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Etiqueta: Martin Luther King

Martin L. King: fe y política

Los días 15 de enero de cada año, específicamente el tercer lunes de enero, celebramos el nacimiento del reverendo Martin Luther King Jr., que es aproximadamente la fecha de su nacimiento, 15 de enero 1929. No olvidemos que este pastor-profeta fue vilmente asesinado en Memphis-EEUU, el 4 de abril de 1968.

Recordemos que, las batallas de King, comenzaron contra la segregación racial en autobuses, escuelas e instituciones públicas. Cuando Rosa Parks se negó a cederle su puesto a una persona blanca, como indicaba la ley, en diciembre de 1955, King organizó un boicot al sistema de autobuses de la ciudad de Montgomery que duró más de un año y que terminó en el veredicto de la Corte Suprema de eliminar la separación racial en los buses públicos.

La cúspide mediática de King, vendría el 28 de agosto de 1963, con la marcha hacia Washington, que reunió a más de 250.000 personas frente al Capitolio, donde emitió su más recordado discurso.  “I have a Dream”.  El año siguiente el movimiento recolectó recompensas aún mayores, con la firma del Acta de los Derechos Civiles por el presidente Johnson y la entrega del Premio Nobel de la Paz a Martin Luther King.

A continuación, vamos a hacer una apretada síntesis de su legado, a partir de varios escritores: Luís G. Collazo, Abelardo Díaz Alfaro, Carmelo Álvarez, Víctor Rey Riquelme, Frei Betto.

  • Una firme oposición a la discriminación racial y a las prácticas segregacionistas.
  • Su compromiso con las luchas por los derechos civiles, en contra de la carrera armamentista, el militarismo y la cultura bélica de los EEUU.
  • Denunció y problematizó el llamado «sueño americano», criticando las contradicciones y deficiencias éticas y morales, de las que tal sueño adolecía y adolece. Para King, ese proyecto nacional, enmarcado en el concepto de progreso de la modernidad, solo favorecía a un sector privilegiado y justificaba una cultura marcada por la violencia y un dualismo sumamente hipócrita.
  • El camino de la paz debe ir de la mano de dos aspectos fundamentales: la defensa de los derechos humanos y la valoración profunda de la integridad de la creación. Constituye una opción legítimamente ética, para enfrentar la idolatrización de la guerra con el poder moral de la solidaridad y la justicia, como acertadamente afirmaban los profetas, señala King.
  • Un compromiso de King fue, por la justicia y su lucha existencial, por ser consecuente en la ruta hacia su entrega total por la liberación plena de su pueblo afroamericano.
  • Los ángulos más proféticos de King son: su visión revolucionaria, resaltando su identificación con los pobres, su oposición a la guerra de Vietnam, y su lucha contra un imperialismo global creciente, que muchas veces ha querido ser domesticado o silenciado, incluso resaltando su postura no violenta, con un pacifismo inofensivo, que nunca fue la postura de este valeroso y militante promotor de la justicia del Reinado de Dios.
  • Lo que más destaca en el accionar de King, fue su actitud en relación con la desobediencia civil. Esta característica tiene que ver con su ejecución de forma consciente, pública, pacífica y no violenta, manteniendo una actitud de protesta contra la autoridad con el fin de rectificar los errores que esta hubiera cometido, a juicio de quienes protestan.
  • El objetivo de la desobediencia civil es, “crear una situación de crisis generalizada que abra inevitablemente la puerta a las negociaciones”. Así pudo resumir Martin Luther King su testamento de acción sociopolítica: encarar pacíficamente un contexto en el cual, a pesar de los elementos en contra, la movilización pueda desestabilizar el panorama hasta llegar a un punto de ebullición, pero sin permitirle estallar gracias al liderazgo y a las convicciones compartidas.
  • En fin, King se comprometió en lo que él mismo denominó “la acción directa” desde su estrategia de la no violencia activa, para combatir la violencia institucional y sistémica contra la población afroamericana, en particular, y todos los sectores empobrecidos y marginados de la ciudad, en general. Su muy conocida y famosa frase, “la injusticia en cualquier parte que se cometa, constituye una amenaza para la Justicia en todas partes” está en el corazón de su motivación.
  • Para finalizar, uno de los legados mayores de King fue, el camino del discipulado que conduce al martirio. Su testimonio de vida entregada es el mejor legado.

Sin duda alguna, en este encogido resumen, está presente lo que queremos destacar de King, una vinculación estrecha entre su fe y su accionar político, y en el cual no hay ninguna contradicción. Realmente, esta es una de las posiciones teológicas de la Iglesia Metodista Wesleyana Costarricense (IMWC).

