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Etiqueta: personas migrantes

Continuo caminar

Por Memo Acuña
Sociólogo y escritor costarricense

A menos de 20 días para la toma de posesión de Donald Trump como presidente de Estados Unidos, las caravanas de personas migrantes han empezado a formarse de nuevo, tal vez como último recurso antes que empiece la anunciada política antiinmigrante a ser implementada en las primeras directivas que tomará en sus primeras horas de mandato.

Ni tan siquiera se habían apagado los fuegos artificiales despidiendo 2024 y dando la bienvenida a este incierto 2025, cuando se anunció la conformación de un numeroso grupo de personas migrantes provenientes de Guatemala, El Salvador, Venezuela, Ecuador, principalmente.

Para muchas de estas personas el destino final es la frontera entre México y Estados Unidos, para intentar cruzarla.

Pero también se reconoce la dificultad que implica el cruce y la estancia en Estados Unidos, frente a la implementación de una línea de política migratoria más dura, cuando el republicano asuma la presidencia. Ya hemos dicho que nos parece una línea más dura, dado que la administración demócrata que termina ha sido una de las más castigadoras contra las personas migrantes, en particular las de origen centroamericano.

Estos primeros grupos conformados salen del sur de México, concretamente Tapachula, escenario de una escalada de violencia en medio de la cual las personas migrantes han quedado atrapadas, sin otra posibilidad más que emprender el viaje.

A seis años del inicio de estas formas inéditas de movilización humana (grupos, colectivos, visibles en carreteras y fronteras internacionales en Centroamérica y México) su continuación se explica por la permanencia de las condiciones expulsoras en los países desde donde se originan: violencias, inequidad, desigualdad, pobreza, desempleo.

México aguarda por un posible aumento de personas devueltas o deportada al iniciar la administración Trump.

Esto desencadenará sin duda la intensificación del riesgo y la vulnerabilidad, que han producido ya 120.000 personas migrantes desaparecidas en ese territorio federal 2010 y un número aún no confirmado que ronda 7.500 personas migrantes fallecidas en los últimos diez años.

Antes estos hechos, el continuo caminar se convierte en estrategia, recurso y respuesta desde las mismas personas migrantes para tener al menos una pequeña esperanza de contar con un futuro mejor que su complejo presente.

Aguardemos por la suerte de este grupo que salió recientemente de Tapachula y esperemos más grupos a lo largo de este mes, antes que Donald Trump jure como el presidente #45 de la historia estadounidense.

Crónica – Resistir en las palabras

Por Memo Acuña. Sociólogo y escritor costarricense.

“Me tengo que ir, no sé exactamente si podré volver o si te podré tener conmigo de nuevo en algún momento, sé que no puedo explicarte de manera directa lo que está pasando y lo que vendrá a continuación, me gustaría poder quedarme o llevarte conmigo, no creo resistir, pero trataré de hacerlo para volver a verte, y de ahí nunca volver a separarnos nunca más”.

Al leer de nuevo este texto, creo firmemente en el poder transformador de la palabra. Habíamos empezado nuestro taller Pedagogía del yo migrante, con un poema del poeta chapaneco Balam Rodrigo, llamado oración del migrante. Con ojos cerrados y el oído atento, las personas participantes en ese dispositivo entraron por la piel, el sentido, a un tema que en Honduras tiene tremendas implicaciones subjetivas, familiares y sociales. El texto con que inicio esta crónica, de hecho, responde a una indicación directa como parte de una actividad incluida, sobre despedirse al tener que salir de forma forzada de un contexto de origen.

Mucha gente en Honduras lo hace, lo hacen cientos de personas todos los días.

El taller, que justamente empecé como ejercicio de escritura creativa en la ciudad de Comayagua en noviembre de 2018, dos semanas después que cientos de hondureños y hondureñas integraran los primeros colectivos que iniciaron una nueva etapa en las movilidades humanas centroamericanas, fue impartido en una nueva versión como posibilidad de vincular la poesía con los contextos sociales, nuestras realidades regionales.

A eso fui, fuimos a Honduras, a apalabrar y sacarlo todo afuera en el marco del Festival internacional de Literatura TeguSIcanta, realizado entre el 18 y el 22 de junio en Tegucigalpa. Como parte de este evento, me encuentro en el Instituto Técnico Luis Bogrand con la poeta dominicana Nathalie García, el cantautor guatemalteco Ramsés Girón y la pintora, dibujante y escritora hondureña Karen Romero. Cuando leo en estos contextos (escuelas y colegios) me gusta contar la historia de mi padre a través del libro “Al Fondo del Corazón” (Metáfora Editores, Guatemala, 2017).

