El Parque Nacional Corcovado se extiende en una superficie de 42 560 hectáreas terrestres y 3 354 hectáreas marinas. Su punto más alto alcanza los 782 m. sobre el nivel del mar.
Foto: Laura Rodríguez Rodríguez, UCR
En contra del proyecto Planet Gold Costa Rica
El Gobierno de Costa Rica apoya el proyecto “Planet Gold Costa Rica”, que pretende autorizar la extracción minera de oro, incluso en parques nacionales protegidos, lo cual viola leyes ambientales del país.
En la Asamblea de Escuela, todo el personal docente de la Escuela de Bilogíade la Universidad de Costa Rica (UCR), aprobó la oposición de esta Unidad Académica contra cualquier intento de autorizar la extracción minera artesanal en el Parque Nacional Corcovado.
En el comunicado emanado de la Asamblea de Escuela se dice que “es imperativo que el proyecto Planet Gold Costa Rica no ingrese al Parque Nacional Corcovado, para así preservar su biodiversidad y garantizar la continuidad de un ecosistema tan amenazado y reducido como el Bosque Lluvioso del Pacífico con toda su biodiversidad. Es por el tesoro verde que nos enriquece a todos los costarricenses, que decimos no a la extracción minera en el Parque Nacional Corcovado”.
Este Parque protege la mayor extensión continua y de mejor calidad del Bosque Lluvioso del Pacífico, ecosistema en peligro que se ubica en una estrecha franja en el sur de Costa Rica y el oeste de Panamá.
La minería dentro de los parques nacionales está prohibida por ley, ya que es una amenaza a la conservación de los hábitats naturales y sus funciones ecológicas.
Con más razón debe evitarse en el Parque Nacional Corcovado, que alberga un ecosistema sensible y vulnerable, además de que constituye un orgullo para el país, pues la Península de Osa cobija más de un 3% de la biodiversidad del planeta.
Este Parque representa un tesoro verde, no solo para el Costa Rica, sino para el mundo, advierte la Escuela de Biología de la UCR que plantea la pregunta: ¿Por cuánto oro venderías el sitio más biodiverso del planeta?
Especies únicas de plantas y animales
Para demostrar la importancia del Parque Nacional de Corcovado, las personas biólogas de la UCR detallan en el comunicado las raras especies de plantas y animales que están protegidas ahí, muchas de las cuales son únicas de esa zona.
Tal es el caso del pájaro Tangara-Hormiguera Carinegra (Driophlox atrimaxillaris), o de la orquídea más pequeña de nuestro país (Platystele tica), así como la especie de los árboles más altos de toda América Central (Huberodendron allenii).
Como si fuera poco, el Parque Nacional Corcovado alberga las poblaciones de aves más numerosas del mundo de la Cotinga Turquesa (Cotinga ridgwayi), la Cotinga Piquiamarilla (Carpodectes antoniae), y el Colibrí de Manglar (Chrysuronia boucardi).
El equipo de Biología de la UCR llama la atención sobre el hecho de que “una hectárea de bosque de la Península de Osa tiene más especies diferentes de árboles que una del Amazonas brasileño. Esto incluye verdaderos gigantes como el emblemático Ajo negro (Anthodiscus chocoensis), el camíbar (Copaifera camibar) y los guapinoles negros recientemente descubiertos (Hymenaea osanigraseminae y Prioria peninsulae)”.
Adicionalmente señala que “impresiona a cualquiera que existan allí poblaciones saludables de danta (Tapirella bairdii), chancho de monte (Tayassu pecari) y el emblemático jaguar (Panthera onca), del cual las autoridades sólo parecen preocuparse metafóricamente”.
El Parque Nacional Corcovado fue declarado como “Área Importante para la Conservación de las Aves” a nivel mundial, por parte de BirdLife Internacional.
Foto: Laura Rodríguez Rodríguez, UCR
Reconocimiento internacional
El personal docente de Biología de la UCR recalca en el comunicado que, además de estas especies ya descritas, “continuamente siguen apareciendo especies nuevas para la ciencia en los bosques del Parque Nacional Corcovado. Con grandes esfuerzos científicos, entre 1990 y 2005 se describieron 57 especies nuevas de plantas en la Península, de las cuales 52 se consideran únicas en el mundo, es decir endémicas de la zona. Desconocemos qué más esconden estos bosques”.
Por estas características el Parque Nacional Corcovado y la Península de Osa han recibido varios reconocimientos y premios internacionales. Entre ellos, BirdLife Internacional y todos sus socios a nivel mundial nombraron a Corcovado como “Área Importante para la Conservación de las Aves” a nivel mundial. Por su parte, la prestigiosa National Geographic Society premió a Corcovado como el sitio biológicamente más intenso del planeta.
Eso representa un extraordinario reconocimiento para nuestro país, pero también una enorme responsabilidad de conservación que compartimos todos los y las costarricenses. Por todas esas sobradas razones es que la Asamblea de Escuela de esta Unidad Académica de la UCR se opone a cualquier explotación de los recursos del subsuelo mediante prácticas de extracción artesanal o semiindustrial.
El Parque Nacional Corcovado conserva la orquídea más pequeña de nuestro páis (Platystele tica), cuyo tamaño se ve en la imagen comparada con la punta de un lápiz. (Foto: Dr.Adam Philip Karremans, UCR)
Aunque no brilla, es oro
El equipo científico de Biología de la UCR explica que la minería de oro en el Parque Nacional Corcovado, “aún sin el uso de cianuro o mercurio, aumentaría la liberación de sedimentos en los ríos de la península, especialmente si se autoriza el uso de motobombas, y la construcción de túneles. De igual forma incrementaría la acumulación de desechos sólidos, ruido y luces artificiales dentro del parque, perturbando de manera directa los ciclos reproductivos de las especies y dañando sus hábitats”.
