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Etiqueta: limpieza étnica

Nuevo Año 2024 y Nueva Nakba, catarsis necesaria

Por Jiddu Rojas Jiménez

«Escribir poesía después de Auschwitz es un acto de barbarie», así sentenciaba en 1951 el filósofo judío-alemán, sobreviviente del Holocausto, más no Sionista, Theodor Adorno (1903-1969).

Yo pregunto: ¿Después de Gaza en el 2023 nos es moralmente lícito escribir algo? ¿Un voluble ensayo acaso?

La temida y deseada «forma-ensayo», para citar de nuevo al maestro Adorno, ahora en el texto de Liliana Weinberg. No seremos tan ambiciosos. Somos más modestos.

La coyuntura nacional e internacional no está para «El Gran Rechazo» (Adorno/Marcuse), y está escrito que no sólo de la «Dialéctica Negativa» vive el Hombre.

Después de la destrucción cotidiana del «Imperativo Categórico» de Kant, por el «Becerro de Oro», por el Ídolo del Mercado Total, en este Capitalismo Tardío; del embrutecimiento globalizado y de la desinformación de las masas; de la ruptura de los vínculos afectivos por el fetichismo mercantil; de la manipulación de las emociones y carencias por los Fundamentalismos; y de las brutales «guerras de rapiña» al mejor estilo de los Imperialismos de finales del siglo XIX y comienzos del XX; y de la próxima Hecatombe Climática y Ecológica, ¿qué nos queda?

¿Celebrar Navidad, el Niño-Dios, el Día de Reyes, Papa Noel, Santa Claus, Hanukkah, Ramadán, el Amigo Invisible, el Solsticio,p Cumpleaños de Hermes, Krishna, Mithra, Zarathustra, Heracles, Tammuz, o el Nuevo Año Chino en el Occidente y su periferia neocolonial?

Usted escoge: una, varias, algunas, o todas las festividades, porque todas, están ya pasteurizadas, o sea están vacías de un posible sentido simbólico.

Genocidios hubo muchos, desgraciadamente, pero nunca uno transmitido en vivo 24/7. La impotencia en tiempo real es insoportable.

Para los que nos atrevimos a informarnos, y tenemos un poco de empatía y sensibilidad, nunca nada volverá a ser igual.

¿Si quiere mejor puede abrir los regalos de Navidad y no los ojos? El Gobierno de EEUU. y el Lobby Sionista de la AIPPAC, –siempre tan caritativos–, le mandaron de regalo navideño, varios barcos y aviones con cargamento de bombas, misiles, municiones, drones y armas a los niños y niñas de Gaza.

Ya antes, «Semper Fi«, habían colaborado con sus portaaviones y submarinos nucleares. No vaya a ser que algún peligroso terrorista de Hamas, quiera nadar hasta el nuevo yacimiento de gas natural descubierto, en el mar del Levante.

En la pasada Navidad, –con o sin Pesebre o «Pasito», según sea católico o protestante, o todo lo contrario, y más allá de nuestros 900 asesinados locales en nuestra Costa Risa, y del concomitante crecimiento de la Desigualdad social y el Desempleo estructural–, los juguetes bélicos para adultos estuvieron de moda.

Ahí perdonen, sino es «políticamente correcto», pero las AK- 47 sí que estuvieron de moda en algunos barrios populares. No hay plata para violines, ni para tractores, ni para policías, ni para pagarle a la CCSS, pero sí hay para jugosos contratos publicitarios.

Pero nada grave pasa, seamos optimistas. Una Diputada del Oficialismo, acusa al TSE de Golpe de Estado: Sólo porque sanciona a dos partidos políticos oficialistas, por incumplir con la paridad de género para las Elecciones Municipales.

No es tan grave porque la inflación está bajando, claro, pero los precios al consumidor siguen subiendo. Sonría es Navidad.

Junto a los «dildos«, consoladores metafísicos, y juguetes sexuales en oferta, nos repartieron una buena dosis diaria del llamado «terror líquido».

Pero, si quiere realmente ver algo «obsceno» nivel XXX, al decir del maestro Helio Gallardo, en lugar de ver los valientes reportajes y denuncias humanitarias de «Jewish Voice for Peace«, pues puede escuchar al mentado «Papá Chaves» y a «Doña Pili» despotricando en Televisión: «El Malacrianza«, contraataca.

Y así en Costa Risa, pasamos del «miedo líquido» de Bauman, del moderno temor, al amplificado terror.

De por su sí, ninguna potencia internacional que se respete, esconde o disimula que puede torturar sistemáticamente. En consecuencia, los narcos locales también se ponen a la moda global. «Terror líquido» es la nueva y poderosa receta colectiva bifronte, de cortisol y adrenalina.

Será «líquido», acaso, porque en esta «moledora de carne» colectiva, –propia de la imaginación de Roger Waters–, se producen caudales que destrozan e inundan. Es lo propio de una época acelerada, vertiginosa, cargada de nuevas formas sutiles de plusvalía, a partir de nuestros datos («Capitalismo de la Vigilancia», nos advierte Shoshana Zuboff). Es la época donde «todo lo sólido se desvanece en el aire»(Charlie dixit, más no el García, ni crean tampoco que es original del gran Marshall Berman).

Hasta El Papa Francisco condena al «Capitalismo Salvaje», pero a Milei, – católico integrista y fanático militante Sionista–, no le importa lo que diga el «Enviado del Maligno» (sic) y gana un “Balotage”. El nuevo presidente de Argentina goza delirante su síntoma. Argentina es «potencia mundial» de nuevo, y ya no en Fútbol. La «Libertad» prostituida, como «Inversión Orwelliana» de la moderna Esclavitud capitalista.

Es también la época de la verdad encarnada del tango «Cambalache» (1934) de Santos Discéspolo. Videla no ganó ninguna Elección, pero Milei (igual que Hitler y Bolsonaro), sí lo hicieron. Y eso es un síntoma colectivo, aún más grave.

Es «líquido» el terror, como una diarrea pandémica de violencia y agresión. El moderno malestar de la cultura, devino en pura colonización del Tánatos, sin oasis ni territorio para el Eros.

Seamos creativos. Mientras, celebramos ecuménicamente las Fiestas de Fin de Año, pongámonos internacionales, y escojan su atrocidad favorita en Gaza cortesía del Ejército de Israel (IDF):

Más de 11 mil niños muertos; más de mil niños amputados; toda una limpieza étnica: más de 1.9 millones de desplazados de una población aproximada 2.3 millones; familias enteras acribilladas en su casa; adolescentes heridos aplastados por tractores militares; niños quemados vivos con el ilegal fósforo blanco; tanques atacando viviendas con civiles; civiles enterrados vivos por excavadoras militares; misiles contra hospitales con enfermos y heridos adentro; destrucción y demolición de Mezquitas y Universidades; bombardear campos de refugiados; asesinar a personal de la ONU; matar de hambre, sed y frío a la población civil de Gaza; cadáveres de presos entregados sin órganos; personal médico asesinado por francotiradores; bebés muertos en sus incubadoras; madres embarazadas desangradas; constante tortura y violación de menores presos; más de 100 periodistas asesinados; fosas comunes llenas de civiles; masacres de civiles refugiados en escuelas; estadios convertidos en campos de concentración al estilo de Pinochet; crear el Campo de Concentración más grande del Mundo a Cielo Abierto (o sea Gaza misma); o simplemente, calumniar y difamar a todos aquellos que denuncian estas atrocidades y tildarlos de «Antisemitas», al mejor estilo de la propaganda Nazi. (Todo como si los Palestinos, Musulmanes, Cristianos, y Judíos Orientales, no fueran los verdaderos habitantes Semitas originales de esa Tierra).

Más allá del «cinismo ilustrado» en boga, recordemos:

El Sionismo (Revisionista) que Gobierna Israel desde 1948, siempre fue una basura racista y colonialista mal disimulada, –que terminó por enterrar al extraordinario, viejo y moderno Humanismo Judío–, e instauró una distopía colonial con extraordinarios logros tecnocráticos, militares, educativos, científicos, infraestructurales, y capitalistas, pero digámoslo:

Con el Gobierno del Likud (descendiente directo del terrorista «Irgun«) de Netanyahu y sus aliados, – todo con el permiso de EEUU., la OTAN y UE-, se quitó su máscara, y salió su verdadero demonio, fascista, infanticida y genocida… Netanyahu despertó al «Gólem», pero pronto el mago victimario será realmente su propia víctima.

Posiblemente ese descubrimiento del nuevo yacimiento de gas natural «Leviatán» frente a Israel y obviamente, Gaza, en el contexto de la crisis del gas en Europa, –producto de la Guerra entre Rusia y Ucrania–, sea el verdadero motivo, que permitió esa provocación (cada día más sospechosa) del ataque de Hamas.

¿Alguien se acuerda todavía, de cuando la Administración Militar de Israel proscribía en la Gaza Ocupada ilegalmente, a la secular OLP y sólo permitía que las Mezquitas fundamentalistas, canalizaran la ayuda humanitaria? ¿Divide y vencerás? Si Hamas no es estimulada directamente por una típica operación de Contrainteligencia Militar, pues entonces Netanyahu, –a punto hace dos meses de ir a juicio político–, tiene muy «buena suerte». Y yo no creo en la «buena suerte», cuando se trata de grandes intereses geopolíticos. ¿Suena conspirativo? Pues posiblemente, lo es.

Lo cierto es que todavía, hay fanáticos, desinformados, y alienados, hasta políticos «arrugados», jóvenes «empresaurios«, «Progres» vergonzantes, comunicadores a sueldo, y pastores, – algunos más que por interés por miedo–, que callan y hasta defienden, al llamado «Apartheid» del Estado de Israel, justificando sus crímenes de guerra y de lesa humanidad. Dan pena ajena. En algunos países hacer apología del Genocidio es un delito, no en Costa Rica al parecer. Veremos.

¿Qué pasará con la futura anexión de Gaza? ¿Qué pasará con los líderes mundiales responsables de haber permitido esta tragedia política indescriptible? ¿Qué pasará con estos criminales de guerra? Si la Corte Penal Internacional no lo hace primero, la Historia los juzgará.

En fin, otro ciclo solar anual comienza, el viejo se despide, mientras tanto la justa catarsis, se hace necesaria.

¡Paz y Justicia! ☮️🕊️

Gracias, MSC. Jiddu Rojas Jiménez.

#CeseAlFuego #JusticiaParaGaza #AltoAlGenocidioEnGaza

Apuntes para el abordaje al conflicto Gaza-Israel

Mg. José A. Amesty Rivera

Tú, ahí, junto al umbral de nuestra puerta,
entra y bebe café árabe con nosotros
(puedes sentir que eres humano como nosotros)
Tú, ahí, junto al umbral de nuestra puerta
sal de nuestras mañanas
para que tengamos la seguridad de que
somos humanos como tú.

Poema de Mahmoud Darwish (1941-2008),
dirigido al soldado israelí
dispuesto a derribar la puerta de un hogar palestino.

¿Por qué tanta saña contra los palestinos/as, por parte de Israel? tanta inhumanidad, tanta barbarie, tanta miseria humana, tanta bajeza, tanta criminalidad, tanto horror producido a seres humanos, tantos homicidios, tanta sin dolor contra los niños y niñas.