Jugador de fútbol en Costa Rica durante los años 50 y 60, su momento histórico lo lleva invariablemente a relacionarse con el mítico guardameta soviético Lev Yashin quien junto con su selección pasó por San José rumbo al mundial de Chile de 1962. El 22 de mayo de 1962 mi padre, llamado en la jerga futbolística como “Tierra Acuña”, vio adelantado al guardameta y al defensa central y le colocó el balón a un costado. Mi padre cuenta que observó el balón entrar lentamente y luego lo que pasó después fue un salto al vacío. El viejo Estadio Nacional estalló en júbilo y su anotación quedó registrada en los libros contables de la memoria deportiva del país. De eso hice poesía, sigo haciendo poesía. Como esta:

XVII

Parte
un lienzo
blanco.

Orfebre,
Sabe dónde
poner la gubia
y su sudor.

Canta música de oído
y también goles.

Esa mañana en el Instituto leo ese y algunos textos. Al segundo o tercero me quiebro (me suele pasar cuando repaso ese libro) y de inmediato Nathalie, Karen (llamada cariñosamente Nicky) y Ramsés me sostienen, me abrazan, me acompañan. El valor de la poesía va más allá de nuestros libros (“los libros se venden, la poesía no”, dice nuestro querido Otoniel Guevara) e incluso las lecturas que nos colocan de cara a distintas audiencias. La poesía, que no es un acto deliberado sino todo lo contrario, es esto que ellos tres hicieron conmigo esa mañana: construir afectos que se vuelven pieles y abrazos permanentes, incluso a pesar del tiempo.

Llegar a Café Paradiso es devolverme 10 años en el tiempo. Esa noche hace diez años las queridas Venus y Karen, gestoras en aquel momento del proyecto editorial y cultural Ixchel, programaron una hermosa presentación de mi libro Amares y entre el público estaba el querido poeta Rigoberto Paredes y Anarela Vélez, Fabricio Estrada y tantos otros amigos y amigas en la poesía que en ese entonces resistían en una Honduras posterior al golpe de Estado del 2009. Ahora vuelvo “al Paradiso” con la fe intacta por mi palabra. Lee Arístides, lee Soledad, lee Armida, leo. Y me refugio en esa lectura en uno de los lugares más emblemáticos para la resistencia cultural de Centroamérica. Siempre les agradeceré a Venus y Karen su gesto de llevarme de la mano a conocer este lugar y quedar para siempre como parte de su historia.

Las palabras y lo que ellas dicen. Junto con Arístides Vega de Cuba, el poeta hondureño Edilberto Borjas y la querida Consuelo Tomás, de Panamá, llegamos a sentir el abrazo de los estudiantes del Centro Educativo República de Honduras. Bajo la organización amorosa de la querida Perla Rivera, poeta y educadora hondureña, esa tarde fuimos testigos de lo grande que es la palabra y lo que dice cuando uno o más niños y niñas se reúnen en su nombre. La verdad solo existe al interior de la poesía como territorio liberado. Vuelvo a leer el gol de mi padre y recuerdo cuánto arte puso Eduardo Galeano en el fútbol, tratando de disputárselo al valor comercial y de negocio adquirido en los últimos tiempos. Esta vez no me quiebro. Leo y me empodero como acto ritual y necesario de sacarlo todo afuera.

No puedo irme de esta crónica sin atestiguar la pulsión que produjo en mí los dos días de estancia en el Municipio de Cantarranas, ubicado a una hora de Tegucigalpa. Es que un Festival como al que asistimos no podría terminar en mejor lugar que este, donde todo es poesía: sus paredes, sus calles, su sentido.

Me quedo con la imagen que aún conservo: Marta (Argentina), Genoveva (República Dominicana) y yo fuimos comisionados para varias lecturas en la comunidad durante esos días. Aguardamos por los demás poetas para el cierre, al pie del Bulevar donde se levantan varias esculturas. De pronto divisamos a lo lejos un hermoso enjambre en caravana de niños y jóvenes en zancos, con colores, banderas de varios de nuestros países. Conforme se acercan empiezo a latir y darme cuenta de que el Festival va terminando. Luego la caminata, luego la música donde los poetas fuimos uno con el pueblo. Luego la sopa, luego la lluvia, el bosque, el silencio feliz.

La resistencia a través de la poesía es quizá uno de los principales actos políticos en una región como la nuestra. Se disputa al dolor, a la violencia, a la desigualdad, a la pobreza, a la fragmentación social, territorial y cultural. A todo ello se hace frente con “la palabra amor colgada del fusil” como dice el poeta venezolano Rafael Cadenas. Durante esos días de junte y abrazo, giró entre nosotros una broma sobre la poesía secreta, a propósito de un episodio migratorio vivido por la querida poeta colombiana Yirama Castaño. Lo paradójico de esto es que si hubo algo público, ancho y amplio durante aquellos días fue la palabra y su maravilloso don de crear, transformar y decir.

