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Etiqueta: medios masivos

Educación o Fascismo

La historia nos muestra que hay dos fuerzas en constante pugna: una que empodera a los individuos, promoviendo el pensamiento crítico y la libertad, y otra que los somete, utilizando el miedo y la ignorancia como herramientas de control. Esta dicotomía —entre educación y fascismo— no solo define los principios de una sociedad, sino que también determina su futuro. Hoy más que nunca, enfrentamos el desafío de decidir hacia cuál de estas fuerzas nos inclinaremos.

La Educación como Base de la Libertad

La educación ha sido siempre la clave para la emancipación humana. A lo largo de la historia, el acceso al conocimiento ha permitido a las personas liberar su pensamiento y cuestionar las estructuras de poder que las oprimen. Desde la antigua Grecia hasta los movimientos de liberación del siglo XX, la educación ha sido el arma de los oprimidos. Erik Fromm, en su libro El Miedo a la Libertad, señala que la libertad requiere de un acto consciente y que la ignorancia, alimentada por el miedo, es el obstáculo principal para alcanzar esa libertad (Fromm, 1941).

Una educación que promueva el pensamiento crítico no solo forma individuos con capacidad de reflexión y análisis, sino también ciudadanos activos que cuestionan el status quo y luchan por una sociedad más justa. Sin embargo, no basta con cualquier educación. Debe ser una educación crítica, que enseñe a pensar y no a obedecer ciegamente.

Ejemplos históricos como el movimiento de derechos civiles en Estados Unidos, liderado por figuras como Martin Luther King Jr., muestran cómo el acceso al conocimiento y la educación empoderó a millones para resistir la opresión sistémica (King, 1963). De igual manera, en América Latina, las dictaduras militares de los años 70 fueron desafiadas por movimientos estudiantiles que usaron la educación como un espacio para organizarse y luchar por la democracia.

El Fascismo: El Cultivo del Miedo y la Ignorancia

El fascismo, en contraste, se alimenta de la ignorancia. No necesita ciudadanos que piensen; necesita súbditos que obedezcan. La manipulación del miedo es su arma más poderosa. Desde los regímenes fascistas de Hitler y Mussolini, hasta las dictaduras modernas, el miedo ha sido utilizado para controlar, censurar y reprimir a las masas. El fascismo se sustenta en una estructura verticalista, donde el poder se concentra en unas pocas manos, y cualquier disidencia es castigada violentamente (Mudde & Kaltwasser, 2017).

El miedo, para los fascistas, no es una consecuencia indeseada, sino un objetivo buscado. Durante la pandemia de COVID-19, vimos cómo el miedo fue utilizado para incrementar las ganancias de empresas transnacionales y farmacéuticas, mientras la vida de millones quedaba relegada a un segundo plano (Baker et al., 2020). En este contexto, la ignorancia y la desinformación se volvieron herramientas clave. La manipulación mediática y la difusión de teorías de conspiración generaron un ambiente de confusión y polarización que favorecía a quienes buscaban el control total.

La Manipulación de la Educación por el Fascismo

Un aspecto clave del fascismo es su capacidad para controlar y manipular la educación. Regímenes autoritarios han transformado los sistemas educativos en herramientas de adoctrinamiento, eliminando cualquier posibilidad de pensamiento crítico y distorsionando la historia. La censura de libros y el revisionismo histórico son comunes en estos contextos, donde solo se permite una visión única, la del régimen (Zerubavel, 1996).

En la actualidad, vemos casos donde la educación sigue siendo un campo de batalla ideológico, en el que se decide quién tiene derecho a la verdad. En algunos países, se distorsiona la historia en los currículos escolares para promover visiones autoritarias, y se eliminan discusiones sobre derechos humanos y justicia social, elementos fundamentales para una educación integral.

El Rol de los Medios y las Redes Sociales

La educación ya no se limita a las aulas. Los medios de comunicación y las redes sociales juegan un papel crucial en la forma en que las personas acceden a la información y desarrollan su percepción del mundo. Sin embargo, estas plataformas han sido fácilmente manipuladas por quienes buscan promover el miedo y la desinformación. Las fake news y las teorías de conspiración se han convertido en armas poderosas, que permiten a los regímenes autoritarios manipular la opinión pública y sembrar confusión (Allcott & Gentzkow, 2017).

Es crucial que la alfabetización mediática sea parte integral de la educación moderna. Las personas deben aprender a discernir entre información veraz y manipulada, a cuestionar las fuentes y a desarrollar un pensamiento crítico frente a lo que consumen. La lucha por la verdad es, hoy en día, una batalla que se libra en las redes sociales, donde la información falsa se propaga con mayor rapidez que la verdad.

