El oro nuestro de Crucitas para la salud de 700 mil ancianos
Freddy Pacheco León
Desde antes de la terrible pandemia, las camas y demás espacios del sistema de salud de la Caja, ya estaban ocupados por venerables ancianitos en más del 65%. Decenas de miles de familias habrán sufrido al ver las condiciones en que, por escasez de recursos, los abuelitos y abuelitas han tenido que engrosar listas de espera para un tratamiento médico, y a veces, pasar dos o tres días en condiciones incómodas, impropias, dolorosas, sin poder salir de salas de emergencia, por falta de espacio en salones. Espacios por cierto, diseñados para pacientes más jóvenes con mayores facilidades de movilidad. Incluso hemos sufrido mucho al ver cómo ha habido necesidad de «amarrarlos» de sus camas, ante la insuficiencia de personal de enfermería que los pudieren atender de día y de noche. Unas veces son los medicamentos los que faltan, otras los equipos modernos que no se pueden adquirir; hasta una simple cama adecuada. Siempre hay necesidades insatisfechas.
Ancianos que después de haber entregado heroicamente su vida a los que cuidaron desde el día de su nacimiento, hoy solo Dios los puede proteger de cualquier hospitalización por enfermedad grave, que los haga pasar por esa penalidad.
Y es que, por más amor aportado, NO tiene nuestro buen sistema hospitalario, respuestas viables para enfrentar los cambios demográficos que aceleradamente han envejecido nuestra población. Cada día son más los «Ciudadanos de Oro», así como las enfermedades inherentes a la edad. A los que les llegó el momento de recibir el amor y protección que demandan y merecen, tarea que hijos y nietos, y la misma CCSS, muchas veces no puede cumplir pues, aunque lo deseáramos, es IMPOSIBLE garantizarles una atención médica de calidad, bajo las circunstancias actuales.
Hoy no alcanza el dinero y la situación se agravará en menos de 30 años, cuando esa población mayor de 65 años rondará la cifra de 1.200.000. Es una situación desesperante, dolorosa, inmerecida, que se profundizará inevitablemente… ¡SI NO HACEMOS LO CORRECTO HOY! Y lo correcto es buscar cómo enfrentar con medidas concretas, ese angustiante problema nacional. Indudablemente el más importante que hemos de solucionar como proyecto país.
¿Cómo enfrentar tal problema si no tenemos recursos?, se estará preguntando usted. Pues resulta que SÍ CONTAMOS CON RECURSOS FINANCIEROS suficientes para esa magna tarea. Y los tenemos en un pequeñito espacio de nuestro territorio. En un área menor al Parque Metropolitano de La Sabana, tenemos con un YACIMIENTO DE ORO que, según los estudios de la empresa extranjera que lo iba a explotar, puede producir unos US$133 millones anuales (más de ¢82.000 millones) por al menos una década. Cifra real, no especulativa, sustentada en la producción anual de 70.000 onzas de oro en lingotes.
Parece un sueño, pero no lo es, y por eso hubo empresas extranjeras que buscaron realizar esa explotación en, por supuesto, beneficio propio.
Ha de quedar claro, que tal sueño se puede realizar sin necesidad de modificar el deficiente Código de Minería, que prohíbe otorgar en concesión la explotación de oro en Crucitas y otros lugares indeterminados. Y no hace falta esa gestión legislativa porque al ser el mismo Estado el que haría la explotación, no requiere (sería una insensatez) que se le otorgue una concesión cual si se tratara de un ente privado. Por eso, desde hace más de dos años, acudimos a todas las instancias gubernamentales con nuestra propuesta, no obteniendo las respuestas esperadas. Pero como la urgencia es ahora más evidente, ahora nuevamente, hacemos un llamado para que vean NUESTRO ORO DE CRUCITAS, como una solución a los crecientes problemas que ya sufren cientos de miles de CIUDADANOS DE ORO.
