Independencia y solidaridad
Álvaro Montero Mejía
He leído con detenimiento, la mayor parte de los artículos y comentarios que se han escrito contra la incorporación de Costa Rica a PETROCARIBE. Están los artículos o los editoriales que se esfuerzan por exponer una visión crítica y aportar razones, algunas atendibles, o aquellos relatos insustanciales elaborados por elementos de bajo nivel y atrapados, por lo general, en los prejuicios, los intereses o la mala fe.
Lo mejor es partir de la realidad. La factura por la compra de derivados de petróleo de este año superará, probablemente, los 2,300 millones de dólares. Con esta suma gigantesca de dinero, compraremos aproximadamente, 20 millones de barriles de petróleo. Semejante desembolso representa casi la cuarta parte del monto total de las exportaciones de nuestro pequeño país. Entonces ¿De qué estamos hablando cuando nos referimos a la posibilidad de obtener al crédito, a muy bajos intereses y en condiciones sumamente favorables y respetuosas, ese recurso indispensable de parte de un país hermano de América Latina, de Venezuela precisamente?
El viejo Figueres, es decir don Pepe, me contaba en una oportunidad que la última obra importante que se realizó en Costa Rica sin recurrir a un crédito internacional, fue el Aeropuerto Juan Santamaría. De aquel momento hasta hoy, todas las construcciones importantes se realizaron gracias a préstamos internacionales, comenzando por las grandes obras energéticas del ICE.
Cuando uno oye o lee a empresarios nacionales pronunciarse contra Petrocaribe, no puede uno dejar de preguntarse ¿A quién servirán estos señores? Hasta que caemos en la cuenta que su objetivo es privatizar RECOPE y a lo mejor, una vez privatizada, asociarse con alguna empresa energética colombiana que se haya dado cuenta del enorme segmento de negocios que representa el consumo de hidrocarburos en nuestro pequeño país ¿Será eso? Aunque pensando un poquillo mal a lo mejor están detrás algunos intereses de los que han ganado millones vendiéndole petróleo a RECOPE, así como suena ¿Y cómo es eso? Se preguntarán algunos. Pues muy sencillo. Hablamos de los comerciantes o intermediarios que le venden combustibles a RECOPE, provenientes del «mercado spot» ¿Y eso qué es? Volverán a preguntarse los mismos. Pues muy sencillo. Son unos señores dueños de tanqueros que andan por los siete mares, cargados de combustibles y que los venden a quienes están urgidos; y cuando RECOPE está urgida, simplemente les manda un correo y vienen corriendo.
Después viene la cosa ideológica ¡Válgame el cielo! como si desde Marco Polo hasta nuestros días, los grandes aventureros y comerciantes de la historia, no trajeran en sus mochilas todo el arsenal de sus intereses egoístas y sus concepciones del mundo.
Pero algo está cambiando en América Latina y eso es lo que no pueden tolerar, porque le tienen vendida su alma y su conciencia a esas mismas fuerzas donde, por ejemplo, a cambio de papeles ¡Sí, de simples y vulgares papeles con el nombre impresionante de “Bonos del Tesoro”! les hemos depositado los casi 8000 millones de dólares de nuestras reservas internacionales, en vez de convertirlos en empresas nacionales, como lo hizo Daniel Oduber con CODESA, y eso sí, manejadas con absoluta ética y de propiedad mixta, es decir, pública y privada.
Les incomoda además, que la gente comience a cobrar conciencia del significado de las palabras Independencia Nacional y Solidaridad Latinoamericana.
Enviado a SURCOS Digital por el autor.
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