Además, señala que la minería va en contra del ecoturismo, el cual contribuye significativamente a la economía local y ha sido motor de movilidad social para muchas comunidades locales.
Por lo tanto, “no podemos poner en riesgo el oro verde por el oro que nos empobrece como país. Vale recordar que el oro es un recurso finito, por tanto, no es una solución sostenible a los problemas socioeconómicos de nuestra población rural. El manejo responsable de la exuberante riqueza natural ha sido y seguirá siendo fuente de empleo directa e indirecta en toda Costa Rica por generaciones.
El Estado debe promover alternativas de desarrollo para Osa que gestionen la verdadera riqueza del país de manera que se distribuya, de forma sostenible, con justicia social y ambiental”.
“Sólo Costa Rica tiene el privilegio y, especialmente, el compromiso de ser custodio y asegurar la preservación del Parque Nacional Corcovado con su biodiversidad única. La minería de oro, y de cualquier tipo, no tiene lugar dentro de esa reserva biológica. El oro verde es el único a extraer mediante un uso turístico responsable que deja millones de dólares al Estado y a las familias de Osa y Puerto Jiménez”, concluye el comunicado.
Manrique Vindas Segura Periodista, Oficina de Comunicación Institucional, UCR
El próximo miércoles 3 de abril a las 9:00 a.m. se llevará a cabo una importante presentación en la Sala de Audiovisuales, situada frente al Decanato de Ciencias Sociales de la Universidad de Costa Rica. Este evento marcará la presentación del informe de investigación sobre las solicitudes de concesión de minería subterránea de oro y plata en el Pacífico de Costa Rica, elaborado con base en el catastro y los expedientes mineros de la Dirección de Geología y Minas al 2024.
El estudio revela la existencia de varias decenas de expedientes para concesiones de exploración de minería subterránea, abarcando más del 1.5% de la superficie total del país y solicitados desde el año 2019 hasta la fecha. Estas solicitudes se extienden por 15 cantones de las provincias de Guanacaste, Alajuela, Puntarenas y San José.
La presentación estará a cargo del proyecto ED-3526 «Geografía y Diálogos de Saberes: Análisis de la conflictividad socioambiental en territorios rurales de Costa Rica», parte del Programa Kioscos Socioambientales de la Vicerrectoría de Acción Social y la Escuela de Geografía de la Universidad de Costa Rica. Desde el año 2020, este proyecto se ha dedicado a analizar y acompañar a comunidades en procesos de conflictividad socioambiental en sus territorios.
Históricamente, el oro ha sido el mineral de mayor interés en Costa Rica. Desde 1820, se registran explotaciones en la provincia de Puntarenas, en distritos como Esparza y Montes del Aguacate. Según el investigador Rolando Castillo (1997), se identifican cuatro ciclos mineros en el país, cada uno con sus características y efectos.
El cuarto ciclo, iniciado en 1990, se caracteriza por la llegada de transnacionales que emplean técnicas de cielo abierto con lixiviación de cianuro. Durante este periodo, se abrieron minas como Macacona en Esparza y Mina Beta Vargas en Chomes, entre otras. Sin embargo, estas operaciones enfrentaron irregularidades y problemas, lo que llevó al cierre de algunas.
Desde el año 2010, la minería metálica a cielo abierto está prohibida en el país, permitiendo únicamente la minería subterránea. Según la Dirección de Geología y Minas (DGM), se reservaron ciertos cantones para minería artesanal y de pequeña escala.
El 9 de noviembre de 2010, se aprobó por unanimidad la ley N° 8904 para declarar a Costa Rica libre de minería metálica a cielo abierto, archivando todos los proyectos pendientes que no contaban con una concesión válida. Incluso se restringió el uso de mercurio en la recuperación de oro.
Para ampliar información, se convoca a los interesados a participar en la Conferencia de Prensa, donde se proporcionarán detalles adicionales sobre la investigación y se responderán preguntas pertinentes. La actividad también está abierta al público en general.
Para más detalles, contactar a Mauricio Álvarez Mora al 88709165, del proyecto ED-3526 Geografía y Diálogos de Saberes de la Escuela de Geografía y el Programa Kioscos Socioambientales de la Vicerrectoría de Acción Social Universidad de Costa Rica.
El metal, al no eliminarse, interfiere en las funciones normales de las células. Esto varía según el tiempo de exposición y en la etapa de la vida en la cual se encuentre la persona.
Foto: Laura Rodríguez Rodríguez, UCR
Al igual que la energía, el mercurio no se crea ni se destruye, solo se transforma y, en el cuerpo humano, se acumula.
Ese mismo día, el Ministerio de Salud también comunicó en su sitio web que dicho ente gubernamental y el Instituto Costarricense de Acueductos y Alcantarillados (AyA) ya estaban trabajando en un plan de acción para garantizar el suministro del recurso hídrico a vecinos de la zona.
El accionar de tales instituciones no solo evidencia la importancia de la situación, sino también la necesidad de aclarar varias interrogantes. La principal pregunta gira en torno a qué está pasando exactamente y qué tan perjudicial puede llegar a ser el mercurio para la salud humana.
Especialistas de la Regencia Química y del Instituto de Investigaciones en Salud (Inisa), de la Universidad de Costa Rica (UCR), contestaron dichas preguntas desde una mirada científica.
Un elemento natural
Lo primero por entender es qué es el mercurio. El M. Sc. Ariel Alfaro Vargas, regente químico de la UCR, explica que es un metal natural y que forma parte de la naturaleza. Existen varios tipos de compuesto de este metal, dos de los más conocidos son las sales de mercurio uno y mercurio dos.
Además, ese elemento es parte de un ciclo natural similar al del agua. Precisamente, ese ciclo es el que le permite moverse en el ambiente y llegar al agua potable de consumo humano. ¿Cómo? Muy simple. El mercurio pasa al agua, del agua al suelo y, con la evaporación, pasa al aire y así sucesivamente, en una continuidad sin fin, porque el mercurio no se degrada ni se destruye, solo se transforma.