Regreso lentamente a una cotidianidad que me mira de otra forma. Otros colores, otras narrativas. Pero con nuevos abrazos, nueva música, nuevas pieles en mi vida. Luego de este festival seguramente varias cosas adquirirán significados distintos, para seguir creciendo en mi trabajo literario, que es el que en estos momentos me da el alimento para el alma que requiero.

Por eso, la necesaria resistencia viene de adentro y luego se convierte en lienzo para tejer con todos y todas una posibilidad de construirnos y recrearnos.

Hacia eso vamos.

Defensoría: Urge centro permanente para flujos migratorios en Zona Norte

*Debe existir un mayor control en el transporte de las personas migrantes

Jueves 13 de Junio 2024. Como parte de las acciones llevadas a cabo a partir de las recomendaciones incluidas en la “Alerta Temprana”, sobre flujos migratorios mixtos, la Defensoría de los Habitantes realizó una inspección al puesto fronterizo de Los Chiles, la cual permitió monitorear las condiciones de permanencia de las personas extranjeras a su llegada a la zona fronteriza de Los Chiles (una vez que logran abordar los buses que salen del CATEM-SUR).

Se coordinó una reunión con la Mesa Movilidad Humana de Los Chiles y con la Mesa Territorial de Migración y Movilidad Humana-Zona Norte; ambas subrayaron la necesidad de contar con un establecimiento permanente para la atención de las personas extranjeras provenientes de los flujos migratorios mixto (CATEM-NORTE), que se ubique en Los Chiles.

Para ello ya se cuenta con un terreno conocido como “FINCA del CTP” de 5 hectáreas, para lo cual se conformó un grupo técnico para analizar su viabilidad para la construcción del centro de atención temporal y cuál sería la figura legal para recibir la cooperación en ese sentido. Están a la espera de que el Ministerio de Gobernación defina la “modalidad de convenio” que se suscribirá.

La Mesa Territorial de Migración y Movilidad Humana-Zona Norte, se refirió además a lo siguiente:

  • La necesidad de coordinación de sus actividades como parte del proceso de actualización del plan de atención de flujos migratorios mixtos, para que exista vinculación directa de las necesidades y dinámicas de los gobiernos locales de las zonas fronterizas, con respecto a las políticas migratorias que se emiten a nivel nacional.
  • Que el sistema integrado de información de la Dirección General de Migración y Extranjería, sea accesible para las autoridades migratorias en la zona norte.
  • Preocupación por la presencia de personas menores de edad como parte de los flujos migratorios mixtos, una de cada 5 personas son personas menores de edad.
  • Necesidad de dar seguimiento a las empresas de transporte que están siendo utilizadas por las personas migrantes desde el sur hacia el norte del país, donde están obteniendo ganancias considerables por el monto que cobran para dicho traslado.

En la inspección realizada por el equipo de la Defensoría de los Habitantes, liderado por la Defensora de los Habitantes, Angie Cruickshank, se constató la inexistencia de un centro de atención para personas migrantes en tránsito, lo cual impide una adecuada atención por parte de las instituciones responsables de la misma. El centro o salón comunal de Los Chiles se encuentra habilitado para la permanencia de personas migrantes en un horario de 8:30 a.m. a 3:30 p.m., donde se lleva un registro de las personas que ingresan. El espacio cuenta con duchas, servicios sanitarios, espacio techado donde las personas reciben información sobre el lugar, las condiciones de su permanencia, la distancia hasta la zona fronteriza y los riesgos que pueden enfrentar al continuar su trayecto por puntos no habilitados, espacio para la recreación de personas menores de edad. Al finalizar el horario de habilitación del salón comunal, las personas migrantes deben recoger sus pertenencias y salir del lugar, acción que se repite todos los días.

Deben entonces buscar un lugar para poder pasar la noche y colocar sus toldos o tiendas de campaña. Algunas personas lo hacen en la zona verde frente al salón comunal, otras en espacios públicos como el parque de Los Chiles (cuenta con anfiteatro pequeño que les permite no quedar a la intemperie) o la infraestructura que era utilizada anteriormente como “zona portuaria) y, otras, en su mayoría, se ubican en la terminal de buses de Los Chiles).

