «amarrarlos» de sus camas, ante la insuficiencia de personal de enfermería que los pudiesen atender las 24 horas. Faltan medicamentos y equipos, y hasta camas adecuadas. Ancianos que después de haber entregado heroicamente su vida a los que cuidaron desde el día de su nacimiento, hoy solo Dios los puede proteger de cualquier hospitalización por enfermedad grave, que los haga pasar por esa penalidad.

Y es que, por más amor aportado, NO tiene nuestro buen sistema hospitalario, respuestas viables para enfrentar los cambios demográficos que aceleradamente han envejecido nuestra población. Cada día son más los «Ciudadanos de Oro», así como las enfermedades inherentes a su edad. A los que les llegó el momento de recibir el amor y protección que demandan y merecen. Hoy no alcanza el dinero y la situación se agravará en menos de 30 años, cuando esa población mayor de 65 años rondará la cifra de 1.200.000, lo que nos hace vislumbrar una situación desesperante, dolorosa, inmerecida, que se profundizará inevitablemente… ¡SI NO HACEMOS LO CORRECTO HOY! Y lo correcto es buscar cómo enfrentar con medidas concretas, ese angustiante problema nacional. Indudablemente el más importante que hemos de solucionar como proyecto país.

Pero ¿Cómo enfrentar tal problema si no tenemos recursos?, se estará preguntando usted; pues resulta que SÍ CONTAMOS CON RECURSOS FINANCIEROS suficientes para esa magna tarea. Y los tenemos en un pequeñito espacio de nuestro territorio. En un área menor al Parque Metropolitano de La Sabana, tenemos un YACIMIENTO DE ORO que, según los estudios de la empresa extranjera que lo iba a explotar, puede producir unos US$180 millones anuales (más de ¢126.000 millones anuales) por más de una década. Cifra real, no especulativa, sustentada en la producción anual de 3 toneladas de oro en lingotes, que estuvimos a punto de perder por una mala concesión. Ahora sin necesidad de reformar el Código de Minería, porque al ser el mismo Estado el que haría la explotación, no requiere (sería una insensatez) que se le otorgue una concesión cual si se tratara de un ente privado. Ante la urgencia, hacemos un llamado para que se vea NUESTRO ORO DE CRUCITAS, como una solución complementaria al problema financiero de la Caja.

Rogamos para que la idea del sistema hospitalario integral que hemos llamado “HOSPITAL DEL ORO” sea valorada. Se trata de que la CCSS diga ¡presente, aquí estamos!, y se disponga a buscar respuestas a las necesidades que le aquejan, no solo en los 1043 EBAIS que ya ven superada su capacidad de servicios de primera clase, sino también en todos los hospitales que, por lo general, no tienen espacios adaptados para la atención de ese sector de pacientes. Ciudadanos de Oro que aparte de las 140 camas del magnífico Hospital Geriátrico Raúl Blanco Cervantes, no queda más que atenderlos, cuando se puede, bajo condiciones inadecuadas en hospitales diseñados para pacientes de un amplio rango de edades, donde no encontramos salas especializadas para los abuelitos y abuelitas, que presentan necesidades especiales y facilidades materiales que impiden incluso, el pleno cumplimiento de la Ley Nº7600.

Los expertos en salud que tenemos en Costa Rica, harían los planes que mejor consideren ADECUADOS en el marco de la CCSS y el Ministerio de Salud. En la de menos podrían pensar en adecuar los centros de atención primaria y hospitales de toda categoría, para que cuenten con secciones especiales para esos ciudadanos, mediante ampliaciones, o quizá en la construcción de otros hospitales de geriatría o INCLUSO, en uno central especializado en enfermedades predominantes en ese sector de población. No se trata de un hospital, sino de UN SISTEMA hospitalario donde también se habrá de considerar facilidades para los familiares que desde regiones alejadas, han de estar asistiendo a sus abuelitos internados.