Intentaremos compartir dos aspectos importantes del conflicto, unos políticos y otros histórico-biblico-teologicos, para intentar responder a las iniciales preguntas. A buen entendedor pocas palabras.

Apuntes políticos

  1. Según el historiador israelí Ilan Pappe en El origen de la violencia en Gaza está en la ideología racista de la eliminación del nativo, hasta el 7 de octubre, donde ocurre el ataque sorpresa de Hamas a Israel, el tema de discusión principal era la identidad de Israel, ya que existe o existe una lucha interna entre el Estado de Judea y el Estado de Israel.

El Estado de Judea establecido y conformado por colonos judíos en Cisjordania, el cual es una combinación de judaísmo mesiánico, fanatismo sionista y racismo, que se convirtió en una estructura poderosa, notoria e importante en los últimos años, bajo el régimen de Benjamín Netanyahu, y que estuvo a punto de imponer su forma de vida a Israel, más allá de Judea, más allá de Cisjordania.

Para el Estado de Judea, su capital fue y seguirá siendo Jerusalén, así como para el Estado de Israel, en esto no hay discusión. Situada en los montes de Judea, capital de Israel, la sede del gobierno y el centro histórico, espiritual y nacional del pueblo judío desde que el rey David la convirtió en capital de su reino hace aproximadamente 3.000 años. Santificada por la religión y la tradición, por sus lugares santos y sus templos.

El Estado de Israel, que se alzó contra el Estado de Judea, su principal ciudad de Tel Aviv; pluralista, democrática, laico, occidental o europeo; es una guerra civil fría, pero sin duda, una guerra cultural y religiosa entre ellos mismos.

Así mismo añade Pappe, que se tiene una lucha, por un lado, estaba el apartheid israelí laico, en el que los judíos israelíes sin duda disfrutan de la vida en una democracia plural, al estilo occidental. A su vez, está la versión contraria del apartheid, la mesiánica, la religiosa, la teocrática. En fin, era una lucha interna, sobre el tipo de vida judía en el ámbito público. Por supuesto, no existe Palestina ni en Cisjordania, ni en Gaza, ni descremación contra ellos/as, es decir, los palestinos/as no existen.

Pappe nos sigue ilustrando al afirmar que Israel, tiene unas políticas de eliminación históricas que son: el genocidio, la limpieza étnica o el apartheid, que «tienen su origen en el pensamiento sionista (en los dibujos de los pintores sionistas, en la escritura de los intelectuales sionistas), y que en 1930 se convirtieron en una estrategia que se implementó por primera vez en 1948, con la limpieza étnica que terminó con la expulsión de la mitad de los palestinos/as y la destrucción de la mitad de los pueblos de Palestina. Por cierto, muchos pueblos israelíes están construidos sobre las ruinas de aquellos; algunos kibutz que fueron ocupados por Hamás durante unas horas se construyeron sobre las ruinas de esos pueblos palestinos de 1948, y una cantidad considerable de los palestinos/as que entraron en los kibutz (explotación agraria israelí gestionada de forma colectiva y basada en el trabajo y la propiedad comunes) eran una tercera generación de refugiados de estos mismos pueblos destruidos no lejos de Gaza».

Así concluye Ilan Pappe, «Israel expulsó a 36 pueblos entre 1948 y 1967 dentro de Israel, Israel expulsó a 300.000 palestinos/as de Cisjordania y la Franja de Gaza durante la guerra de junio de 1967. Desde 1967 hasta hoy, Israel ha expulsado a casi 700.000 palestinos/as de Cisjordania y la Franja de Gaza. Y actualmente, Israel continúa la limpieza étnica en lugares como Maghazi, Gaza, el sur, las montañas de Hebrón, la zona del Gran Jerusalén y otros lugares de Palestina».

«La limpieza étnica se ha convertido en el ADN de la política israelí hacia los palestinos y palestinas, y emplea a cientos de miles de personas para llevarla a cabo, porque no se trata de limpiezas étnicas masivas como en 1948, sino de limpiezas étnicas graduales. A veces es la expulsión de una persona o de una familia, a veces es el cierre de un pueblo o el cerco de la Franja de Gaza, que también es una forma de limpieza étnica, porque si creas el gueto de Gaza, no tienes que incluir a esos dos millones de palestinos/as dentro del balance demográfico de árabes y judíos, porque estos palestinos/as no tienen voz ni voto en el futuro de la Palestina histórica».

Claudio Katz en La incursión que trastocó Medio Oriente, lo sintetiza así: «El expansionismo sionista exige una limpieza étnica en el caso de Gaza. Esa política fue desafiada por un operativo espectacular, que demolió la imagen de Israel como potencia invulnerable. La derechización de ese país desestabiliza la contraofensiva imperial estadounidense. Hamas ejerce su legítimo derecho a la resistencia, frente a un Estado terrorista que actúa como agresor«.

  1. Más recientemente, Atilio Boròn en Gaza, Israel y la política del genocidio, señala que la política de genocidio contra los palestinos/as proviene de la mente guerrera de Ben Gurion. Boròn citando a Noam Chomsky en su texto publicado en 1983 y reeditado y actualizado en 1999: Fateful Triangle. The United States, Israel and the Palestinians (Londres: Pluto Press, 1999) Prefacio de Edward Said. Este pasaje se encuentra en la pg. 324 de la edición disponible en internet: https://dn790006.ca.archive.org/0/items/NoamChomskyFatefulTrian, indica: “La doctrina militar de atacar a civiles indefensos (como lo que hoy ocurre en Gaza) procede de David Ben Gurion, que era bastante explícito al respecto, aunque no en público, por supuesto».

Ben Gurion, «en una entrada del 1 de enero de 1948 en su Diario de la Guerra de Independencia, escribe: No hay duda de si una reacción es necesaria o no. La cuestión es solo el momento y el lugar. Volar una casa no es suficiente. Lo que se necesita son reacciones crueles y enérgicas. Necesitamos precisión en tiempo, lugar y víctimas. Si conocemos a la familia (debemos) golpear sin piedad, mujeres y niños incluidos. De lo contrario, la reacción es ineficaz. En el lugar de la acción no es necesario distinguir entre culpables e inocentes. Donde no hubo ataque, no debemos golpear».

En síntesis, señala Boròn, «la tragedia que estamos viendo hoy en Gaza nada tiene de novedosa: “volar” casas, asesinar a familiares de supuestos o reales militantes de Hamás, no tener la menor compasión por niños, mujeres y ancianos, era lo que recomendaba sin remordimiento alguno el fundador del Estado israelí».

Apuntes histórico-biblico-teologicos

  1. Recordemos que inicialmente el pueblo de Israel, no surgió a la existencia como Nación por medio de una guerra, sino que hubo una especie de «eleccion-bendicion» por parte de Yavè (narrada en el libro de Génesis, época de los patriarcas), luego fue la liberación del Exodo, con el pacto y el paso por el desierto, narrados en los libros de Exodo, Levítico, Números, Deuteronomio. En estos escenarios, hubo algunos guerreros y batallas, pero no fueron tan importantes. La guerra vino después, cuando Israel debió ocupar la «tierra prometida».

Recordemos, que Moisés y otros personajes, eran en el pueblo: legisladores, profetas y caudillos. Luego Moisés da la autoridad a Josué como jefe militar, para conquistar la tierra prometida. Surgiendo así, el aparato militar en Israel.

Así, el texto bíblico del Antiguo Testamento, narra la existencia de tres grandes caudillos militares de Israel, dentro del imaginario religioso militar: Josué, David y Judas Macabeo.

Centrémonos en Josué, según Josué. 1:1-10, Josué es enviado a la guerra y su manual era la Ley dictada por Yave a Moisés. Es enviado como soldado, guerrero de una Ley que lo protege, que lo hace triunfar sobre sus enemigos y cuyo general y lugarteniente Josué es elevado a esa categoría. El libro de Josué entonces, es un manual utópico de la conquista religiosa de la tierra, un libro del pasado que resume, lo que fue la conquista israelita de Palestina.

Josué aparece así, en el principio de la historia militar israelita, como ministro religioso de una guerra santa. Él es el primero y en algún sentido el más grande de todos los soldados de esta galería de figuras militares del Antiguo Testamento. Obedeciendo y cumpliendo su Ley, ganó la primera guerra.

  1. Ahora, en El Talmud, que es el libro que contiene la tradición oral, doctrinas, ceremonias y preceptos de la religión judía, que incluye la Mishnà y la Gemara, y que contienen la explicación de la Torá (los cinco libros de Moisés) de los rabinos de los años 100 A.C. hasta 500 A.C, y específicamente la Mishnà explica que «había dos tipos de guerra (la guerra obligatoria y la guerra voluntaria) La guerra obligatoria fue dirigida contra las naciones que habitaban Canaán (los Hetheos, los Amorrheos, los Cananeos, los Pherezeos, los Heveos y los Jebuseos) La guerra obligatoria también incluía los Amalecitos o a un enemigo que había atacado Israel. Con respecto a una guerra voluntaria, el rey podía avanzar solamente después de una decisión de un tribunal de 71 miembros. Esta corte se llamaba el Gran Sanhedrin. Fue el consejo supremo y el tribunal de los judíos que se desarrolló del consejo municipal de Jerusalén Tenía jurisdicción sobre asuntos religiosos tanto como los casos civiles y criminales».

Con relación a la estrategia militar incluía los ataques de sorpresa, las emboscadas, la concentración de fuerza, los ataques de noche, y había tres métodos para conquistar una ciudad fortificada: un medio directo (se penetró la muralla por romperla, por treparla o por excavar un túnel por debajo); el asedio; un medio indirecto (por la artimaña). La ley de la guerra: una comparación bíblica de Diane S. Segal.

Estas notas, brevemente y apretadamente indicadas, pretenden ir hacia una respuesta de los cuestionamientos arriba escritos. Parece haber una explicación histórica y religiosa sobre el actuar israelí contra los palestinos/as en Gaza. Por supuesto, hay otros aspectos que dan razón de este vergonzoso proceder.

Sobre un mapa se pueden trazar todas las líneas
Horizontales, rectas, diagonales
Desde el meridiano de Greenwich hasta el golfo de México
Que más o menos
Pertenece a nuestra idiosincrasia
También hay mapas grandes, grandes, grandes
En la imaginación
E infinitos globos terráqueos
Marta
Pero hoy sospecho que sobre un mapa pequeñísimo
Mínimo
Dibujado en papel de libreta escolar
Puede caber toda la historia
Toda.

Compartimos aquí “Réquiem para la mano izquierda” de Nancy Morejón, en diálogo con la humanidad de la poesía de Darwish y con los ritmos de la música cubana Marta Valdés (a quien está dedicado este poema).

Pronunciamiento del Consejo Universitario sobre la situación en Gaza: omisiones de un comunicado temeroso

El pasado 2 de noviembre, un mes después del inicio de la fase actual del conflicto en el Medio Oriente, el Consejo Universitario de la Universidad de Costa Rica (CU) ha decidido pronunciarse al respecto. En su parte esencial, el comunicado declara “Hacer un llamado al respeto, a la tolerancia y a la solución pacífica de conflictos en estricto cumplimiento del derecho internacional y la apertura del diálogo, la búsqueda de consensos y a que se materialice la reconciliación entre todas las partes». En ese comunicado, el CU no se refiere de manera directa al genocidio en Gaza, ni a la masacre del pueblo palestino en la Cisjordania. Pero especialmente grave es omitir nombrar al responsable por ese genocidio, el estado de Israel.