Las personas en tránsito, una vez que arriban a la terminal de buses de Los Chiles y que cuentan con el dinero suficiente para continuar su desplazamiento hacia los Estados Unidos, deben recorrer, aproximadamente, 6 kilómetros para llegar al puesto fronterizo de Las Tablillas. Sin embargo, considerando que no cuentan con documentos de viaje, no pueden salir de manera regular, por lo que para poder llegar a territorio nicaragüense deben hacerlo por un lote baldío, exponiéndose a robos o actividades ilícitas en su contra.

Según se pudo constatar durante una inspección nocturna, al momento de su arribo a la terminal de buses, las personas migrantes en tránsito son abordadas de manera inmediata por personas de la zona, que les ofrecen trasladarlos hasta el puesto fronterizo de Los Chiles. Según fue corroborado, este tráfico ilícito de migrantes se facilita debido a la porosidad de la frontera entre Costa Rica y Nicaragua. Se informó existen más de 63 pasos no habilitados (en una zona fronterizo de más de 8 kilómetros), lo cual dificulta ejercer un verdadero control migratorio. Lo anterior, pese a los esfuerzos que se realizan para realizar recorridos policiales por la zona, tanto por parte de la Policía de Fronteras, como por parte de la Policía Profesional de Migración.

Se resalta la existencia de los varios espacios denominados “espacios seguros”, promovidos por la cooperación internacional, que sirven de esparcimiento y recreación para las personas migrantes en tránsito, entre éstas, las personas menores de edad. Asimismo, las personas menores de edad de hasta 10 años, con el consentimiento de sus padres, reciben vacunas contra el sarampión, por parte del personal de la CCSS. Igualmente, en caso de existir alguna sospecha, se aplican pruebas de malaria a todas las personas que presenten síntomas. Y por su parte, la organización de la sociedad civil “manos amigas”, brindan alimentación gratuita a las personas migrantes en tránsito que arriban a la terminal de buses de Los Chiles.

Ante esta crítica situación humanitaria, la Defensoría enfocará su trabajo en la posibilidad de que el Sistema Integrado de Registro de Albergues-SIRA, esté disponible para las autoridades migratorias del puesto fronterizo de las Tablillas, contar con esta información sobre la cantidad de personas que ingresan por Paso Canoas y se ubican en el CATEM SUR, incidirá en la atención de las necesidades particulares de protección.

Es relevante conocer sobre la naturaleza (permanente o temporal) del centro de atención que se instalará en la zona de Los Chiles, plazos para su materialización y los criterios para su definición. Durante la gira también se conoció sobre la falta de control y seguridad en relación con el transporte de personas migrantes provenientes de los flujos migratorios mixtos, sobre el estado de los caminos, acceso al agua potable, recolección de basura, a las cuales se les dará el debido seguimiento.

Oficina de Comunicación Institucional
Defensoría de los Habitantes

Make America “horrible” again

Por Memo Acuña. (Sociólogo y escritor costarricense)

En un discurso pronunciado en un acto de recaudación de fondos en abril anterior, el candidato Republicano y expresidente de Estados Unidos Donald Trump esparció la consigna que lo ha venido acompañando no solo en esta campaña, sino en su anterior gestión gubernamental.

Aclaró: no es cualquier migración la que estaría dispuesto a tolerar en su país. Para “hacer grande a América otra vez”, lema que en su primera campaña electoral le granjeó un importante caudal de votos provenientes de un nacionalismo exacerbado combinado con el enojo hacia la administración demócrata del entonces presidente Barak Obama, se debe permitir la entrada al país de personas provenientes de países “agradables” como Dinamarca, Suiza y Noruega.

Tras esta afirmación, lamentó el ingreso de migrantes provenientes de América Latina. Ya sabemos su consabido insulto para hacer referencia a los países nuestros, a los que se ha referido como “shit hole countries” y por consiguiente a las personas provenientes de dichos contextos.

En esta ocasión, su artillería racista, xenofóbica y ultranacionalista lo ha llevado a plantear que no le temblaría el pulso para impulsar deportaciones masivas. La imagen es poderosa y si cae en manos de una población cada vez más proclive a la discriminación, habrá encontrado de nuevo terreno fértil para quedarse con una segunda administración.

Los efectos devastadores de una política económica agresiva, las violencias estructurales, sociales y culturales, un irreversible cambio climático y la desesperanza son factores que propician la migración a todos los niveles desde países como los de la región centroamericana. Hacia una gestión migratoria regresiva, negativa y deshumanizante se dirigen si, como todo está dispuesto, el magnate Trump asume la presidencia de su país.

Queda por verse si la fuerza de la migración, de las personas migrantes, será suficiente para contender con el odio y el racismo que una vez más serán premisas de política migratoria en Estados Unidos.