Asimismo, no es despreciable el beneficio colateral que obtendría la Caja, al dedicar esa fuente de recursos para atender exclusivamente a las personas de la tercera edad. Las hoy interminables “listas de espera” que como consecuencia de la escasez financiera provocan desazón en miles de pacientes y sus familiares, también se tendrían que ver disminuidas conforme más y más ciudadanos mayores vayan siendo atendidos en los espacios diseñados para ellos. Así, en poco tiempo, alrededor de un 65% de los espacios, equipos, medicamentos, exámenes de laboratorio, consulta externa, cirugías, etcétera, que hoy son compartidos, se irán liberando, y por ende, la Caja contará con mucho mejores condiciones para el cumplimiento de su abnegada labor. ¡Todos salimos ganando!

Por lo resumido, creemos tener la grandiosa oportunidad de dejar un legado histórico de inmensas repercusiones para los costarricenses, como lo es quizá, el de los tres grandes reformadores sociales de la Costa Rica de los años 40. Pero para alcanzar ese logro, estamos urgidos de la decisión política que no puede esperar. No existe ningún otro país en donde la riqueza mineral de su subsuelo, perteneciente a toda la comunidad como bien demanial, se dedique a la atención de sus Ciudadanos de Oro, de los que más lo necesitan y, más importante, de los queh lo merecen. ¿Acaso podría pretenderse un mejor aprovechamiento de la riqueza de ese mineral localizado en Crucitas, antes de que por azar político se le asigne otro destino menos beneficioso para Costa Rica?

¡Unamos pues voluntades, para hacer realidad el formidable sistema hospitalario llamado “HOSPITAL DEL ORO” que, por supuesto, se desarrollaría guardando estricta atención a las particularidades ambientales que conlleva un proyecto de minería como el que habremos de hacer realidad para los costarricenses. Proyecto indiscutiblemente, urgente, razonable, único, y más importante, posible, si nos lo proponemos.