En este sentido, es significativo lo que señala la Hermandad Obrera de Acción Católica, de la Diócesis de Alcalá de Henares, España La concepción de la política para un cristiano/a es mucho más que un juego de partidos y de ejercicio del poder. Todo lo que les ocurre a nuestros hermanos/as debe importarnos tanto como si fuera a nosotros/as mismos/as: los que sufren por estar desempleados/as y son expulsados/as de sus casas; los que perecen ahogados/as en una barca en pleno mar; los que viven en una familia rota; los que padecen enfermedades; los que sufren y mueren en las guerras o en la miseria; los que sufren violencia por su propia pareja; los que son rechazados/as por ser diferentes; los que no tienen acceso a la educación o la salud dignas.

Ante todo, esto no podemos mirar para otro lado, y la respuesta que se nos pide es el amor, ejercido en su dimensión de amor político. Esta tiene tres elementos: descubrir qué les pasa a las personas (ojos abiertos a la realidad); entender por qué les pasa (pensar, analizar y orar); actuar en consecuencia (con las personas y por medio de instituciones). Que fue lo que llevó a cabo King, en toda su vida de entrega a los demás, sin importar las consecuencias.

También, lo señala muy bien, la relación entre fe y política, el teólogo y escritor Frei Beto:

La fe y la política tienen, en última instancia, el mismo objetivo de crear una sociedad en la que todos vivamos con iguales derechos y oportunidades y sin contradicciones de clase. Si bien es cierto que las dos se proponen perfeccionar nuestra convivencia social, también pueden servir para dominar, como la fe de los fariseos o la política de los opresores.

La fe es un acto mediante el cual el ser humano se coloca ante el misterio de Dios. La política es la herramienta para la construcción de la sociedad de justicia y libertad. Se guía por algo que no es propio de la fe, como las estrategias de realización del bien común.

La vivencia de la fe es necesariamente política. Se vive la fe en una comunidad políticamente ubicada. Cuando la comunidad religiosa afirma, que solo se ocupa de la religión, no sabe lo que dice o miente para encubrir con la fe sus intereses políticos reales. Toda comunidad religiosa aparentemente apolítica no hace, sino, favorecer la política dominante, aunque sea injusta.

Fe y política son instancias diferentes que se complementan en la práctica de la vida. La fe exige participación en una comunidad religiosa para ser cultivada. La política exige participación en las demandas populares y conocimiento de los problemas sociales para ser consecuente.

Finalmente, la vida de King, es el mejor ejemplo de su participación con su fe y en el escenario político.

En conclusión, Martin L. King, es un referente para nosotros y nosotras hoy, para nuestras iglesias, para cada persona militante en su fe, para las comunidades. Seamos consecuentes con la prédica evangélica de Jesús de Palestina. 

14 de enero 2024

Martin Luther King, Jr. y su lucha a favor de los afrodescendientes

CARTA PASTORAL IMWC

«Nosotros venceremos». Dr. Martin Luther King, Jr.

Con motivo del aniversario del nacimiento del Dr. Martin Luther King, Jr. (15-1-1929) y el Día Mundial de la Cultura Africana y de los Afrodescendientes, la Iglesia Metodista Wesleyana Costarricense, IMWC, desea destacar la figura de este insigne pastor negro defensor de los derechos de los afroamericanos, celebrar su vida y su legado declarándonos en contra del racismo, la pobreza y el imperialismo. 

Aunque el nombre del Dr. King es conocido en todo el mundo, muchos no saben que nació como Michael King, Jr. en Atlanta, Georgia, el 15 de enero de 1929. Su padre, Michael King, era pastor de la Iglesia Bautista Ebenezer, de Atlanta. Durante un viaje a Alemania, King padre, quedó tan impresionado por la historia del líder de la Reforma Protestante, Martín Lutero, que no solo cambió su propio nombre, sino también el de Michael, de 5 años.

Martin Luther King, Jr. estudió Teología en la Universidad de Boston. Desde joven, tomó conciencia de la situación de la segregación social y racial en que vivían los afrodescendientes de su país y, en especial, los de los estados sureños. Convertido en pastor baptista en 1954, se hizo cargo de una iglesia en la ciudad de Montgomery, Alabama.

Parte de su legado, lo podemos resumir con los siguientes enunciados (en negrita):

Lucha por el cambio mediante la protesta no violenta. Inspirado en el líder de la india, Mahatma Gandhi, el Dr. King se refería a menudo hacia ese tipo de lucha como: «La luz que guía nuestra técnica de cambio social no violento».

Así, King adaptó y desarrolló el concepto de Gandhi de la no violencia, que supo aplicar de forma creativa en una serie de campañas antisegregacionistas que le convirtieron en el líder más prestigioso del movimiento americano de los derechos civiles.  También, le valió la concesión, en 1964, del premio Nobel de la Paz, con apenas 35 años, y su posterior asesinato a manos de un racista fanático en 1968.

La acción no violenta de King movilizó a una porción creciente de la comunidad afroamericana hasta culminar en el verano de 1963, en la histórica marcha sobre Washington que congregó a 250.000 manifestantes. Allí, al pie del Lincoln Memorial, Martin Luther King pronunció el más célebre y conmovedor de sus espléndidos discursos, conocido por la fórmula que encabezaba la visión de un mundo justo.