“No hay que satanizar al mercurio. Este elemento es natural y la naturaleza nunca va a mantener un compuesto que por sí solo dañe el ambiente. Por lo tanto, hay fuentes primarias, como las erupciones volcánicas y las fumarolas, con mercurio natural. En Asia se podía encontrar lagunas completas de mercurio. De hecho, el nombre del mercurio viene del latín y significa “mar de plata o plata líquida”, justamente porque el mercurio en su más pura esencia se ve como un líquido plateado”, comenta el académico.
Entonces, si el mercurio forma parte de la naturaleza, ¿por qué perjudica tanto la salud? Para el químico, es debido a las actividades del ser humano. En el caso de la minería, este metal no está naturalmente en el suelo, sino que se usa para amalgamar oro y, posteriormente, es liberado al ambiente. Ahí está el detalle.
“En la Zona Norte, las contaminaciones por mercurio se han dado por la minería ilegal. Esto hace que se contaminen las aguas. Es un hecho que pasa en Abangares (Guanacaste), Crucitas y en varios lugares donde no se hace el proceso de extracción adecuadamente. Hay una liberación en la parte ambiental con gases al aire y restos que, desgraciadamente, botan en el terreno o en el agua. Así, se inicia todo un nuevo ciclo de presencia permanente de mercurio”, ahonda Alfaro.
Como parte de ese ciclo surge algo asombroso a nivel químico y es que el mercurio metálico se transforma en otros tipos más tóxicos como el metilmercurio, generado por la descomposición de las bacterias.
Y eso no es todo, el nuevo compuesto también se puede extender por varios metros, “inclusive hasta 100 metros del lugar donde está contaminado, debido a la alta movilidad que tiene», afirma el químico. Por esa movilidad, no es raro que este tipo de mercurio termine en fuentes de agua potable, subterráneas e, incluso, hasta en la atmósfera, por medio de la cual puede pasar de un continente a otro.
El mercurio metálico, por la acción de las bacterias en el ambiente, se convierte en dimetilmercurio y metilmercurio, compuestos altamente tóxicos y que puede ingresar más fácilmente al cuerpo. La concentración tolerable en la sangre es de menos de 10 mg/l.
Foto: Laura Rodríguez Rodríguez, UCR
La intoxicación
Con lo anterior claro, ¿cuánto mercurio se necesita para intoxicar el organismo humano? La respuesta es que depende y varía del tipo de metabolismo de cada persona.
Por lo general, para que el agua sea potable y no genere un riesgo para la salud, se requiere tener menos de un microgramo por litro (µg/l). “El agua contaminada de San Carlos es 65 veces superior (65 µg/l)”, indica Alfaro. Ahora bien, si el mercurio no se degrada ni se destruye y solo se transforma, ¿pasa lo mismo cuando ingresa al cuerpo humano? Sí, cambia de una forma de mercurio a otra en el organismo y, al final, se bioacumula.
El químico indica que “el mercurio es un metal pesado y los metales pesados se bioacumulan en los organismos; es decir, una vez que el mercurio o cualquier metal ingresa al cuerpo, este no lo va a abandonar nunca y se almacena en órganos, huesos y en varias partes. Por lo tanto, el verdadero problema aquí no es tanto la intoxicación aguda (entendida como aquella en la cual la persona estuvo expuesta a una cantidad importante de mercurio —y que por lo general causa la muerte—), sino la intoxicación crónica. Esta última se debe al consumo prolongado y sostenido de mercurio en el tiempo, y es la que más afecta a nivel mundial”.
Esa bioacumulación genera serios problemas de salud, a pesar de que, al principio, no presenta ni un solo síntoma. Es hasta mucho tiempo después que sus efectos se empiezan a hacer visibles, cuando la persona inicia con problemas en la parte motora, fallas en la transmisión neuronal, efectos neuromusculares o de disfunciones cognitivas, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En este aspecto, la Dra. Luz María Chacón Jiménez, microbióloga del Inisa-UCR, coincide en que “los pobladores que consumen el agua nunca van a recibir tanta cantidad de mercurio como para notar síntomas. La bioacumulación se empieza a percibir con el empeoramiento de ciertas células y órganos. En estas exposiciones crónicas, los que siempre son más vulnerables son los riñones y el hígado, aunque en realidad puede acumularse en cualquier tejido. Lo que entra en el cuerpo pasa por el hígado y, eventualmente, llega a los órganos que intentan, pero no pueden, expulsar el mercurio”.
En el caso de los riñones, lo más posible es que el metal quede alojado en ciertas células de ese órgano y, cuando hay un fallo, es porque el daño ocasionado por el mercurio ya es grande. “Varios estudios indican que, desde el 2017, en la Zona Norte del país ya había sospecha de presencia de mercurio en el agua de consumo. Así que tan solo imagine a una persona que probablemente lleva seis años de estar tomando agua con mercurio todos los días”, reflexiona Chacón.
La cadena alimentaria incentiva la acumulación de mercurio. Por ejemplo, el pez ocho (de la cadena alimentaria) consume todo el mercurio que los siete animales previos tenían.
¿Existen señales de alerta?
No hay señales de advertencia para saber si estamos consumiendo agua contaminada con mercurio. Chacón menciona que esta agua no sabe diferente y no tiene un olor en particular. Por lo tanto, percibirlo mediante los sentidos es casi imposible.
En cuanto a la manifestación de los síntomas, estos surgen años después y suelen ser inespecíficos. Generalmente, son los niños quienes muestran más rápidamente algún problema y se debe a que están en su etapa de crecimiento. Entre ellos, la microbióloga resalta el déficit de atención o los problemas cognitivos que, desafortunadamente, tienden a enmascararse bajo otros diagnósticos.
