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Etiqueta: Hospital del Oro

La pandemia y el Hospital del Oro

Por Freddy Pacheco León, Ph.D

Sin duda alguna, el mayor desafío que enfrentamos los costarricenses, está relacionado con el envejecimiento de nuestra población y una tasa de nacimientos menor a la tasa de defunciones. Ante esa extremadamente preocupante realidad, con menos trabajadores vendrá consigo la disminución muy significativa de los aportes por cargas sociales y por concepto de prácticamente todo lo que se recauda por impuestos como el IVA, renta, combustibles, circulación, etcétera. Ello en momentos en que la población de adultos mayores, en acelerado crecimiento, demanda e inevitablemente demandará, mayores aportes que el Estado habrá de hacer lo necesario por satisfacer. 

Mientras la insuficiencia de recursos lleva al Ministerio de Hacienda a proponer una sustancial reducción presupuestaria al sector Salud, no podemos obviar que la asistencia social solidaria más bien demandará de mayores recursos financieros que pareciere las autoridades hacendarias tratan de disimular, en vista de que los encargados de las finanzas estatales no tienen respuesta a esas multimillonarias necesidades. Los más de un millón de viejitos, imposibilitados de trabajar para atender sus requerimientos básicos, no podrían subsistir adecuadamente sin techo, alimentación, abrigo, asistencia sanitaria, recreación, calor humano. Y resulta que el Estado, cada vez más empobrecido, será incapaz de atender la lista de necesidades que cada vez se hace más grande. Si esta terrible situación se veía venir antes del indomable coronavirus, con él presente en todo el territorio nacional, se ha hecho más difícil de atender, casi imposible, pues comparado a la leve “lluvia” de la pandemia, el envejecimiento acelerado de nuestra población es un “huracán” altamente destructivo que avanza a gran velocidad y con vientos inimaginablemente fuertes.

Como parte de ese oscuro panorama, hay un actor que sobresale por su magnitud y el dolor humano que conlleva: los problemas de salud de los mayores de 65 años, de los Ciudadanos de Oro, de nuestros padres y abuelitos que, en estado muy frágil, no pueden siquiera levantar su venerable voz. Honorables personas que semanal o diariamente, necesitan de medicamentos, alimentación especial, cuidados paliativos, e incluso atención hospitalaria. Personas que ya antes de la aparición del Sars-Cov-2, ocupaban más del 65% de las camas y otros espacios de nuestras clínicas y hospitales, así como en las listas de espera para tratamientos médicos “urgentes” que afligen a todos los pacientes de la Caja.    

Seguramente algunos dirán que nuestro pobre y subdesarrollado país no puede hacer mucho frente a tales monumentales necesidades; que no nos queda más que poner los pies en el suelo y vivir esa realidad. Por otro lado, somos testigos de cómo los ministros de Hacienda, desde hace unos años, vienen tratando de estirar hasta lo imposible la cobija para ocultar inútilmente el devenir que se vislumbra, pues saben que en caso de atender financieramente esa muy particular realidad, sería inminente la quiebra del Estado. Hacen falta más recursos para la Caja, independientes de los aportes de ley, fue el mensaje enviado por especialistas de la OCDE (entre otros) y no hubo respuesta gubernamental ni del sector privado.  “Mejor hablemos de otra cosa”, seguro pensaron…

 Ante ello, sin embargo, nosotros sí creemos tener una respuesta plausible, loable, atendible, razonable, y principalmente, realista. Se trata de aprovechar nuestro oro de la frustrada mina en Crucitas. Allí, en menos del 0,001% del territorio continental de Costa Rica (½ km2), y hasta unos 60 m de profundidad, en un área ambientalmente muy degradada, el Estado podría realizar una extracción, relativamente moderada, de 750 kilos de oro trimestralmente (según los estudios de Industrias Infinito), utilizando las mejores técnicas de explotación hoy disponibles en países amigos, como Chile, México, Perú, que podrían quizá ayudarnos a implementar el proceso de explotación.

Para tener una idea, dicho oro, hoy, tendría un valor de US$170 millones anuales (más de ¢106 mil millones), suficientes para estructurar un formidable sistema hospitalario, integral y diverso, orientado hacia el pleno cumplimiento del derecho humano a la salud y el bienestar de los adultos mayores. Le hemos llamado HOSPITAL DEL ORO, porque no solo sería una realidad a partir del oro que se encuentra esperando por ser extraído del subsuelo de la localidad de Crucitas, sino también porque sus beneficiarios directos serían los venerables Ciudadanos de Oro, que tanto nos han dado a sus compatriotas. 