AYMAR

Por Memo Acuña (Sociólogo y escritor costarricense)

Al escribir estas notas leo lo que es ya una reiteración en los pasos utilizados en México por las personas migrantes, solo que las nacionalidades nombradas en eso que es ya tragedia civilizatoria aumentan y se diversifican.

Leo, dije, que 8 migrantes chinos (7 mujeres y un hombre) murieron en un accidente de la embarcación en la que viajaban, en las costas del sureño estado de Oaxaca.

Esta imagen, recurrente ya en territorio mexicano, me transporta inmediatamente a una de las lecturas más conmovedoras desde el punto de vista emocional y corporal que he hecho recientemente.

Se trata del Libro de crónicas titulado “El camino de la bestia. Migrantes clandestinos a la búsqueda del sueño americano” (Editorial Pepitas. Colección América Lee. 2016).

Escrito en primerísima persona, el autor Flaviano Bianchini decide un buen día despojarse de su identidad italiana (su pasaporte de la Unión Europea, como frecuentemente recuerda) para experimentar el viaje por México como una persona migrante indocumentada más.

Durante 21 días escribe su sentir, sus miedos, sus enojos, sus contradicciones, sus reflexiones sobre la desigual distribución entre el norte y el sur globales, que produce seres humanos fuera de categoría, como las personas migrantes que lo van acompañando y a las cuales acompaña a lo largo del viaje.

Precisamente en un trayecto del tren llamado “La bestia” y luego de haber pasado por el centro de México, él y sus compañeros de viaje descubren que en uno de los tramos donde “hay subida” de migrantes, se integran 25 personas orientales (no definen ciertamente su origen) y reflexiona que estos grupos son dirigidos por los carteles de la drogas que controlan varios de los trechos por donde pasa este medio de transporte. No son personas, son mercancías a un precio muy alto.

Dueño de una narrativa clara, honesta, directa (con algunos giros de lenguaje propios del periodismo tradicional, con los que ciertamente nos distanciamos), Aymar, nombre de un supuesto migrante peruano que Flaviano ha decidido utilizar en su camino, consigue interpelarnos y llevarnos hasta lo más profundo del dolor, la esperanza, la incertidumbre, la agencia, el frío, el calor, la violencia. el hambre, la solidaridad, el amor, la ternura, todo bajo un testimonio sobre lo que experimenta una persona migrante en su paso por México y sus distintos actores (gobierno, policía, bandas criminales, grupos de ayuda).

No será posible para mí desprenderme de este relato tan fácilmente. Antes si lo trabajaré en acciones de sensibilización que vengo desarrollando desde hace algunos años. De su utilidad, pero sobre todo de su humanidad contenida me nutriré para seguir abordando este tema desde eso que Gladys Tzul llama formas analíticas alternativas, para entender en toda su amplitud la dimensión de esta crisis humanitaria que, lamentablemente, no tiene resolución al corto plazo.

Seguiremos pues construyendo camino con Aymar. Acompañándolo. Abrazándolo.

Una industria de muerte en Costa Rica

Por Memo Acuña (Sociólogo y escritor costarricense)

Con apenas algunas horas de diferencia se conoció de dos incidentes que involucraron personas migrantes en zonas alejadas del centro del país.

En el primer caso, un transporte irregular se accidentó dejando varias personas heridas y tres fallecidas (2 mujeres y 1 hombre), todas de nacionalidad venezolana.

En el segundo incidente, un autobús de una empresa privada contratado y costeado por las mismas personas migrantes para trasladarlos a zona de frontera, volcó dejando varias personas en estado delicado.

Ambos casos exponen las condiciones en que las personas migrantes realizan el tránsito, particularmente en zonas alejadas al centro del país.

Sin embargo, el incidente donde fallecieron tres personas debería llamar la atención sobre el funcionamiento en el país de una industria migratoria (Nyberg Sorensen y Gammeltoft, 2012; López Sala, 2020) impulsada por actores privados.

Fuera de la lógica del estado, actores, procesos y actividades de esa industria buscan el lucro a partir de las necesidades de las personas migrantes. Es conocido como la actuación de esta industria en el eje migratorio norte de la región produce acciones de riesgo y vulnerabilidad constantes para las migraciones centroamericanas.

El fallecimiento de una sola persona en contextos migratorios nos debe alertar respecto al valor de la vida y aquellos que se proponen el dejarlos morir desde sus espurios intereses.

El estado costarricense, que prepara una nueva política migratoria para implementar a partir de 2024 debe accionar fuertemente sobre estos actores que un día sí y otro también comprometen la vida de los migrantes en tránsito.