“Se puede empezar a sospechar de intoxicación por mercurio cuando a los niños y a las niñas les cuesta un poco coordinar, no analizan bien los espacios o poseen una mala coordinación espacial, por ejemplo. Todas esas coordinaciones requieren de un cierto desarrollo cerebral, y el mercurio —al depositarse en las neuronas— podría interferir en que esas conexiones neuronales se hagan de la forma apropiada por la toxicidad que ocasiona”, detalla la experta.
Para las personas adultas, si bien tampoco existen señales contundentes que indiquen la contaminación por mercurio, sí hay exámenes que identifican la presencia de este elemento en la sangre. El análisis se llama prueba de sangre de metales pesados, y se puede efectuar en niños y niñas.
“El mercurio, como tiene la capacidad de adherirse a las proteínas, va a viajar en la sangre. Por eso, se pueden hallar niveles de mercurio si se hace esta prueba de sangre específica. Hay que tener claro que, en un hemograma tradicional, que es el que las personas se hacen cada año, no se va a encontrar presencia de mercurio. Los hemogramas son exámenes regulares y el mercurio no es para nada regular”, manifiesta Chacón.
Entonces, ¿qué se le puede recomendar a las personas? Mantener un chequeo médico constante. No hay que menospreciar ningún síntoma, a fin de tener un abordaje temprano. También, si la persona habita en la Zona Norte, es preferible que continúe con la ingesta de agua embotellada, si tiene esa posibilidad.
“Hay que estar vigilantes porque no sabemos de cuánto tiempo fue la exposición. Puede ser que su cuerpo sea muy resiliente y está tolerando dentro de lo posible el mercurio ingerido. Pero, por el momento, no hay alertas científicas certeras, para saber, exactamente, a qué hay que ponerle atención. Por el momento, lo recomendable es continuar con las directrices que dicte el Ministerio de Salud”, concluye.
Jenniffer Jiménez Córdoba
Periodista, Oficina de Divulgación e Información, UCR
Dirección General de Salud recibió la directriz de la ministra de investigar el grave daño ambiental y de salud provocado por el mercurio
Mientras tanto, fracciones legislativas corren para volver a legalizar minería con mercurio y cianuro
FECON, 15-01-2019) La denuncia por contaminación con mercurio interpuesta en diciembre del año pasado por la Federación para la Conservación de la Naturaleza (FECON) ha sido aceptada por parte de la jerarca en funciones del Ministerio de Salud Dra. Alejandra Acuña Navarro y de esta forma se ordena realizar las investigaciones pertinentes desde la Dirección General de Salud. Pero al mismo tiempo, en la Asamblea Legislativa, diputados intentan legalizar la minería con cianuro y mercurio.
La denuncia interpuesta por las organizaciones ambientales es enfática en la responsabilidad es objetiva para los propietarios de la Finca Vivoyet, terreno donde se desarrolla actualmente la actividad de extracción ilegal de oro. El documento presentado por FECON tiene como objetivo hacer cumplir la legislación nacional e internacional vigente en materia de contaminación de suelos como lo es:
El Convenio de Minamata1, (sobre la eliminación del uso de mercurio);
La Ley para la Gestión Integral de Residuos (que establecen las responsabilidades de los administrados y del Ministerio de Salud en relación con la prevención y remediación de los suelos contaminados);
Ley Orgánica del Ambiente y el Reglamento sobre valores guía en suelos para descontaminación de sitios afectados por emergencias ambientales y derrames (N° 37757-S)
La denuncia se basa en la evidencia del impacto ambiental negativo que ha generado la minería artesanal ilegal, dado que se da en extensiones de varias hectáreas, con profundidades de hasta 10 metros aproximadamente. Se tiene un primer dato, según el Oficio DGM – CMRHN- 11 – 2018, del 14 de marzo del 2018 de la Dirección de Geología y Minas donde se revela que se ha extraído un total de 173.873 m3 de material saprolítico (tierra y roca con oro). Puesto que la actividad de minería ilegal no ha cesado, ese volumen de material removido puede ser mayor debido a que este informe fue realizado hace 9 meses.
Es importante señalar que este material ha sido extraído del procesamiento minero artesanal con el uso de mercurio, de manera que, ahora se encuentra contaminado con mercurio y por tanto, calificaría como un suelo contaminado, con capacidad de generar lixiviados que contaminen cuerpos de agua.
En FECON vemos con buenos ojos que el Ministerio de Salud reconozca la gravedad del asunto y acepte realizar dicha investigación para sentar responsabilidades sobre quienes dejan entrar a los mineros ilegales para que destruyan la finca, el bosque y contaminen el agua.
Diputados mineros y doble cara:
Mientras las organizaciones ambientales buscamos soluciones al problema de contaminación en Crucitas, algunos diputados buscan la forma de legalizar nuevamente la minería de oro con mercurio y con cianuro. Esto pese que algunos de estos diputados han hecho politiquería con el tema de contaminación con mercurio en Crucitas a las puertas del juicio contra Oscar Arias Sánchez por corrupción en la concesión minera a Industrias Infinito.