La Resistencia a Través del Conocimiento

A pesar de los esfuerzos del fascismo por dominar la educación y controlar la información, siempre ha habido resistencia. Movimientos sociales, intelectuales y ciudadanos han utilizado el conocimiento como una forma de combatir la opresión. Durante las dictaduras en América Latina, profesores y estudiantes arriesgaron sus vidas para mantener espacios de pensamiento libre y crítico. En la Alemania nazi, muchos intelectuales y académicos se negaron a plegarse al régimen, a pesar de la persecución (Mosse, 1966).

El conocimiento, el acceso a la información y la educación son las armas más poderosas que tenemos para resistir al fascismo. No se trata solo de enseñar hechos y cifras, sino de enseñar a pensar, a cuestionar, a resistir.

Conclusión: Un Futuro en Juego

Hoy, más que nunca, nos enfrentamos a una decisión crucial: elegir entre una sociedad educada y crítica, o una sociedad sometida por el miedo y la ignorancia. El fascismo prospera cuando dejamos de cuestionar, cuando permitimos que el miedo controle nuestras vidas. La educación es la única vía para garantizar una ciudadanía libre, empoderada y capaz de defender sus derechos.

Como sociedad, debemos exigir una educación pública y de calidad, accesible para todos, que fomente el pensamiento crítico y no la obediencia ciega. Solo entonces podremos aspirar a un futuro donde el fascismo no tenga lugar, y la libertad sea un derecho y no un privilegio.

  • Allcott, H., & Gentzkow, M. (2017). Social Media and Fake News in the 2016 Election. Journal of Economic Perspectives, 31(2), 211-236.
  • Baker, R., et al. (2020). COVID-19: Impact on Business and Economic Activity. National Bureau of Economic Research.
  • Fromm, E. (1941). El Miedo a la Libertad. Nueva York: Farrar & Rinehart.
  • King, M. L. (1963). I Have a Dream. Speech delivered during the March on Washington for Jobs and Freedom.
  • Mudde, C., & Kaltwasser, C. R. (2017). Populism: A Very Short Introduction. Oxford University Press.
  • Mosse, G. L. (1966). Toward the Final Solution: A History of European Racism. Howard Fertig.
  • Zerubavel, E. (1996). Social Mindscapes: An Invitation to Cognitive Sociology. Harvard University Press.

Nota sobre la autoría: Este texto es una revisión de mis ideas sobre el papel de la educación y el fascismo, y ha sido elaborado a partir de una síntesis de diferentes fuentes y referencias. No es un trabajo original, sino una recopilación y análisis de conceptos existentes en la literatura sobre el tema. Juan Arguedas Chaverri.

Libertad de expresión: ¿Reliquia del pasado?

Luis Fernando Astorga Gatjens

Es un lugar común, desde hace mucho tiempo, afirmar que la primera víctima de las guerras es la verdad. Esto es válido en el conflicto entre Rusia y Ucrania, sólo que la verdad ha sido seriamente afectada mucho antes de que se iniciara esta guerra.

En un conflicto como éste, las dos partes involucradas van a mostrar su versión de los hechos, desautorizando a su contendiente. Se crea entonces una perspectiva maniquea, de blanco y negro, donde en forma recíproca, se reivindica que uno es el malo y el otro el bueno.

La Organización del Atlántico Norte (OTAN), Estados Unidos, la Unión Europea (UE) y Ucrania, tienen una versión de los hechos relacionados con la guerra que se desarrolla, lamentablemente, en este último país, diametralmente opuesta a la que expresa la Federación Rusa. Expresan esa visión a través de declaraciones oficiales y mediante lo que dicen sus líderes, de las que se hacen eco de inmediato los múltiples medios occidentales y la teleraña de redes sociales existente.

Acusan a Rusia y a su Presidente, Vladimir Putin de iniciar una guerra contra Ucrania en un afán de dominio político y de expansión, sin ofrecer el necesario contexto y antecedentes que ofrezcan una versión más objetiva sobre lo que realmente está sucediendo. Se trata de una acción diabólica de un país agresor, que nada tiene que ver con la geopolítica y los intereses económicos, políticos y militares, que tienen las potencias y los países. Tal es su perspectiva.

Sin embargo, en una muestra más de debilidad estratégica que de fortaleza, los gobiernos de la OTAN, encabezados por Estados Unidos, se han lanzado a la tarea de impedir a toda costa que se conozca la versión de Rusia sobre lo que está sucediendo. Han bloqueado utilizando todos los instrumentos a su alcance a medios como Russian Television (RT), Sputnik y otros medios rusos, para que no cuenten la versión de las causas de esta guerra e informen sobre lo que está sucediendo.

Los gigantes tecnólogicos se ha sumado en esta mega empresa de asegurar que solo haya una versión de los hechos. Con ello, se impide que las personas reciban las distintas perspectivas para poder hacerse una opinión de un conflicto cuyas ramificaciones ya se hacen sentir en todas partes. Por ahora, en el incremento de los derivados del petróleo y algunas materias primas, que están haciendo crepitar la tenue recuperación pandémica y post-pandémica, que se empezaba a vislumbrar.