Tales omisiones reflejan el temor de los miembros del CU a llamar las cosas por su nombre. El genocidio en Gaza y Cisjordania es un proceso de limpieza étnica que ha sido impulsado por el movimiento sionista desde antes de la fundación formal del estado de Israel. El ataque actual de las fuerzas armadas israelíes sobre Gaza alcanza hospitales, campos de refugiados, iglesias, escuelas, ambulancias y cientos de blancos civiles. Cada 10 minutos muere un niño palestino en Gaza. No es una guerra, es un proceso de desplazamiento de una población entera por medio del terror. Así lo hacen ver pronunciamientos y comunicados de organizaciones humanistas, estados y movimientos civiles alrededor del mundo en una ola internacional contra este genocidio, a la cual no ha querido adherirse el CU.

En sus acuerdos, el comunicado del CU hace un llamado por el respeto de la vida humana, los derechos humanos y por un cese al fuego. No hay más detalles. La redacción del pronunciamiento pareciera propio de una situación donde dos estados se encuentran en guerra, ambas igualmente responsables del escenario bélico. Nada más lejos de la realidad. El conflicto actual en Gaza-Cisjordania se ubica en un contexto totalmente asimétrico, donde uno de los ejércitos más poderosos del mundo, financiado por Estados Unidos y la CE Europea, desata todo su poder de fuego contra un movimiento de resistencia de índole popular, que recibe apoyo limitado de algunas naciones árabes, pero principalmente de la población palestina. Las acciones de la resistencia palestina, aceptables o no desde un punto de vista humanitario, son una respuesta al desplazamiento forzoso de la población palestina de su territorio, el cerco económico y militar de sus poblaciones, la represión de su protesta y finalmente, la creación del mayor campo de concentración del mundo, la franja de Gaza. Todo esto a lo largo de más de 75 años. Y son 75 años de violación de acuerdos de las Naciones Unidas, lo que han convertido al estado de Israel, en la práctica, en un estado ilegal y terrorista.

Por lo tanto, en este orden de cosas, son insuficientes y equívocos los llamados tibios de cese al fuego entre las partes y al cese de la violencia, sin señalar las causas históricas del conflicto. El pronunciamiento del CU es precisamente lo contrario de lo que se espera del máximo órgano de poder de una universidad pública. Esperaríamos más bien una visión que caracterice con claridad y sin rodeos la naturaleza del conflicto, y que salga en defensa de la población civil indefensa atrapada en Gaza y del derecho a la autodeterminación que se le ha negado a Palestina desde hace más de siete décadas. Hay un responsable central de lo que está ocurriendo, el estado de Israel y sus socios.

Por lo tanto solicitamos al Consejo Universitario rectificar su pronunciamiento, en favor de otro que considere el ”mandato de nuestro Estatuto Orgánico, el cual proclama una universidad siempre en favor de los pueblos y contra las injusticias sociales.

  1. Jorge Arturo Lobo, Escuela de Biología
  2. Ciska Raventós, profesora pensionada UCR
  3. Wajiha Sasa Marín, Instituto de Investigaciones Psicológicas
  4. Mahmood Sasa Marín, Instituto Clodomiro Picado
  5. Javier Tapia Balladares, Instituto de Investigaciones Psicológicas
  6. Jaime García, profesor pensionado UCR
  7. Isabel Avendaño Flores, Facultad de Ciencias Sociales
  8. Jaime Lobo Segura, profesor pensionada UCR
  9. Zuhra Sasa Marín, Escuela de Arquitectura
  10. Lucia Riba Hernández, Escuela de Arquitectura
  11. Helga von Breymann Miranda, Escuela de Arquitectura
  12. Rodolfo Mejías Cubero, Escuela de Arquitectura
  13. Rolando Pérez Sánchez, Instituto de Investigaciones Psicológicas
  14. Eugenia Gallardo Allen, Escuela de Estadística
  15. José María Castro Madriz, Escuela de Artes Plásticas
  16. Viviana Paniagua Hernández, Escuela de Arquitectura
  17. Sofía Trujillo Quesada, Escuela de Arquitectura
  18. Jorge Barrientos Valverde, Escuela de Estudios Generales
  19. Dylanna Rodríguez Muñoz, Facultad de Ciencias Sociales
  20. Mauricio Álvarez Mora, Facultad de Ciencias Sociales
  21. Andrés Ruiz Sánchez, Instituto de Investigaciones Psicológicas
  22. Fabián Bonilla Murillo, Instituto Clodomiro Picado
  23. Manuel Morales Alpízar, Escuela de Arquitectura
  24. Eugenia Solís Umaña, profesora pensionada UCR
  25. Carlos Mata Quesada, Escuela de Arquitectura
  26. Luis Armando Durán Segura, Escuela de Arquitectura
  27. José Vargas Hidalgo, Escuela de Arquitectura
  28. Zuiri Méndez Benavides, Facultad de Ciencias Sociales
  29. Luis Andrés Sanabria Zaniboni, Facultad de Ciencias Sociales
  30. José Antonio Mora Calderón, Facultad de Ciencias Sociales
  31. Manuel María Murillo, profesor pensionado UCR
  32. Mónica Vul Galperín, Instituto de Investigaciones Psicológicas
  33. Roberto Ayala Saavedra, Escuela de Sociología
  34. Roberto Herrera Zúñiga, Sede de Occidente
  35. David Castillo Mora, estudiante Posgrado en Sociología
  36. Minerva Solano Campos, estudiante de Sociología
  37. Brenda Rey Chavarría, estudiante de Inglés
  38. Leonora de Lemos Medina, Escuela de Ingeniería Mecánica
  39. Andrés Castillo Vargas, Escuela de Psicología e IIP
  40. Robert Laurent Sanabria, Escuela de Ingeniería Topográfica
  41. Yeimer Gerardo Ramos Torres, Escuela de Formación Docente
  42. Jorge Sanabria León, Escuela de Psicología
  43. Andrés Molina Araya, Escuela de Estudios Generales
  44. Julio Loría Cordero, profesor pensionado UCR
  45. Sandra Araya Umaña, profesora pensionada UCR
  46. Amarilis Eunice Acevedo Mejía, estudiante Posgrado en Sociología
  47. Asdrúbal Duarte Esquivel, profesor pensionado UCR
  48. Vera Victoria Sancho Mora, profesora pensionada UCR
  49. Lucía Gutiérrez Espeleta, profesora pensionada UCR
  50. Virginia Ramírez Cascante, profesora pensionada UCR
  51. Alicia Guardián Fernández, profesora pensionada UCR
  52. Koen Voorend, Instituto de Investigaciones Sociales
  53. Alexander Rojas Parajeles, Sede del Pacífico
  54. Jorge Montoya Alvarado, profesor pensionado UCR
  55. Marielos Giralt Bermúdez, profesora pensionada UCR
  56. Mario Villalta Florez-Estrada, Escuela de Arquitectura
  57. Silvia Arguedas Méndez, Escuela de Ingeniería Industrial
  58. Rodiney Chacón, Asociación de estudiantes de Sociología
  59. Verónica Ramírez, Asociación de estudiantes de Sociología
  60. Gabriel García, Asociación de estudiantes de Sociología
  61. Carolina López, Asociación de estudiantes de Sociología
  62. Priscila Madrigal, Asociación de estudiantes de Sociología
  63. Sofía Jiménez, Asociación de estudiantes de Sociología
  64. Julieth Bolaños, Asociación de estudiantes de Sociología
  65. Alex Gómez, Asociación de estudiantes de Sociología
  66. Valentina Palacio, Asociación de estudiantes de Sociología
  67. Yaser Ramos, Asociación de estudiantes de Sociología
  68. José Julián Llaguno, Escuela de Ciencias Políticas
  69. Carlos Mora Aguilar, Facultad de Odontología y CEA
  70. María José Cabezas Castro, Facultad de Ciencias Sociales
  71. Claudia Palma, Escuela de Antropología
  72. Mauricio López Ruiz, Escuela de Sociología
  73. Pietro Scaglioni Solano, Escuela de Ingeniería Mecánica
  74. Marietta Villalobos Barrantes, Escuela de Psicología
  75. Marco Fournier Facio, profesor pensionado UCR
  76. Jeannette Aguilar, Escuela de Psicología
  77. Pascal Girot Pignot, Escuela de Geografía
  78. Gerardo Hernández Naranjo, Escuela de Ciencias Políticas
  79. Adriana Monge Arias, Sede de Occidente
  80. Mariano Sáenz Vega, Centro de Investigaciones Antropológicas
  81. Manuel Zumbado Retana, Escuela de Arquitectura
  82. Marta Montero Calderón, Escuela de Ingeniería de Biosistemas
  83. Javier Vargas Nieto, profesor pensionado UCR
  84. Jorge Enrique Garnier Zamora, profesor pensionado UCR
  85. Rosaura Chinchilla Calderón, Facultad de Derecho
  86. Roberto Herrera Zúñiga, Sede Occidente
  87. Rebeca Gu Navarro, Escuela de Ciencias Políticas
  88. Juan Diego García-Castro, Sede de Occidente
  89. Josué Arévalo Villalobos, Escuela de Psicología
  90. Alejandra Paniagua Bonilla, Sede de Occidente
  91. Rubén Chacón Castro, Facultad de Derecho
  92. Erick Gatgens Gómez, Facultad de Derecho
  93. Ilka Treminio Sánchez, Escuela de Ciencias Políticas
  94. Johnny Alberto Montoya Arroyo, Escuela de Educación Física y Deportes
  95. Tania Rodríguez, Escuela de Ciencias Políticas
  96. Lisbeth Araya Jiménez, Escuela de Ciencias de Comunicación Colectiva
  97. Liliana Monge Sánchez, Escuela de Trabajo Social
  98. Liliana Sánchez Angulo, Vicerrectoría de Acción Social
  99. Mauricio Castro Méndez, Facultad de Derecho
  100. Juliana Martínez Franzoni, Escuela de Ciencias Políticas
  101. Vilma Leandro Zúñiga, Escuela de Psicología
  102. Luis Ángel Oviedo Carballo, Instituto de Investigaciones Económicas

Entendiendo Gaza

9 Oct, 2023

Por Wajiha Sasa, Cónsul honoraria del Estado de Palestina en Costa Rica.

La Franja de Gaza es un territorio palestino un poco más pequeño que el distrito de Orosi en Paraíso de Cartago. Lo habitan dos millones doscientas mil personas. Un 81% de la población vive en condiciones de pobreza y un 46% está desempleada.

Desde el año 2007, Israel le impuso un bloqueo terrestre, aéreo y marítimo y ha librado cuatro devastadores ataques en respuesta al lanzamiento de cohetes desde Gaza hacia Israel por la milicia Hamás, justo como lo que ocurrió el sábado. En todas las incursiones anteriores hemos visto el mismo patrón: el uso desproporcionado de la fuerza por parte de Israel y un menosprecio por las vidas civiles por parte de Israel y Hamás.