UNA CAMISETA: DOS MIL LITROS DE AGUA

Freddy Pacheco León

Henry David Thoreau, filósofo trascendentalista, ecologista del siglo XIX, quien decía solo sentirse pleno viviendo en comunión íntima con la naturaleza, relativamente lo logró por dos años, refugiado en una pequeña cabaña en la ribera de la laguna Walden Pond, en el histórico Concord, Massachusetts. Sus otros 43 años le fueron, como a todos nosotros, “diseñados” por el entorno en que subsistimos LOS QUE VIVIMOS EN COMUNIDAD. Si se quiere, presos en comunidad. Y es que pretender una adecuada calidad de vida para nosotros, nuestras familias, y demás habitantes de una región o una nación, sin “tocar” la naturaleza, es una utopía que en un sueño idílico sería posible, pero que ante el peso de la realidad es imposible. Así ha sido desde que los predecesores del Homo sapiens empezaron a reunirse en las cavernas, obligados por las circunstancias, para subsistir. Por eso el que se considera precursor del ecologismo, el filósofo Thoreau, no tuvo más remedio que dedicarse a la fabricación de lápices de grafito, para subsistir.                             
Igualmente, todos los individuos de nuestras sociedades, desde su nacimiento, no podemos más que ser cómplices de la huella de carbono que hasta una sencilla camiseta de algodón ha dejado tras de sí. Prenda común de algodón que al llegar a nuestras manos HA CONSUMIDO EN EL CAMINO UNOS DOS MIL LITROS DE AGUA. “Mejor no me hablen de ello”, dirán algunos para falsamente liberarse de la culpa, porque saben que no se trata solamente de una camiseta.                          
Citamos a Thoreau, movidos por unos estimables comentarios en contra de la propuesta de EXTRAER EL ORO que se encuentra en el subsuelo en la localidad de Crucitas, bien al norte de la provincia de Alajuela. Por nuestra experiencia de muchos años trabajando en el área de la conservación y protección ambiental, recibimos con respeto, pero no podemos compartir los criterios de que tal riqueza aurífera, ha de quedarse allí enterrada para siempre (o mientras tanto…) porque “la naturaleza es sagrada”.  Que más bien habría que buscar la manera de recuperar el bosque destruido en ese remoto lugar de Costa Rica. Que quizá, incluso, podría erigirse como un «atractivo turístico», algo así como «un museo» geológico en el que, extrañamente, no habría nada que exhibir. Y es que parece que lo dicen de buena fe, sin detenerse a pensar al menos un instante, en que esa riqueza perteneciente a todos los costarricenses, podría muy fácilmente CAER EN MANOS DE TRANSNACIONALES muy dispuestas a explotarla para su egoísta beneficio. Oro que todos conocen dónde se encuentra y que, con una injustificada modificación al Código de Minería, lo podríamos perder irremediablemente.              
Ante esa alternativa, invitamos muy respetuosamente a considerar la que creemos es más razonable. Como en toda evaluación ambiental, se trata de poner en una balanza los pesos y contrapesos: en un plato el impacto ambiental que el proyecto produciría (podría ser una carretera, por ejemplo) y en el otro, LOS BENEFICIOS SOCIALES Y ECONÓMICOS derivados del mismo, dentro de un contexto en que se consideran, por supuesto, las necesarias medidas de mitigación del impacto sobre el ambiente.            
En este caso, se trata de extraer el oro que tenemos en medio km2, muy degradado por cierto, de la totalidad del territorio nacional. Hablamos pues del 0,001% de una parte muy valiosa en recursos minerales de nuestro suelo. Explotación que, cabe aclarar de una vez, sería ejecutada POR EL ESTADO costarricense para su propio beneficio, por lo que no requiere siquiera derogar la prohibición legislativa que se aprobara hace una década en forma unánime, que impide otorgar concesiones obviamente a entes privados.                 
El sustento y motivación de esa idea que habría de evolucionar a proyecto si fuere acogido por nuestros gobernantes, es la población creciente de Ciudadanos de Oro. Esos CIENTOS DE MILES DE VIEJITOS que ya antes de la pandemia que parece interminable, ocupaban más del 65% de las camas hospitalarias y espacios en los centros de atención primaria, que por más de un millar tiene la CCSS por todo el país, para los cuales ya son insuficientes los recursos financieros, materiales y humanos.  En muy pocos años,  dicha población superará el millón de personas, y aunque hasta los expertos de la OCDE han reconocido que será IMPOSIBLE PARA LA CAJA atender las necesidades sanitarias de quienes las demandarán inevitablemente, los mismos analistas NO pudieron identificar una sola fuente de financiamiento. Nosotros sí hemos hecho la propuesta financiera, aunque para ello hemos de “tocar” la Madre Tierra., en circunstancias tales que seguramente el admirado Thoreau aprobaría, así como los ambientalistas que lucen camisetas de algodón… que cuestan dos mil litros de agua.
Como ilustración, ese medio km2 que se intervendría, corresponde a un área menor al del Parque Metropolitano de La Sabana. Es, en términos comparativos, un área insignificante que no está definida como área de conservación. Visto a través de una lupa de cristal fino, de esos que no distorsionan la imagen, se trata de una oportunidad, de una respuesta inteligente, de UNA SOLUCIÓN, a un gravísimo problema que tiene que ver con algo tan sensible como lo es el DOLOR HUMANO, el sufrimiento inmerecido de los que después de haberse sacrificado por Costa Rica y sus hijos, nietos, bisnietos y otros, demandan de una MANO AMOROSA para los últimos años de su vida terrenal. El desarrollo de UN SISTEMA HOSPITALARIO INTEGRAL, donde la medicina preventiva y el acompañamiento familiar sean parte importante, estaría garantizado con ese oro nuestro.       
El que hemos llamado HOSPITAL DEL ORO se regiría por esos principios. A diferencia de otros proyectos de indiscutible trascendencia, este bebé lleva «el bollo de pan bajo el brazo», como le escuchábamos decir a nuestro amado abuelito Juan León. No requiere de la venta de ninguna institución pública ni de ningún nuevo impuesto. Pero de lo que sí requiere es de la comprensión de los que prefieren usar una lupa que distorsiona las imágenes, en tal forma, que ven el Hospital del Oro cual si se tratara de un proyecto destructor de la naturaleza que se propone con fines electorales por quienes lo han acogido. A ellos, a los detractores, les pedimos, casi que les rogamos, que por lo menos no le pongan obstáculos en el sendero que, por fin, después de tres años del nacimiento de la idea, parece abrirse camino. ¡Démosle ese regalo a nuestros viejitos, a esos que usted y yo tenemos en nuestras familias!