Así que no solo la verdad ha sido víctima de esta guerra, sino la libertad de expresión. De esta manera, potencias y países que reivindican ser paladines de los derechos humanos, se desdicen en los hechos concretos y palmarios, al violar en forma flagrante la libertad de expresión en el mundo.

Lo más cercano a la verdad es que hay responsabilidades compartidas en esta guerra que tiñe de dolor y sangre a dos pueblos. Entonces, nos preguntamos: ¿Por qué no permitir que se profundice en las causas más profundas de este conflicto?

La mayor parte de los medios occidentales están informando, de una manera, más cercana a auténticas campañas que a la búsqueda de la objetividad, aún cuando sea tan difícil de alcanzar. A algunos medios no les importa ya publicar imágenes de videos de guerra, o de fotografías que no responden al hecho del que se informa. El fin justifica los medios: Se trata de propagar noticias falsas (“fake news”) que luego las redes sociales se encargan de magnificar sin freno.

Tal restricción o anulación de la libertad de expresión nos alcanza como país y ciudadanía, de distinta manera. Por un lado, porque la mayoría de medios informativos nacionales se encargan de ofrecer una sola versión de los acontecimientos y, más grave aún, cuando el canal gubernamental, el 13 saca del aire al telenoticiero RT.

Entonces un Estado que se dice defensor y promotor de los derechos humanos, de manera seguidista y acrítica, se suma a esta campaña internacional promovida por la OTAN y el gobierno de Joe Biden.

Aspiramos entonces a que estas posturas contradictorias con respecto a los derechos humanos y la libertad de expresión, sean corregidas por el gobierno; aunque no albergamos muchas esperanzas a raíz de las orientaciones políticas que han venido prevaleciendo en los últimos tiempos.

Por último, es nuestra esperanza que las negociaciones entre los gobiernos de Rusia y Ucrania, se desarrollen con la celeridad que el grave conflicto amerita y se llegue pronto a una salida constructiva y equilibrada para las dos partes, para el bien de los pueblos de ambos países y para la tranquilidad de todos los pueblos del mundo y, particularmente, para lo que aspiramos los ciudadanos –como yo—que luchan por un mundo justo y pacífico.

(7 de marzo, 2022)

EEUU, y su amor por las guerras

Lic. José A. Amesty R.

26-febrero 2022 

Ante innumerables artículos y reportajes sobre la situación que envuelve a Rusia, Ucrania, Alemania y la OTAN entre otros, plasmo algunas consideraciones en torno a este conflicto, que según algunos alcanzaría altura de guerra mundial, incluida la temible fase nuclear.

Primera premisa, según el investigador social de la Universidad de Stanford, Philip Zimbrado, en su texto llamado “El efecto Lucifer. El porqué de la maldad” 2012, la guerra necesita de alguien que la prepare y que la cocine, sin su inestimable impulso la guerra, sencillamente no sucede.

En este sentido, EEUU tiene años acumulando armas y preparando ejércitos. Años participando en operaciones militares en el exterior y adiestrando tropas en la guerra. Tiempos de gasto militar desmesurado. Temporadas de venta de armas a cualquier país ansioso por poseerlas. Anales participando de la descabellada estrategia de dominación-violencia de la OTAN y de servilismo a los intereses de EE. UU., bases militares incluidas. Años de constante intento de desprestigiar a los ejércitos y de hacer uso de ellos para cualquier situación que ocurra, desde un incendio a una catástrofe natural y desde una crisis sanitaria a los problemas territoriales. Tiempos de fomento de valores militaristas como el machismo, la obediencia ciega y acrítica, la falsa idea de seguridad militar, la polarización y la creación de enemigos y tantos otros. ¿No es esto preparar una guerra?

En palabras textuales de Zimbrado, ¿Qué hace falta para que los ciudadanos de una sociedad acaben odiando a los ciudadanos de otra hasta el punto de querer segregarlos, atormentarlos, incluso matarlos? Hace falta una “imaginación hostil”, una construcción psicológica implantada en las profundidades de la mente mediante una propaganda que transforma a los otros en el enemigo.

Segunda premisa, EEUU quien prepara la guerra, sabe de las debilidades para quien prepara la guerra. “Todo esto se hace con palabras e imágenes. El proceso se inicia creando una imagen estereotipada y deshumanizada del otro que nos presenta a ese otro como un ser despreciable, todopoderoso, diabólico, como un monstruo abstracto que constituye una amenaza radical para nuestras creencias y nuestros valores más preciados. Cuando se ha conseguido que el miedo cale en la opinión pública, la amenaza inminente de este enemigo hace que el razonable actúe de una manera irracional, que el independiente actúe con obediencia ciega y que el pacífico actúe como un guerrero. La difusión de la imagen visual de ese enemigo en carteles y en portadas de revistas, en la televisión, en el cine y en Internet, hace que esa imagen se fije en los recovecos de nuestro cerebro primitivo, el sistema límbico, donde residen las potentes emociones del miedo y el odio”.