Desafortunadamente, no vemos nunca intención de atender las causas de la escalada de tensiones y hostilidades.

En la operación “Plomo Fundido” (2008 -2009), murieron 1434 palestinos, de los cuales 960 eran civiles y un 30% de estos eran menores de edad. Del lado israelí murieron 11 soldados y 3 civiles. En el año 2012, la operación “Pilar Defensivo”, acabó con la vida de 170 palestinos y dos israelíes. En la operación “Margen Protector” del año 2014, murieron 1.500 civiles palestinos. Según datos de las Naciones Unidas, el 30% fueron mujeres y niños. Israel perdió 66 soldados y 5 civiles. Diversas organizaciones de derechos humanos han denunciado los constantes ataques aéreos israelíes en zonas densamente pobladas o ataques directos sobre casas de civiles, violando el derecho internacional.

El gobierno de Costa Rica se pronunció el 7 de agosto del 2014 y solicitó formalmente al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas intervenir en Gaza. También condenó las acciones militares de Israel que calificó como «desproporcionadas» y los ataques de cohetes por parte de Hamás. Muy diferente de la posición que ha tenido en los últimos años la Cancillería costarricense que no reconoce el peso de la ocupación en el conflicto, como no lo hace tampoco en esta ocasión.

Las cifras de fallecidos por este conflicto permiten entender lo dispar del uso de la fuerza por los ocupantes. Podemos desde ya imaginar la reacción desproporcionada a las hostilidades iniciadas por Hamás esta semana.

El bloqueo de Israel al ingreso de personas, bienes y alimentos al territorio gazatí desde hace 16 años es igual de desproporcionado. El resultado es una economía devastada. Las familias no tienen suficiente comida para alimentarse. Entre 12 y 16 horas al día sufren de apagones eléctricos. El bloqueo impide el ingreso de combustible o gas suficiente. Así es imposible que operen hospitales, hogares o empresas. La zona de pesca fue reducida por el ejército israelí que impide a los pescadores acceder a las aguas de pesca acordadas en los Acuerdos de Paz de Oslo. Solo hay una cama de hospital disponible por cada mil personas y un 40% de los medicamentos esenciales están ausentes de los hospitales. Por eso se habla de Gaza como “la prisión más grande del mundo”. Pero ahí no habitan sentenciados, habitan seres humanos, como usted o como yo, que quieren vivir en paz y dignamente.

Las condiciones de ocupación y bloqueo en que viven los gazatíes nutre extremismos y legitima sus liderazgos. La ocupación y la colonización de Palestina es el origen del problema económico, social y de bienestar de la población.

Son varias las resoluciones de las Naciones Unidas que condenan el bloqueo israelí de Gaza y piden su levantamiento. La Resolución 1860 del Consejo de Seguridad del 2009 pidió la reapertura sostenida de los puntos de cruce hacia Gaza y la provisión y distribución sin obstáculos de asistencia humanitaria. La Resolución de la Asamblea General ES-10/18 del 2018 pidió el fin del bloqueo israelí y de las restricciones al movimiento de personas y bienes. Ninguna de estas resoluciones ha sido atendida por la fuerza ocupante. Tampoco han sido atendidas las resoluciones que hablan del uso desproporcional de la fuerza por parte de Israel.

Para entender y reaccionar a lo que sucede en Gaza, la comunidad internacional —Costa Rica incluida— debería entender que el origen del conflicto proviene de la colonización ilegal, de las prácticas de limpieza étnica, de la ocupación militar y del bloqueo económico.

No se va a alcanzar la paz respaldando la ocupación, el bloqueo y la colonización. Los conflictos y la paz se atienden apelando a la justicia, a la proporcionalidad y a la sensatez.

Imagen tomada de Telesur.

Día de la Tierra Palestina, resistir el Apartheid

Este 30 de marzo, conmemoramos el Día de la Tierra Palestina, resistir el Apartheid, la limpieza étnica y el robo de las tierras palestinas

Este 30 de marzo es el aniversario 47 del Día de la Tierra Palestina. En toda la patria ocupada como en la diáspora, los palestinos y todos los que creen en la justicia, la libertad y los derechos humanos, conmemoramos este día, reafirmando el rechazo a las políticas de Apartheid, Limpieza Étnica y robo de tierras que Israel lleva a cabo.

Cada 30 de marzo se conmemora el Día de la Tierra Palestina. El 30 de marzo de 1976, la sociedad palestina convocó una huelga general en protesta por el continuo robo de sus tierras por parte del sionismo israelí.

Los inicios de esa conmemoración se deben a que en esa fecha (30-03-1976- el Ejército asesinó a siete jóvenes palestinos con «ciudadanía israelí» en las manifestaciones que acompañaron esa huelga. Desde entonces, el 30 de marzo ha quedado marcado como una jornada de reivindicación de los derechos legítimos del pueblo palestino. 47 años después, la colonización de Palestina continúa. Día a día, el Estado de Israel roba tierras, expulsa a sus legítimos habitantes, destruye sus viviendas, construye asentamientos y transfiere allí a colonos sionistas extranjeros recolectados de todos los rincones del mundo. Estas prácticas contravienen la legislación internacional y los Derechos Humanos y han sido condenadas por Naciones Unidas y por la gran mayoría de gobiernos del mundo, incluidos los de la Unión Europea y Estados Unidos.

Sin embargo, estas condenas no han sido acompañadas por sanciones efectivas, por lo que Israel continúa con la colonización y el desalojo de los palestinos, habitantes históricos de las tierras, sin sufrir por ello ninguna consecuencia.

Hoy son más de 750.000 los colonos que viven en los asentamientos ‘ilegales’ tanto en Cisjordania como en Jerusalén ocupada. (TODOS los asentamientos son ILEGALES, según la legislación internacional).

El robo de tierras sigue en aumento en forma acelerada y continúan las acciones de limpieza étnica de la población histórica palestina.

Las personas palestinas con ciudadanía israelí –aquellas que viven en el Estado de Israel de 1948- siguen siendo discriminadas. Hay localidades ancestrales palestinas que no son reconocidas y por ello carecen de presupuesto y otras que reciben transferencias menores a las que les corresponderían por su peso poblacional. Además, el Estado de Israel practica con estas personas una discriminación en cuanto a la aplicación de las leyes, segregación educativa y laboral que conduce a su marginalización. La discriminación y el apartheid israelí han sido denunciado por todos los organismos humanitarios del mundo, incluyendo las organizaciones israelíes de derechos humanos.

Muchos de los actos, a realizar en todo el mundo, estarán relacionados con las Campaña de Boicot, Desinversiones y Sanciones contra el Estado de Israel (BDS) y la Campaña Palestina para el Boicot, Académico y Cultural a Israel (PACBI). Ambas iniciativas, surgidas de la propia sociedad palestina, piden el boicot a Israel en tanto que no cumpla con la legislación internacional y con los Principios Generales de los Derechos Humanos.

Jerusalén simboliza toda la crueldad de la ocupación. El Estado de Israel no sólo se niega a retirarse, tal y como exige la resolución 242 de Naciones Unidas, sino que impulsa los planes de ‘judaización’ de toda la ciudad, expulsando a palestinas y palestinos de los barrios en los que habitan desde hace siglos como Silwan o Sheik Jarrah y destruyendo sus casas o entregándoselas a colonos. De hecho, más del 85% de Jerusalén Oriental está ya colonizada.

PalestinaLibre.org, marzo de 2023

Solidaridad con el pueblo Palestino

Mg. José A. Amesty Rivera

En el Día Internacional en Solidaridad con el Pueblo Palestino, hace mucho tiempo, en este país, parece estarse dando una distopía, que es una «utopía perversa donde la realidad transcurre en términos opuestos a los de una sociedad ideal».

Por ejemplo, en Jerusalén, se estaría produciendo una operación de limpieza étnica cuyo uno de sus últimos episodios sería la proyectada expulsión forzosa de los habitantes palestinos del barrio de Sheikh Jarrah y su ocupación por colonos israelíes.

Este artículo no pretende entrar en la polémica sobre los derechos de Israel o los derechos del pueblo palestino, sino poner en el tapete las atrocidades contra éste último, en este sentido, la Cuarta Comisión de la Asamblea General de la ONU adoptó el pasado 14 de noviembre de 2022, el proyecto de resolución de Palestina, para solicitar una opinión consultiva legal de la Corte Internacional de Justicia, sobre la naturaleza de la existencia de la ocupación colonial israelí en el territorio del Estado de Palestina, incluida Jerusalén.

Mientras tanto, el pueblo palestino sufre el auténtico genocidio, al que le somete los gobiernos israelíes. Noten que hablamos del Pueblo Palestino y el Estado (los gobiernos israelíes).

Históricamente, los que en 1967 representaban casi el 98% de la población total (el pueblo palestino), y su sustitución por colonos judíos que ya alcanzarían el 55% de la población de Jerusalén en el 2021.

A su vez, desde 1948, las vidas de la población de Palestina han pasado por situaciones críticas y convulsas, situación que últimamente ha recrudecido la represión y las muertes.

Conocemos que la Comisión Internacional Independiente de Investigación de Naciones Unidas sobre el Territorio Palestino Ocupado, que incluye Jerusalén Occidental, determina que la ocupación israelí en Palestina es ilegal, señalando, hay «motivos razonables» para alcanzar la conclusión de que la ocupación israelí, vulnera las normas internacionales. Han transcurrido setenta y cuatro años desde el comienzo de este trágico conflicto.

Lamentablemente, se sigue cometiendo un genocidio implacable contra los palestinos, contra niños, mujeres y adultos mayores. Ha transcurrido demasiado tiempo desde la ocupación ilegal e impunidad; uso desproporcionado de la violencia, traslado forzoso de personas, confiscación de tierras, destrucción de hogares y castigo colectivo; la tragedia no cesa.

Nosotros cristianos y revolucionarios fieles a la denuncia ante los atropellos a los más débiles, deseamos expresar, que cualquier teología o pastoral comprometida, debe priorizar que la tarea primordial debe ser, la atención y el cuidado de los dolores y las aspiraciones de pueblos oprimidos y comunidades menospreciadas.

En este sentido, la dolorosa situación del pueblo palestino, obliga a cuestionar ciertos cruciales e ineludibles asuntos teológicos.

Un asunto teológico a revisar creemos es, el tema del «pueblo escogido» por Dios, que ha sido un dilema teológico clásico. El teólogo Luis Rivera-Pagán señala: «El riesgoso concepto de «pueblo de Dios», por consiguiente, nada tiene que ver con una alegada descendencia genética. Refiere, más bien, a la lectura de los tiempos en una hermenéutica profética de opresión y liberación».

El otro tema teológico es, ver a Jerusalén como la ciudad santa. Y es que, a través de su extensa historia, Jerusalén ha sido simultáneamente bendecida y maldecida por el reclamo que las tres grandes religiones abrahánicas monoteístas, hacen de ella como ciudad sagrada.

