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Etiqueta: indigenas

UCR. La autoevaluación de carreras universitarias debe incluir la interculturalidad

Gira a Talamanca en proceso de Consurso a Carrera UCR.

Autoevaluación de carreras universitarias y la Declaratoria 2024 de CONARE sobre de las Universidades Públicas y los Pueblos Originarios

El avance en los procesos de autoevaluación de la calidad de las carreras universitarias en el sistema de educación superior público de Costa Rica ha sido significativo. Sin embargo, en este contexto de progreso, aún persiste una deuda crucial: la integración explícita de la interculturalidad en las revisiones o autoevaluaciones que realizan las carreras. Este llamado a la reflexión sobre el tema se enmarca en la declaración del 2024 como el Año de las Universidades Públicas con los Pueblos Originarios, un acuerdo impulsado por el Consejo Nacional de Rectores (CONARE).

Esta declaratoria, que subraya la relevancia de fortalecer los lazos entre las universidades públicas, las comunidades indígenas y otros grupos vulnerables, invita también a una profunda revisión de los mecanismos de autoevaluación y acreditación de las carreras universitarias. En un sistema que valora la mejora continua y el sello de calidad que otorgan las agencias por medio de las acreditaciones de carreras, la interculturalidad debe ocupar un lugar preponderante dentro de los criterios y estándares de evaluación. No se trata solo de una cuestión técnica, sino de fomentar un verdadero diálogo y aprendizaje mutuo entre culturas en el entorno universitario para, como bien se apunta en el texto de CONARE, “… procurar cerrar las brechas en el acceso, uso y apropiación de recursos tecnológicos y en general del derecho a la educación”.

Una inclusión incompleta

En la actualidad, los procesos de autoevaluación valoran aspectos como la diversidad curricular, entendida esta como la inclusión de una variedad de contenidos, enfoques, metodologías y actividades dentro de los planes de estudio; así como el apoyo a estudiantes provenientes de diferentes contextos culturales. Sin embargo, la interculturalidad aún no se aborda de manera explícita como parte de un criterio específico. Esto plantea una oportunidad para las universidades, especialmente aquellas carreras que ya han logrado una acreditación, de ir más allá de los requisitos actuales y comprometerse con una mejora constante en la creación de espacios inclusivos y culturalmente respetuosos y, en el fomento de diseños curriculares que integren conocimientos, lenguas y prácticas de los pueblos originarios.

La pregunta que surge entonces es: ¿qué falta para incluir la interculturalidad en los procesos de autoevaluación y acreditación de carreras? La respuesta reside en la necesidad de una visión más amplia e inclusiva de estos procesos. Aunque los manuales de las agencias acreditadoras de la mayoría de las carreras acreditadas de la Universidad de Costa Rica no mencionan la interculturalidad como un criterio central, los principios de diversidad, inclusión y responsabilidad social sí están presentes en las reflexiones curriculares que emprenden las carreras para el diseño y actualización de sus planes de estudios. Estos valores brindan una oportunidad única para que, por ejemplo, las carreras universitarias incluyan competencias interculturales en el perfil de la persona egresada y, consecuentemente, en sus actividades de formación académica.

Además de la revisión de los perfiles de egreso, las universidades deben asumir un papel proactivo en su responsabilidad social y en la evaluación de estos aspectos. Por ejemplo, analizar el estado de la vinculación con las comunidades indígenas y otros grupos vulnerables, a través de los proyectos de acción social, es una vía necesaria para generar un impacto positivo en estos sectores marginados. Análisis de la suficiencia de los programas de becas, del apoyo financiero que se otorga a estas poblaciones y conocer la percepción del personal académico y administrativo sobre la diversidad cultural, deben ser pilares fundamentales en estos procesos de autoevaluación de la calidad.

En este sentido, la Universidad de Costa Rica y las demás instituciones públicas de educación superior tienen la responsabilidad de facilitar el acceso de estudiantes de pueblos originarios a la educación superior, garantizando no solo su ingreso, sino también su permanencia y éxito académico en un ambiente que valore y respete su identidad cultural. El reconocimiento de los saberes, lenguas y prácticas de los pueblos originarios en los currículos es clave para avanzar hacia una verdadera inclusión.

Aunque la interculturalidad no se posiciona hoy como un criterio central en los procesos de autoevaluación y acreditación, hay un espacio creciente para que las carreras la integren, como un eje orientador, en sus planes o proyectos de mejoramiento continuo. Además, las carreras universitarias, al atender poblaciones culturalmente diversas, pueden resaltar estas iniciativas dentro de sus misiones y visiones institucionales, reforzando su compromiso con la equidad.

En conclusión, la inclusión explícita de la interculturalidad en los procesos de autoevaluación y acreditación de carreras no solo elevaría la calidad educativa, sino que también fomentaría la formación de estudiantes capaces de convivir en un mundo cada vez más diverso. Este es un desafío que deben asumir con responsabilidad y urgencia tanto las universidades públicas de Costa Rica como las agencias acreditadoras. Es esencial seguir desarrollando entornos educativos que respeten y valoren la diversidad, asegurando que estos aspectos sean evaluables y formen parte del concepto de calidad. De este modo, se integrarán en el proceso de mejora continua de las carreras universitarias.