Así, ¿no les suena la propaganda con la que nos están bombardeando, quien sabe, tal vez aspiran a alimentar una guerra en Ucrania, o tal vez solo a buscar oportunamente una mejor posición en el concierto de los que preparan las guerras?

Ante lo anterior, EEUU necesita de guerras con manos, brazos, piernas, y mentalidades para llevarse a cabo. Manos, piernas, brazos y corazones de quienes no queremos hacer la guerra. Esa guerra que deciden unos viejos que se conocen y se odian, pero no se matan, pero que hacen las masas de desdichados, que ni se conocen ni se odian y acaban matándose.

Estos brazos, piernas, manos y voces son, inequívocamente, los medios de comunicación de EEUU y sus aliados en Europa, Asia, América Latina y otros. Estos machacan una y otra vez, por lo menos, diez elementos de propaganda bélica para las guerras, o campañas pre bélicas, a saber:

  • Nosotros no queremos la guerra
  • El campo adversario es el único responsable de la guerra
  • El líder del campo adversario es diabólico
  • Defendemos una causa noble y no intereses particulares
  • El enemigo provoca deliberadamente atrocidades; si nosotros cometemos algún abuso, es involuntariamente
  • El enemigo utiliza armas no autorizadas
  • Nosotros sufrimos muy pocas pérdidas, las del enemigo son enormes
  • Los artistas y los intelectuales apoyan nuestra causa
  • Nuestra causa tiene un carácter sagrado
  • Los que ponen en duda nuestras afirmaciones son traidores.

No todos los “argumentos” se emplean a la vez, cada uno se usa en determinado momento.

Los cuatro primeros son los más habituales en la pre campaña, en la fase que estuvimos hace poco, y se leen continuamente en la prensa: “ni Ucrania ni Occidente quieren la guerra, es solo el autócrata Putin el que la desea, porque su mentalidad autoritaria y ambiciones expansionistas sin límite son su única brújula”.

Por ejemplo, el editorial de The Washington Post del 8 de enero sobre Ucrania empezaba así: “Un dictador brutal, después de llegar al poder sobre la base de teorías conspiratorias y promesas de restauración imperial, reconstruye su ejército. Empieza a amenazar con apoderarse del territorio de sus vecinos, culpa a las democracias de la crisis y exige que, para resolverla, deben reescribir las reglas de la política internacional (y redibujar el mapa) a su medida. Las democracias acceden a las conversaciones de paz, con la esperanza, como deben hacerlo, de evitar la guerra sin recompensar indebidamente la agresión”.

El editorial continuaba mostrando las similitudes entre Putin y Hitler, como hace años durante las Guerras del Golfo se hizo con Saddam Hussein. Es un recurso ilimitado de propaganda de guerra.

Así mismo, en un estudio sobre la posición de algunos de los principales periódicos de EE UU realizado por MintPress y recién publicado (MacLeod, 2022) se analizan más de 91 artículos publicados en The New York TimesThe Washington Post y The Wall Street Journal, encontrándose que alrededor del 90% de ellos muestra una posición dura respecto a Rusia y su presidente, y que prácticamente todos (87 de 91) muestran a Rusia como el agresor y no a EE UU o la OTAN. Y también son absolutamente partidarios del envío de tropas a Europa oriental (en 24 de 27 artículos que plantean la cuestión)”.

En fin, para EE UU, los medios hegemónicos y, en particular, para el complejo militar-industrial-cultural que en buena medida lo gobierna, es fundamental tener enemigos creados, manipulables y creíbles.    

Finalmente, se une a esta macabra novela de guerra imperial, la voz de un personaje sombrío, turbio, radical, funesto y violento en la crisis ucraniana. Victoria J. Nuland, Subsecretaria de Estado para Asuntos Políticos, en las negociaciones entre Washington y Moscú.

Una voz y unas manos diplomáticas de carrera, pero más que nada una lobista de las principales empresas productoras de armamentos de su país, entre las que se encuentran General Dynamics, Northrop Grumman y otras corporaciones.

No es un dato menor que esté casada con Robert Kagan, uno de los neoconservadores más duros y belicistas, y que juntos participen en una serie de organizaciones y tanques de pensamiento dedicados a exaltar el imprescindible supremacismo norteamericano en los asuntos mundiales. Ambos tienen una importante cuota de responsabilidad porque se cuentan entre quienes diseñaron los tremendos fracasos militares en Afganistán, Irak y Siria, entre otras aventuras bélicas.

En el 2013, Barack Obama la nombró Secretaria de Estado Adjunta para Asuntos Europeos y Euroasiáticos, cargo desde el cual promovió activamente las protestas de grupos nacionalistas y neonazis en contra del gobierno de Víktor Yanukóvich, a la sazón presidente democráticamente elegido de Ucrania y representante del Partido de las Regiones, opuesto a la asimilación de Ucrania por la Unión Europea y la OTAN.