Rivera-Pagàn, en este tema nos ayuda enfatizando: «La sacralidad atribuida a varios lugares en Palestina, Jerusalén en primer rango, ha sido causa funesta de interminables conflictos violentos y sangrientos. ¿Tenemos acaso, ese es el reto que agudamente plantea la teología palestina, los recursos intelectuales y espirituales para reconfigurar este debate de manera que el concepto de “tierra santa” sea punto de partida, no para la “guerra santa”, sino para el diálogo, el entendimiento y la solidaridad entre las tres grandes religiones monoteístas que comparten memorias y escrituras sagradas? De la respuesta a esa pregunta crucial depende en buena medida el destino feliz o infortunado de los diversos pueblos que habitan los valles y colinas de Palestina y quizá incluso la paz mundial».

Finalmente, deseamos concluir este tema, espinoso para muchos/as que, nosotros anuente con la teología de la liberación, subrayamos el camino del arduo, pero deseable y necesario vínculo entre justicia y reconciliación, denuncia profética y esfuerzos pacificadores, recuperación de la historia de agravios y el perdón sanador de la memoria de dos pueblos: Israel y Palestina.

Creemos en el enfoque de Isaías (Isaías. 65: 21-23), de una nueva creación, libre de violencia y devastación bélica, un mundo en el que las comunidades en conflicto, en este caso palestinos e israelíes, «edificarán casas y las habitarán; plantarán viñas y comerán de su fruto. No edificarán para que otro habite, ni plantarán para que otro coma… No trabajarán en vano ni darán a luz para maldición».

Estamos seguros que, este es el sueño del pueblo palestino y el pueblo israelí, un sueño de paz y reconciliación, también un anhelo de otros pueblos, reconociendo que ambos pueblos tienen que sanar las heridas históricas y recurrentes del holocausto judío y la catástrofe palestina.

 

Imagen tomada de Telesur.

LOS PUEBLOS TRASPLANTADOS: SU MENTALIDAD BELICISTA Y GENOCIDA

COLUMNA LIBERTARIOS Y LIBERTICIDAS (25)
Tercera época
Rogelio Cedeño Castro, sociólogo y escritor costarricense

Esas gentes anglosajonas que se propagaron por todo el planeta como una plaga, a las que el antropólogo brasileño Darcy Ribeiro (El Proceso Civilizatorio) llamó “pueblos trasplantados”, han resultado ser lo más peligroso incluso para la supervivencia de la humanidad: su afición por las guerras, las limpiezas étnicas y los genocidios, más o menos encubiertos, así lo evidencian. Entre ellos destacan los estadounidenses o autodenominados “americanos” con su actitud excluyente hacia cualquier otro pueblo o nación que no pueda mirarse en su propio espejo de pueblo elegido de Dios, en primer lugar como aquellos colonos que se independizaron de su majestad británica para expandirse sobre los territorios vecinos como resultado del New Covenant, pero sobre todo estamos hablando aquí de los canadienses, los australianos y neozelandeses, unos “colonizadores” que despojaron de sus tierras a diferentes pueblos originarios cometiendo verdaderos genocidios y etnocidios como parte de su tarea “civilizadora”. Su racismo y su etnocentrismo los llevó a exterminar en menos de un siglo a la totalidad de los nativos de la Isla de Tasmania, la más austral del conglomerado territorial australiano, en el que de manera simultánea, ejecutaron la reducción a su mínima expresión a los aborígenes australianos, a los que despojaron de sus hijos por considerarlos menos que seres humanos, a lo largo de muchas décadas, durante las cuales los convirtieron en parias desarraigados, y los hicieron objeto de la explotación doméstica y aculturación más brutales, un hecho que ocurrió entre los años 1910 y 1970. Tal y como se nos muestra en la película australiana de hace unos veinte años intitulada RABBIT PROFF FENCE, en la que se nos muestra la odisea y la tragedia de dos niñas australianas arrancadas a su madre, las que se fugaron y caminaron de sur a norte dos mil kilómetros, siguiendo la famosa cerca a prueba de conejos, de tal manera que atravesaron a lo ancho todo el territorio continental casi en línea recta, hasta alcanzar el reencuentro con su madre. Se trata de un relato de una antropóloga, nieta de una de las protagonistas de esos hechos, ocurridos en 1930.

El admirado Canadá, todavía súbdito de su majestad británica y miembro de la Commonwealth o Comunidad Británica de Naciones, siguió la misma política que los australianos anglosajones, con el involucramiento de los francocanadienses católicos en contra de los pueblos originarios amerindios e inuits o esquimales, quienes sufrieron no sólo el despojo de sus hijos con la complicidad y participación activas de la Iglesia Católica en esos actos criminales: se han encontrado cientos de cadáveres en los orfanatorios o presuntas escuelas, lo que ha provocado la indignación y la justa protesta de los pueblos originarios.

Tal y como lo denunció Pierre Beaucage de la Universidad de Montreal: “En mayo de 2021, el descubrimiento de un cementerio clandestino, con cientos de tumbas anónimas, en los terrenos de un antiguo internado indígena en Columbia Británica, fue un choque para la opinión pública canadiense. Hubo que reexaminar unas páginas negras de la historia del país: entre 1880 y 1996, unos 150 mil niños indígenas fueron sacados de sus familias y comunidades y colocados en internados bajo la autoridad de la Iglesia católica (70%) o de Iglesias protestantes (30%). El objetivo explícito era borrar toda huella de sus idiomas y de sus culturas para que se asimilaran a la cultura canadiense. Esta política tuvo resultados desastrosos tanto a nivel psicosocial como físico. Miles murieron de mala alimentación y por falta de atención médica adecuada. Además, un gran número fueron víctimas de sacerdotes pedófilos. El silencio sobre este drama fue roto por la Comisión Real sobre los Pueblos Indígenas (CRPA) cuyas audiencias duraron de 1991 hasta 1996. El gobierno federal canadiense fue condenado por los tribunales a pagar importantes indemnizaciones, que nunca compensarán por los daños causados a generaciones de niños y a los pueblos indígenas de Canadá. Estos daños caben dentro de la definición de genocidio adoptada por la ONU.”

En el caso de Nueva Zelanda, si bien los anglosajones fracasaron en el intento de aniquilar a los maoríes descendientes de los polinesios, los que habitaron esas islas durante muchos siglos, a pesar de sus reiterados intentos iniciales y la persistente aculturación que no ha cesado nunca, causando el aniquilamiento de la mayor parte de las tradiciones de este pueblo.

Estos mismos anglosajones que formaron parte de esos pueblos trasplantados, en los casos de Australia y del Canadá, de los que nos hablaba Darcy Ribeiro en su mencionada obra, fueron una excelente carne de cañón para los afanes imperiales de la Gran Bretaña durante la primera y la segunda guerra mundiales. Conviene recordar, al respecto, aquella película Gallipoli, una playa rocosa en la Turquía europea del entonces Imperio Otomano, en la que dejaron sus sueños y sus vidas muchos jóvenes australianos respondiendo al llamado guerrero de su majestad británica. En estos tiempos en que vemos a los gobernantes de la Casa Blanca de Washington impulsando guerras, limpiezas étnicas y toda clase de odios, siempre cercando a otros países con bases militares y armas de destrucción masiva, en cualquier latitud del planeta, conviene reflexionar sobre la patológica naturaleza belicista de estas gentes, la que nos tiene al borde la Tercera Guerra Mundial.

En medio de la escena surrealista, ¿dónde quedó la razón? Segunda parte

Segunda parte

Rogelio Cedeño Castro, sociólogo y escritor costarricense

No tenemos fundamento alguno para pensar que en nuestro (¿de verdad es nuestro?) mundo se haya instalado el reino de la razón, y mucho menos en estos inicios de la tercera década del siglo XXI, con independencia de que, a lo mejor el tan mencionado reino al parecer definitivo, sobre todo a conveniencia de determinados actores sociales interesados, no pasó de ser una entelequia o un mito más de esos que son tan propios del despliegue de la existencia de nuestra especie, el que en este caso ha venido siendo proclamado desde los tiempos de la filosofía de la Ilustración francesa y alemana del siglo XVIII, cuando el filósofo de Königsberg, Inmanuel Kant (1724-1804), proclamó la llegada a la madurez del ser humano y su emancipación, la que hoy aparece sumida en una profunda crisis (Gilberto Lopes, dixit) al no poder responder a los grandes desafíos de nuestro tiempo.

El sonido de las armas, las operaciones efectivas de combate, la destrucción y la muerte violenta, además de la sistemática y dosificada mentira, con su indisimulada limpieza étnica contra una población rusófona en el Dombass ucraniano, las que dan lugar a la censura y las acusaciones recíprocas que, en ciertos momentos, originan una especie de oscurecimiento de la razón, de la capacidad misma de razonar como especie e incluso siquiera como individuos. De manera interesada, digna del lenguaje orwelliano, tal como sucedió con algunos personajes en aquella Animal Farm (George Orwell REBELIÓN EN LA GRANJA 1944), donde de repente los cerdos “revolucionarios” descubrieron y decidieron que había unos animales más iguales que otros, se mantiene ahora un calculado silencio sobre aquellos conflictos armados en los que los muertos no arrojan réditos importantes a los interesados, a lo mejor ni siquiera son dignos de ser considerados como seres humanos: Es por eso que los muertos de Ucrania son más iguales que los de Yemen o Somalia, no importa si para muchas gentes que se apresuran a emitir juicios de valor sin fundamento, y en medio de un océano de ignorancia, acerca de estos hechos de los que no tenemos certidumbre, que por lo general tampoco saben donde están ubicadas geográficamente esas naciones o esas gentes que perecen o hacen morir a otros bajo el fuego “enemigo” o “amigo”, como también en tanto un resultado de la mentira sistemática, la que viene a ser una especie de segunda muerte de las víctimas ante la imposibilidad de establecer la extensión real única (Georges Gurvitch,dixit), dicho de otra manera lo que de verdad ocurrió o está ocurriendo, algo que ya sabemos nunca podrá ser alcanzado ni siquiera cuando concluyan las operaciones efectivas de combate.

Se pretende que aceptemos una sola versión acerca de la naturaleza de un conflicto bélico fabricado por los medios occidentales y hecho a la medida de los intereses de Washington y la Casa Blanca, cuyos consejeros militares y algunos think thank, cercanos a esos centros de poder, apostaron hace tiempo a que la construcción sólida de un edificio de la seguridad europea los haría perder influencia en esa parte del mundo. A medida que vemos la guerra económica contra Rusia, esa que pagaremos todos nosotros, la escena se va tornando cada vez más surrealista, dado que la emocionalidad y la propaganda occidental han ocupado el lugar, al parecer preponderante, que debió haberle correspondido a la razón, a la paz, y a un sentido cabal de humanidad solidaria.

En esta escena surrealista del nuevo siglo, donde los componentes de ella, en especial los individuos y algunos colectivos, dan lugar una combinación de disparatadas acciones, y supuestos que carecen de todo fundamento racional, el que además ni siquiera les interesa o les resulta irrelevante, tal como en aquella obra cinematográfica de Buñuel y Dalí, intitulada “L´Âge d`or” exhibida en una pequeña sala, el estudio 28 de París, en sólo cinco funciones, durante noviembre y diciembre de 1930, además de prohibida en la Francia de las libertades(no me hagan reír) a lo largo de cincuenta años, después de haber sido atacada la exhibición y los espectadores a golpes de garrote, por parte de grupos de choque nacionalistas y ultraconservadores de la derecha católica francesa, proclive al fascismo y formados por esas gentes misóginas y antijudías que dicen defender la familia y la tradición, como parte de esa tendencia que se manifestó, en toda su crudeza, durante el régimen de Vichy, que fue colaboracionista y cómplice con los crímenes y la ocupación nazifascista de Francia, por parte de la Alemania nazi, durante la Segunda Guerra Mundial. No había entonces lugar para la razón, esa tendencia se ha mantenido y sigue creciendo, buena parte de la prensa francesa de entonces se unió al coro reaccionario, y a las demandas de censura o prohibición hacia las expresiones estéticas del naciente surrealismo, el que por muy diversas razones mantiene su vigencia.