La Comisión Especial de Guanacaste dictaminó de forma unánime el expediente 20922. Estos diputados y diputadas que votaron a favor de legalizar la minería con cianuro y mercurio y al mismo tiempo llaman “desastre ambiental responsabilidad de los ambientalistas” lo ocurrido en Crucitas. Los integrantes de la comisión son: Aida Maria Montiel (PLN), Mileydi Alvarado Arias (RN), Luis Antonio Aiza Campos (PLN), Welmer Ramos Gonzalez (PAC), Rodol Peña Flores (PUSC), Zoila Rosa Volio Pacheco (PIN), Ivonne Acuña Cabrera (RN)
Esta aprobación por unanimidad se da sin escuchar al Departamento de Servicios Técnicos de la Asamblea Legislativa, el cual recomendó rechazar la reforma señalando que: “que la actividad de minería artesanal desde el punto de vista privado es poco rentable. Si se realiza el análisis Costo-Beneficio Social, se determina que, con la introducción de la externalidad negativa de intoxicación por mercurio, la rentabilidad de la actividad es aún inferior. Se concluye que bajo las condiciones actuales la actividad minera artesanal es poco viable tanto desde el punto de vista privado como social, por tanto se requiere la introducción de mejores prácticas que permitan incrementar los niveles rentabilidad para los mineros y una reducción en el efecto que la misma tiene sobre la salud de los productores, reduciendo el impacto social negativo de la actividad.”
En las organizaciones ambientales nos llama la atención la forma evidente en la que estos legisladores dicen una cosa mientras hacen la contraria. Dicen proteger el ambiente, atacando a quienes evitaron el desastre de la minería de oro a cielo abierto, y al mismo tiempo intentan legalizar la contaminación con mercurio y cianuro.
Información: teléfono 87609800
1 Que es un tratado mundial para proteger la salud humana y el medio ambiente de los efectos adversos del mercurio ratificado por Costa Rica.
El impacto de Industrias Infinito en Crucitas hubiera sido al menos 200 veces mayor
Ecologistas piden a Ministerio de Salud intervenir en la finca invadida por “coligalleros”
(FECON. 19-12-18) Ecologistas presentaron una denuncia ante el Ministerio de Salud por posible contaminación con mercurio en Crucitas, en Cutris de San Carlos, y pidieron a las autoridades sentar responsabilidades sobre los dueños de la finca implicada, para que remedien el daño ambiental en la zona.
Según el informe DGM-CMRHN-11-2018 del Departamento de Geología y Minas del Ministerio de Ambiente (MINAE), se han extraído 173.873 m3 de material saprolítico (sobre todo tierra y arenas). Esto significa que se ha sacado alrededor de 0,5% del volumen total de material que Industrias Infinito dijo que extraería, según su Estudio de Impacto Ambiental (Marzo, 2002).
Según Henry Picado, presidente de la Federación Costarricense para la Conservación de la Naturaleza: “La compañía minera planeaba sacar 33 millones de metros cúbicos, mientras tuvieran la concesión. En otra palabras: el impacto ambiental que Industrias Infinito planteaba, era al menos 200 veces mayor que lo que representa el problema actual de la minería ilegal. Hay que recordar que Industrias Infinito planteaba tener un impacto sobre una extensión mínima de 123 hectáreas, con profundidades de hasta 75 metros.”
El impacto de la actividad de los coligalleros (mineros artesanales) es importante, sobre todo en el plano de la salud pública por la contaminación con mercurio de de las aguas superficiales, que posiblemente contamina los alrededores de la Finca Ninvoyet, en Crucitas, de Cutris de San Carlos.
Según la Organización Mundial de la Salud, el mercurio está calificado como una sustancia altamente tóxica y que plantea especiales problemas de salud pública. En el contexto de la minería ilegal en Crucitas representa un peligro para los mineros, sus familias, las comunidades vecinas y la vida en general. En el ambiente, el mercurio emitido por la minería aurífera se acumula principalmente en forma de mercurio metálico (Hg°) y compuestos de Hg + y Hg ++, como sucede con el nitrato de mercurio.
Se estima que para extraer un gramo de oro se requiere al menos de 14 gramos de mercurio. El nitrato de mercurio es producido en la separación química de la amalgama empleada en Crucitas, que se deposita en los sedimentos de los ríos y suelos, donde por la acción bacteriana y bajo ciertas condiciones, se puede convertir en mercurio orgánico, especialmente metil-mercurio.
El mercurio emitido por la minería aurífera -el metil mercurio- es de gran toxicidad para las personas, ya que puede acumularse en los organismos acuáticos y pasar al ser humano; por ejemplo, al consumir pescado contaminado.
No es sencillo proyectar cuándo se pondrá fin a la explotación minera artesanal en Crucitas. Ni siquiera tenemos la valoración exacta de cuántas hectáreas de las 123 hectáreas originales, han sido impactadas. Además, según los datos del Estudio de Impacto Ambiental del Proyecto Minero Crucitas, los sitios de saprolita que podrían tener oro, no sólo están en la Finca Ninvoyet, sino también en otras fincas aledañas.
Por esta razón las organizaciones ambientales solicitamos al Ministerio de Salud aplique las normas constitucionales 21, 50 y 89; el Convenio de Minamata1 en sus artículos 7, 10, 11 y principalmente 122, y la Ley para la Gestión Integral de Residuos (GIRS).
Según el abogado ambientalista Alvaro Sagot: “Este conjunto de parámetros legales establecen las responsabilidades de los administrados y del Ministerio de Salud, en relación con la prevención, mitigación y remediación de los suelos contaminados. Sumado a esto, reviste de gran importancia el Reglamento sobre valores guía en suelos para descontaminación de sitios afectados por emergencias ambientales y derrames, pues es una norma de vital importancia para sentar las responsabilidades incluso de los propietarios; lo anterior, pues las normas señalan que los dueños deben responder independientemente de la intensión o no de contaminar en sus fincas.”
Hay que tener presente la responsabilidad de los propietarios de los inmuebles, lo cual consta así en el Reglamento citado cuando señala en el artículo 8: “Se presumirá como responsable al propietario registral del sitio contaminado…”
Información:
Álvaro Sagot: 8863 2887
Henry Picado: 8760 9800
1 Que es un tratado mundial para proteger la salud humana y el medio ambiente de los efectos adversos del mercurio ratificado por Costa Rica.