Mag. Elsiana Guido
Asesora académica Centro de Evaluación Académica, UCR

UCR: Encuesta nacional visibiliza contradicciones en el reconocimiento de la diversidad cultural en el país

Perspectivas de jóvenes colegiales evidencian la necesidad vigente de crear políticas públicas inclusivas

Resultados de la medición constatan un escaso contacto social de las personas consultadas con las poblaciones afrocostarricenses e indígenas. (Imagen con fines ilustrativos) Foto: Laura Rodríguez Rodríguez.

Pese a que una modificación realizada en el 2015 al primer artículo de la Constitución Política señala que Costa Rica es una nación multiétnica y pluricultural, los resultados de la “Primera encuesta nacional sobre actitudes hacia la diversidad cultural y hacia las poblaciones Indígenas y afrocostarricenses” evidencian contradicciones en el reconocimiento del tema en el país.

La iniciativa se ejecutó durante el primer semestre del año 2019 como resultado de una alianza estratégica entre el Ministerio de Educación Pública (MEP), la Universidad de Costa Rica (UCR) y la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).

La medición estuvo a cargo del Instituto de Investigaciones Psicológicas (IIP) de la UCR y encuestó una muestra aleatoria de 1200 estudiantes de 37 colegios públicos de todo el país, a fin de conocer sus actitudes, creencias y experiencias en torno a las poblaciones indígenas y afrocostarricenses.

Como parte de los resultados de la consulta se determinó que el 74.3% de los jóvenes encuestados estarían dispuestos a recibir en su casa a alguien con un color de piel diferente al suyo, pero al mismo tiempo la cifra se redujo al 58.8% si se tratara de una personas de otra etnia.

Pese a que el 81.5% de los colegiales está de acuerdo con que el país apoye la preservación de tradiciones y costumbres de diferentes grupos culturales, sólo el 37.5% de los consultados está de acuerdo con que las sociedades multiculturales son más capaces de resolver problemas.

La investigación evidenció también niveles de contacto social limitados con ambas poblaciones, pues sólo el 28.8% de los jóvenes cuenta con personas afrocostarricenses en su grupo de amistades, cifra que se reduce al 4.6%, cuando se trata de personas indígenas.

El 60.2% de los colegiales reconoció sentimientos favorables hacia las personas afrocostarricenses y sólo el 52.2% lo hizo con las personas indígenas, mientras que los grupos recibieron una valoración social de 5.77% y 4.13% respectivamente, frente a un 6.2% que se atribuyeron los propios encuestados.

Aunque los jóvenes relacionan a ambas poblaciones con calificativos positivos como trabajadores y alegres, al mismo tiempo les atribuyen estereotipos vinculados con violencia, superstición y pobreza que según la investigación, tenderán a producir actitudes adversas y conductas discriminatorias.

Presentación de los aprendizajes de la Encuesta se realizó por medio de una transmisión en la página de Facebook de UNESCO-San José.  Foto: Laura Rodríguez Rodríguez.

La investigadora del IIP, Vanessa Smith-Castro, afirmó que, tal como lo han detectado otras investigaciones en el mundo, la contradicción es una parte inherente de los seres humanos y refleja la coexistencia de visiones negativas y positivas respecto a un mismo objeto, que se activan en distintos momentos.

“Las visiones o representaciones se activarán frente a aspectos como el discurso imperante en la sociedad o las experiencias personales acumuladas. Nadie es totalmente consistente y en este caso, lo importante es saber que hay ideas que resuenan más que otras cuando los jóvenes piensan en unos u otros grupos” argumentó la investigadora.

Sin embargo, la psicóloga reconoció que las opiniones y los estereotipos negativos tienen impactos reales en las relaciones sociales que además de generar sufrimiento a las personas que se les atribuyen, pueden afectar su desarrollo académico, profesional y por tanto, también otros ámbitos de la vida.

“Los estereotipos terminan modificando nuestras conductas hacia las personas a las que se los atribuimos y al mismo tiempo afectan a esas personas cuando llegan a pensar que eso que se dice sobres ellas es real y entonces se terminan limitando” enfatizó la académica.

Por su parte, la directora de la Cátedra de Estudios de África y el Caribe (CEAC) de la UCR y una de las principales impulsoras de la encuesta, Rina Cáceres Gómez afirmó que las opiniones de los estudiantes consultados son “un espejo” de la sociedad costarricense y evidencian muchas preguntas respecto a la forma en que nos reconocemos.

“Estos jóvenes son el resultados de sus familias, vecinos, amigos medios de comunicación, pero también de los textos y las currículas educativas. Este espejo de lo que somos como sociedad nos muestra que hay una población que no es reconocida y que está siendo invisibilizada en el día a día”, explicó.

La académica considera que la opinión de los jóvenes hace un claro llamado de atención respecto a la necesidad de implementar políticas públicas inclusivas como las que amerita una sociedad multiétnica y pluriculturalidad, al tiempo que “nos obligan a preguntarnos si la modificación constitucional del 2015 quedó en la folclorización de las demandas”.

“Creo que en este momento hay un grito desesperado en todo el mundo que demanda el reconocimiento de quienes componen cada nación. ¿Cuántos de nuestros héroes o símbolos nacionales recuperan el legado indígena o afrodescendiente?, el espacio de la representación política es excluyente y esto hay que cambiarlo, porque es la única forma de que nadie se quede atrás” concluyó la experta.

 

Andrea Méndez Montero
Periodista, Oficina de Divulgación e Información
Información tomada de: http://www.ucr.ac.cr/