Un país que se pasea en estrados internacionales hablando sobre derechos humanos, debería empezar a reconocer sus fallas en materia migratoria. Que ni una persona migrante más fallezca ni sea vulnerabilizada en nuestro territorio.

Ese es el desafío.

ANEP denuncia penalmente aparente tortura contra detenidos en el Centro de Aprehensión de Migración en Heredia

La Asociación Nacional de Empleados Públicos y Privados (ANEP), en su defensa por el respeto de los Derechos Humanos, denunció penalmente varios hechos de aparente tortura que se estarían presentado contra personas extranjeras detenidas por condición migratoria irregular en el Centro de Aprehensión Región Central (CARC), ubicado en Los Lagos de Heredia.

La denuncia fue presentada ante la Fiscalía de Probidad del I Circuito Judicial de San José, el pasado 22 de noviembre, por delitos de acción pública en contra de varios oficiales de la Policía Profesional de Migración y Extranjería (PPME), destacados en dicho centro de detención, principalmente contra dos oficiales de apellido Delgado y Santamaría.

Según los hechos por los cuales se presentó la denuncia, en este centro de aprehensión de migración hay dos grupos de oficiales de policía, el grupo de Santamaría y el grupo de Delgado, que en apariencia están utilizando la tortura, los golpes y la agresión psicológica para obtener información, así como mecanismo de castigo cuando consideran de forma arbitraria que los detenidos no se comportan de forma adecuada.

En fecha 16 de noviembre del 2022, “en la guardia nocturna del Centro de Aprensión de Migración, los oficiales del grupo de día de Kenneth Delgado, se quedaron después de la salida con el grupo de Esteban de la O y golpearon de manera brutal e injustificada a dos detenidos identificados como Nelson Romero y Moisés Diaz, porque uno de ellos tenía una batería del control remoto de la pantalla de patios, los patearon y golpearon fuertemente, posteriormente a uno lo arrastraron del cabello por todas las celdas hasta llevarlo a una celda denominada bocho, que es una celda muy pequeña, al otro lo golpearon tan fuerte que se defecó y se orinó, esta situación no es la primera vez que sucede, ya que ocurre frecuentemente con otros detenidos, por ejemplo, con anterioridad a este evento, el grupo del oficial Delgado le dio una golpiza tan fuerte a un hombre de nacionalidad mexicana, que le ocasionaron sangrado en un oído”, indica la denuncia.

En otra ocasión reciente sin precisar fecha exacta la denuncia indica que, “accionaron con suma violencia contra un hombre de nacionalidad salvadoreña, los oficiales instigaron a dos nicaragüenses luego de abrirles la celda para que golpearan salvajemente al salvadoreño, la prueba de esto la consignaron en una bitácora de uno de los puestos, donde indicaron alevosa y falsamente “que por accidente” los nicaragüenses se salieron de la celda y golpearon al salvadoreño, lo cual es totalmente falaz comparado a lo verdaderamente ocurrido, Jorge Santa María es uno de los oficiales que provocan a los detenidos para luego vapulearlos de manera brutal e inmisericordia.”

También se detalla que, “Hace unas semanas hubo un incidente grave con un hombre de nacionalidad peruana, donde el oficial Santamaría provocó la ira del peruano y este por padecer de una enfermedad mental, utilizó un fierro del camarote para agredir gravemente a otro extranjero; por directriz superior, Santamaría no podía acercarse al peruano, debido a que el oficial de forma reiterada estuvo provocando a los aprendidos durante los días que estuvo a cargo de la supervisión”.

Según la información suministrada a la ANEP, la jefatura, aparentemente cohonesta y es cómplice de las actuaciones, encubriéndolas criminalmente, en especial las del oficial Santamaría quien “cuenta con múltiples antecedentes de agresiones contra los detenidos y aún así alega que no lo pueden tocar ni hacerle nada” ya que se ve respaldado por la jefatura.

La denuncia también hace referencia a que hace unas semanas sin precisar fecha exacta, “se reunieron varios detenidos con la Gestora de apellido Padilla, denunciando el mal trato recibido por el oficial Delgado, sin embargo, no se han tomado medidas al respecto, sin importar la existencia de violencia y tortura tanto física como psicológica que utilizan los oficiales como mecanismo para la resolución de conflictos.”

Por estos hechos presentados y denunciados a la ANEP por parte de una fuente interna del Centro de Aprehensión Región Central, se decide elevar el caso a una denuncia penal, amparados en el abuso de autoridad presente el artículo 338 y el artículo 123 bis sobre tortura del Código Penal que establecen.