Con el debido cumplimiento de los requisitos ambientales, y sin que se tenga que derogar la legislación que impide otorgar concesiones a empresas privadas para su explotación, el oro de Crucitas solo espera por las decisiones políticas que no deberían hacerse esperar más. En esa área menor al parque La Sabana, estaría la solución parcial al gravísimo problema financiero de nuestra CCSS. Los viejitos costarricenses serían los privilegiados más directos, pero también, al desahogarse el presupuesto actual de la Caja de los rubros presupuestarios que hoy demanda la atención de esa numerosa población, el resto de los habitantes, los menores de 65 años, podrían ser atendidos con la agilidad que deseamos. Así, todos seríamos ganadores de esta “ocurrencia”.

Complementariamente, no menos importante para el país, es que se desterrarían los vergonzosos conflictos socioambientales que caracterizan a la zona de Crucitas, y más bien Costa Rica mostraría al mundo, un ejemplo del buen uso de los recursos minerales de su pueblo.

Cabe agregar que ese sistema hospitalario tan particular, incluiría la medicina preventiva y de atención primaria, además de centros de especialidades médicas de primer orden en recursos materiales y humanos, sin dejar de lado el importante acompañamiento de sus familiares. Acogida la idea, como ya lo han hecho algunas destacadas personalidades del campo médico y político, entre otros, es razonable tener confianza en que profesionales de las diversas disciplinas médicas, administrativas, de planificación, y otros, se encargarían de hacer realidad los diversos proyectos con una adecuada proyección en el tiempo de las inversiones.

Se ha de reconocer que los costarricenses no tenemos otras opciones para solucionar los muy preocupantes problemas de la Caja en el área de salud, por lo que no imaginamos un escenario donde se pudiere rechazar un aprovechamiento así de nuestra riqueza aurífera de Crucitas. 

30/9/21

frepaleon@gmail.com

ORO para el «Hospital del Oro»

Por Freddy Pacheco León

La cantidad de oro documentada en Crucitas, es de 30 toneladas para explotar en 10 años. Podría encontrarse más al hacer la excavación en las 50 hectárea evaluadas (1/2 km2) pero por ahora es solo una expectativa. Nuestra propuesta es que, guardando todas las consideraciones ambientales, el Estado, para beneficio de la CCSS, desarrolle con esos ~US$135 MILLONES anuales, un sistema hospitalario llamado «Hospital del Oro», donde se construya infraestructura y se refuerce personal de salud, para la atención de los 700 mil ciudadanos de oro (en dos décadas más de un millón) que ya no pueden ser atendidos como merecen en nuestras clínicas y hospitales de la Caja. Hoy la cifra de espacios ocupados por los adultos mayores, supera el 65%, y conforme aumente dicho porcentaje, irá disminuyendo el espacio para los de menos edad. El «Hospital del Oro» es un proyecto realista y, muy importante, con fuente de financiamiento seguro. Mucho dolor se evitaría a los viejitos con un proyecto así, a desarrollarse como prioridad del Poder Ejecutivo.

El oro nuestro de Crucitas para la salud de 700 mil ancianos

Freddy Pacheco León

Desde antes de la terrible pandemia, las camas y demás espacios del sistema de salud de la Caja, ya estaban ocupados por venerables ancianitos en más del 65%. Decenas de miles de familias habrán sufrido al ver las condiciones en que, por escasez de recursos, los abuelitos y abuelitas han tenido que engrosar listas de espera para un tratamiento médico, y a veces, pasar dos o tres días en condiciones incómodas, impropias, dolorosas, sin poder salir de salas de emergencia, por falta de espacio en salones. Espacios por cierto, diseñados para pacientes más jóvenes con mayores facilidades de movilidad. Incluso hemos sufrido mucho al ver cómo ha habido necesidad de «amarrarlos» de sus camas, ante la insuficiencia de personal de enfermería que los pudieren atender de día y de noche. Unas veces son los medicamentos los que faltan, otras los equipos modernos que no se pueden adquirir; hasta una simple cama adecuada. Siempre hay necesidades insatisfechas.