Rogamos para que la idea del sistema hospitalario que hemos llamado “HOSPITAL DEL ORO”, sea recibida seriamente por los políticos sensibles que lo quieran así. Se trata de que la Caja Costarricense del Seguro Social diga ¡presente, aquí estamos!, y se disponga a buscar respuestas a las necesidades que le aquejan, no solo en los 1043 EBAIS que ya ven superada su capacidad de servicios de primera clase, sino también en todos los hospitales que, por lo general, no tienen espacios adaptados para la atención de ese sector de pacientes. Ciudadanos de Oro que aparte de las 140 camas del magnífico Hospital Geriátrico Raúl Blanco Cervantes, no queda más que atenderlos, cuando se puede, bajo condiciones inadecuadas en hospitales diseñados para pacientes de un amplio rango de edades, donde no encontramos salas especializadas para los abuelitos y abuelitas, que presentan necesidades especiales y facilidades materiales que impiden incluso, el pleno cumplimiento de la Ley Nº7600.
Los expertos en salud que tenemos en Costa Rica, harían los planes que mejor consideren adecuados en el marco de la CCSS y el Ministerio de Salud. En la de menos podrían pensar en adecuar los centros de atención primaria y hospitales de toda categoría, para que cuenten con secciones especiales para esos ciudadanos, mediante ampliaciones, o quizá en la construcción de otros hospitales de geriatría o incluso, en uno central especializado en enfermedades predominantes en ese sector de población. En fin, no se trata de un hospital, sino de UN SISTEMA hospitalario, integral, donde también se habrá de considerar mejores servicios para los familiares que han de estar asistiendo a sus abuelitos internados.
Asimismo, no es despreciable el beneficio colateral que obtendría la Caja, al dedicar esos recursos frescos para dedicarlos exclusivamente a las personas de la tercera edad. Las hoy interminables “listas de espera” que como consecuencia de la escasez financiera provocan desazón en miles de pacientes y sus familiares, también se tendrían que ver disminuidas conforme más y más ciudadanos mayores vayan siendo atendidos en los espacios diseñados para ellos. En poco tiempo, alrededor de un 65% de los espacios, equipos, medicamentos, exámenes de laboratorio, consulta externa, cirugías, etcétera, que hoy son compartidos, se irán liberando, y por ende, la Caja contará con mucho mejores condiciones para el cumplimiento de su abnegada labor. ¡Todos salimos ganando!
Por lo resumido, creemos tener la grandiosa oportunidad de dejar un legado histórico de inmensas repercusiones para los costarricenses, como lo es quizá el de los tres grandes reformadores sociales de la Costa Rica de los años 40. Pero para alcanzar ese logro, estamos urgidos de la decisión política que esperamos en notables estadistas. No conocemos de ningún otro país en donde la riqueza mineral de su subsuelo, perteneciente a toda la comunidad como bien demanial, se dedique a la atención de sus ciudadanos de oro, de los que más lo necesitan y, más importante, lo merecen. ¿Acaso podría pretenderse un mejor aprovechamiento de la riqueza de ese mineral localizado en Crucitas, antes de que por azar político se le asigne otro destino menos beneficioso para Costa Rica? La idea, que habrá de estructurarse en un proyecto por los que, luego de un diálogo fructífero, habrá de forjarse, podemos afirmar que es conocida por la gran mayoría de los dirigentes políticos y jerarcas gubernamentales. No solo por las notas que les hicimos llegar personalmente, sino también por los reportajes que desinteresadamente divulgó Noticias Repretel, no ha caído en terreno fértil. El silencio fue la respuesta, e incluso alguno políticos “copiaron” la idea llevándola a cifras fantasiosas de cuarenta mil millones de dólares que, supuestamente, se vendería en la bolsa de Wall Street para así sacar a Costa Rica de la pobreza.
Por eso, es una buena noticia que ya un precandidato presidencial nos dijo personalmente, y ante personas de alta honorabilidad, que aunque él tenía una idea diferente para resolver el conocido problema de Crucitas y aprovechar ese mineral, la nuestra “es una idea mil veces mejor que la mía, por lo que la acojo con entusiasmo”. Compromiso del expresidente José María Figueres.
¡Unamos pues voluntades, para hacer realidad el formidable sistema hospitalario llamado “HOSPITAL DEL ORO” que, por supuesto, se desarrollaría guardando estricta atención a las particularidades ambientales que conlleva un proyecto de minería como el que habremos de hacer realidad para los costarricenses. Proyecto indiscutiblemente, urgente, razonable, único, y más importante, posible, si nos lo proponemos.
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