2 El artículo 12 señala en lo que nos interesa: “Cada Parte procurará elaborar estrategias adecuadas para identificar y evaluar los sitios contaminados con mercurio o compuestos de mercurio. 2. Toda medida adoptada para reducir los riesgos que generan esos sitios se llevará a cabo de manera ambientalmente racional incorporando, cuando proceda, una evaluación de los riesgos para la salud humana y el medio ambiente derivados del mercurio o de los compuestos de mercurio que contengan.”
Este 16 de agosto del 2017, entró en vigor la Convención sobre Mercurio suscrita en el 2013, adoptada en la localidad japonesa de Kumamoto. Kumamoto es la pequeña ciudad en la que la se ubicó la corporación Chisso que optó por verter grandes cantidades de mercurio en los años 40 y 50, impactando la Bahía de Minamata, y sus pobladores. Minamata alude a esa pequeña comunidad costera japonesa que se dio a conocer mundialmente cuando se confirmó en 1956 una de las peores tragedias humanas causadas por este metal pesado, al consumir sus integrantes peces con altos niveles de mercurio.
Foto extraída de la presentación de la Dra. Astrid Andersen (Dinamarca), «La enfermedad de Minamata», filmina 24.
En este estudio sobre los alcances en Japón de la enfermedad de Minamata y las acciones legales que se debieron de interponer, incluso hasta el 2013, para obtener compensaciones para las víctimas, se lee que:
«Hasta finales de mayo del 2013, el número total de pacientes certificados era de 2.977 (1.784 en la Prefectura de Kumamoto, 491 en la Prefectura de Kagoshima y 702 en la Prefectura de Niigata), de los cuales 646 (330 en la Prefectura de Kumamoto, 130 en la Prefectura de Kagoshima, y 186 en la Prefectura de Niigata) siguen con vida. Mientras tanto, el 16 de abril de 2013 el Tribunal Supremo dictó una sentencia para dos casos que demandan la anulación de las decisiones respectivas del gobierno de rechazar la solicitud de la certificación bajo la Ley de Indemnización» (página 10).
La Convención sobre Mercurio en breve
A partir de reuniones de expertos de la FAO y de la OMS sobre los daños a la salud humana provocados por el mercurio (véase nota del 2003), se hizo imperioso contar con un instrumento internacional vinculante con respecto a esta sustancia. Las negociaciones sobre su conveniencia y luego sobre su contenido duraron diez años. El convenio suscrito en el 2013 (véase texto y anexos, versión en español) establece una serie de obligaciones para prevenir daños a la salud humana en los Estados partes causados por el mercurio limitando o prohibiendo su uso. El artículo 7 refiere a obligaciones relacionadas a la extracción de oro artesanal y a pequeña escala.
Se prevé también un sistema de limitaciones progresivas a la producción e importación de ciertos productos que contienen mercurio. Al respecto, la fecha del 2020 estipulada en el Anexo 1 obliga a tomar medidas comerciales a mediano plazo. Hace unos meses, la Unión Europea (UE) acordó prohibir el uso de implantes odontológicos con mercurio en niños y mujeres embarazadas a partir del 2018 (véase nota de prensa y comunicado de prensa de la UE que abarca otras de las medidas tomadas).
Este instrumento internacional obliga a los Estados a regular y a limitar el uso del mercurio, un ámbito en el que en muchos Estados no existe regulación alguna. Por ejemplo, en este informe de las autoridades chilenas del 2009 titulado «Plan Nacional para la Gestión de los Riesgos del Mercurio» (véase texto completo), se lee que:
«En Chile actualmente no se producen productos con contenido de mercurio, por lo tanto, el mayor problema radica en la importación de éstos. Los principales productos importados y que contienen mercurio son pilas, termómetros, manómetros, medidores, barómetros, sensores, interruptores, fuentes de luz con mercurio, productos farmacéuticos de uso humano y veterinario, químicos y equipos de laboratorio. En todos los casos, no existe regulación para el ingreso y/o contenido de este metal»(página 14).
A la fecha de su entrada en vigor, este convenio internacional de Minamata cuenta con 128 firmas y 74 ratificaciones (véase estado oficial de firmas y ratificaciones).
Como era de esperar, ni Argelia ni Kirguistán han tan siquiera firmado este texto. Si bien lo han firmado, no aparecen en la lista de Estados Partes Alemania, España, India, Italia y Sudáfrica, a diferencia de China que sí lo ha ratificado.
En América Latina, después de Uruguay, primero en la región en ratificar esta convención (setiembre del 2014), seguido por Nicaragua (octubre del 2014), México y Panamá (setiembre del 2015), figuran como Estados Partes Bolivia, Brasil, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Honduras, y Perú. En este enlace está disponible un informe sobre la implementación de este instrumento internacional en América Latina y en el Caribe.
Como se puede apreciar, con la notable excepción de Guatemala, Centroamérica es parte de este novedoso instrumento, que llama a reforzar la cooperación para limitar el comercio del mercurio. No es el caso de la región andina, en la que Chile y Colombia (al igual que Argentina) han optado por no someterse (aún) a este tratado. Recientemente, en Costa Rica, las autoridades detectaron que el mercurio usado por quiénes se dedican a la minería artesanal ilegal proviene de Nicaragua (véase nota reciente de La Nación).
Mercurio y otros metales pesados y salud humana
Según la descripción dada por la Oficina de Protección Ambiental en Estados Unidos (EPA), «Mercury emissions know no national or continental boundaries. Mercury emitted into the air can travel thousands of miles in the atmosphere before it is eventually deposited back to the earth in rainfall or in dry gaseous form» (véase ficha técnica: se sugiere al lector completar los datos de la EPA con la ficha técnica elaborada por Ecured/Cuba). Se considera que los mayores productores de mercurio a nivel global son España, seguida por Kirguistán, Argelia y China (véase recuadros en páginas 5-6 de este informe al 2003).