Ancianos que después de haber entregado heroicamente su vida a los que cuidaron desde el día de su nacimiento, hoy solo Dios los puede proteger de cualquier hospitalización por enfermedad grave, que los haga pasar por esa penalidad.

Y es que, por más amor aportado, NO tiene nuestro buen sistema hospitalario, respuestas viables para enfrentar los cambios demográficos que aceleradamente han envejecido nuestra población. Cada día son más los «Ciudadanos de Oro», así como las enfermedades inherentes a la edad.  A los que les llegó el momento de recibir el amor y protección que demandan y merecen, tarea que hijos y nietos, y la misma CCSS, muchas veces no puede cumplir pues, aunque lo deseáramos, es IMPOSIBLE garantizarles una atención médica de calidad, bajo las circunstancias actuales.

Hoy no alcanza el dinero y la situación se agravará en menos de 30 años, cuando esa población mayor de 65 años rondará la cifra de 1.200.000.  Es una situación desesperante, dolorosa, inmerecida, que se profundizará inevitablemente… ¡SI NO HACEMOS LO CORRECTO HOY! Y lo correcto es buscar cómo enfrentar con medidas concretas, ese angustiante problema nacional. Indudablemente el más importante que hemos de solucionar como proyecto país.

¿Cómo enfrentar tal problema si no tenemos recursos?, se estará preguntando usted. Pues resulta que SÍ CONTAMOS CON RECURSOS FINANCIEROS suficientes para esa magna tarea. Y los tenemos en un pequeñito espacio de nuestro territorio. En un área menor al Parque Metropolitano de La Sabana, tenemos con un YACIMIENTO DE ORO que, según los estudios de la empresa extranjera que lo iba a explotar, puede producir unos US$133 millones anuales (más de ¢82.000 millones) por al menos una década. Cifra real, no especulativa, sustentada en la producción anual de 70.000 onzas de oro en lingotes.

Parece un sueño, pero no lo es, y por eso hubo empresas extranjeras que buscaron realizar esa explotación en, por supuesto, beneficio propio.

Ha de quedar claro, que tal sueño se puede realizar sin necesidad de modificar el deficiente Código de Minería, que prohíbe otorgar en concesión la explotación de oro en Crucitas y otros lugares indeterminados. Y no hace falta esa gestión legislativa porque al ser el mismo Estado el que haría la explotación, no requiere (sería una insensatez) que se le otorgue una concesión cual si se tratara de un ente privado.  Por eso, desde hace más de dos años, acudimos a todas las instancias gubernamentales con nuestra propuesta, no obteniendo las respuestas esperadas.  Pero como la urgencia es ahora más evidente, ahora nuevamente, hacemos un llamado para que vean NUESTRO ORO DE CRUCITAS, como una solución a los crecientes problemas que ya sufren cientos de miles de CIUDADANOS DE ORO.

Rogamos para que la idea del sistema hospitalario que hemos llamado “HOSPITAL DEL ORO”, sea recibida seriamente por los políticos sensibles que lo quieran así.  Se trata de que la Caja Costarricense del Seguro Social diga ¡presente, aquí estamos!, y se disponga a buscar respuestas a las necesidades que le aquejan, no solo en los 1043 EBAIS que ya ven superada su capacidad de servicios de primera clase, sino también en todos los hospitales que, por lo general, no tienen espacios adaptados para la atención de ese sector de pacientes. Ciudadanos de Oro que aparte de las 140 camas del magnífico Hospital Geriátrico Raúl Blanco Cervantes, no queda más que atenderlos, cuando se puede, bajo condiciones inadecuadas en hospitales diseñados para pacientes de un amplio rango de edades, donde no encontramos salas especializadas para los abuelitos y abuelitas, que presentan necesidades especiales y facilidades materiales que impiden incluso, el pleno cumplimiento de la Ley Nº7600.

Los expertos en salud que tenemos en Costa Rica, harían los planes que mejor consideren adecuados en el marco de la CCSS y el Ministerio de Salud. En la de menos podrían pensar en adecuar los centros de atención primaria y hospitales de toda categoría, para que cuenten con secciones especiales para esos ciudadanos, mediante ampliaciones, o quizá en la construcción de otros hospitales de geriatría o incluso, en uno central especializado en enfermedades predominantes en ese sector de población. En fin, no se trata de un hospital, sino de UN SISTEMA hospitalario, integral, donde también se habrá de considerar mejores servicios para los familiares que han de estar asistiendo a sus abuelitos internados.