 

Fotografía: Laguna Walden Pond.

La pandemia y el Hospital del Oro

Por Freddy Pacheco León, Ph.D

Sin duda alguna, el mayor desafío que enfrentamos los costarricenses, está relacionado con el envejecimiento de nuestra población y una tasa de nacimientos menor a la tasa de defunciones. Ante esa extremadamente preocupante realidad, con menos trabajadores vendrá consigo la disminución muy significativa de los aportes por cargas sociales y por concepto de prácticamente todo lo que se recauda por impuestos como el IVA, renta, combustibles, circulación, etcétera. Ello en momentos en que la población de adultos mayores, en acelerado crecimiento, demanda e inevitablemente demandará, mayores aportes que el Estado habrá de hacer lo necesario por satisfacer. 

Mientras la insuficiencia de recursos lleva al Ministerio de Hacienda a proponer una sustancial reducción presupuestaria al sector Salud, no podemos obviar que la asistencia social solidaria más bien demandará de mayores recursos financieros que pareciere las autoridades hacendarias tratan de disimular, en vista de que los encargados de las finanzas estatales no tienen respuesta a esas multimillonarias necesidades. Los más de un millón de viejitos, imposibilitados de trabajar para atender sus requerimientos básicos, no podrían subsistir adecuadamente sin techo, alimentación, abrigo, asistencia sanitaria, recreación, calor humano. Y resulta que el Estado, cada vez más empobrecido, será incapaz de atender la lista de necesidades que cada vez se hace más grande. Si esta terrible situación se veía venir antes del indomable coronavirus, con él presente en todo el territorio nacional, se ha hecho más difícil de atender, casi imposible, pues comparado a la leve “lluvia” de la pandemia, el envejecimiento acelerado de nuestra población es un “huracán” altamente destructivo que avanza a gran velocidad y con vientos inimaginablemente fuertes.

Como parte de ese oscuro panorama, hay un actor que sobresale por su magnitud y el dolor humano que conlleva: los problemas de salud de los mayores de 65 años, de los Ciudadanos de Oro, de nuestros padres y abuelitos que, en estado muy frágil, no pueden siquiera levantar su venerable voz. Honorables personas que semanal o diariamente, necesitan de medicamentos, alimentación especial, cuidados paliativos, e incluso atención hospitalaria. Personas que ya antes de la aparición del Sars-Cov-2, ocupaban más del 65% de las camas y otros espacios de nuestras clínicas y hospitales, así como en las listas de espera para tratamientos médicos “urgentes” que afligen a todos los pacientes de la Caja.    

Seguramente algunos dirán que nuestro pobre y subdesarrollado país no puede hacer mucho frente a tales monumentales necesidades; que no nos queda más que poner los pies en el suelo y vivir esa realidad. Por otro lado, somos testigos de cómo los ministros de Hacienda, desde hace unos años, vienen tratando de estirar hasta lo imposible la cobija para ocultar inútilmente el devenir que se vislumbra, pues saben que en caso de atender financieramente esa muy particular realidad, sería inminente la quiebra del Estado. Hacen falta más recursos para la Caja, independientes de los aportes de ley, fue el mensaje enviado por especialistas de la OCDE (entre otros) y no hubo respuesta gubernamental ni del sector privado.  “Mejor hablemos de otra cosa”, seguro pensaron…

 Ante ello, sin embargo, nosotros sí creemos tener una respuesta plausible, loable, atendible, razonable, y principalmente, realista. Se trata de aprovechar nuestro oro de la frustrada mina en Crucitas. Allí, en menos del 0,001% del territorio continental de Costa Rica (½ km2), y hasta unos 60 m de profundidad, en un área ambientalmente muy degradada, el Estado podría realizar una extracción, relativamente moderada, de 750 kilos de oro trimestralmente (según los estudios de Industrias Infinito), utilizando las mejores técnicas de explotación hoy disponibles en países amigos, como Chile, México, Perú, que podrían quizá ayudarnos a implementar el proceso de explotación.