No solo Nuland auspició el “golpe blando” (que culminó con numerosos sangrientos episodios) sino que, extralimitándose en sus atribuciones, participó personalmente en las manifestaciones que la extrema derecha escenificaba en la Plaza Maidan de Kiev a finales de diciembre del 2013.

La última perla de Nuland, quien cree en la “misión civilizadora” de EEUU y la “nación imprescindible”, días atrás declaró que, si se concretara la invasión rusa a Ucrania, el gasoducto “Nord-Stream 2” (destinado a transportar el gas de Rusia a Europa Occidental sin pasar por territorio ucraniano) no podrá comenzar a funcionar.

Si de algo podemos estar seguro es que, el protagonismo de este personaje, es una pésima noticia porque disminuirá las probabilidades de encontrar una salida diplomática a la actual crisis ucraniana.

No en balde nuestro título, EEUU como amante de guerras creadas por ellos y ellas, buscando mantener su status de guerrero imperial absoluto y vanagloriándose de tal “hazaña”.

De los equívocos, falsas percepciones y medias verdades

COLUMNA LIBERTARIOS Y LIBERTICIDAS (18)

Tercera época

Rogelio Cedeño Castro, sociólogo y escritor costarricense

Una parte considerable de lo que nosotros asumimos y aceptamos como un conjunto de verdades, al parecer incontrastables, no pasa de ser algo más que una colección de “verdades-mentiras” a medias, de equívocas percepciones nuestras interiorizadas o de terceros que persisten en el error, sin dejar por fuera las mentiras strictu sensu no necesariamente intencionales que terminamos aceptando, hace ya mucho tiempo sin razón aparente alguna. Lo peor de todo, es que muy poca gente se detiene siquiera por un instante a reflexionar sobre tan delicado asunto: una actitud que puede poner en riesgo nuestras vidas e integridad.

La invasión masiva de las tecnologías digitales ha empobrecido el ámbito cognitivo de los habitantes de la “aldea global” en que nos hemos convertido, esa entidad que anticipó el filósofo canadiense Marshall McLuhan, quien le dio ese calificativo durante la primera mitad del siglo anterior, aunque no es sino ahora cuando se la encuentra instalada y desplegada en todos sus alcances, dentro del escenario histórico del siglo XXI que avanza aceleradamente, y en cuya tercera década nos internamos, casi sin darnos cuenta. El desplazamiento de la lectura a profundidad (propia de los libros y publicaciones periódicas impresas) por las lecturas apresuradas y superficiales, tanto como de la asunción, casi como un artículo de fe, de todo o casi todo lo dicho, a partir o al lado de las imágenes filmadas transmitidas por los incontables medios electrónicos, algo que ha terminado por traernos problemas adicionales a los ya planteados líneas atrás, pues se ha venido intensificando, de muchas maneras, el tema de la confiabilidad de la información que recibimos y los serios problemas que nos plantea la elaboración de conocimiento, a partir de esos materiales informativos que literalmente nos asedian y que se introducen en nuestros hogares. Nuestra proclividad al error, o a la falsa percepción de determinados acontecimientos o hechos históricos u otros, se encargan de hacer lo suyo, lo que puede llevarnos a sumirnos en el error durante décadas o a lo largo de una existencia entera.

Los temas históricos y muchos otros, son tratados con suma ligereza e imprecisión en los medios masivos de (in)comunicación social, un hecho social que da lugar a que se conviertan en un componente esencial de ese universo o conjunto de verdades que no lo son tanto, sobre todo en la medida en que podamos investigar y tener acceso a una batería más amplia de fuentes de información.

El culto a la destructividad, como una especie de deidad sanguinaria a la que somos tan proclives los seres humanos, nos lleva a situar a las guerras y a los eventos bélicos de toda clase como un elemento central de nuestra vida social, como algo digno de admiración que recibe el más alto número de menciones en los medios masivos, pero a pesar de toda esta exaltación de la muerte violenta y de la destrucción en gran escala, también tendemos a confundir y a tergiversar las motivaciones de los protagonistas de un conflicto armado, asumiendo los relatos y narraciones folletinescas de primera mano, como si en realidad fueran la expresión de la verdad histórica, o siquiera un intento de aproximarse a ella. Podemos pasar una vida entera creyendo y repitiendo un relato falso de un hecho determinado, para encontrarnos con la sorpresa de que no ocurrió de la manera que habíamos pensado, ni tampoco las motivaciones de los protagonistas eran las que se repitieron hasta la saciedad durante décadas e incluso centurias.