Asimismo, no es despreciable el beneficio colateral que obtendría la Caja, al dedicar esos recursos frescos para dedicarlos exclusivamente a las personas de la tercera edad. Las hoy interminables “listas de espera” que como consecuencia de la escasez financiera provocan desazón en miles de pacientes y sus familiares, también se tendrían que ver disminuidas conforme más y más ciudadanos mayores vayan siendo atendidos en los espacios diseñados para ellos.  En poco tiempo, alrededor de un 65% de los espacios, equipos, medicamentos, exámenes de laboratorio, consulta externa, cirugías, etcétera, que hoy son compartidos, se irán liberando, y por ende, la Caja contará con mucho mejores condiciones para el cumplimiento de su abnegada labor. ¡Todos salimos ganando!

Por lo resumido, creemos tener la grandiosa oportunidad de dejar un legado histórico de inmensas repercusiones para los costarricenses, como lo es quizá el de los tres grandes reformadores sociales de la Costa Rica de los años 40. Pero para alcanzar ese logro, estamos urgidos de la decisión política que esperamos en notables estadistas. No conocemos de ningún otro país en donde la riqueza mineral de su subsuelo, perteneciente a toda la comunidad como bien demanial, se dedique a la atención de sus ciudadanos de oro, de los que más lo necesitan y, más importante, lo merecen. ¿Acaso podría pretenderse un mejor aprovechamiento de la riqueza de ese mineral localizado en Crucitas, antes de que por azar político se le asigne otro destino menos beneficioso para Costa Rica? La idea, que habrá de estructurarse en un proyecto por los que, luego de un diálogo fructífero, habrá de forjarse, podemos afirmar que es conocida por la gran mayoría de los dirigentes políticos y jerarcas gubernamentales. No solo por las notas que les hicimos llegar personalmente, sino también por los reportajes que desinteresadamente divulgó Noticias Repretel, no ha caído en terreno fértil. El silencio fue la respuesta, e incluso alguno políticos “copiaron” la idea llevándola a cifras fantasiosas de cuarenta mil millones de dólares que, supuestamente, se vendería en la bolsa de Wall Street para así sacar a Costa Rica de la pobreza.

Por eso, es una buena noticia que ya un precandidato presidencial nos dijo personalmente, y ante personas de alta honorabilidad, que aunque él tenía una idea diferente para resolver el conocido problema de Crucitas y aprovechar ese mineral, la nuestra “es una idea mil veces mejor que la mía, por lo que la acojo con entusiasmo”. Compromiso del expresidente José María Figueres.

¡Unamos pues voluntades, para hacer realidad el formidable sistema hospitalario llamado “HOSPITAL DEL ORO” que, por supuesto, se desarrollaría guardando estricta atención a las particularidades ambientales que conlleva un proyecto de minería como el que habremos de hacer realidad para los costarricenses. Proyecto indiscutiblemente, urgente, razonable, único, y más importante, posible, si nos lo proponemos.

Resolución arbitral sobre Crucitas abre camino al Hospital del Oro

Freddy Pacheco León

Infinito Gold demandó a Costa Rica por US$400 millones. El tribunal internacional les rechazó la demanda.

Con la resolución arbitral (CIADI) Industrias Infinito queda fuera. Y además, como se prohibió el otorgamiento de nuevas concesiones para la minería metálica, ninguna empresa privada podría siquiera presentar una solicitud. Por otro lado, como es un bien demanial del Estado, el mismo NO requiere tramitar concesión alguna para sí mismo, y por tanto podría explotar ese oro que se están robando. Por ello, proponemos que se explote el oro de Crucitas, y que con él (unos US$133 millones anuales) se desarrolle un sistema hospitalario que hemos denominado HOSPITAL DEL ORO, orientado exclusivamente para la atención de los ciudadanos de oro. Hoy tenemos cerca de 700.000, y en menos de 30 años serán cerca de 1.200.000. Viejitos y viejitas que no son atendidos, por falta de recursos, como lo merecen en el sistema hospitalario de la Caja. Si antes de la pandemia ya ocupaban el 65% de los espacios en Ebais y hospitales, mañana será muy tarde si no acudimos en su auxilio hoy.