Para tener una idea, dicho oro, hoy, tendría un valor de US$170 millones anuales (más de ¢106 mil millones), suficientes para estructurar un formidable sistema hospitalario, integral y diverso, orientado hacia el pleno cumplimiento del derecho humano a la salud y el bienestar de los adultos mayores. Le hemos llamado HOSPITAL DEL ORO, porque no solo sería una realidad a partir del oro que se encuentra esperando por ser extraído del subsuelo de la localidad de Crucitas, sino también porque sus beneficiarios directos serían los venerables Ciudadanos de Oro, que tanto nos han dado a sus compatriotas. 

Con el debido cumplimiento de los requisitos ambientales, y sin que se tenga que derogar la legislación que impide otorgar concesiones a empresas privadas para su explotación, el oro de Crucitas solo espera por las decisiones políticas que no deberían hacerse esperar más. En esa área menor al parque La Sabana, estaría la solución parcial al gravísimo problema financiero de nuestra CCSS. Los viejitos costarricenses serían los privilegiados más directos, pero también, al desahogarse el presupuesto actual de la Caja de los rubros presupuestarios que hoy demanda la atención de esa numerosa población, el resto de los habitantes, los menores de 65 años, podrían ser atendidos con la agilidad que deseamos. Así, todos seríamos ganadores de esta “ocurrencia”.

Complementariamente, no menos importante para el país, es que se desterrarían los vergonzosos conflictos socioambientales que caracterizan a la zona de Crucitas, y más bien Costa Rica mostraría al mundo, un ejemplo del buen uso de los recursos minerales de su pueblo.

Cabe agregar que ese sistema hospitalario tan particular, incluiría la medicina preventiva y de atención primaria, además de centros de especialidades médicas de primer orden en recursos materiales y humanos, sin dejar de lado el importante acompañamiento de sus familiares. Acogida la idea, como ya lo han hecho algunas destacadas personalidades del campo médico y político, entre otros, es razonable tener confianza en que profesionales de las diversas disciplinas médicas, administrativas, de planificación, y otros, se encargarían de hacer realidad los diversos proyectos con una adecuada proyección en el tiempo de las inversiones.

Se ha de reconocer que los costarricenses no tenemos otras opciones para solucionar los muy preocupantes problemas de la Caja en el área de salud, por lo que no imaginamos un escenario donde se pudiere rechazar un aprovechamiento así de nuestra riqueza aurífera de Crucitas. 

30/9/21

frepaleon@gmail.com

ORO para el «Hospital del Oro»

Por Freddy Pacheco León

La cantidad de oro documentada en Crucitas, es de 30 toneladas para explotar en 10 años. Podría encontrarse más al hacer la excavación en las 50 hectárea evaluadas (1/2 km2) pero por ahora es solo una expectativa. Nuestra propuesta es que, guardando todas las consideraciones ambientales, el Estado, para beneficio de la CCSS, desarrolle con esos ~US$135 MILLONES anuales, un sistema hospitalario llamado «Hospital del Oro», donde se construya infraestructura y se refuerce personal de salud, para la atención de los 700 mil ciudadanos de oro (en dos décadas más de un millón) que ya no pueden ser atendidos como merecen en nuestras clínicas y hospitales de la Caja. Hoy la cifra de espacios ocupados por los adultos mayores, supera el 65%, y conforme aumente dicho porcentaje, irá disminuyendo el espacio para los de menos edad. El «Hospital del Oro» es un proyecto realista y, muy importante, con fuente de financiamiento seguro. Mucho dolor se evitaría a los viejitos con un proyecto así, a desarrollarse como prioridad del Poder Ejecutivo.