El tema de las materias primas fue el que precipitó al Japón en la Segunda Guerra Mundial, al cerrarle los estadounidenses el acceso a las fuentes de hidrocarburos, verdadero talón de Aquiles del Imperio del Sol Naciente. La crisis noruega que desencadenó la invasión alemana de ese país, durante el mes de abril de 1940, tuvo como detonante una expedición francoinglesa para ocupar el puerto de Trondheim, en el norte de Noruega, esencial para el abastecimiento de hierro destinado a la industria alemana y supuso una fuerte confrontación entre ambos bandos, la que se saldó con la ocupación de ese país por la fuerzas de la Wehrmacht. Como un ejemplo de las percepciones erróneas que solemos asumir, recuerdo que en mi caso siempre pensé que el bombardeo germano del puerto holandés de Rotterdam, ejecutado en mayo de 1940, había supuesto un empleo a fondo de la aviación alemana (la Luftwaffe), cuando en realidad lo sucedido fue que “Cinco días después del inicio de la ofensiva, el 15 (de mayo de 1940), el ejército holandés capituló. La Luftwaffe recibió la noticia con veinte minutos de retraso y, aunque intentó detener el bombardeo sobre Rotterdam del kampfgeschwader 54-56° Grupo de Bombardeo- una de las formaciones no recibió la orden y descargó sus bombas sobre la ciudad, destruyéndola casi por completo. La táctica aérea de aniquilamiento de objetivos civiles, que los alemanes habían practicado por primera vez en la localidad de Gernika, durante la Guerra Civil Española, daba sus frutos” (Canales y Del Rey LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL página 95). Nos preguntamos entonces ¿qué habría pasado si ese bombardeo no hubiese sido el resultado de un error, de una orden no recibida a tiempo?

Para justificar sus crímenes el colonialismo europeo asentó en las conciencias de nuestros ancestros, para el caso de nuestra área continental, y en el de las sucesivas generaciones que nos antecedieron una serie de ideas-fuerza, las que resultaron ser a lo sumo unas versiones interesadas de una serie de acontecimientos históricos, mal conocidos e incluso ignorados. Fue así como muchos terminaron haciendo suya la idea de una presunta superioridad cultural de los invasores europeos en relación con las civilizaciones autóctonas de esta parte del mundo, cosa que ha sido desmentida con abundantes datos y nuevos enfoques acerca del tema. Los trabajos recientes de historiadores contemporáneos, como es el caso del mexicano Pedro Salmerón Sanginés, quien en su obra más reciente LA BATALLA POR TENOCHTITLÁN (Fondo de Cultura Económica México 2021), destaca el hecho de que “La “conquista de México” se nos presenta como una de las más grandes hazañas militares de la historia, puesto que 400 individuos y su esforzado capitán sojuzgaron a un poderoso y floreciente imperio. Se nos presenta como el triunfo de la modernidad sobre el atraso, pues fueron las armas, la ciencia y la cultura política modernas las que permitieron esta asombrosa victoria. Se nos presenta como un momento clave en la primera modernización del capitalismo. También se nos presenta como un brutal genocidio. Como la destrucción de una alta cultura por el mero afán de lucro y dominio, En fin, se nos presenta como el traumático origen de la nación mexicana y de nuestro ser mestizo, pletórico de insuficiencias, accidental… ¿Es cierto todo eso? En realidad, casi ninguna de esas afirmaciones se sustenta en los hechos políticos, militares, sociales y epidemiológicos ocurridos en una parte de lo que hoy es México de 1519 a 1521. De hecho, hasta el término “conquista de México” es discutible. Este libro tratará de explicarlo” (Contraportada opus cit). Este autor nos demuestra que hubo batallas que nunca ocurrieron o resultaron ser inverosímiles, Hernán Cortés jamás quemó las naves y la “noche triste” sólo lo fue para este aventurero español y para sus aliados. Es hora de descolonizar nuestro pensamiento.

La rapidez con la que pueblos originarios de este continente aprendieron las formas europeas de hacer la guerra, llegando a derrotar a los llamados conquistadores en numerosas batallas, es aplicable también para los actuales territorios de Perú, Argentina y Chile. La rebelión de Manco Inca, a partir de 1536, es una demostración de ese rápido aprendizaje que se puso de manifiesto durante el largo asedio impuesto por este inca a la vieja capital imperial, que estaba entonces en manos de los hermanos Pizarro, cuando sus soldados pusieron trampas a los caballos y aprendieron a usar las espadas y armaduras, esa lucha fue continuada por los otros incas de Vilcabamba hasta la década de 1570, por lo que al igual que en México, esa fue una “conquista” jamás concluida. Por su parte, los mapuches -esas maravillosas gentes de la tierra- derrotaron sucesivamente a los españoles en 1553 y en 1598, haciendo ya uso del caballo y de otras tácticas europeas de guerra, llegando a obligar a las autoridades españolas a reconocer la soberanía de su estado o Wallmapu, en el actual sur argentino y chileno, durante más de 250 años. Los que desconocieron esa soberanía fueron los estados nacionales de Chile y Argentina, surgidos después de la separación de España, quienes en la década de 1880 los despojaron de sus tierras ancestrales, esas extensiones por las que siguen luchando en este tiempo histórico. Ni vieron a los europeos como “dioses”, o rápidamente descubrieron el engaño descartando algunas falsas percepciones iniciales a propósito de Viracocha o Quetzalcóatl, ni se hicieron fantasías sobre la naturaleza del caballo, ni tampoco con el arcabuz y las armas de hierro, hicieron un aprendizaje en un tiempo récord y emprendieron el largo camino en defensa de su libertad y de la naturaleza de este continente, al que llamaron Abyaya.