Sobre los daños a la salud humana del mercurio, véase daños y patologías asociadas al mercurio, reseñadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS). En este último enlace, se lee que:
«La principal vía de exposición humana es el consumo de pescado y marisco contaminados con metilmercurio, compuesto orgánico presente en esos alimentos».
El mercurio, al igual que otros metales pesados, suele ser absorbido por el ser humano en cantidades que superan los valores mínimos al estar expuesto a sustancias químicas que lo contienen, como vapores, polvo de ciertos cementos, aceites y grasas y otras sustancias químicas usadas en la industria, o bien al consumir agua contaminada o productos del mar u otros, a través del fenómeno conocido como «bioacumulación», entre otras formas de ingerirlo.
La ingesta o inhalación de metales pesados en cantidades superiores a las recomendadas afecta el sistema nervioso y varias funciones cerebrales del ser humano. Con relación a un metal pesado como el plomo, en este «Manual de Pruebas Neuroconductuales» (véase texto completo) publicado en Costa Rica en el año 2000 y cuya lectura recomendamos al ser Costa Rica uno de los mayores importadores de plaguicidas y pesticidas en América Latina, se señala que:
«Un ejemplo de un efecto neurotóxico temprano es la disminución del coeficiente de inteligencia (CI) en niños con niveles elevados de plomo en la sangre. Un gran número de estudios ha puesto en evidencia la relación entre el nivel de plomo en la sangre de niños y la disminución del coeficiente de inteligencia en ausencia de una enfermedad clínica» (página 9).
El plomo, el mercurio, el cadmio, el titanio, el arsénico y muchos otros metales pesados se encuentran liberados, mezclados a otras sustancias, sin que se sepa a ciencia cierta en qué proporciones, pero con efectos devastadores para la salud humana. La contaminación causada a la comunidad de La Oroya en Perú se tramita actualmente ante el sistema interamericano de derechos humanos (véase nota de AIDA).
Cuando los desechos electrónicos y eléctricos, los residuos de centros hospitalarios así como muchos otros conteniendo metales pesados no son adecuadamente tratados o reciclados, el agua sirve de vehículo, en particular en las zonas tropicales, concentrándose gran cantidad de metales dispersos en quebradas, ríos, lagunas y lagos, pero también acuíferos. Por efecto de la escorrentía, polvos de cementeras, minas, industrias diversas o las partículas que liberan los motores del parque automotor también terminan en los cuerpos de agua.
Desde el 2014, un Relator Especial de Naciones Unidas sobre Derechos Humanos y Sustancias Tóxicas está sistematizando información sobre el tema, además de recibir denuncias y visitar Estados, ante los desafíos que plantean, en materia de derechos humanos, las sustancias tóxicas usadas en la industria y en la agricultura (véase sitio oficial).
Los metales pesados en Costa Rica liberados en los cuerpos de agua
Pese a diversas comunicaciones enviadas por Costa Rica a instancias internacionales sobre iniciativas en materia de metales pesados (véase por ejemplo nota del Ministerio del Ambiente (MINAET) del 2009 colgada en este enlace de Naciones Unidas), resulta evidente que el tratamiento de residuos constituye aún todo un desafío, incluyendo los metales pesados. No se conoce de algún dato sobre la cantidad de baterías (pilas) recicladas en Costa Rica con relación al volumen importado, para dar tan solo un ejemplo (que podríamos extender a las baterías de vehículos o acumuladores).
En su informe del 8 de abril del 2014, a raíz de su visita a Costa Rica en el 2013, el Experto Independiente John H. Knox de Naciones Unidas sobre la cuestión de las obligaciones de derechos humanos relacionadas con el disfrute de un medio ambiente sin riesgos, limpio, saludable y sostenible, señaló en su informe (Documento A/HRC/25/53/Add.1 disponible en la red) que:
«Según un estudio realizado por el Instituto de Recursos Mundiales en 2011, Costa Rica tiene el más alto uso per capita de plaguicidas del mundo . Estudios recientes han descrito los efectos adversos que el uso de plaguicidas agrícolas está teniendo en los ecosistemas fluviales, entre otras cosas debido al deterioro del hábitat y la calidad ecológica de comunidades de macroinvertebrados, el escaso crecimiento vegetativo y los elevados niveles de residuos de fungicidas y herbicidas. Como consecuencia de ello, Costa Rica tiene algunos de los ríos más contaminados de América Latina. Sus humedales también necesitan más protección» (punto 59).
Con relación a los cuerpos de agua, en este informe de la Contraloría General de la República (CGR) sobre los controles defectuosos del Estado costarricense con relación a la calidad del agua, del año 2013, se puede leer que:
«Se determinó la presencia de contaminantes diversos, en 25 de las 34 cuencas del país. Estos contaminantes son materia orgánica, nutrientes y sólidos, metales, sustancias químicas y orgánicas, y microorganismos peligrosos» (punto 2.69, pág. 24). De interés resulta este informe con relación a la poca fiscalización del Estado en materia de vertidos en cuerpos de agua por parte del sector industrial.
Hubiese sido muy interesante por ejemplo, además de los hallazgos de la CGR, saber cuánta del agua declarada como potable (y cobrada como tal) es objeto de un monitoreo permanente con relación a la presencia de metales pesados. Se sabe por ejemplo que los análisis sobre la potabilidad del agua en el cantón de Santo Domingo de Heredia (acueducto municipal) incluyen siempre un análisis bacteriológico, pero que los análisis fisico-químicos son realizados de manera muy esporádica: desde febrero del 2012, las autoridades de salud de este cantón herediano se mantienen sin responder a una solicitud realizada por una entidad local (véase nota del CBAE de San Miguel).