Los autores del guión del intrincado y desafiante film “L`Age d`or”, cuando el cine sonoro empezaba a desplazar al mudo, son descritos por René Micha en los siguientes términos: “Il se trouve de surcroît que le filme est l`oeuvre de deux hommes qui ne se rencontrent que par miracle. Le seul réel qu `il acceptent en commun c`est le réel absolu, la poésie. Mais Dali ne songe qu`a «systématiser la confusion » et à contribuer au discrédit total du monde de la réalité», tandis que Buñuel fait profession de réalisme…;il ajoutera toutefois que le surréalisme lui a fait voir autrement la réalité…·( HOMMAGE À ANDRÉ BRETON La nouvelle Revue Française Nº 72 1er avril 1967).

Esa expresión estética y apasionada que busca percibir la realidad a través del amor y la poesía, más allá de la hipócrita institucionalidad burguesa, eclesial y militar se torna escandalosa y demasiado rebelde, incluso entre quienes la enfrentan desde el campo marxista de la llamada lucha de clases, en el que algunos de sus representantes se ha apresurado a condenar a uno de los bandos en esta nueva guerra, fabricada para el beneficio de los especuladores financieros y los fabricantes de armas, esos que ya están obteniendo cuantiosas ganancias, en medio de las cada vez más difusas fronteras entre lo real y lo irreal.

¡De los muertos, líbranos la Memoria!

Vladimir de la Cruz

El impacto mundial del Coronavirus COVID-19 es innegable. Asusta por su facilidad de expansión, por la letalidad que causa, que no es tan alta hasta ahora comparada históricamente, por los niveles de contaminación que provoca, por el desconocimiento que se tiene del virus que incita esta pandemia, por los sectores sociales que principalmente afecta, pero especialmente porque ha impactado la economía local, de los países afectados, y los encadenamientos mundiales y redes comerciales, de la economía global, sobre todo porque la vamos viviendo, en su expansión y alcance geográfico, en tiempo real, de modo casi tangible para todas la personas.

De hecho, a mi modo de ver, no es tanto el número de muertes que va estimulando lo que horroriza, es la forma de no controlar esas muertes y la forma sorpresiva como se manifiestan, y el temor de contraerla y no poder superarla. Es porque ha generado una toma de conciencia sobre la muerte inmediata, existente, que no controlamos, que puede alcanzarnos.

Las muertes se pueden ir vigilando, como se viene haciendo en muchos países, con acatamiento por parte de la población de las directrices generales que se dan por la Organización Mundial de la Salud, y por las instituciones y funcionarios responsables en cada país, en ese sentido.

Lo que no se ha podido detener es el crecimiento de la curva de contagios, calculados a uno por diez, que hace colapsar las instituciones sanitarias y hospitalarias existentes, que a su vez facilitan el crecimiento del número de muertos y la falta, a nivel mundial, de los instrumentos, y medios médicos, para atender a los contagiados y enfermos sujetos de internamiento y de atención en las Unidades de Cuidados Intensivos.

Los grandes países, como potencias militares que algunos son, pilares de la economía mundial que también dominan, son los que más gritos de alarma dan. Es como si a ellos se les hubiera atacado, con armas incontrolables, invisibles, imprevisibles en su manifestación, en la imposibilidad de dar respuesta inmediata, y al contrario, en un ataque, movido por el virus, que hasta hoy golpea los sensibles mecanismos y motores de la economía mundial, los medios de transporte mundial, especialmente aéreos, las redes de abastecimiento, de producción, por la parálisis que ha generado en infinidad de industrias, comercios, servicios, trabajos en general, en el turismo mundial y local de los distintos países, por la desviación de recursos, no pensados ni programados, para atender de manera inmediata la pandemia, y por ver cómo se frena y detiene, porque han puesto en evidencia las malas y deficientes estructuras sanitarias, de salud pública y de seguridad social que muchos países tienen, incluidos y de manera obscena y escandalosa los grandes países capitalistas, algunos de ellos presentados permanentemente como modelos de sistemas de vida. Lo que más alarma, parece ser, no es las muertes de los seres humanos, sino la posible muerte de la economía, de los sistemas y redes económicas, resultado de una guerra no convencional, con un “enemigo” hasta ahora bastante invisible, de movimiento rápidos, actuando como si fuera una guerrilla en combate… por aquí, por allá… por todos lados…

En algunos momentos, en Estados Unidos, y a nivel mundial, el impacto de la presencia del Coronavirus se comparó con el impacto que tuvo, en muertes, el atentado a las Torres Gemelas en New York, con poco menos de 3000 muertos, para dramatizar la situación, de un microorganismo que se había originado en Asia y que llegaba a la costa este de los Estados Unidos. Eso ha quedado corto en los propios Estados Unidos. En la Torres Gemelas “la guerra” le había llegado a Estados Unidos en su territorio. Los Estados Unidos siguió haciendo guerras en otros territorios, en otros países, en otros continentes y regiones…mientras no se metieran con ellos en su casa. Estados Unidos siguió matando y exterminando… seres humanos, ciudades, infraestructura de distinta naturaleza, destruyendo las economías locales donde hace sus guerras…

Hasta hoy, a nivel mundial, el número de muertos por el Coronavirus es más bajo que el total de las muertes que produjo el lanzamiento de las Bombas Atómicas en Hiroshima y Nagazaki, por parte de los Estados Unidos, el 6 y 9 de agosto de 1945, donde murieron casi 250.000 personas, que marcó de nueva manera, desde entonces, la Historia Mundial. Allí fue una muerte focalizada, en dos ciudades, decidida por el gobierno de Estados Unidos, y su presidente Harry S. Truman, cuando era innecesario, en ese momento de la II Guerra Mundial, haber hecho aquel genocidio y acto criminal.

Si de muertos se trata, la I Guerra Mundial, desde 1914 hasta 1919, provocó de 10 a 30 millones entre civiles y militares. En la II Guerra Mundial, desde 1939 hasta 1945, fueron entre 50 y 60 millones de fallecidos…Solo en la Unión Soviética casi 30 millones.

En la antigüedad, en las tres Guerras Púnicas, desde el año 264 AC hasta el 146 AC, se calcula que murió casi un millón de personas. Los romanos entre el año 400 AC y el 500 DC perdieron casi un millón de hombres en los campos de batalla. En las guerras judeo romanas, a principios de la era cristiana, se estima que murió más de un millón de personas. En las Cruzadas cristianas, entre el año 1091 y el 1291, se calcula que hubo 5 millones de muertos. En la Conquista española y europea, de América, se calcula que entre 1492 y 1572 murieron más de 60 millones de indígenas como resultado de la guerra de conquista, de las torturas, los trabajos forzados, por la represión en general, ¡ah!, y, también, por la presencia de bacterias, con el tifus, y de virus, con el sarampión y la viruela.

Recientemente, en los últimos 100 años, por citar otras, resultado de las guerras imperialistas y colonialistas, así como las guerras civiles y las de Liberación Nacional de esos imperios coloniales, murieron muchas personas.

En la Guerra Civil Española se produjo un millón de muertos entre 1936 y 1939, en la Guerra de Corea entre 1950 y 1953, murieron 4 millones, en la guerra de Liberación de Argelia, entre 1954 y1962, a manos de los franceses hubo más de un millón de muertos, la criminal guerra de Vietnam, desatada desde 1957 hasta 1975, provocó casi 7 millones de muertos, con menos 100.000 norteamericanos, sin contar la Guerra de Indochina de los franceses, desde 1946 hasta 1954, con medio millón de fallecidos. En Vietnam los Estados Unidos usó armas químicas, que ya se habían inventado desde la I Guerra Mundial.

La guerra de Biafra, entre 1967 y 1970 produjo casi 3 millones de muertos, y una hambruna poblacional que asustó al mundo. El impacto de la hambruna que puede desatarse cuando se vean bien los resultados del impacto del Coronavirus va a ser similar, y quizá más grande, por el desempleo mundial que ha ocasionado.

La guerra civil en Angola produjo, entre 1975 y el 2003, alrededor de un millón de personas fallecidas, la guerra civil de Mozambique, entre 1977 y 1992, generó un millón de muertes, en la guerra civil de Afganistán, desde 1979 hasta hoy, han fallecido más de 2 millones de personas, la Segunda Guerra del Congo provocó entre 1998 y el 2003, casi 6 millones de muertos, en Irak, la guerra impuesta por Estados Unidos, desde el 2003 hasta el 2011, ha generado más de un millón de muertos, la Segunda Guerra Civil de Sudán, entre 1983 y el 2005, provocó alrededor de 2 millones de muertos. Así se podrían señalar por millares de muertos los conflictos en Ruanda, Etiopía, Eritrea, Darfur, Uganda, Liberia, Sierra Leona, Rodesia, Tanzania…

Casi todas estas guerras se ubicaron también en el rango de “limpieza étnica”, concepto más actual, con el que ha operado Trump, en la práctica, en los Estados Unidos, para no mitigar el impacto que le está ocasionando el Coronavirus en su país.

La Conquista de México y del Imperio Inca se hizo con 30 millones de indígenas muertos, y hay quienes afirman que fueron 50 millones. La Guerra de Independencia de los Estados Unidos, 1775-1783, provocó 110.000 muertos y el famoso Ku Klux Klan solo entre 1868 y 1871, produjo 20.000 afroamericanos muertos. En Cuba, la Guerra de los Diez Años, 1868-1878, y la Independencia de Cuba, 1895-1895, provocaron casi 600.000 muertos, incluidos 50.000 españoles.

La Independencia de México generó entre 1810 y 1821, cerca de un millón de muertos, la Revolución Mexicana desde 1910 hasta 1920 provocó 3.500.000 de muertos, la Guerra de los Mil Días, a finales del siglo XIX, en Colombia, tuvo casi 200.000 muertos.

Las guerras en Centroamérica, a finales del siglo XX, también han tenido sus cifras…Guatemala más de 100 mil muertos, El Salvador cerca de los 100 mil muertos…

Estas guerras han tenido también por resultado grandes movilizaciones de desplazados y de procesos migratorios hacia otras regiones, países y continentes, como vemos constantemente de África hacia Europa, y de África hacia Estados Unidos en la ruta latinoamericana… y de Centroamérica hacia Estados Unidos…

El Coronavirus COVID-19 no ha gestado, hasta ahora, ningún proceso migratorio, ni interno en los países, ni hacia fuera de los países. Ha hecho que se cierren fronteras y se establezcan censuras migratorias para evitar la propagación posible de infectados, de contagiados, especialmente los asintomáticos.

