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Etiqueta: Marginación y Negligencia hacia las Personas Adultas Mayores

Respeto para las personas adultas mayores – 15 de junio conmemoraciones nacional y mundial

15 de junio:
Día Mundial de la Toma de Conciencia contra el Abuso y Maltrato en la Vejez.
Día Nacional contra el Abuso, Maltrato, Marginación y Negligencia hacia las Personas Adultas Mayores.

Dr. Fernando Morales Martínez
Médico Geriatra y Gerontólogo
Decano Facultad de Medicina
Universidad de Costa Rica

Hoy 15 de junio, Día Mundial de la Toma de Conciencia contra el Abuso y Maltrato en la Vejez y el Día Nacional contra el Abuso, Maltrato, Marginación y Negligencia hacia las Personas Adultas Mayores, que se constituye en un tema relevante, debido a la significativa proporción de personas de 65 años y más, que representan un 13,63% de la población costarricense (ENAHO, 2022), al respecto deseo exponer esta reflexión.

Hace 48 años en la revista médica British Medical Journal, se publicó un artículo del Dr. Burston que lo tituló “Maltratando a la abuelita” (Granny batterig), llamando la atención al mundo científico del abuso hacia los mayores por parte de los familiares.

En 1995, en el Hospital Nacional de Geriatría y Gerontología fundamos el Comité de Estudio Integral del Adulto Mayor Agredido y Abandonado (CEINAA), con el fin de llevar a cabo un abordaje interdisciplinario para fortalecer el diagnóstico y tratamiento de las personas adultas mayores en condiciones de abuso y abandono e identificar las características correspondientes con el fin de establecer lineamientos de atención.

En 1999, en nuestro país se publica la Ley Integral para la Persona Adulta Mayor, en donde se propone garantizar la protección jurídica y psicosocial de la población adulta mayor afectada por el abuso físico, psicológico, patrimonial, sexual o por negligencia, por medio de la aplicación de las medidas de protección y procedimientos establecidas en Ley Contra la Violencia Doméstica.

En mayo de 2012, Costa Rica se sumó a los países de América Latina y el Caribe quienes, reunidos en la tercera Conferencia regional intergubernamental sobre envejecimiento en San José, adoptamos la Carta de San José sobre los Derechos de las Personas Mayores de América Latina y el Caribe. Nuestro compromiso consistió en no escatimar esfuerzos para promover y proteger los derechos humanos y las libertades fundamentales de todas las personas adultas mayores, así como la férrea e inclaudicable voluntad de trabajar en la erradicación de todas las formas de discriminación y violencia, y de crear redes de protección de las personas de edad para hacer efectivos sus derechos.

El 15 de junio de 2015, los Estados miembros de la Organización de los Estados Americanos (OEA), aprobaron la Convención Interamericana sobre la Protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores y Costa Rica fue uno de los 5 Estados que de inmediato firmaron su texto, junto a los gobiernos de Uruguay, Argentina, Brasil y Chile.

Hay que recordar que Costa Rica ratificó la Convención Interamericana sobre la Protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores, mediante la Ley No. 9394 del 8 de setiembre de 2016 y el Decreto Ejecutivo No. 39973 del 12 de octubre de 2016. Con lo cual, desde el año 2016, el país cuenta con un marco de referencia vinculante de derechos humanos específicos para las personas adultas mayores.

Estas y otras normativas como la Ley que penaliza el abandono de las personas adultas mayores, así como la jurisprudencia de la Sala Constitucional conforman el marco jurídico de protección a las personas adultas mayores en nuestro país.

Como lo señala la Convención Interamericana sobre la Protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores, la persona adulta mayor tiene derecho a vivir una vida sin ningún tipo de violencia y maltrato. A su vez, define la violencia contra la persona adulta mayor como cualquier acción o conducta que cause muerte, daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico a la persona adulta mayor, tanto en el ámbito público como en el privado.

En esta definición se comprende, entre otros, los distintos tipos de abuso, incluso el financiero y patrimonial, y maltrato físico, sexual, psicológico, explotación laboral, la expulsión de su comunidad y toda forma de abandono o negligencia que tenga lugar dentro o fuera del ámbito familiar o unidad doméstica o que sea perpetrado o tolerado por el Estado o sus agentes dondequiera que ocurra.

El maltrato hacia las personas adultas mayores es un problema social grave y actual, sin importar el nivel económico o educativo de quien lo ejerza o padezca. Las personas adultas mayores suelen ser víctimas de malos tratos y abusos por parte de sus familiares, vecinos, entidades públicas y privadas. Esta situación repercute en su salud, calidad de vida y en el reconocimiento y respeto a sus derechos humanos y libertades fundamentales.

Los factores de riesgo son múltiples en especial para aquellas personas adultas mayores que están en vulnerabilidad, enfermedad crónica irreversible, no cuentan con familiares o parientes y están en total abandono.

La realidad es que el abuso, maltrato, abandono y la negligencia hacia las personas adultas mayores está presente en nuestra sociedad y cada año se acrecienta más, agravada en los últimos años como resultado de las consecuencias de la pandemia por la COVID-19.

Desafortunadamente los datos que evidencian esta problemática de violencia en las personas adultas mayores no son tan precisos y los que se muestran están lejos de la realidad, lo que no permite tomar decisiones y acciones oportunas en la protección de sus derechos mediante respuestas ante las múltiples necesidades de esta población.

Esta es una situación creciente que debemos poner atención con medidas correctivas oportunas porque alcanza todos los extractos de la sociedad.

El objetivo es que se contemple una nueva visión del envejecimiento, de tal manera que se promueva la inclusión de las personas adultas mayores en la sociedad, se ofrezcan bienes y servicios de calidad y de manera especial, se dé cuenta de su contribución al desarrollo.