Bicentenario de un Estado excluyente y racista

Comunicado de FRENAPI
A LA COMUNIDAD NACIONAL E INTERNACIONAL
30 MESES DEL ASESINATO DE SERGIO ROJAS ORTIZ
NADA QUE CELEBRAR

Este 18 de setiembre de 2021, se cumplen 30 meses del ASESINATO IMPUNE de nuestro compañero, Bribri de Salitre, Uniwak Sergio Rojas Ortiz, fundador y (Co) Coordinador del Frente Nacional de Pueblos Indígenas (FRENAPI), miembro del Concejo de Semillas Cuidadoras de la Madre Tierra (Ditsô Iriria Ajkönuck Wapka- CODIAW).

El Estado “celebra” 200 años (bicentenario) de la libertad como «colonia» del yugo español; sin embargo, los Pueblos Indígenas, no tenemos NADA QUE CELEBRAR; pues en esas “celebraciones” se invisibilizan 300 años de la guerra de conquista y coloniaje, violaciones, arrebatos, esclavitud y humillación, junto al comercio de indígenas y afros, borrando y eliminando a sangre y muerte, tradiciones culturales, servidores y autoridades ancestrales, persiguiendo y aniquilando sus conocimientos y sabidurías, imponiendo así su Estado, su religión, su idioma, sus símbolos “nacionales” y sus visiones de “educación y civilización”. Y en los 200 años de “independencia” no ha cesado esa violencia, como lo demuestran los hechos más recientes.

La independencia fue gestada y promovida por los criollos españoles en América, que les beneficiaba en sus negocios y ganancias y dejar de tributar a las metrópolis europeas.

Los Pueblos Indígenas, como costarricenses, sabemos que no podemos regresar el tiempo, pero NO podemos olvidar; el Estado Costarricense debe reconocer esa historia para que no continúe el exterminio y debe REPARAR, con justicia pronta y cumplida, lo que queda de la Memoria Viva de los Pueblos Indígenas y sus Derechos Humanos. Tenemos mucho que aportarle a nuestro país, queremos que sea inclusivo, justo, equitativo y respetuoso de la diversidad.

Los Pueblos Indígenas seguimos en resistencia, a pesar de los asesinatos, las campañas de odio, la impunidad y la burla de las Instituciones y Poderes del Estado/Gobierno. Los asesinatos, amenazas y agresiones permanentes de usurpadores de nuestras Tierras/Territorio, las divisiones internas promovidas por las estatales Adis y Conai; el no reconocimiento de nuestros/as servidores y autoridades propias; el asistencialismo clientelista electorero; la invasión de religiones que NO respetan nuestras visiones y espiritualidades; la imposición de sistemas educativos y de salud que NO toman en cuenta el conocimiento y las sabidurías milenarias de nuestros pueblos; la imposición de políticas públicas de instituciones estatales, irrespetando nuestras costumbres y maneras de vivir; entre otras cosas; TODO, en colaboración y/o complicidad del Estado/Gobiernos (de turno), envían una señal de etnocidio, o sea que nos quieren destruir como Naciones Indígenas. Hasta el día de hoy seguimos sufriendo el racismo y la discriminación desde los Tres Poderes del Estado, y NO podemos dejar de lado la prensa nacional: medios como La Extra, La Nación, Canal 7, y ciertos medios y canales locales, que han manipulado y malversado información, tergiversando la imagen y las luchas históricas de los Pueblos Indígenas, con claras intenciones de beneficiar particulares intereses.

Existen leyes y Convenios Internacionales de DDHH, que benefician a los Pueblos Indígenas, el Estado costarricense es lento para hacer justicia y aplicar esas leyes, dejando abierto el camino a la violencia y la impunidad.

No pedimos nada, solo que se cumplan y respeten los Derechos Humanos de los Pueblos Indígenas, en especial los establecidos en la Ley Indígena (6172), el Convenio 169 de la OIT, y la Declaración de los DDHH de los Pueblos Indígenas, ONU (2008).

Ahora más que nunca estamos siendo amenazados, perseguidos y asesinados. Estamos y seguimos en esta lucha por defender nuestros derechos.

¡HERMANAS Y HERMANOS DE TODOS LOS PUEBLOS Y TERRITORIOS INDÍGENAS SEGUIMOS EN LUCHA!
¡EL PROCESO DE AFIRMACIÓN TERRITORIAL AUTÓNOMA NO SE DETIENE!
¡LA LUCHA SIGUE Y SE EXTIENDE!
¡NO MAS IMPUNIDAD!
#SergioRojasVIVE
#JeryRiveraVIVE
FRENTE NACIONAL DE PUEBLOS INDÍGENAS (FRENAPI)
Acompaña:
COMITÉ NACIONAL DE APOYO A LA AUTONOMÍA INDÍGENA
18 DE SETIEMBRE, 2021

El triunfo de los que siempre perdieron

Por Sinesio López

Pese a que los organismos electorales no han proclamado aún su triunfo electoral, Pedro Castillo ya ha obtenido un triunfo político espectacular por varias razones.