La Pandemia del Coronavirus COVID-19 se me parece a la Bomba de Electrones, que también llamaron Bomba N, que inventó Estados Unidos, a finales de la década de 1970, que como arma nuclear tiene, teóricamente así es, aunque dichosamente no se ha aplicado, un gran efecto devastador porque elimina los seres humanos sin tocar las estructuras físicas, sin destruir edificios o sin provocarles daños profundos. A las personas y seres vivos las puede aniquilar dentro de los edificios, automóviles, e incluso instalaciones blindadas. Se ensayó en el Estado de Nevada en 1963. El Presidente Jimmy Carter aplazó su desarrolló en 1978, y Ronald Reagan activó su producción en 1981.

Esta bomba se desarrolló sobre el estudio de las series de electrones que se encuentran en las membranas plasmáticas, interna mitocondriales y tilacoidales de las bacterias, que producen compuestos energéticos que usamos los seres humanos. Esta Bomba forma parte de las armas nucleares, las más poderosas que se han desarrollado en el mundo. Por ello también los países que forman el Club de los miembros de países atómicos tratan de impedir que surjan otros países o Estados con esa capacidad de producción de armas nucleares. El impacto de la onda expansiva que genera la Bomba N es 7 veces superior a las Bombas de Hidrógeno.

El Coronavirus COVID-19 no toca las estructuras físicas, construidas por el hombre, pero mata a los hombres silenciosamente, con efecto devastador, casi sin control alguno. Por eso es que la economía mundial se ha paralizado. La estructura física allí está, lo que se ha sacado de ella es a los trabajadores, y a las personas, desde niños hasta ancianos, de todos los campos y áreas productivas y económicas. Curiosamente se evidencia que sin trabajadores no hay economía en funcionamiento…

Las Bombas de Hiroshima y Nagazaki destruyeron el 90% de los edificios y construcciones de las ciudades donde cayeron las bombas. En un minuto había una ciudad y un instante después había desaparecido… Así fue.

Las bombas nucleares, la Bomba N, las armas de destrucción masivas son creadas por los hombres en laboratorios. El Coronavirus no es una creación humana. Esta es la gran diferencia. No se originó en un laboratorio. No es un arma biológica ni fue resultado de ensayo de esta naturaleza. Tampoco fue esparcido, con ese propósito, como se ha dicho contra la República Popular China, por otras potencias económicas y políticas mundiales, guerreristas que también estudian cómo desarrollar este tipo de armas.

La Organización Mundial de la Salud ha sido clara de que el virus del COVID-19 no fue introducido intencionalmente, en productos exóticos, en un mercado de la Ciudad de Wuhan, ni fue resultado de la bioingeniería, y que desde allí se propagó al resto del mundo.

Es el Gobierno de los Estados Unidos, y su Presidente Trump, quienes han sostenido esta tesis conspirativa contra la República Popular China, por la guerra política, diplomática y económica comercial que tienen los Estados Unidos con esa potencia asiática, tratando de sacar ventaja económica de esta situación, lo que no ha podido.

Solo en el 2018, según la revista norteamericana “Journal of Virology”, en el sur de China se habían descubierto 89 nuevos coronavirus procedentes de los murciélagos, en investigaciones en las que había participado la USAID y el Instituto Nacional de Salud de los Estados Unidos.

Solo el Departamento de Defensa de los Estados Unidos tiene más de 400 laboratorios en diversas partes del mundo, especialmente en las fronteras de los antiguos países socialistas, estudiando y analizando la bioseguridad, porque Rusia sigue siendo el enemigo de los Estados Unidos, después de la disolución de la Unión Soviética.

Los gastos del Pentágono entre 1990 y el 2018 ascendieron a 100.000 millones de dólares en estudios de armas biológicas, desde hace más de 40 años, donde han venido tratando de modificar genéticamente los virus para aprovecharlos como armas biológicas.

Muchas enfermedades hoy se transmiten por virus, independientemente de su agente transmisor, como la gripe, el cólera, que según la Organización Mundial de la Salud, mata 100.000 personas al año, el dengue hemorrágico, el Ébola, el paludismo o malaria, que solo en el 2016 afectó a 126 millones de personas, en 91 países, el sarampión, que mató, en el 2016, a 90.000 personas en todo el mundo, y que produce universalmente alrededor de 390 millones de contagios o infecciones, la fiebre amarilla, el VIH-SIDA, la tuberculosis que mata 2 millones de personas al año.

En el mundo actual, como parte de las guerras modernas, se usan bacterias, virus, esporas como la del Antrax, para desarrollar lo que se llaman las guerras bacteriológicas y guerras agroterroristas, aprovechando para ello aerosoles, animales, insectos, pulgas, ratas, mosquitos, moscas, infectando ríos, aguas en general, alimentos, de persona a persona, depositando cadáveres en pozos de agua como hizo William Walker, cuando huía, en la guerra nacional en Nicaragua en abril de 1856, para provocar el cólera.

Desde la I Guerra Mundial se utilizaron armas químicas y gases asfixiantes, vesicantes, invalidantes, y lacrimógenos. Después se desarrollaron gases neurotóxicos y las armas bacteriológicas, como el uso de la botulina, con efectos similares a la Bomba N, que mata personas dejando intactas las edificaciones físicas.

Durante la II Guerra Mundial se hicieron experimentos en humanos prisioneros, por los nazis y japoneses, para desarrollar armas bacteriológicas.

En la guerra de Vietnam los Estados Unidos usó desfoliantes como el “agente naranja” y los “herbicidas arco iris”.

Como parte de estas armas biológicas están el carbunco, el ébola, la brucelosis, el tifus, la fiebre amarilla, la viruela, así como muchas toxinas.

Hay armas biológicas y herbicidas anti agrícolas para destruir cultivos, desfoliar vegetación, como las usaron en Malasia, Vietnam y en Cuba. La roya del trigo, del arroz y del café, ¿quién puede asegurar que no se introdujo como armas en países para entorpecer sus producciones agrícolas, disputando mercados mundiales o regionales? Igual con el ganado de distintas especies, vacas, puercos afectados con la peste bovina o la fiebre porcina, con lo que también se eliminan recursos animales.

La muerte, en números millonarios de personas, no nos han sido indiferentes, han existido. Somos los humanos los que hemos sido indiferentes hacia esas muertes resultado de las guerras mientras no nos afecten, mientras se lleven allá… en una localidad remota, allende de nuestras fronteras y nuestra comodidad.

El terror con que se ve y se aprecia el Coronavirus, por su inmediatez e impacto sorpresivo, acaso no es igual al que sufren millares de personas, hoy en el mundo, por las guerras regionales que se impulsan por las grandes potencias, y que viven esos pueblos, disputándose estas potencias las áreas de materias primas estratégicas, las regiones geopolíticas, los mercados de colocación de productos y las áreas de mano de obra barata.

El mismo esfuerzo internacional que hoy se trata de hacer y de coordinar para enfrentar el Coronavirus, deberíamos mantenerlo para acabar, de una vez por todas, con las guerras neoimperialistas, neocolonialistas, que siguen existiendo.

Hay guerras de las que no cultivamos la memoria de sus muertos y de las que nos hacen perder su memoria. Mientras no las olvidemos las recordamos.

La guerra contra el Coronavirus no nos ha hecho perder la memoria de su presencia, de su amenaza. Tampoco nos ha hecho perder la memoria de esas otras muertes, algunas muy presentes y no tan lejanas.

¡Mantengamos en alto la memoria de todas las guerras para la preservación del género Humano!

Imagen: https://pgmysgm.blogspot.com/2019/09/la-primera-guerra-mundial-fecha-28-de.html

La guerra del Coronavirus y sus daños colaterales

Vladimir de la Cruz

El impacto de la Pandemia del Coronavirus COVID-19 es de tal magnitud, por su alcance y trascendencia internacional, que ha roto, ha quebrado, todo el orden de las relaciones internacionales en todos los sentidos. Ha afectado obviamente las relaciones comerciales, productivas, de los procesos de encadenamiento económico a nivel internacional y a nivel local de cada uno de los países afectados.

Ha afectado áreas productivas, mercados internacionales de producción y abastecimientos de partes para la industria en general, ha afectado mercados de mano de obra barata en todos los continentes, ha afectado los mercados de colocación de mercaderías, estimulando, en cierta forma, todavía a escala reducida, los mercados internos de producción y de abastecimientos. Su impacto social, aún no evaluable, es el de llegar a causar mayor pobreza general y de mayor pobreza extrema en todos los países, junto el hambre, “hambrunas”, para grandes masas de personas, quizá sin que hayamos superado el impacto de la presencia del COVID-19.

El mundo del transporte aéreo, terrestre y marítimo se desplomó, por los controles de la expansión del Coronavirus que se han impuesto. La industria y la actividad turística, en todas partes del mundo, ha caído, con expectativa negativa para los próximos 18 meses por lo menos, y la economía de encadenamientos sujeta a ella ha sufrido igual impacto.

Las pequeñas empresas productivas, la MIPYMES y PYMES en general, son las más golpeadas, las empresas de venta y consumo de comidas, de servicios han cerrado estrepitosamente, creando un mayor impacto en las economías nacionales cuando estas pequeñas empresas son mayoritarias, y mayoritariamente empleadoras, en las actividades económicas de cada país, que con poca o baja contratación de personal, son también las que mantienen la mayor cantidad de empleo nacional, y en la situación actual conducen, por sus cierres, a que los índices de desempleo real aumenten de modo preocupante, agravando la situación social, de vida, de trabajo, de hambre real y de tensiones sociales y políticas que ello pueda producir.

El COVID-19 ha afectado el mundo del trabajo provocando cierres de empresas, despido de empleados, rebajo de jornadas de trabajo, nuevas formas laborales intensivas como el tele trabajo, el trabajo parcial con reducción de jornadas, y rebajo consecuente de salarios y beneficios sociales, desempleo total y desempleo parcial, con pérdida y reducción de salarios y sus beneficios sociales, ha afectado la capacidad de pago de obligaciones de trabajadores, de pequeños, medianos y algunos grandes empresarios. Los sindicatos mismos van a sufrir este impacto en su afiliación real, en sus cuotas de pago sindicales, así como en su actividad organizativa, y hasta en sus luchas.

Ha afectado los vínculos diplomáticos alterando las relaciones de países fronterizos por los cierres de fronteras, impuestos de cada lado, para mitigar, con el control de los procesos migratorios y de desplazamiento de nacionales y extranjeros, la posibilidad de expansión y contagio del Coronavirus. Ha cuestionado internacionalmente a aquellos gobernantes que no se han sometido a los parámetros de la Organización Mundial de la Salud para atender la pandemia, e irresponsablemente, en sus países, han sido laxos frente al avance del Coronavirus, con las repercusiones internacionales que eso tiene.

El Coronavirus ha surgido como una fuerza de combate en guerra en todos los países, contra todas las personas, sin que estuvieran preparados para ella.

El Coronavirus se ha desarrollado como un movimiento guerrillero, apareciendo por aquí y por allá, y simultáneamente en todos los países, como si fueran diferentes frentes de combate, donde no se le puede enfrentar en el campo militar. De allí, por ahora su fuerza, por su capacidad sorpresiva de aparición provocando daños directos y daños colaterales en cada país y sociedad, por el temor que desata su existencia. En unos países impacta más que en otros, pero nadie está exento de sufrir su presencia ni daños colaterales. Y dentro de los países hay regiones más afectadas que otras.