Artículo 338.
-Será reprimido con prisión de tres meses a dos años, el funcionario público, que, abusando de su cargo, ordenare o cometiere cualquier acto arbitrario en perjuicio de los derechos de alguien.

Artículo 123 bis.

Será sancionado con pena de prisión de tres a diez años, quien le ocasione a una persona dolores o sufrimientos físicos o mentales, la intimide o coaccione por un acto cometido o que se sospeche que ha cometido, para obtener de ella o un tercero información o confesión; por razones de raza, nacionalidad, género, edad, opción política, religiosa o sexual, posición social, situación económica o estado civil. Si las conductas anteriores son cometidas por un funcionario público, la pena será de cinco a doce años de prisión e inhabilitación de dos a ocho años para el ejercicio de sus funciones.

Esta acción de la ANEP, también busca salvaguardar el honor de los oficiales de migración que cumplen su labor con absoluta probidad. gran transparencia y sacrificio, y que este incidente de carácter aislado se investigue y no quede impune.

Para más información en: https://anep.cr/anep-denuncia-penalmente-aparente-tortura-contra-detenidos-en-el-centro-de-aprehension-de-migracion-en-heredia/

El silencio de los inocentes

Por Memo Acuña (Sociólogo y escritor costarricense)

Pudo más la discusión de élites sobre el cierre de un complejo de entretenimiento, la defensa de cierta libertad de expresión que no asume la libertad de expresión completa y el pulso que, en palabras de Serrat, procuraba medir el tamaño no del cerebro, sino de otro órgano con el que se demuestra virilidad.

Pudo más ese escenario mediático y espectacularizado, que la peligrosa instalación en las últimas dos semanas de un núcleo recesivo en materia de poblaciones migrantes.

Pasó hace unos días en Guanacaste. Concretamente en la comunidad de El Silencio en Huacas de Santa Cruz. Una mujer, dos de sus hijos, un sobrino de esta y el cuñado de uno de los hombres, fueron acribillados a balazos.

Las autoridades dirían entonces que al parecer se trató de una equivocación en un ajuste de cuentas dirigido a personas que vivían anteriormente en la vivienda donde fueron cometidos los asesinatos. Tres de los hombres tenían un poco más de una semana de haber llegado de Nicaragua en busca de trabajo.

En medio del barullo de élites que todo lo ha copado, esta noticia pasó prácticamente desapercibida, como anecdótica fue la acción de discriminación que experimentó el jugador nicaragüense Byron Bonilla al negársele a salir con la bandera de su país a recibir su medalla de campeón del torneo de fútbol de primera división costarricense. La acción fue reparada, pero quedó marcada en la epidermis de Bonilla: “llevo la bandera de mi país adonde vaya”, respondería entonces el jugador al agravio.

Este escenario complejo para las relaciones de convivencia en un país que desde hace tiempo perdió su locus horizontal, tiene su correlato, como lo hemos dicho ya en varias ocasiones, en la producción y distribución de discursos que alimentan odios exacerbados y nacionalismos decimonónicos que asumen la defensa de una patria pétrea, descartando a quienes no son “ciudadanos legítimos”.

Pasó por alto el crimen de la familia nicaragüense en medio de la escaramuza interburguesa (acepción que tomo prestada de colegas con más experiencia que la nuestra en el análisis social), pero quizá lo más impactante haya sido el silencio colectivo sobre este hecho, una forma de desinteresarse por esos otros cuerpos que no importan.

Los núcleos duros de conservadurismo instalados ya en la sociedad costarricense deben ser contrarrestados con el reconocimiento de que todos, absolutamente todos, somos importantes para el desarrollo del país. Ya no más el silencio como política, ya no más inocentes en la primera línea de fuego.

Que vivir con aire no sea una excepción

Por Memo Acuña (Sociólogo y escritor costarricense)

Desde hace dos años y un poco más estamos sin aire. Nos ahogamos. Nos asfixiamos. Floyd dijo no puedo respirar y aún así la gendarmería securitaria continuó apretándole la garganta hasta matarlo. Lo asesinaron. Por negro. Porque si.

Si hay algo que le ha pasado a este planeta en los últimos tiempos es que le hemos llevado al ahogo. Por eso cada vez más el clima, el ambiente, nos está cobrando justo esos modos de consumo, esas prácticas desinteresadas del descarte. Lo descartamos todo y lo tiramos a la basura. Hasta los mismos seres humanos nos convertimos en seres descartables.

Durante la última semana hemos observado con estupor cómo la acción contra seres humanos es cada vez más atroz, más bárbara, más posmoderna.