Primero, por lo que representa: a los que siempre perdieron en la historia del Perú, a los ninguneados, a los excluidos, a los explotados, a los oprimidos, a los discriminados, a los de debajo de todas las sangres.

En segundo lugar, por el momento en el que triunfa. Este año celebramos el bicentenario de nuestra independencia. Fue una conquista de los criollos con el apoyo extranjero, pese a la oposición de la aristocracia criolla limeña. El triunfo político y electoral de Castillo celebra esta gesta, pero reivindica también el heroísmo de los grandes movimientos indígenas y mestizos (de 1814) que entregaron su vida para conquistar la independencia. Este fue un proceso en el que intervinieron todas las sangres que componen hoy la nación. Ha llegado la hora de acabar con la herencia colonial.

En tercer lugar, por los adversarios a los que derrota. A la señora K Fujimori, quien no tiene CV sino prontuario. A los poderes fácticos que, con sus millones, han sostenido esta costosa campaña de la señora KF. A los conservadores y a los fascistas. A la mayoría de los medios (radio, tv, prensa concentrada) que se alinearon con KF, eliminando el pluralismo informativo y desatando una de las guerras más sucias de la historia electoral. Pese a que la competencia electoral ha sido brutalmente injusta, ha triunfado Castillo.

En cuarto lugar, por lo que significa la victoria. Han triunfado los sectores sociales que quieren un gran cambio; los que buscan la justicia que siempre les fue negada; los que anhelan el bienestar al que nunca pudieron acceder; los que quieren una democracia que no sólo sea de procedimientos sino de contenidos sociales; los que buscan construir un «NOSOTROS» en el que todos nos reconozcamos como una sola nación plural y pluricultural, acabando con el racismo, la discriminación y el machismo; los que buscan construir un Estado capaz de defender el bien común, de desplegar políticas públicas y de distribuir bienes públicos a toda la población y en todo el territorio por igual, contribuyendo a la formación de una comunidad política nacional; a los que quieren un desarrollo armónico y democrático de todas las regiones, defendiendo el medio ambiente, la biodiversidad y la multiculturalidad.

En quinto lugar, porque es la PRIMERA VEZ QUE TRIUNFA LA IZQUIERDA A NIVEL NACIONAL, que se unifica, pese a su diversidad ideológica, para lograr un gobierno exitoso. A medida que se fortalezca la unidad, se va a contar con mucho apoyo ciudadano, con un sólido programa de gobierno y con equipos técnicos muy calificados.

Que todos los dioses la ayuden.

Valores invertidos

Óscar Madrigal

El presidente del Banco Central, don Rodrigo Cubero, recibe un salario mensual de ¢10.000.000 de colones. El rector Jensen de la Universidad de Costa Rica recibía antes de terminar su periodo ¢8.800.000 y el rector Salom de la UNA ¢6.700.000. (No tengo los salarios de los rectores actuales que probablemente son menores que los indicados).

El primero dirige un banco, los otros dos, casas de enseñanza donde se forjan los profesionales del mañana, los encargados del futuro del país.

Lo que llama la atención es que el salario del Rector causa una conmoción y repulsa nacional, mientras que el salario del señor Rodrigo Cubero no produce efecto alguno.

¿Por qué la gente “valora” más la dirección de un banco que la dirección de centros de educación superior? ¿Por qué el salario del presidente del BCCR es visto con “naturalidad” mientras que los salarios de los rectores como una exageración y casi como inmorales? ¿Cómo han llevado a esta sociedad a semejante inversión de valores?

La prensa nacional ha logrado crear este ambiente, publicado listas de profesores con sus salarios presentándolos casi como delincuentes, creando un enemigo ficticio para desviar la atención de los problemas principales del país.

Para la prensa comercial al servicio de los grandes intereses económicos no es escandaloso que 44 personas tengan un salario superior a los ¢35.000.000 mensuales o que 148 personas ganen más de ¢20 millones mensuales. Todos desde luego del sector privado. (Datos del Ministerio de Hacienda publicados por el Semanario Universidad). Esos salarios deben pertenecer por supuesto que a grandes bancos o empresas privadas; recordemos que muchas de ellas no pagan impuesto de renta porque no declaran utilidades o están acogidas a exenciones como las zonas francas. Por supuesto que esto tiene trascendencia fiscal, de mayor calado que los salarios de los profesores que forjan y forman a los estudiantes.

La prensa comercial al servicio de ese gran emporio ha logrado invertir los valores nacionales.

Desgraciadamente ha castrado el pensamiento crítico.