Por ahora es una guerra que está comenzando, con un enemigo que se le conoce, que se la ha logrado identificar, el COVID-19, pero que no se tiene capacidad de controlarlo, y no se sabe aún con certeza cuando podrá acabársele y de qué modo se hará, porque su manera de combatir es silenciosa, sorpresiva, universal, y en muchos casos precisa y fulminante.

Uno de los efectos más dramáticos que ha provocado es que no se ha logrado una acción internacional contra el Coronavirus.

El único campo internacional que opera es el de la ciencia médica y epidemiológica, donde se hacen esfuerzos de coordinación día a día, para ir analizando los movimientos y comportamientos del Coronavirus, como sus posibilidades de mutación, para buscar, en el campo de la ciencia, los mecanismos y armas para detenerlo y controlarlo. Si es por una vacuna, se ha dicho, es un proceso que puede durar por lo menos hasta dos años, de allí que lo más claro es que el Coronavirus ha llegado para quedarse y tengamos que aprender a vivir con él, como vivimos con un montón de bacterias, virus y microorganismos, que siguen causando muertes, y por miles, muchos de los cuales hoy los controlamos y disminuimos sus muertos con vacunas.

El Coronavirus ha declarado, en cierta forma, una guerra contra toda la Humanidad. La guerra en que nos ha metido el Coronavirus no ha terminado. Los efectos devastadores de esta guerra todavía no los conocemos en toda su dimensión.

En el campo científico es una Guerra Total, que ha obligado a que todos los países muevan sus recursos y fuerzas, hasta donde se pueda, para destruir su capacidad contagiosa y de expansión. Como Guerra Total supone la subordinación de la política, no a la guerra como es la idea clásica militar, sino a la Ciencia, lo que no ha hecho el gobierno de Trump, y algunos otros, y que sí se hace en la mayoría de los países. Aquí, en Costa Rica, el Gobierno ha hecho muy bien de poner al frente, día a día, de esta batalla, incluso por el manejo de las Conferencias de Prensa diarias, al Ministro de Salud y al Presidente de la Caja Costarricense del Seguro Social. Hasta hoy el discurso oficial, en Costa Rica, descansa sobre todas las cosas en la ciencia para combatir el Coronavirus.

Importante papel puede llegar a jugar el Instituto Clodomiro Picado, de la Universidad de Costa Rica.

Por ahora el COVID-19 asusta por las muertes y contagios en todos los países, y atemoriza por el daño causado a la economía mundial, que es el daño colateral impuesto por este Coronavirus.

En las guerras modernas, y recientes, especialmente después de 1990, desde la Guerra del Golfo Pérsico, se habla de los daños colaterales, aquellos causados que están fuera de los objetivos militares a destruir, que son las víctimas civiles, particularmente, y así se justifican por quienes provocan estos daños colaterales, en estas guerras, generalmente por resultado de los bombardeos.

Se habla de daño colateral de aquel causado sin intención, de manera accidental, o por repercusión sin haberlo deseado, pero como resultado de una operación militar. En la sucia guerra de Vietnam los Estados Unidos usó este término para referirse al asesinato de civiles y la destrucción de sus propiedades.

Los daños colaterales militarmente se han extendido a las construcciones, hasta hospitalarias y diplomáticas, como ha sucedido, así como a los equipos y el personal, que puede ser afectado, en una operación militar, de fuerzas amigas de los atacantes. El daño colateral no quiere decir sin intención, aunque los ejércitos tratan de darle ese contenido conceptual. Es el daño adicional, subordinado, secundario, que resulta de una acción militar. Es el acto que puede resultar consciente, si es una ventaja táctica militar, en donde al destruir un objetivo deben eliminarse civiles e inocentes, o destruir instalaciones que no son objetivos militares.

El Coronavirus como agente militar, como arma de guerra, directamente ataca personas. El Coronavirus, en sus daños colaterales, afecta toda la economía, las fábricas, el transporte en todas sus manifestaciones, ciudades y pueblos completos, las refinerías lo que ha hecho caer el precio y la producción diaria de petróleo mundial. Afecta la salud emocional de las personas, sobre todo por los encierros obligados, las “cuarentenas” y restricciones de usos sociales, de comportamientos y de relaciones sociales que ha impuesto.

La autonomía de desplazamiento del Coronavirus en su ataque es demasiado amplia, llega donde tenga oportunidad de llegar, atacar y ocasionar el daño directo y el colateral respectivo. El Coronavirus por blanco estratégico tiene a los seres humanos. Eso está claro, de allí la necesidad de su protección.

En curso de la II Guerra Mundial, al mediar la década de 1940, las potencias aliadas impulsaron tres organismos de carácter mundial, en perspectiva del mundo que surgiría después de esa horrorosa guerra, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, ambos en 1944, como resultado del Tratado de Breton Woods, y las Naciones Unidas, en octubre de 1945.

Al terminar la II Guerra Mundial el mundo había cambiado. Derrotado el nazifascismo surgió de manera poderosa un Sistema Mundial de países socialistas, que hizo cambiar el escenario de las relaciones internacionales. El mundo se enfrascó en una división internacional de Socialismo versus Capitalismo y de un escenario militar, la Guerra Fría.

El resultado práctico inmediato por parte de los Estados Unidos fue impulsar en la Europa capitalista existente el Plan Marshall, con el propósito de meter 12.000 millones de dólares, de esa época, para la reconstrucción europea, y presentar la Europa capitalista como una vitrina frente a la Europa socialista que también estaba surgiendo. Ello produjo en el campo militar, luego, el desarrollo de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, por un lado y del Pacto de Varsovia por otro, para mantener los equilibrios militares en ese continente.

En América Latina el Plan Clayton, entre 1946 y 1947, se propuso igual propósito para contribuir a desarrollar la economía de la región, especialmente en el sector agrario o campesino, y frenar o neutralizar en el continente los movimientos insurgentes que estaban dándose. Para la parte militar en América Latina se impuso el Plan Truman. En 1948 se impulsó militarmente el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca, con la OEA de fondo y de soporte.

Después del Coronavirus el mundo va a ser otro. Frente al Coronavirus no se impulsan organizaciones de este tipo ni políticas de esta naturaleza, de carácter colectivo. Lo más cercano a ello es el apoyo a la Organización Mundial de la Salud, la abanderada internacional en la lucha contra el Coronavirus, y sus organismos regionales, como la Organización Panamericana de la Salud, hoy sin el apoyo económico del gobierno norteamericano, y del Presidente Trump, que ha anunciado quitarle los fondos económicos que le daban, acusándola de estar plegada, en esta situación pandémica, a los intereses de la República Popular China.

Igualmente, esos organismos, son hoy objeto de atención, y de llegada, para apoyar gobiernos y países con préstamos y políticas económico-financieras para enfrentar el Coronavirus en sus impactos financieros internos.

En el momento actual debe operar la política realista, de la diplomacia y de las acciones concretas y prácticas para atender la pandemia, cuando no hay un Gobierno mundial, ni hay un “ejército mundial” en capacidad de combatir el Coronavirus, que debe enfrentarse en cada país con las fuerzas médico-científicas que se tienen, y con las estructuras de salud pública y de seguridad social que cada país tiene y ha desarrollado históricamente.

El Coronavirus ha alterado en la práctica el equilibrio de poderes existentes en el mundo actual, ha debilitado a las grandes potencias, las ha alejado de sus propias relaciones, les ha debilitado sus carreras armamentistas para enfrentar al enemigo no tan invisible del Coronavirus. La “paz” internacional, exceptuando las guerras locales o regionales aún existentes, que han pasado a guerras de baja intensidad momentáneamente, también se ha alterado.

Para Trump la situación internacional es grave por el impacto que ella tiene al interior de los Estados Unidos en su elección de noviembre de este año. La torpeza con que ha actuado lo ha alejado del liderazgo internacional que los Estados Unidos ha significado, pero le ha debilitado su liderazgo interno, a nivel nacional y regional con sus propios Estados y sus autoridades locales, los gobernadores.

Pareciera que Trump siguiendo a Maquiavelo quisiera usar el mal para tratar de lograr el bien. Por ello engaña, hace trampa, mal informa, se enfrenta a la ciencia de su propio país, intriga contra quien se le oponga, enfrenta y limita la acción de los medios de información y de prensa, obliga a su Partido Republicano y a sus dirigentes a seguirle ciegamente, amenaza desarrollar los super poderes que se le permiten al Poder Ejecutivo en Estados Unidos, expulsa migrantes detenidos enfermos de coronavirus a sus países de origen, con el propósito de que enfermen en sus países de origen, como está haciendo con guatemaltecos repatriados.

Para Trump, como yo lo veo, el Coronavirus se le ha presentado como un elemento de limpieza étnica mundial, y en los propios Estados Unidos, por las personas que son afectadas mayoritariamente.

En la línea de enfrentamiento al Coronavirus el realismo político descansa en las decisiones racionales, científicas y médicas, que puedan tomarse e impulsarse para frenarlo, detenerlo y saberlo combatir y para superar, en el mayor corto plazo posible, los efectos colaterales que está provocando, especialmente en el plano de las economías nacionales, y en la reconstrucción de las redes de la economía mundial.

El interés nacional es lo que resalta en los países frente al Coronavirus. En Estados Unidos Trump ha sido muy claro “América Primero”. No son casuales sus políticas públicas internas y sus planteamientos internacionales en torno a cómo enfrentar y combatir el Coronavirus. Se trata de su supervivencia y su propia seguridad, no la del planeta. Por eso niega las políticas internaciones de ataque y confrontación al Coronavirus.

Con el Coronavirus no tenemos en el escenario internacional un país agresivo, una potencia amenazante de otros países, o de todos, por su carácter pandémico. Trump está tratando de pintar a la República Popular China, como esta amenaza, por el origen del Coronavirus, en la ciudad de Wuham, y para ver a este país como el agente agresivo internacional. Es parte de su estrategia geopolítica mundial frente al impacto que tiene la República Popular China en la economía mundial, y la disputa que tiene Estados Unidos en ese escenario para no ser desplazado.

El problema fundamental para Trump es que en la lucha contra el Coronavirus todos los Estados del mundo tienen igualdad de enfrentamiento, y no quieren ser derrotados por el Coronavirus.

El Coronavirus no nos ha metido en el mundo de Tomas Hobbes, el de la lucha, o de guerra, de todos contra todos. Al contrario, nos ha impuesto la tarea de enfrentarlo como una sola fuerza. La diversidad de países, y de posiciones políticas de cada uno de ellos, tiene que conducir a políticas unitarias de acción internacional. Este es el reto que nos impone la pandemia.

La estructura internacional de las Naciones Unidas, y sus organismos internacionales, nos da la posibilidad de actuar cooperativamente en nombre de toda la Humanidad.

Estamos ante un interés público, hoy un interés común, de toda la sociedad, de todas las sociedades existentes, por la defensa del bienestar, la felicidad y la satisfacción de las necesidades básicas de todos los seres humanos.

Enviado a SURCOS por el autor.

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