Al verterse al mar, desde las desembocaduras de los ríos, grandes volúmenes de agua contaminada con metales pesados y muchas otras sustancias provenientes del Valle Central, el estudio de peces y especies marinas también revela los efectos de la contaminación fluvial, con investigaciones (esporádicas) sobre metales pesados cada vez más preocupantes, y escasamente divulgadas en Costa Rica.
Foto extraía de nota de La Nación (2015): «Playas Guacalillo, Azul y Tárcoles pagan con basura el descuido del Valle Central».
En un estudio publicado por un químico de Costa Rica en el 2015, titulado «Acumulación de metales pesados en bivalvos y sus efectos tóxicos en la salud humana: perspectivas para el estudio en Costa Rica», se lee que:
«Los principales efectos sobre la salud humana por exposición a metilmercurio son efectos neurotóxicos (parestesias, ataxia, neurastenia, pérdida de visión y audición) en adultos y toxicidad para los fetos de mujeres expuestas durante el embarazo. También se ha demostrado un efecto genotóxico que da por resultado aberraciones cromosómicas en poblaciones expuestas a metilmercurio».
Nótese que en ese mismo estudio precitado, el autor concluye que:
«en Costa Rica el no contar con una industria tan especializada en el uso de metales pesados así como la falta de información al respecto, no permite asegurar que hay o no contenidos elevados de contaminantes. Únicamente el estudio analítico de las muestras tanto de los cultivos del golfo de Nicoya, como las extraídas en otras zonas costeras, podrá generar un verdadero reflejo de en qué posición nos encontramos respecto al tema».
Las concentraciones de metales pesados en los peces que se comercializan para consumo humano son objeto cada cierto tiempo de titulares en prensa. En Costa Rica, uno de los primeros artículos de prensa disponible en línea al respecto es del 2006 (véase nota de La Nación).
En el 2013, se publicó la investigación titulada «Evaluación de los Niveles de Mercurio en Productos Pesqueros en Costa Rica, Durante 2003-2013, como insumo para recomendar una ingesta semanal tolerable» disponible en este enlace. Los resultados de una investigación titulada «Interpretación del contenido de mercurio en muestras nacionales de pez vela (Istiophorus platypterus) y marlín (Makaira spp. o Tetrapturusspp.) a partir de parámetros toxicológicos internacionales», publicada por la Universidad Nacional (UNA) y disponible en la red, concluye en el 2014 que el 100% de las muestras recogidas de ambos peces en establecimiento comerciales registran altas concentraciones de mercurio (p. 57). En el 2016, la ONG PRETOMA titulo una nota de prensa«Study Shows Shark Meat in Costa Rican Markets Has High Levels of Toxic Mercury». El atún aparece en la tabla 1 de este estudio del 2014 sobre especies marinas en las que se registra mercurio, y sería de gran interés conocer cuál es la situación del atún consumido en Costa Rica.
A modo de conclusión: investigaciones esporádicas ante un Estado omiso
En febrero del 2017, la aparición de grandes cantidades de peces muertos en varias playas de Nicoya dió lugar a un apresurado comunicado de prensa de las autoridades del 17 de febrero (Nota 1) descartando cualquier riesgo para la salud humana al consumir peces (véase nota de Casa Presidencial titulada «Descartan riesgo en consumo de pescado proveniente del Golfo de Nicoya»).
Se desconoce si las autoridades del Ministerio de Salud han elaborado (y hecho público) en estos últimos años algun informe sobre la recurrencia de patologías asociadas a metales pesados detectadas en ciertas zonas de Costa Rica.
En este como en otros casos, es frecuente observar a un Estado negligente en cuanto a los efectos en la salud humana de ciertas actividades. Bien lo saben las comunidades afectadas por la expansión piñera en Costa Rica, cuya salud y patologías asociadas a la exposición de plaguicidas no parecen en lo más mínimo interpelar a las autoridades de salud: como tuvimos la ocasión de expresarlo, la sordera es institucionalizada en Costa Rica cuando de problemas provocados por la piña se trata (véase nota nuestra publicada en el OPALC en el 2015) (Nota 2). De igual forma con la gran cantidad de niños autistas en algunas zonas rurales, pese a literatura científica que (desde hace muchos años) relaciona el autismo a la exposición a pesticidas de mujeres embarazadas (véase nota al respecto).
Más allá de la serie de obligaciones que asumieron los Estados en la Convención de Minamata con relación al mercurio (y cuya implementación constituye en sí todo un desafío), es deseable que con la entrada en vigor de este novedoso instrumento, la opinión pública aproveche la oportunidad para exigir a los Estados examinar con mucha mayor atención los efectos en la salud pública de los metales pesados que, de una u otra forma, ingieren sus habitantes.
Notas:
Nota 1: Nótese que el informe técnico solicitado a un ente universitario por las autoridades ante la falta de peritos para identificar la causa de esta súbita muerte de grandes cantidades de peces, lleva la fecha del 3 de marzo del 2017: véase nota de La Nación.
Nota 2: La lista de las distintas sustancias químicas necesarias para producir la variedad denominada «MD-2» da una idea de los riesgos que significan para los suelos, los acuíferos así como para la salud de las comunidades aledañas y la de los trabajadores en las piñeras (véase Anexo XXII (página 57) del informe denominado “Crop Production Protocolo Pineapple MD2 (Ananas comosus)”, disponible aquí). En el 2009, con relación a una investigación del IRET de la Universidad Nacional (UNA) en Talamanca sobre valores de plaguicidas en los orines de menores que viven cerca de bananeras, se leyó la siguiente reacción por parte de la titular de la cartera de la salud:
«Los del IRET se han negado a dar los nombres de los niños, con el argumento de la confidencialidad, lo cual en lo personal me parece un absurdo en estos casos. En lo personal y como Ministra me parece una barbaridad» (sic) (véase nota del Semanario Universidad).
(*)Profesor de Derecho Internacional Público, Facultad de Derecho, Universidad de Costa Rica (UCR).