Quiero invitarlos a construir una cultura de protección a la integridad y dignidad de las personas adultas mayores con el fin de lograr el reconocimiento de sus derechos humanos, su empoderamiento y, por supuesto, estimular e incrementar sus capacidades para defenderse ante situaciones abusivas. Hoy son ellos, pero mañana puede ser cualquiera de nosotros que se encuentre en esta espiral de violencia y se vea perjudicado.

UCR, Voz experta: La educación como herramienta transformadora en la lucha contra el edadismo, abusos y malos tratos hacia la población adulta mayor

Sofía Segura Cano, coordinadora del Programa Institucional para la Persona Adulta y Adulta Mayor (PIAM) y docente de la Escuela de Medicina. Foto: Anel Kenjekeeva. UCR.

15 de junio: Día Nacional contra el Abuso, Maltrato, Marginación y Negligencia hacia las Personas Adultas Mayores

En esta misma fecha se conmemora el Día Mundial de Toma de Conciencia del Abuso y Maltrato en la Vejez

El 15 de junio se conmemora el Día Mundial de Toma de Conciencia del Abuso y Maltrato en la Vejez y Día Nacional contra el Abuso, Maltrato, Marginación y Negligencia hacia las Personas Adultas Mayores, como un llamado de atención a los Estados y sociedades por la defensa de los derechos de las personas mayores y el goce de sus libertades fundamentales. Al respecto, en esta fecha es pertinente reflexionar sobre conceptos que, lastimosamente, no se encuentran alejados de nuestra realidad: abandono, maltrato, negligencia y discriminación; los cuales pueden conllevar a situaciones de abuso económico, social, psicológico, sexual y patrimonial, según sea el caso. De acuerdo con el II Estado de Situación de la Persona Adulta Mayor en Costa Rica (II Espam), publicado por la Universidad de Costa Rica y el Consejo Nacional de la Persona Adulta Mayor (Conapam), dos de cada cinco personas mayores de 65 años han percibido ser víctimas de violencia y una de cada diez reporta haber sufrido discriminación.

En este sentido, se torna necesario discutir acerca del edadismo, definido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como los estereotipos (cómo pensamos), los prejuicios (cómo sentimos) y la discriminación (cómo actuamos) hacia otras personas o hacia sí mismo, por razones de edad. Ciertamente, la definición no es exclusiva para personas de edad avanzada, sin embargo, son las más afectadas y estas conductas pueden conducir a otras como las citadas en el párrafo anterior. Cabe destacar que este fenómeno se puede presentar a nivel institucional, interpersonal o autoinfligido. De acuerdo con el Informe Mundial de Edadismo, publicado por la OMS (2021), una de cada dos personas es edadista hacia las personas mayores. Por tanto, es necesario observar, analizar y recapacitar acerca de su origen y, sobre todo, identificar cuáles medidas se pueden implementar en procura de la defensa de los derechos humanos, independientemente de las condiciones personales, económicas, sociales o culturales.

El citado informe destaca tres estrategias para reducir el edadismo: desarrollo y cumplimiento de políticas y legislación, intervenciones educativas e intervenciones de contacto intergeneracional. En el país, la normativa se ha ido desarrollando durante las últimas décadas y ha estado acompañada de acciones estatales y de otras instancias para la defensa de los derechos de las personas mayores, con el fin de promover su bienestar en la sociedad. Se destacan como ejemplos de estas instancias el Conapam, los Consultorios Jurídicos de la Universidad de Costa Rica y la Asociación Gerontológica Costarricense, entre otros.

En cuanto a la segunda estrategia, el II Espam igualmente señala las tareas pendientes en relación con la educación para el envejecimiento e indica que persiste una imagen negativa asociada a la vejez, la cual es más marcada para las mujeres. Asimismo, señala que estos imaginarios son construidos desde la niñez. Por esto, el país debe trabajar por reforzar la educación como fuerza transformadora de la sociedad, con un enfoque integrador, que permita conceptualizar al envejecimiento como un proceso que transcurre a lo largo de todo el curso de la vida. También es necesario que se incorpore a las distintas generaciones en un diálogo sobre la dignidad y el respeto de cada etapa. De esta manera se logrará cumplir también con la tercera estrategia de manera sinérgica.

La educación para el envejecimiento debe ser una educación para la vida y no debe circunscribirse en la comprensión de los procesos biológicos, debe trascender hacia el reconocimiento del individuo y de la colectividad, reconociendo en cada persona y en cada etapa su valor y responsabilidad para, de esta manera, construir relaciones reales basadas en el respeto, sin caer tampoco en visiones idealizadas, que son igualmente lesivas para el entorno. Para esto, es necesario trabajar desde la infancia y retomar los aprendizajes de quienes ya se encuentran en otras edades, en aras de deconstruir y reconstruir la sociedad que merecemos.

El Programa Institucional para la Persona Adulta y Adulta Mayor (PIAM) ha trabajado en iniciativas y proyectos socioeducativos dirigidos a personas mayores de 50 años desde 1986, esto le ha dado la oportunidad y el privilegio de defender el aprendizaje a lo largo de la vida, generar espacios para el conocimiento y el reconocimiento de sus participantes, favorecer el intercambio intergeneracional desde un ámbito académico y compartir con actores sociales en el desarrollo de los conceptos de vejez y envejecimiento desde una visión más práctica y cotidiana. Debido a esto, desde el programa exhortamos a generar más espacios de aprendizaje de, para, por y con personas mayores, que incorporen a distintas generaciones, como medida para combatir el edadismo y ayudar a construir sociedades más justas, inclusivas y dignas.

 

Sofía Segura Cano
Coordinadora del Programa Institucional para la Persona Adulta y Adulta Mayor y docente de la Escuela de Medicina, UCR