Los asesinatos, porque no hay otra forma de llamarlos, cometidos por la seguridad marroquí y las devoluciones en caliente, protagonizadas por la policía española contra migrantes africanos que intentaron entrar a aquel país por la frontera con Marruecos, concretamente en el paso fronterizo de Melilla donde desde hace muchos años se practican los llamados “Saltos” que consisten en intentos de cruce de una valla fronteriza enorme, deberían ser considerados como crímenes de lesa humanidad.

Las imágenes son elocuentes. Organizaciones de derechos humanos y protección de migrantes han contabilizado 37 personas fallecidas, muchas de ellas muertas por asfixia en una avalancha formada en suelo marroquí como consecuencia de la acción brutal de la seguridad por ambos lados. El presidente del gobierno español Pedro Sánchez ha saludado la acción marroquí y la ha catalogado como una operación “bien resuelta”.

Me quedo sin aire ante estas palabras. Pero más allá de mi, pienso que nos estamos asfixiando. Como planeta, como sociedad, como civilización.

En un camión de transporte de carga, un truck, truco en el lenguaje coloquial del norte regional, encontrado en San Antonio Texas, fueron hallados fallecidos a finales de junio 53 personas migrantes mexicanas, guatemaltecas y hondureñas, como consecuencia del calor y la deshidratación a las que se expusieron en ese viaje.

El aire les faltó. Les faltó la protección. Le fallaron de nuevo sus gobiernos de origen. Y como consecuencia de estas condiciones se entregan como fácil presa a las redes de tráfico de migrantes que les cobran en promedio 8.000 dólares para transportarlos en condiciones deplorables, indignas, inhumanas y dejarlos en la frontera.

Quizá lo correcto del lenguaje sea que estos migrantes no fallecieron: los asesinó la necropolítica y sus agentes, medios de comunicación, academias displicentes y audiencias atolondradas y mal orientadas incluidos.

Vivir con aire debería ser catalogado ahora como uno de los derechos humanos más elementales. Poder respirar. Abrir el pecho. Debería volver a ser una actividad más de nuestra vida cotidiana. No la excepción.

Costa Rica: proyecto sociocultural en construcción

Por Memo Acuña (Sociólogo y escritor costarricense)

En su trabajo No vuelvas (Almadía, 2018), el periodista argentino Leonardo Tarifeño escudriña la vida de las personas deportadas de Estados Unidos que terminan circulando en las sombras de Tijuana. Al preguntar a Pepe Rojo, escritor mexicano, sobre el rol de la cultura en la atención de los deportados, éste comenta que no es suficiente, pero que el verdadero proyecto cultural de la ciudad “consiste en mantenerse al día”.

Entender un fenómeno así en un espacio de incertidumbre, complejo, paradójico, desigual, implica profundizar en ese concepto sociocultural por el que la ciudad transcurre: prácticamente su horizonte de futuro se ha esfumado, al quedar atrapado en un presente de tránsitos, violencias, devoluciones.

En varias de las reflexiones compartidas en este espacio, hemos trabajado la idea de cierto abandono de un proyecto común para el caso costarricense, una ausencia de orientación, un nosotros difuminado. De igual manera, nos parece que la escenografía del país atiende a esa complejidad y desigualdad a la cual hemos asistido sin descanso ni pausa en los últimos 20 años.

Cuestionarnos ahora por ese proyecto sociocultural costarricense nos devuelve respuestas con algunas evidencias de un proceso que lentamente empieza a derivar hacia la pérdida de sentido comunitario, para dar paso a una matriz conservadora irreversible y hegemónica. Esta matriz, dicho sea de paso, ha sido impulsada no solo desde centros de pensamiento, think thanks de la industria cultural , sino desde las mismas evidencias de un enojo, enconado y cierto, de un buen sector de población costarricense desafecto con su clase política cuando no también con su sistema democrático.

El avance hacia el individualismo como expresión cultural ha quedado en evidencia en estos dos años de pandemia en los que la idea de cuido colectivo ha quedado relegada por la imposibilidad de construir una experiencia común, un lenguaje a partir de cual todos y todas entendernos.

En su lugar, la falta de empatía, el quiebre de los lazos y los tejidos sociales, las rupturas de las posibilidades de integración horizontal, han posibilitado el debilitamiento de una noción que conjunte esto que somos en la actualidad, y hacia el futuro.

Si lo de Tijuana se inscribe en una ausencia absoluta de futuro, lo de Costa Rica como noción de país revela un significado en suspensión, un proyecto sociocultural que se decanta hacia su lado conservador, inmovilizador, excluyente. Está por verse si en el balotaje de abril se profundiza, sin retorno, ese posible escenario. Para la respuesta social que inevitablemente debe venir, también está por verse de que tamaño será su desafío.