I Have a Dream (Yo tengo un sueño). Parte de este discurso-mensaje, reza así: «Hace cien años, un gran americano, bajo cuya sombra simbólica nos encontramos hoy, firmó la Proclamación de la Emancipación. Este trascendental decreto apareció como un gran fanal de esperanza para millones de esclavos que habían sido marcados con el fuego de una flagrante injusticia. Llegó como el amanecer jubiloso de la larga noche de su cautividad. Pero cien años después, la América de color sigue sin ser libre».

Este sermón es considerado una obra maestra de la oratoria; en él, Martin Luther King eleva a la condición de ideal la simple materialización de la igualdad: «Sueño que mis cuatro hijos pequeños vivirán algún día en una nación donde no se les juzgará por el color de su piel, sino por las cualidades de su carácter». Valioso tanto como por la condensada expresión de sus principios, como por su impresionante altura emotiva, este discurso mantiene su vigencia y sigue conmoviendo más de medio siglo después.

Otro celebre discurso de King, titulado La hora de romper el silencio, es más combativo y, por eso mismo, está silenciado por la historia oficial. Esta alocución fue pronunciada en Riverside Church, New York City, el 4 de abril de 1967. En este caso, King presentaba una versión más revolucionaria de la que muchos estadounidenses están dispuestos a recordar, realizando duras críticas a la guerra de Vietnam y a las desigualdades económicas y sociales del país.

Para la memoria oficial el discurso La hora de romper el silencio, resulta bastante incómodo, ya que en esta predica King mostraba su versión más subversiva, la que le costó la vida. En él, el Dr. King hablaba en nombre de los “pobres del mundo” y confrontaba a los grandes poderes instituidos cuestionando: «¿Qué piensan los campesinos cuando nos aliamos con los terratenientes y nos rehusamos a poner en práctica nuestras palabras acerca de la reforma agrícola?». El discurso estaba a tono con el King que planeaba la «Campaña de los pobres», una ocupación en Washington para protestar en contra de las desemejanzas económicas y sociales en Estados Unidos y en el mundo. El propio MLK reconocía que este discurso y las nuevas demandas incorporadas a la lucha por los derechos civiles generaban consternación en la población afrodescendiente.

A su vez, en esta predica, el pastor bautista les señala a los estadounidenses cuán distantes estaban de los “principios divinos”. Incluso va más allá y reivindica a un Jesucristo revolucionario y tolerante con distintas ideologías, exhortando: «¿Podría ser que ellos no saben que la buena nueva de Jesús era para todos los hombres? Comunista y capitalista, para sus hijos y los nuestros, al negro y al blanco, ¿para los revolucionarios y conservadores?… Entonces, ¿qué puedo decir para el Vietcong o Castro o Mao como un fiel ministro de Jesús? ¿Los amenazo con la muerte o tengo que compartir con ellos mi vida?».

En relación con la guerra en Vietnam, King también cuestiona en este mismo discurso la guerra de Vietnam y sus supuestas causas, alegando que es fácil darse cuenta de «que ninguna de las cosas por las que decimos estar peleando está realmente involucrada». También califica como “cruel ironía” el hecho de ver a blancos y negros luchando una guerra para defender a una nación «que ha sido incapaz de sentarlos juntos en las mismas escuelas». El moralismo estadounidense nunca fue tan expuesto como en La hora de romper el silencio. Esta versión de King, desoída y olvidada, responde a una memoria filtrada del pueblo afroamericano. 

La oposición del Dr. King a la guerra de Vietnam se convirtió en una parte importante de su imagen pública. El 4 de abril de 1967 (exactamente un año antes de su muerte) pronunció un discurso titulado Más allá de Vietnam, en la ciudad de Nueva York. En ese discurso, propuso el cese de los bombardeos en Vietnam. El Dr. King también sugirió que Estados Unidos declarara una tregua con el objetivo de lograr conversaciones de paz y que se fijara una fecha de retirada.

Con relación a su idea sobre la justicia económica y social, el Dr. King se vio impulsado a centrarse en la justicia social y económica en Estados Unidos. Había viajado a Memphis, Tennessee, a principios de abril de 1968, para ayudar a organizar una huelga de trabajadores sanitarios, y en la noche del 3 de abril pronunció el legendario discurso He estado en la cima de la montaña, en el que comparó la huelga con la larga lucha por la libertad humana y la batalla por la justicia económica, utilizando la parábola del buen samaritano del Nuevo Testamento para subrayar la necesidad de que la gente se involucre.

En fin, desde la IMWC resaltamos parte del legado histórico y combativo de Martin Luther King, Jr, como ejemplo para los jóvenes, como una utopía realizable y una visión de la igualdad y la justicia para todos y todas que continúa resonando hoy.

«Yo solo quiero hacer la voluntad de Dios y Él me ha dejado subir a la montaña y he mirado en torno a mí y he visto la tierra prometida». Martin Luther King, Jr.